Recordando Japón [con Andrea Laakkonen]

Se deja alzar la mirada por ella, clavando sus ojos en ella mientras la escucha. Verla sonreír la tranquiliza un poco, y se queda pensando en lo que ha dicho; prácticamente ha de escuchar su corazón, que se podría decir que le lleva gritándole desde hace varias horas. Se queda en silencio un par de minutos, repasando cada rasgo de su precioso rostro, hasta que de manera inconsciente se quedan mirando sus labios.

-Ya lo pensaré luego… –Piensa mientras desliza su rostro, alzándola para poder depositar un suave beso en su frente.

Deja otro en su entrecejo y va perfilando su nariz con suaves besos hasta que llega a la punta de esta; desliza sus labios para depositar un delicado beso en sus mejillas hasta que beso a beso, se va trasladando hasta su comisura donde deja un largo beso que dura unos tres segundos. Y de nuevo, vuelve a moverse, y esta vez para poder atrapar suavemente sus labios entre los suyos.

Un agradable escalofrío recorre su espalda cuando nota sus finos dedos entre sus cabellos, haciendo palpitar a su corazón de felicidad. Sus manos recorren toda su espalda de manera muy lenta y sutil, de abajo arriba y viceversa por un par de veces hasta que se detienen en medio de esta para atraerla más hacia ella mientras el beso se rompe suavemente.
No se había dado cuenta cuando había cerrado los ojos, pero lo hace cuando los tiene que abrir suavemente para perderse en su preciosa mirada, no sin antes fijarse en el hermoso rubí que se posa en sus mejillas.

Corresponde enseguida el siguiente beso que le viene por su parte mientras mantiene su mano izquierda quieta en medio de su espalda, pero la derecha asciende suavemente por su piel hasta quedarse quieta en su omoplato izquierdo. Respira hondo al sentir sus besos sobre su cuello, lo que la hace mirarla mientras perfila su nariz con la suya.

-Te aconsejo que no juegues con fuego… –Le susurra rozando sus labios mientras que con su dedo índice señala su cuerpo entero, como diciéndole que no es lugar como para que le salte encima para besar algo más que sus labios.

Le sonríe correspondiendo con gusto su beso, cual recibe de buen grado mientras se deja recostar en el suelo de madera, teniendo a su princesa encima suyo. Hace el abrazo un poco más firme para poder tenerla bien pegada a ella mientras no puede evitar profundizar un poco el beso, aunque manteniendo la dulzura presente.
No sabe cuánto tiempo está besándola hasta que el aire reclama de lo suyo, lo que la obliga a romper el beso suavemente, mordiendo muy ligeramente su labio inferior y luego un suave beso en su barbilla. Y ahora sí, sin poder evitarlo mira su cuerpo mientras pasea sus manos por su cintura. Su piel es tan suave que parece de porcelana y en verdad se la pasaría acariciándola todo el día, y ni se dice el besarla. Vuelve a ascender sus ojos para poder ver los suyos mientras se acerca de nuevo a sus labios, rozando estos.

-Eres preciosa, mi princesa… –La halaga, añadiendo lo último cuando recuerda la pequeña “broma” que había nacido entre ambas.

No puede evitar reír ligeramente al escucharla comentar eso. Rodea su cintura delicadamente, correspondiendo con la misma pasión al nuevo beso que se inicia entre ambas, un beso que lograba encender a la morena. Sora se intenta recordar que no es buen lugar para hacer ese tipo de cosas, pero sus manos están haciendo lo que les da la gana prácticamente ya que se dedican a acariciar su espalda, e incluso llegan hasta el broche de su sostén pero logra quitarlas a tiempo para dejarlas quietas sobre su cadera.
Sigue con el beso, pero para poder disfrutar más de sus labios logra pausar la pasión con un beso lento para dejar que ambas tomen el aire y así volver a retomar la pasión en ellos.

La mira con cariño infinito hasta que abre los ojos de la sorpresa mientras el rojo vuelve a ocupar sus mejillas en cuanto su mano es posada sobre su pecho. Puede notar el latir de su corazón, muy parecido a los suyos. Escucharla decir eso sólo provoca que su corazón dé un fuerte latido, tartamudeando un poco a causa de los nervios, tartamudeos que son callados por sus dulces labios. La mano de su pecho asciende para poder colarse entre sus cabellos, hundiendo sus dedos en su nuca para apasionar el beso mientras su mano libre agarra su muslo izquierda y la gira, ahora quedando ella encima de ella.

Alza un poco la pierna que sostenía para que quedara apoyada en su cadera mientras rompe el beso delicadamente y va descendiendo, beso a beso, hasta su cuello, donde reparte suaves besos por la piel de esa zona. Empieza solamente con besos, repartiéndolos por todo su cuello hasta que estos besos evolucionan a convertirse de vez en cuando en suaves mordidas. A su suerte logra reaccionar a tiempo, deteniéndose a tiempo mientras sacude la cabeza, suspira y se separa de ella para sentarse.

-Lo siento… Creo que no es el lugar adecuado… –Comenta acariciándose la nuca, signo de sus claros nervios y entonces recuerda a la lluvia, mirando que esta sigue persistiendo- Aunque tampoco sabemos cuánto va a durar la lluvia

Escuchar los gemidos que soltaba de vez en cuando y el cambio en su respiración cuando besaba su cuello hacía trizas sus ganas de controlarse, pero su razón acababa ganando. Simplemente no era lugar, y tal vez ni tan siquiera el momento para hacer aquello. Sonríe por el beso en su mejilla y la mira a los ojos, rozando su nariz con la suya.

-Cuando deje de llover, ¿querrás ir a algún sitio en concreto? –Le pregunta mientras le da una suave caricia a su mejilla.

Se sorprende al ver que la coge de la cabeza para que se recostara sobre sus piernas, haciéndola ruborizar fuertemente por aquello. Ríe suavemente ante su comentario, alzando su brazo diestro para llegar a su rostro y acaricia su mejilla con dulzura, mirándola con un cariño infinito.

-Mi princesa, ¿no quieres tumbarte tú también? –Le pregunta mientras toma una de sus manos y la atrae delicadamente hasta sus labios, así depositar un suave beso en cada uno de sus dedos.

La rice con gusto, envolviéndola entre sus brazos mientras le deposita un suave beso sobre su cabeza en cuanto ella se apoya en su clavícula. Su brazo izquierdo la envuelve en un tierno abrazo mientras que con su mano derecha se dedica a acariciar cariñosamente su nuca, enredando de vez en cuando su precioso cabello entre sus dedos, depositándole algún que otro beso en la frente.

Mira de reojo a la lluvia, cual parece que ha aflojado un poco, pero no lo suficiente como para que se preocuparan de que alguien pasara por ahí. De momento podían estar tranquilas, estando de esa manera.

-Mientras yo siga despierta, estará bien que te duermas pero… El problema será como me duerma yo también –Comenta sintiendo sus suaves dedos en su nuca- Puedes seguir hablándome de tu familia si quieres, tal vez hablando logremos mantenernos despiertas –Le dice estrechándola suavemente entre sus brazos, dejándola un suave beso en la frente, otro en la sien y otro en su mejilla, rozando su comisura.