Bienvenida a mí casa, mi princesa [con Andrea Laakkonen] (+18)

Todavía chispeaba un poco, pero nada con que preocuparse, además ambas tenían la ropa algo mojada así que tampoco podían hacer mucho. La casa de la morena está entre 15-20 minutos de distancia de donde estaban antes, en el jardín japonés.
Como que la rubia estaba sujetada en su brazo, con su mano libre estrecha una de sus manos con la suya, depositándole de vez en cuando un beso en su frente.

Llegan a una zona residencial, una calle llena de casa. Llegan a una en concreto, a una casa no muy grande, de tan sólo dos plantas; Sora abre la puerta para dejar paso a la chica. La primera planta tan sólo contiene la cocina, el comedor, un baño simple y la zona de la lavadora y secadora. En la segunda tres habitaciones y el baño ya con la ducha.

-Tienes la ducha arriba, enseguida te presto ropa. Aunque espero que no te vayan muy grandes… –Le dice dejando su calzado en la entrada, pues aún mantiene alguna tradición japonesa.

Arquea la ceja al no haber entendido a lo que se refería con lo de divertido, pero sonríe con un suave rubor ante el guiño. Entra a su habitación para buscarle algo de ropa, dejándosela encima de su cama mientras ella simplemente se cambia por una seca y con una toalla que tiene en la habitación, se dedica a secar su cabello mientras la espera sentada a que terminara.

Mientras espera, suena su móvil con el sonido de llamada así que no duda en cogerlo y atender a su llamada. Es su hermano dándole una buena noticia, y es que iba a ir a la ciudad ya para ejercer lo que le gusta, a modo de “prácticas” y finalizar así los estudios.

-¡Eso es maravilloso, enhorabuena! –Le felicita para hablar un rato con él hasta que cuelgan, pues él tenía que preparar las cosas. Luego ella ya prepararía lo que vendría a ser su habitación.

-Oh, era mi hermano, al final podrá venir en unos días aquí para empezar con su trabajo. Se lo tomarán como “prácticas” –Le explica dejando su móvil en la mesa.

En el momento en que se gira y la ve con esa toalla, el rojo estalla en su cara y siente a su corazón latir con muchos nervios y con algo de vergüenza. Tartamudea un poco con la boca algo abierta, sin tener una idea sana viéndola con una simple toalla.

-¡T-T-Tienes la ropa ahí…! –Le dice claramente nerviosa, señalándole la ropa sobre la cama mientras le da la espalda para no ver como se iba a cambiar, así que para mayor seguridad cierra los ojos mientras se cruza de brazos a esperar.

El rojo persiste sobre sus mejillas, pero empeora ante el comentario de Andrea que sólo hace que se avergüence más, acordándose lo del jardín.

-Aun así me avergüenza… –Susurra de manera muy tímida, hasta que un escalofrío recorre su espalda cuando siente sus brazos rodearla por la espalda. Suspira y decide abrir los ojos, girándose dentro de su abrazo para ver como la camisa le iba tan sólo un poco grande- Te ves bien con una de mis camisas –Le comenta con una sonrisa, y el rubor presente, rodeando su cintura para dejarle un suave beso en la frente.

-Creo que cualquier cosa te quedaría perfecto –Le susurra antes de darle otro beso, sólo que algo más largo pero no como los que se han dado en el jardín.

Empezaba a adorar tenerla de esa manera, entre sus brazos mientras ella se recarga sobre su cuello. Le da un suave beso sobre su sien y sonríe contenta al escucharla decir esa palabra.

-Sí, te lo presentaré cuando llegue –Le susurra acariciando su espalda suavemente- ¿Mi preciosa princesa quiere tomar algo? –Le pregunta cerca de su oído, y dispuesto a que la había invitado a su casa, que mínimo ofrecerle tomar algo. Aunque más bien lo hacía por educación típica en Japón que por otra cosa, ya que si fuera por ella, estarían de esa forma un rato más.

Asiente con la cabeza, le deja un suave beso en la nariz, le toma de la mano y la guía hasta el primer piso, concretamente hasta la cocina. Abre la nevera y le acerca una lata de jugo de naranja.

-Puedes sentarte en el sofá si quieres –Le dice besando su mejilla- Además, podrás acurrucarte mejor en mí –Le susurra depositándole otro beso en la frente mientras se dirige hasta el comedor, que es donde tiene el sofá, la mesa donde trabajo con cosas de la escuela y el televisor. Además, en las estanterías tiene alguna que otra foto de su familia, más para que no estuviera vacía el comedor.

-Gracias –Le agradece mientras se sienta en el sofá y la recibe entre sus brazos.

Lo que hace es ponerse en la esquina del sofá para poder apoyarse entre el respaldo y el apoyabrazos de este, así subir sus piernas y atraer a su chica a ella para sentarla encima suyo, rodeando su cintura desde su espalda, quedando de tal manera que ella pudiera beber tranquilamente pero al mismo tiempo pudiera estar cómoda.

-Sí, estaría preparando la clase del lunes, pero lo haré ya mañana –Le responde dejándole un beso en su nuca- ¿Te llevas bien con tu compañera? -Pregunta acordándose que le había dicho que tenía una.

-No lo haces, no te preocupes –La relaja con una sonrisa, y pues la morena puede ser todo lo trabajadora que quisiera, pero un descanso nunca va mal y si se puede estar acompañada de una chica tan bonita como lo es su princesa, mejor.

Escucha atenta de cómo le cuenta de cómo conoció a su compañera de piso, y le pareció gracioso la manera en que se conocieron, pues era casi como si tuvieran que ser ellas dos las que compartieran piso y no otra persona.

-Me alegra de que encontraras a alguien tan pronto, hubiera sido molesto tener que esperar tanto tiempo por una respuesta