Ratas (Priv. Dante)

Este gil ya me estaba sacando la sonrisa de simpatía de forma natural. La verdad es que me gustaba su aura que aunque si de a ratos era media perturbante, la honestidad pura y bruta que traía se me hacía reconfortante. Después de todo hablar de comer humanos y follar en tríos no era un tema de debate con cualquiera.

"Ya, a ver, dame tu teléfono mira que si te soy sincero no tengo muchos vecinos amigos, jajaja, no me vendría mal un buen pana de por aquí. ¿Como se te da pelear? Digo, como para que la próxima vez que me quieran joder te pueda llamar" Y lo decía bien enserio que a veces tener un respaldo en los barrios bajos no hace mal.


"Y si algún día te vas a comer un cucho o un chucho primero me llamas y te mando algo por Uber Eats." Omití por completo el tema de mi los detalles de mi vida es que más allá de lo que ya había contado ¿Qué otra mierda podía decir? ¿Que se había fugado de una cárcel? Nah, no tenía sentido.

Intercambié mi número y solo entonces caí en cuenta, ¿Cómo mierda se llamaba este man?

"Creo que no nos presentamos, ¿o si?, ya lo olvidé. Bueno como sea, guardame como Dante, Dan o Danturro, ahí tu ves. ¿Como te pongo yo?"

Spoiler:

—¿Pelear? No sabría si decirte que se me da de puta pena o se me da muy bien, pero si termina alguien muerto es que no se me debe dar tan mal, ¿no? —Que terminasen o no en su barriga ya era otra historia, a fin de cuentas de por sí era todo un problemón tener que montarse las coartadas, como para explicar luego de dónde venían los huesos de su cena. Y decir que eran de pollo no le serviría de mucho—. ¿Sueles meterte en peleas? Yo por mis panas ma-to —Menos mal que no tenía muchos o estaría enviando cartas desde la cárcel… aunque siendo como es él, Eos sería capaz de decir que es el mejor hotel en el que ha estado en su vida: cama y comida gratis, ¿qué más podría pedir? Bueno, si, que no le dejasen el culo como un bebedero de patos pero, siendo él, capaz de tomarlo como un «pequeño inconveniente» por tener unos vecinos extremadamente amorosos.

Se quedó mirando muy fijamente al contrario; quizá no era el hombre más expresivo sobre la faz de la tierra y, para rematar, sus ojos estaban tan vacíos como los de un pescado tieso en la deriva, pero había un pequeño brillo en ellos: Aquel hombre le estaba ofreciendo comida, le daba igual que fuese para salvar la de esos animalillos, eso le había llegado a la patata y se sentía muy agradecido… o algo así, no estaba seguro si estaba confundiendo el eructo que le estaba subiendo del estómago a la garganta con ese sentimiento.

—¡Hostia puta! Creo que empiezo a entender cómo se sienten los chuchos cuando les dan un cachito de pan —Se llevó la mano al pecho, por unos instantes parecía hablar con el corazón. Pero sólo por unos instantes, porque pronto soltó tremendo eructo—. Ah… qué a gusto m’he quedado… —suspiró, aún más relajado que antes.

Teléfono en mano y guardando el número del contrario, estaba ya nombrándole «Uber eats» cuando aquel hombre llamado Dante se estaba presentando. Elevó la vista de la pantalla hacia él, entreabriendo muy ligeramente los labios.

—Ah… ¡Cierto! —Sin mirar, borró el apodo que le había puesto en el contacto para cambiarlo por «Dantote el panote (Comida)»— Yo me llamo Eos, pero puedes llamarme como te venga en gana. La imaginación es el límite según dicen —Guardó el teléfono—. Es un placer —Intentó sonreír de forma amistosa, sin embargo sus músculos solían fallarle así que el gesto se asemejaba al de un creep digno de ser encerrado en un manicomio. Menos mal que el gesto le duró poco. De repente y como en un flash, el nombre de Dante le sonaba de algo, creía haberlo escuchado en algún lado y no lograba recordar dónde; bajó la vista a su teléfono, tenía su penosa lista de contactos en la pantalla y no fue hasta ver el nombre de «Ignis» que tuvo un flashazo en su memoria.

No es que ese individuo le contase mucho de su vida, pero las veces que había trabajado en conjunto con ese extraño compositor le hablaba de cosas que no lograba entender muy bien. No es que haya escuchado toda la vida de ese individuo, de hecho, le parecía una existencia un tanto confusa, sino que le había comentado sobre un tal «Dante Alighieri» en quien solía inspirarse.

—Tienes un nombre curioso —comentó—. Conozco a un compositor llamado Ignis Fraganosequé que me habló de un tal Dante que le inspiraba mucho. Yo que sé, ese man es un poco raruno —añadió—. Eres el único Dante que conozco, me llegas a decir que conoces a ese Ignis y ya me explota la puta cabeza.

Spoiler:

"Soy un imán de las peleas y los malos entendidos." y es que para qué estábamos con cosas, yo muy buenas juntas antes no tenía y ahora aunque mi vida en Glass City era mucho más tranquila, por alguna razón, igual siempre alguien me buscaba bronca. ¿Por qué? No sé, será que tengo la carita muy bonita o quizás un aura natural de malas pulgas.

"Nah, con que me ayudes de vez en cuando ta bien, prefiero no tener mas cargos de homicidio ¡Hahaha!" No tenía intenciones de volver a fregarme la vida con esta nueva identidad. Además la ciudad ta bien bonita, para qué cagarla.  

"Ya, a ver hombre, así que Eos? Está difícil encontrarte apodo, eh...  ¿o será que tengo el cerebro medio frito hoy? Whatever, si se me ocurre algo mejor ahí lo cambio." Después de tipear "Eos pana come-ratas" le presté atención a lo que me decía y no disimulé la risotada que me sacó, si hasta algunos de los que también andaban comiendo en el mierdonald se voltearon a mirarme. Y es que si Dante le parecía curioso, entonces "spyro" no sé en qué categoría quedaría, pero bueno, aquí estamos tratando de dejar atrás mi otro nombre y mi otra vida. No iba a dar detalles spoileros respecto a eso, yo aquí bien Dante el italiano Rivelli.

"¿Ignis? Pues no me suena eh." Le di una vuelta pero no me sonaba ni en pelea de perros.

"La verdad no conozco a mucha gente de todo ese rollo de la música a menos que se hayan ido a pasear al bar donde trabajo o hayan cogido conmigo." Para que decir que incluso si me lo había cogido había gran probabilidad de que no me acordara de su numbre.

"A ver, ¿tienes una foto del susodicho?" Pregunté curioso agarrando mi bebida y sorbeteandole hasta el concho.