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Visitas (Priv. Eiji)
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Visitas (Priv. Eiji)
Dejar la ciudad en la cual había vivido desde su adolescencia, en la cual permanecían su familia y allegados había sido una decisión difícil, sobre todo para alguien como él, quien quisiera admitirlo o no era realmente dependiente de sus afectos. No había pasado mucho desde su mudanza y aún así ya podía sentir el peso de no poder verles o escucharles más allá de una llamada telefónica, por lo que aquel era un día especial.
Anna (o la peste rusa como le gustaba llamarla) había ido a visitarlo. La conocía desde el secundario y desde entonces eran prácticamente inseparables, compatibles, cómplices y compañeros, era extraño para ambos pasar tanto tiempo separados, por lo que ahora mismo, Laurence se sentía realmente contento.
Eran alrededor de las seis de la tarde cuando ambos caminaban por los barrios bajos camino al atelier del sueco, cuando la joven de cabello castaño divisó un bar a mitad del recorrido. Pequeño e indecente, justo como le gustaban, aunque no tan de mala muerte como para que el menor de los dos se negara a entrar, de todos modos llevaba su teaser consigo y aún no era de noche.
Consiguieron una mesa y ya cada uno con un whisky en la mano se sentaron a pasar el rato. Charlaban de trivialidades, cualquier tema era el indicado mientras reían y degustaban sus bebidas como si no hubiera pasado el tiempo.
Anna (o la peste rusa como le gustaba llamarla) había ido a visitarlo. La conocía desde el secundario y desde entonces eran prácticamente inseparables, compatibles, cómplices y compañeros, era extraño para ambos pasar tanto tiempo separados, por lo que ahora mismo, Laurence se sentía realmente contento.
Eran alrededor de las seis de la tarde cuando ambos caminaban por los barrios bajos camino al atelier del sueco, cuando la joven de cabello castaño divisó un bar a mitad del recorrido. Pequeño e indecente, justo como le gustaban, aunque no tan de mala muerte como para que el menor de los dos se negara a entrar, de todos modos llevaba su teaser consigo y aún no era de noche.
Consiguieron una mesa y ya cada uno con un whisky en la mano se sentaron a pasar el rato. Charlaban de trivialidades, cualquier tema era el indicado mientras reían y degustaban sus bebidas como si no hubiera pasado el tiempo.
Laurence Förakt- Ocupación : Ciudadano
Mensajes : 216
Fecha de inscripción : 28/04/2014
Edad : 24
Re: Visitas (Priv. Eiji)
Eiji no podía negar que se aburría. De pronto su nuevo punto de interés (Laurence) simplemente se había esfumado quién sabe a dónde, ni por cuanto tiempo. Eso lo irritaba, no por extrañar al pelinegro en sí, sino por no encontrar nada más interesante en aquella ciudad, por lo que diligentemente durante toda la semana había estado concentrándose en su trabajo, pasando incluso más horas de las que le correspondían en el sello, pero sus días libres, esos donde realmente no había nada que hacer, eran los más tediosos y eternos.
Jugar solo en casa no era una opción que pudiera distraerlo lo suficiente, mucho menos complacerlo. La figura de su vecino y cualquier sonido que pudiera venir del edificio continuo a su habitación lo hacían estar pendiente de lo que no quería asumir, incluso si solo se trataba de un par de ratas rondando.
Después del último altercado que había tenido por andar de turista en el centro de la ciudad, el nipón había decidido que, al menos por un tiempo, sus días libres los pasaría en los perímetros conocidos de los barrios bajos. Ahí donde alguien como él no destacaba realmente. Es por eso que quizás más temprano de lo que solía hacer, se aventuraba a uno de los bares de la zona esperando encontrar a alguien mínimamente decente bajo sus estándares para pasar la noche, pero el plan no estaba funcionando. La única persona interesante era un sujeto de cabellos blancos que se había embriagado muy rápido. Al comienzo le había parecido divertido el aire de chico mal hablado y rudo que intentaba proyectar, a esos que usualmente disfrutaba ver angustiadamente excitados mientras están amarrados, más que dominándolo a él. Pero un par de copas lo habían dejado en un estado que, no solo le pareció deplorable, sino que rompió su fachada y ahora estaba ahí, hablando de lo tóxico y malo que había sido su ex. El tuerto no era de los que fingía interés, por lo que simplemente se mantenía bebiendo su trago con el pensamiento de acabar el vaso y largarse a otro bar. O ese era su plan al menos hasta divisar de reojo una figura conocida.
Maldijo con cierto deleite en su mente como era que, de alguna forma, su vecino englobaba una estética específica que era de total agrado, al punto de que su mirada daba con él como si hubiese una inevitable fuerza de atracción o como si fuera guiada por señaléticas de neón. Una sonrisa traviesa se dibujó en sus labios y estuvo a punto de ir a interceptarlo descaradamente, olvidando por completo al peliblanco que seguía quejándose y lloriqueando frente a él, excepto que se percató de un detalle. Laurence no estaba solo, lo que no supondría realmente un problema, lo extraño era que no se veía apático como siempre solía ser. Bastaron solo unos minutos de interacción entre ellos para que Eiji notara lo dócil y agradado que parecía estar el sueco. Por supuesto, Eiji en ningún momento procuró disimular su mirada, ni mucho menos pasar desapercibido ni quedarse sin hacer nada.
-Voy por otro trago.- Dijo el japonés, pasando intencionadamente por el lado de la mesa donde la chica y su vecino bebían Whisky, buscando hacer contacto visual con el de cabellos negros.
Jugar solo en casa no era una opción que pudiera distraerlo lo suficiente, mucho menos complacerlo. La figura de su vecino y cualquier sonido que pudiera venir del edificio continuo a su habitación lo hacían estar pendiente de lo que no quería asumir, incluso si solo se trataba de un par de ratas rondando.
Después del último altercado que había tenido por andar de turista en el centro de la ciudad, el nipón había decidido que, al menos por un tiempo, sus días libres los pasaría en los perímetros conocidos de los barrios bajos. Ahí donde alguien como él no destacaba realmente. Es por eso que quizás más temprano de lo que solía hacer, se aventuraba a uno de los bares de la zona esperando encontrar a alguien mínimamente decente bajo sus estándares para pasar la noche, pero el plan no estaba funcionando. La única persona interesante era un sujeto de cabellos blancos que se había embriagado muy rápido. Al comienzo le había parecido divertido el aire de chico mal hablado y rudo que intentaba proyectar, a esos que usualmente disfrutaba ver angustiadamente excitados mientras están amarrados, más que dominándolo a él. Pero un par de copas lo habían dejado en un estado que, no solo le pareció deplorable, sino que rompió su fachada y ahora estaba ahí, hablando de lo tóxico y malo que había sido su ex. El tuerto no era de los que fingía interés, por lo que simplemente se mantenía bebiendo su trago con el pensamiento de acabar el vaso y largarse a otro bar. O ese era su plan al menos hasta divisar de reojo una figura conocida.
- referencia de escena y vestimenta:
Maldijo con cierto deleite en su mente como era que, de alguna forma, su vecino englobaba una estética específica que era de total agrado, al punto de que su mirada daba con él como si hubiese una inevitable fuerza de atracción o como si fuera guiada por señaléticas de neón. Una sonrisa traviesa se dibujó en sus labios y estuvo a punto de ir a interceptarlo descaradamente, olvidando por completo al peliblanco que seguía quejándose y lloriqueando frente a él, excepto que se percató de un detalle. Laurence no estaba solo, lo que no supondría realmente un problema, lo extraño era que no se veía apático como siempre solía ser. Bastaron solo unos minutos de interacción entre ellos para que Eiji notara lo dócil y agradado que parecía estar el sueco. Por supuesto, Eiji en ningún momento procuró disimular su mirada, ni mucho menos pasar desapercibido ni quedarse sin hacer nada.
-Voy por otro trago.- Dijo el japonés, pasando intencionadamente por el lado de la mesa donde la chica y su vecino bebían Whisky, buscando hacer contacto visual con el de cabellos negros.
Eiji Mitsuo- Ocupación : Ciudadano
Mensajes : 292
Fecha de inscripción : 10/10/2013
Re: Visitas (Priv. Eiji)
Laurence se encontraba conteniendo una carcajada. Era gracioso como él y la eslava a pesar de no tener ninguna intención de interactuar con otros en ese bar, inevitablemente llamaban la atención. No era tan raro, pues la joven rusa era una mujer atractiva, de curvas prominentes y cabello largo cuya vestimenta además resaltaba sus atributos, llevando un largo pañuelo a modo de crop top de un color verde que hacía juego con sus ojos y un jean gris que se ajustaba perfectamente a sus piernas. Del mismo modo, la apariencia del sueco también tendía a resaltar. Su cabello negro, el contraste con sus ojos grises y piel sumamente pálida, sumado a aquella aura intrigante que proyectaba su físico andrógino atraían más de una mirada.
Así era que apenas yendo por su segundo trago, tal y como si estuvieran turnándose, se alejaba de su mesa un segundo tipo al que rechazaron luego de que este se les insinuara ofreciéndoles bebidas a cambio de un poco de su atención. No fue difícil alejarlo pues utilizaron la excusa que ambos desde ya hacia algunos años usaban para deshacerse de la compañía no deseada. Para Laurence fingir una voz más femenina era fácil y más aún lo era mentir al decir que él y Anna eran una muy feliz pareja de mujeres. Hecho que automáticamente evitaba cualquier nuevo intento de Ligue por parte de otros.
Riendo por fin una vez el sujeto se fue, con una sonrisa cómplice en el rostro Laurence se llevó su vaso a los labios, mirando alrededor en busca de otro posible acechador mientras continuaba con aquel juego un poco más. -Va, se una buena novia y posa para una de mis pinturas.- Soltó al aire momentos antes de que sus ojos dieran con él.
Por un instante debió forzar la vista ¿En serio estaba ahí? Había pasado tiempo de la última vez que se vieron, siendo que sin necesidad de darle explicaciones, los días previos se los había pasado en su antigua ciudad haciendo algunos arreglos para la pista de música que planeaba utilizar en su futura audición en el sello. Sería falso decir que el sueco no estaba interesado en reencontrarse con él, de hecho, quisiera o no admitirlo Eiji se había vuelto una de las pocas cosas relevantes que hasta el momento Glass City le había dado, alguien lo suficientemente interesante y atrayente con quien pasar su tiempo libre y más aún gozar de la casi absurda compatibilidad que ambos tenían en la cama. Por supuesto que planeaba volver a verlo, pero no imaginó que el mundo se complotara para ponerlo en su camino en un momento como ese. Inconscientemente, sus parpados se abrieron mientras le veía acercarse, fueron solo unos segundos pero el sueco lo sintió como si lo viera en cámara lenta, allí, pasando junto a él de forma tan casual, sin haber esperado que sus ojos se encontraran con el único contrario, como si en verdad aquello no tuviese nada de fortuito.
-Ey, ¿a dónde te fuiste?- Habiendo notado perfectamente su repentino estupor, Anna se arrimó a él pasando una mano frente a su cara, trayendo su atención de vuelta hacia ella. -¿Viste a alguien?- preguntó inquisidora a lo que el sueco simplemente respondió negando con la cabeza, prefiriendo hacerse el desentendido luego de dar un trago, no por buscar ocultarle algo a su amiga, sino por la sencilla razón de no sentirse cómodo a la hora de juntar círculos, menos aún cuando la profundidad del vínculo que tenía con cada uno era tan dispar. Además, algo le decía que las personalidades de su vecino y de la rusa juntas serían una combinación que podría llegar a sacarle de quicio.
Y sin embargo, aunque dejó al nipón seguir de largo a propósito, dudando si este realmente le había visto también o no, una pequeña y molesta sensación de ansiedad se formó en su estómago. Le curiosidad había comenzado a picarle, ¿En qué parte del bar estaba? ¿Había ido allí solo?, ¿Con qué intención? Se maldijo internamente, quería saber y sabía que incluso con la rusa estando allí su necesidad de buscar respuestas acabaría sacándole de la mesa…y así fue. Se levantó con el pretexto de ir al baño y ante la mirada suspicaz de su amiga se mezcló entre la gente que empezaba a llenar el lugar.
No fue muy difícil de hallar, a sus ojos Eiji era lo suficientemente particular como para dar con él rápidamente por lo que, al ubicarlo cerca de la barra se le acercó en silencio, lo suficientemente sutil como para quedar a su lado, no con la intención de sorprenderlo pero sí buscando no llamar mucho la atención. -Creo que ambos tenemos la mala costumbre de frecuentar los mismos sitios…- Dijo cerca de su oído con una sonrisa y ojos maliciosos, sabiendo que aquella no era la mejor forma de saludar.
Así era que apenas yendo por su segundo trago, tal y como si estuvieran turnándose, se alejaba de su mesa un segundo tipo al que rechazaron luego de que este se les insinuara ofreciéndoles bebidas a cambio de un poco de su atención. No fue difícil alejarlo pues utilizaron la excusa que ambos desde ya hacia algunos años usaban para deshacerse de la compañía no deseada. Para Laurence fingir una voz más femenina era fácil y más aún lo era mentir al decir que él y Anna eran una muy feliz pareja de mujeres. Hecho que automáticamente evitaba cualquier nuevo intento de Ligue por parte de otros.
Riendo por fin una vez el sujeto se fue, con una sonrisa cómplice en el rostro Laurence se llevó su vaso a los labios, mirando alrededor en busca de otro posible acechador mientras continuaba con aquel juego un poco más. -Va, se una buena novia y posa para una de mis pinturas.- Soltó al aire momentos antes de que sus ojos dieran con él.
Por un instante debió forzar la vista ¿En serio estaba ahí? Había pasado tiempo de la última vez que se vieron, siendo que sin necesidad de darle explicaciones, los días previos se los había pasado en su antigua ciudad haciendo algunos arreglos para la pista de música que planeaba utilizar en su futura audición en el sello. Sería falso decir que el sueco no estaba interesado en reencontrarse con él, de hecho, quisiera o no admitirlo Eiji se había vuelto una de las pocas cosas relevantes que hasta el momento Glass City le había dado, alguien lo suficientemente interesante y atrayente con quien pasar su tiempo libre y más aún gozar de la casi absurda compatibilidad que ambos tenían en la cama. Por supuesto que planeaba volver a verlo, pero no imaginó que el mundo se complotara para ponerlo en su camino en un momento como ese. Inconscientemente, sus parpados se abrieron mientras le veía acercarse, fueron solo unos segundos pero el sueco lo sintió como si lo viera en cámara lenta, allí, pasando junto a él de forma tan casual, sin haber esperado que sus ojos se encontraran con el único contrario, como si en verdad aquello no tuviese nada de fortuito.
-Ey, ¿a dónde te fuiste?- Habiendo notado perfectamente su repentino estupor, Anna se arrimó a él pasando una mano frente a su cara, trayendo su atención de vuelta hacia ella. -¿Viste a alguien?- preguntó inquisidora a lo que el sueco simplemente respondió negando con la cabeza, prefiriendo hacerse el desentendido luego de dar un trago, no por buscar ocultarle algo a su amiga, sino por la sencilla razón de no sentirse cómodo a la hora de juntar círculos, menos aún cuando la profundidad del vínculo que tenía con cada uno era tan dispar. Además, algo le decía que las personalidades de su vecino y de la rusa juntas serían una combinación que podría llegar a sacarle de quicio.
Y sin embargo, aunque dejó al nipón seguir de largo a propósito, dudando si este realmente le había visto también o no, una pequeña y molesta sensación de ansiedad se formó en su estómago. Le curiosidad había comenzado a picarle, ¿En qué parte del bar estaba? ¿Había ido allí solo?, ¿Con qué intención? Se maldijo internamente, quería saber y sabía que incluso con la rusa estando allí su necesidad de buscar respuestas acabaría sacándole de la mesa…y así fue. Se levantó con el pretexto de ir al baño y ante la mirada suspicaz de su amiga se mezcló entre la gente que empezaba a llenar el lugar.
No fue muy difícil de hallar, a sus ojos Eiji era lo suficientemente particular como para dar con él rápidamente por lo que, al ubicarlo cerca de la barra se le acercó en silencio, lo suficientemente sutil como para quedar a su lado, no con la intención de sorprenderlo pero sí buscando no llamar mucho la atención. -Creo que ambos tenemos la mala costumbre de frecuentar los mismos sitios…- Dijo cerca de su oído con una sonrisa y ojos maliciosos, sabiendo que aquella no era la mejor forma de saludar.
Laurence Förakt- Ocupación : Ciudadano
Mensajes : 216
Fecha de inscripción : 28/04/2014
Edad : 24
Re: Visitas (Priv. Eiji)
No le sorprendió que Laurence no hubiese reaccionado cuando pasó a su lado, después de todo, él estaba ahí pasando el rato con otra persona, a la que casualmente escuchó llamar "novia", asunto que lo tensó un poco, tanto como el pelinegro se tensó por su presencia. ¿Sería que había interpretado mal? De cualquier forma, no era algo que le haría dar pie atrás.
El muchacho se quedó en la barra incluso después de recibir su trago, no tenía prisa por volver con el llorica peliblanco que aún balbuceaba solo en la mesa que habían compartido. Al tercer sorbo de su vodka Laurence apareció considerado y discreto, por su lado derecho.
Eiji lo miró de reojo en silencio mientras escuchaba aquel "amigable" saludo. Tomándose un momento antes de responder con el tono más fastidioso, irónico y burlesco que pudo utilizar.
- Vaya, qué sorpresa. Pensé que tu stalker te había hecho entrar en pánico y habías huido. - Por supuesto, se refería únicamente a sí mismo. - Pero quién diría que te encontraría aquí sonriendo feliz con una cara nueva... -entonces se giró para mirar en dirección a la mesa en la que estaba Anna, dejando en evidencia que su intención había sido ser notado al pasar por ahí. Entonces se inclinó esta vez él a su oído para terminar su cordial saludo.
- No estoy seguro si alguna vez lo pregunté, así que tal vez simplemente fue mi error haber asumido que, por lo mucho que disfrutaste que te follara, viera un poco improbable verte llamando "novia" a una mujer.
El muchacho se quedó en la barra incluso después de recibir su trago, no tenía prisa por volver con el llorica peliblanco que aún balbuceaba solo en la mesa que habían compartido. Al tercer sorbo de su vodka Laurence apareció considerado y discreto, por su lado derecho.
Eiji lo miró de reojo en silencio mientras escuchaba aquel "amigable" saludo. Tomándose un momento antes de responder con el tono más fastidioso, irónico y burlesco que pudo utilizar.
- Vaya, qué sorpresa. Pensé que tu stalker te había hecho entrar en pánico y habías huido. - Por supuesto, se refería únicamente a sí mismo. - Pero quién diría que te encontraría aquí sonriendo feliz con una cara nueva... -entonces se giró para mirar en dirección a la mesa en la que estaba Anna, dejando en evidencia que su intención había sido ser notado al pasar por ahí. Entonces se inclinó esta vez él a su oído para terminar su cordial saludo.
- No estoy seguro si alguna vez lo pregunté, así que tal vez simplemente fue mi error haber asumido que, por lo mucho que disfrutaste que te follara, viera un poco improbable verte llamando "novia" a una mujer.
Eiji Mitsuo- Ocupación : Ciudadano
Mensajes : 292
Fecha de inscripción : 10/10/2013
Re: Visitas (Priv. Eiji)
Tan solo al otro notar su presencia Laurence decantó su codo en la barra para mirarle desde su lugar expectante por su respuesta. La cual fue mejor de lo que esperaba, ¿Así que el que había creído un casual cruce de miradas hacia tan solo un momento en verdad había sido un acto intencional? “Vaya" pensó, por lo que desviando sus ojos hacia un costado por un momento no pudo sino sonreír complacido por dicha información. Alzó su oreja ocultando su regocijo mientras Eiji le susurraba tan descaradas palabras, para luego mirarle con un gesto de burla -Oh my~ parece que no eres tan mal stalker después de todo si hasta incluso escuchaste nuestra conversación...- Serpenteó su lengua acabando por morderse los labios.
Aquello le parecía genial, ¿acaso el menor era tan ridículo como para hacerle una escena semejante? Aún disfrazada de tal desinterés y desdén. Al carajo con juntar círculos se dijo, antes de pasar a la acción.
-Llamarla mi novia sería poco educado, es mi esposa.- Sentenció sin un ápice de burla en su voz, tomando al otro de la muñeca para llevarlo en dirección hacia la mesa que compartía con la rusa. -¿Qué, acaso ambas cosas tienen que ser incompatibles? No veo por qué. Vamos, te caerá bien.-
Y más no podrían serlo. Más allá de la absurda jugarreta que planeaba darle al tuerto, lo cierto era que Laurence no podía estar más seguro de su propia homosexualidad, algo que para suerte de pocos ni siquiera había que tenido que cuestionarse desde niño, habiendo encontrado una total naturalidad como respuesta de parte de sus padres adoptivos desde el primer momento en que se le ocurrió decir que le gustaba otro niño de la escuela. Nunca en su vida se había acostado con una mujer, y dudaba que aquello fuese a pasar alguna vez. El cuerpo femenino si bien lo encontraba bello para ser retratado, sexualmente le era indeseable y no tenía mayores intenciones de que aquello cambiara.
Arrastrándole, apenas volvió al campo visual de su amiga le echó una mirada, una que decía “cierra la puta boca y sigueme". -Camino al baño me lo encontré, Anya te presento a mi vecino Eiji, Eiji, mi querida esposa.” Les presentó sin tapujos, a lo que la muchacha debió llevarse su trago a la boca para no desgañitarse de la risa frente al japones. -Wow, no me dijiste que ya tenías conocidos por aquí~ un placer, soy Anya.-
Aquello le parecía genial, ¿acaso el menor era tan ridículo como para hacerle una escena semejante? Aún disfrazada de tal desinterés y desdén. Al carajo con juntar círculos se dijo, antes de pasar a la acción.
-Llamarla mi novia sería poco educado, es mi esposa.- Sentenció sin un ápice de burla en su voz, tomando al otro de la muñeca para llevarlo en dirección hacia la mesa que compartía con la rusa. -¿Qué, acaso ambas cosas tienen que ser incompatibles? No veo por qué. Vamos, te caerá bien.-
Y más no podrían serlo. Más allá de la absurda jugarreta que planeaba darle al tuerto, lo cierto era que Laurence no podía estar más seguro de su propia homosexualidad, algo que para suerte de pocos ni siquiera había que tenido que cuestionarse desde niño, habiendo encontrado una total naturalidad como respuesta de parte de sus padres adoptivos desde el primer momento en que se le ocurrió decir que le gustaba otro niño de la escuela. Nunca en su vida se había acostado con una mujer, y dudaba que aquello fuese a pasar alguna vez. El cuerpo femenino si bien lo encontraba bello para ser retratado, sexualmente le era indeseable y no tenía mayores intenciones de que aquello cambiara.
Arrastrándole, apenas volvió al campo visual de su amiga le echó una mirada, una que decía “cierra la puta boca y sigueme". -Camino al baño me lo encontré, Anya te presento a mi vecino Eiji, Eiji, mi querida esposa.” Les presentó sin tapujos, a lo que la muchacha debió llevarse su trago a la boca para no desgañitarse de la risa frente al japones. -Wow, no me dijiste que ya tenías conocidos por aquí~ un placer, soy Anya.-
Laurence Förakt- Ocupación : Ciudadano
Mensajes : 216
Fecha de inscripción : 28/04/2014
Edad : 24
Re: Visitas (Priv. Eiji)
Sintió cierto regocijo cuando su vecino mencionó que era, de hecho, un buen stalker, por que efectivamente lo era cuando su interés lo ameritaba. No por nada su atención había dado con él como si fuera un radar detector.
Pero su sonrisa se borró casi inmediatamente cuando escuchó la palabra "esposa". Una parte de él no le creía nada al sueco, pero la otra parte más infantil y resentida, odiaba aquella palabra y cualquiera que le hiciera referencia a una relación marital, después de todo la referencia de sus progenitores había sido siempre un poco vomitiva para él. Asuntó que su rostro demostró sin disimulo.
- ¿Hah...? - sí, el tuerto había quedado un tanto descolocado, por lo que no puso resistencia, sin embargo, si lo pensaba no había razón para rechazar aquello ¿no? Sobre todo si Laurence estaba arrastrándolo. Después de todo, tanto como si fuera verdad o mentira, la situación seguía siendo interesante desde su perspectiva. Laurence tenía razón, ambas cosas no eran para nada incompatibles. Su amo, un jefe yakuza y varios de sus subordinados lo habían follado miles de veces independientemente de que cada uno tuviera una "esposa". A Eiji le daba igual. Una sonrisa un poco insana se asomó en su rostro recordando aquellos tiempos. En verdad no lo entendía, por alguna razón no era lo mismo, pero no le daría el espacio al cuestionamiento, a la diferencia entre el sueco y su antiguo amo. Simplemente se adaptaría.
- A... nyâ? -Eiji se rió suavemente, pero no siendo particularmente desagradable como solía serlo con Laurence, por el contrario, sus ojos se arquearon con cierto regocijo al conocer a la mujer quien era notoriamente extranjera. - Lindo nombre. Soy Mitsuo Eiji, un gusto conocerte aunque creí que Laurence no se animaría a presentarnos. - dijo un poco mas formal, estirando una de sus manos hacia la mujer en forma de saludo occidental, para luego tomar asiento descaradamente entre ambos, dejando el respaldo de la silla frente a él para apoyar uno de sus brazos y su rostro, posando su vaso sobre la mesa antes de contestar. - Nos conocemos desde hace un tiempo, ambos tenemos el mal habito de frecuentar los mismos lugares. Gustos similares supongo.
El nipón se encogió de hombros y tranquilamente dio un largo trago a su vaso. El vendaje en su rostro comenzaba a acalorarlo.
- Dime Anya, ¿te gustan los tríos? - fue directo al grano, regalándole una mirada cómplice a la mujer que acababa de conocer. - Por que ya me he follado a mi vecino y la verdad no pretendo arruinar una relación marital. -Eiji estaba siendo el crio desagradable de siempre, pero estaba ocupando un tono meloso particular con su voz, jugando con la tranquilidad y el desinterés como si estuviera pidiendo permiso a sus padres para salir a jugar, pero sin importarle si la respuesta era un no, como si realmente no viera un escenario desfavorable ahí para él, aunque tal vez distinto sería ver realmente una interacción de pareja entre ellos. Su lado japonés de pronto pareció ser protagonista ¿Podría disimular la molestia de presenciar un beso entre ellos? No lo sabía.
Pero su sonrisa se borró casi inmediatamente cuando escuchó la palabra "esposa". Una parte de él no le creía nada al sueco, pero la otra parte más infantil y resentida, odiaba aquella palabra y cualquiera que le hiciera referencia a una relación marital, después de todo la referencia de sus progenitores había sido siempre un poco vomitiva para él. Asuntó que su rostro demostró sin disimulo.
- ¿Hah...? - sí, el tuerto había quedado un tanto descolocado, por lo que no puso resistencia, sin embargo, si lo pensaba no había razón para rechazar aquello ¿no? Sobre todo si Laurence estaba arrastrándolo. Después de todo, tanto como si fuera verdad o mentira, la situación seguía siendo interesante desde su perspectiva. Laurence tenía razón, ambas cosas no eran para nada incompatibles. Su amo, un jefe yakuza y varios de sus subordinados lo habían follado miles de veces independientemente de que cada uno tuviera una "esposa". A Eiji le daba igual. Una sonrisa un poco insana se asomó en su rostro recordando aquellos tiempos. En verdad no lo entendía, por alguna razón no era lo mismo, pero no le daría el espacio al cuestionamiento, a la diferencia entre el sueco y su antiguo amo. Simplemente se adaptaría.
- A... nyâ? -Eiji se rió suavemente, pero no siendo particularmente desagradable como solía serlo con Laurence, por el contrario, sus ojos se arquearon con cierto regocijo al conocer a la mujer quien era notoriamente extranjera. - Lindo nombre. Soy Mitsuo Eiji, un gusto conocerte aunque creí que Laurence no se animaría a presentarnos. - dijo un poco mas formal, estirando una de sus manos hacia la mujer en forma de saludo occidental, para luego tomar asiento descaradamente entre ambos, dejando el respaldo de la silla frente a él para apoyar uno de sus brazos y su rostro, posando su vaso sobre la mesa antes de contestar. - Nos conocemos desde hace un tiempo, ambos tenemos el mal habito de frecuentar los mismos lugares. Gustos similares supongo.
El nipón se encogió de hombros y tranquilamente dio un largo trago a su vaso. El vendaje en su rostro comenzaba a acalorarlo.
- Dime Anya, ¿te gustan los tríos? - fue directo al grano, regalándole una mirada cómplice a la mujer que acababa de conocer. - Por que ya me he follado a mi vecino y la verdad no pretendo arruinar una relación marital. -Eiji estaba siendo el crio desagradable de siempre, pero estaba ocupando un tono meloso particular con su voz, jugando con la tranquilidad y el desinterés como si estuviera pidiendo permiso a sus padres para salir a jugar, pero sin importarle si la respuesta era un no, como si realmente no viera un escenario desfavorable ahí para él, aunque tal vez distinto sería ver realmente una interacción de pareja entre ellos. Su lado japonés de pronto pareció ser protagonista ¿Podría disimular la molestia de presenciar un beso entre ellos? No lo sabía.
Eiji Mitsuo- Ocupación : Ciudadano
Mensajes : 292
Fecha de inscripción : 10/10/2013
Re: Visitas (Priv. Eiji)
Con algo de sospecha Laurence observó el actuar del tuerto, quien sorprendentemente se presentaba con su amiga dejando de lado su odiosa forma de ser habitual.
-¿“Nya”? Creo que me identifico más con los perros, ¿sabes?- Le siguió el juego la muchacha quien acabó por dirigir una mirada de muerte a su amigo quien no pudo resistir agregar con una risilla “yo diría más bien con las zorras". No, no haría nada por el momento, pero eventualmente se lo cobraría y no necesitó mucho para hacerlo. Ante la última pregunta y declaración de Eiji ambos casi se atragantan. "Qué hijo de puta…” pensó Laurence. Sabía que el mocoso en efecto algo tramaba pero nunca esperó que llegara tan lejos. Aún así lo que menos esperó fue la reacción tan rápida y espontánea de la rusa.
-Laurence ¡¿En serio?! ¡¿DE NUEVO?! ¡Eres un bastardo!- Vociferó contra él, hecho que le desarmó totalmente pues el sueco tuvo que sostenerse de la mesa para no caer por culpa del ataque de risa que le sobrevino, quedando con la cabeza prácticamente metida entre sus rodillas. -¡Y tu una estúpida! ¿Cómo que de nuevo?- Le contestó con un hilo de voz, sintiendo como su cara se enrojecía culpa de la falta de aire producto de las carcajadas. -…no le creas cariño…-.
-¡Sé que no es mentira! Va ¿A que mi marido tiene un lindo trasero? -Anna está vez se dirigió cómplice al japonés para desgracia de Laurence quien ya no sabía realmente qué hacer mientras retomaba con suma dificultad la compostura. Al parecer su pequeño juego había durado muy poco pensó, pero al menos estaba pasandosela bien. -Y lo siento pero ¿Cómo pretendías que reaccione? ¿Escuchaste lo que este chico me dijo? Tú y tu costumbre de rodearte de gente descarada como Caleb.- Por una fracción de segundo el sueco se heló a la otra nombrar a su hermano, pues no le gustaba que lo hicieran, no con extraños, por lo que rápidamente volvió al tema anterior, mirando a Eiji con cierto reproche. -Va, en serio, ¿Cómo pudiste decirle eso? ¿Quieres destruir mi matrimonio?- Murmuró ya en verdad sin ninguna intención de que el nipón siguiera creyéndose o no su broma.
-¿“Nya”? Creo que me identifico más con los perros, ¿sabes?- Le siguió el juego la muchacha quien acabó por dirigir una mirada de muerte a su amigo quien no pudo resistir agregar con una risilla “yo diría más bien con las zorras". No, no haría nada por el momento, pero eventualmente se lo cobraría y no necesitó mucho para hacerlo. Ante la última pregunta y declaración de Eiji ambos casi se atragantan. "Qué hijo de puta…” pensó Laurence. Sabía que el mocoso en efecto algo tramaba pero nunca esperó que llegara tan lejos. Aún así lo que menos esperó fue la reacción tan rápida y espontánea de la rusa.
-Laurence ¡¿En serio?! ¡¿DE NUEVO?! ¡Eres un bastardo!- Vociferó contra él, hecho que le desarmó totalmente pues el sueco tuvo que sostenerse de la mesa para no caer por culpa del ataque de risa que le sobrevino, quedando con la cabeza prácticamente metida entre sus rodillas. -¡Y tu una estúpida! ¿Cómo que de nuevo?- Le contestó con un hilo de voz, sintiendo como su cara se enrojecía culpa de la falta de aire producto de las carcajadas. -…no le creas cariño…-.
-¡Sé que no es mentira! Va ¿A que mi marido tiene un lindo trasero? -Anna está vez se dirigió cómplice al japonés para desgracia de Laurence quien ya no sabía realmente qué hacer mientras retomaba con suma dificultad la compostura. Al parecer su pequeño juego había durado muy poco pensó, pero al menos estaba pasandosela bien. -Y lo siento pero ¿Cómo pretendías que reaccione? ¿Escuchaste lo que este chico me dijo? Tú y tu costumbre de rodearte de gente descarada como Caleb.- Por una fracción de segundo el sueco se heló a la otra nombrar a su hermano, pues no le gustaba que lo hicieran, no con extraños, por lo que rápidamente volvió al tema anterior, mirando a Eiji con cierto reproche. -Va, en serio, ¿Cómo pudiste decirle eso? ¿Quieres destruir mi matrimonio?- Murmuró ya en verdad sin ninguna intención de que el nipón siguiera creyéndose o no su broma.
Laurence Förakt- Ocupación : Ciudadano
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Re: Visitas (Priv. Eiji)
Eiji alzó una ceja mientras los otros dos se partían de la risa. Bingo, aunque no había creído del todo el asunto, con eso confirmaba por completo que no había sido más que una mala broma de Laurence. Aunque claro, no terminaba de entender entonces quién era ella y cual era el vínculo que tenía con su vecino.
Mientras ellos seguían su rutina humorística Eiji buscó en el bolsillo trasero de sus pantalones un cigarrillo que antes le había robado al peliblanco y lo encendió, dando una calada que secretamente buscaba calmar un poco la sensación de confusión que hace un rato le molestaba.
-Lindo trasero, linda entrepierna, linda cintura y lindo cabello. -Confirmó el tuerto dando una calada larga al cigarro, desviando la mirada hacia el sueco solo por un momento antes de sonreírle maliciosamente a la mujer, pero su sonrisa duró poco. Dejó ir el humo disimulando el cambio de su expresión. Ahí había otro nombre de alguien que no conocía. -¿Caleb? -preguntó en un murmullo, siendo interrumpido de inmediato por el otro.
-Va... Yo quería unirme, el único queriendo destruir algo aquí eres tu. ¿No, Anya? -
Mientras ellos seguían su rutina humorística Eiji buscó en el bolsillo trasero de sus pantalones un cigarrillo que antes le había robado al peliblanco y lo encendió, dando una calada que secretamente buscaba calmar un poco la sensación de confusión que hace un rato le molestaba.
-Lindo trasero, linda entrepierna, linda cintura y lindo cabello. -Confirmó el tuerto dando una calada larga al cigarro, desviando la mirada hacia el sueco solo por un momento antes de sonreírle maliciosamente a la mujer, pero su sonrisa duró poco. Dejó ir el humo disimulando el cambio de su expresión. Ahí había otro nombre de alguien que no conocía. -¿Caleb? -preguntó en un murmullo, siendo interrumpido de inmediato por el otro.
-Va... Yo quería unirme, el único queriendo destruir algo aquí eres tu. ¿No, Anya? -
Eiji Mitsuo- Ocupación : Ciudadano
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Re: Visitas (Priv. Eiji)
Sonriéndose, la rusa fue alzando un dedo a medida que Eiji nombraba descaradamente las partes del sueco que parecía considerar atractivas. –Wow, sin dudas lo tienes bien visto~ ¿Qué más te gustó de él?– A esas alturas, Laurence suspiraba y rodaba los ojos, comenzando a maldecir lo que ahora creía un error mal calculado a causa del whisky. Probablemente, por más tentador que hubiese sido jugarle esa tonta broma al tuerto, juntarle con Anna fue una pésima idea.
–¿Destruir? ¿De qué hablas? ¿Harás que me arrepienta de haber hecho que la conozcas?– E iba a finalizar con un “No lo hago con cualquiera” pero logró detenerse a tiempo. ¿A qué se refería con eso? ¿Quién más se suponía que era Eiji aparte de su molesto vecino con el que se acostaba? Sí, se llevaban bien, lo suficiente como para que acabara durmiendo tan inocentemente junto a él luego de una extenuante jornada laboral pero, qué más podría tener el menor como para considerar que no era otro cualquiera en su vida…Aquello era por lo menos, curioso, pero lo dejó estar.
-Bueno, sé que te llamé descarado pero no eres el único, ¿qué clase de marido le presenta a su mujer al chico con que se acuesta pretendiendo que no estalle un conflicto entre ambas partes, eh? Qué malo eres Laurence- Cizañó Anna con gracia obteniendo como respuesta tan solo una cara de cansancio por parte de su amigo quien terminó de beberse su trago y como consuelo ante la situación el de ella también, levantándose del asiento con la intención de ir a buscar más. –Va, sé perder, fuck you two… ¿Qué estás bebiendo? Buscaré más mientras ustedes hienas se comen el resto de mi cadáver…– Murmuró Laurence sin usar un tono que le hiciera ver realmente molesto sino más bien resignado, mientras les echaba una mirada a cada uno con los ojos entrecerrados.
Sabía perfectamente que apenas desapareciera de su vista, aquellos dos aprovecharían su ausencia con gusto, pero no tenía caso intentar evitarlo y en verdad quería seguir bebiendo, por lo que dando un suspiro Laurence decidió concentrarse en la música a su alrededor mientras emprendía plácidamente su camino hasta a la barra, cruzando maliciosamente miradas con algunos extraños que se atravesaban a su paso, algunos rozando su andrógino cuerpo “accidentalmente” al cruzarse con él. La atracción que generaba el sueco era evidente y él lo sabía, generalmente la evitaba pero se preguntaba si sería el único que la notaría.
–Y bien…¿Cómo fue que conociste a mi mejor amigo?– Preguntó ella al nipón ya con toda honestidad apenas el sueco se fue. Su mirada seguía siendo amigable, mas se notaba en ella un particular interés.
–¿Destruir? ¿De qué hablas? ¿Harás que me arrepienta de haber hecho que la conozcas?– E iba a finalizar con un “No lo hago con cualquiera” pero logró detenerse a tiempo. ¿A qué se refería con eso? ¿Quién más se suponía que era Eiji aparte de su molesto vecino con el que se acostaba? Sí, se llevaban bien, lo suficiente como para que acabara durmiendo tan inocentemente junto a él luego de una extenuante jornada laboral pero, qué más podría tener el menor como para considerar que no era otro cualquiera en su vida…Aquello era por lo menos, curioso, pero lo dejó estar.
-Bueno, sé que te llamé descarado pero no eres el único, ¿qué clase de marido le presenta a su mujer al chico con que se acuesta pretendiendo que no estalle un conflicto entre ambas partes, eh? Qué malo eres Laurence- Cizañó Anna con gracia obteniendo como respuesta tan solo una cara de cansancio por parte de su amigo quien terminó de beberse su trago y como consuelo ante la situación el de ella también, levantándose del asiento con la intención de ir a buscar más. –Va, sé perder, fuck you two… ¿Qué estás bebiendo? Buscaré más mientras ustedes hienas se comen el resto de mi cadáver…– Murmuró Laurence sin usar un tono que le hiciera ver realmente molesto sino más bien resignado, mientras les echaba una mirada a cada uno con los ojos entrecerrados.
Sabía perfectamente que apenas desapareciera de su vista, aquellos dos aprovecharían su ausencia con gusto, pero no tenía caso intentar evitarlo y en verdad quería seguir bebiendo, por lo que dando un suspiro Laurence decidió concentrarse en la música a su alrededor mientras emprendía plácidamente su camino hasta a la barra, cruzando maliciosamente miradas con algunos extraños que se atravesaban a su paso, algunos rozando su andrógino cuerpo “accidentalmente” al cruzarse con él. La atracción que generaba el sueco era evidente y él lo sabía, generalmente la evitaba pero se preguntaba si sería el único que la notaría.
–Y bien…¿Cómo fue que conociste a mi mejor amigo?– Preguntó ella al nipón ya con toda honestidad apenas el sueco se fue. Su mirada seguía siendo amigable, mas se notaba en ella un particular interés.
Laurence Förakt- Ocupación : Ciudadano
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Re: Visitas (Priv. Eiji)
-¿Qué más? - Preguntó el japonés mientras analizaba detenidamente al otro con una sonrisa maliciosa en el rostro, era fácil ver que el muchacho pretendía extenderse con lo que sea que pudiese fastidiar al mayor. -Me gusta su voz, especialmente cuando no puede contener los gemidos. Tiene una mezcla inusual de maquiavelismo y elegancia, calza mucho con mis gustos y créeme que no es fácil para mí encontrar compatibilidad con alguien. ¿Ya dije que me gusta su cabello? Me tienta a cortarle un mechón para mí. -claramente estaba insistiendo en ese punto con particular detalle. -Pero lo que más me gusta es sacarlo de quicio y que aún así me permita rondar cerca suyo. -Una risa ligera se le escapó de los labios al japonés quien se comenzaba a sentir particularmente a gusto no solo con la suerte de haberse topado a Laurence, sino también a la actitud de aquella mujer. -¿Acaso tienes dudas de que te vas a arrepentir de haber hecho esto? - preguntó ambiguamente apropósito, como si quisiera regañarlo por haber desaparecido sin explicación y haber vuelto con una mujer para jugarle una broma, pero no lo diría expresamente.
-Elígeme algo. - mencionó como elección de bebida, no le importaba mucho qué beber esa noche si es que ya Laurence se había resignado a tenerlo de compañía, pero hizo una pausa para mirarlo justo después de la referencia caníbal, ante la cual lo miró de arriba a abajo y lamió de forma sutil sus propios labios, dando a entender que lo haría, literalmente, con gusto si pudiera. Luego se giró hacia la mujer a la que le sonrió de manera mucho más amistosa y cómplice.
-¿Cómo nos conocimos...? Básicamente su atelier está al lado de mi casa así que lo pasé a saludar. -No creía necesario tener que dar más detalles, no tenía en verdad ganas de hacerlo, su curiosidad era más grande y no pretendía disimularla.
-¿Quién es Caleb? - su sonrisa se crispó un poco y dejó de lado el tinte amistoso que tenía hace solo unos segundos. A veces Eiji era tan transparente como complejo.
-Elígeme algo. - mencionó como elección de bebida, no le importaba mucho qué beber esa noche si es que ya Laurence se había resignado a tenerlo de compañía, pero hizo una pausa para mirarlo justo después de la referencia caníbal, ante la cual lo miró de arriba a abajo y lamió de forma sutil sus propios labios, dando a entender que lo haría, literalmente, con gusto si pudiera. Luego se giró hacia la mujer a la que le sonrió de manera mucho más amistosa y cómplice.
-¿Cómo nos conocimos...? Básicamente su atelier está al lado de mi casa así que lo pasé a saludar. -No creía necesario tener que dar más detalles, no tenía en verdad ganas de hacerlo, su curiosidad era más grande y no pretendía disimularla.
-¿Quién es Caleb? - su sonrisa se crispó un poco y dejó de lado el tinte amistoso que tenía hace solo unos segundos. A veces Eiji era tan transparente como complejo.
Eiji Mitsuo- Ocupación : Ciudadano
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Re: Visitas (Priv. Eiji)
–“Elígeme algo”…imbécil…– Susurró el sueco haciendo escarnio del desinteresado pedido del tuerto teniendo su espalda acomodada ya en la barra, bajando inmediatamente los ojos a su cintura al notar que una mano se deslizaba por la misma, perteneciente a un muchacho que parecía buscar al bartender. –No tú idiota.– Dijo sacándoselo de encima con total indiferencia, encendiéndose un cigarrillo molesto por cómo habían resultado las cosas. Generalmente Laurence tendía a calcular mejor los resultados de sus jugadas, pero por algún motivo el japonés tendía a lograr sacarlo de su eje y no terminaba de entender muy bien el por qué o al menos no por qué se lo permitía. Ahora debía lidiar con su tediosa existencia allí en el bar y para colmo aguantarse como esta se mezclaba con la inquisidora personalidad de su amiga, cosa que le hizo abrir los parpados por un momento mientras lentamente soltaba el humo por su nariz ¿En serio debía hacerlo? ¿Por qué simplemente no lo mandaba a volar como acababa de hacer con este otro sujeto? –Aghh…– Murmuró ya dándose la vuelta para hacer los pedidos.
–Hm~ Se te ve muy interesado, me pregunto qué es lo que a Lau le gusta de ti…– Anna se sonrió con expresión felina mientras se acercaba a su interlocutor, apoyando el codo sobre la mesa. –¿Que quién es Cal…? ¿Debería decírtelo? No creo que a tu vecino le guste…pero va, te comparé con él así que creo que es justo. Es su gemelo, un chico encantador realmente, aunque no son del todo iguales. Él es rubio y está algo más formadito que Lau sabes, es un poco más masculino.– Gesticulaba con las manos a medida que las palabras salían de su boca, llevándoselas a su cabello y brazos respectivamente. –¿Tú tienes hermanos?–
Laurence volvió, ligeramente entonado. Si esos dos se lo preguntaban, no dudaría en mentirles, pero lo cierto era que había aprovechado su ausencia para dar un par de fondos blancos antes de volver con las bebidas. –Bien, más “muñeca” para tú y yo y un black russian para el niño en honor a tan adorable encuentro, ¿Qué tal? Supongo que puede con él.– Dijo aun parado junto a la mesa dejando a cada uno su trago, dando él un sorbo del suyo. –¿Cómo que niño?– Miró ahora Anna a su amigo. –Oh, ¿no te lo dijo? Él es aun “menor de edad” en su país.– Meneó las manos y alzó la vista mientras respondía aquello con burla y se sentaba de piernas cruzadas, dando un nuevo sorbo. –A buena hora me enteré de que tiene diecinueve…– … –¿Qué? Esa es casi la edad que tenían tus alumnos, ¿no te sientes raro?–... –“Casi” es “casi”, va, lo dices como si fuera un maldito viejo…– Murmuró ya cansado sin siquiera mirar al otro.
–Hm~ Se te ve muy interesado, me pregunto qué es lo que a Lau le gusta de ti…– Anna se sonrió con expresión felina mientras se acercaba a su interlocutor, apoyando el codo sobre la mesa. –¿Que quién es Cal…? ¿Debería decírtelo? No creo que a tu vecino le guste…pero va, te comparé con él así que creo que es justo. Es su gemelo, un chico encantador realmente, aunque no son del todo iguales. Él es rubio y está algo más formadito que Lau sabes, es un poco más masculino.– Gesticulaba con las manos a medida que las palabras salían de su boca, llevándoselas a su cabello y brazos respectivamente. –¿Tú tienes hermanos?–
Laurence volvió, ligeramente entonado. Si esos dos se lo preguntaban, no dudaría en mentirles, pero lo cierto era que había aprovechado su ausencia para dar un par de fondos blancos antes de volver con las bebidas. –Bien, más “muñeca” para tú y yo y un black russian para el niño en honor a tan adorable encuentro, ¿Qué tal? Supongo que puede con él.– Dijo aun parado junto a la mesa dejando a cada uno su trago, dando él un sorbo del suyo. –¿Cómo que niño?– Miró ahora Anna a su amigo. –Oh, ¿no te lo dijo? Él es aun “menor de edad” en su país.– Meneó las manos y alzó la vista mientras respondía aquello con burla y se sentaba de piernas cruzadas, dando un nuevo sorbo. –A buena hora me enteré de que tiene diecinueve…– … –¿Qué? Esa es casi la edad que tenían tus alumnos, ¿no te sientes raro?–... –“Casi” es “casi”, va, lo dices como si fuera un maldito viejo…– Murmuró ya cansado sin siquiera mirar al otro.
Laurence Förakt- Ocupación : Ciudadano
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Re: Visitas (Priv. Eiji)
Eiji no reparó mucho en Laurence una vez este avanzó hacia la barra, la mujer había captado por completo su atención, no por ella misma, sino por el evidente mayor manejo de información que poseía de su vecino.
-La verdad no tengo idea por qué cede un poco, pero no me quejo, por el contrario, estoy agradecido de habérmelo topado en esta ciudad. Hay pocas cosas que logran interesarme y él me interesa mucho. -respondió con naturalidad y su descaro característico, sin la más mínima sombra de vergüenza, pues no tenía reparos en admitir que le encantaba indaga en aquello que llamara su atención.
-¿Gemelo? -repitió con duda evidente. - ¿Igual a él? -sabía que sonaba un poco idiota a insistir en la pregunta, pero en parte Eiji no se creía que pudieran haber dos personas como Laurence. - ¿Rubio?- Ahora sí no podía hacerse una imagen mental de ello. No lo creería hasta verlo, pero seguro que en el minuto que lo hiciera, algo de gracia le causaría. Después de todo sería algo como una especie de Yin Yang o al menos, eso se le venía a la mente con lo dicho por la mujer.
-No, no tengo. - respondió escuétamente a la pregunta sobre si tenía hermanos y rápidamente volvió a su tema de interes: Caleb.- ¿Tienes alguna foto?
Su curiosidad fue interrumpida únicamente por la llegada del sueco y los licores. Le causó un poco de gracia la elección del otro, aunque aquel trago le recordaba demasiado a su padre quien se había vuelto en algún punto un bebedor descontrolado. Aquel recuerdo le sacó una sonrisa que mas que molestia solo reflejaba la poca estima y respeto que guardaba por alguien tan patético como aquel hombre, probablemente tomaría Black Russian toda la noche.
El muchacho japonés miró al otro con cierto aire de hastío, ¿por qué ahora sacaba el tema de la edad? ¿Acaso a alguno de ellos siquiera le importaba? ¿Era su intento desesperado por molestarlo de alguna manera? Ignorando por completo el comentario el tuerto dio un gran trago a su bebida y luego de que el calor subiera desde su estómago a la garganta una risa más suelta salió de sus labios.
-¿Alumnos? ¿Sen-sei~? -fingió una voz más dulce y una mirada un poco más inocente que la que normalmente tenía, entonces se giró hacia la mujer para preguntar con malicia. -¿Caleb también es un sensei~?
-La verdad no tengo idea por qué cede un poco, pero no me quejo, por el contrario, estoy agradecido de habérmelo topado en esta ciudad. Hay pocas cosas que logran interesarme y él me interesa mucho. -respondió con naturalidad y su descaro característico, sin la más mínima sombra de vergüenza, pues no tenía reparos en admitir que le encantaba indaga en aquello que llamara su atención.
-¿Gemelo? -repitió con duda evidente. - ¿Igual a él? -sabía que sonaba un poco idiota a insistir en la pregunta, pero en parte Eiji no se creía que pudieran haber dos personas como Laurence. - ¿Rubio?- Ahora sí no podía hacerse una imagen mental de ello. No lo creería hasta verlo, pero seguro que en el minuto que lo hiciera, algo de gracia le causaría. Después de todo sería algo como una especie de Yin Yang o al menos, eso se le venía a la mente con lo dicho por la mujer.
-No, no tengo. - respondió escuétamente a la pregunta sobre si tenía hermanos y rápidamente volvió a su tema de interes: Caleb.- ¿Tienes alguna foto?
Su curiosidad fue interrumpida únicamente por la llegada del sueco y los licores. Le causó un poco de gracia la elección del otro, aunque aquel trago le recordaba demasiado a su padre quien se había vuelto en algún punto un bebedor descontrolado. Aquel recuerdo le sacó una sonrisa que mas que molestia solo reflejaba la poca estima y respeto que guardaba por alguien tan patético como aquel hombre, probablemente tomaría Black Russian toda la noche.
El muchacho japonés miró al otro con cierto aire de hastío, ¿por qué ahora sacaba el tema de la edad? ¿Acaso a alguno de ellos siquiera le importaba? ¿Era su intento desesperado por molestarlo de alguna manera? Ignorando por completo el comentario el tuerto dio un gran trago a su bebida y luego de que el calor subiera desde su estómago a la garganta una risa más suelta salió de sus labios.
-¿Alumnos? ¿Sen-sei~? -fingió una voz más dulce y una mirada un poco más inocente que la que normalmente tenía, entonces se giró hacia la mujer para preguntar con malicia. -¿Caleb también es un sensei~?
Eiji Mitsuo- Ocupación : Ciudadano
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Re: Visitas (Priv. Eiji)
Sintiendo como su piel se crispaba por unos segundos al escuchar al otro hablando con ese absurdo y fingido tono meloso al que no estaba acostumbrado, Laurence apenas le miró de reojo mientras la eslava echaba a reír por su ocurrencia. -Cierto, olvidaba lo poco que sueles retener la información. Ya te dije que fui profesor luego de que fueras tú quien comenzara a joderme con el asunto de tu edad…-
Aunque a esas alturas la actitud del muchacho ya parecía tenerle resignado, suspirando a causa de aquello como por la sensación del licor que comenzaba a subírsele a la cabeza, no estando concretamente ebrio aún pero sí lo suficientemente relajado como para creer que la situación ya no podía exasperarle más de lo usual…o eso pensó. -¿Qué? ¿How the fuck…? Tú.- Miró a Anna acusadoramente, quien solo se encogió de hombros. -Él preguntó.- -Oh sí, por supuesto que lo hizo.- Murmuró llevándose una mano al rostro. Era de esperarse. ¿Qué tan estúpido sería de no haber imaginado que Eiji preguntaría por su hermano en el mismísimo instante en que se levantó de la mesa? Más aún si hubiese creído por un segundo que su amiga no iría a darle algo de información con lo boca floja que era, más específicamente sobre aquellos asuntos que para ella eran triviales a diferencia de lo reservado que él era.
No, no era la clase de persona que escondería a su hermano gemelo por esa ridícula necesidad de “individualismo” que otros en su misma situación pudiesen tener. No se llevaba mal con él ni le provocaba ningún tipo de vergüenza alguna, por el contrario, le admiraba y seguramente era aquel por quien más cariño y apego sentía respecto al resto del mundo, uno que iba más allá de lo que cualquiera pudiera imaginar o de lo que él mismo siquiera pudiese “hablar" al respecto. Caleb no solo era su mundo sino aquel a quien sentía que le debía incluso su propia existencia (al menos desde su traumático punto de vista), el único que era capaz de decir que lo conocía tal cual como verdaderamente era, desde sus luces hasta sus sombras más oscuras, su cómplice. Tal vez por todo eso y más, al encontrarse por primera vez tan lejos de su presencia, hablar de él con un sujeto como Eiji con quien mantenía una relación tan tajantemente opuesta, era tan incómodo.
No habiendo mucho que pudiera hacer al respecto, el sueco buscó forrarse del semblante más natural que pudo encontrar. -Y no, no sé que tanto ya te contó esta peste sobre mi hermano, pero él es más bien una rata de laboratorio. Es investigador de AI en la universidad.- Contestó esquivando cualquier intento de provocación por parte del tuerto. -Me dijo que quiere ver una foto. ¿Le muestro alguna~? Parece que tiene muchas ganas de conocer a su “cuñado”- Pero Anna como siempre, disfrutaba jugar para ambos bandos. -Agh, ¿De qué estás hablando?- -Qué puedo decir, este chico tiene toda la pinta de querer casarse contigo.- Comentó burlonamente la muchacha sin real intención de meterse con el nipón, sino con el pelilargo. -¿Ah sí? ¿Y eso por qué?-
-No lo sé, pero sí que debiste follartelo muy bien por lo tan interesado que dijo estar por ti.-
Laurence contuvo una carcajada, aprovechando la oportunidad para desviar nuevamente el tema y volver a meterse con el menor, a quien se acercó arrastrando ambos brazos cruzados sobre la mesa. -Dime Eiiiji. ¿Qué tan interesado estás realmente? No quiero oírlo de ella sino de mi Stalker~-. Y este podía mandarlo a la mierda o buscar darle una respuesta burlona o desdeñosa como era habitual, en verdad le daba lo mismo con tal de escucharlo.
Aunque a esas alturas la actitud del muchacho ya parecía tenerle resignado, suspirando a causa de aquello como por la sensación del licor que comenzaba a subírsele a la cabeza, no estando concretamente ebrio aún pero sí lo suficientemente relajado como para creer que la situación ya no podía exasperarle más de lo usual…o eso pensó. -¿Qué? ¿How the fuck…? Tú.- Miró a Anna acusadoramente, quien solo se encogió de hombros. -Él preguntó.- -Oh sí, por supuesto que lo hizo.- Murmuró llevándose una mano al rostro. Era de esperarse. ¿Qué tan estúpido sería de no haber imaginado que Eiji preguntaría por su hermano en el mismísimo instante en que se levantó de la mesa? Más aún si hubiese creído por un segundo que su amiga no iría a darle algo de información con lo boca floja que era, más específicamente sobre aquellos asuntos que para ella eran triviales a diferencia de lo reservado que él era.
No, no era la clase de persona que escondería a su hermano gemelo por esa ridícula necesidad de “individualismo” que otros en su misma situación pudiesen tener. No se llevaba mal con él ni le provocaba ningún tipo de vergüenza alguna, por el contrario, le admiraba y seguramente era aquel por quien más cariño y apego sentía respecto al resto del mundo, uno que iba más allá de lo que cualquiera pudiera imaginar o de lo que él mismo siquiera pudiese “hablar" al respecto. Caleb no solo era su mundo sino aquel a quien sentía que le debía incluso su propia existencia (al menos desde su traumático punto de vista), el único que era capaz de decir que lo conocía tal cual como verdaderamente era, desde sus luces hasta sus sombras más oscuras, su cómplice. Tal vez por todo eso y más, al encontrarse por primera vez tan lejos de su presencia, hablar de él con un sujeto como Eiji con quien mantenía una relación tan tajantemente opuesta, era tan incómodo.
No habiendo mucho que pudiera hacer al respecto, el sueco buscó forrarse del semblante más natural que pudo encontrar. -Y no, no sé que tanto ya te contó esta peste sobre mi hermano, pero él es más bien una rata de laboratorio. Es investigador de AI en la universidad.- Contestó esquivando cualquier intento de provocación por parte del tuerto. -Me dijo que quiere ver una foto. ¿Le muestro alguna~? Parece que tiene muchas ganas de conocer a su “cuñado”- Pero Anna como siempre, disfrutaba jugar para ambos bandos. -Agh, ¿De qué estás hablando?- -Qué puedo decir, este chico tiene toda la pinta de querer casarse contigo.- Comentó burlonamente la muchacha sin real intención de meterse con el nipón, sino con el pelilargo. -¿Ah sí? ¿Y eso por qué?-
-No lo sé, pero sí que debiste follartelo muy bien por lo tan interesado que dijo estar por ti.-
Laurence contuvo una carcajada, aprovechando la oportunidad para desviar nuevamente el tema y volver a meterse con el menor, a quien se acercó arrastrando ambos brazos cruzados sobre la mesa. -Dime Eiiiji. ¿Qué tan interesado estás realmente? No quiero oírlo de ella sino de mi Stalker~-. Y este podía mandarlo a la mierda o buscar darle una respuesta burlona o desdeñosa como era habitual, en verdad le daba lo mismo con tal de escucharlo.
Laurence Förakt- Ocupación : Ciudadano
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Fecha de inscripción : 28/04/2014
Edad : 24
Re: Visitas (Priv. Eiji)
Las reacciones e interacciones de Laurence con su amiga debido a la mención de su hermano no hicieron más que avivar todavía más su curiosidad al respecto. No sonaba de por sí una persona que llamaría su atención, pero el hecho de ser el gemelo de Laurence era toda la excusa que necesitaba para tener ganas de conocerlo.
Dejó que los dos hablaran y bromearan mientras se bebía su trago, pero en cuanto el tema de la foto salió de nuevo en la conversación su mirada interesada volvió a ellos, pero ante la broma de la mujer no pudo evitar desviar la mirada sintiendo algo de repulsión por la palabra "casarse". Aquel concepto era algo que repelía, y es que no lo entendía del todo, lo veía como algo que hacía la gente vieja y heterosexual, como sus padres y no le encontraba sentido si después iban a acabar precisamente como sus padres. Pero una cosa no tenía relación con la otra, cierto era que su obsesión con Laurence lo llevaría a querer conocer a las personas más cercanas a él, y también era innegable el hecho de que probablemente el sueco era la mejor pareja sexual que había tenido hasta el momento, por supuesto, sin contar a su amo.
-¿Acaso tengo que follarte sobre esta mesa para que no te queden dudas? -dijo tan casualmente y a buen volumen que un par de personas se voltearon a ver la mesa de los tres.- Pensé que todo este tiempo estaba siendo claro y honesto con "mis sentimientos" - la forma en la que lo dijo fue burlesca, como siempre.
-¿Entonces me mostrarán a Caleb? -el enfocar su interés de vuelta en el gemelo de Laurence y no dejar escapar la atención de aquel tema era también, en parte, para seguir fastidiándolo.
Dejó que los dos hablaran y bromearan mientras se bebía su trago, pero en cuanto el tema de la foto salió de nuevo en la conversación su mirada interesada volvió a ellos, pero ante la broma de la mujer no pudo evitar desviar la mirada sintiendo algo de repulsión por la palabra "casarse". Aquel concepto era algo que repelía, y es que no lo entendía del todo, lo veía como algo que hacía la gente vieja y heterosexual, como sus padres y no le encontraba sentido si después iban a acabar precisamente como sus padres. Pero una cosa no tenía relación con la otra, cierto era que su obsesión con Laurence lo llevaría a querer conocer a las personas más cercanas a él, y también era innegable el hecho de que probablemente el sueco era la mejor pareja sexual que había tenido hasta el momento, por supuesto, sin contar a su amo.
-¿Acaso tengo que follarte sobre esta mesa para que no te queden dudas? -dijo tan casualmente y a buen volumen que un par de personas se voltearon a ver la mesa de los tres.- Pensé que todo este tiempo estaba siendo claro y honesto con "mis sentimientos" - la forma en la que lo dijo fue burlesca, como siempre.
-¿Entonces me mostrarán a Caleb? -el enfocar su interés de vuelta en el gemelo de Laurence y no dejar escapar la atención de aquel tema era también, en parte, para seguir fastidiándolo.
Eiji Mitsuo- Ocupación : Ciudadano
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Fecha de inscripción : 10/10/2013
Re: Visitas (Priv. Eiji)
Aplaudiendo, Anna se echó hacia atrás riendo por lo dicho por el nipón, aquel muchacho estaba cayéndole de maravilla. Por su lado Laurence solo chistó dejando caer el rostro hacia abajo unos segundos pues más que hacerle sentir avergonzado, la situación también comenzaba a causarle gracia.
-Come on Eiji, estamos frente a mi amiga, ¿Cómo se te ocurre?- Volvió a mirarlo sin un ápice de pudor, sin que le importara en absoluto la atención que el resto de la gente hubiese puesto en ellos incluso si algo tan rocambolesco como aquello en verdad sucediera. -Por favor, como si no te hubiese visto follando antes, por mi hagan lo que quieran.- Añadió la otra. -Agh, ¡Eso solo pasó una vez y fuiste tú la que se metió en el baño a cojer con ese pelirrojo idiota!- Sí, el sueco ya estaba algo más suelto de lengua. -Siii...pero eso no impidió que ese otro tipo siguiera metiéndotela~.- Con hastío Laurence se pasó una mano por el rostro, pateando a su amiga por debajo de la mesa. -Si las luces están apagadas no cuenta.-
Dando un nuevo trago el sueco se encendió un cigarrillo y se echó hacia atrás en su asiento, optando por disfrutar la sensación que el alcohol corriendo por su torrente sanguíneo le generaba con el único objetivo de darse un descanso de toda esa situación. -Como sea, tus "sentimientos" no dejan de resultarme perturbadoramente llamativos...pero va, no mentiré poniendo algún tipo de objeción.- Admitió luego de unos segundos, pues si hacía un esfuerzo por recordar, nunca antes se había cruzado con una persona que actuara como Eiji lo hacía con él y por sobre todo, lo que nunca imaginó fue que algo así no le desagradara lo suficiente como para alejarlo definitivamente de él sino que por el contrario, aquella actitud en resultaba “atrayente” por alguna razón que no terminaba de comprender.
Sus ojos se abrieron nuevamente una vez el nombre de su hermano volvió a salir de la boca del menor, haciéndole mirar hacia arriba como si aquello no tuviera caso alguno. La rusa estuvo a punto de sacar su celular con intenciones de seguir molestándole pero él la frenó extendiendo su mano frente a ella, decidiendo doblar la apuesta solo como una excusa, pues de entre tantas fotos no sabía cuál de ellas era capaz de mostrar la muchacha. -Va, ¿Tanto quieres verlo? Vendrá a verme dentro de unos días, ¿Por qué no lo conoces en persona?-.
-Come on Eiji, estamos frente a mi amiga, ¿Cómo se te ocurre?- Volvió a mirarlo sin un ápice de pudor, sin que le importara en absoluto la atención que el resto de la gente hubiese puesto en ellos incluso si algo tan rocambolesco como aquello en verdad sucediera. -Por favor, como si no te hubiese visto follando antes, por mi hagan lo que quieran.- Añadió la otra. -Agh, ¡Eso solo pasó una vez y fuiste tú la que se metió en el baño a cojer con ese pelirrojo idiota!- Sí, el sueco ya estaba algo más suelto de lengua. -Siii...pero eso no impidió que ese otro tipo siguiera metiéndotela~.- Con hastío Laurence se pasó una mano por el rostro, pateando a su amiga por debajo de la mesa. -Si las luces están apagadas no cuenta.-
Dando un nuevo trago el sueco se encendió un cigarrillo y se echó hacia atrás en su asiento, optando por disfrutar la sensación que el alcohol corriendo por su torrente sanguíneo le generaba con el único objetivo de darse un descanso de toda esa situación. -Como sea, tus "sentimientos" no dejan de resultarme perturbadoramente llamativos...pero va, no mentiré poniendo algún tipo de objeción.- Admitió luego de unos segundos, pues si hacía un esfuerzo por recordar, nunca antes se había cruzado con una persona que actuara como Eiji lo hacía con él y por sobre todo, lo que nunca imaginó fue que algo así no le desagradara lo suficiente como para alejarlo definitivamente de él sino que por el contrario, aquella actitud en resultaba “atrayente” por alguna razón que no terminaba de comprender.
Sus ojos se abrieron nuevamente una vez el nombre de su hermano volvió a salir de la boca del menor, haciéndole mirar hacia arriba como si aquello no tuviera caso alguno. La rusa estuvo a punto de sacar su celular con intenciones de seguir molestándole pero él la frenó extendiendo su mano frente a ella, decidiendo doblar la apuesta solo como una excusa, pues de entre tantas fotos no sabía cuál de ellas era capaz de mostrar la muchacha. -Va, ¿Tanto quieres verlo? Vendrá a verme dentro de unos días, ¿Por qué no lo conoces en persona?-.
Laurence Förakt- Ocupación : Ciudadano
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