Esperando [Priv. Eiji]

Era la semana en la que debía comenzar a prepararse para su presentación. De a poco iban cambiando muchas cosas, desde su imagen, esta vez mucho más pulcra gracias al trabajo de George, y por otro lado, su aprendizaje musical, situación que se había autoimpuesto cumplir por ser esta una herramienta que al menos le facilitaría su estadía en el sello, y por supuesto, no tenía intenciones de que nadie le llamara mediocre por no saber leer una partitura o componer. Como aquello no se aprendía de la noche a la mañana, Eiji había comenzado con las cosas que le serían utiles para su primera pequeña presentación. Aprender a vocalizar y a moverse en un escenario donde tenía la libertad de hacerlo.

Era muy diferente al tipo de escenario que alguna vez pisó en los antros yakuzas, con el humo del vicioso cigarrillo y en un estado deplorable donde dificilmente se podría poner de pie. Y aún así, cantaba. Cantaba porque se sentía bien hacerlo y de alguna manera la presentación que venía le rememoraría aquellos recuerdos que para muchos tal vez, no serian gratos, mas para él fueron todo un suceso.

Había estado buscando a su manager por casi todo el sello y el no encontrarlo comenzaba a fastidiarle. Notando que su paciencia comenzaba a escasear, que comenzaba a sentir esas olas de sueño inevitables de la anemia y además, que no había comido nada durante el día, fue que se dirigió una vez más a la cafetería. A decir verdad, no era un gran fan de ella. El solo entrar en el lugar, aunque ahora su aspecto general fuera mejor, seguía atrayendo las miradas de la mayoría y a él, no podría asquearle más aquel detalle, aunque no le intimidaba.

Con su actitud apática común pidió un café y un sandwich, como siempre buscó un lugar en las mesas más alejadas y solo cuando iba mirando, divisó una figura que le llamo la atención. ¿Una mujer? No podría decirlo a ciencia cierta, pues mantenía el rostro bajo con la lectura, pero su cabello azabache, liso y largo le produjo un cierto placer visual. De pronto, como un flashback, recordó que esa figura le era un poco familiar. ¿No era su vecino, el que hace una semana había ido a conocer a la fuerza, de la misma contextura y características?

Eiji se detuvo frente a él, y lo miró unos instantes. La verdad, no recordaba su nombre.

apariencia:

En efecto, era quién pensaba, pero aquello no sorprendió al tuerto, lo que realmente le hizo mostrar un ligero pero honesto dejo de asombro fue que el otro fuera capaz de recordar su nombre, particularmente, cuando él mismo no recordaba el del otro en absoluto. Una sonrisa maliciosa, de esas que ya le había mostrado al otro se dibujó en su rostro como si indicara que el haberlo reconocido había sido por completo un error, sin embargo y por el primer encuentro que habían tenido, dudaba que aquel sujeto fuera de esos que huirían con algo tan simple e inofensivo como una sonrisa ladina.

Hisashiburi…

Pensó en su cabeza y de inmediato buscó como era que se traducía aquella frase.

-Cuanto tiempo sin vernos, Vecino.- Comentó con ese sarcasmo natural que resonaba en su voz, pero no era particularmente que tuviera algo contra aquel chico, no, de hecho y por el momento, lo que sentía por él era un gran e injustificado interés. Quizás era una cuestión de físico, o bien era la escencia de aquella persona que parecía atraerle de manera absurda, lo suficiente como para parecerle que era lo único realmente interesante de aquel salón lleno de gente, incluso y tal vez, de todo el edificio.

-¿Qué haces aquí? – Preguntó y sin permiso de nadie se apoderó de la otra silla en la mesa, tomando asiento frente al de cabello negro, con obvias intenciones de quedarse y al menos, saciar su curiosidad.

-Oh.- Fue la neutra expresión del nipón en un intento de gesticular asombro al recordar que efectivamente, el episodio recién mencionado, había sido llevado a cabo la primera vez que se conocieron. Entonces en un movimiento flojo Eiji buscó su celular y con una rapidez digna de un estudiante de secundaria, dio con el contacto del sujeto que ahora mismo tenía en frente.

-Laurence...- Pronunció con cuidado, procurando una pronunciación al menos decente, por lo menos contaba con el idioma de su padre para no tener las típicas trabas lingüísticas de los asiáticos.

Escuchó sus maliciosas palabras, observó sus gestos y por sobre todo, el movimiento de su cabello así como su nombre se deslizaba por sus labios como si insinuaran algo más.

-No soy quién para meterme con tu imaginación, pero tampoo es que no pueda vivir sin saberlo. De todos modos, no hay muchas opciones.- Contestó monotonamente y es que o el sujeto trabajaba ahí, o estaba audicionando o esperaba a alguien bajo las condiciones anteriores, pero más que eso, difícil.

-¿Realmente tengo algo con lo que pudiera insentivarte? - Alzó una ceja, incrédulo de ello.- ¿O es solo un intento de volver esto más interesante? - Esta vez fue el menor el que se inclinó sobre la mesa de la que había sido invasor y de la que, sin embargo, no le habían hechado.- Va. ¿Porqué no me das una pista? Sinceramente no me gustaría desperdiciar esta oportunidad ahora que te he encontrado.-

-Serían obvias si solo existiera una respuesta- corrigió el menor con un leve gesto de su mano, como si estuviera haciendo tan solo una pequeña acotación, pero el gesto se desvaneció rápidamente y acto seguido vino la sorpresa a invadir su rostro, luego, una sonrisa un poco burlesca.-Vaya, parece que eres bastante observador. - Esa mirada afilada le mantenía atraído a sus orbes como si estas fueran un imán. El contraste de el color de sus ojos con su cabello le hacian sentir una admiración y una fascinación tal que parecía digna de cualquier enfermo psicópata. Incluso tenía que mantener su puño cerrado para contenerse y no ir a tocar de manera imprudente las hebras negras de su cabello.

¿Qué expresión le mostraría si jalara de ellas un poco?

Eiji tuvo que obligarse a desviar su atención hacia las cosas más laborales.

-Mh. Así es. aunque hace muy poco que comencé. Solo hace unas semanas audicioné para ser vocalista y aunque ni yo mismo creía realmente quedar, pues me han aceptado.- Optó por contar aquello sin más rodeos, después de todo no era que pretendiera jugar al detective ni hacerse en demasía el misterioso.

-No estoy seguro si debería tomar eso como ofensa o halago, pero va, supongo que tampoco puedo negarlo. Es el trabajo que hizo mi estilista. Es un buen sujeto y también es en parte japonés, como yo.- De pronto había habado un poco demás, dejándose llevar por el detalle de que George le parecía un gran descubrimiento dentro de aquel edificio entero y pese a que tal vez no tenian la mejor de las relaciones, Eiji realmente admiraba, hasta cierto punto, el profesionalismo de él.

-Oh, ¿así que existe la posibilidad de que seamos colegas y rivales? sou desu ka... - Murmuró lo último para si mismo, meditándo la idea un instante para al momento siguiente haber devuelto la mirada a Laurence, o si somos sinceros, a su cabello y a la mano que precisamente jugaba con este.

-Pues sí, andaba buscando a alguien pero aparentemente no se encuentra, me pasé toda la mañana en ello y me dio un poco de fatiga. - Bajó la mirada ahora a su plato y taza, notando que efectivamente no había comido nada. Ante ese detalle solo rió brevemente antes de tomar el sandwich y darle un mordisco. Luego de tragar y limpiar su boca fue que lanzó tal vez la primera directa.-Parece que algo más interesante atrapó mi atención como para haber olvidado ese detalle.-

- ¿No crees en esas cosas? Yo diría que es algo a la larga inevitable. -Dijo con esa sonrisa media maliciosa que delataba en parte las intenciones que tenía o más bien, el gusto que tenía por aquel mundillo donde lo principal para él no era hacer música, sino ver el caos desde el mismisimo centro, como quién disfruta estar de pie en el ojo de un huracán.

-¿De verdad? - dudó un momento sus palabras, luego solo rió por lo bajo desviando levemente la mirada- ¿No te parece interesante como la mayoría simplemente se pierde en su propia estupidez? Es fascinante lo tontos que pueden ser los humanos. -Murmuró lo último casi para si mismo, aunque sin querer ocultar su interés en lo absurdo, en lo retorcido y en aquello que nadie quiere ver o, por el contrario, se detiene a ver.

-Heh, qué humilde. -Respondió al recibir respuesta de su indirecta. Se dio la pausa para continuar su comida, lentamente, sin un real apuro antes de agregar.- ¿Algo o alguien? Como sea, ¿tendrá mejor sabor que mi comida? Me lo pregunto seriamente... -Eiji no tenía ninguna intención o interés por disimular, no valía la pena cuando las probabilidades de tener la suerte de aquel día eran practicamente cero.

El japonés no podría negar que de alguna manera la respuesta del sujeto frente a él le pareció digna de alguien con quién podría mantener una conversación interesante y poco limitante. Pero claro, era imposible que precisamente en ese lugar se diera la instancia correcta como para un debate de algo como eso. Es por ello que Eiji simplemente dejó el tema pasar, ya habiendo terminado su comida y ahora meramente acabando su café.

Al terminar levantó la mirada hacia Laurence quién había dado respuesta a su directa de la misma manera,  sin tapujos y casi haciendo una invitación. Aunque consideró innecesario el uso del inglés. A Eiji le costaba un poco seguir ese idioma por lo que su reacción fue un poco más retardada de lo que sería para otro.

La mirada del menor pareció de pronto levemente aburrida.

-Mh... Podrías al menos hacerlo un poco más interesante. ¿Sabes? Lo fácil me aburre. - Era como si de un momento a otro el switch del nipon hubiese cambiado y en su retina se hubiese perdido por completo el interés por aquel que era su vecino.

-¿Cuando? Quién sabe. -Se encogió de hombros y se paró sin más de la mesa, llevando su plato y taza de vuelta al mostrador de la cafetería. Por supuesto una persona tan egoísta y desinteresada en la mayoría de las cosas como él, ni siquiera tenía reparos en pararse y dejar una conversación a medias. Todo lo que hizo fue dar una mirada al otro y dedicarle una sonrisa burlona.

¿Se enfadaría? ¿Le seguiría? ¿Lo ignoraría?
Bien, justo ahí estaba lo divertido para el tuerto.