Exorcismo (libre)

(Julius está después de lo acontecido en este tema)

Un juego "inocente" paranormal que se transformó una fiesta en pesadilla lo había liberado de su encierro.

El ángel no se tomó la molestia de salir por la puerta principal del edificio, sino por una de las ventanas del edificio cuando los presente en la fiesta se disponían a socorrer a la chica que había quedado herida.

Quería liberarse del ser que aprisionó en su espada; no valía la pena tenerla molestando ahí.

Voló hasta la catedral de la ciudad y forzando la cerradura con uno de sus poderes de hielo logró entrar ahí.

—Sólo tengo que enviarte al lugar de dónde viniste. Tienes una suerte que lo haga de esta manera, generalmente a los de tu clase los corto con esta espada; no los encierro. Aunque espero y te duela en el proceso— Comentó burlón mientras iba por el pasillo en camino al altar, deteniéndose frente a este, dubitativo. —Aunque tal vez esto tome más de lo que creo

Colocó la espada en la mes y juntó sus manos en señal de rezo. Concentrándose inhalo y exhalo profundo. —Espero que la diosa no tenga que venir a buscarme por sentir que ando haciéndose cosas que no debería...Detestaría tener que lidiar con alguno de sus sirvientes.

Dioses del cielo, escuchen mi petición y devuelvan este ser de oscuridad al abismo a donde pertenece Clamó en latín y acabada la frase movió su mano derecha al altar, pero nada ocurrió. Un leve gesto de frustración se notó en él, y varias veces en esa posición volvió a pedir 3 veces hasta que subió la voz haciendo que un rayo de luz apareciera y absorbiera al ser. Al acabar, Julius quedó exhalando.

—Creo que los molesté...maldición, creo que deshacerme de ella me cansó más de lo que creí— Tomó su espada y se giró, notando que la puerta de la catedral estaba abierta.

—Si vienes a pedir perdón soy la persona menos indicada

Las probabilidades de aquel encuentro eran mínimas, por no decir nulas. Y Eiji se arrepentía un poco de haberse animado a salir a aquellas horas por aquel lugar que probablemente sería uno de los últimos sitios turísticos en glass city que le interesarían, pero algo habían hablado en la última reunión en Merveilles sobre una sesión de fotos para él en la catedral de la ciudad y no pudo ignorar la curiosidad juvenil que le obligaba a anticiparse a ese tipo de cosas. Quería saber dónde y cómo era, qué tendría de interesante y si realmente podría aquello calzar con su persona. Pero nunca esperó ser testigo de algo tan surrealista. Maldecía a Laurence por haberse ido de viaje a quien sabe dónde y sin mayor aviso que un cartel en su atelier. De lo contrario se hubiese ahorrado aquel incidente y se estaría revolcando en sus sábanas entre cortes, mordidas y quien sabe cuanto más. Lo peor de la situación era que inocentemente al ver la puerta abierta se había asomado descaradamente y había visto a la perfección a cierto rubio que más de una vez había visto en el sello. No sabía su nombre, pero sí sabía que era un Manager bastante activo.

Miró perplejo un momento, luego desvió la mirada pensando cuál sería la mejor reacción posible. Optó por una sutil reverencia acompañada de una disculpa en su idioma natal, apelando a que aquel rubio no tuviera idea de quién era él.

-Gomeiwaku wo kakete moushiwakegozaimasen. (Pido disculpas por el inconveniente causado)- Optó por ser excesivamente formal, únicamente para pasar por un turista perdido.

Julius, o lo que al parecer es él, se quedó unos segundos viendo al sujeto; analizando la situación, considerando un poco raro que alguien a estas horas de la noche se presentara de forma tan casual en este lugar. —Hm...El idioma de Kuro— Se dijo en voz baja mientras caminaba hacia aquella persona de cabello oscuro, posando sus ojos escarlata sobre él.

Trató de hacer memoria, pero siendo alguien aparte al Julius que todos conocen, no podría saber si realmente se conocerían o no. Simplemente asumió que su contraparte debe ubicarlo de algún lado. —Non puto opus esse ut simulas quod communicare non possis. (No creo que tengas que fingir que no puedes comunicarte)— Comentó en latín siguiendo el juego, luego volvió a decir la misma frase en uno de sus idiomas, llegando a estar ya cerca del desconocido, deteniéndose sólo a unos metros de él. —O podemos comunicarnos de esta manera— Puntualizó.

Julius, parecía diferente a ese semblante amable y sereno que solía tener. Este no se veía para nada amigable, sino distante, casi como si fuera una persona diferente. —¿Qué haces aquí?

El tuerto desvió la mirada, admitiendo en el subtexto que su estrategia no había sido útil y que el rubio aquel había dado en el clavo, después de todo, que clase de turista andaría a esa hora por aquel lugar.

-Tsk...- murmuró antes de dar un suspiro y rendirse a la situación.

-De acuerdo.- alzó las manos a la altura de sus hombros únicamente para demostrar que no tenía intenciones de conflicto. El nipón no estaba particularmente interesado en lo que había presenciado, pero si en algunos detalles que no pasaban desapercibidos para él. ¿Por qué recordaba a ese sujeto con los ojos verde esmeralda y no los carmín de hoy? Bueno, no tenía realmente importancia si repasaba lo presenciado.

-Solo venía a ver este lugar. Pronto tengo una sesión de foto aquí y justo hoy tenía tiempo. No quería venir a plena luz del día y ya que estaba abierto me acerqué. No tenía intenciones de interrumpir lo que sea que estabas haciendo. -Dijo el muchacho con notorio desinterés en la situación y en tratar de pedir disculpas, repasando con la mirada aquello a lo que había venido, la infraestructura y el ambiente de la catedral.

Miró al sujeto presente; serio, sin quitarle la mirada de encima hasta que explicara sus motivos, un poco extraños para una persona normal, pero sin realmente notar alguna actitud de hostilidad hacia él, pudo estar más tranquilo.

—Y para esto viniste a este lugar a altas horas de la noche en ester día en particular— refiriéndose al claro día de Halloween y todas las connotaciones esotéricas que se podrían tener. Al fin y al cabo también el motivo por el cual estaba aquí era para deshacerse de un ser atraído por una jugarreta de Halloween.

—Tranquilo, no interrumpiste nada. Mi objetivo en este lugar ya se logró— Puntualizó en lo que quien parece ser Julius colocaba su espada en frente de él y esta desaparecía, mientras el collar dorado con forma de flor de cerezo brillaba. —Todo mundo el mundo se cree valiente hasta que tiene al mismo demonio enfrente— Comentó en un tono burlón haciendo alusión al suceso que lo trajo a este lugar.

-¿Este día en particular? - cuestionó alzando una ceja, sin entender realmente a lo que se refería hasta que mentalmente repasó el día, la fecha, el mes y el hecho de que fuera de japón, exceptuando quizás Shibuya, "Halloween" tiene mayor relevancia, aunque para Eiji en general toda festividad le era insignificante.

-Ah, eso...- contestó con desgano o más bien, simple desinterés. - Mira, en verdad fue una mala coincidencia, si por mi fuera estaría amarrado a la cama de mi vecino, pero resulta que se fue de viaje -ahora entendía por qué- y de aburrido me vine a dar una vuelta. En Japón puedes pasear a las 3 de la mañana y nadie te cuestiona. -Alzó la vista hacia el crucifijo al final de la sala, el muchacho nunca había entendido muy bien las religiones y la católica en particular la consideraba inconsistente, pero ante el comentario del rubio no pudo evitar volver la mirada y sonreír con burla, un tanto desafiante.

Spoiler:

- ¿Valentía? Pienso que es más una percepción diferente. Quiero decir, es probable que el demonio sea mejor (en más de un sentido) que muchos humanos que me he topado. - Inconscientemente llevó su mano a su ojo, pero luego, cuando notó su propio gesto, simplemente peinó su cabello hacia atrás, como si le molestara el flequillo. -¿Y puedo preguntar qué hacías? La verdad soy un chico curioso, pero tengo mis tópicos preferenciales. Puedo fingir demencia si eso te parece más conveniente. - Aunque claro, se divertiría un poco a costa de eso, o al menos lo intentaría.

Julius volvió a soltar una leve burla ante tal comentario, sin duda el desconocido no sabía a lo que se refería, ni a los demonios que su contraparte le ha tocado ver y enfrentar —Bueno, hasta yo en mis épocas de humano solía ser ignorante e imprudente ante fuerzas que no comprendo...— Encogió los brazos y luego miró al altar pensativo —Tal vez todavía lo seamos— Estaba consciente que a su contraparte le rodeaban muchas preguntas y toda esa lealtad desmedida a su diosa sólo lo llevaban a meterse en situaciones que no siempre puede controlar.

Miro de nuevo al joven y con mucha tranquilidad respondió. —Sólo terminaba de exorcizar. Digamos que ciertos compañeroa les dio por jugarle a lo paranormal y terminaron invocando algo...Si tienen suerten suerte nadie habrá muerto por tal jueguito— Comentó despreocupado, cruzándose de brazos como si nada realmente malo hubiera ocurrido. — Pude sentir cómo toda la diversión desaparecía y el miedo y la incertidumbre reinaba en la habitación. Como dije antes: Todo el mundo se cree valiente hasta que tiene al mismo demonio enfrente— Rió levemente hasta que se quedó pensativo, recordando que su contraparte fue imprudente en dejar que hicieran eso sin realmenbte considerar las consecvuencias. —Fuiste muy descuidado...— Se dijo en voz baja, desaprobando que su contraparte, en su deseo de convivir, haya dejado que eso pasara.

—¡Pero como verás: asunto resuleto!— Abrió ambos brazos mostrando que su deber había acabado. —Será divertido ver cómo llegan a trabajar esos compañeros al día siguiente...los que estén en condiciuones de, claro está.

- "Épocas de humano", ¿eh? - escuchó atento el relato, el tuerto no podía negar que le había generado cierta sorpresa la situación, aunque más que nada era ese oriental deseo de no querer verse involucrado y la duda de lo que a él le parecía el sentido común.

-Va, agradezco la explicación, pero ¿estás seguro que deberías andar contando todo eso como si nada? Quiero decir, muchos te darían por loco y los que no, quizás no siempre te sea conveniente que manejen esa información. -Después de todo era un manager de Merveilles Records, razón única por la que el japonés seguía todavía entablando conversación.

-¿Eso es un spoiler de un gran revuelo en la empresa? No me gustaría que la productora cerrara justo ahora que comienza mi carrera. -se lamentó en voz alta, no le preocupaba en lo más mínimo las condiciones en las que se encontraban aquellas personas en verdad, pero había algo que lo mantenía al pendiente de todo el relato. -Es divertido notar que pareces un poco ajeno a todo el relato pese a estar directamente involucrado. Solo por curiosidad, ¿Cómo te llamas?-

Dio una leve burla. —Ya me imagino: "Oigan, ¿Sabían que Julius es un ángel?..."¡Claro, su cara parece tallada por los mismos ángeles!"— Comentó imitando tonos al azar de personas del sello. —Mira, a diferencia de mi contraparte, a mí no me importa que me tiren de loco o volvermme blanco de algún ser de malas intenciones...— Dio una pausa para cambiar a un tono más serio. —Tarde o temprano ese día llegará, y tendremos que dejar esta fachada— Puntualizó mirando hacia el altar. Él también sufría de la amnesia que afectaba a Julius; siglos de vida como ángel casi en el olvido, ¿Qué secretos les guardaba su diosa? ¿Qué fue lo que ocurrió hace 23 años? ¿Qué sería de Julius una vez que recordara?...

La pregunta del tuerto lo sacó de ese trance, volviendo a dirigir su mirada a él. —¿Mi nombre?...Julius— Comentó sin titubear y encogíendose los hombros —Aunque mi contraparte lo niegue

-¿Un Ángel? -no había que ser un genio para darse cuenta de la extraña forma de hablar que tenía el rubio. Era descarado y no tan confuso como quizás otros creerían. -Perdona que lo diga pero ahora mismo no transmites eso que se supone que dan seres celestiales como esos, ¿son todos los ángeles como tú? -cuestionó el japonés ignorando todo el resto de palabrerío, aterrizando de golpe la situación, no era que le importara realmente, pero quería saber a donde le llevaría todo aquello. Sus pasos avanzaron en dirección del rubio, más allá la cruz en su espalda solo le daba un toque dramático a la situación, pero lejos de serlo, Eiji había encontrado quizás una pequeña entretención en su lugar de trabajo.

-Julius, ¿eh? ¿Entonces, te doy por alguien con problemas de personalidad o simplemente como otro "ente" dentro de él? -se inclinó un poco hacia él, acortando la distancia solo para sonreírle con malicia infantil.

-¿Debería pasarme por tu oficina mañana a saludar?-

Rió ante la ingenuidad del sujeto, aunque no podía culparlo; la idea general que se concibe de los ángeles influye en el imaginario colectivo era ese, y la verdad tampoco era tan errada ya que muchos ángeles dan ese aire que principalmente le atribuye el mundo occidental. Respondió ante esa incógnita con otra pregunta sin titubeos. —¿Acaso todos los humanos son iguales?...Misma situación. Algunos pueden ser unos bonachones como mi contraparte, pero otros...—

Iba a darse como ejemplo, pero leves destellos de un ángel desconocido asaltó su mente: este vestía una armadura de placas, alas negras y un casco que cubría su rostro, pero no parecía ser un recuerdo de siglos atrás. Volvió en sí y sólo soltó una respuesta más tranquila; algo pensativa. —...otros será mejor no cruzarte en su camino.

—Lo segundo...Al parecer haber renacido como ángel nos otorgó esta situación— Se giró para camianr hacia la salida, volviéndose a detener ante la otra pregunta del tuerto. —¿Visitarme? Puedes hacerlo. Total, deshacermme de ese ente de hace rato drenó algo de mis fuerzas, y para mañana volverás a toparte con él— Refiriéndose al otro Julius que todso mundo conoce. Se llevó un dedo al mentón y preguntó pensativo. —¿Y qué harás con todo esto que sabes?

Una sonrisa un poco infantil y algo traviesa se dibujó en sus labios, el japonés se alegraba realmente cuando algo llegaba a captar su interés. Después de todo la vida era monótona, aburrida y no todos los días te topabas con un sujeto que alardeaba de ser una criatura sobrehumana o se run chiflado con doble personalidad, en cualquier caso, al ser un integrante de la misma empresa en la que él estaba le resultaba particularmente interesante y hasta cierto punto conveniente.

- ¿Qué haré? Pues divertirme supongo. - Dicho eso y con evidente mejor humor con el que había llegado, se giró en su propio eje y caminó hacia las grandes puertas de la catedral.

-Por cierto me dista algunas ideas para mi sesión de fotos. Así que gracias Julius~ Nos vemos mañana~ - dejó que las palabras se arrastraran de sus labios y simplemente se fue caminando tranquilamente hasta perderse de vista.

Spoiler:

Miró con extrañesa al japonés que se retiraba. Aveces le resultaban extrañas estas actitudes de los humanos hacia lo desconocido, pero tampoco es que estuviera en condiciones de quejarse de todo, después de todo hace siglos él era uno.

—Sesión de fotos... Se dijo en su interior para luego cruzarse de brazos y observar al sujeto retirarse. —Hay cosas que jamás entenderé— Aunque eso ya era asunto de su contraparte. —Supongo que eso ya no será mi problema...— Se giró un poco para mirar al altar nuevamente —No importa lo que hagamos, los problemas no nos dejarán— Advirtió a él mismo antes de comenzar a retirarse. Algo le decía que le hacía un favor si decidía dar la noche por terminada. Mañana será otro día.

Spoiler: