Escape (Privado) [+18]

La lanza fue clavada exitosamente en la boca de la criatura, la cual no tardó en liberar un aullido de dolor. Ayato cayó como peso muerto sobre la acera, emitiendo un golpe fuerte y seco que seguro cobraría un hueso roto o dos. Los testigos que salieron para ver qué sucedía afuera quedaron impresionados con el espectáculo que estaba esperándoles. Poca fue la atención que le prestaron al supuesto difunto (todos los días moría alguien en ese sector): el perro gigante se llevaba todas las miradas.

No estaba seguro de si la criatura buscaba atacarle, pero sí sabía que si lo intentaba lo lograría fácilmente.

Una de las patas de Dante casi aplastó a Ayato. Lo hubiera hecho de no ser por sus reflejos, que aún con todas esas heridas seguían reaccionando. Más de eso, sin embargo, no pudo hacer. Empezaba a perder el conocimiento por la breve afrenta y la falta de sangre. Ya solo quedaban vestigios de su energía inicial, esa que le había impulsado a morder a Dante en primer lugar. Al levantar débilmente la mirada notó que la criatura saltaba por sobre su cabeza y huía lejos del edificio y de su gente.

- Eso, eso, largo de aquí... - murmuró cuando finalmente pudo ponerse de pie. Alzó el mentón con orgullo, del modo que pudo. La verdad es que no era rival para un monstruo así (pero no lo admitiría ni en un millón de años).

Zephaniah, por su lado, yacía inconsciente (o quizás muerta) entre los escombros del edificio, el cual cobró más de un herido por el inesperado impacto.

Consciente de que la prensa no tardaría en llegar a cubrir los hechos, Ayato utilizó su habilidad para desaparecer de ese lugar y arrastrarse con el hombro destrozado en dirección contraria a Dante, lejos de ahí, hasta donde sus pies pudieran llevarle. Necesitaba un respiro.