Mar y noche (privado)

¿Hace cuanto tiempo había transcurrido desde que pisé la playa de Glass city? Seguramente muchos y durante esos años no había cambiado nada su bello aspecto. Tenía muchas ganas de ir incluso cuando bajaba del avión el primer día de nuevo en la ciudad, pensaba en visitarla, pero el trabajo hacía que fuera imposible que me pudiera relajar y cumplirlo hasta que hice un espacio y después de días de planeación ese fin de semana fui a la playa.  Claro que no a las primeras horas del día o cuando estuviera en su apogeo pues a pesar de que me gustaba si me exponía mucho al sol podría broncearme y se notaría mucho pues tenía una piel delicada, además no quería broncearme por lo que llegué al atardecer. Cuando el sol dejaba de estar en su apogeo y varias personas ya iban a sus casas.

Me vestí de forma veraniega, con un sencillo vestido color blanco de tirantes y un sombrero del mismo color, quería estar hasta muy noche y como sabía que iba a ser peligroso le pedí al chofer que mantuviera una distancia donde pudiera vigilarme, así me sentiría más tranquila. Me instalé poniendo una toalla en la arena. Al no haber muchas personas se podia sentir una total calma, sonreí levemente- Hace tiempo, que no me sentía tan tranquila-Me dije para mí misma estirando un poco las piernas para enterrar los dedos en la arena. La sensación de la arena se sentía extraña pero me agradaba así que comencé a mover los dedos.

Estaba de esta manera cuando sentí una pequeña brisa por lo que no le di importancia y esta vez me atreví a tocar la arena con una mano, hundiéndola del mismo modo que mis pies pero al momento de hacerlo la brisa se sintió con más fuerza provocando que el sombrero saliera volando y al estar entretenida en la arena no pude reaccionar como debería por lo que se fue a varios metros lejos de mi-Que descuidada soy- Dije después de un suspiro para reincorporarme y correr hacia mi sombrero, esperando poderlo alcanzar antes de que otra brisa lo alejara de mi.

El sol se estaba poniendo cuando Reino decidió dar un paseo por la playa. Necesitaba tomar aire y ordenar sus ideas.

No la estaba pasando nada bien. Ese año había sido especialmente duro para él.

Todo comenzó esa noche de año nuevo con su declaración a Zinnia durante la fiesta del sello, la cual le llevó a tener un percance con Revo y un reencuentro más que incómodo con Katherine. Posterior a eso, y a pesar de haber resuelto las cosas con su mejor amigo, los medios divulgaron esta situación por toda la ciudad, transformándola en una polémica absurda que le trajo fuertes dolores de cabeza por más de un mes.

Reino intentó no agobiarse demasiado y centrarse en la banda que estaba asesorando, Redline. Todo iba viento en popa para ellos: lograron reunir cuatro miembros y crear un álbum sólido que rápidamente se convirtió en un éxito en ventas. Claro, hasta aquella fatídica reunión de Halloween...

En esa oportunidad, volvió a ver a Zinnia después de mucho tiempo. Ambos estaban más tranquilos, los problemas sentimentales parecían ser parte del pasado, pero no interactuaron demasiado, ya que las cosas se salieron de control y Layla sufrió un accidente. El origen de esta desgracia aún era difuso para él, y a pesar de todos los meses transcurridos, seguía sin tener del todo claro qué pasó.

Dada su condición, Layla se vio obligada a volver a Japón. Redline se disolvió después de eso.

Tenía la esperanza de mantener contacto con Andrew o Ren, pero ambos desaparecieron después del accidente. Y con el baterista la relación era estrictamente profesional, por lo que le bastó encontrar a una nueva banda y olvidarse de lo sucedido. Verse solo otra vez acabó por desmoronar a Reino.

— No importa cuántas vueltas le dé, no salgo del mismo bucle... — masculló en voz alta, con la mirada fija en el horizonte.

¿Y si decidía ahogarse en ese mismo instante en el mar? Era fácil, solo tenía que avanzar hasta que el agua le llenase los pulmones y no pudiera respirar. Tal vez la maldición que lo había acompañado durante toda su vida moriría con él, así no volvería a dañar nunca a nadie más...

Estaba por dar el primer paso, hasta que la brisa atrajo un sombrero blanco a sus pies. Lentamente, tomó el objeto y buscó a su dueña con la mirada, encontrándose con un rostro conocido que lo descolocó por completo.

— Zi... Zinnia... — murmuró su nombre con voz rasposa, como si necesitase hacerlo para convencerse de que era real y no producto de su imaginación.

Spoiler:

No pude distinguir la silueta de la persona que logró detener el avance de mi sombrero hasta llegar a unos pocos metros. Comencé a disminuir mi andar hasta su totalidad, realmente sorprendida por descubrir quien ayudó a que mi sombrero no se perdiera. El tiempo pareció detenerse al estar frente a frente y una ola de emociones y recuerdos comenzó a inundar mi memoria...

El comienzo de año pareció ser el comienzo de una gran tormenta, el descenso a un abismo cada vez más y más oscuro. Empezando por el percance del evento de fin de año, dando paso a la publicación en aquella revista sensacionalista la cual daba suposiciones escandalosas sobre la situación que vieron. Mi familia leyó aquel artículo, no tardaron en tener una charla seria conmigo. La palabra correcta de su estado anímico sería iracundo. El círculo cercano de los Millaray ahora pensaban que había manchado el apellido pues caí en la tentación de caer en manos de los placeres vulgares que tienen las personas soezes. Lo único fortuito, a mi manera de ver, es que cancelaron el compromiso, desconozco si fue por parte de mi familia o la otra familia. La cancelación del compromiso no sólo implicó mi liberación, también la ruptura de varios negocios con aquella familia. Es la primera vez que la empresa tenía estas cancelaciones por lo que de manera unánime decidieron dejar de reconocerme como su hija. Están haciendo lo necesario para que aquello sea de manera legal, yo sólo acepté aquella decisión, esperando a que los trámites terminen y los privilegios que todavía tengo se me sean anulados.

Aparte de aquel asunto familiar pude reencontrarme con Reino en un evento organizado por la empresa. Acepté la invitación sin tener conocimiento del anfitrión pero aquello no fue lo más impactante si no el suceso que surgió después, cuando aceptamos jugar a la Ouija de manera inocente. Los sucesos que pasaron hasta la fecha no sabría decir si fueron provocados por algo psicológico o paranormal pero desde entonces he tenido problemas para conciliar el sueño y tener un descanso reparador.

Lo que agravó este padecimiento fue el más reciente acontecimiento; el supuesto "accidente" que tuvo la señorita Howell y la verdad que descubrí de aquello. Tantas cosas malas habían pasado en el año que estar sola en la playa, sin nada en la mente fue liberador pero la prescencia de Reino es un regreso frío a la realidad.

Escuchar mi nombre salir de su voz me hizo regresar al presente, junto con un escalofrío que recorrió toda mi espalda-Re...Reino...-Desde el accidente de Halloween no lo volví a ver, y no hice nada para que aquel suceso ocurriera, una parte de ello era para no darles más de que hablar a las revistas y debido a la confesión que le hice en la reunión de Halloween cuando pensé que realmente íbamos a morir, pero al decirlo en mi idioma natal lo más probable es que no lo entendiera pero una vez que pasó la adrenalina me sentí culpable y confundida pues tenía que arreglar aquel asunto con Regan pero lo pospuse unos días hasta que me sintiera segura para pedir una cita y hablar del tema con él, aunque los días se convirtieron en semanas y esas semanas en meses, todavía no me encontraba lista para enfrentar aquel asunto o estar a solas con él.  

Mi expresión de sorpresa cambió, extendí mi brazo en dirección del sombrero comenzando a avanzar- Reino...-Volví a decir con un hilo de voz. En vez de tomar el sombrero lo rodee con mis brazos, aquel objeto ya carecía de importancia. Aquel impulso de abrazarlo fue lo primero que mi cuerpo hizo. Tal vez debido a que necesitaba un consuelo, sentir algo cálido, familiar.Hundí mi rostro entre sus prendas, mi cuerpo comenzó a temblar y las lágrimas simplemente comenzaron a salir. Me alegraba saber que él se encontraba bien, que aún estaba vivo. Lo cierto es que no esperaba que devolviera aquella acción pero esperaba que me dejara desahogar. La playa estaba cada vez más sola, mientras las noche comenzaba a aparecer junto con las estrellas.