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Escape (Privado) [+18]
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Re: Escape (Privado) [+18]
Seguía besándolo, con desesperación mientras se estaba acostumbrando a tener aquel miembro en su interior pero el dhampiro no le dio tiempo de pues empezó con las embestidas. La primera le tomó por sorpresa por que fue la más brusca, haciendo que le mordiera el labio enferior con fuerza ahogando de esta manera un grito. Por suerte ya estaba lo bastante lubricada para sentir molestia en vez de un dolor insoportable. Después de la mordida dejó de besarle, alejando su rostro solo unos centímetros, esto lo hizo con el fin de pedirle disculpas por aquello pero las palabras no salían, no dejaba de gemir.
Sobre la presencia de Dante…Digamos que ella estaba tan concentrada que se le olvidó que había tres personas en la habitación.
El lugar estaba inundado del olor se sexo y sudor. La música iba acompañado de los gemidos, los cuales tapaban el sonido ambiental que Dante había puesto; un tercer sonido apareció y era el que hacía el miembro de Ayato cada vez que entraba y salía de Zephaniah. Era un ambiente totalmente cargado de erotismo. Pronto Zephaniah encontró el ritmo correcto, uno acelerado, intenso. Sus caderas no se detenían y cuando lo sentía profundo sus músculos se tensaban aprisionando aquel miembro y los dedos que seguían estimulando.
Para poder moverse se estaba apoyando con las manos en los hombros de Ayato, pero una mano dejó de recargarse en el hombro, se movió hacia un pecho de Zephaniah, comenzando a acariciarlo, estimulándose ella misma, haciendo movimientos circulares con la palma de la mano y apretando en algunas ocasiones.
Sobre la presencia de Dante…Digamos que ella estaba tan concentrada que se le olvidó que había tres personas en la habitación.
El lugar estaba inundado del olor se sexo y sudor. La música iba acompañado de los gemidos, los cuales tapaban el sonido ambiental que Dante había puesto; un tercer sonido apareció y era el que hacía el miembro de Ayato cada vez que entraba y salía de Zephaniah. Era un ambiente totalmente cargado de erotismo. Pronto Zephaniah encontró el ritmo correcto, uno acelerado, intenso. Sus caderas no se detenían y cuando lo sentía profundo sus músculos se tensaban aprisionando aquel miembro y los dedos que seguían estimulando.
Para poder moverse se estaba apoyando con las manos en los hombros de Ayato, pero una mano dejó de recargarse en el hombro, se movió hacia un pecho de Zephaniah, comenzando a acariciarlo, estimulándose ella misma, haciendo movimientos circulares con la palma de la mano y apretando en algunas ocasiones.
Invitado- Invitado
Re: Escape (Privado) [+18]
La mordida le pilló de improviso, la sintió como una suave y agradable punzada en los labios, aunque Ayato lo creyó un atrevimiento. Tenía deseos de reprocharle con los insultos y la acritud de siempre, quería dejarle claro quién mandaba, pero decidió expresar ese mensaje por medio de su sexo. Aumentó la velocidad y la fuerza de sus estocadas, irrumpiendo el ritmo que la pelirroja ya acostumbraba.
- ¡Mgh...ah...mgh! - los gruñidos escaparon de su garganta de manera rasposa, dejando salir de vez en cuando un gemido grave en medida que la penetraba. Estaba siendo cada vez más bruto. Sus manos comenzaron a arañar las nalgas de la muchacha al punto de dejarlas rojizas y sus dedos dibujaban marcas sobre su piel, marcas que indicaban la fuerza del tacto.
Cuando Zephaniah comenzó a auto-estimularse, Ayato respondió introduciendo directamente un dedo en su ano, pues interpretaba con esa reacción que ella esperaba obtener aún más placer del que sentía.
En pleno acto, la sed comenzó a operar otra vez, al punto que sostener su barbilla sobre el hombro de la humana y saber que no podía morderla por el 'pacto' que tenía con Dante resultaba una auténtica tortura. Jadeó pesadamente al caer en cuenta de ello, con las mejillas rojas y sofocadas.
Tenía que morder a ese imbécil. Con eso estaba completamente libre de cargos.
- ¿Qué hay de ti? ¿Te vas a quedar mirando? - le preguntó a Dante, levantando finalmente la filosa mirada por sobre el hombro de Zephaniah. - ¡¡...!! - dio un respingo al verle y su rostro palideció. No sabía con exactitud qué estaba pasando, pero podía distinguir algo diferente en él, algo que le obligaba a permanecer alerta: Dante les observaba con una tenacidad bestial y de su cuerpo emanaba una energía abrumadora.
Ayato no dejó de moverse, mantuvo el placentero vaivén que le unía a Zephaniah, pero su concentración ahora se mantenía clavada en el muchacho del tatuaje.
- ¡Mgh...ah...mgh! - los gruñidos escaparon de su garganta de manera rasposa, dejando salir de vez en cuando un gemido grave en medida que la penetraba. Estaba siendo cada vez más bruto. Sus manos comenzaron a arañar las nalgas de la muchacha al punto de dejarlas rojizas y sus dedos dibujaban marcas sobre su piel, marcas que indicaban la fuerza del tacto.
Cuando Zephaniah comenzó a auto-estimularse, Ayato respondió introduciendo directamente un dedo en su ano, pues interpretaba con esa reacción que ella esperaba obtener aún más placer del que sentía.
En pleno acto, la sed comenzó a operar otra vez, al punto que sostener su barbilla sobre el hombro de la humana y saber que no podía morderla por el 'pacto' que tenía con Dante resultaba una auténtica tortura. Jadeó pesadamente al caer en cuenta de ello, con las mejillas rojas y sofocadas.
Tenía que morder a ese imbécil. Con eso estaba completamente libre de cargos.
- ¿Qué hay de ti? ¿Te vas a quedar mirando? - le preguntó a Dante, levantando finalmente la filosa mirada por sobre el hombro de Zephaniah. - ¡¡...!! - dio un respingo al verle y su rostro palideció. No sabía con exactitud qué estaba pasando, pero podía distinguir algo diferente en él, algo que le obligaba a permanecer alerta: Dante les observaba con una tenacidad bestial y de su cuerpo emanaba una energía abrumadora.
Ayato no dejó de moverse, mantuvo el placentero vaivén que le unía a Zephaniah, pero su concentración ahora se mantenía clavada en el muchacho del tatuaje.
Re: Escape (Privado) [+18]
Notar el cambio de actitud del pelirrojo hacia la mujer no era algo difícil, no cuando lo que veía probablemente sería algo que yo mismo haría en un estado como en el que ahora mismo aquel sujeto estaba. Ser suave o sutil no era en particular mi estilo, pero las chicas en general parecen tan delicadas. Me preguntaba como respondería ella, si se quejaba, esperaba que Ayato supiera mantenerle la boca cerrada.
De pronto noté la mirada del sujeto sobre mi. Al instante lo supe, estaba siendo leído por sus instintos, como si él estuviera viendo a través de mi alma y solo entonces fui consciente de mi estado, pero no estaba en condiciones de inhibir mi propia naturaleza. ¿Qué importaba si había algo raro? ¿No iba a dar marcha atrás, verdad? Incluso si me sentía expuesto a sus ojos, su expresión me daba a entender en parte su confusión y en parte una angustia que aunque no sabía su razón, me regocijaba la mente.
“¿Me estás extrañando? Pareces un poco ansioso desde hace un rato.” Comenté con la voz cargada en un tono grave que parecía ajeno a mí. Me reí para mi mismo antes de ponerme de pie con una sensación similar al estar ebrio, como si mi cuerpo fuera más ligero o como si el piso fuera inusualmente acolchado al andar.
“¿Qué quieres que haga además de mirar? ¿Quieres más placer?” Algo en él parecía gritar por ello y mi cuerpo respondía a ese llamado. El nivel de lujuria del sujeto y de la chica eran demasiado distintos, pero se potenciaban por lo que no tenía intención alguna de separarlos.
“Ambos parecen querer más…” Susurré posicionándome de nuevo en la espalda de la chica, lamiendo su oído mientras mi mano bajaba desde uno de sus hombros por su torso hasta acariciar, de manera lenta pero firme, la piel rosada de sus pezones, depositando una mordida suave sobre el hombro contrario, clavando la mirada en el vampiro.
Para él era una burla, una declaración directa de que podía oler su instinto insatisfecho.
Para ella, era la suavidad que el vampiro había olvidado tener con ella durante los recientes momentos, suavidad que en ningún momento disminuía el placer que le pudiera estar brindando, sino que tan solo volvía aquello un juego más íntimo, absurdamente complementario.
De pronto noté la mirada del sujeto sobre mi. Al instante lo supe, estaba siendo leído por sus instintos, como si él estuviera viendo a través de mi alma y solo entonces fui consciente de mi estado, pero no estaba en condiciones de inhibir mi propia naturaleza. ¿Qué importaba si había algo raro? ¿No iba a dar marcha atrás, verdad? Incluso si me sentía expuesto a sus ojos, su expresión me daba a entender en parte su confusión y en parte una angustia que aunque no sabía su razón, me regocijaba la mente.
“¿Me estás extrañando? Pareces un poco ansioso desde hace un rato.” Comenté con la voz cargada en un tono grave que parecía ajeno a mí. Me reí para mi mismo antes de ponerme de pie con una sensación similar al estar ebrio, como si mi cuerpo fuera más ligero o como si el piso fuera inusualmente acolchado al andar.
“¿Qué quieres que haga además de mirar? ¿Quieres más placer?” Algo en él parecía gritar por ello y mi cuerpo respondía a ese llamado. El nivel de lujuria del sujeto y de la chica eran demasiado distintos, pero se potenciaban por lo que no tenía intención alguna de separarlos.
“Ambos parecen querer más…” Susurré posicionándome de nuevo en la espalda de la chica, lamiendo su oído mientras mi mano bajaba desde uno de sus hombros por su torso hasta acariciar, de manera lenta pero firme, la piel rosada de sus pezones, depositando una mordida suave sobre el hombro contrario, clavando la mirada en el vampiro.
Para él era una burla, una declaración directa de que podía oler su instinto insatisfecho.
Para ella, era la suavidad que el vampiro había olvidado tener con ella durante los recientes momentos, suavidad que en ningún momento disminuía el placer que le pudiera estar brindando, sino que tan solo volvía aquello un juego más íntimo, absurdamente complementario.
Dante Rivelli- Soporte Gráfico
- Ocupación : Ciudadano
Mensajes : 1020
Fecha de inscripción : 15/03/2012
Re: Escape (Privado) [+18]
No había nada de amor o siquiera cariño en lo que estaban haciendo, sólo deseo y lujuria. Dos cosas que Zephaniah jamás había conocido y en estos momentos le agradaba demasiado. Eran como si el razonamiento se hubiera esfumado y en su lugar su mente podía pensar en una cosa, la obtención de más y más placer; y ese placer lo obtenía mediante la brusquedad de las acciones del dhampiro. Obtener placer por medio del dolor, nunca se había planteado ello pero la hacía sentirse tan viva y el ambiente del lugar se hacia más cargado. Lo cierto es que ella estaba concentrada en sus sensaciones que sólo se percató de la cercanía de Dante cuando lamió su oreja y estaba acariciando el pezón del pecho libre. Dio un gemido más sonoro que los demás empezando a imitar los movimientos con el otro pezón.
-Si…Quiero más- Dijo al momento en que se recargaba en Dante dejando de moverse al compás del pelirrojo pero sin dejar de estimularse y no es que perdiera total interés en Ayato, sólo que Dante no se había acercado a ellos desde hace un rato y en estos momentos estaba cambiado pero ella podía percibirlo de manera sensocrial, no física debido a la posición en la que se econtraba. De manera inconciente se dio cuenta de que la prescencia de Dante tenía una sensación de peligro. En otra circunstancia ella actuaría con un poco más de cautela pero ahora parecía ser otra personas o más bien otra faceta así que en vez de querer alejarse quería que él estuvera más cerca de ellos.Quería saber si él podía hacerle las ismas cosas que le estaba haciendo el dhampiro.
-Danos más placer-Le dijo a Dante, haciendo una sonrisa gatuna- Yo quiero más-Eso no iba dedicado a nadie en específico pero quería saber hasta dónde era el límite de aquel placer y que más podían hacer los tres, a estas alturas incluso no le importaba ser mordida otra vez, era como si sus energías habían vuelta a ella o tal vez era que incluso su mente y su cuerpo se habían olvidado del cansancio.
-Si…Quiero más- Dijo al momento en que se recargaba en Dante dejando de moverse al compás del pelirrojo pero sin dejar de estimularse y no es que perdiera total interés en Ayato, sólo que Dante no se había acercado a ellos desde hace un rato y en estos momentos estaba cambiado pero ella podía percibirlo de manera sensocrial, no física debido a la posición en la que se econtraba. De manera inconciente se dio cuenta de que la prescencia de Dante tenía una sensación de peligro. En otra circunstancia ella actuaría con un poco más de cautela pero ahora parecía ser otra personas o más bien otra faceta así que en vez de querer alejarse quería que él estuvera más cerca de ellos.Quería saber si él podía hacerle las ismas cosas que le estaba haciendo el dhampiro.
-Danos más placer-Le dijo a Dante, haciendo una sonrisa gatuna- Yo quiero más-Eso no iba dedicado a nadie en específico pero quería saber hasta dónde era el límite de aquel placer y que más podían hacer los tres, a estas alturas incluso no le importaba ser mordida otra vez, era como si sus energías habían vuelta a ella o tal vez era que incluso su mente y su cuerpo se habían olvidado del cansancio.
Invitado- Invitado
Re: Escape (Privado) [+18]
- ¿Me estás extrañando? Pareces un poco ansioso desde hace un rato.
- No...seas...ridículo - respondió Ayato entre jadeos, notando la burla con fastidio.
El dhampiro permanecía con el mentón pegado al hombro de Zephaniah, conteniendo a duras penas los deseos de morderla. Rodeó su cintura con un brazo mientras que la mano opuesta se mantuvo en su segundo orificio, preparándolo para introducir diestramente uno de sus dedos. Si Dante no pretendía jugar con su culo, él podía hacerlo por los dos.
Aquél sujeto formuló una pregunta al aire a medida que retomaba la cercanía con ambos y el contacto con la chica. Ella fue la primera en responder, manifestando abiertamente que quería más y que también lo deseaba, gesto que despertó el sentido de competencia de Ayato otra vez. Odiaba quedar relegado a un segundo plano, por lo que decidió introducir su dedo medio en el interior de Zephaniah, deslizándolo con rapidez gracias al efecto del lubricante. Era su forma de decir "hey, no te olvides de mí".
¿Querer más? Pues claro que quería más, pero tampoco podía olvidar ese estúpido trato.
Su atención estaba dividida entre ella -y todo el placer que le proporcionaba adentrarse en su cuerpo inmaculado- y Dante, con los particulares cambios físicos que había experimentado a lo largo de esa ronda de sexo que lo excluía. Y eso no era lo único diferente...algo lo obligaba a mantenerse alerta, algo le impedía gozar por completo a la mujer que yacía sobre su regazo.
Pero sólo había una forma de averiguar qué era.
- Terminemos con esto de una vez - dijo entre gruñidos, tomando a Dante de la muñeca sin perdón ni permiso. Su miembro y su dedo medial seguían en el interior de Zephaniah, pero tuvo que detener sus movimientos para concentrarse en esta nueva acción. - Qué fastidio... - murmuró al momento de acercar la mano de Dante hacia su propio rostro. Deslizó el filo de su lengua sobre las venas que se dibujaban en el antebrazo ajeno, dispuesto a probar la sangre del tipo de dudoso origen. Sólo esperaba no morir intoxicado o alguna mierda similar.
- No...seas...ridículo - respondió Ayato entre jadeos, notando la burla con fastidio.
El dhampiro permanecía con el mentón pegado al hombro de Zephaniah, conteniendo a duras penas los deseos de morderla. Rodeó su cintura con un brazo mientras que la mano opuesta se mantuvo en su segundo orificio, preparándolo para introducir diestramente uno de sus dedos. Si Dante no pretendía jugar con su culo, él podía hacerlo por los dos.
Aquél sujeto formuló una pregunta al aire a medida que retomaba la cercanía con ambos y el contacto con la chica. Ella fue la primera en responder, manifestando abiertamente que quería más y que también lo deseaba, gesto que despertó el sentido de competencia de Ayato otra vez. Odiaba quedar relegado a un segundo plano, por lo que decidió introducir su dedo medio en el interior de Zephaniah, deslizándolo con rapidez gracias al efecto del lubricante. Era su forma de decir "hey, no te olvides de mí".
¿Querer más? Pues claro que quería más, pero tampoco podía olvidar ese estúpido trato.
Su atención estaba dividida entre ella -y todo el placer que le proporcionaba adentrarse en su cuerpo inmaculado- y Dante, con los particulares cambios físicos que había experimentado a lo largo de esa ronda de sexo que lo excluía. Y eso no era lo único diferente...algo lo obligaba a mantenerse alerta, algo le impedía gozar por completo a la mujer que yacía sobre su regazo.
Pero sólo había una forma de averiguar qué era.
- Terminemos con esto de una vez - dijo entre gruñidos, tomando a Dante de la muñeca sin perdón ni permiso. Su miembro y su dedo medial seguían en el interior de Zephaniah, pero tuvo que detener sus movimientos para concentrarse en esta nueva acción. - Qué fastidio... - murmuró al momento de acercar la mano de Dante hacia su propio rostro. Deslizó el filo de su lengua sobre las venas que se dibujaban en el antebrazo ajeno, dispuesto a probar la sangre del tipo de dudoso origen. Sólo esperaba no morir intoxicado o alguna mierda similar.
Re: Escape (Privado) [+18]
"Deja de gruñir, eres como un crío que no quiere comerse toda la comida." Respondí manteniendome en susurros, de nuestras posiciones no mucho cambiaba, me mantuve detrás de Zeph como si fuera alguna especie de punto de apoyo para ella, pero mis manos bajaron de su pezón a su entrepierna en el momento en que Ayato pareció decidirse a morder mi antebrazo. Su lengua me generó un escalofrío y una risilla maliciosa.
"Hey, dear, vuelve a moverte, no queremos que el chico pierda el incentivo~" Le sugerí a la chica y para incentivarla también a ella llevé dos de mis dedos hasta su clítoris, comenzando a acariciar la zona con movimientos circulares. Apenas y tocándola pude notar la humedad de la zona. Aparentemente el bastardo estaba haciendo buen trabajo con ella, bien, punto para él, pero aprovechando que mi amiguito tenía la boca ocupada, yo me encargué de darle qué hacer a las nuestras con un beso bastante encendido, invadiendo sin sutilezas la cavidad ajena, buscando su sabor, sus gemidos entremedio. Los labios de la mujer eran suaves, pero esta vez parecían igual de hambrientos que los nuestros.
Le lancé una mirada a ayato, curioso de la reacción que tendría al probar mi sangre. ¿Quemaría su garganta? ¿Sería fuerte? ¿Lo intoxicaría? Algo en mi sencillamente quería llevarlo al límite del éxtasis, quería que perdiera un poco el control. ¿Era eso lo que había pasado aquella vez con Lucien? Pero ahora sin dudas yo estaba siendo más conciente de todo, de lo que yo mismo quería, de como el deseo de comermelos a ambos crecía.
"Hey, dear, vuelve a moverte, no queremos que el chico pierda el incentivo~" Le sugerí a la chica y para incentivarla también a ella llevé dos de mis dedos hasta su clítoris, comenzando a acariciar la zona con movimientos circulares. Apenas y tocándola pude notar la humedad de la zona. Aparentemente el bastardo estaba haciendo buen trabajo con ella, bien, punto para él, pero aprovechando que mi amiguito tenía la boca ocupada, yo me encargué de darle qué hacer a las nuestras con un beso bastante encendido, invadiendo sin sutilezas la cavidad ajena, buscando su sabor, sus gemidos entremedio. Los labios de la mujer eran suaves, pero esta vez parecían igual de hambrientos que los nuestros.
Le lancé una mirada a ayato, curioso de la reacción que tendría al probar mi sangre. ¿Quemaría su garganta? ¿Sería fuerte? ¿Lo intoxicaría? Algo en mi sencillamente quería llevarlo al límite del éxtasis, quería que perdiera un poco el control. ¿Era eso lo que había pasado aquella vez con Lucien? Pero ahora sin dudas yo estaba siendo más conciente de todo, de lo que yo mismo quería, de como el deseo de comermelos a ambos crecía.
Dante Rivelli- Soporte Gráfico
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Fecha de inscripción : 15/03/2012
Re: Escape (Privado) [+18]
Esta vez la intromisión del dedo de Ayato fue más tolerante pero al ser inesperada la intromisión dejó de moverse por unos momentos mientras volteaba a ver a Ayato. Lo miró primero haciendo un puchero, era una forma de llamarle la tención pero después le sonrió de forma coqueta, no había dolor, sólo una sensación extraña pero poco a poco se estaba acostumbrando, incluso retomó el movimiento de tal manera que ella se introducía cada vez un poco más ese dedo. Ayato estaba haciendo un trabajo excepcional, sabía que hacer, la manera de cómo tocarla para que ella se perdiera en el placer, podría haberse olvidado de la prescencia de Dante si este no tuviera aquella prescencia tan enigmática.
Zephaniah dejó de moverse, curiosa al ver el brazo de Dante dirigirse al rostro de Ayato, sabía qué es lo que iban a hacer, quería ver cómo lo mordía así ella se daría una idea de cómo los colmillos de Ayato atravesaron su piel en aquel baño. Pero no pudo verlo pues la voz de Dante y la sugerencia fueron más tentadoras que ver la piel atravesada por lo que volvió a moverse y esta vez al compás del movimiento de los dedos de Dante que al tocar esa zona tan sensible ella podía sentir pequeñas descargas por todo su cuerpo haciendo que se excitara más y por consiguiente se mojara más.
Ella devoraba los labios de Dante, utilizando también su lengua, estaba muy concentrada en ello hasta que decidió por terminar la sesión de besos mordiéndole el labio inferior con fuerza, moviendose un poco para que ahora pudiera estar cerca de la oreja de Dante- ¿Podrías morderme también a mi?- Le susurró al momento en que dejaba de estimularse el pecho para llevar aquella mano al miembro de Dante, al tocarlo y comenzar a acariciarlo dio una pequeña risa- Quisiera también sentirte dentro de mí-Mordió el lóbulo de su oreja. Miró de reojo a Ayato y la sangre que estaba escurriendo del brazo de Dante, era curioso que en aquella situación la sangre no le resultara desagradable, incluso le gustaba la forma en que aquellos hilos rojos bajaban por el brazo de Dante.
Zephaniah dejó de moverse, curiosa al ver el brazo de Dante dirigirse al rostro de Ayato, sabía qué es lo que iban a hacer, quería ver cómo lo mordía así ella se daría una idea de cómo los colmillos de Ayato atravesaron su piel en aquel baño. Pero no pudo verlo pues la voz de Dante y la sugerencia fueron más tentadoras que ver la piel atravesada por lo que volvió a moverse y esta vez al compás del movimiento de los dedos de Dante que al tocar esa zona tan sensible ella podía sentir pequeñas descargas por todo su cuerpo haciendo que se excitara más y por consiguiente se mojara más.
Ella devoraba los labios de Dante, utilizando también su lengua, estaba muy concentrada en ello hasta que decidió por terminar la sesión de besos mordiéndole el labio inferior con fuerza, moviendose un poco para que ahora pudiera estar cerca de la oreja de Dante- ¿Podrías morderme también a mi?- Le susurró al momento en que dejaba de estimularse el pecho para llevar aquella mano al miembro de Dante, al tocarlo y comenzar a acariciarlo dio una pequeña risa- Quisiera también sentirte dentro de mí-Mordió el lóbulo de su oreja. Miró de reojo a Ayato y la sangre que estaba escurriendo del brazo de Dante, era curioso que en aquella situación la sangre no le resultara desagradable, incluso le gustaba la forma en que aquellos hilos rojos bajaban por el brazo de Dante.
Invitado- Invitado
Re: Escape (Privado) [+18]
Los colmillos de Ayato atravesaron la piel del muchacho, rompiéndola con facilidad. Desde esa pequeña herida la sangre comenzó a escurrir sin freno, navegando sobre el lienzo blanco de la piel de Dante. Ayato se sirvió de sus labios, de sus colmillos y de su lengua para retenerla. Para succionar. Era una sangre caliente, viva, que rápidamente logró escocer su garganta como si de ácido corrosivo se tratase.
Sin embargo, en contra de todo pronóstico, un solo trago de esa sangre tan peculiar despertó nuevas y desconocidas sensaciones en él, consiguiendo encender sus mejillas en un claro gesto de excitación.
- ¿Qué es esto? Está...no puedo... - masculló entre jadeos momentos antes de entrar en una especie de trance que le impidió apartarse de la muñeca de Dante, de la cual siguió bebiendo sin ninguna clase de restricción. Sus ojos, anteriormente esmeralda, se encendieron en un rojo vivo que evidenciaba cierta pérdida de control y de cordura.
Tuvo que retirar su dedo del trasero de la pelirroja para buscar un punto de apoyo en el brazo del sofá y no perder el equilibrio. Su miembro seguía clavado en ella y tal parecía que su erección empezaba a agrandarse aún más, producto de los agresivos movimientos que se empezaban a llevar a cabo sobre sí, movimientos estimulados por la intromisión de Dante en el juego.
Pero Ayato ya no podía prestarle atención a ellos. Ni a él ni a ella. Ni al placer desmedido que empezaba a sentir allá abajo. Olvidó dónde estaba, qué estaba haciendo y que ambos estaban allí. Sólo sabía que deseaba más, más y más de esa sangre que hacía hervir la suya propia, creando una reacción compatible, positiva, excitante.
Sin embargo, en contra de todo pronóstico, un solo trago de esa sangre tan peculiar despertó nuevas y desconocidas sensaciones en él, consiguiendo encender sus mejillas en un claro gesto de excitación.
- ¿Qué es esto? Está...no puedo... - masculló entre jadeos momentos antes de entrar en una especie de trance que le impidió apartarse de la muñeca de Dante, de la cual siguió bebiendo sin ninguna clase de restricción. Sus ojos, anteriormente esmeralda, se encendieron en un rojo vivo que evidenciaba cierta pérdida de control y de cordura.
Tuvo que retirar su dedo del trasero de la pelirroja para buscar un punto de apoyo en el brazo del sofá y no perder el equilibrio. Su miembro seguía clavado en ella y tal parecía que su erección empezaba a agrandarse aún más, producto de los agresivos movimientos que se empezaban a llevar a cabo sobre sí, movimientos estimulados por la intromisión de Dante en el juego.
Pero Ayato ya no podía prestarle atención a ellos. Ni a él ni a ella. Ni al placer desmedido que empezaba a sentir allá abajo. Olvidó dónde estaba, qué estaba haciendo y que ambos estaban allí. Sólo sabía que deseaba más, más y más de esa sangre que hacía hervir la suya propia, creando una reacción compatible, positiva, excitante.
Re: Escape (Privado) [+18]
El cambio en la chica era bastante sorprenderte, tengo que admitir que de a poco me iba reencantando con toda la situación, tal vez porque ahora estabamos todos bajo una misma sintonía.
La mordida, su petición y posterior acciones de sus manos me sacaron un suspiro y una sonrisa ladina, sumando al mix la sensación de los colmillos de Ayato atravesando mi piel. Un dolo agudo, pequeño y puntual como si se tratara de un piercing, ese dolor rico que uno espera con ansiedad me hizo soltar un gemido ronco que dejé escapar en la oreja de Zeph.
"Sure~" Respondí a la petición de la chica, apartando mi mano libre de su entrepierna para liberar mi erección, llevando su mano de vuelta a mi intimidad para dejarla acariciar ahí a gusto. "¿Porqué no intentas ponerla dentro tuyo por ti misma?" Susurré el obceno desafío mientras apartaba su cabello para dejar libre su nuca y mi mano subía a su cuello, sin tener intención alguna de asfixiarla, pero si de impedir su escape.
Mi lengua demarcó la zona a morder, la base de su cuello. Mi mordida distaría mucho de la delicada forma de morder de un vampiro, ni siquiera buscaba un vaso sanguineo al que acertar, mis colmillos eran más gruesos y preferian la carne, probablemente el resultado no sería el mismo, pero justamente de eso se trataba. Diversidad~ Por supuesto no planeaba arrancarle un pedazo de piel a la muchacha, solo buscaba dejar una o dos marcas y la sensación de que ella era la presa, y yo el depredador.
Mordí la zona y al mismo tiempo sentí una corriente electrica subir desde mi brazo hasta mi espina dorsal. Lancé una mirada a Ayato, quien curiosamente no había soltado mi brazo en todo este tiempo y noté... noté perfectamente el efecto sobre él. Éxtasis, placer y descontrol, era como el efecto que causaría el consumo de drogas en los humanos.
"Hey... Calm down..." Reí entre dientes, dejando libre el cuello de zeph para intentar zafar mi brazo de las fauces ajenas.
La mordida, su petición y posterior acciones de sus manos me sacaron un suspiro y una sonrisa ladina, sumando al mix la sensación de los colmillos de Ayato atravesando mi piel. Un dolo agudo, pequeño y puntual como si se tratara de un piercing, ese dolor rico que uno espera con ansiedad me hizo soltar un gemido ronco que dejé escapar en la oreja de Zeph.
"Sure~" Respondí a la petición de la chica, apartando mi mano libre de su entrepierna para liberar mi erección, llevando su mano de vuelta a mi intimidad para dejarla acariciar ahí a gusto. "¿Porqué no intentas ponerla dentro tuyo por ti misma?" Susurré el obceno desafío mientras apartaba su cabello para dejar libre su nuca y mi mano subía a su cuello, sin tener intención alguna de asfixiarla, pero si de impedir su escape.
Mi lengua demarcó la zona a morder, la base de su cuello. Mi mordida distaría mucho de la delicada forma de morder de un vampiro, ni siquiera buscaba un vaso sanguineo al que acertar, mis colmillos eran más gruesos y preferian la carne, probablemente el resultado no sería el mismo, pero justamente de eso se trataba. Diversidad~ Por supuesto no planeaba arrancarle un pedazo de piel a la muchacha, solo buscaba dejar una o dos marcas y la sensación de que ella era la presa, y yo el depredador.
Mordí la zona y al mismo tiempo sentí una corriente electrica subir desde mi brazo hasta mi espina dorsal. Lancé una mirada a Ayato, quien curiosamente no había soltado mi brazo en todo este tiempo y noté... noté perfectamente el efecto sobre él. Éxtasis, placer y descontrol, era como el efecto que causaría el consumo de drogas en los humanos.
"Hey... Calm down..." Reí entre dientes, dejando libre el cuello de zeph para intentar zafar mi brazo de las fauces ajenas.
Dante Rivelli- Soporte Gráfico
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Re: Escape (Privado) [+18]
Lo escuchó. De forma lejana, como un eco perdiéndose en el vacío. Pero lo hizo.
Mas no podía soltarlo. No podía soltar a Dante. Aunque una débil parte de su consciencia quisiera hacerlo sus bestiales instintos le gritaban seguir bebiendo sin importar las consecuencias. Se sentía más vampiro que nunca y el resplandor carmín en su mirada seguía brillando con intensidad. Ni siquiera un parpadeo se permitió.
Dante tuvo que jalar entre cuatro y cinco veces para que los colmillos de Ayato finalmente cedieran, pues de lo contrario hubiera seguido bebiendo de su brazo cual piraña hambrienta. Al soltarlo se dejó caer como peso muerto contra el respaldo del asiento: sus ojos permanecieron abiertos y perdidos, el color esmeralda aún no había regresado a ellos y las comisuras de sus labios sangraban.
Como si efectivamente estuviera bajo los efectos de una droga, el cuerpo del dhampiro se paralizó al instante. Zephaniah alcanzó a tomar con una mano el miembro de Dante ubicado en su retaguardia pero se mostró confundida al notar el cese de la actividad de Ayato. Al son de la mordida del muchacho a sus espaldas ella dejó escapar un placentero gemido, para entonces embestir al pelirrojo con sus caderas, siendo ahora ella quien llevaba completamente el ritmo de la penetración.
Con cierta dificultad, la pelirroja logró meter una segunda erección en su interior. Después de varios minutos su cuerpo logró acostumbrarse al sexo doble por lo que empezó gradualmente a aumentar la velocidad de las embestidas. Los miembros de Ayato y Dante entraban y salían de manera sonora en los conductos que les correspondían, clavándose en Zephaniah y llenándola por completo.
Al trío le siguieron gemidos y fuertes jadeos, pero esta vez Ayato ya no participaba de aquél erótico coro. La pelirroja se abrazó a su cuerpo, y a pesar de sentir el estimulante contacto de sus senos y el impacto doble que tenían ambos genitales dentro de su intimidad, él no reaccionó. No había que ser un genio para notar que seguía en un claro estado de trance y que ningún movimiento de orden sexual lo sacaría de ahí.
Mas no podía soltarlo. No podía soltar a Dante. Aunque una débil parte de su consciencia quisiera hacerlo sus bestiales instintos le gritaban seguir bebiendo sin importar las consecuencias. Se sentía más vampiro que nunca y el resplandor carmín en su mirada seguía brillando con intensidad. Ni siquiera un parpadeo se permitió.
Dante tuvo que jalar entre cuatro y cinco veces para que los colmillos de Ayato finalmente cedieran, pues de lo contrario hubiera seguido bebiendo de su brazo cual piraña hambrienta. Al soltarlo se dejó caer como peso muerto contra el respaldo del asiento: sus ojos permanecieron abiertos y perdidos, el color esmeralda aún no había regresado a ellos y las comisuras de sus labios sangraban.
Como si efectivamente estuviera bajo los efectos de una droga, el cuerpo del dhampiro se paralizó al instante. Zephaniah alcanzó a tomar con una mano el miembro de Dante ubicado en su retaguardia pero se mostró confundida al notar el cese de la actividad de Ayato. Al son de la mordida del muchacho a sus espaldas ella dejó escapar un placentero gemido, para entonces embestir al pelirrojo con sus caderas, siendo ahora ella quien llevaba completamente el ritmo de la penetración.
Con cierta dificultad, la pelirroja logró meter una segunda erección en su interior. Después de varios minutos su cuerpo logró acostumbrarse al sexo doble por lo que empezó gradualmente a aumentar la velocidad de las embestidas. Los miembros de Ayato y Dante entraban y salían de manera sonora en los conductos que les correspondían, clavándose en Zephaniah y llenándola por completo.
Al trío le siguieron gemidos y fuertes jadeos, pero esta vez Ayato ya no participaba de aquél erótico coro. La pelirroja se abrazó a su cuerpo, y a pesar de sentir el estimulante contacto de sus senos y el impacto doble que tenían ambos genitales dentro de su intimidad, él no reaccionó. No había que ser un genio para notar que seguía en un claro estado de trance y que ningún movimiento de orden sexual lo sacaría de ahí.
Re: Escape (Privado) [+18]
Al comienzo estaba tan ido por las deliciosas sensaciones que me otorgaba la chica que nada más me importó. Sentía su interior apretándome ante cada movimiento, sentía también el roce del miembro de ayato, el calor de nuestra carne junto a los húmedos y obcenos sonidos, pero nada de ello se comparaba con la sensación que poco a poco iba creciendo en mi interior.
Tenía hambre, mucha hambre, un hambre voraz que no tenía relación con la comida, sino con algo mucho más grande, quería comerme a los dos...
Embestí con poca delicadeza a la muchacha y mordí su piel con cierta desesperación, sin embargo nada me ayudó a calmar aquella necesidad de "más", era como si de alguna forma hubiese comenzado a entrar en una especie de trance frenético. Solo entonces caí en cuenta del estado de ayato. Tal vez verlo así fue el detonante final para mí.
El tatuaje en mi mejilla se encendió y nuevamente un dolor profundo me atacó, como si tuviera encima de la marca un fierro caliente, sin embargo podía percibir que ni siquiera ese malestar era suficiente para quitarme la sonrisa del rostro. En mis manos comenzaron a visualizarse grilletes, mis manos se volvieron más toscas, mis uñas se volvieron garras y sentí perfectamente como mis colmillos se engrosaban y crecían en mi boca, tal y como la vez de mi encuentro con Lucien, sin embargo, mi estado mental actual era completamente distinto, mi cabeza ya no era una bomba de tiempo, esta vez estaba a un paso de liberarme.
Me retiré del interior de la chica, esta me miró confundida y solo bastó poner mi mano sobre su rostro para lograr que se desmayara. Incluso sin que nadie me lo explicara, mi cuerpo entendía que acababa de absorber gran parte de su energía vital. Una vez desmayada la aparté, dejándola sobre otro de los sillones de la sala, quien me importaba en esos momentos era la única persona en ese lugar que parecía poder seguirme un poco el ritmo. Ayato.
Mi mirada se fijó en él y entonces probé llamarlo "Hey~" Murmuré inclinándome en el sillón, apoyando ambas manos a los costados de la cabeza de ayato, acorralándolo. "¿Tan bueno estuvo?" Pregunté con una voz que no era por completo la mia, había algo mucho más sombrío resonando con ella.
"¿Quieres más?" Llevé una de mis manos hasta sus labios, ejerciendo presión para abrir su boca, introduje el pulgar en ella y jugué unos instantes con su lengua antes de ir a rozar uno de sus colmillos.
"Yo muero de hambre... Quiero comerte y que me comas a mí... Curioso ¿no?" Me acerqué más a su rostro buscando alguna reacción de su parte.
" Oye... Necesito que bebas más..." Ayato no parecía estar escuchando, por lo que probé a llamarlo más fuerte a la vez que mi otra mano agarraba su cabello y lo obligaba a mirárme a los ojos.
"HEY! Ayato... Drink me~" Me relamí los labios y me senté descaradamente sobre sus piernas, mis movimientos eran más animales que humanos. Entonces dejé que su colmillo se enterrara en mi pulgar y al tiempo que sentía la sangre brotar por segunda vez, sentí también el sonido de una cadena rompiéndose.
Quería llenarlo, llenarlo de mí.
Tenía hambre, mucha hambre, un hambre voraz que no tenía relación con la comida, sino con algo mucho más grande, quería comerme a los dos...
Embestí con poca delicadeza a la muchacha y mordí su piel con cierta desesperación, sin embargo nada me ayudó a calmar aquella necesidad de "más", era como si de alguna forma hubiese comenzado a entrar en una especie de trance frenético. Solo entonces caí en cuenta del estado de ayato. Tal vez verlo así fue el detonante final para mí.
El tatuaje en mi mejilla se encendió y nuevamente un dolor profundo me atacó, como si tuviera encima de la marca un fierro caliente, sin embargo podía percibir que ni siquiera ese malestar era suficiente para quitarme la sonrisa del rostro. En mis manos comenzaron a visualizarse grilletes, mis manos se volvieron más toscas, mis uñas se volvieron garras y sentí perfectamente como mis colmillos se engrosaban y crecían en mi boca, tal y como la vez de mi encuentro con Lucien, sin embargo, mi estado mental actual era completamente distinto, mi cabeza ya no era una bomba de tiempo, esta vez estaba a un paso de liberarme.
Me retiré del interior de la chica, esta me miró confundida y solo bastó poner mi mano sobre su rostro para lograr que se desmayara. Incluso sin que nadie me lo explicara, mi cuerpo entendía que acababa de absorber gran parte de su energía vital. Una vez desmayada la aparté, dejándola sobre otro de los sillones de la sala, quien me importaba en esos momentos era la única persona en ese lugar que parecía poder seguirme un poco el ritmo. Ayato.
Mi mirada se fijó en él y entonces probé llamarlo "Hey~" Murmuré inclinándome en el sillón, apoyando ambas manos a los costados de la cabeza de ayato, acorralándolo. "¿Tan bueno estuvo?" Pregunté con una voz que no era por completo la mia, había algo mucho más sombrío resonando con ella.
"¿Quieres más?" Llevé una de mis manos hasta sus labios, ejerciendo presión para abrir su boca, introduje el pulgar en ella y jugué unos instantes con su lengua antes de ir a rozar uno de sus colmillos.
"Yo muero de hambre... Quiero comerte y que me comas a mí... Curioso ¿no?" Me acerqué más a su rostro buscando alguna reacción de su parte.
" Oye... Necesito que bebas más..." Ayato no parecía estar escuchando, por lo que probé a llamarlo más fuerte a la vez que mi otra mano agarraba su cabello y lo obligaba a mirárme a los ojos.
"HEY! Ayato... Drink me~" Me relamí los labios y me senté descaradamente sobre sus piernas, mis movimientos eran más animales que humanos. Entonces dejé que su colmillo se enterrara en mi pulgar y al tiempo que sentía la sangre brotar por segunda vez, sentí también el sonido de una cadena rompiéndose.
Quería llenarlo, llenarlo de mí.
Dante Rivelli- Soporte Gráfico
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Re: Escape (Privado) [+18]
Escuchaba gemidos, embestidas. Sentía el cuerpo de Zephaniah sobre él y el agresivo vaivén de Dante a espaldas de ella. Pero, por sobre todo, percibía fuertes olores: sudor, adrenalina, excitación descontrolada...y sangre...sí, ese aroma predominaba por sobre los demás. La herida que aún tenía Dante en su muñeca le volvía loco y con el transcurrir de los minutos la energía proveniente de él crecía y crecía sin explicación. No obstante, no hubo reacción alguna en Ayato. Ni siquiera cuando la pelirroja fue retirada de su cuerpo y sus exquisitas cavidades dejaron de rodear su miembro.
Todo pasaba al frente suyo como si se tratara de una película, como si no le incumbiera en lo absoluto. No sabía realmente qué estaba sucediendo "allá afuera". El verdadero Ayato permanecía perdido en el fondo de su subconsciente. Su mente dormía rendida a todos esos nuevos estímulos.
Dante intentó llamarle repetidas veces pero ni siquiera en ese momento hubo una respuesta de su parte. Tampoco opuso resistencia cuando el canino se acomodó sobre sus piernas, rozando sin pudor alguno la erección que Zephaniah había abandonado. La voz del sujeto, sus movimientos, su apariencia...todo se percibía de manera tan lejana que Ayato no podía sino ignorarlos y centrarse en lo que realmente le importaba: su sangre.
Si solo era un tipejo de los barrios bajos...un idiota...¿por qué sentía que su propia sangre hervía con solo haberlo mordido? ¿Por qué su cuerpo estaba reaccionando de forma tan anormal? Estas eran las preguntas que se formulaba con la escasa consciencia que le quedaba, pues sus instintos le pedían a gritos abalanzarse contra Dante y hacerlo pedazos...tal y como él pedía.
"Odio admitirlo...pero...mi cuerpo...necesita...más..."
Las provocaciones del muchacho le fueron indiferentes (o mejor dicho, ni siquiera las escuchó) hasta que él presionó el pulgar sobre uno de sus colmillos. Apenas una gota de sangre se resbaló hasta sus labios, Ayato se incorporó de golpe con una fuerza sobrehumana que consiguió retirar a Dante de sus faldas. Una vez éste retrocedió y abandonó el sofá, el dhampiro le tomó de los hombros con ambas manos y clavó con fiereza los colmillos en su clavícula desnuda.
- ¡Mgh! - fue el único sonido que emitió al momento de volver a sentir ese delicioso sabor llenándole las fauces. "Más...más..."
Todo pasaba al frente suyo como si se tratara de una película, como si no le incumbiera en lo absoluto. No sabía realmente qué estaba sucediendo "allá afuera". El verdadero Ayato permanecía perdido en el fondo de su subconsciente. Su mente dormía rendida a todos esos nuevos estímulos.
Dante intentó llamarle repetidas veces pero ni siquiera en ese momento hubo una respuesta de su parte. Tampoco opuso resistencia cuando el canino se acomodó sobre sus piernas, rozando sin pudor alguno la erección que Zephaniah había abandonado. La voz del sujeto, sus movimientos, su apariencia...todo se percibía de manera tan lejana que Ayato no podía sino ignorarlos y centrarse en lo que realmente le importaba: su sangre.
Si solo era un tipejo de los barrios bajos...un idiota...¿por qué sentía que su propia sangre hervía con solo haberlo mordido? ¿Por qué su cuerpo estaba reaccionando de forma tan anormal? Estas eran las preguntas que se formulaba con la escasa consciencia que le quedaba, pues sus instintos le pedían a gritos abalanzarse contra Dante y hacerlo pedazos...tal y como él pedía.
"Odio admitirlo...pero...mi cuerpo...necesita...más..."
Las provocaciones del muchacho le fueron indiferentes (o mejor dicho, ni siquiera las escuchó) hasta que él presionó el pulgar sobre uno de sus colmillos. Apenas una gota de sangre se resbaló hasta sus labios, Ayato se incorporó de golpe con una fuerza sobrehumana que consiguió retirar a Dante de sus faldas. Una vez éste retrocedió y abandonó el sofá, el dhampiro le tomó de los hombros con ambas manos y clavó con fiereza los colmillos en su clavícula desnuda.
- ¡Mgh! - fue el único sonido que emitió al momento de volver a sentir ese delicioso sabor llenándole las fauces. "Más...más..."
Re: Escape (Privado) [+18]
Me apartó tan bruscamente que tuve que retroceder. Antes de poder devolverle el gesto él se abalanzó sobre mí haciendo que ambos perdieramos por completo el equilibrio, quedando en el suelo de la sala.
Era mi victoria.
"Heh~" La sonrisa que se dibujó en mis labios fue macabra. Tanto que probablemente de haber tenido un espejo en frente me hubiese sido imposible reconocer mi reflejo. Mis brazós no dudaron en aferrarse a su cabeza como una trampa que no planeaba dejarlo escapar de la droga que bien sabía que le resultaba ser mi sangre.
Por cada segundo que pasaba de mi cuerpo sufría mayores cambios. Una cola negra y las orejas del mismo color se hicieron visibles. De cada poro de mi cuerpo comenzaba a emanar cantidades progresivamente mayores de energía que ante un ojo sobrenatural se observaban como un fuego negro que procuraba rodearnos a ambos. Seguramente la sensación para Ayato sería desesperante, sofocante.
>> Necesítame, pues la sensación de estar incompleto es angustiante. <<
De un momento a otro mi cuerpo completo se tiñó de negro, como si la energía que antes emanaba se hubiese hecho más densa y se hubiese pegado a mi cuerpo como petróleo. En una fracción de instantes mi cuerpo cambió a algo que poco tenía de humanoide que intentó envolver a ayato, para finalmente dar paso a una forma animal que fue creciendo cada vez más. Lo suficiente para destruír por completo mi departamento y con ello, parte del edificio donde habitaba.
Mi conciencia ya no era la de Dante Rivelli. Era una bestia y entre mis fauses podía saborear la sangre y el cuerpo de alguien...
Era mi victoria.
"Heh~" La sonrisa que se dibujó en mis labios fue macabra. Tanto que probablemente de haber tenido un espejo en frente me hubiese sido imposible reconocer mi reflejo. Mis brazós no dudaron en aferrarse a su cabeza como una trampa que no planeaba dejarlo escapar de la droga que bien sabía que le resultaba ser mi sangre.
Por cada segundo que pasaba de mi cuerpo sufría mayores cambios. Una cola negra y las orejas del mismo color se hicieron visibles. De cada poro de mi cuerpo comenzaba a emanar cantidades progresivamente mayores de energía que ante un ojo sobrenatural se observaban como un fuego negro que procuraba rodearnos a ambos. Seguramente la sensación para Ayato sería desesperante, sofocante.
>> Necesítame, pues la sensación de estar incompleto es angustiante. <<
De un momento a otro mi cuerpo completo se tiñó de negro, como si la energía que antes emanaba se hubiese hecho más densa y se hubiese pegado a mi cuerpo como petróleo. En una fracción de instantes mi cuerpo cambió a algo que poco tenía de humanoide que intentó envolver a ayato, para finalmente dar paso a una forma animal que fue creciendo cada vez más. Lo suficiente para destruír por completo mi departamento y con ello, parte del edificio donde habitaba.
- referencia de la transición:
como para que se hagan una idea...
Aprox... 3-4 metros de perro
Mi conciencia ya no era la de Dante Rivelli. Era una bestia y entre mis fauses podía saborear la sangre y el cuerpo de alguien...
Dante Rivelli- Soporte Gráfico
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Re: Escape (Privado) [+18]
Todo ocurrió en una fracción de segundos. Sus colmillos permanecían clavados en la piel de Dante, como una piraña hambrienta que acababa de encontrar una presa que satisfaría todas sus necesidades. A medida que el sujeto se convertía en una criatura corpulenta e inhumana, la sangre que Ayato bebía empezaba a quemarle la garganta. Sin embargo, por contradictorio que pudiera parecer, esta sensación conseguía despertar aún más su deseo y su ansiedad.
No pensaba en nada. Solo quería más y más.
Ni siquiera reparó cuando la piel de Dante fue teñida por las sombras, ni en la macabra sonrisa que esbozó cuando sintió ese punzante dolor rasgándole la parte inferior del cuello. Tampoco se percató cuando su tamaño empezó a incrementar de manera súbita, destruyendo todo el departamento en el que se encontraban.
¿Dónde estaba la pelirroja? Ayato no lo sabía. Y, para ser francos, ya no le importaba. Lo único que podía pensar era en saciar su sed y alimentarse de aquél poder demoníaco.
Lo único que consiguió finalmente despertarlo de este trance fue el inconfundible hedor de su propia sangre, la cual empezaba a manar desde una herida en su hombro. Dante, o bueno, aquella criatura que antes solía ser un humano común y corriente llamado Dante, acababa de clavar sus monstruosas fauces en su cuerpo, el cual se encogió adolorido sobre sí mismo cuando fue consciente de lo sucedido. Con este movimiento soltó la piel de Dante, desde la cual ya no se distinguía rastro de la sangre que acababa de beber. "¿Qué...? ¿Qué estoy...? ¿Por qué...?" Ayato abrió los ojos. Estos volvían a ser dos esmeraldas.
Su hombro estaba desgarrado, ya no le quedaba mucho para convertirse en carne molida. Necesitaba actuar.
Sin medir las consecuencias de sus acciones, tomó a la criatura con su brazo sano e intentó abrir su boca con las escasas fuerzas que tenía. De haberse tratado de un humano aquella herida le hubiese significado la muerte: en cambio él podía moverse aún. "Pero eso no parece ser suficiente para este hijo de puta..." pensó furioso mientras reunía sus energías en la palma de su mano, en la cual no tardó de aparecer una extensa lanza plateada, la cual clavó en el hocico del animal justo arriba de su hombro intentando que éste lo soltara.
No pensaba en nada. Solo quería más y más.
Ni siquiera reparó cuando la piel de Dante fue teñida por las sombras, ni en la macabra sonrisa que esbozó cuando sintió ese punzante dolor rasgándole la parte inferior del cuello. Tampoco se percató cuando su tamaño empezó a incrementar de manera súbita, destruyendo todo el departamento en el que se encontraban.
¿Dónde estaba la pelirroja? Ayato no lo sabía. Y, para ser francos, ya no le importaba. Lo único que podía pensar era en saciar su sed y alimentarse de aquél poder demoníaco.
Lo único que consiguió finalmente despertarlo de este trance fue el inconfundible hedor de su propia sangre, la cual empezaba a manar desde una herida en su hombro. Dante, o bueno, aquella criatura que antes solía ser un humano común y corriente llamado Dante, acababa de clavar sus monstruosas fauces en su cuerpo, el cual se encogió adolorido sobre sí mismo cuando fue consciente de lo sucedido. Con este movimiento soltó la piel de Dante, desde la cual ya no se distinguía rastro de la sangre que acababa de beber. "¿Qué...? ¿Qué estoy...? ¿Por qué...?" Ayato abrió los ojos. Estos volvían a ser dos esmeraldas.
Su hombro estaba desgarrado, ya no le quedaba mucho para convertirse en carne molida. Necesitaba actuar.
Sin medir las consecuencias de sus acciones, tomó a la criatura con su brazo sano e intentó abrir su boca con las escasas fuerzas que tenía. De haberse tratado de un humano aquella herida le hubiese significado la muerte: en cambio él podía moverse aún. "Pero eso no parece ser suficiente para este hijo de puta..." pensó furioso mientras reunía sus energías en la palma de su mano, en la cual no tardó de aparecer una extensa lanza plateada, la cual clavó en el hocico del animal justo arriba de su hombro intentando que éste lo soltara.
Re: Escape (Privado) [+18]
Ya no era consciente de nada de lo que pasaba a mi alrededor, ni siquiera de lo que pasaba con mi propio cuerpo. Era como si mi cabeza se hubiese ido a off y solo quedara mandando el instinto. Dante Rivelli parecía ya no existir en esa habitación.
Al sentir la lanza clavándose en su hocico la bestia dio un aullido de dolor que resonó en todo el lugar e inmediatamente soltó el cuerpo que tenía entre sus fauces como reflejo, aunque realmente no quisiera hacerlo. Incapaz de discernir algo el enorme canino chocaba con todo lo que se encontraba a su paso en un intento desesperado por quitarse el objeto punzante de encima. Era un ser enorme e imponente, pero evidentemente torpe, pues no había nada racional controlando aquel ser en ese momento.
Una de sus patas intentó aplastar a Ayato, pero su atención seguía puesta en la lanza enterrada en sus fauces. Al no lograr quitarla y habiendo perdido de vista al vampiro, el perro demonio optó por huir del edificio que comenzaba a caerse a pedazos.
El enorme animal saltó por el muro ahora inexistente y huyó, corrió asustado, desorientado, corrió en las sombras, evadiendo el contacto con cualquier otro ser. Por suerte era de noche y la iluminación de los barrios bajos era terrible, de lo contrario podría haber sido un gran escándalo, uno mayor del que sería de por sí la destrucción de los departamentos. Se abrió paso hacia las afueras de la ciudad, instintivamente buscaba el bosque, las montañas, un lugar con poca o nula gente.
Al sentir la lanza clavándose en su hocico la bestia dio un aullido de dolor que resonó en todo el lugar e inmediatamente soltó el cuerpo que tenía entre sus fauces como reflejo, aunque realmente no quisiera hacerlo. Incapaz de discernir algo el enorme canino chocaba con todo lo que se encontraba a su paso en un intento desesperado por quitarse el objeto punzante de encima. Era un ser enorme e imponente, pero evidentemente torpe, pues no había nada racional controlando aquel ser en ese momento.
Una de sus patas intentó aplastar a Ayato, pero su atención seguía puesta en la lanza enterrada en sus fauces. Al no lograr quitarla y habiendo perdido de vista al vampiro, el perro demonio optó por huir del edificio que comenzaba a caerse a pedazos.
El enorme animal saltó por el muro ahora inexistente y huyó, corrió asustado, desorientado, corrió en las sombras, evadiendo el contacto con cualquier otro ser. Por suerte era de noche y la iluminación de los barrios bajos era terrible, de lo contrario podría haber sido un gran escándalo, uno mayor del que sería de por sí la destrucción de los departamentos. Se abrió paso hacia las afueras de la ciudad, instintivamente buscaba el bosque, las montañas, un lugar con poca o nula gente.
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