Rumores [Privado]

Rory iba con un grupo de chicos que no es que fueran sus mejores amigos, pero no tenía a nadie más cerca, y además él solía socializar con todo el mundo. Iban hablando de alguien. De una chica en concreto, alguien con nombre raro. Pero él iba un poco en su mundo, más concentrado en su móvil que en otra cosa (su hermano le había mandado un nuevo vídeo de juegos de terror), y no prestaba mayor atención.

El grupito entró en el baño de chicos justo cuando Rory se metía el móvil en el bolsillo y empezaba a mostrar interés por la conversación.

-¿De quién hablamos?- preguntó con curiosidad.

Después de echarle en cara lo empanao que estaba, los demás chicos se pusieron a describir a la chica (una tal Ichigo) entre todos: de segundo, pelirroja, pija, con mucha mala leche… y luego se emocionaron y siguieron dedicándole lindezas tales como que si “es una mala pécora”, “es una burra, se pega con quien haga falta” y “pues vete a saber si no se ha tirado a alguien para conseguir el papel…” “bueno, eso fijo”

Pero se callaron todos de golpe cuando la aludida salió de uno de los cubículos. Rory estaba seguro de que no había visto un silencio más sepulcral en su vida.
La mayoría de los chicos se pusieron bastante nerviosos (normal, por otra parte). No sólo porque les hubieran pillado poniéndola a caldo, sino también por la mala fama que tenía. Rory tenía que reconocer que la chica tenía un aire intimidante, pero realmente no la conocía mucho… sin contar algún que otro rumor que había oído de ella, y por supuesto la descripción que le acababan de hacer los otros chicos, claro. Desde luego, si los demás llevaban razón, muy buena pieza no debía de ser. Una matona en toda regla, seguro.
Y lo mejor que se podía hacer con los matones era no tenerles miedo (o al menos, fingir que no lo tenias).

-Pero bueno, ¿tú qué haces aquí?- le dijo, ya que ninguno de los otros decía nada-. ¡Vete a tu propio baño!

Le pilló tan de sorpresa que la chica lo agarrara que se quedó un momento sin saber cómo reaccionar. Para cuando estaba a punto de meterle un buen empujón, ella ya le había soltado, así que de momento prefirió no empeorar las cosas.

Rory se había dado cuenta de que los demás intentaban escaparse. “Ah vale, muy bien, ya sé con quién puedo contar…” pensó, fastidiado. Así que, cuando la chica agredió a uno de los chicos, hasta pensó que le estaba bien empleado por cobarde. De todas formas, aunque él hubiera querido hacer algo por ayudar al otro chico, no le habría dado tiempo.
Aún así le pareció que había sido una reacción exagerada por parte de la chica.
Y tenía fuerza, eso estaba claro.

Después de eso estaba claro que los chicos iban a salir por patas, pero a Rory no dejó de parecerle cobarde. Si se hubieran quedado, seguro que entre todos habrían podido con esa chulilla (tampoco era muy partidario del varios contra uno, pero si la ocasión lo requería…).

Y ahora se había quedado él solo con ella. No podía negar que estaba un poco nervioso (sólo un poquito), pero no pensaba irse.

-Yo sólo veo a una matona de colegio que está donde no debe- le respondió, intentando aparentar tranquilidad, aunque era obvio que estaba bastante enfadado-. Se ve que ellos llevaban razón, no eres trigo limpio. Pero que sepas que yo no tengo problemas en pelear contigo.

Tenía que dejarlo claro antes de que ella se le subiera a la chepa. Y sabía que se estaba metiendo en terreno pantanoso, pero si había que liarse a tortas, que así fuera.

-No me digas- contestó Rory, que se estaba envalentonando cada vez más-. Bueno, si hemos entrado por algo será, ¿no? Lo dices como si fueras la única que tiene derecho a estar aquí.

Ignoró la parte de “haberse cargado a muchos”, porque seguro que era una fantasmada, y él no quería darle coba con el tema.
En realidad, bien mirado, la chica no parecía ser nada del otro mundo. No era alta, ni mucho más grande que él, y aunque había demostrado que tenía fuerza, Rory estaba seguro de que él también la tenía. Por eso cada vez estaba más confiado, a pesar de que ella prácticamente se le hubiera echado encima y la tuviera demasiado cerca para su gusto. Y era guapa, pero desde luego no era el momento de pensar en esas cosas.
Rory le habría dado un buen empujón para apartarla, pero quizá era mejor intentar resolver primero las cosas. Con suerte, una vez que ella supiera que no iba a amedrentarse, se cansaría y le dejaría en paz. Era lo que solían hacer los matones.

-No lo sé, dime tú si son verdad- contestó en actitud un poco chulesca-. Yo no te conozco, pero te veo capaz de todo eso y más.

Se estaba hundiendo un poco más en el fango y lo sabía, pero no se había podido contener.

Para su desesperación, la chica no parecía tener intención de dejarlo en paz. Y no sólo eso, sino que las cosas estaban poniéndose aún más feas.
Rory se dio cuenta de que ella había deslizado su mano detrás de él, y le recorrió un escalofrío. No sabía qué tramaba ella, pero sospechaba algo.

-“¿Tiene un arma?”- pensó, mientras el pulso se le aceleraba aún más.

Se preguntó si esa chica sería capaz de usar un arma contra él, allí en medio y a plena luz del día. Probablemente no, pero había que tener en cuenta todas las posibilidades.
Rory estaba intentando decidir en un segundo si era hora de dejar de hacerse el valiente y salir corriendo.

Fue entonces cuando se abrió la puerta y otro grupo de chicos entró en el baño. Rory no sabía quiénes eran, porque sólo les dirigió una breve mirada de reojo. No pensaba apartar sus ojos de aquella chiflada. Tampoco confiaba en que ellos fueran a ser de gran ayuda, visto el ejemplo anterior con los chicos de antes, pero por lo menos ella no le iba a rajar con un cuchillo mientras hubiera gente delante.

De todas formas, lo que pasó después le dejó bastante desconcertado, cuando ella se puso a fingir una peleíta de enamorados (y fingía bien, la tía…). Rory se dio cuenta de que los chicos se largaban discretamente.
Le costó reaccionar. Esto no le había pasado nunca, y en otras circunstancias podría haber resultado hasta cómico.

Pero ahora su ira superaba a su miedo, y el chico aprovechó la ocasión para dar a Ichigo un empujón con todas sus fuerzas, mandándola directamente a la pared de enfrente suya.

-¿Qué te crees que haces, imbécil?- le gritó, y aunque tenía muchas ganas de pegarle un par de tortazos, hizo un esfuerzo por contenerse-. ¡Déjame en paz, que yo no te he hecho nada! ¡Estás chiflada! ¡Con razón todo el mundo larga de ti, no sé de qué te extrañas!

Le habría dicho muchas más cosas, pero estaba demasiado alterado para pensar. Se mantuvo en guardia, algo alejado de ella y cerca de la puerta por si acaso. Pero no quería salir corriendo sin haber zanjado del todo el asunto.

Spoiler:

Rory no podía creer lo que oía. ¿En serio Ichigo había armado todo ese follón SÓLO porque no le habían dejado ser la protagonista en un estúpido musical? Era lo único que pudo pensar mientras ella le daba rodillazos en el estómago.
Él no podía pararla, intentó agarrarla de los hombros para apartarla de él, pero no tenía las fuerzas suficientes para eso.

En cuanto ella le soltó, Rory cayó al suelo, hecho un ovillo, con los brazos sobre su estómago, intentando recuperar el aliento.

-“Esta me la pagas”- pensó. Pero no podía decirlo porque no tenía suficiente aire. La próxima vez pegaría él antes, se dijo.

Pero esta vez estaba incluso dispuesto a suplicar por su vida. Aunque no le hiciera ninguna gracia, lo prefería antes que llevarse más palos que una estera. Lo intentó, pero ni eso le salía.

Desde su posición no veía la puerta de los baños, pero pudo escuchar cómo se abría otra vez. ¿Le iba a servir de algo esta vez, o iba el visitante a salir huyendo como todos los demás? Fue lo único que se le ocurrió pensar.

Sí, mi orientación apestaba. Tanto que al intentar llegar al baño de maestros acabé en el de los alumnos. Sí, sí, se que tienen el típico logo, y está junto al de chicas, muy diferente al de maestros que se encuentra normalmente bajo llave y no tiene diferenciación de sexo. Pero bueno, estaba allí. Me pareció extraño no ver siquiera un alma a los alrededores, solo oía pequeños cuchicheos lejanos, no le presté demasiada atención...¡La naturaleza llamaba!

Al entrar me quedé de una pieza, primero por darme cuenta que estaba en el baño equivocado, y segundo por ver la escenita que se había formado en su interior. Un chico de primero, en el suelo, hecho una bolita y de pie...¡Mi alumna preferida. ¿Qué rayos hacía en el baño de hombres? ¿Por qué ese chico estaba allí tirado? Y lo más importante, claramente no podría regar las margaritas.

-¡Fiuuu~! Menuda escenita tienes aquí Ichichi...-dije acercándome a la muchacha, dándole un golpecito en el hombro para calmarla un poco. Enseguida me acerqué al pobre chico de primero, ayudándole a levantarse.

-¿Estás bien?-pregunté un tanto incrédulo de que la pelirroja lo hubiese dejado en ese estado. Si todo esto era verdad, Ichichi era una mujer de temer...quizás piense dos veces antes de jugarle una broma fuera del instituto o acabaré como este pobre.

-¿Te das cuenta en el lío que te has metido Ichichi? Es un poco complejo para mí ayudarte...-continué dando un suspiro pesado. Si bien se trataba de ella, no podía ser imparcial en una situación como esta, había atentado contra el bienestar de un miembro de la escuela, y yo, un profesor, había sido testigo (creo) de ello.

-He tenido días mejores- logró articular Rory mientras se levantaba con ayuda del recién llegado.

Una vez levantado, pudo ver mejor a la persona que acababa de llegar. ¿Un profe? Parecía bastante joven para serlo, pero por la forma en la que le habló Ichigo una de dos: o era realmente un profesor o era un alumno al que ella tenía mucho respeto.

Pero para ser un profesor, tampoco parecía estar muy enfadado. De hecho, le pareció que le hablaba a la chica hasta con cariño. ¿Sería éste el profesor con el que ella se había acostado?
Rory se sintió tentado de preguntarlo, pero aún no era tan idiota. Aunque trataría de averiguarlo más adelante.

Apenas se podía mover, así que de momento se quedó donde estaba, aguardando a ver cómo terminaba la cosa. No podía negar que le estaba gustando ver a Ichigo en apuros.
Seguro que ella le echaba la culpa. Y a lo mejor el profesor se lo creía (si la tenía enchufada porque se acostaban juntos…). Rory nunca esperaba nada de los adultos. No solían arreglar nada y a veces hasta liaban más las cosas.
Pero desde luego él no iba a quedarse callado. Se defendería si tenía que hacerlo.

-Tsk...- rasqué mi cabeza cuando ya el muchacho estuvo de pie, reacción por la respuesta de la chica, después de todo no me parecía nada la idea, lo que menos quería era que ella se metiera en más problemas...pero ella solita fue quien se metió en el lío, y debo decir que no fue nada inteligente el tiempo ni el lugar para ejecutar el crimen. Pero como había dicho antes no podía dejarlo pasar. Mi ida al baño tendría que esperar hasta más tarde, trágicamente para mí, fingir mi mejor cara era la única opción que me quedaba.

-Primero llevaré a este chico a la enfermería...Tú espérame aquí.-respondí en tono seco, siendo la segunda parte de la oración razón para volver una mirada seria y fría hacia Ichichi. Me sentía un tanto mal por dentro, pero antes que todo, en las instalaciones, yo era un profesor. No dudaba que Ichigo obedecería, pues claro, sería la acción más estúpida el huir cuando este sitio es su lugar de estudio.

Sujeté al menor, haciendo que rodeara mi cuello con su brazo para que le fuera más fácil caminar si esque aún estaba resentido por el golpe. A paso lente nos alejamos del baño en dirección a la enfermería, sin antes observar una última vez a la chica que parecía se fuera a desmoronar en cualquier momento.

-¿Qué fue lo que pasó allí atrás?...Entendo que quizás no quieres decirlo porque afectaría tu hombría o algo...pero necesito conocer ambas versiones...-me atreví a preguntar cuando ya nos encontramos a mitad de camino hacia la enfermería.