Rumores [Privado]

Aunque le costaba trabajo andar y hablar a la vez, Rory intentó explicar su versión de los hechos. No era ningún chivato, pero el profesor había visto lo suficiente, así que ya qué más daba.

Lo que había pasado, dijo, es que había entrado en el baño con otros chicos, y ella salió de repente, estaba allí escondida, y les oyó que se estaban metiendo con ella. Y vale, ellos lo estaban haciendo, pero él no, él no la conoce de nada, pasa del tema. Ella se encaró con los chicos y pegó a uno de ellos. Luego todos se fueron, pero él no, lo le tiene miedo (esto lo dijo con mucho orgullo). Y entonces ella se le encaró, él le contestó, y entonces ella…

En ese momento Rory se paró, no sabiendo muy bien cómo describir la “escenita amorosa”

Bueno, siguió contando, el caso es que ella había pretendido atacarle (o eso le había parecido a él), y él tuvo que empujarla, sólo para apartarla… y después se gritaron y fue cuando ella se puso a pegarle… y eso era todo.

Pero lo que él quería era enterarse de otra cosa. No podía ser que se fuera a perder justo el final… y desde luego era una pena tener que irse a la enfermería y no poder presenciar una buena bronca. Claro que, si ella era su enchufada, también cabía la posibilidad de que ellos dos quisieran quedarse solos para… bueno, mejor no hacerse la imagen mental de eso.

-¿Qué le va a pasar a Ichigo?- preguntó, sin poder reprimir su curiosidad.

-Mh...¿Así que se han estado metiendo con ella?-pregunté al aire, alzando la vista hasta el techo del pasillo. Preguntarle al menor el "Por qué" no era una opción, después de todo no quería involucrar más al muchacho que desde un comienzo no había tenido que ver en el asunto, sólo por mala suerte, sus amigos hablaron mal de la pelirroja, sólo por mala suerte, se quedó solo en el baño con Ichichi, y sólo por mala suerte no pudo guardar silencio ante la acalorada forma de ser de la muchacha. El golpe había sido resultado de esos sucesos desastrosos, no valía la pena involucrarlo más allá, lo dejaría en la enfermería para que descanzara y se preocuparía de ver como seguía en los siguientes días, más nada.

-¿Qué quieres que le pase?-pregunté volteándome hacia el castaño, por alguna razón deseaba saber cuanto había causado esa paliza que le habían dado, si estaba deseoso de venganza mi deber como profesor era calmarlo, además, hablar un poco más me haría olvidar el hecho que necesitaba, con urgencia evacuar el bote.

Finalmente llegamos a la enfermería, para varíar la encargada no se encontraba en el sitio (situación muy típica de manga shoujo, aunque claro aquí no sucederia NADA. Soy una persona seria y él UN CHICO...ninguna posibilidad). Dejé escapar un suspiro pesado, y busqué una cama donde el chico pudiera descanzar, al parecer no tenía heridas externas como para aplicar primeros auxilios.

-Descanza unos momentos aquí. Volveré en un rato, más tardar una hora. Cuando llegue la enfermera por favor dile tus síntomas, y hazle caso en lo que te diga, ¿vale?...Incluso aunque el dolor haya pasado espera a que llegue.-dicho esto, y luego de ver que el menor estaba acostado, me retiré en dirección al baño nuevamente. (Pero claro, primero hice una fugaz parada en el de profesores para liberar a Willy e ir digno hasta la escena del crimen.)

-Ichichi...¿sigues aquí?-pregunté al entrar y no ver a nadie. Agradecía que ya hubiera sonado la campana (yo no tenía clases por impartir a esa hora), así nadie andaría de visgón o al menos no serían demasiados. Me quedé apoyado sobre los lavamanos, esperando una respuesta. Saqué un cigarrillo de mi bolsillo sin prenderlo.

-Bueno, le han dicho de todo…- se le escapó a Rory.

Pero enseguida se dio cuenta y no dijo nada más. Eso podía causar que Ichigo tuviera más disculpa en el tema, y no estaba dispuesto.

La pregunta del profesor le sorprendió. Buena pregunta. ¿Qué quería él que le pasara? Personalmente, que le atropellara un camión, o algo así… pero eso no podía decirlo, y sería algo que tampoco dependería de un profesor.
Para él, lo más justo era que él pudiera devolverle a ella unos buenos puñetazos (el clásico ojo por ojo). Pero eso tampoco podía decírselo a un profesor.

-No lo sé, la verdad…- dijo, pensativo. Pero después se le ocurrió una cosa. No creía que fuera posible, pero sería algo que a Ichigo le molestaría mucho. Puede que hasta la dejara destrozada.

-Que la echen del musical- dijo entonces, con cierta satisfacción.

El profesor le llevó hasta la enfermería y lo dejó acostado en una cama. No era su idea de la tarde perfecta, pero pensó que no le vendría mal descansar un poco. Todavía le dolía.

-Vale- contestó al profesor.

Y una vez que éste se hubo ido, Rory se quedó un buen rato empanado mirando al techo, acariciándose la barriga distraídamente.

Me limité a sonreír con cierta tristeza, otro a la lista que le deseaba el peor de los castigos a la chica. Pues si era capaz de hacer cualquier cosa por conseguir un puesto en el círculo músical, sacarla de esa actividad sería realmente cruel.

-Fiuuu~ si que se ha ganado tu odio...Nos vemos después-dije antes de retirarme de la enfermería despidiéndome con una mano. Ya en el baño la tímida voz de la chica resonó en eco dentro del baño...estaba desierto. Mis ojos que miraban detenidamente el cigarrillo se levantaron hasta la puerta que se abría, se asomó como si no quisiera la cosa (no la culpo, soy un hombre sumamente intimidante...?), sonreí de medio lado.

-¡Oh vamos! Aun no está prendido...puedes acusarme por una cuasi violación de las reglas-comenté divertido, intentando alivianar un poco el pesado ambiente que se había formado. De todas maneras el castigo de Ichichi sería inminente, no era algo transable...el problema era el "Como", su expediente manchado no le ayudaría a entrar a un buen puesto dentro del sello.

-Bueno...vamos al grano, no me gusta esto de extender las cosas...-permitiría que se quedara dentro del cubículo, si de esa forma se sentía un poco más segura no tenía razones para sacarla de allí, por mi parte mantuve la distancia en el mismo sitio donde me encontraba, vigilando de paso que nadie se acercara al lugar.

-Me ha contado lo que ha pasado...También necesito escuchar tu versión de los hechos, Ichichi...si las cosas van como me las ha pintado el chico de primero...es una falta seria. Podría costarte tu papel en el musical escolar. -sentencié con una mirada dura hacia la pelirroja.

Me crucé de brazos, esperando la respuesta tan esperada, apoyándome sobre los lavamanos (suerte para mí que hasta hacía poco habían limpiado el baño, normalmente estas cosas están mojadas quien-sabe-con-que-cosa-de-la-que-no-quiero-ni-saber y sí...lo admito, soy medio asquiento). Dejé escapar un largo, largo suspiro luego de oirla. ¿Qué más daban unos malditos rumores? Pudo ahorrarse todo el mal rato de oirlos, de esta escena, del imparable castigo, y dejarlos a todos bien callados con una actuación impecable sobre el escenario, demostrando lo que realmente valía y que importaba si le habían dado el papel por mérito propio o cuña; simplemente debía ser una estrella.

-Tsk...¿Te has dado cuenta que te metiste al ojo del huracán por nada? Incluso sabiendo quien había armado los rumores, de que se trataban...¿Qué ganas con todo esto? Con esa actitud de niña peleonera solo ganas más razones para que desconfíen de tí...-comenté rascando mi cabeza a la par. Dado que esto parecía ir para largo decidí guardar el cigarrillo sin encender en el bolsillo, ya podría degustarlo después.

-¿Mh? ¿Me vas a...?- volví la vista desde abajo a lo poco y nada que la muchacha me dejaba ver de ella. ¿Realmente era capaz de llegar tan bajo para salvarse el culo? Esto estaba crispándome los nervios...¿Cómo era posible que una niña se rebajara así?

Avancé hasta el cubículo, abriendo la puerta incluso cuando la muchacha me lo impedía, y tal vez fue la sorpresa de la brupta apertura, pero no sentí demasiada opocisión. Ya estando frente a ella, mirándola de pies a cabeza sentí un pequeño nudo en la garganta, era bien menudita y delgada. ¡Pero si mirenla! Ahora mismo tan vulnerable, molesta.

-Ichigo-dije con voz profunda y mirándola desde arriba. La diferencia de nuestras estaturas era bastante. Mis cejas se arquearon, definitivamente no era lástima...sino preocupación.

-¡Eres una tonta! Una niña como tú no puede decir esa clase de cosas-respondí ya normal, dándole un golpe en medio de la cabeza.

La miré unos segundos un poco incrédulo, incluso con esa presencia imponente con la que controlaba a quien sabe cuantos tipos más grandes, el solo sentirse acorralada y tener una distancia corta entre nosotros provocaba que sus mejillas se volvieran notoriamente rojas.

¿Estaría enfrentándome a las tan letales chicas tsunderes? ¿Y qué tal si en un giro inesperado de la historia terminara sintiendo cositas por mi? "N-no es como si me gustaras o algo, ¡s-sensei no baka!" No, no debía mantenerme en mi papel de profesor antes de caer en un maldito cliché shoujo...Hee, si Ichichi se enterara de las cosas que a veces aparecen en mi mente terminaría muerto y castrado.

-¡Vale, vale! Ya entendí, ¡cuánto odio mujer!-le comenté, desvaneciendo las ilusiones de la hermosa relación cliché profesor-alumnatsundere de mis sueños. Desviando la mirada junto con mi cuerpo para salir al fin de ese mugroso baño, ¿por qué los baños masculinos siempre son los más asquerosos si apenas entramos a ellos y siquiera tocamos los urinarios? Será un misterio que nunca podré resolver, al menos los baños de los profesores eran siempre limpios y relucientes.

Antes de voltearme por completo tomé la mano que la misma joven había puesto sobre mi pecho, para llevarla en forma segura de que no fuera a ningun lado a la sala de detenciones. Ah, sí y también porque me encanta mosquearla.

-...¿Sabes? No quisiera tener que castigarte...De todos modos lo haré...Pero cuidaré que tu expediente no se ensucie. Tómalo como un agradecimiento por los chocolates de la otra vez.-concluí deteniendome frente a la puerta del baño, girándome hacia la menor con una pequeña sonrisa.

¡Pero vaya! Si la expresión en su cara fue mucho mejor de lo que esperaba. Externamente sólo me limité a sonreírle en forma amable, mientras por dentro una risilla, algo macabra, era lo que mi pequeño y malvado Hikki-swan gritaba. Imagínatelo como un pequeño yo, en chibi, con colita y cuernitos de demonio, ¡ah! también podríamos agragarle las alitas y un tridente rojo para completar el paquete...Muy bonito. Trágicamente la muchacha tuvo que preguntar el Por qué sin poder quedarse con el agradecimiento (que en realidad había sido parte de un soborno), dado aquello le respondí.

-Ya que preguntas...Pues es una buena manera de hacer que quedes en deuda conmigo. Así no simplemente podrás huir y hacerme desaparecer de tu vida. Cada vez que me veas pensarás "¡Oh! Ese es el buen profesor al que le debo la vida"...Ya, ya déjame soñar, se que utilizarás mil y un improperios poco dignos de la boca de una jovencita.- Suspiré cerrándo los ojos y moviendo la cabeza de un lado a otro. Seguramente esa sincera respuesta haría hervir la sangre de la pequeña pelirroja...¡pero ella preguntó! Yo me lavo las manos.

-¡Anda! Enserio no creí que me lo agradecerías...o bueno, casi~ -ahora si, reí con ganas y de buena manera, sorprendido de aquella muestra de gratitud que solo duraría unos segundos por la anterior confesión, menos mal y esperé a que terminara de decir todo lo que  quería antes de decirlo.

Salimos tomados de la mano del baño, al cruzar el umbral la solté para evitar malos entendidos de fisgones. Las trasladé a un lugar más seguro, mis bolsillos, guiándola al salón que escondería su delito.

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