Casi la realidad (privado)

Antes de que entrara acomodé bien la toalla, no miraba la puerta, solo el agua y mis piernas que se mantenían intactas. Ya me había tranquilizado, no se sentía tan sensible pero mi corazón aún latía con fuerza. Sólo me enteré que Reino entró al sentir el cambio de temperatura, alzando la mirada, no le hablaba siguiendo solo sus movimientos hasta que se acercó a la tina y le dediqué una pequeña sonrisa cuando él lo hizo pero desapareció al tiempo que se dirigió a mí con un tono ¿Infantil? Pero ¿Por qué lo hacía?

Por lo que veo en todo este tiempo eh sido yo la extraña por pensar en cosas tan…¡Ni siquiera puedo decir la palabra!, mientras que él solo me vio a mí como ¿Una infante? Tonta de mí al pensar en otras cosas, nunca me vería de otra forma pero estaba bien, al fin y al cabo no quisiera que me viera de otra manera que no fuera como una amiga…O ya en estos casos una niña…

Me sujeté bien la toalla para después cerrar los ojos y sentir cómo me cargaban, ya sólo necesitaba sentir de mi cuerpo el leve dolor punzante de mi tobillo y toda extrañeza desaparecerá. No negaba que estaba un poco seria desde que el agua desapareció pero con esfuerzo pude disfrazarla, solo necesité recordar que era una Millaray y las apariencias eran importantes, para no mostrar que me sentía un tanto tonta y el cansancio estaba pesando en mí- «Tu es un vrai chevalier, j'aimerais de te donner un baiser dans la joue, mais il n'est pas correct»*-Le comenté en un Francés fluido y un tanto rápido, no sabiendo si el entendía el idioma o no pero a veces se me facilitaba decir lo que decía en francés. Di un ligero temblor, el frío ya lo estaba sintiendo.

-Ahora ¿Me pondrás la férula?- Pregunte como si la frase anterior no la hubiera dicho. No sabía que más iba a suceder, faltaba que me secara y me pusiera la ropa, eso supongo ya podría hacerlo sin ninguna ayuda. Le miraba un poco de forma curiosa esperando su respuesta.

Eres un verdadero caballero, me gustaría darte un beso en la mejilla, pero no es correcto*

Calló un instante al escucharle decir aquella frase en otro idioma, estaba casi seguro de que era francés pero no quiso indagar mucho al respecto. No lo entendía de cualquier forma, y aunque la curiosidad se lo comía por dentro decidió centrarse en lo importante pues detectaba el frío en el cuerpo ajeno. Se dispuso a sacar a Zinnia de la tina, envolviéndola en un delicado abrazo para alzarla un momento por los aires y depositarla tranquilamente sobre la taza del baño, donde se encargaría de asistirla con el secado.

Antes de comenzar con esta labor, Reino pausó sus movimientos para apoyar un brazo en la pared contigua y volver a enfriar las extrañas sensaciones que acaloraban su cuerpo. Un contacto tan breve como aquél estaba empezando a provocar estragos en su sentir, lo cual le fastidiaba bastante.

Desvió la vista hacia un punto indeterminado del baño, incómodo por sentirse más hombre que nunca, por estar consciente de ese maldito estigma suyo que le pedía no volver a fijarse en nadie de forma amorosa/sexual. Y claro, también estaba el insistente recuerdo de los baños que daba a Noire.

No miró a Zinnia en ningún momento con el fin de que no notara cambio alguno en su actitud, de hecho, apenas se inclinó hacia ella le alcanzó con un brazo una toalla seca marrón ubicada en uno de los estantes, sonriéndole con candidez mientras envolvía delicadamente su largo cabello lila en una especie de turbante.

– Esa era mi idea pero... – contestó finalmente a su pregunta mientras realizaba esta tarea para luego arrodillarse ante la muchacha y, con una toalla más pequeña, empezar a secar la pierna lastimada. Esperaba no ser demasiado bruto, antes de seguir quería aclarar una cosa: – Disculpa la verdad es que no entendí nada de lo anterior, ¿hay algo que pueda hacer por ti? – Preguntó aparentando tranquilidad, observándole desde abajo con cierta intensidad.

No quería ver a Reino, al menos tener interacción de frente a frente pues de esta manera podría delatar mi rostro la seriedad que provocó el descubrir que para él era una simple niña. Para distraerme miré la parte lastimada del tobillo, ya había bajado la hinchazón, estaba “normal” a comparación de hace unas horas. Cuando recogió mi cabello con la toalla pude sentir más frio en mis hombros volviendo a temblar, mirándolo de reojo notando que iba bajando a mi tobillo.

No niego que me sentía un tanto tensa al ver que iba a secarlo, cerra un ojo con la esperanza de que no me doliera y tuviera eso en la mente, de no ser así claro que me dolería el contacto de la toalla con la piel pero escuchando su último comentario tuve que verlo al rostro un tanto confundida por lo que dijo pero comprendí que fue por lo de la frase en Francés. En el momento en que nuestras miradas se cruzaron esta vez un escalofrío recorrió mi cuerpo ¿Que tipo de mirada era esa que no sabía como reaccionar? Lo único que pude hacer fue morderme el labio parpadeando un par de veces dando a entender cierta inocencia respondiendole a los pocos segundos abriendo mis ojos como si estuviera sorprendida

- « Pardonne moi »* No se me quita por completo la costumbre a hablar Fancés, así que a veces tiendo a hablarlo sin darme cuenta- Fue la respuesta que pude darle dándole una sonrisa, que era parte cierta parte falsa pues estuve consiente de lo que dije.

-No fue nada malo, créame Reino, si tiene curiosidad puedo decirle lo que le dije cuando hayamos terminado- Quería tener algo de ropa que me pudiera cubrir, como no iba a salir y me dedicaría a descansar una pijama no estaría nada mal aunque olvidé el pequeño detalle de sacar la ropa limpia antes de que me diera el baño- Estaba pensando ¿No gustarías tomarte un baño? Estuvimos en la misma situación y un baño te haría bien- Esperaba su respuesta, y si aceptaba el tiempo en que estuviera en el baño lo dedicaría a buscar la ropa.

*Perdóname

– No es molestia, solo que no te entendí ni una palabra, jajaja~ – intentando amenizar la situación otra vez, Reino rió con sencillez – así que si necesitas algo te pediré que me lo digas en un idioma que pueda entender, se me da bastante bien el inglés – agregó divertido en lo que cuidadosamente deslizaba la toalla por el muslo ajeno hasta detenerse en el tobillo lastimado. – Avísame si te duele – comentó en el momento que se dispuso a secarlo con delicadeza, admirando cuán pequeño y pulcros eran sus pies al desnudo.

Era una bailarina después de todo, contaba con gran elegancia de pies a cabeza. Sonrió de manera privada en lo que le escuchó ofrecerle el baño, era precisamente lo que necesitaba después de todo ese ajetreo y la oleada de nerviosismo que no terminaba de abandonarle. En su fuero interno le agradeció mucho la oferta.

– No estaría nada mal, pero antes debo colocarte la bota – respondió amigable, se incorporó para acercar a la muchacha el objeto, el cual dejó a sus pies para que ella hundiese el pie en su interior. – Más fuerte – indicó, dirigiendo él mismo el pie de Zinnia hacia la bota y procurando que se la hubiera puesto bien antes de sellarla.

En eso abrió la puerta del baño y buscó con la mirada las muletas, las cuales tomó y entregó para que ella pudiera ponerse de pie. Solo entonces cayó en cuenta que al hacerlo corría riesgo con que su toalla se resbalara, por lo que dejó las muletas de lado y él mismo tomó a Zinnia entre sus brazos, esta vez sin advertirle nada, dispuesto a llevarla a la habitación para que así ella pudiera quedarse en intimidad por los minutos en los que él se bañaba.

Cada vez que tocaba aquella parte lastimada el señor Reino sentía un leve dolor pero no creía que fuera necesario decirle aquello, pareciera que ya todo estaría bien hasta que miré las muletas y luego la toalla, no estaba tan confiada en que pudiera manejar las muletas y aparte hacer que mi toalla no se cayera, iba a comentárselo cuando sentí como me cargaba. No estaba preparada para que me cargara y la toalla se me movió un poco pero por suerte pude tomarla y dejarla en su lugar, di un pequeño grito ahogado.

-Reino me tomó por sorpesa el que me hayas cargado pero te agradezco- Comenté viendo como ibamos hacia la habitación, mis manos estaban tomando la toalla, así que no podía sostenerme de Reino- Creo que ya deberia de saber lo que le había comentado antes- Comenté acercando un poco mi rostro a su oido diciendole en un leve susurro- Había dicho que eras un verdadero caballero, y me gustaría darte un beso en la mejilla, pero no es correcto-

Terminando de decirle me alejé de él, estaba un poco apenada por decirle aquello pero tenía derecho de saber lo que le había dicho.Tenía una pequeña sonrisa nerviosa- Trataré de no tardarme en ponerme la ropa pero tú tómate el tiempo que creas necesario para tu baño- Dije casi inmediatamente después de darle mi traducción de lo que dije en Francés.

La traducción de su frase lo mantuvo colgado durante un largo instante, sentía los músculos repentinamente rígidos y el humor neutro ante esa suerte de insinuación. Ya en el interior de la habitación Reino depositó pausadamente a la muchacha sobre la cama, sin dedicarle una mirada. Apenas se incorporó ante ella se detuvo, le quedó viendo a distancia con seriedad... Lucía tan frágil e inocente...

– Ya que nos encontramos en confianza voy a pedirte un favor – dijo al cabo de una larga pausa meditando. No había querido decírselo antes pero ya sus nervios le estaban abrumando en exceso, necesitaba advertirle que tampoco era de piedra. – No me digas ese tipo de cosas, no me provoques. Intento ser caballero pero también soy hombre... – le advirtió severo, observándole con una frialdad inusitada en él.

Dicho esto se inclinó un poco hacia ella sin apartar su mirada azulina del rostro aún húmedo de la joven, viéndose casi amenazador.

– Hay una muy buena razón por la que no puedo abalanzarme sobre ti en este momento, y es que eres importante para Revo – le explicó dándole a entender que, aún sin conocer los detalles, era algo que ya sabía. – De no ser así él no hubiera permitido que te quedaras aquí. Recuérdalo.

Se apartó de pronto y sin agregar más se encerró en el baño. Una vez solo se llevó la diestra al rostro, se sacó la ropa de golpe y empezó a ducharse incrédulo de haber dicho todo lo anterior. Daba igual, su nivel de estrés era tan alto que ya no le interesaba si Zinnia desconfiaba de él, sería mejor para ella que mantuviesen cierta distancia.

Una vez que Reino me dejó en la cama subí la mirada con una sonrisa deteniendo la toalla con una mano- Gracias…-Le dije pero desapareció la sonrisa al momento de verlo. Había cambiado su mirada, ya no era como antes, era mucho más seria y eso me preocupó demasiado, esperé a que hablara pero pasaba el tiempo y no pronunciaba nada, abrí la boca para preguntarle si ocurría algo y él comenzo a hablar, ladee la cabeza cuando me pidió el favor y cuando escuché las razónes abrí mucho mis ojos mientras sentía un escalofrío recorrer mi espalda. Por sus palabras y por aquella mirada, tan fría como el hielo, era como si se transformara totalmente a otra persona que desconocía por completo, no podía creer que me intimidaba.

Cuando se inclinó hacia mí mi cuerpo se hizo para atrás, de manera inconciente, como una manera de protegerme y él siguió hablando escandalizándome en un principio por sus palabras y normalmente diría algo pero al abrir la boca las palabras no salían, mi garganta estaba cerrada e incluso desvié la mirada pues no soportaba esa frialdad y sin darme cuenta la puerta del baño se cerró quedándome nuevamente sola.

¿Qué era lo que acababa de pasar? No entendía muy bien pero ahora quería saber cómo debería de sentirme, tenía algunas emociones: sorpresa, sonrojo, enojo, orgullo…Y mi cuerpo temblaba un poco, pero esta vez sabía que no era por el frío. Llevé mis manos hacia mi pecho aferrandome con fuerza a la toalla mordiendo mi labio inferior hasta el punto de hacerme daño. Y además era la primera persona que me hablaba de esa manera e igual que la mirada. Cerré mis ojos con fuerza respirando profundamente-“Zinnia tranquilízate, controla el latido de tu corazón, eres una Millaray recuerda”-Con este pensamiento pude recuperarme, no completamente pero ya necesitaba levantarme y vestirme antes de que Reino saliera, si no volvería a estar en problemas.

Me levanté con trabajo, no tuve que dar muchos pasos para llegar a los cajones donde estaba mi ropa, iba a ponerme la ropa interior y mi pijama la cual creí conveniente por la férula, tendría más complicaciones si hubiera utilizado de dos piezas, humecté mi piel con crema y al final me quité la toalla de la cabeza para comenzar a cepillarme esperando a que saliera del baño, mi semblante se mostraba serio.  

No supe el tiempo que tardó en la ducha pero me dio tiempo para terminar de cepillar mi cabello, una vez que salió del baño me levanté y caminé hacia él de manera torpe pues no utilizaba las  muletas, esta vez mi sonrisa  se mostraba no natural, era la que daba cada vez que estaba con aquellos hombres de negocios- Espero y el baño te haya servido de mucho- Casi cuando le dije eso le di una bofetada en la mejilla, levanté el mentón y esta vez no quería que me viera como antes, sorprendida sin saber que hacer, quería mostrarme segura ahora, claro que lo que hice fue más como un impulso el cual no era favorable para mi debido a las condiciones en las que nos encontrábamos- Estuve meditando en tu ausencia, por eso la bofetada, pues de la misma manera que a ti te dolió a mi tambien me dolieron tus palabras-Di un largo suspiro

-Eres la primera persona que me a hablado de esa manera ¿Crees que lo estaba haciendo con intención de seducirte o de llevarte a la cama?No soy ese tipo de...señoritas que se acuestan con un hombre que apenas acaban de conocer- Entrecerré los ojos, mirándole con seriedad y hasta cierto punto con autoridad- Podría decirte que regresemos de nuevo al trato formal y profesional en este mismo instante y que te retires lo mas pronto posible pero…-Volví a quedarme callada al mirarle al rostro y a sus ojos azules tan expresivos, ablandé la mirada desviándola- Pero no puedo, ni siquiera puedo seguir manteniéndome autoritaria por que sé que es mi culpa todo el mal entendido, no pensé en las consecuencias y me vi mal, te hice pasar un mal momento y ni siquiera me pasó en la mente aquello-Llevé una mano a mi rostro cubriéndome sólo los ojos- Trataré de cuidar más mis palabras y acciones, que esto no afecte lo que podría ser…Una amistad- Volví a dar otro suspiro- Soy una tonta, disculpa.

La ducha que tomó no duró más de tres minutos. Ni siquiera se permitió disfrutar del agua caliente, remojó sus heridas con agua helada echando un vistazo al abdomen aún lastimado. No era un asunto de masoquismo, era que realmente no le dolía nada. Parecía un auténtico robot que no sentía dolor físico ni mental. Le gustara o no ese era el verdadero Reino, un auténtico insensible.

Día tras día daba lo mejor de sí para comportarse de modo deferente y amable, siempre servicial pero la muchachita consiguió colmar su paciencia de un modo tan simple que le costaba comprenderlo. Ni siquiera los caprichosos estudiantes de la academia ni los artistas rebeldes de su trabajo lograban sacarlo de sus casillas pero ella y su aparente inocencia acabaron por hacerlo. Ya no soportaba tener que interpretar un papel de ternura que sólo reabría viejas heridas, le hacía recordar a su difunta esposa y a su hija. Su presencia encima le demandaba necesidades sexuales que creía echadas al olvido.

Salió del baño impecable, con la misma ropa de hace unos momentos pero evidenciándose más fresco. Recibió la bofetada de un modo pasivo e inexpresivo.

– Vaya... – respondió tranquilo, volviendo a observarla con intensidad y con la mejilla colorada. – No, soy el único que debe disculparse, no quería que conocieras esta faceta de cretino que tengo. Pero debo corregirte algo: nunca pensé que quisieras acostarte conmigo. Somos adultos, si realmente quisieras eso ya me lo hubieras pedido ¿no? – Preguntó con cierto dejo de picardia, recalcándole el hecho de que no estaba hablando con un chiquillo de quince años.

Volvió sus pasos y retiró del respaldo de la silla su abrigo, echándoselo sobre el hombro con la clara intención de marcharse. Comprendía la molestia ajena y compartía totalmente su opinión de que merecía ser maltratado pero no toleró muy bien el que ella insistiese en mantener relaciones con él. ¿Una amistad? Siendo sinceros ¿podían permitirse algo así? Sólo por Revo quizás podría intentar llevarse bien con ella pero había algo que no podía negarse ya: Zinnia le atraía, y eso podía ser una muy mala noticia para todos.

– Prefiero que me tengas miedo y te portes así antes de que vuelvas a tratarme de un modo tan meloso. No lo soporto. – No le agradaba ser tan tajante pero aparentemente esa era la única manera de trazar límites entre ambos. Reino caminó hacia la salida y antes de desaparecer tras la puerta dijo: – Esta es la distancia adecuada para nosotros. Me retiro.

No entendía para nada su actual comportamiento, tan distante y frío, como si realmente quisiera alejarme de él pero hace unas horas estabamos tan cómodos platicando e incluso haciendo bromas que creía inofensivas. Retiré mi mano observando todos los movimientos que hacía con el fin de marcharse pero todavía tenía muchas dudas que quería que él me respondiera pero a lo mejor y no era el momento. Y aunque quisiera detenerlo no podría, la férula me lo impedía- Lo…siento- Comenté al escuchar que no soportaba el modo que lo trataba, me di vuelta totalmente con los brazos cruzados, viendo como abría la puerta

-Reino espera…- Comenté de manera apresurada mientras lo veía muy preocupada, estirando mi mano como si quisiera alcanzarlo pero no me podía mover. Podría decirle que volviera a meterse para aclarar todo, al menos para mi. Poco a poco bajé mi mano a la posición inicial- Gracias, por salvarme del ladrón y cuidarme…-Ya no quería decir nada más pero no me faltaron las ganas de decirle que no tenía un motivo por el cual tenerle miedo y no creía que fuera una persona mala pero era mejor que se fuera.

- Cuídate…-Susurré sabiendo que no iba a escucharlo teniendo la esperanza de que algún día lo volviera a ver para tratar de aclarar las cosas de aquel suceso tan extraño recordando la corección que me dio me sonrojé al procesar mejor la información. Había vuelto a tocar el tema del sexo con él, pero me hizo reflexionar ¿Si quisiera acostarme con él se lo habría dicho? Era tan tímida en ese aspecto que no me imaginaba algo así, ni siquiera me he imaginado hacer ese tipo de cosas con Regan, y es verdad soy una adulta y ni siquiera e tenido ese tipo de pensamientos ¿Por qué me pasaban ese tipo de cosas? Debería de aclarar todo con Reino, tarde o temprano.

Dejó escapar un pesado suspiro al cerrar la puerta tras de sí, más aliviado. ¿Qué había sido todo lo anterior? Salió de un modo apresurado, como escapando de la mirada de Zinnia, y al mismo tiempo se había mantenido lo suficientemente estoico como para aparentar fastidio.

Se colocó la chaqueta y partió hacia afuera del establecimiento, dispuesto a caminar con las manos hundidas en los bolsillos todo el trayecto hacia su hogar. Aún debía hacerse la curación correcta para tratar su costilla y esa zona herida de su piel, que en lugar de estar morada ya estaba tomando un color parecido al negro.

Llevaba años sin portarse de un modo tan desagradable con alguien que en verdad estimaba, lo curioso es que minutos antes todo era risas y bromas llenas de timidez. Pero aquél corte era necesario sino hubiese acabado coqueteando innecesariamente con una mujer que jamás se interesaría en él y que, aún sin que nadie se lo dijera, era importante para su viejo amigo y jefe. Sabía que él jamás permitiría que cualquiera se hospedara en los dormitorios de su querido cuerpo docente y Zinnia no era profesora.

No era cosa de cálculos, era una obviedad. Ya fuera su amiga o su amante Zinnia no era cualquier persona para Revo. Las cosas podían tornarse terribles si llegaba a descontrolarse, él no era un buen tipo ni merecía admiración... Ni él mismo se reconocía cuando se dejaba llevar por ciertos arranques de ira o de frustración, y lo que menos quería era abrumar a las personas queridas para él con su verdadera y oscura personalidad.

Alejarse era la mejor decisión que podía tomar. No se permitiría volver a hacer daño... Ni daría pie a que alguien hiciera lo mismo con él.