(R) Primera vez. (+18)

Quería hacerle caso, proveerle el mayor de los placeres pero la dificultad iba aumentado cuando Reed se atrevía a tocarla más y mas haciendo que cuando ella tomaba tiempos para respirar se le escaparan los gemidos pues que le acariciara constantemente el clítoris era asombroso. Había olvidado como se sentía.
Podía imagirnarse mientras le chupaba la cara del chico mientras la descrubría, viendo como era su cuerpo y averiguando que reacciones tendría. Su retaguardia tembló un poco por aquel dedo curioso.

Quería más pero debía darle tiempo al tiempo. Mientras retiró sus manos de aquel miembro que olía a verdadero hombre y se dedicó a intentar meterlo por toda su boca, aunque claro, solo era posible cierta parte. Su cabeza empezó a ir de arriba abajo aun prosiguiendo con un trabajo a ritmo medio, no iba tan lento como para torturarle pero tampoco tan rápido como para hacerlo venirse. Reed tenía que memorizar como se sentía este tipo de trabajos sexuales, una felación, y sobre todo gozarlas.
Mientras ella saboreaba y olía a aquel falo palpitante y ansioso de placer, gozando por volver  a probar semejante pedazo de hombre, sería un jovencito en comparación suya pero tenía un cuerpo y ansias de uno más crecido. Tenía el presentimiento de que gozaría como nunca esta noche.

Sentir su virilidad en el interior de la boca de Katherine le hizo temblar, tuvo que frenar el acto de saborearla, apartarse y morder su labio inferior con lascivia. Sus músculos le apretaban casi con hostilidad al imaginarse el semblante de la extranjera mientras le succionaba con tanta maestría, quería ver pero tampoco podía quejarse de tenerla "de espaldas" ante él. Su intimidad parecía hablar por ella pues revelaba cuán efectivos habían sido sus estímulos previos, parecía más receptiva, más a gusto.

Su mente se nubló, debía detenerse un momento para sentir el suave contacto de su lengua y labios rozarle aquél sensible falo que se agrandaba con cada movimiento, ansioso por erupcionar. Dejó escapar reiterados jadeos a medida que movía un poco su pelvis contra la boca ajena, pidiéndole más.

No podía dejar de temblar, estaba por venirse.

En un intento por descargar toda esta ansiedad se valió de ambas manos para sujetar las nalgas de Katherine y apretarlas sin pudor, para luego forzarlas a bajar en dirección a su boca, la cual volvió a hundir en su entrepierna. Su áspera lengua le recorrió por completo, hambrienta y con ansias de seguir explorando, introdujo en conjunto su dedo índice y medial por la abertura, sin dejar de lamer su clítoris con insistencia.

No pudo evitar dar una risita para sus adentros cuando sintió que ya no le tocaba, había dado justo en el clavo cuando le empezó a engullir su miembro y le succionaba, su lengua acariciando por donde parecía haber cambios en los jadeos de Reed, más intensos y extasiados.
El jovencito reclamaba más, se sentía en el movimiento que ejecutaba, intentando meter lo más que podía su miembro en la boca y acelerar la velocidad.

Katherine quería aplicarle el combo especial que siempre usaba, el de sus pechos, pero en esa posición era un poco difícil de ejecutar aquel movimiento. Bueno, tal vez lo usaría un rato después, para volver a levantar al pene de Reed y así tuvieran sexo, directo, al grano del asunto.

Fue con mas velocidad, acatando las necesidades de su compañero sexual, yendo mas rápido y al hacerle el "Blowjob" haciendo más uso de su lengua aunque debía de admitir que se le complicó la situación cuando Reed apretó sus gluteos y su lengua fue traviesa con su sexo, devorandola, para que luego sus dedos jugaran con su interior mientras su lengua tenía otro objetivo, su clítoris.
Su cuerpo temblaba y con intención movía sus caderas para que sus dedos para sentirlos entrar y salir aunque no quería perder el placer que percibía por su clítoris.

"God... I will not be able to resist more~" - pensó la inglesa mientras se llenaba de placer y continuaba su trabajo

A medida que Kat le tocaba él buscaba su contacto con desesperación, invistiéndola con la pelvis y presionando en dirección a su boca, sin poder quitar de su mente la imagen de esa lengua experta recorriéndole el miembro. Al mismo tiempo, sus propios labios se dedicaban a saborear su intimidad palpitante y activa que se esforzaba en mantener el ritmo. Hubo un acelero mutuo que produjo una corriente en sus extremidades, algo que le obligó a soltar un quejido profundo y detener las lamidas.

No contaba con el suficiente aguante, después de un par de detenciones en las que sus músculos jalaban con fuerza, el orgasmo arribó antes de tiempo llenando la boca de la extranjera con sus fluidos. Sintió toda su zona pélvica en distensión, entumecida por la descarga. Reed no dejaba de jadear, extasiado, el sudor bañaba su frente y un intenso rubor le coloraba las mejillas.

– Ah... Ah... D-disculpa... – balbuceó, aún agitado y secretamente avergonzado por haber acabado tan rápido. No era de esos tipos que se masturbaban todos los días por lo que en parte le extrañaba su poca resistencia, quizás, efectivamente, era la poca experimentación corporal lo que le daba tal desventaja. Además, no podía desmerecer a la mujer sobre él, quien además de ser muy hábil era indiscutiblemente atractiva.

Su respiración se fue calmando, sin saber exactamente qué hacer o qué decir.

Estaba consciente de que estaba cerca de venirse Reed, lo podía intuir con cada manera de moverse de manera involuntaria y expresiones pero sabía que ella no podría venirse a pesar de haber sentido la boca del vagabundo en ella saboreandola ansiosa puesto que al haber sido inconstante para brindale placer aun no podría volverse "loca", pero aun así sus jugos iban a ser bebidos, eso probaba que estaba lubricada, lista para la acción.

- ¡Mnhh! - pudo sentir la corrida de Reed llenarle la boca, calientita, y ella se dedicó a beber lo que salía, incluso masajeó con la diestra el miembro del otro para que saliera un poco más toda aquella expresión del orgasmo. Luego volteó a ver al jovencito mientras se relamía los labios que habian saboreado hasta la ultima gota - No te preocupes, me encantó... pero deber de saber que esto aun no termina.

Se dio la vuelta para de nuevo quedar frente a frente y le volvía a dar un beso delicioso, demostrando cuanto había extrañado esos labios y lengua. Pero terminó apartandose de él mostrandole una sonrisa con una mirada lujuriosa.

- Nunca sentiras una felación como la mía, la extrañarás - le susurró en la oreja para luego morderle un poco el lóbulo - Pero... yo quiero tener sexo del convencional, quiero sentir tu pene dentro de mi Reed, voy a tener que re-animar a tu amiguito. ¿De acuerdo?.

Y con esa advertencia Katherine se bajó de la cama, quedando se rodillas enfrente del jovencito. Esperaba que fuera de esa juventud enérgica como para tener una segunda cesión.
La inglesa tomó su brassier y se lo quitó dejando sus senos libres y con ellos aprisionó el miembro de Reed, empezando a masajearlo con los mismos. De repente se le ocurría alguna diablura y lamía la punta de su miembro en un esfuerzo de levantarlo.

Su mirada obnubilada con suerte podía distinguir el diseño que tapizaba las paredes de la habitación, mantuvo la vista fija en este punto, en el techo, en sus alrededores, intentando orientarse. Había sido un orgasmo increíble, el mejor de su vida... O eso creía, Katherine volvía a hacerse presente ante él, cambiando su indecente posición a una más clásica: ella sobre él, dominándolo por completo.

Las mejillas de Reed estaban coloradas y el sudor le mojaba la frente, jadeaba como un perro muerto de sed pero aún así respondió el beso que la extranjera generosamente le daba, sin dejar de observarla con fascinación, si aquello era un sueño mojado esperaba no despertar nunca. Sentirla jugar nuevamente con el lóbulo de su oreja fue suficiente para hacerle entrar en consciencia, tensó los músculos y escuchó su voz muy cerca, ¿cómo podía hablar tan sucio? Bien, eso en parte era sexy.

– ¡D-dame un respiro! – Pidió el muchacho desconcertado de lo que le pedía, ya había comprobado repetidas veces que el multiorgasmo no era su talento especial. Sin embargo, antes de que Kat pudiera siquiera considerar si hacerle caso o no, le vio arrancarse el sujetador y exponer por completo esos gloriosos senos que tan provocativamente se asomaban cuando la conoció.

Observó boquiabierto cómo la mujer volvía a bajar en dirección a su miembro, dispuesta a animarlo aún si tenía que hacer uso de sus dos amiguitas. Reed estuvo a punto de protestar pero la suave sensación lo superó, apretó la mandíbula y se dejó tocar, rendido a la posibilidad de que no funcionaría.

– T-tú ganas... I-increíble... – masculló al cabo de unos minutos mientras se acercaba a pellizcar sus pezones, potenciando el movimiento. Fijó la vista en el vaivén que mantenían sus senos y en la dureza que adquirían los botones que insistía en toquetear, con esta dinámica bastó muy poco para crear una nueva erección, cosa que incluso le sorprendió a él.

No podía darle un suspiro, ella sabia de antemano que apenas un hombre obtenía su preciado orgasmo y empezaba a dormirse, no podía darle oportunidad a Morfeo de que le quitara a ese pedazo de hombre y por eso no le dejó darle un respiro, pero tampoco no podía ser tan cruel pues sabía que era difícil volver a tener un pene erecto después de una corrida, por eso sus senos eran su arma "mortal" para reanimar por ser suaves y mantener un ritmo tranquilo además de que su boca acariciaba la punta del pene de Reed.

Al cabo de unos minutos Reed aceptó el hecho de que ella había levantado su libido y eso la hizo de cierta manera feliz.

- Uhh~... S-se siente rico - le mostró su cara excitada cuando pellizcó sus pezones para luego volver a su trabajo masajeando y chupando. En ratos Kath mirada al jovencito checando sus expresiones pues no quería que se viniera de nuevo.

Cualquiera vería esta situación digna de una película porno que solo se encontraría en la parte de atrás de un video-club o en internet, el título podría ser "Kat Howell le quita la virginidad a un joven vagabundo" bajo las categorías de 69, masturbación, francesa y si la noche durara más, tendría más clasificaciones.

- Creo que estas listo - dijo con cierta expresión de tristeza por abandonar la labor. Se paró y empezó a quitarse sus panties, lo que hizo quedar totalmente desnuda ante él. Se sentó a su lado mientras se recargaba en él - Dicen que la posición más placentera es cuando la mujer esta de rodillas y el hombre la penetra, Doggy style es como lo llaman... Mereces disfrutar de lo mejor en tu primera vez, ¿No crees? - se oía seria e iba en serio con esa sugerencia pues no quería que la pasara mal el otro.

Se paró de nuevo y fue por su bolso, ella recordaba que en su cartera se le olvidó sacar el condón que era para una amiga suya que había conseguido un ligue hace una noche, bueno, mejor que ella lo aprovechara, no quería sorpresas saliendo de la ciudad.
Volvió con Reed mientras abría con cuidado el pequeño paquete y sacaba el condón. Apretó la punta de la envoltura y mientras empezó a cubrir el miembro del jovencito de poco a poco mientras le miraba.

- Entonces... ¿Qué decides? - le miró tranquila, esperando su opinión.

No podía apartar sus ojos de las expresiones de Katherine mientras realizaba la felación, veía cómo su miembro se perdía entre sus grandes y abultados senos a medida que su lengua se encargaba de estimular la punta. Aquella sensación era superior a cualquier otra, mejor que la masturbación y que la pornografía. Debía darle crédito por conseguir una nueva erección al poco rato de haber eyaculado pues no era algo habitual, mucho menos en un inexperimentado como él.

Los músculos de su entrepierna persistían en apretar, en buscar la descarga y reprimirla a su vez, aumentando el ritmo de su agitada respiración. Tenía miedo de venirse de nuevo pues desconocía cómo retrasar el orgasmo, pero antes de volver a cometer el error de dejarse llevar por la situación la extranjera detuvo su labor y terminó de desnudarse.

Reed mantuvo descaradamente su mirada fija en la intimidad ahora desnuda de la mayor, extrañando el aroma que provenía de aquél húmedo tesoro.

– Va-vale... Tú mandas... – respondió ante su propuesta con el nerviosismo habitual, esperando pacientemente que ella le colocara el condón. Agradeció su responsabilidad y el que lo hiciera por su cuenta pues él ni siquiera se había tomado la molestia de aprender, y es que realmente el sexo no era prioridad en una vida tan precaria como la suya.

Una vez estuvo todo en su lugar, Reed se colocó intuitivamente de pie y volvió su cuerpo en dirección a la cama, observando un instante su propia erección envuelta en aquella delgada cubierta de plástico con curiosidad.

- De acuerdo, me pondré en esa posición... espero que te mantengas cariñoso conmigo.

Por muy que fuera la primera vez del otro no le perdonaría que se propasara o se pusiera tosco por no saber controlar su placer, pero bueno, esperaba que el chico supiera disfrutar sin volverse loco.
Katherine con calma empezó a tomar posición en la cama dandole la espada y se apoyó de rodillas y manos, dejando entreabiertas sus piernas para que Reed pudiera ver donde es que debería meter su miembro. Era en aquella entrada ya húmeda y preparada por la ronda anterior, la joven se sentía lista para ser penetrada y entrar en un trance de placer.

- Hey... no me dejarás enfriar ¿O si? - dijo con una voz erótica pero divertida - Mi cuerpo te desea... Reed. - sonrió con ternura y anhelo hacia aquel chico.

Se podría dudar si decía esas palabras por que enrealidad era la voluntad de su conciencia o simplemente los deseos de una mujer que había escondido por tanto tiempo y ahora eran revelados por el alcohol.
Bueno, con el patán de su ex-jamás tuvo sexo por la extraña lógica de Katherine de seguir los típicos pasos de una relación de noviazgo que jamas ejerció con sus anteriores parejas sexuales. De alguna manera extrañaba ese antiguo modo de vida. ¿Y que mejor manera de volver a sus viejos trotes que estando con un desconocido ahora que no tenía lazos con nadie?
Nadie se lo impediría, todo iba dentro del modelo social mientras no se enteraran que detrás de ese chico había otros tantos más con los cuales había disfrutado.

El muchacho levantó la mirada solo para encontrarse con la intimidad expuesta de la mayor, quien se había puesto en posición ya sobre la cama consiguiendo acrecentar la latente ansiedad de Reed que insistía en buscar la satisfacción lo más rápido posible. El color en sus acaloradas mejillas se intensificó ante el comentario de Katherine, frunció un poco el entrecejo mientras se acercaba unos pasos a ella, molesto consigo mismo por sentirse (y ser) un crío al lado suyo.

– No digas esas cosas... – respondió en un gruñido queriendo hacerse el enojado pero sin conseguirlo del todo.

Estaba demasiado excitado como para ponerse a joder con estupideces relacionadas con su orgullo pero por alguna extraña razón, aunque sabía que igualmente era un tipo infantil, intuía que era mejor pensar en otros asuntos de vez en cuando. Si se centraba en exceso en la situación actual se vendría muy rápido, y esto era lo que precisamente el virgen e inexperimentado Reed deseaba evitar.

– Aquí voy – avisó un poco temeroso cuando se ubicó ante la extranjera, sujetando su cintura con una mano y sirviéndose de la otra para guiar a su miembro hacia la abertura. Lo introdujo lento, a pesar de la insoportable tensión que acumulaban sus músculos supo hacerlo de forma gradual, sintiendo por primera vez cómo las apretadas paredes de una mujer lo recibían, otorgándole un placer inusitado que ni comparación tenía con el alcohol, las drogas o la masturbación. – E-e-e-está dentro... – anunció tartamudeando al sentirse por completo en su interior, haciendo uso de una gran fuerza de voluntad para poder contenerse y no violentarla más de la cuenta. – ¿P-p-puedo co-comenzar a...?

No completó la frase ni alcanzó a pedir el permiso pertinente, su cuerpo comenzó a moverse como si tuviera voluntad propia, penetrándola con un afán casi animal. Reed se inclinó hacia ella, rodeando su cintura con un brazo y asiendo su seno izquierdo con la otra, apretándola con fuerza contra su erección, descontrolado.

Ansiosa. Esa era la palabra para definir su estado de anticipación. Pero es también estaba deseosa, hambrienta de hombres que quisiera disfrutar. Y a pesar de que empezaría con aquel chico al que trató con cuidado para empezar el mundo del sexo, el sería el inicio de un largo festín.

Mantuvo su mirada en las sábanas de la cama mientras sentía de poco a poco como aquel miembro empezaba a abrirla, aquella sensación la había extrañado tanto. Su cuerpo se había acostumbrado a no tener sexo que incluso se sintió casi virginal por tenerlo adentro, aunque al menos no sufría.
Por ahora.

- oh yes~... Te siento Reed - su trasero se alzó de tenerlo dentro. Pero antes de darle alguna indicación sus ojos se abrieron por completo al sentir las penetraciones salvajes dadas a su cuerpo.

Katherine se sentía más que vulnerable, siempre había tenido el control mientras tenía sexo pero eso iba más allá de sus límites, tal vez debió tomar más precauciones por ser un virgen y lo hubiera cabalgado.

- R-Reed... ¡Reed~! Con cuidado, m-más despacio.. ¡Aaahh~! - los gemidos de Katherine no se parecían a los de cuando le práctico sexo oral, se notaba la debilidad de su cuerpo a través de aquellos gemidos tan agudos pero ahogados de placer. Las paredes húmedas de Kat se contraían y abrazaban el miembro de Reed que le perforaba.

No podía admitir que quería que siguiera así, pero la cantante estaba intentando volver a sus 5 sentidos y tomar las riendas de la situación.

Sabía que no lo estaba haciendo bien, sabía que se estaba portando como un imbécil de primera pero la maldita tensión en su entrepierna no le permitía hacer ni pensar otra cosa. El interior de Katherine le envolvía de un modo único y en ese entonces desconocido para él, quería escarbar más en ella y abandonarse a la latente necesidad. Sus gemidos llenos de sumisión encendían aún más aquél salvajismo impropio de su persona, o mejor dicho, revelaban una faceta suya de la que era consciente pero tendía a reprimir.

– N-n-no puedo... Yo... Yo... ¡Ngh! – Intentaba excusar su vergonzoso comportamiento como podía pero sus palabras acababan perdiéndose en desesperados jadeos a medida que la embestía, no consiguiendo formular ninguna frase coherente.

Reed mantenía su torso pegado a la espalda de la extranjera, metiéndosela una y otra vez con agresividad. Al cabo de unos minutos siguiendo esta dinámica, como por mera intuición el muchacho levantó el muslo ajeno, llevándoselo al hombro y cambiando ligeramente de posición. El cuerpo de Katherine yacía de costado en la cama y su entrepierna se encontraba aún más expuesta y accesible, lo que le ayudó a clavarse con mayor vehemencia en ella.

– Tan apretado... – susurró ansioso, haciendo vibrar su garganta en el acto sin ceder a la solicitud de la mujer.

No era que no le gustara, de hecho debía admitir que la manera en que le penetraba era excitante y placentero pero era su ego el que no le dejaba en paz, siempre había sido la que indicaba ritmos y maneras que tenía sexo pues todos los hombres caían a sus peticiones con tal y de probarla.
Pero el jovencito le seguía dando duro y hacía que sus músculos casi perdieran fuerza al tener su cuerpo dominado por la excitación, incluso se encontraba sudando.

- ¡Ooh! R-reed~... Oh My God~! - Esa dominación, aquella agresividad era superior a la voluntad y modos de Katherine que ya no era la dominante, sino su contrario que se oia gozoso de aquel cuerpo de mujer único en su tipo.

Si sus amigos llegaban a verla era probable que sintieran envidia del ya no virgen Reed y su suerte con aquella extranjera de cuerpo de divinidad.
Su cuerpo se recargó como le indicaba cuando este la hizo como quiso, en esa posición le fue más difícil pensar con claridad e incluso sería más difícil montar al chico pues con las piernas así de abiertas sentía como entraba de lleno dentro de ella y sus paredes solo se contraían, su interior se volvía más caliente y del mismo escurrían los jugos de placer de Kat.

- Reed... Ahh~!! Your dick is a beast... Oh, so wonderful!!~ - si, había cedido a las mañas de aquel vagabundo pero no dudaba que en cualquier oportunidad que tuviera, ella lo tendría debajo suyo para que viera como le cabalgaría.

Se aferró con firmeza al muslo de la extranjera, imposibilitándole el cerrar las piernas y obligándole a recibir sus ávidas estocadas. La penetró con fuerza, hambriento de esas expresiones llenas de sumisión que comenzaba a dibujar en su bello rostro. Era una escena única, digna de cualquier película guarra de esas con las que sus compañeros se agitaban en secreto. Aunque el cuerpo de Reed era joven estaba bien trabajado y se le marcaba el fornido abdomen cada vez que adentraba su virilidad en la atractiva muchacha.

Se relamió los labios, sin apartar la lasciva mirada de encima de esos preciosos senos que saltaban al ritmo de sus movimientos. No podía acostumbrarse a la deliciosa sensación que se apoderaba de su cuerpo, deseaba ahondarse en ella cada vez más, vicioso y descontrolado.

– I'll fuck you harder... – respondió ya asumiendo mayor actividad en el acto, empleando ese inglés norteamericano y grosero que solo se usaba en las calles.

Reed se inclinó hacia adelante, recargando su propio peso sobre ella y esperando que la elasticidad de las piernas ajenas le permitieran proseguir. Un indecente sonido comenzaba a llenar la habitación con cada embestida, coreado por los roncos jadeos que hacían a su garganta vibrar. Le llevó un breve momento acomodarse, permitiendo clavar una vez más su miembro entre las piernas de ella y sentir, un poco asustado, que ya estaba por venirse otra vez.

Dirty Talk, eso la excitó en demasía a pesar de que fuera solo una frase y sin mucha fuerza en su significado pero era una debilidad que pocos conocían pero deseaba que fuera puesta en practica.

- P-please... harder~ - sus manos se aferraron a las sabanas desesperada de todo lo que le hacía, no tenía otra opción más que ceder al fuerte deseo que se manifestaba de Reed de penetrarla tan rápido y fuerte que fuera mientras casi todo su cuerpo quedaba al mismo nivel y dominado, aun estaba debatiendo entre soltarse o dejarse manipular - Reed, ¡Unghh!... E-espera, no puedo más.

No más ego, se había derrumbado desde hacía tanto tiempo pero no se había dado cuenta de eso hasta ahora que las sensaciones simplemente se magnificaron tanto que había conocido un nuevo límite que jamás creyó sobrepasar.
Estaba a punto de correrse. No, imposible, ella siempre era la última y hubo ocasiones en que jamas terminó por que no aguantaban su ritmo. Era la abstinencia la que debilitó todo.

- Reed... detente... Oh fuck! Stop!! - no quería decir eso, para nada pero de nuevo su ego fastidiaba mientras su cuerpo revelaba lo encantado que se encontraba de llegar al orgasmo.

Toda la noche gimiendo al ritmo del vagabundo sin importar que fuera escuchada, solo dos jóvenes que parecían necesitar gozar de esta manera como una necesidad primaria e inevitable.

- ¡¡Reed!! - se abrazó fuerte a él cuando sintió su cuerpo flotar, su ser abandonando lo físico y concentrandose en ese gran orgasmo que había tenido.

Realmente extrañaba el sexo.