(Libre) ¡Hora de trabajar!

-Claro, no me molestará, no te preocupes –Le guiña un ojo.

-Ay –Se acaricia la nariz, y cuando las tuercas de su cerebro se ponen en funcionamiento por fin acaba entendiendo lo que su chica le estaba diciendo.

El rojo sube como si de un termómetro se tratara, dejándola muda por completo y ya con esa idea en la cabeza. Su mudez y vergüenza dura incluso cuando su chica pide el malteado, lo que al final Sora hace un puchero infantil aún con el sonrojo en su rostro.

-Como te gusta jugar conmigo… –Se queja infantilmente, aun avergonzada por habérsela imaginado con el lazo y haciendo algo más, aunque después de todo es lo que buscaba su novia. Carraspea un poco, buscando cambiar de tema para huir de la situación- Y… ¿Dónde querrás ir después del postre?

Asiente con la cabeza y toma un poco del postre, hasta que la mira con una ceja arqueada.

-¿Mayor inspiración? –Pregunta con torpeza en lo que, no importa si en el futuro lleguen a estar diez años juntas, siempre se perderá en su mirada y esos bellos ojos que ama tanto.

A medida que el postre va descendiendo hasta terminarse, Sora se fija que la comisura de su chica estaba manchado, así que sin dudarlo se levanta un poco para acercarse a sus labios y brindarle un beso, quitándole de más esa mancha. La mira llena de amor cuando sus labios se separan.

-La malteada sabe mejor así… –Susurra sonriendo de lado y volviendo a sentarse en su sitio- ¿Pido la cuenta ya?

Asiente con la cabeza y le pide la cuenta al camarero, y mientras paga mira a su chica.

-Si quieres, la próxima vez invitas tu –Responde para que no se sintiera tan mal por aquello- Luego de eso, simplemente podemos empezar a pagar entre las dos –Propone el compartir los gastos en sus salidas, pues así de seguro no habría problema de quien invita y quien no.

Se levanta de su asiento y salen del restaurante, volviendo al Sello para que su chica pueda seguir con su jornada laboral y seguir practicando con la melodía de hace unas horas.

-Ahora que pienso… ¿Aquí no tenéis ningún tipo de tablón? Es decir, alguien que busque mánager o a quien representar, un poco como hiciste cuando buscaste compañera de piso

Una vez pagó la cuenta, ambas se levantan y salen del lugar en lo que Andrea rodea el brazo de Sora para así tomar el camino de vuelta al Sello.

La mira en lo que su chica responde a su pregunta, notando esa pequeña frustración de que no apareciera ningún representante para ella. Sora tuerce los labios a un lado durante un segundo y luego se acerca a ella para depositar un beso sobre su frente, buscando calmarla.

-Está bien, ¿te acuerdas cuándo hiciste la prueba? Se tardaron un poco en decirte algo, pero mírate donde estás ahora. Estoy segura que el día menos pensado aparecerá un representante, solo sigue ensayando y tal como dices, buscar ir más allá para que alguien te vea –Comenta acariciando su mejilla con ternura.

Llegan al Sello de nuevo para volver a la sala donde se encontraba Andrea.

Sora se deja guiar por su chica, dejando que la siente en la silla y posteriormente en el lugar del piano. Sora pestañea un par de veces, confundida ante la situación y la mira con una ceja arqueada y esa mirada tan infantil que suele tener cuando se pierde.

-Oh, claro, a ver… –Ahora mira las teclas del piano, apretando aleatoriamente una tecla con su dedo índice en lo que se pone pensativa.

Pasea sus dedos sobre las teclas hasta que empieza a tocar una melodía que se le iba pasando por la cabeza aleatoriamente.

Sus dedos pasan por las teclas con tanta calma y respeto que cualquiera pensaría que su vida es el piano y que nada más le importaba en el mundo, pero no es así, si miras más allá verás a una Sora mirando de reojo a su chica, prácticamente babeando por ella, por esa gracia y delicadeza con los movimientos de sus brazos y sin duda alguna su dulce voz solo hace que se enamore más de ella.

Andrea termina de cantar para dejar a Sora con las últimas notas del piano.
Sora se gira para sonreír a su chica, extiende su mano para tomar su mano y la atrae hacia ella, así sentarla a su lado y cobijarla entre sus brazos, dejando un tierno beso en su frente.

-Has estado genial, como siempre –La halaga en lo que acaricia su mejilla y se pierde en sus preciosos ojos de color violeta.

Nadie podría decir que esas dos se aman, sin duda alguna, se nota a 1000 km de distancia e incluso más.

Sonríe por su beso, y es que no puede evitar sentirse así con ella, y es que simplemente es su chica favorita y la mujer de su vida. La abraza con más firmeza y le da un tierno beso en su frente.

-No te puedo llevar la contraria a eso, amo tanto tenerte de esta manera –Acaricia su mejilla con su dedo índice y luego atrapa su nariz entre sus dedos- Te estoy distrayendo y no te dejo practicar, así que dime que más toco para ayudarte, ¿o mejor me voy y luego te recojo? –Propone, pues lo que menos quiere es ser una piedra en su camino, lo que quiere es ser esa persona que la ayuda y apoya ante todo.