(Libre) ¡Hora de trabajar!

Sonríe, siguiéndola con la mirada para posteriormente seguir sus pasos al levantarse de la silla e ir tras ella. Cuando Andrea se coge de su brazo, por instinto Sora lleva su mano hacia la de ella y la mira, asintiendo con la cabeza.

-Creo que he visto uno que tal vez te guste –Dice antes de subir al ascensor, estando unos segundos en silencio hasta que Andrea le pregunta- La verdad es que no, nunca me ha gustado la idea de estar rodeada de tanta gente, la verdad es que siempre me ha gustado ayudar a los demás y ser profesora es lo más cercano a ello –Pica su mejilla con su dedo índice- ¿Acaso te hubiera gustado tenerme por aquí? –Pregunta volviendo a tomar la mano que se aferraba a su brazo.

Salen del ascensor y posteriormente salen del centro para ir al restaurante que había visto Sora antes de ir a visitar a su ángel favorito. No está muy lejos de donde están, y a su suerte no está muy lleno así que tienen cualquier lugar para elegir donde sentarse.

Le sonríe con una ceja arqueada, asintiendo con la cabeza, dándole la razón en silencio cuando dice que no trabajarían mucho si estuvieran en el mismo lugar, y es cierto, estarían más rato mimándose que por la labor.

Al entrar al restaurante, buscan enseguida un buen lugar y lo bueno de ese sitio es que no tenían que pedirle permiso al mesero para coger asiento, pues ya estaban atentos para ir a tomarles nota cuando ellas lo indicaran. Miran la carta que ya estaba en la mesa y miran lo que tenían para elegir.

-Tomaré un té verde con maracuyá y una ensalada campechana, y por supuesto, podrás “robarme” un poco si quieres –Le bromea, pues se acuerda como ambas iban compartiendo la comida la última vez que salieron, cuando se encontraron con algunos alumnos suyos, y Andrea escuchó por primera vez a Sora tocar el piano.

Cuando dejan la carta, el mesero no tarda en ir a tomarles nota, así que cuando toma nota y se marcha, Sora mira de nuevo a su chica.

-Claro, pero ya no hacen preguntas tan privadas, más bien por tu oficio, pues muchos quieren entrar de verdad ahí, me piden que cuando tengas más experiencia, puedas dar una charla más larga que la última vez. Si no te importa, claro –Comenta con cierta timidez.

Ríe con suavidad, asintiendo con la cabeza cuando tuvo permiso de “robarle” alguna que otra patata.

-Cuando te vaya bien a ti, avísame y lo comunicaré, no te preocupes –Pestañea un par de veces, inocente a su comentario y vaya que Andrea hace bien en quedarse en silencio, pues Sora tarda un poco en imaginarse la situación.

Se imagina a su pareja con el uniforme escolar, si fuera eso no la avergonzaría “tanto”, pero su imaginación va a más al imaginársela con el uniforme desabrochado y dándole la bienvenida a una aula vacía, en una de esas bienvenidas seductoras que solo su chica sabe hacer. Por esa imagen el rojo sube por su rostro como si fuera un termómetro, con una expresión que haría reír sin parar a su chica.

Llega el pedido de ambas, y vaya que la ángel sigue como si nada, como si su comentario hubiera sido inocente. Sora la mira con un pequeño puchero de reproche, llevando un par de dedos hasta ella, atrapando su nariz entre ellos.

-Agradece que estemos en un lugar público –Dice en voz baja, para que solo ella la escuchara, quitando sus dedos de su nariz- ¿Quieres probar? –Enseguida cambia de tema, tendiéndole un poco de su ensalada.

Sonríe, pasando su dedo pulgar por la comisura de la chica, limpiando un poco de manchado.

-Me alegra de que te guste –Ríe con suavidad, así abrir la boca y probar las patatas que le daba de probar su chica- Está bueno –Le guiña un ojo, así seguir comiendo las dos hasta que pestañea un par de veces los ojos, mirándola con esa inocencia tan suya- Oh, él está bien, creo que ha conseguido arreglar sus diferencias con su compañero, pero por el momento, a que pueda venir aquí puede pasar un tiempo, aún está algo indeciso a lo que quiere dedicarse –Le responde, notándose lo mucho que le gusta hablar de su hermano- Por cierto, él y mi padre están deseando conocerte –Le dice, acordándose de la conversación que tuvo con ellos por una videollamada hace un par de días.

La mira unos segundos, pensando en su familia, ¿estaría mal contarle su verdadera historia? Ella lo hizo cuando se conocieron pero, ¿aceptaría que lleva la sangre de una alcohólica y drogadicta en su sangre, y que en realidad no sabe quién es su padre biológico? ¿Sobre su cicatriz?

-Oh, ¿no te lo conté? –Pestañea un par de veces toda inocente, haciendo memoria, ¿cómo es posible que se le pasara algo así?- Bueno, no importa, él llegó a crear un grupo con algunos amigos, pero se discutió con uno de ellos y el grupo se disipó –Le hace un breve resumen de lo sucedido, y niega con la cabeza- Espero que no, de todas formas, nunca me gustó ese chico con el que se discutió… –Dice prácticamente en un susurro, saliendo ese lado protector suyo con su hermano, y es que Sora si no logra caerle bien alguien, algo malo hay ahí. Ríe con suavidad, logrando cambiar de tema sabiendo que su chica la incordiaría por ese lado suyo protector- No tienes que causar ninguna buena primera impresión, les encantarás, de verdad –Le da un toque en su nariz- Eres maravillosa, es imposible no quererte –Confiesa acariciando su mejilla, mirándola con esos ojos de enamorada que nadie puede dudar.

Brevemente Sora se va prácticamente a las nubes mientras va comiendo de su plato, hasta que su chica la saca de las nubes. Una gota rodea su nuca llena de torpeza, no sabiendo como salir de esa, pues no era momento ni lugar para contarle lo malo.

-Estoy bien, solo estaba pensando… –La mira- En un tema que una vez hablamos… Es decir, siempre comentamos lo de conocer a nuestros familiares, pero es difícil que ellos vengan aquí –Rasca su mejilla con mucha torpeza, saliendo de un problema para meterse en otro- ¿Qué tal…? Si tenemos suerte de que nuestras vacaciones coincidan… Ser nosotras de ir allá –Le propone, algo sonrojada al proponer eso.

Ríe con suavidad, mirándola con esa amabilidad tan descriptiva de ella.

-Eso debe ser porque hablar mucho de mí, ¿no? –Se atreve a deducir, pues cuando alguien se termina interesando por algo es porque lo ha visto u oído muchas veces.

Tras proponer de ir a conocer a la familia, Andrea salta de alegría lo que hace reír con suavidad a Sora.

-Como profesora no tengo problema con las vacaciones, es el oficio que más tiene –Da un sorbo de su bebida- Creo que Finlandia es más bonito en invierno que Japón, y serán tus primeras vacaciones ya que habrás pasado los tres meses de empleo con ellos, así que, ¿qué te parece ir ahí? –Le da un toque en su nariz- A mi padre y hermano no les importará, no te preocupes, además Japón es más bonito en primavera, tal vez cuando llegue esa estación, ¿te parece bien así? –Le propone.

-Oh~ ¿Solo un par de veces? –Le sigue el juego, robándole una papa y riendo un poco.

Niega con la cabeza cuando su chica le comenta lo apretados que podrían estar en Finlandia, pues contando que estarían todos en la casa, a lo mejor habría más de un choque si se despistan mucho.

-Claro que no me molesta –La mira con una ceja arqueada- ¿Segura? Algo me dice que cuando estemos a solas moriré de la vergüenza –Comenta- Espera, ¿regalarme? –Niega con la cabeza, acercando su mano a ella para tomar su barbilla y acariciar esta- Tu eres el más mayor regalo que puede darme la vida, estar contigo me vale, además, conocer a tu familia ya me parece un regalo, solo espero causar buena impresión –Deja entrever que le preocupa la opinión de la familia, esperando que cuando la conozcan no la comparen con las anteriores parejas de su rubia y consideren que no es suficientemente buena para ella.

Ríe con suavidad- Tus niños no querrán dejarte sola ni un solo segundo, tienen a una tía adorable –Le pica la nariz con su dedo- Me gusta que seas familiar, gracias a eso eres como eres, y con eso me enamoraste con tanta facilidad –Toma la mano de su chica cuando juega con la palma de su mano, mirándola con una ceja arqueada al no entender su broma- ¿Un moño? –Mira su pelo y luego a ella, aún confundida- Creo que no he entendido nada… –Confiesa totalmente perdida por la broma de su chica.

El contenido de sus platos va desapareciendo poco a poco igual que sus bebidas.

-Imagino que querrás algo de postre, ¿qué querrás pedir? –Le pregunta mientras termina de su bebida, mirándola a los ojos y como cada vez que la mira, no para de pensar lo hermosa que es y lo afortunada que es por tenerla a su lado.