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La hora de las sombras (Priv.)
3 participantes
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La hora de las sombras (Priv.)
- Pasillo de Noche:
- No sé por qué esta canción me inspiró:
La oscuridad era casi absoluta salvo por la luz que se colaba por los inmensos ventanales de los pasillos de la gigantesca escuela, que a aquellas horas de la madrugada se le hacía cuando menos laberíntica. ¿Cómo es que había terminado pasadas las tres, celular en mano, en medio de la nada y arriesgando una legendaria suspensión por merodear tan tarde, y para colmo la noche de Halloween? Oh, sí. Ya lo había recordado. Todo era culpa de Louisse, lo que le hacía cuestionarse si ella misma era alguna especie de ser manipulable o es que su compañera de cuarto sabía persuadirla como nadie había logrado.
—Oh vamos Aria, será divertido explorar, es Halloween, ¿quién sabe qué puede pasar? –remedó lo dicho por su compañera antes de abandonar su habitación para aventurarse en los recónditos rincones de la (para nada) embrujada escuela.
La idea siempre había sido caminar juntas a ver si algo sucedía, y de no ser el caso, volverían rápidamente a sus cuartos para evitar cualquier sospecha de quien hacía las rondas nocturnas para verificar que estuvieran allí. De todos modos, que ella supiera no se hacían rondas a esas horas, por lo que tenían un poco de ventaja antes de la siguiente, que probablemente sería más tarde. Su preocupación había surgido en cuanto de la nada había dejado de escuchar la voz de Louisse, inquietándola un poco, ¿acaso se habría distraído con algo? Aún si fuera tal el caso, no podría desaparecer como si el mismo vacío la tragara, ¿estaría bien? O más bien, la pregunta importante sería– ¿Dónde te metiste Louisse? Ugh, ahora sí que conseguiré que la dejen sin señal de internet, lo juro –volvió a maldecir en voz baja. Podría dar media vuelta y volver a su cuarto, cómoda y tranquila en su cama, pero la verdad es que podía dejar a su compañera perdida por ahí y arriesgando alguna peligrosa sanción, igual que ella misma, de todos modos.
¿Era su imaginación o ya había pasado por aquel lugar? Su vista ya se había acostumbrado a la oscuridad, por lo que no se le dificultaba en demasía la visión, pero si era tal el caso, ¿por qué tenía la sensación de estar caminando en círculos? Y además, aquella puerta usualmente no debería estar por estos lados... Un segundo, ¿cómo había llegado afuera del salón de danza?
—Oh vamos Aria, será divertido explorar, es Halloween, ¿quién sabe qué puede pasar? –remedó lo dicho por su compañera antes de abandonar su habitación para aventurarse en los recónditos rincones de la (para nada) embrujada escuela.
La idea siempre había sido caminar juntas a ver si algo sucedía, y de no ser el caso, volverían rápidamente a sus cuartos para evitar cualquier sospecha de quien hacía las rondas nocturnas para verificar que estuvieran allí. De todos modos, que ella supiera no se hacían rondas a esas horas, por lo que tenían un poco de ventaja antes de la siguiente, que probablemente sería más tarde. Su preocupación había surgido en cuanto de la nada había dejado de escuchar la voz de Louisse, inquietándola un poco, ¿acaso se habría distraído con algo? Aún si fuera tal el caso, no podría desaparecer como si el mismo vacío la tragara, ¿estaría bien? O más bien, la pregunta importante sería– ¿Dónde te metiste Louisse? Ugh, ahora sí que conseguiré que la dejen sin señal de internet, lo juro –volvió a maldecir en voz baja. Podría dar media vuelta y volver a su cuarto, cómoda y tranquila en su cama, pero la verdad es que podía dejar a su compañera perdida por ahí y arriesgando alguna peligrosa sanción, igual que ella misma, de todos modos.
¿Era su imaginación o ya había pasado por aquel lugar? Su vista ya se había acostumbrado a la oscuridad, por lo que no se le dificultaba en demasía la visión, pero si era tal el caso, ¿por qué tenía la sensación de estar caminando en círculos? Y además, aquella puerta usualmente no debería estar por estos lados... Un segundo, ¿cómo había llegado afuera del salón de danza?
Aria Ainsley- Soporte Gráfico
- Ocupación : Estudiante de 3°
Mensajes : 826
Fecha de inscripción : 05/06/2013
Edad : 30
Re: La hora de las sombras (Priv.)
- This is Halloween, this is Halloween~ Pumpkins scream in the dead of night. This is Halloween, everybody make a scream~ Trick or treat till the neighbors gonna die of fright! – tarareaba la vampira con mucho entusiasmo, llegando inluso a caminar al ritmo de la canción – Me parece muy gracioso que la gente piense que es la canción más vieja sobre la época, ¿Recuerdas esas viejas que estaban cuando teníamos que usar vestidos pomposos y trajes ajustados y hablaban de puros bichos raros y brujería? Ahora todo el mundo lo toma como mitos, por eso mi época favorita es esa de cuando quemaban a las brujas… pos por brujas~ – se lanzó a reír, provocando que escalofriantes carcajadas revotaran en las paredes a lo largo del pasillo.
Ahora, se preguntarán, ¿Qué demonios está haciendo allí adentro? ¡Simple razón, damas y caballeros! Es noche de brujas, una de sus épocas favoritas. Aquí puede molestar a todo el que quiera (o al menos, más de lo que suele hacer durante todo el año), utilizar los viejos trajes de sus primeros conciertos (que todavía fueran utilizables significa que no ha subido de peso, ¡Yes!) y, por supuesto, colarse en “sitios especiales” sin que le “llamen la atención” (por favor tomar en cuenta las comillas) como un instituto de críos que todavía están bebiendo leche materna.
Se sentía bien el poder caminar en tacones, o al menos, en los tacones que llevaba puesto. Como ella no solía andar caminando por ahí, ése era otro de los motivos por los cuales a ella le gustaba la época. Pero… ¡Vamos, que nos desviamos demasiado del tema!
Esa noche, como en cualquier otra a la que podría aprovechar para lanzar sustos, se había reunido (o habían quedado a reunirse) con su hermano menor, Marshall Lee. No tenía idea de cómo podría llegar vestido su hermano, pero sus dudas se disiparon luego de ver una figurita merodeando por el pasillo de frente y que, efectivamente, estaba flotando.
- Maaaaarshaaall~ – canturreó la vampira en voz alta, hacienda que el nombre del “joven” rebotara en las paredes en un eco siniestro.
Reunidos, la muchacha abrazó a su hermano tan fuerte como solía hacerlo y se aventuró a caminar mucho más allá dentro del Instituto. ¡Era demasiado grande para su gusto! Pero los pequeños le causaban claustrofobia. Era un fastidio total. Empezaron a abrir puertas a lo loco a ver qué conseguían, y para su suerte…
- ¡Marshall, Marshall! ¡Mira, es un piano! – dijo la vampira, sujetándole de la manga cual niña pequeña. Corrió en dirección a él y se incorporó sobre el piano, haciendo una pose dramática – Marshall Lee Abadeer, dibújeme como una de sus amiguitas francesas – estando de cabeza, levantó las cejas sugestivamente hacia su hermano y luego rompió a reír, dando una vuelta para quedar boca-abajo – Tócame una canción de piano, hermanito~
Ahora, se preguntarán, ¿Qué demonios está haciendo allí adentro? ¡Simple razón, damas y caballeros! Es noche de brujas, una de sus épocas favoritas. Aquí puede molestar a todo el que quiera (o al menos, más de lo que suele hacer durante todo el año), utilizar los viejos trajes de sus primeros conciertos (que todavía fueran utilizables significa que no ha subido de peso, ¡Yes!) y, por supuesto, colarse en “sitios especiales” sin que le “llamen la atención” (por favor tomar en cuenta las comillas) como un instituto de críos que todavía están bebiendo leche materna.
Se sentía bien el poder caminar en tacones, o al menos, en los tacones que llevaba puesto. Como ella no solía andar caminando por ahí, ése era otro de los motivos por los cuales a ella le gustaba la época. Pero… ¡Vamos, que nos desviamos demasiado del tema!
Esa noche, como en cualquier otra a la que podría aprovechar para lanzar sustos, se había reunido (o habían quedado a reunirse) con su hermano menor, Marshall Lee. No tenía idea de cómo podría llegar vestido su hermano, pero sus dudas se disiparon luego de ver una figurita merodeando por el pasillo de frente y que, efectivamente, estaba flotando.
- Maaaaarshaaall~ – canturreó la vampira en voz alta, hacienda que el nombre del “joven” rebotara en las paredes en un eco siniestro.
Reunidos, la muchacha abrazó a su hermano tan fuerte como solía hacerlo y se aventuró a caminar mucho más allá dentro del Instituto. ¡Era demasiado grande para su gusto! Pero los pequeños le causaban claustrofobia. Era un fastidio total. Empezaron a abrir puertas a lo loco a ver qué conseguían, y para su suerte…
- ¡Marshall, Marshall! ¡Mira, es un piano! – dijo la vampira, sujetándole de la manga cual niña pequeña. Corrió en dirección a él y se incorporó sobre el piano, haciendo una pose dramática – Marshall Lee Abadeer, dibújeme como una de sus amiguitas francesas – estando de cabeza, levantó las cejas sugestivamente hacia su hermano y luego rompió a reír, dando una vuelta para quedar boca-abajo – Tócame una canción de piano, hermanito~
Marceline- Ocupación : Vocalista
Mensajes : 282
Fecha de inscripción : 28/07/2014
Edad : 25
Re: La hora de las sombras (Priv.)
-¿Te refieres a la época de las cruzadas? ¡Jah! En esa época me acusaron de brujería tantas veces, y casi termine en la hoguera; ¡Tres veces! Además la ropa era horrible, los mortales de aquel entonces no tenían mucho sentido de la moda... O de colores.
Nada como recordar épocas pasadas, es mejor cuando tienes a alguien que SI vivió esas épocas tal cual como tú a pesar de que bueno, no estuvimos juntos para causar más desastres. Hablando de desastres este era el día especial para causar esa clase de desastre: El llamado Halloween o Día de Brujas; perfecto día para hacer bromas y enmascararlo con que es el "espíritu" de la festividad, claro que lo mejor de tal día era la misma noche, puesto que hay es cuando las cosas se ponen más locas -Y terrorífica, ¿Que es noche de brujas sin un pequeño susto?- El año pasado habíamos hechos nuestras travesuras en un hospital, todo bien hasta que a alguien le dio un paro cardíaco y literal, tuvimos que salir de ahí como almas que se las lleva el diablo.
Ahora, este año tocaba en aquella prestigiosa y pomposa academia de música con niños y niñas más pomposos y mimados. Ya es tiempo de que alguien les de una sacudida para que vean que el mundo no es tan rosa y pastel como ellos creen.
Dejen que los maestros Abadeer les enseñen.
O sí, lo otro bueno del halloween es que podías vestir de la manera que quisieras y nadie te decía algo por ello, por lo que re-utilizar un disfraz de un concierto tampoco era mala idea. En un punto había dejado de flotar únicamente para hacer resonar las suelas de mis zapatos en aquel suelo, por cada "Clack clack" esto se escuchaban por todo el lugar gracias al eco.
Claro, la voz super chillona de Marceline hacía que aquello quedará opacado.
En un momento estaba siendo abrazado -Abrazo rompe costillas y columnas.- Por la mayor y en otro arrastrado como perro hacía un salón, supongo. Uno con un gran piano en medio.
-Mis amiguitas francesas no se ven tan sensual como tú, lindura-, le faltarían años de años para llegar a tener tu sensualidad -Al igual que ella también levante las cejas de manera sugestivas y luego rompí a reír a carcajadas.- Si la nena quiere que le toque una canción de cuna, ¿Quien soy yo para decir que no?
Con esto, me senté frente aquel piano y mis manos se posaron encima de las teclas, las yemas de mis dedos rozando esta. ¡Por supuesto que tocaría algo para la ocasión! ¿Quien tocaría algo lindo o deprimente para un día como este? ¡Tiene que ser algo tétrico y loco! Justo como lo que tocaba ahora mismo.
-Oh, Maaaaarcy ~ -La llame, sin detenerme en tocar el piano.- Al parecer tenemos visitaaaaas ~
Y con la cabeza señale hacía la puerta.
Nada como recordar épocas pasadas, es mejor cuando tienes a alguien que SI vivió esas épocas tal cual como tú a pesar de que bueno, no estuvimos juntos para causar más desastres. Hablando de desastres este era el día especial para causar esa clase de desastre: El llamado Halloween o Día de Brujas; perfecto día para hacer bromas y enmascararlo con que es el "espíritu" de la festividad, claro que lo mejor de tal día era la misma noche, puesto que hay es cuando las cosas se ponen más locas -Y terrorífica, ¿Que es noche de brujas sin un pequeño susto?- El año pasado habíamos hechos nuestras travesuras en un hospital, todo bien hasta que a alguien le dio un paro cardíaco y literal, tuvimos que salir de ahí como almas que se las lleva el diablo.
Ahora, este año tocaba en aquella prestigiosa y pomposa academia de música con niños y niñas más pomposos y mimados. Ya es tiempo de que alguien les de una sacudida para que vean que el mundo no es tan rosa y pastel como ellos creen.
Dejen que los maestros Abadeer les enseñen.
O sí, lo otro bueno del halloween es que podías vestir de la manera que quisieras y nadie te decía algo por ello, por lo que re-utilizar un disfraz de un concierto tampoco era mala idea. En un punto había dejado de flotar únicamente para hacer resonar las suelas de mis zapatos en aquel suelo, por cada "Clack clack" esto se escuchaban por todo el lugar gracias al eco.
Claro, la voz super chillona de Marceline hacía que aquello quedará opacado.
En un momento estaba siendo abrazado -Abrazo rompe costillas y columnas.- Por la mayor y en otro arrastrado como perro hacía un salón, supongo. Uno con un gran piano en medio.
-Mis amiguitas francesas no se ven tan sensual como tú, lindura-, le faltarían años de años para llegar a tener tu sensualidad -Al igual que ella también levante las cejas de manera sugestivas y luego rompí a reír a carcajadas.- Si la nena quiere que le toque una canción de cuna, ¿Quien soy yo para decir que no?
Con esto, me senté frente aquel piano y mis manos se posaron encima de las teclas, las yemas de mis dedos rozando esta. ¡Por supuesto que tocaría algo para la ocasión! ¿Quien tocaría algo lindo o deprimente para un día como este? ¡Tiene que ser algo tétrico y loco! Justo como lo que tocaba ahora mismo.
-Oh, Maaaaarcy ~ -La llame, sin detenerme en tocar el piano.- Al parecer tenemos visitaaaaas ~
Y con la cabeza señale hacía la puerta.
- Abadeer Smexyness:
- Marcy ~
Marshie ~
-No trae a Hambo(?)-
Marshall Lee- Ocupación : Vocalista
Mensajes : 153
Fecha de inscripción : 27/07/2014
Edad : 30
Re: La hora de las sombras (Priv.)
¿En serio estaba frente al salón de danza? Se encontraba a punto de encender la linterna de su móvil para comprobarlo y así, con mucha suerte, ver un poco más de sus alrededores, pero no sabía cuánto más iba a estar deambulando por los pasillos y prefería aguantar lo más posible para así ahorrar batería para cuando realmente lo necesitara.
¿Y por qué no volvía a su cuarto, entonces? De seguro muchos se preguntarían aquello. Y es que en el fondo le preocupaba la desaparición de Louisse a pesar de que todo fuera su idea y que probablemente le estaría jugando una broma para asustarla o molestarla, si es que no estaba ya escondida aguantándose la risa. En verdad la creía capaz de hacer algo como eso, en serio, ¿por qué no mejor regresaba ya a su cuarto? Porque uno, tenía que admitir que tenía curiosidad de ver qué pasaba y experimentar un Halloween en donde quizás podría encontrar algo interesante; y dos, por alguna extraña razón, si bien usualmente tenía un buen sentido de la orientación (sumado al hecho de que recorría la academia todos los días), en aquel instante parecía no reconocer la estructura del lugar, como si abrir la puerta de algún salón pudiera llevarla hacia la azotea.
"Como si eso fuera posible" pensó con un bufido mientras decidía qué hacer, pero al parecer las circunstancias decidieron por ella, puesto que apenas estaba dando la vuelta para ir a recorrer otros rincones (en serio, ¿que el nochero se había ido de vacaciones? Ya fuera para su suerte o desgracia, así parecía ser), una melodía de piano comenzó a sonar desde la cercana aula de música.
"No Aria, en las películas de terror pasan cosas malas cuando los personajes salen a investigar algo sospechoso" se dijo en su mente en tanto sus pasos le guiaban más cerca del salón, pensando que quizás podría encontrar a Louisse o a alguien que también hubiera decidido explorar la escuela en un día tan particular como ese.
Sin saber lo que podía esperarle, finalmente abrió la puerta para encontrarse con dos personas que no recordaba haber visto nunca en la academia, y que inclusive se veían muy mayores como para ser alumnos... y que ella recordara no habían profesores que usaran tal cantidad de maquillaje para verse con una piel grisácea... sin contar los disfraces tan... estrafalarios que estaban usando.
¿Acaso serían intrusos?
—Disculpen, pero creo que no deberían de estar aquí –les dijo con voz firme– La academia está prohibida y fuera de los límites para aquellos que no son estudiantes o funcionarios.
¿Realmente esperaba que con eso le harían caso? Lo peor era que, dada su actual e inexplicable desorientación, no podría huir a ninguna parte de darse una razón para ello, y aún peor, se terminaría perdiendo más.
¿Y por qué no volvía a su cuarto, entonces? De seguro muchos se preguntarían aquello. Y es que en el fondo le preocupaba la desaparición de Louisse a pesar de que todo fuera su idea y que probablemente le estaría jugando una broma para asustarla o molestarla, si es que no estaba ya escondida aguantándose la risa. En verdad la creía capaz de hacer algo como eso, en serio, ¿por qué no mejor regresaba ya a su cuarto? Porque uno, tenía que admitir que tenía curiosidad de ver qué pasaba y experimentar un Halloween en donde quizás podría encontrar algo interesante; y dos, por alguna extraña razón, si bien usualmente tenía un buen sentido de la orientación (sumado al hecho de que recorría la academia todos los días), en aquel instante parecía no reconocer la estructura del lugar, como si abrir la puerta de algún salón pudiera llevarla hacia la azotea.
"Como si eso fuera posible" pensó con un bufido mientras decidía qué hacer, pero al parecer las circunstancias decidieron por ella, puesto que apenas estaba dando la vuelta para ir a recorrer otros rincones (en serio, ¿que el nochero se había ido de vacaciones? Ya fuera para su suerte o desgracia, así parecía ser), una melodía de piano comenzó a sonar desde la cercana aula de música.
"No Aria, en las películas de terror pasan cosas malas cuando los personajes salen a investigar algo sospechoso" se dijo en su mente en tanto sus pasos le guiaban más cerca del salón, pensando que quizás podría encontrar a Louisse o a alguien que también hubiera decidido explorar la escuela en un día tan particular como ese.
Sin saber lo que podía esperarle, finalmente abrió la puerta para encontrarse con dos personas que no recordaba haber visto nunca en la academia, y que inclusive se veían muy mayores como para ser alumnos... y que ella recordara no habían profesores que usaran tal cantidad de maquillaje para verse con una piel grisácea... sin contar los disfraces tan... estrafalarios que estaban usando.
¿Acaso serían intrusos?
—Disculpen, pero creo que no deberían de estar aquí –les dijo con voz firme– La academia está prohibida y fuera de los límites para aquellos que no son estudiantes o funcionarios.
¿Realmente esperaba que con eso le harían caso? Lo peor era que, dada su actual e inexplicable desorientación, no podría huir a ninguna parte de darse una razón para ello, y aún peor, se terminaría perdiendo más.
Aria Ainsley- Soporte Gráfico
- Ocupación : Estudiante de 3°
Mensajes : 826
Fecha de inscripción : 05/06/2013
Edad : 30
Re: La hora de las sombras (Priv.)
Infló las mejillas en un gesto infantil como su hermano le había dedicado el “hermanita”, mientras que movía las piernas hacia delante y hacia atrás estando acostada boca-abajo sobre el piano. Mientras que el vampiro empezaba a delatar su espléndido talento con el piano (cosa que le daba algo de envidia a Marceline puesto que ella no se le daba, más que todo porque el piano no era de sus instrumentos favoritos), ella trataba de acompañar a su hermano con un tarareo improvisado que simulaba parte de la canción, aunque realmente no tenía idea de lo que estaba tocando.
Parecía una chiquilla disfrutando de la música de su padre cuando Marshall la llamó con otro canturreo, a lo que la vampiro contestó con un largo “¿Hmmm~?” y con un ojo abierto mientras seguía meneando sus piernas, voltearon a mirar a la puerta que, efectivamente, parecía tener a alguien que curioseaba por el lugar así como los Abadeers. Se trataba de una chiquilla, posiblemente menor de edad (o a punto de llegar a la mayoría, tal vez) que estudiaba por allí. Seguramente otra de las que les gusta circular por los supuestos pasillos prohibidos del instituto, a pesar de que su disfraz de Halloween era demasiado adorable para que la chica estuviera consciente de la época en la que se supone que se celebra dicha fecha patria, para algunos.
Esto, por supuesto, era algo de lo que Marceline iba a aprovecharse.
Bajó del piano dejando que su hermanito siguiera presumiendo con el instrumento, mientras que se acercaba lenta y peligrosamente hacia la chica, moviendo las caderas como si fuera un animal que planeaba comérsela. La poca luz del sitio, a pesar de que estuviera medio iluminado, daba la sensación de que los tres estuvieran en las típicas escenas de película en donde hay un momento de tensión muy importante. Una vez que la Abadeer estaba a pocos metros de la chica, se inclinó hacia delante para estar cara-a-cara con ella, con los ojos grandes y fijos en los de ella.
- ¡Pero si no es más que una niña, Mar-mar! – anunció luego de unos segundos que se hicieron inexplicablemente largos, rompiendo el ambiente enigmático que había creado (o al menos esperaba) con su caminata lenta y sensual – ¿Estás consciente del día que es hoy, cariño? No sé, pero creo que te equivocaste de fecha. Hoy es 31 de Octubre, es decir, día de brujas, no día de “pongámonos lolitas para caminar por el instituto a media noche”. Eso es el 30 de Febrero, por si no estás enterada – saludó, o al menos, al estilo de Marceline.
La vampiro le cedió algo de espacio a la muchacha, pero sólo para caminar rápidamente a su alrededor para examinarla. En el trayecto, como no, acabó por sujetarle la falda de su vestido, examinándole con los ojos bien abiertos y una sonrisa de oreja a oreja.
- Oish, si el traje no fuera tan cuquis, se me vería hermoso, ¿No crees, Mar-Mar? – se volteó a ver a su hermano con la misma expresión divertida – Aunque a ti te queda bastante bien, lindura. ¿Cómo dices que te llamas?
Parecía una chiquilla disfrutando de la música de su padre cuando Marshall la llamó con otro canturreo, a lo que la vampiro contestó con un largo “¿Hmmm~?” y con un ojo abierto mientras seguía meneando sus piernas, voltearon a mirar a la puerta que, efectivamente, parecía tener a alguien que curioseaba por el lugar así como los Abadeers. Se trataba de una chiquilla, posiblemente menor de edad (o a punto de llegar a la mayoría, tal vez) que estudiaba por allí. Seguramente otra de las que les gusta circular por los supuestos pasillos prohibidos del instituto, a pesar de que su disfraz de Halloween era demasiado adorable para que la chica estuviera consciente de la época en la que se supone que se celebra dicha fecha patria, para algunos.
Esto, por supuesto, era algo de lo que Marceline iba a aprovecharse.
Bajó del piano dejando que su hermanito siguiera presumiendo con el instrumento, mientras que se acercaba lenta y peligrosamente hacia la chica, moviendo las caderas como si fuera un animal que planeaba comérsela. La poca luz del sitio, a pesar de que estuviera medio iluminado, daba la sensación de que los tres estuvieran en las típicas escenas de película en donde hay un momento de tensión muy importante. Una vez que la Abadeer estaba a pocos metros de la chica, se inclinó hacia delante para estar cara-a-cara con ella, con los ojos grandes y fijos en los de ella.
- ¡Pero si no es más que una niña, Mar-mar! – anunció luego de unos segundos que se hicieron inexplicablemente largos, rompiendo el ambiente enigmático que había creado (o al menos esperaba) con su caminata lenta y sensual – ¿Estás consciente del día que es hoy, cariño? No sé, pero creo que te equivocaste de fecha. Hoy es 31 de Octubre, es decir, día de brujas, no día de “pongámonos lolitas para caminar por el instituto a media noche”. Eso es el 30 de Febrero, por si no estás enterada – saludó, o al menos, al estilo de Marceline.
La vampiro le cedió algo de espacio a la muchacha, pero sólo para caminar rápidamente a su alrededor para examinarla. En el trayecto, como no, acabó por sujetarle la falda de su vestido, examinándole con los ojos bien abiertos y una sonrisa de oreja a oreja.
- Oish, si el traje no fuera tan cuquis, se me vería hermoso, ¿No crees, Mar-Mar? – se volteó a ver a su hermano con la misma expresión divertida – Aunque a ti te queda bastante bien, lindura. ¿Cómo dices que te llamas?
Marceline- Ocupación : Vocalista
Mensajes : 282
Fecha de inscripción : 28/07/2014
Edad : 25
Re: La hora de las sombras (Priv.)
Justo como había predicho, alguien había venido hacía nosotros atraído por las melodía que tocaba en el gran instrumento de cuerda.
Claro, incluso en ese momento no había dejado de tocar aquella melodía en el piano aún cuando mi miraba se centraba más en la jovencita que se había atrevido a entrar a la sala con dos traviesos vampiros. Como es usual, Marceline se adelantó en ir a investigar acerca de nuestra nueva invitada dejándome con los honores de seguir tocando para darle ambiente a la situación, tampoco era de esperarse que la mayor comenzará a decir cosas acerca del "disfraz" de la nena -Aunque desde acá parecía más bien un uniforme escolar, ¿Tan aterradora era esta academia para tomar un uniforme y usarlo para la noche de brujas? Alucinante, la educación cada día se volvía más aterradora con el pasar de los años.-
-Pues sí, la chiquilla tiene una apariencia bastante adorable; ¡Solamente mirale ese cabello! Un poco más y sería la Rapunzel moderna -Decía sin perder ninguna nota de la tonada, ¿Acaso creían que perdería el hilo por estar mirando hacía otro lado?- ¿El día de las lolitas? ¿Que no ese es el 28 de Diciembre o es que lo he estado confundiendo con otro?
Mis manos se elevaron unos centímetros y con rápidez descendieron hasta apretar con fuerza las teclas del piano creando una fuerte nota que retumbo en toda la sala y quizá por fuera de esta, considerando lo sola y silenciosa que estaba la escuela más el eco que producía el lugar. Gire para encarar a ambas señoritas y me levanté caminando con el mismo sigilo hacía la invitada, al igual que la mayor le di la vuelta completa mirándole como si fuera un crítico, hasta tenía un brazo en horizontal sobre mi pecho y mi mano derecha bajo la barbilla mientras murmuraba un intenso y sonoro "HMMM".
-¿Sabes a quien me recuerda también? A una de esas muñecas Barbies, las que tanto le gustan a las niñas vestir y maquillar, ¿Crees que sería buena idea vestirle como nosotros? -Miré a la pelinegra dedicándole un guiño y una sonrisa cómplice de mi parte.
Me coloque tras la rubia, poniendo mis manos sobre sus hombros y mirándole desde arriba con una sonrisa que estaba muy seguro de que mostraba mis colmillos a la poca luz de la luna, la única luz que se filtraba por una ventana y servía para iluminar gran parte de la sala.
-¿Pero que te trae en una noche como esta, barbie? ¿Querías descubrir si la academia esta embrujada? -Bajé un poco, solo para poder colocar mi rostro cerca de su oído y así susurrarle.- ¿Que no te dijeron que no curiosearas en Halloween? Puedes toparte con vampiros en plena luz de la luna llena.
Ambos brazos rodearon los hombros de la chiquilla y terminaron apegando a esta a mi cuerpo como en un abrazo, y mi barbilla reposando en su abundante melena de risos dorados.
-¡Ha pasado mucho tiempo desde que tenemos un invitado! Deberíamos darle una oportunidad de que nos ayude en nuestras travesuras, ¿Tu que opinas, Marcy? -Miraba hacía la mayor nuevamente, con los ojos brillante tal niño pequeño esperando que su mamá le diera el juguete que tanto esperaba.- ¿Que clase de travesuras será para este nuevo año? Imagino que debes tener una macabra idea.
Claro, incluso en ese momento no había dejado de tocar aquella melodía en el piano aún cuando mi miraba se centraba más en la jovencita que se había atrevido a entrar a la sala con dos traviesos vampiros. Como es usual, Marceline se adelantó en ir a investigar acerca de nuestra nueva invitada dejándome con los honores de seguir tocando para darle ambiente a la situación, tampoco era de esperarse que la mayor comenzará a decir cosas acerca del "disfraz" de la nena -Aunque desde acá parecía más bien un uniforme escolar, ¿Tan aterradora era esta academia para tomar un uniforme y usarlo para la noche de brujas? Alucinante, la educación cada día se volvía más aterradora con el pasar de los años.-
-Pues sí, la chiquilla tiene una apariencia bastante adorable; ¡Solamente mirale ese cabello! Un poco más y sería la Rapunzel moderna -Decía sin perder ninguna nota de la tonada, ¿Acaso creían que perdería el hilo por estar mirando hacía otro lado?- ¿El día de las lolitas? ¿Que no ese es el 28 de Diciembre o es que lo he estado confundiendo con otro?
Mis manos se elevaron unos centímetros y con rápidez descendieron hasta apretar con fuerza las teclas del piano creando una fuerte nota que retumbo en toda la sala y quizá por fuera de esta, considerando lo sola y silenciosa que estaba la escuela más el eco que producía el lugar. Gire para encarar a ambas señoritas y me levanté caminando con el mismo sigilo hacía la invitada, al igual que la mayor le di la vuelta completa mirándole como si fuera un crítico, hasta tenía un brazo en horizontal sobre mi pecho y mi mano derecha bajo la barbilla mientras murmuraba un intenso y sonoro "HMMM".
-¿Sabes a quien me recuerda también? A una de esas muñecas Barbies, las que tanto le gustan a las niñas vestir y maquillar, ¿Crees que sería buena idea vestirle como nosotros? -Miré a la pelinegra dedicándole un guiño y una sonrisa cómplice de mi parte.
Me coloque tras la rubia, poniendo mis manos sobre sus hombros y mirándole desde arriba con una sonrisa que estaba muy seguro de que mostraba mis colmillos a la poca luz de la luna, la única luz que se filtraba por una ventana y servía para iluminar gran parte de la sala.
-¿Pero que te trae en una noche como esta, barbie? ¿Querías descubrir si la academia esta embrujada? -Bajé un poco, solo para poder colocar mi rostro cerca de su oído y así susurrarle.- ¿Que no te dijeron que no curiosearas en Halloween? Puedes toparte con vampiros en plena luz de la luna llena.
Ambos brazos rodearon los hombros de la chiquilla y terminaron apegando a esta a mi cuerpo como en un abrazo, y mi barbilla reposando en su abundante melena de risos dorados.
-¡Ha pasado mucho tiempo desde que tenemos un invitado! Deberíamos darle una oportunidad de que nos ayude en nuestras travesuras, ¿Tu que opinas, Marcy? -Miraba hacía la mayor nuevamente, con los ojos brillante tal niño pequeño esperando que su mamá le diera el juguete que tanto esperaba.- ¿Que clase de travesuras será para este nuevo año? Imagino que debes tener una macabra idea.
Marshall Lee- Ocupación : Vocalista
Mensajes : 153
Fecha de inscripción : 27/07/2014
Edad : 30
Re: La hora de las sombras (Priv.)
Parecía que los jóvenes iban a ponerse a evitar el tema lo más posible con tal de quedarse casi como unos ocupadores ilegales. ¿Realmente parecía una niña a sus ojos? Bajó su mirada por instinto para compararse con la joven que se había parado para encararle, y apenas se echó un poco hacia atrás por reflejo, sin embargo, decidió hacer el mejor intento posible de mantenerse firme. Si tenemos tanta diferencia de edad como para que me esté llamando... niña... déjeme decirle que no lo aparenta —le dijo en un extraño halago, ¿por qué lo hacía siquiera? Quizás eso también era un reflejo— Y soy más que consciente del día que es, ¿pregunta por algo en especial? –inquirió con un tono de sorna— ¿Lolita...? No sé si maneja el mismo concepto de lolita que mi compañera de cuarto, pero ciertamente esta es ropa casual —carraspeó un poco como si con ello terminara por excusarse y hacer énfasis en su punto, ¿desde cuando un simple vestido corto puede considerarse lolita?
—Y no soy Rapunzel... —agregó dirigido al acompañante pianista, casi como una forma de desquitarse por la situación, porque no tenía bases para negarse al apodo, después de todo su cabello era tan largo, aunque no tanto como el de la chica del cuento.
De todos modos, ¿qué planeaba esa mujer? Por un lado le parecía algo ridículo y exagerado su andar con aire presumido, con ese contoneo de caderas, sin embargo, había algo en ella que su proximidad causaba que se le erizara la piel. Y el aire fresco que sintió entre sus piernas hizo que se erizara todavía más.
—¡Ey...! —su tez tomó un tinte más rojizo y por un momento se tardó en procesar la información, y para cuando finalmente se jaló la falda para cubrirse de cualquier mirada, ya era algo tarde— ¿Siquiera voy a repetir mi nombre después de eso? ¡Claro que no...! Además, ¿es necesario que se pongan a rondarme como buitres? —se quejó bastante incómoda por tantas miradas a su alrededor— Podré aguantarte lo de Rapunzel, pero Barbie sí que no... —lo que sí que no iba a tolerar era que le llamaran Barbie, sonaba a un mote que pondría un sujeto de esos casanovas deportistas sin seso.
Se puso a rodar los ojos con cada cosa que decían. Ya se le había ido el ánimo siquiera de contestar a sus preguntas, comenzaba a cuestionarse su decisión de salir de su cuarto aquella noche. La voz del chico le hizo sobresaltarse al no esperar tenerle tan cerca así de rápido, por lo que se apartó de un salto para ganar distancia.
—Bueno, supongo que los vampiros ya estarían ahogándose en un festín de sangre con tantos chicos por ahí, ¿que no les da diabetes con tanta azúcar? —intentó ganar algo de tiempo al seguirles la corriente, pero en cuanto hizo el intento de alejarse, se vio contra el pecho del chico, agarre del que trató de zafarse lo mejor posible— ¡Suficiente...! Yo... yo no soy su invitada, creo que ya no estoy de humor para estas cosas... —ya se había alejado rápidamente para ir a girar el pomo de la puerta con intenciones de salirse del salón para ir en busca del guardia— Esto ya parece una broma de mal gusto de Louise... primero las escondidas y ahora esto... no sé por qué le sigo la corriente siquiera —masculló ya caminando por el pasillo, dejando atrás a los aparentes gemelos tan raros.
—Y no soy Rapunzel... —agregó dirigido al acompañante pianista, casi como una forma de desquitarse por la situación, porque no tenía bases para negarse al apodo, después de todo su cabello era tan largo, aunque no tanto como el de la chica del cuento.
De todos modos, ¿qué planeaba esa mujer? Por un lado le parecía algo ridículo y exagerado su andar con aire presumido, con ese contoneo de caderas, sin embargo, había algo en ella que su proximidad causaba que se le erizara la piel. Y el aire fresco que sintió entre sus piernas hizo que se erizara todavía más.
—¡Ey...! —su tez tomó un tinte más rojizo y por un momento se tardó en procesar la información, y para cuando finalmente se jaló la falda para cubrirse de cualquier mirada, ya era algo tarde— ¿Siquiera voy a repetir mi nombre después de eso? ¡Claro que no...! Además, ¿es necesario que se pongan a rondarme como buitres? —se quejó bastante incómoda por tantas miradas a su alrededor— Podré aguantarte lo de Rapunzel, pero Barbie sí que no... —lo que sí que no iba a tolerar era que le llamaran Barbie, sonaba a un mote que pondría un sujeto de esos casanovas deportistas sin seso.
Se puso a rodar los ojos con cada cosa que decían. Ya se le había ido el ánimo siquiera de contestar a sus preguntas, comenzaba a cuestionarse su decisión de salir de su cuarto aquella noche. La voz del chico le hizo sobresaltarse al no esperar tenerle tan cerca así de rápido, por lo que se apartó de un salto para ganar distancia.
—Bueno, supongo que los vampiros ya estarían ahogándose en un festín de sangre con tantos chicos por ahí, ¿que no les da diabetes con tanta azúcar? —intentó ganar algo de tiempo al seguirles la corriente, pero en cuanto hizo el intento de alejarse, se vio contra el pecho del chico, agarre del que trató de zafarse lo mejor posible— ¡Suficiente...! Yo... yo no soy su invitada, creo que ya no estoy de humor para estas cosas... —ya se había alejado rápidamente para ir a girar el pomo de la puerta con intenciones de salirse del salón para ir en busca del guardia— Esto ya parece una broma de mal gusto de Louise... primero las escondidas y ahora esto... no sé por qué le sigo la corriente siquiera —masculló ya caminando por el pasillo, dejando atrás a los aparentes gemelos tan raros.
- Off Topic:
- Perdón, literal tenía esta respuesta guardada hace meses, pero quería postearla cuando me pusiera al día con todo, pero ese día nunca llegó T__T mejor ya la posteo de una vez xD
Aria Ainsley- Soporte Gráfico
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