Re: [Mansión Sagan] Reencuentro. (+18)

por **Lucien Luarent** Miér Ago 01, 2012 8:03 pm

-las acciones de mi alumna me hicieron suspirar pesado, al percatarme de mi actitud volví a mi postura recta soltando la mano de ella-...no necesito convencerme de algo...-eso era mentira, la verdad no sabia muy bien lo que decía, pero el solo pensarlo me descomponía un poco.

eh?-salio secamente de mis labios al escuchar lo del lunar, sin poder evitarlo reí de manera divertida mientras giraba un poco mi rostro para no parecer descortés, cosa que casi nunca hacia delante de Mine-pff..ajajá!...por dios...cuando quiere usted es muy graciosa-eran muy irónicas sus palabras, pues escondía el verdadero significado de mi lunar y el de mi hermana, así también como los tatuajes que cubrían mi pecho-

...-yo resplandezco por el solo hecho de ser lo que soy, quizá si no lo fuese ya hubiese muerto, si no existiera lo que me aferra al mundo estaría de la misma forma que tu Mine...

pues bien...tiene razón puesto que algunos nacemos bajo ciertas estrellas y nacimos para brillar...claro que las estrellas son efímeras así que creo...que compararme con una estrella a mi mismo sería erróneo-mi rostro se giro hacia mi oyente-..usted es más parecía a una estrella al lado de la luna.-necesitas de el para poder brillar verdad?-

esta siendo caprichosa de nuevo lady Sagan...deberíamos seguir con las clases..-llevé mi cabello hacia atrás-...tocaré algo, después de todo hace mucho que no ve mi técnica y un profesor debe de mostrar sus habilidades ante su alumno, pero no se acostumbre

apreté mi mano izquierda con la derecha, mientras cerraba los ojos pensando que era lo que podría interpretar. Al cabo de medio minuto mis manos ya estaban un poco más calidas. Lucia me había dicho que al interpretar melodía me veía más sereno y eso hacia que mi belleza inhumana saliera a flote...tanto como el ambiente que me rodeaba. Respiré hondo mientras mis labios se movían un poco y mis manos se adoptaban a la postura correcta. Al fin había decidido que tocar.

quiero que vea lo que es transmitir sentimientos...-sonreí un poco-[color:ca33=índigo] cierre los ojos por favor...

esta melodía la había compuesto no hace mucho, era un carrusel de emociones y nadie más que Lucia la había escuchado...quería saber que emociones evocaba en una persona como Mine.
mis dedos se movieron felinamente, como de costumbre mi rostro cambiaba de acuerdo a lo que sentía, era por así decirlo una de las unicas formas de verme realmente.

Spoiler:

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por **Mine Sagan** Dom Sep 30, 2012 4:13 pm

Un rosa intenso coloró las blancas mejillas de Mine, secretamente avergonzada por haber soltado con tal convicción una curiosidad tan supersticiosa como era la del lunar. Sin embargo se irguió derecha, muy orgullosa como siempre, simulando seguridad mientras permitía que su profesor se mofara dulcemente de ella.

Le escuchó atenta aún cuando dirigía su mirada hacia otro punto, concretamente hacia la superficie del piano, conservando en su mente la imagen que tenía de la comparación entre Lucien y una estrella. ¡Es cierto! ¡La única semejante a él es el sol! Aquella estrella cuyo resplandor es permanente y del cual dependemos en su totalidad... Se dijo con emoción, mas decidió no verbalizar aquella idea tan disparatada. Aún cuando era la primera vez que veía a su profesor reír con tanta naturalidad, había algo en aquél gesto que repudiaba de forma inexplicable. Era como el acercamiento a una realidad indeseable.

– No estoy siendo caprichosa, solo excesivamente honesta. Ya me conoces – aclaró con firmeza, mas soltando un sutil gesto de picardía en su mirada. – Incluso, deberías hacerlo más... – masculló mientras Lucien se disponía a pensar en qué pieza podía interpretar.

Obedeció sin chistar a la indicación de que cerrase los ojos, no sin ciertas dudas y suposiciones aceleradas que provocaron la intensa aceleración de sus latidos. Le tomó al rededor de un minuto calmarse y hacerse a la idea que nada de lo que su mente maquinaba ocurriría. Resignada, se dedicó a explorar con su oído bien entrenado cada una de las notas, tonalidades, alteraciones y figuras, al punto de crear en su mente la imagen de un pentagrama que en conjunto figuraba la partitura de aquella canción tan bella y enigmática. Acorde a la imagen de Lucien.

Pero la sensación detestable volvía. Su escasa empatía podía captar, tenuemente, algo. Ante ella se encontraba una persona solitaria que cargaba tras de sí un horrible conflicto, el cual ella sería incapaz de concebir siquiera. Pero allí estaba otra vez ese rechazo que le hervía la sangre, como si el sentimiento disfrazado de canción se tratase de un parásito que le alejaba de su paraíso soñado. ¿Pero en qué consistía aquél disgusto tan profundo que le provocaban esas manifestaciones de emoción? ¿No era eso lo que ella quería de Lucien? ¿Conocerlo más? ¿Intentar que él le abriese su corazón?

– Lo... haces de maravilla... Eres un... genio... – murmuró la joven una vez hubo acabada la pieza, con un semblante consternado, confundido. Mantenía dentro de sí las lágrimas que, orgullosas, no estaban dispuestas a salir.

por **Lucien Luarent** Sáb Oct 06, 2012 1:20 am

...genio?...-una sonrisa de baja simpatía se hizo presente en mis labios-...de verdad le pareció maravilloso lo que escucho?-

mis dedos comenzaron a moverse de nuevo esta vez en una pieza más violenta pero llena de dramatismo, los movimientos de mis dedos iban en aumento, luego de manera suave pero con potencia, escuchaba a Mine, no podía evitar sentir cada quiebre de su alma, cada onda emitida por ella*basta...esos latidos inestables, esos sollozos de no saber lo que deseas...me enferman...no era acaso esto lo que querías?aquí me tienes...*ese pensamiento vino a mi cabeza cuando escuche el incesante latir de la muchacha, un sonido sordo se dejo escapar de mi garganta, la melodía seguía.

Un niño pequeño en una gran sala blanca junto a un piano de cristal apareció en mi mente por breves dos segundos, encadenado al piano, con los pies descalzos, la mirada lasciva y vacía, mi rostro no mostraba emoción alguna, sí, era como una maquina en automático, tal cual ella lo hacia, de la misma manera en que ocultaba todas sus inseguridades, temores y pecados ...al igual que cuando tocaba el piano para esas personas que se hacían llamar mi familia...

*este zumbido...este decline de emociones hacía mi...odio que crean que soy perfecto...*en ese momento la pieza se intensifico, como si intensase demostrar lo que se siente cuando ella tocaba con odio, mis dedos interrumpieron la melodía abruptamente , mi cuerpo se levanto del banquillo cuando mi pecho sintió el ardor en los tatuajes, ya estaba demostrando demasiado de mi mismo*haz tenido suficiente de mi?* mi semblante rígido y severo se planto sobre la muchacha tomando su rostro con mis niveos y delgados dedos, ahora más cálidos por el movimiento en ellos, como si analizara el interior de ella a través de esos orbes naranja, cada detalle era para mí una forma de saber lo que pensaba, me reflejaba a mi mismo en ellos-...no importa si permanezco aquí días, una semana, meses o incluso años...mientras sigas teniendo ese pensamiento...es imposible que pueda enseñarte algo...entonces...¿Porqué te aferras tanto a al idea de tenerme como tu mentor?-solté su rostro deslizando mis dedos por su mentón como si de las mismas teclas se tratase-Tsk-. Un gran silencio se dejo caer en la habitación mientras yo me paseaba por ella mirándola como si de un museo se tratara. Me acerqué al caballete donde se encontraba una pintura a medio hacer, un joven de cabellos plateados y gran belleza se podía apreciar en el-...veo que encontró algo con que entretenerse...-susurre casi de manera inaudible y tomé el pincel con elegancia-...rodearse de personas así ...espero no se le vuelva una costumbre...-limpie el pincel con el agua del frasco de cristal que se encontraba allí sin producir ruido alguno *este cuadro no podrá ser terminado nunca a menos que vea realmente la naturaleza del sujeto en si...*si, era obvio que el muchacho no era humano y más aún siendo que Mine pintaba con gran detalle-...le molesta?-dije apuntando el caballete en señal de poder pintar-quiero pintar algo...mientras toca algo, no importa que...quiero que...me hablas de la canción, de lo que sientes en ese momento, nadie te detendrá-el pincel comenzó a girar en mis dedos-...hazlo...

por **Mine Sagan** Dom Oct 21, 2012 6:03 pm

Los ecos de la pieza anterior aún retumbaban en las paredes cuando Lucien dio inicio a una segunda, más violenta y llena de aversión. La sensación de aquél entonces fue aún más intensa, primada por la inestabilidad, el vértigo inoportuno, la agitación de heridas pasadas, el deseo ferviente de rasgarle la garganta a su profesor con las manos, de cerrarle la tapa del piano y quebrarle los dedos. De detenerlo, de detenerse.

Solo entonces reparó en la posibilidad de odiarle profundamente, de admirarlo más de lo que su orgullo le hubiese permitido. Quizás le amaba como a un enemigo y como a un mesías, de forma ambivalente. Como aquél que pudo dormir a su propio demonio, aquél que ella nunca pudo enfrentar. No lo sabía, solo reconocía el deseo de tenerlo para sí. Pero sus canciones escondían un mensaje, o más bien, las emociones evocadas en su interpretación luchaban constantemente. Amor, odio, simples percepciones... O tal vez eran simples proyecciones de su propio sentir personal. Mine no lo entendía y no pretendía hacerlo, solo deseaba acallar eternamente ese alarido proveniente de su alma. Su cabeza se transformaba en un nido de contradicciones.

Lucien se detuvo de forma abrupta, permitiendo el silencio. El corazón de la chica le golpeaba el pecho con tal fuerza, rabia y deseo que le dolía. Sin haberse dado cuenta hasta ese momento, le había escuchado con las manos posadas sobre el rostro, ocultándolo celosamente. Las frías manos del mayor se posaron en sus mejillas, obligándose a revelar el enardecido semblante, su mirada llena de intenciones, al borde de las lágrimas. Lágrimas que ni ella misma podía explicar.

Se privó de palabras mientras observaba cómo su maestro se alejaba del banquillo, recorriendo la habitación con aparente curiosidad, deteniéndose ante el retrato de Yuli, aún sin acabar.
– Nos conocimos en el acuario. Es un chico fascinante, se te asemeja un poco. – Explicó Mine con suavidad, sin siquiera volverse a él. No solía acercarse ni menos retratar a cualquiera y Yuli era de aquellos personajes que transmitían un aura diferente, casi ausente, casi presente. Hizo una breve pausa antes de agregar: – Pero claro, sigues siendo el favorito.

Aún sin observarle, esbozó una traviesa sonrisa. Juguetear como acostumbraba le liberaba, en parte, de aquella sensación previa tan agobiante. Mas esta no tardó en retornar, acompañándose de un bien conocido ofuscamiento provocado por la sola idea de contactarse con el piano. La nueva demanda de Lucien consistía en tocar mientras él, de manera simultánea, acababa el retrato. Mine se mostró reacia en un comienzo, pero no tardó en acceder pues le parecía un experimento interesante.

Sin verbalizar absolutamente nada, puso el mejor de sus esfuerzos en una interpretación de corte propio, en la cual canalizó toda esa ambivalencia que traía consigo. No desechó nada, no ocultó nada, por primera vez en mucho tiempo sus dedos golpearon el piano con agresión y suavidad combinadas. Odio y amor en un solo pentagrama. Buscaba la creación de un instante artístico, efímero, distante, sensato.

por **Lucien Luarent** Vie Nov 02, 2012 8:13 pm

allí estaba ella, sentada frente a lo que odiaba, con una sonrisa traviesa en el rostro, con esa usual característica infantil que hacia entre nosotros un momento de complicidad, un juego que nunca quise jugar pero que ahora sin desearlo lo seguía con gusto con el dolor en mi pecho.
Era su favorito...un sentimiento de arrogancia y egolatría salio de mi corazón- asemejarse?lo bueno es que cada ser es único, es realmente un alivio en que no sea igual a mi...-reí un poco por lo del favoritismo y era que realmente ese tipo de cosas no me importaban...o sí?-lo sé...sería extraño que no fuese así....- me preguntaba a mi mismo el porque de mi insistencia...el porque de querer presionarla y era por que en cierta forma el alma de Mine a mis ojos era demasiado frágil, odiaba lo frágil, odiaba a los seres que no podían enfrentar sus propios demonios...así es, me odiaba a mi mismo, pero ahora este sentimiento de quererla tener para mi...me hacía mirarla distinto y es que quizás el solo tenerla de esa manera me recordaba que era importante para alguien más que Lucia*egoísmo, egocentrismo...desde cuando tengo estos sentimientos tan banales y humanos?...es molesto...pero...*ese pero rondaba en mi cabeza.
En el momento en que sus dedos comenzaron a tocar sin limites, sin dejos de querer esconder esa sutil esencia, esa identidad propia de un ser humano perdido... el impulso de artista en mi interior me invadió...mis ojos grises se abrieron observando el lienzo, aparté la pintura del chico de cabellos plateados como si fuese un obstáculo y mi mano comenzó a dibujar el piano...a ella, a su pequeño cuerpo...sus rizos brillantes, la luz que les daba esa extraña y particularidad belleza frondosa en matices anaranjados...hace muchos años ya mi mano no deseaba plasmar a alguien de esa manera que, cada nota, cada degrade de emociones la hacían inusualmente maravillosa, admirable, detestable...bella...si...hermosa...de una manera peligrosa.
Mi mano paró un instante mientras mis ojos se apaciguaban mirándola como una obra de arte...los tatuajes se sentían expandirse y contraerse al mismo tiempo, sus movimientos ligeros con el sonido de las teclas golpeándose, siendo liberado todo su ser, ella no se percato y sinceramente era lo mejor en ese momento...no sabía cual era mi rostro...*te pregunte porque te empeñabas en que yo fuese tu mentor...y yo ahora mismo...me estoy preguntando porque sigo aquí, escuchando el susurro de tu corazón infantil, cansado, arrogante y a la vez humilde, tan irascible...tan deseoso de salir del caos reinante en tu propio ser...*ella seguía allí, mi mano se movía con rapidez, arriba abajo, delicados detalles, pinceladas fuertes...terminé la pintura antes de que ella dejará de tocar...sentía el alma ligeramente desgarrada...
Mis codos descansaron en mis rodillas, mis dedos se entrelazaron mientras que mi cuerpo se encorvaba, como si estuviese pensando, con la cabeza gacha y mi cabello ocultando mi rostro, sentí que mi mejilla derecha se humedecía...¿Acaso había derramado una lagrima? me quede así durante unos minutos par luego pararme del asiento con la melodía aún sonando en toda la habitación. Cuando se termino mis brazos rodearon el cuerpo delgado de mi alumna, tomé sus manos entre las mías y las crucé para formar un abrazo que le atrajo a mi cuerpo aún con ella de espaldas, su respiración estaba algo agitada, era como un pequeño canario que había sido enjaulado toda su vida al cual habían abierto la puerta de su pequeña y fría jaula volviendo a la realidad de esta. Susurrante en su oído dije palabras con la voz aterciopelada...casi inaudibles-...está es Mine...que nadie te quite la posibilidad de abrir la puerta de nuevo...-contuve tus manos cálidas con las mías funcionando el calor de ambas-...ahora que la puerta esta abierta...es hora de que el pequeño canario aprenda a volar...-en mi lengua natal, mis labios se movieron de manera sigilosa-...estaré aquí, para enseñarte a volar mi pequeño canario...-me separé de la chica suavemente... y tape el lienzo que había recién dibujado, deje caer mi cuerpo en la esquina de una silla tarareando la melodía con mi voz profunda-...tomemos un descanso...sería bueno que ahora trajeran el té...-un pequeña sonrisa se dibujo en mis labios mientras miraba taciturno hacía un lado, no quería seguir mirándole...porque en ese momento había descubierto el amor y el odio que le tenía a su propia existencia-

por **Mine Sagan** Sáb Nov 10, 2012 6:08 pm

Algo en su interior empezó a derretirse a medida que la canción proseguía, brusca y suave, cargada de intención. Todas y cada una de sus interpretaciones habían sido siempre igual de apasionadas, pero era la primera vez que las sentía enajenadas del mundo. De su padre, de los deberes, de las torturas, de la vergüenza... Y eso era maravilloso, pues a pesar de todo ella y el piano hacían una dupla encantadora.

Mine creyó sentir cómo la sangre se le subía a la cabeza y le apretaba las venas del cuerpo con ansiedad. Cerró los ojos, centrando su atención en el odioso instrumento mas sin olvidar nunca la presencia de Lucien, procurándose de ella para hacer el amor de esa manera, de la manera que tanto detestaba. No hallaba palabras más certeras para describir lo que allí estaba pasando, se sentía extasiada... Ni las joyas ni las ovaciones ni el sexo podían complacerla tanto como ese momento.

El último pentagrama dibujado a la perfección en su mente sonó algo torpe y desalineado, pues sentía espasmos provenientes de su vientre, acelerando su respiración de forma casi violenta. Las lágrimas escaparon de sus ojos sin que pudiese cubrirlas, pues aún tenía que dar por finalizada la presentación. No veía a Lucien, no sabía qué estaba haciendo, ¿estaría mejorando con finos trazos la pintura a medio hacer? ¿Estaría observándole con desaprobación por aquellos fatales fallos de tiempo y coordinación? ¿Estaría sonriendo?

A penas apartó las manos de las blancas teclas, sintió cómo era envuelta por un cálido abrazo, reorganizando entonces la mezcolanza de pensamientos que le atacaban de forma simultánea a su aparente ataque de asma. Siquiera fue capaz de reparar que era Lucien quien le abrazaba, su cuerpo aún temblabla por la conmoción y sus ojos estaban inundados. Su inmadurez le impedía colmarse de la dicha que tanto había anhelado en sueños, en su imaginación consciente. Solo esperaba impregnarse de aquél aroma para tal vez, más tarde, añorarlo en sus fantasías.

Ahora solo quería recordar cómo se respiraba.

Lucien se apartó y ella se llevó ambas manos a la garganta, desesperada.
– No vuelvas... A... Hacer eso... – masculló entre jadeos, con las mejillas claramente humedecidas por la mezcla de lágrimas y sudor.

Haciendo caso omiso a su petición, Mine abandonó el banquillo del piano y se dirigió a la ventana, abriéndola de par en par con cierta agresión, permitiendo que el aire se colase por la habitación y le refrescase los pulmones. Luego se volvió hacia Lucien, recorriendo la habitación con la mirada, confundida y exasperada por haber sido víctima de semejante ataque histérico. Analizó cuidadosamente el retrato censurado por la tela, mas no sintió deseos de removerla... Quizás por miedo a que aquella desagradable sensación de ahogo le atacase de nuevo al ver lo que había tras ella.

Tal vez no era tan buena idea extraer a Lucien de sus fantasías a la realidad.

– Todos presumen entenderse, o más bien, desean hacerlo para no sentirse solos... – Mine empezó a desabotonar su camisa con un dejo de rabia en sus palabras. Depositó la diestra en el respaldo de la silla en la que su profesor se situaba, con el sujetador al descubierto, revelando la prominencia de sus senos. – Pero... ¡¿Qué entiendes tú de mí?! – Masculló, inclinándose hacia él. Hacia la figura del hombre que se negaba a observarla...

por **Lucien Luarent** Lun Nov 12, 2012 4:30 am

No dio cabida a mi petición, es más sus acciones salían de lo normal... ¿pero quien era yo para juzgarla? Hace años en esa habitación blanca hacia lo mismo, cada vez que veía que el sello de su propia cordura se liberaba no sabía ni siquiera como volver a caminar quedándose horas en una esquina*...no quiero que pases por lo mismo...*¿lastima?...no, era algo completamente distinto, ningún otro ser humano había logrado que sintiese algo semejante, no era un ser humano que deseara desmenuzar para jugar con su alma...quería apreciarla, sólo que quería tener a Mine como se había presentado hace segundos en aquel piano, el instrumento que nos unía y nos dividía y al mismo tiempo.
Los ojos llenos de lagrimas, sus mejillas mojadas, la agresión en sus palabras al desabotonar esa blusa, todo era un conjunto que nunca pensé ver *esto está mal... aléjate ahora de mi...sí no lo haces este sentimiento de protección se volverá posesión…*. Desvié la mirada cuando se me se acercó, no quería mirar su piel, no después de verla en semejante estado...maldito sea el momento en que se me ocurrió aquella idea, *¿hice bien en mostrarle que su propia existencia estaba ligada a sus limites autoimpuestos?*...de la misma forma al hacer aquello me liberaba a mi mismo…
guarde silencio con la expresión neutra, ocultando mis verdaderas contradicciones entre hombre y ser divino, no quería ser quien la obligase a salir de su propia realidad,* no, me estoy desviando de mi propio propósito aquí, Mine aléjate de mi ahora...no quiero que me veas en ese estado...* no podía mirarla con esos ojos...

-...basta...-cuando se refirió a la soledad sus palabras resonaron en la habitación con fuerza, por un momento en mi vida oré al cielo para ser un humano normal, si lo fuese hubiese podido reprimir ese deseo primitivo...en mi estado...sintiendo el abrazador calor en mi pecho no podía...los pecados de lujuria de siglos llamaban a mi cuerpo en busca de reunirse con el egoísmo y el placer culpable…no pude controlarme cuando mascullo de esa forma...me había dolido-...te he dicho que basta, maldita sea!!!- mi voz no había terminado de impregnar el espacio cuando mi cuerpo se levantó con autoridad moviéndose a velocidad sobre humana, tomé su muñeca con fuerza y la tiré al sofá de al lado que decoraba la habitación como una pequeña sala de estar, mi cuerpo enjaulo el de Mine, los rizos de la delgada mujer se esparcieron mientras que mis largos cabellos lacios y negros se mezclaban con ellos*una visión de como mi propia existencia mancha cada cosa que toca cuando se vuelve importante*, mi colgante de cristal rojo cayo mostrándose por la gravedad-...basta...-apreté mis dientes, como sí fuese una suplica-si tengo que hacerte perder de nuevo el aliento lo haré...si debo tomar de nuevo tu cuerpo contra el mio en un abrazo lo haré...-la miré con pena, no por el hecho de sentir compasión hacia ella si no porque había roto mi propio limité...decía basta pero no podía disimular el querer mirarla siempre así, de querer tener ese bello rostro solo para mi…no quería romper su alma...la amaba*en que me convertí queriendo tener está expresión suplicante...el poder verte con lagrimas en los ojos he impregnarme de tu aroma..*-...no necesitas esto...no necesito mirarte de esta manera...-estaba jadeante, los finos dedos de mi mano rosaron ese cuello, anormalmente suave como si de las teclas del piano se tratase su propia funda de carne blanquecina...el perfume de Mine llego a mis fosas nasales, me atrapo...me atrapo el querer seguir viéndola de esa manera-...si no quieres que te entienda...no sigas llamándome...no sigas espiándome…no sigas haciendo que quiera desearte y aborrecerte al mismo tiempo…-mi rostro se acercó a su cuello*...que...estoy haciendo...no... Aléjate de ella ahora...aún hay tiempo*mi propia conciencia luchaba con el animal que yacía dentro de mi, mi mano libre se empuño sobre la tela del sofá-... ¿esta es la única manera de que te entienda, usurpando no solo tu espíritu si no también tu cuerpo...? ¿O acaso es un medio para alejarte de mi?... ¿tanto odias que te muestre tu propia mente? ¿Tanto aborreces el ser en el que te conviertes cuando estás a mi lado?-*no te culparía por odiar mi verdadero yo*se estaba acelerando mi ritmo cardíaco... ¿cómo podría saber que el simple hecho de que tocara su piel produciría algo así?...soy un estúpido... dejándome guiar por esto...por convertirme en lo mismo que mis ancestros, un animal deseoso de placeres culpables*sonreí. Sonreí con malicia...-...si no quieres salir de tu jaula...entonces...-mis labios curvados felinamente sobre su clavícula respirando sobre ella, deslizándose ligeramente húmedos, notando el efecto que esto producía en su piel...*ahaa~…no debí acercarme a ti...*-...debería ser yo tu jaula?...-con una sola mano levante los dos brazos de mi alumna dejándolos extendidos sobre su cabeza, esa inclinación hacia que sus pechos se levantaran más de lo habitual-hermosa vista...-no podía reconocer mi propia voz…sentí que mi lengua se deslizo por mis labios y mi semblante se volvía suavemente petulante, sensual-eres tan egoísta como para pensar que sólo eres tu la persona que debe ser comprendida?...oh pequeña hieres profundamente mis sentimientos~ me siento solo después de semejantes palabras...-mis ojos cambiaron súbitamente, negros...profundos, mientras que la sonrisa desapareció separando mis labios-... después de que vi tu alma en el piano me dí cuenta de la soledad, porque tu y yo somos iguales aunque no lo quieras…pero...podría satisfacer tu soledad...-*aléjame de ti...Mine…*mi fuerza era mayor que la de ella, mi presencia se había vuelto tan fuerte que cargaba el ambiente con calor, asfixiante, mi propio cuerpo llamaba a juntarse con el de ella como si mi naturaleza sobre natural incitara a unirnos…*después de todo…solo soy un semi-ángel…si fuese humano podía controlarme o simplemente amarte de manera normal…si fuese un ángel me dedicaría a cuidarte, pero no…mi mentalidad infantil sólo me hace buscarte como si fueses mía…*perdí la conciencia, una lagrima se dejo caer sobre su rostro…

de un momento a otro mi pierna se dio paso entre las de ella sintiendo el calor de su ropa interior, mi boca sobre la suya, inhalando su aliento exhalando el mio en su boca, acariciando suavemente sus muslos…el calor humano era más atrayente de lo que pensé…no, era el calor de Mine el atrayente… enviciante-…no hay vuelta atrás…mi dulce alumna…-mi voz fue una mezcla de emociones, tristeza, frustración, deseo…pero por sobre todas las cosas complicidad…-la única persona que puede entender tu corazón…es alguien que se sumerja en su oscuridad y la haga propia…

Besé sus labios, entregue mi ser en ese beso, solté sus muñecas y tome su mano con la mía...si me odiaba después de eso ya nada sería lo mismo, lo sabía pero...quien pensaría que le entregaría algo único a ella?, fue el momento en el cual me sentí más compenetrado con un ser...en ese momento no me di cuenta...pero incluso Lucia se veía lejana...*si tomas mi mano...no me importa tener que sumergirme en el caos...quiero poder ver el rostro sonriente que me mostraste la primera vez que me viste tocar...quiero poder burlarme de mi propio destino y que tu tomes el tuyo con tus propias manos...si logro eso...aceptaré incluso tu odio como si esa fuese tu declaración de amor más pura...*mi propia inconsciencia hizo que mis pensamientos no tuvieran filtro... llegarían entonces a su mente?

"Porque cuando uno odia a una persona...es porque realmente es importante en su vida...y toco algo preciado para ti..."

por **Mine Sagan** Sáb Nov 17, 2012 3:23 am

– Qué... Qué... – murmuró con un hilo de voz.

Sus pensamientos disgregados asimilaron la situación lentamente, a medida que el dolor en sus muñecas incrementaba. Era primera vez que le ocurría algo semejante, no tenía la fuerza ni los deseos de defenderse... ¿O si? Ya nada parecía tan claro como antes. Hace un momento se encontraba casi sin aliento, acometiendo a Lucien enormemente contrariada. Ahora yacía bajo su cuerpo, inmovilizada por sus grandes manos y aquél cuerpo que le doblaba en tamaño. Mine no se resistió a su tacto ni a sus caricias pero tampoco las respondió, solo restó con la mirada expectante y los labios ligeramente separados, fija en el hombre al que siempre había creído amar.

¿Quién... es... esta... persona?

A penas si podía acoplar los ecos de su mente en frases coherentes, que parecían ser residuos de impresiones transcurridas minutos atrás, caviladas de forma lenta, casi como una respuesta tardía a las acciones del muchacho. Sin poder simular su impresión escuchaba aquella voz grave y perspicaz retumbando en sus oídos, en su corazón desbordado de emociones confusas. Respiró con dificultad, temiendo que le viniese otro ataque respiratorio, pero en lugar de eso la vergüenza le encendió el cuerpo, colorándolo completamente y golpeando con fuerza su pecho. No me mires...

Se sentía desorientada ante ese pudor tan repentino que le embargaba, aún cuando había sido ella misma quien se había desnudado, era casi como el reencuentro con una emoción perdida. Desvió las dilatadas pupilas hacia un punto vacío de la habitación, ladeando ligeramente el rostro en el momento que él examinó sus senos abultados por la posición de sus brazos. No podía entender cómo ese hombre que aún de niño parecía un ser impecable, enajenado de cualquier banalidad, se comportaba de forma tan vulgar...

¿Vulgar? ¡Tal como tú! ¡¿Quién te crees que eres para juzgar a los demás?! ¡Estás sucia, completamente sucia! ¡Me das asco!

Se volvió a él lentamente, notando que el color en su mirada se había apagado.
– Lu... Lucien... – susurró débil.

Una serie de cuestionamientos fugaces desfiguraron sus delicadas facciones, del asombro a la consternación... ¿Podía ser ese el verdadero Lucien? ¿Había descubierto sus intenciones? De cualquier forma, ¿era realmente Lucien quien se encontraba ante ella? ¿De qué habían servido todos esos meses de seguimiento si no podía llegarse a una conclusión tan devastadora? Él no era el hombre que su mente maquinaba, el profesor perfecto, el pianista ideal. Su salvación... ¿Había existido realmente? ¿Ese concepto? ¿Esa persona?

Mine es perfecta, completamente perfecta. Cualquier cosa mala en Mine hay que eliminarla, cualquier cosa mala. Porque Mine no es mala.

Su propia voz infantil le abrumaba en recuerdos.

No, ella no quería salir de la jaula. El miedo le corroía el cuerpo, las venas y la mente al punto de rechazar esa alternativa de manera tajante. No quería conocerse ni que nadie le conociera. La soledad la embargaba aún entre aplausos y ovaciones, aún en los cálidos brazos de un amante fortuito, tales como resultaban ser Abel y su hermano menor. Por distintas razones, los envidiaba profundamente. ¿Será que a ti también te odio?

El aroma del muchacho, su aliento y la cadencia de cada delicado movimiento se impregnaban en ella. Un perfume delicioso pero que también le resultaba tóxico, abrasador. Su mirada se perdió en el momento que sintió aquella presión sobre sus labios, obnubilando su razonamiento por completo, otorgándole el beso al que tanto había aspirado. Un beso tan imperfecto y oscuro que resultaba embriagador. La mano de Lucien ya no le aprisionaba, sino que se asía con la suya con vehemencia, apresando su palma de forma casi posesiva. Los frágiles dedos de Mine no respondieron, solo permanecieron suspendidos en el aire. Tal como su consciencia volátil, dispersa...

– Eres patético – pronunció al cabo de una larga pausa, con una voz clara y una expresión serena, contrastando con el impacto anterior. Asió con los dedos la mano de Lucien y la acercó a sus labios, besando su dorso suavemente, para después levantar la vista hacia él y dedicarle una expresión intensa, sugerente. Soy patética. – Soledad... Soledad... ¿Por qué a todos les preocupa tanto? – Susurró con una media sonrisa trazada en los labios, aún mantenía la mano del muchacho apegada a su mejilla, por lo que él podía percibir el suave cosquilleo de su aliento acariciándole la piel. – ¿Por qué... me importa tanto? – Masculló, cerrando los ojos, apegándose al tacto de esa mano tan grande y áspera. – Ah, claro... – abrió los ojos instantáneamente, como si lo hubiese recordado de pronto.

Interrumpió el suave contacto que mantenían para extender los brazos hacia él y rodear su cuello, chocando suavemente la superficie de su frente con la ajena. Estuvieron así durante varios minutos, silentes.
– Las personas suponen que la soledad es estar en falta. Y yo no quiero que me falte nada, Lucien. – Sin perder detalle de aquél acercamiento tan peligroso, le observó con intensidad, completamente drenada de dudas. Atrajo su cuerpo hacia él y depositó un beso hambriento en sus labios. Lucien tenía razón, ella no quería cambiar ni ser liberada, bastaba con que alguien se ahogase en su propia oscuridad.

...Pero necesito que me ayudes, de otra manera no podré soportarlo.

por **Lucien Luarent** Sáb Nov 24, 2012 4:32 am

Ella no se movió, la consternación hacia que su semblante tomara colores nunca antes vistos, cada segundo que pasaba era una inyección directa de ansias por ver más y más, mi nombre susurrado por esos delgados labios rosados…su alma temblando.
Luego del primer beso dado, el único en mi vida escuche esas palabras tajantes…

"– Eres patético –"

mis ojos demostraron mi inseguridad como nunca lo habían hecho…
¿Cuanto podía afectarme que alguien me tildara de patético?, jamás en mi vida había sido llamado de esa manera…
"*eres patético…luchas contra todo lo estipulado ya no me sirves porque no eres perfecto, sólo eres un recipiente vacío!!Vete de aquí con esa basura a la que le llamas hermana…no sirves para nada!!*"
no…si lo habían echo… esas palabras querían tomarme y arrastrarme a un pasado demasiado enterrado, cuando ese ser llamado padre me reprendía de maneras tortuosas e inhumanas con el sonido de la voz de mi madre llenando el lugar pidiendo que se detuviese, el olor a la carne quemándose... el llamarme patético sin querer era como clavar una daga cubierta de alcohol puro en una herida que había tardado años en cerrarse…pensé que mi mundo se venía abajo… pensé que de nuevo era desechado por alguien al cuál quería formar una presencia para nunca olvidar, para amar..

pero…

el calor de la mano que ahora me tocaba me devolví a la realidad, mis ojos aunque oscuros brillaron como los de un niño, la pausa había echo que sintiera como la piel se me erizaba y se me revolvía el estomago para dar paso a un sentimiento de alivio placentero*qué es esto tan repentino?*. El contacto de su mano más suave y pequeña que la mía era contenedor…me ayudaba a respirar*no recordaba…como se sentía tener miedo…* su suave beso sobre mi diestra junto con esos ojos llenos de intensidad…ahaa~ era fuego vivo, encendía algo en mi cuerpo y mis ojos apagados por el tormento interior…cuanto amaba a la mujer que se me presentaba…cuanto anhelaba escuchar de nuevo mi nombre en sus labios implorándome que no me alejase.

sentía la humedad de las mejillas de Mine en mi mano, cuan atesoradas ahora eran para mi esas lagrimas, guardaba silencio al escucharle decir preguntas que yo mismo me había echo hace mucho tiempo, la soledad era una de las cosas que más temía de mi parte humana, me sentía débil e indefenso al ver que aún no era alguien fuerte, que dependía ahora de la chica que con sus labios sentenciaba mi vida mortal como si fuese algo normal*…cuando debí haberme alejado de ti…ya no puedo hacerlo…*su respiración era algo totalmente nuevo para mi, el contacto con otro ser además de mis hermanos no era permitido…*ah~ suaves delirios que recorren mi cuerpo…odio ser tan susceptible a tus maliciosos encantos que sin siquiera saber haces que me afecten...ahógame en soledad…sigue tan hermosa como siempre…sigue ahogándome… viciándome…*embobado, controlando mis ansias de volver a tener sus labios, de hacerlos míos, de devorarlos como si mi vida se fuese en un suspiro, el calor del cuerpo de la chica de cabellos cuál llamaradas se acrecentó al abrazarle por el cuello, escuchaba su corazón latir, pidiendo a gritos ser amado, enjaulado, no podía emitir palabra alguna, podría ensuciar la melodía más hermosa que me estaba entregando en todos los años que la conocía, cerré los ojos sintiendo su frente contra la mía.

"– Las personas suponen que la soledad es estar en falta. Y yo no quiero que me falte nada, Lucien. –"

Sus labios contra los míos fueron dándome la libertad de amarle y odiarle, fueron la llave para liberar algo que nunca debió ser liberado, sin siquiera notarlo mi lengua se unía con la de ella como si se necesitarán la una a la otra, sabía que si le seguía cada vez me seguiría hundiendo en mi oscuridad pero esa pequeña cavidad dulce que solo me había entregado palabras acertadas jugaba con la mía en son de conocerse más allá de las añoranzas del deseo, de enseñanzas de piano, de reproches hacía la soledad*Te daré todo lo que tengo, aún sí es erróneo aún si te llevo al infierno conmigo…aún si tú te conviertes en la musa de mi perdición…aceptaré tu amor enfermizo y retorcido…como tu estás aceptando a este ser imperfecto*

Me separé de sus labios después de estar devorándonos durante varios segundos para dejarle respirar con la boca aún abierta, aquel rosado musculo se negaba a separarse del de ella dejando ver un ligero aliento cálido ¿cuán adicto me podía convertir con está mujer?, mis manos que hace momentos recorrían su mejilla ahora se deslizaba sobre su cuello, rodeándole como si lo apresara, luego hacía sus clavículas, haciéndose paso a su espalda tocando el borde de su fina ropa interior que no me dejaba apreciar esa piel*…no puedo… necesito…te necesito...

~~alimentanos~~...*
-no, ella es mía...-

-ah~…me gustaría ahogarte…estrangularte con mis propias manos solo con pasión…pero no puedo…si lo hiciera moriría en soledad…porque…aunque no lo quisiera…aunque detestara mi existencia…me harías falta…¿Qué debo hacer mi pequeño canario?-mi cuerpo se recargo en el de ella sin llegar a ahogarle, atrayéndola hacia mi cuando me incline hacía adelante y luego hacia atrás, quedando los dos sentados gracias al impulso dado, toda mi piel era susceptible a cualquier delicado tacto y era que no podía evitarlo estaba pidiendo a gritos ser amado…saciado-Aun cuando quiero apresarte, hacerte solo mía nuestro sueño de amor es tan efímero que tengo miedo de que alguien te saque de la jaula…te aparte de mi lado, lo sé…soy patético…y a su vez tengo miedo de convertirme en una jaula demasiado blindada...de nunca dejarte ir...de solo dejar que liberes tus alas cerca de mi...-como un lobo jadeante me perdía en el aroma de su cuello oprimiendo con fuerza mis labios en el, lo marque como mio con mis colmillos en donde se unía los nervios de este con los del hombro izquierdo para luego lamer la herida lentamente y besar la piel rojiza, delicada, febril-…es extraño...que este color combine tanto contigo…el rojo…mmm~…el rojo y el negro nunca me han gustado…-si,…los odiaba…odiaba esos malditos colores, el negro por mis tatuajes, el rojo por mi collar-…pero…en ti se ve tan sublime…que incluso me gustaría crear marcas en tu cuerpo llenándote de ese color…-mis dedos desabotonaron su sujetador dejando expuestos sus prominentes pechos, ver esa suave carne viva deslizándose bajo la ropa suelta, el pequeño pezón rosa-…maldición…-susurraba embelesado ante ello, con morbo, con pasión, con admiración rodeándole sin tocarle con mis labios, torturándome por querer frotarlo con ellos, respirando sobre el generando su erección como un capullo volviéndose flor-ah~…- rodeando su silueta, cada curva era examinada por mis manos, quería crear arte en ese maravilloso lienzo de mujer. Es cierto, no era un amante experimentado por el simple hecho de mi descontrol hacia los placeres humanos pero solo pensaba en recorrer cada centímetro de esa piel nívea con mis dedos como si de una pieza musical se tratara…como si en cualquier momento Mine pudiese volverse un sueño, quería contemplarle, darle sensaciones que no solo se basaran en el placer aun cuando mi cuerpo pidiera sexo a gritos, antes de perder el control por completo, de volverme violento…susurraba en su oído ronco, melodioso-…antes de que me pierda…antes de que pierda mi cordura…dibújame con tu bonito dedo…revoluciona mi ser…*por que en cualquier momento me volveré un terrorista*…entierra tus uñas en mi…quiero volverme un amante egoísta…-mis grandes manos le tomaron de la cintura apretando contra mi miembro su entrepierna, chocando ligeramente nuestros cuerpos, liberé un pequeño jadeo dejando mis labios a milímetros, me di cuenta de lo que allí estaba encerrado, creciendo con cada centímetro de corta distancia al sentir ese calor insinuante-…quiero forcejear…hasta llegar dentro de ti…-mi lengua de manera intrusa se deslizo por los detalles de su oreja, haciendo esas confesiones el mínimo estimulo haría que la lujuria se apoderara por completo de mi, sería castigado en cada momento por Dios con un dolor intenso, los tatuajes ya ardían…pero Mine lo valía…nada se compararía al dolor de no tener su rostro como le imaginaba ahora en mis oscuras perversiones…-

Spoiler:

por **Mine Sagan** Sáb Dic 01, 2012 12:44 am

Las fuerzas le estaban abandonando, simplemente se limitó a seguirlo, a dejarse llevar por los movimientos que Lucien hacía por tenerle cerca. Se sentó sobre él, arqueando la espalda para tomar el impulso suficiente, alzándose lentamente, sintiendo cómo sus definidos rizos anaranjados abandonaban el contacto con la almohada mullida. Una vez le tuvo al frente, nuevamente acomodó sus delgados brazos en torno a su cuello, sin alarmarse por sus palabras, hallándose en una especie de trance. Levantó sus piernas, cruzándolas a la altura de la espalda y apresándolo con ellas, ejerciendo presión.

– Para mí... No habría final más perfecto... Que ser asesinada por ti... Es mi única liberación... – susurró muy cerca de su oído, sin procesar demasiado sus palabras y retractándose casi al instante de haberlas pronunciado. No porque estuviera mintiendo, no había cabida para mentiras en ese instante tan precioso... Pero aún así sintió cómo la sangre le subía a las mejillas, provocándole un extraño cosquilleo en el estómago. Revelar una verdad tan sólida e íntima le resultaba incómodo, al punto de desear, por un instante, desasirse de su abrazo y salir abruptamente de la habitación, abandonarlo, culparlo de todo... Asegurarse de que no volvería a ver a quien le había desenmascarado. – Qué historia de amor tan cliché... – murmuró a modo de broma, dejando escapar una suave risilla, simulando su interior en completo desorden.

La desesperación de su profesor, sus palabras llenas de congoja le encendían, sentía cómo su suave respiración le acariciaba el cuello, llenándola de placenteras sensaciones. Todas sus pulsiones estaban redirigidas hacia él, investido de forma involuntaria. El elegido que jamás había querido serlo ahora se encontraba envuelto por su cuerpo blanco y pequeño, suplicando amor.

– ¿Amor? – Repitió después de él, dilatando sus pupilas. Esa palabra bloqueó su mente durante un minuto imperceptible pero eterno para ella, cegada por nuevos cuestionamientos, casi delirantes... – Ya no somos niños, Lucien. Desde siempre te he dicho que sueño con casarme contigo, que me encantas. Te seduzco constantemente, sigo tus pasos como una loca obsesa... Pero... ¿Amor? ¿Estás de joda? – Restó en su misma posición, apoyando su frente en el hombro ajeno, intentando apartar de sí el tejido de recuerdos que se armaba en su cabeza.

Mine es perfecta, completamente perfecta. La gente perfecta tiene amor y Mine quiere amor. Amor, amor, ¡el amor es bueno! Mine es buena... Si, si, Mine es buena.

Apretó su mandíbula y se aferró con fuerza a la camisa ajena.
– No soy tan ambiciosa... – murmuraba con un hilo de voz, mientras sentía que los ásperos labios de Lucien acariciaban su cuello, devorándolo en una deliciosa succión.

Mentía, su ambición era excesiva, pero jamás se había planteado realmente la idea de ser amada por otra persona. Era algo que exigía más de ella, era algo que exigía a un otro... Y a Mine se le exigía diariamente hacer lo indeseado, por lo que deducía que la única forma de obtener algo de otra persona era forzándole.

No se creía amada por nadie, ni siquiera por ella misma. Caía en cuenta de eso, pero ahora que se replanteaba la posibilidad, teniendo al objeto de su amor con ella, el asunto le parecía aún más enreversado. Después de todo, jamás ambicionó tener el amor de Lucien... Simplemente quería tenerlo para sí de la única forma que conocía: forzándole su presencia, acostumbrándolo a tal punto que no pudiese vivir sin ella. Tal como su padre le imponía el piano, y es que no conocía otra forma de conseguir las cosas.

Cerró los ojos, abandonándose a la carne. Sentía cómo el sujetador dejaba de ejercer presión sobre su busto, deslizándose por entremedio de ambos cuerpos, dejándola expuesta. Otra vez fue invadida por el fuerte impulso de recato, de huir y soltarse como fuera, sintiendo una vergüenza que lograba enrojecer su piel usualmente nívea. Algo corriente en una dama inexperta pero completamente impropio de ella. Pero no podía echarse para atrás en aquella situación tan deleitable y crucial, menos cuando reconocía no ser ninguna santa.

Apretó los labios en el momento que la respiración de Lucien rozaba sus pezones, estimulándolos de forma indirecta, provocando en Mine una sensación ardiente que lograba erizarle la piel. Contenía los gemidos por la sola razón de encontrarse aún invadida por ese insoportable sentimiento pudoroso tan inusual. Aún así no fue capaz de contener los profundos jadeos que provocaba la lengua del muchacho delineando el contorno de su oreja. Reaccionó de forma ansiosa, presionando su entrepierna contra el miembro del muchacho, iniciando un provocador vaivén que pedía más y más.

Acatando su pedido, Mine se aferró a su espalda con cierta violencia, presionando sus senos desnudos contra el pecho de Lucien y arañándole la espalda con tal fuerza que consiguió rasgar parte de la tela de su camisa. Desechó sobre él sus emociones, exasperada y confusa, al punto de cuestionarse si realmente estaba tratando con una persona y no con una alucinación... Con esta insoportable idea en la cabeza, le enterró las uñas con mayor vehemencia, escarbándolo, dejando su rastro con propiedad.

– Está bien así, más... Profundo... – decía entre jadeos, maldiciendo la piel que los separaba. Entra, entra y no salgas.

por **Lucien Luarent** Vie Dic 21, 2012 6:33 am

Sintí la presión ejercida por mi alumna con sus piernas, haciendo que mi respiración se acortara un poco, su respuesta fue tal que pensé que en cualquier momento podría ahorcarla, tomar su vida -…lo es…es demasiado cliché…

-guarde silencio al escucharle decir tales palabras…me sentí…desilusionado pero seguí con mis ansias de tomar ese cuerpo para mi. Sin quererlo mis ojos se apagaron…mi mente también lo hizo, me dije a mi mismo que no debía dar cabida a demostrar tales sentimientos humanos tan endebles…
Así es Lucien~ el amor es para humanos débiles…para los adultos solo existe el placer carnal, la lujuria, el interés…solo está el caos…viven solo para ellos, solo existe el egoísmo
"No soy tan ambiciosa"... – abrí los ojos, esa voz fina, esas manos aferrándose a mi me hicieron volver, eso me hizo no perderme en un final doloroso tanto para mi como para Mine…si lo hacía…era probable que muriese en el acto…mi afán de protección y amor caía en ella y ahora se mezclaba con este extraño cosquilleo en todo mi cuerpo, que me llamaba a desearle no solo por algo carnal si no por amor.
De una forma u otra sin siquiera realizar el acto cada escalofrío y respiración de la chica de rizos frondosos se me transmitían, no importaba el dolor que sentía, el placer de tener un cuerpo cálido…palpitante me estaba llenando de vida*esto es lo que sienten los seres humanos al mantener un relación de amor mediante el sexo?...me agrada~*sonreí de manera sensual.
Los gemidos ahogados parecían cantos al volverse jadeos, sus pechos desnudos contra mi delgada camisa hacían que el contacto ardiera como fuego, sus uñas en mi espalda-…ah~…*acaso soy masoquista?...o es que estos seres influyen en mis gustos?*cual fuese la razón el solo ser tocado y dañado al mismo tiempo me enloquecía, la violencia que ejercía sobre mi cuerpo me desconecto del mundo…ya no tenía poder sobre mi propia mente…ya no más.
*Por fin cediste…es placentero ¿verdad?...este es tu lado pecador, descúbrelo…la lujuria…déjate abrazar por el…déjame sellar a esa chica que tanto amas...*
-fue lo ultimo que logre escuchar…mi propia voz tomando una personalidad que no conocía…solo quería ser uno con ella, pero...no e- taba familiarizado con ese lado de mi...no sabía como manejarlo.
Está bien así, más... Profundo...
Mi cuerpo se movió por instinto, mi boca se abrió respirando ahora por ella, ni yo mismo sabía lo que hacía. Mis acciones eran manejadas por la carne, como un animal sediento pero experimentado.
Oh…veo que estás muy afectada…-mis dedos se hicieron paso por los rizos de Mine, sujetando su cráneo atraiéndolo a mi, fui a besarle más una mordida nació en su labio inferior-…es extraño verdad?...calientes miradas, besos que queman…nunca pensé ver que mi alumna pudiese tener una cara tan bonita~…mmm es que acaso te estás mostrando como realmente eres?..-tiré levemente sus cabellos riendo mirándola descaradamente, comiéndomela con mi imponente presencia-…si no quieres hablar de amor…si no quieres que sea cariñoso…entonces…déjame ser yo mismo…-mi parte baja con la de ella estaban tan cerca que las pulsaciones se podían sentir,humedad, calor.
Tomé mi corbata tirando de ella desarmando su perfección-…ahora mi preciosa alumna, quiero seguir enseñándote…-posé la suave tela de seda en sus ojos mientras hacia un nudo-…aún no quiero mostrarte todo de mi…eso sería darte demasiado verdad?...y se cuanto te agrada descubrir cosas de mi de apoco…déjame ser yo ahora quien te vea sin que te percates de ello…de manera enfermiza y provocadora…-selle mis palabras con un beso dominante guiando su lengua con la mía, que en este estado extrañamente se dejaba ver más experimentada.
...oh~sabes a vainilla...que inusual...

por **Mine Sagan** Miér Dic 26, 2012 3:44 pm

Le escuchaba, su voz grave y aterciopelada, definitivamente la escuchaba. Mas la corbata vendada en torno a su cabeza le bloqueaba la vista, le impedía reconocerlo de forma explícita. ¿Dónde estaba Lucien? Lo sabía, si. Junto a ella, jugueteando con su lengua, moviéndose al compás de su respiración entrecortada... Lo sabía pero algo en él no estaba allí, se había resbalado lejos de su alcance. Mine introdujo su lengua en la boca ajena con atrevimiento, sin dejarse intimidar por la oscuridad. Y es que quizás así era mejor.

– Quizás, en la oscuridad se puede ver mejor... – murmuró suavemente apenas los labios de ambos se separaron, alineados por un fino hilo de saliva.

Entre jadeos persistió en presionar su entrepierna con la ajena. El miembro erecto de su profesor se sentía delicioso aún si la tela del pantalón le bloqueaba el paso, aún con la mirada censurada podía reconocer su ubicación. Se moría de ganas por tocarlo, por atacarlo directamente... Pero algo le retenía. Una correlación extraña de misterios sin develar, el contacto con ese dolor que parecía constante, como si existiese mucho antes de que Mine hubiese llegado a ese mundo y solo, por mera coincidencia, se manifestara ante ella.

¿Dónde estás? Repitió algo en su mente, un residuo de consciencia.

Con torpeza guió sus manos hacia el pecho de Lucien, acariciándolo ciegamente, delineando con sus dedos el contorno de su clavícula desnuda, siguiendo el largo de su cuello, deslizando su nariz por el mismo, capturando su aroma. Admiraba su perfección sin la necesidad de verlo, bastaba con eso. Curiosa, deslizó sus manos por debajo de la camisa. Los botones se soltaron casi por inercia, permitiendo que sus blancas palmas establecieran contacto con las negras cicatrices ajenas.

Esta soy yo. Impura y libertina... Necesito de alguien para descargar mi cólera...
Se dijo en pensamientos, segundos antes de empezar a rasgar impiadosa el torso de Lucien, abriendo yagas de hace siglos con sus posesivas garras.

por **Lucien Luarent** Miér Dic 26, 2012 4:56 pm

Los movimientos de la chica sobre mi entrepierna me hicieron no solo más que sonreír, su perversión y ansias me parecían exquisitos, como si el solo hecho de su impaciencia me pareciera divertido. Mis jadeos se hicieron más pausados a sus movimientos, mis dedos iban hacia su ropa interior para acometer el acto sin pausas, pero…

"¿Dónde estás?" –escuche lejanamente, un eco de sus pensamientos, como si de un camino de luz se tratase, mi conciencia volvió por breves instantes…sus manos tocando mi pecho, haciéndose paso hacía mis tatuajes.
*NO!!!No me toques allí en este estado!!!*

volví a escuchar mi voz, miles de imágenes se vinieron a mi mente como relámpagos,el pasado, como me había liberado a mi y a mi hermana, el castigo por desobedecer las tradiciones de siglos. Y ahora, la predicción de Mine, de mi futuro junto con ella en este estado, carcajadas insanas, su rostro cubierto de miedo, un yo que no conocía, que no quería conocer, que no quería que ella conociera.

*No permitiré que Mine caiga conmigo!!!
Ella es mía!!!
No!...Mine es…uno de mis seres más preciados!!NO PERMITERÉ QUE LA VUELVAS A TOCAR!!!*
Mis tatuajes se expandieron doliendo con más fuerza que antes al pelear con ese ser que quería un futuro oscuro, que solo buscaba saciarse, devorar la inseguridad y la libido de mi amada.

Las rasgaduras en mi piel dolían, escuchaba las voces de siglos abriéndose paso tratando de que no me acercara a ella, tocándome como fuego sobre mi piel, el dolor me hizo gritar sin darme cuenta, alejándome de muchacha entre pasos temblorosos, escuchando sus pensamientos.
"Esta soy yo. Impura y libertina... Necesito de alguien para descargar mi cólera..."
-me aleje de ella ocultando mi rostro, como si quisiera ocultarme de cada existencia del mundo, lloraba con mi mano sobre mi rostro, el color blanco de la habitación hacia que volviese a ese tiempo lleno de resentimiento donde solo Lucia podía sacarme. NEGACIÓN.Los tatuajes llegaron hasta la mitad de mis brazos…habían crecido, se podían apreciar palpitantes, ardiendo en rojo trasluciéndose sobre la fina tela de seda, luego en negro…un infierno en vida.

*No, tu no eres impura, tu no necesitas esto…yo, yo soy el que si sigue a tu lado te manchará…estoy siendo egoísta…como me cegué de esta manera…*
Mine…-un susurro acongojado salió de mis labios, como si fuera una suplica, con un nudo en la garganta. Tenía miedo de que viera las marcas de mi pasado, de que se alejara de mi como cada ser que las ve…tenía miedo de perder a la única mujer que había aprendido a amar…pero…quizá si se alejaba de mi…ella podría alejarse de ese fatídico final…de verme como el demonio que tenía dentro…

Quizá así…pueda llegar a salvarla…que importa si yo no logro hacerlo…
Pero en el fondo de mi ser...solo quería ser abrazado...

por **Mine Sagan** Vie Dic 28, 2012 2:59 pm

Lo percibió con las yemas de sus delicados dedos, las cicatrices de Lucien parecían expandirse a lo largo de su piel como dirigidas por una fuerza sobrenatural. No comprendió por qué se recordó a sí misma interpretando una siniestra melodía de piano con toda la insoportable presión de su padre compresa sobre la espalda. Le había herido con toda la intención, pero algo ocurría más allá de esa densa oscuridad... Una reacción adversa, el contraataque de alguien más. Tal como lo había pensado, Mine no alcanzó siquiera a probar el sabor de la sangre antes de que su profesor se apartara a pasos temblorosos, retirándola de su regazo.

– Lu... ¿Lucien? – Murmuró al sentirlo lejos, sentada en cuclillas sobre el elegante sofá. Al cabo de una pausa, le oyó pronunciar su nombre de forma delicada, sutil... La lujuria se disipó de su cuerpo y mente, en lugar de eso una corriente de hielo le erizó la piel, le hizo dar cuenta de algo que no estaba dentro de sus planes. Se arrancó la corbata con violencia mientras se incorporaba, volviéndose hacia él a medio vestir, comprobando con sus propios ojos el resultado de sus acciones. – ¡¡Lucien!! Co... ¡¿Cómo te hiciste...?! – Recordaba haberle arañado con fervor, pero era imposible que ella le hubiese hecho tales marcas... ¿No eran esos tatuajes? Seguían un diseño, una figura y parecían moverse a lo largo del cuerpo hasta la altura de los hombros. – Qué... – Balbuceó, paseando sus dilatadas pupilas sobre aquél fragmento de piel que se contraía y estiraba con insistencia, grabando ese momento en su retina.

Lucien se veía terrible. No, deplorable era la palabra precisa. Mine le observó en silencio, sin abandonarse a la neurosis ni a su impresión. Desconocía completamente la batalla que acontecía en la tortuosa interioridad de su profesor pero, de manera inexplicable, algo de eso podía intuir. Aún si solo podía vislumbrar una faceta insignificante de él, empezó a rechazarlo con fervor por aquella debilidad latente que percibía aún en la mundana superficie. ¡Vete! Gritaba su mente.

De forma silenciosa, se volvió hacia el sofá para recuperar su sujetador y sus otras prendas abandonadas. Al cabo de un minuto, Mine volvía a estar vestida, con la camisa bien abotonada y el rosón que solía amoldar sus vestidos.
– Ha sido suficiente por hoy. – Sentenció con la mirada clavada en un espejo mientras intentaba acomodar las tablas de su falda. El tono empleado en su voz era tan vano, como si acontecimientos como aquél aquél fueran de lo más triviales; como recordando un detalle, Mine se volvió finalmente hacia su malherido maestro. – Oh, ¿me dejarías conservar la pintura? ¡Es realmente maravillosa! – Preguntó al cabo de un incómodo silencio, dirigiendo el índice hacia el atril mientras le dedicaba una sonrisa tan natural que resultaba perturbadora.

Sin darle importancia a las circunstancias, la muchacha se acercó temerariamente a la puerta de su habitación, desbloqueando la traba de seguridad. Cualquier movimiento en falso de parte de Lucien valdría un desgarrador grito de su garganta que le permitiría llamar a su tropa de sobre protectores sirvientes. ¡¡VETE!! Volvía a gritar la voz de su mente.
– ¡Nos vemos la próxima semana! – Fingía con descaro. Mine le sonreía desde la puerta con la mano temblorosa adherida al pomo como si su vida dependiera de ello. Tal vez así era, tal vez no pesaría nunca cuán cruel podían ser sus palabras.

por **Lucien Luarent** Vie Dic 28, 2012 6:36 pm

Sus ojos eran iguales a los de los demás…como si no me quisiera cerca
*que esperabas Lucien… ¿qué te cobijara?¿Qué aceptara tu debilidad?...claro que no…quien querría a un chiquillo que no puede controlar sus impulsos y además se retuerce en su propio dolor*

mis labios se abrieron de a poco al mismo momento en que mi cuerpo volvía a reincorporarse, quitando mi mano sobre mi rostro volteando la mirada hacía la ventana. Me acerque solo para tomar mi corbata y anudarla de nuevo en mi cuello, con la vista perdida, dándole la espalda a mi alumna mientras ella se vestía tan pulcramente como siempre. Hice lo mismo volviendo a mi semblante sin expresiones…mi mente estaba en otro sitio, los tatuajes ya no dolían…estarían allí ahora por siempre, pero el dolor era mínimo comparado con su tono de voz.

Asentí con la cabeza, realmente había sido suficiente por hoy…
*quizá por un largo tiempo…*el silencio solo hacía que escuchase el latir del corazón de la joven mujer…¿hace cuanto no sentía este nudo en la garganta? ¿Hace cuando escondía de todos los demás mi propia desilusión…?*eres un prototipo…después de todo ni deberías tener estos sentimientos…así es…solo olvida lo que paso aquí. Vuelve a ser el profesor que le miraba con desdén…no vale la pena un sentimiento como el que tienes ahora, solo Lucia podría aceptarte tal y como eres…solo Lucia podría amarte...solo ella...ella*
Consérvela, practíquela…quizá algún día usted logre tocarla como se debe.
-caminé hacía donde se encontraba mi bolso al momento en que vi que se acercaba a la puerta con esa sonrisa cínica…que me hizo ladear el rostro…*no me sonrías así…mi madre hacía lo mismo…mi padre también…odio ese tipo de sonrisas... preferiría mil veces que me golpeases, de manera física o con palabras que recibir esa asquerosa sonrisa...*

Lo siento…no podré venir la próxima semana-dije tajante con voz seca, la típica que usaba antes al hablar con Mine como si todo lo vivido en esa habitación fuese un sueño-El instituto pronto estará en épocas de presentaciones y quiero componer algunas melodías para la banda…quiero dedicarle todo mi tiempo a ello-cerré los ojos. Mis pasos se hicieron ligeros pasando por al lado de la muchacha generando una suave brisa. Susurre-…mis clases con usted han acabado aquí…-paré estando afuera de la habitación de espaldas hacia ella-…ya no tengo nada que enseñarle…señorita Sagan…y usted no tiene nada que pueda darme como alumna en mi proceso de método de enseñanza para emplear…¿verdad?...reconsidere mis clases, no las veo necesarias…-mi rostro se giro tan calmado como siempre haciendo una pequeña reverencia ante ella- si me disculpa, vendré por la paga de esta clase dentro de las dos próximas semanas…me comunicaré con el señor Sagan dentro de poco. Buenas tardes.
Me aleje con paso sereno, sosteniendo mi bolso, erguido…como siempre…como el hombre que todo el mundo conoce y ve…como el respetable, admirable y fuerte…Lucien Luarent.
*…eres un pecador…el pecado nunca será amado…siempre que tocan la manzana las personas son castigadas…tu existencia solo debería desaparecer…este es tu karma por desobedecer al destino mi pequeño y adorado ángel de alas rotas…tu así lo quisiste, tu así lo aceptaste…ahora, muéstrame si puedes seguir adelante y venir a mi regazo*
La voz de Dios temblaba en mi cabeza…10 años habían pasado desde la ultima vez que la había escuchado...pero esta vez...por alguna extraña razón...
dolía aún más...

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