[Mansión Cryzard] Pesadillas (Priv. Camus)

-Se despertó a media noche, sobresaltada, un grito incontenible había abandonado sus labios y miró a su alrededor preguntándose por unos momentos donde estaba. Al recordar todo lo pasado en días anteriores respiró algo agitada, escuchó con atención por su había despertado a su hermano o a Alexander, pero por suerte no había sido así.

Dormir había sido un alivio para ella por esos días, además del trabajo, claro, practicaba su canto y baile sin cesar desde que había decidido debutar, cuidaba de su figura y su piel para ser del completo gusto de su estilista Delta y claro, luego de los incidentes anteriores, la pelea al llegar a la casa, su ida al hospital y todo eso, la situación no era la mejor a pesar de todo eso.

Seguía enferma y débil, pero luchaba por recuperarse fuera como fuera, aunque aquellas pesadillas la perseguían noche tras noche, frías palabras que cortaban con la violencia del hielo más antiguo de Permafrost, la espalda de su hermano alejándose de ella y finalmente la perdida de todo lo amado, sus gritos nunca eran escuchados, pero en aquel momento su grito había sido demasiado fuerte, su respiración no se calmaba y se puso de pie de su cama sin pensarlo, como una sonámbula, sus pies descalzos tocaban con suavidad el frío suelo de la mansión y casi sin querer sus pasos se dirigieron a la habitación de su hermano, entró y se puso en cuclillas junto a su cama, cosa que hacía desde pequeña, cuando tenía miedo iba hacia él y esperaba a que la notara y la invitara a estar cerca de él, ahora eran casi adultos, pero no entraría en su cama sin su consentimiento, por lo que se quedó en esa posición de antaño, esperando a que su hermano la sintiera y le diera algo de alivio en aquella fría noche, quería que esos sentimientos de miedo desaparecieran.- Hermano... -Murmuró-