[Mansión Courtois] El comienzo (Ash)

Courtois. El apellido que había adquirido por los próximos años con el fin de poder tramitar la compra de la casa, y claro, todo aquello que fuese necesario en el mundo humano. Hacía mucho que no tenía que hacer un procedimiento como ese, y la verdad, en cierta forma, esto me ayudaba a figurar mi nueva vida y al fin, nuestro debut como músicos con Ash. A diferencia suya, mi nombre real y registros eran completamente desconocidos para mi. Yuli, ese fue el nombre que rondaba en mi mente al despertar como inmortal y eso, simplemente, fue suficiente para vivir hasta ahora. En la tierra que antes habitabamos no era necesario un apellido.

Ahora nos encontrabamos caminando a nuestra cita para cerrar el trato de venta de nuestra futura casa, en el sector más pudiente de la ciudad, la hora fijada era a las 7 de la tarde e ibamos puntuales, como debía ser. El calor comenzaba a ser insoportable y pese a que no podía dejar mi piel muy descubierta, procuraba usar ropa más ligera, como una camisa blanca y unos pantalones delgados y siempre mi sobrilla negra que al menos me brindaba un poco de consuelo. Si todo salía bien, esta misma noche podríamos tener las llaves de la propiedad en nuestras manos.

No se trataba de un lugar muy ostentoso, pero sí, era mucho espacio para a penas dos personas, pero ese era mi capricho, estaba acostumbrado a vivir así y era mi forma de darle a Ash un espacio prudente para que se sintiera libre. El jardín era amplio y por estar casi en el límite de la zona, este daba con un pequeño bosque en su parte trasera.

"-Será la primera vez que veas la casona. Espero que te guste, Ash,-" Siendo sincero, eso era lo que más preocupado me tenía.

Para esta cita trató de vestirse lo más “civilizado posible”, no dejando exponer su cuerpo ocultandolo con la gabardina abrochada, así las miradas de los curiosos no se posaban sobre ellos o al menos no por su causa pues el vampiro al tener esa apariencia tan fantasiosa y la vestimenta miradas descaradas se posaban en ellos o más bien en Yuli, muchas miradas de jovencitas y uno que otro hombre, él solo se limitaba a mirar a esas personas como si quisiera asesinarlas logrando que dejaran de admirar al vampiro.

Se sentía acalorado con la gabardina abrochada pero tenía que resistir, sostenía el paraguas que cubría a Yuli mirando que el lugar donde iban estaba muy limpio y las estructuras asombrosas, elegantes, solo había visto esas estructuras en revistas pero realmente no le asombraban tanto como lo edificions del lugar de donde venía, estaba entretenido en sus pensamientos que solo cuando le habló Yuli pudo prestar atención a la realidad y no a sus recuerdos, se le quedó mirando y sonrió amplamente, mostrando así sus colmillos- Tienes un buen gusto para las casas, estoy seguro que me gustará- no solo gusto, también extravagancia y por esta misma razón estaba un poco nervioso ya que, siendo sinceros, si estaba como las casas que estaban pasando no le iba a sorprender mucho.

Caminaba con cuidado al lado de yuli, estando muy atento a sus reacciones y a lo que pudiera pasar pues para él era muy temprano para salir, a lo mejor era el único horario que tenian disponibles en la tarde-noche-¿No te ha costado mucho el lugar?- Le comentó mirando hacia enfrente y hacia los lados. Él nunca había entendido aquello de comprar tierras con documentos y dinero de la vida moderna, no eran necesarios para los de su especie, se quedaban en un lugar y lo defendían hasta la muerte, por eso siempre le dejaba aquellos asuntos a yuli y por que él podía desenvolverse con todo tipo de personas.

"-No realmente. No es tan grande como lo estas mansiones de aquí, solo dos pisos, en un sector hay un entretecho, existe un sótano y un pequeño invernadero, lo mejor de todo, es que el entorno es muy frondoso, creo que te sentirás cómodo.-" Comenté con paso agraciado, dejando de lado las miradas de las personas, pues ahora mismo, solo me interesaba una cosa, y era poder al fin sentir que pertenecíamos a esa ciudad. "-Tiene toda la fachada de una casa embrujada, por eso mismo es que el costo no ha sido excesivo y la hubicación es tan límite, lo cual, considero que nos juega a favor.-" En especial lo decía porque de esa forma Ash no tenía que preocuparse por una buena convivencia con los vecinos, por más que las separaciones entre casa y casa fueran varios y varios metros. En el caso de la nuestra, podría decir que teníamos al menos un Kilómetro libre en el frente y los lados y quién sabe cuanto de áreas verdes hacia atrás.

Luego de caminar por un rato me detuve en lo que era la entrada a nuestra propiedad: Un portón en forma de arco hecho con acero negro con un diseño al que mencionaría como barroco. El portón era sostenido por dos pilares de ladrillos rojizos, cada uno con un farol antiguo en lo alto que en las noches, de seguro iluminarían por completo aquella entrada. Ahora mismo, las puertas se encontraba abiertas, dando paso a un largo sendero a través de densos árboles hasta abrirse en lo que era el jardín anterior de nuestro hogar, dejando a la vista también la casona, situada sobre un pequeño monte.

Tal vez era por la hora y porque el sol ya no iluminaba con la misma intensidad, pero admito que esta vez la mansión brillaba en ese aire "embrujado", lo cual, hasta cierto punto, me causaba gracia. Yo ya me había enamorado de ese lugar.

"-No estoy seguro si es que esto cumple con tu expectativa de "buen gusto", Ash. -" Respondí entre risas, descubriéndome más contento de lo que pensé que estaría con el asunto. En la entrada y hasta donde el sendero permitía el paso de vehículos, nos esperaba un automóvil plateado estacionado. De él decendió nuestro ejecutivo, el cual parecía feliz cada vez que nos reuníamos, sospecho que porque por fin había aparecido un extravagante que se interesaba en comprar esa propiedad que de seguro, le significaba todo un problema.

Saludé con un apretón de manos y una sonrisa suave, pero animada, no podía ocultar ese sentimiento de ansiedad por tener las llaves en mis manos. Posterior a eso, presenté a Ash como mi compañero, dejando subjetivo el concepto a propósito, disfrutando de la expresión insegura con la que el ejecutivo asintió. Parecía confundido.

"-Vamos a recorrerla una vez más antes de sentarnos a tener nuestra última palabra.-" Propuse esperando que Ash se animara a ver todo cuanto le interesara ver.

Le causó gracia la explicación de Yuli y los motivos por las cuales el lugar aun no había sido comprada. Una casa embrugada. Era tan gracioso que los humanos se asustaran con algo como eso pensando en que tal vez eran imaginaciones suyas o a lo mejor si estaba embrugada pero para esos casos siempre había solución. Mientras Yuli estaba explicandole en su mente trataba de hacer una imagen mental del lugar, un brillo apareció al escuchar que tenía muchos árboles y los vecinos no los molestarían, nunca. Movió el rostro para el lado contrario de la cara de Yuli y es que sintió como empezaba a sonrojarse al ver que Yuli en parte estaba interesada en esa propiedad para que ÉL se sintiera cómodo.

Llegando al lugar la expresión de Ash cambió totalmente, de estar casi neutra a una asombrada, el lugar era grande, efectivamente, y la extención de la zona verde era grande, como un pequeño bosque, Ash tenía la necesidad de tirar al paraguas y correr a toda velocidad hacia los árboles para perderse entre ellos y comenzar a explorar, estaba pensándolo seriamente pero el ver el carro hizo que volviera en él la seriedad, se había olvidado que no estarían solos, necesitaba guardar la postura- Se ve bien el lugar, y parece encagar muy bien en nuestro estilo- Fue lo único que comentó antes de que llegaran con el señor, en todo el proceso del saludo el hombre lobo se mantuvo callado, mirandolo a los dos y a sus movimientos cuando era necesario hacía un leve movimientos de cabeza.

Escuchando lo del recorrido pudo notar como los dos lo miraban, poniendolo nervioso, más de lo que ya estaba al estar cerca de un humano y no poder ponerse agresivo, trato de esbozar una sonrisa pero parecio demasiado forzada- Suena bien eso, hay que ver si agrada tanto por dentro como por fuera- Sentía que ya no era tan necesario el paraguas, en un parpadeo el sol se ocultario por completo para dar así la bienvenida a la noche. Cuando bajó el paraguas y lo cerró esperó a que la otra persona no sintiera cursiosidad por sus orejas peculiares. No le preocupaba tanto que pensara que era un mosntruo por que las personas en esa época no pensaban en ello, ahora le decían chico “raro” o “tierno” por gustarle el usar eso accesorios tan de moda.

Puso un poco más de distancia entre ellos en el momento en que comenzaron a caminar hacia la puerta, pasando por los árboles. Al ver los árboles comenzó a calmarse, su cuerpo dejó de estar tenso; estar entre los árboles, la naturaleza, el hábitat del cual era parte lo ponía muchas veces de mejor humor, incluso comenzó a mover sus orejas y lo cola sin percatarse de ello pero era una señal de que estaba feliz, prestaba ya poca atención al hombre que hablaba para de este modo convercerlos aun más de que era bueno comprar esa propiedad.

Me sentí aliviado al notar la ansiedad en la mente de ash por echarse a correr en los pastizales, mas agradecí que controlara su impulso y decidiera seguirnos en ésta última y pequeña reunión.

El hombre asintió aliviado al ver que la intención de compra seguía en pie. Entonces él nos guió, la entrada a la casa se encontraba luego de cuatro peldaños de marmol, tenía puertas amplias de roble antiguo. Al entrar se veía enseguida tres direcciones posibles: El comedor, las escaleras que llevaban al segundo piso, o un salón de estar.

Pasamos primero al comedor, amplio, pero con una buena distribución de espacios. Lo recorrimos tranquilamente, lo mejor de esta compra es que todos los muebles de la casa no habían sido tocados y estaban incluídos en la compra. Al fondo de la sala había una puerta que daba paso a la cocina, uno de los pocos lugares remodelados, pero que mantenía su escencia. Volvimos a la entrada y cruzamos en frente de la escalera hasta el otro extremo que era una Sala de estar que guardaba proporciones con el comedor, en ella había una gran pruerta de madera con vidriales que llevaba al pequeño invernadero externo de la mansión. A esa hora, cuando el sol ya se había ido pero aún no oscurecía, se podía disfrutar de la suave brisa y del aroma de las hierbas y flores que, ahora, por estar abandonada, crecían salvajemente en el lugar.

Entramos una vez más y la habitación continua a la recién vista era la biblioteca, con un sin fin de libros que con agrado revisaría, no importaba si conservarlo aumentaba un poco el costo de la compra. En esta solo descanzaba un humbral de puerta que daba paso a una pequeña oficina.


Volvimos de nuevo al comienzo, esta vez subir las escaleras. Ahora solo habiendo dos direcciones posibles. A la izquierda una habitación enorme, blanca, donde la luz del sol daba de lleno por las mañanas. Por el pasillo se encontraba una puerta más angosta que las demás, el baño. Parte que debo decir, era mi favorita. Seguramente muchas personas habían querido comprar esta casa, no lo dudaba. Era hermosa pese a la fachada un poco gastada. Pero en los pocos minutos que ahí estabamos, los ruidos tales como pasos, portazos y similares nos habían estado resonando en los oídos, mas mi expresión era de completa calma. Luego me encargaría de aquello.

Finalmente, a la izquierda, habían dos habitaciones más pequeñas y muy similares.

"-¿Desean ver el sótano y el altillo?-" Preguntó el hombre, evidentemente inquieto. "-No gracias-" Respondí con cordialidad, aquello podriamos visitarlo después. La expresión de angustia que el hombre me dedicó me hizo notar que me había expresado mal.

"-Vamos, sentémonos a firmar.-" Asentí con la cabeza y bajamos hasta la pequeña oficina, ahí nos sentamos los tres y el hombre nos extendió los documentos pertinentes. Una vez realizaramos la firma, él se encargaría de todos los trámites.

Releí los documentos y se los extendí a Ash, mas que nada como una cortesía. Sabía que ese tipo de cosas no le importaban demasiado, pues él confiaba en mí.

Al ver el interior de la casa Ash se sorprendió y es que le daba un aire al lugar donde se conocieron por primera vez, no era exacta pero algo en el ambiente le hacia recorder ese lugar, a lo mejor y por el mismo estilo o por la misma energía que percibía por la anitguedad de la casa y otras razones. Estaba seguro que se adaptaría casi de inmediato a su nuevo hogar. Antes de empezar el recorrido guardó el paraguas poniendolo al lado de la puerta de la entrada.

El segundo lugar que visitaron pareció capturar toda su atencion, y no era para menos, la cocina era uno de sus lugares favoritos, podría pasar horas y horas leyendo recetas de cocina y perfeccionando los platillos, claro que al final él era el único que los probaba, pero era una de sus mayores pasiones, ya no le importaba mucho el recorrido, quería revisar minusiosamente la cocina pero eso no iba a ser posible por el momento, necesitaba seguir viendo lo demás.

En el recorrido Ash no pronunciaba ni una palabra, solo observaba, haciendo algunas notas mentales sobre la decoración y el espacio que agradecía que fuera amplio, no se sentiría tanto en el encierro. Algunas veces su mirada cruzó con el señor que intentaba venderles la casa, pero no duraban demasiado ya que el señor se ponía nervioso y cambiaba la vista a Yuli, quien se veía mas amable. El chico lobo sonrió, pensando que el hombre quería hacer lo más corto la visita para que compraran la casa un par de chicos raros, tal vez amantes del horror.

Llegando a los cuartos mas “íntimos”, como eran las habitaciones para dormir y los baños Ash parecía estar más serio pero era solo para ocultar sus pensamientos. Se imaginaba muchas cosas, las que le haría a Yuli durante el tiempo en que vivieran ahí, muchas cosas perversas, de diferente manera. Mientras las imágenes pasaban por su mente miraba ahora a Yuli. Esos pensamientos podrían deberse al largo tiempo que estuvieron separados.

Cuando bajaban las escaleras para ya firmar Ash tomo el brazo de Yuli y lo acercó a él- Me gustaría estrenar la casa en el baño…Toda la noche- susurró para que el vampire fuera el único que lo escuchara, lo dijo con una voz porfunda y si, un tanto provocadora. Terminando de decirlo se adelantó para ir a la oficina.

Ya en el momento de cerrar el trato Ash intentó leer el contrato pero solo pudo hacerlo con un par de líneas, las letras pequeñas y muchas le provocaban dolor de cabeza, solo hizo lo que tenía que hacer rápido y le devolvió los papeles al vampiro.

Ibamos bajando al primer piso cuando de pronto me vi detenido por el lobo, quién hizo verbales los pensamientos que desde hace un rato podía leer en su cabeza. Fruncí el ceño con algo de vergüenza, y es que el hecho de que estuviera distraído fantaseando con el vendedor presente me inquietaba. Me quedé congelado un momento, sin saber como responderle, a penas tartamudeando algunas silabas, pero rápidamente el lobo se escabulló a la oficina.

Solo chasqueé la lengua y cubrí mi rostro con mi mano, no quería que ninguno de los dos percibiera el más mínimo rastro de sonrojo en mis mejillas. Llegué solo unos instantes después al salón.

Tomé asiento y esperé a que Ash revisara y firmara su parte, luego yo me dediqué a leer en profundidad los ultimos detalles antes de firmar y entregar un cheque a modo de pie para la compra. El resto, lo hiría pagando de a poco dentro del plazo de un año. No me complicaba, el dinero lo tenía, pero no era bueno levantar sospechas del capital que había obtenido en todas mis centurias vividas.

Finalemente cerramos aquella reunión con un apretón de manos y una sonrisa por ambas partes involucradas. El pobre hombre ahora parecía realmente aliviado y eternamente agradecido. Eso era bueno, ahora podrían contar con su ayuda para cualquier problema relacionado a las escrituras.

Me puse de pie, y es que era lo mínimo ir a despedirlo hasta su coche. Por nuestra parte, nosotros debiamos regresar al hotel y traer nuestro poco equipaje. Pronto deberíamos realizar alguna que otra compra, estaba seguro, pero por ahora, al menos lo más importante, ya estaba resuelto.

"-¿Y bien, estás contento con el lugar?-" Pregunté una vez estuvimos a solas con mi pequeño canino.

En todo el tiempo que faltaba para cerrar el trato Ash no pronunció ni una palabra, su semblante era serio. Cuando el vendedor se fue el hombre lobo sintió una gran alivio, ya podia ser como él quería, ya sin guardar las apariencias. Él no fue a despedirse del hombre hasta su choche solo se quedó parado en el marco de la puerta, viendo como se iba. Al acercarse Yuli por primera vez mostró una gran sonrisa, todos sus músculos tensos de pronto dejaron de estarlo- Estoy más que contento, es magnífico este lugar, es como volver a los viejos tiempos- Comentó feliz comenzando a mover la colita abrazando a Yuli para adentrarlo a la mansion, una vez que ambos estuvieron adentro decidió separarse, solo un poco y robarle un beso fugaz en los labios.

-Aquí nadie nos molestará y tiene tantos árboles, ya estaba comenzando a sentirme encerrado con tantos edificios grandes- Hizo un claro gesto de desagrado al decirlo, al ya tener un propio espacio personal, claro compartido con Yuli, no acumulaba tanto estres. Volvió a mirarlo de manera pícara- También tengo una sorpresa para ti, pero te la dire cuando arreglemos todo lo de la mansion, no creo que tardemos mucho- Sin decir nada más comenzó a correr por toda la casa para ahora hacer él su propio recorrido. Corriendo en dos pies a veces, corriendo en cuatro patas a veces. Pero no se quedó ahí el asunto de seguir explorando, salió por la puerta principal convertido en su forma original, dando un ladrido.

El recorrido de todo el pequeño bosque no tardó más de diez minutos debido a la alta velocidad que iba, se sentía en total libertad, no pudiendo evitar chocar con los árboles pudiéndose escuchar el golpe hasta en la mansion, uno que otro ladrido de oía de igual manera. Una vez que llegó con Yuli fue con su forma de humano, su respiración estaba agitada, sacaba la lengua en signo de que estaba cansado, su cabello, su ropa y su piel cubiertos todo de tierra, ramas de árboles, hojas, su olor se combinó con el del bosque- Ya estoy listo, el bosque también está en buenas condiciones ¿Qué es lo que vamos a hacer ahora?

"Es como volver a los viejos tiempos"

Por alguna razón la frase que deliberadamente Ash había pronunciado me oprimió un poco el pecho. Lo sabía, sí, no había que ser un tonto para no percatarse de mi sutil intento de recuperar algo que pensamos haber perdido. Un pequeño afán por no poder soltar del todo la esperanza, por soñar que las cosas, efectivamente, podían ser como antes. Mi rostro, sin embargo, no dio luces de cambio. Seguía con mi expresión tranquila y cortés que solo fue interrumpida por el beso íntimo que Ash me dio una vez estuvimos dentro, mas tenía gusto a muy poco tras su anterior y descarada invitación.

"-¿Una sorpresa?-" Aquello alertó mi interés, no por el objeto que ash pudiera tener como sorpresa, sino porque un gesto como ese, no era algo que recibiera todos los días. "-No deberiamos tardar mucho. Solo nuestro equipaje. De las compras me encargaré yo.-" Por suerte en esta época ahogada en la tecnología, bastaba garantizar la red a internet y podría hacer todas las compras necesarias sin siquiera salir de casa.

A penas terminé las palabras anteriores pude ver como Ash salía corriendo, y no era necesario preguntar donde, lo conocía lo suficiente como para entender esa conducta exploratoria propia de su especie. Esperé de brazos cruzados en medio del Hall y solo en cosa de minutos vi a mi pequeño cachorro en su ridicula forma volver a mi, claro, solo para abandonarme otra vez.

Suspiré, pero terminé por reír al verlo correr en dirección al bosque. Mis pasos rodearon el invernadero y disfrutaron de la brisa que parecía hacer al bosque murmurar.

Para cuando Ash regresó yo me encontraba sentado en el comedor, leyendo un libro de los tantos que habian quedado en venta junto a la casa. Miré el desastroso estado de mi compañero y tras cerrar el texto, me acerque a susurrar en su oído.

"-Subiras las escaleras. Abrirás el agua y te darás una ducha rápida para quitarte la tierra y el sudor. Cuando salgas procurarás preparar las habitaciones y elegir una en la cual puedas sentirte más a gusto. Mientras haces eso, iré por nuestras cosas al hotel. No hay necesidad de que regreses ahí. Se que no te gusta.-" Me separé con suavidad y sonreí. "-Haré algunas compras y para cuando haya regresado... puedes decidir lo que haremos.-" Lo último lo murmuré luego de haberle dado la espalda, tomando la sombrilla, dispuesto a salir.

Solo bastó un pestañeo para esfumarme de ahí con el sonido del viento.

No era lo que tenía en mente de hacer una vez terminada la rutina de explorar el nuevo lugar donde vivirían. Bañarse solo y luego esperar a su vampiro era tan aburrido. Con discresión se olió para comprobar si de verdad lo necesitaba. En conclusion si necesitaba un baño, y con urgencia, no solo por la exploración del bosque, hace dias que no se habia bañado, no podría contradecir a Yuli.

Y aunque quisiera, lo que decía Yuli es lo que se hacía. En algunas cosas pro supuesto, la mayoria, así era y no daba objecion alguna por lo que solo asinitó siguiendolo hasta la entrada, viendo como desapareció en un parpadeo. Una vez solo camino hasta el baño, con pasos lentos, casi arrastrando los pies, con las orejas caídas. Esperando a que su pareja llegara.

Fue un baño largo, quería quitarse toda la suciedad, estar limpio para Yuli poniéndose un pantalón holgado como única prenda. Se sentía más revitalizado. No queria quedarse quieto ni por un momento, pensaba en como decirle la sorpresa o si decirle antes o después de “estrenar” la casa. Caminaba en el segundo piso, para hacer las tareas asignadas. Veía de reojo las recámaras, decidiendo rápido si le agradaba o no. todas carecian de su total atención hasta que se detuvo en la que era más amplia. La observó y no parecía estar del todo mla. Se acercó a la ventana notando una buena vista al pequeño bosque y la entrada a la mansion. Sonrió de manera satisfactoria.

-¡Es estupendo! Me gusta la vista pero…-Hizo una leve mueca- Hay que comprar unas cortinas gruesas, no será bueno para Yuli si amanece y están las ventanas sin algo que le cubran-Estaba seguro que compartirían habitación. No era posible cuando eran tres en la mansión anterior. Dejó de moverse, quedándose quieto enfrente de la ventana, esperando como un cachorro a su amo. Había decidido decirle después la noticia cuando tuvieran su momento íntimo; si tenían, no estaba seguro con el asunto de la mudanza y si él tendría ganas.

No tardé más de unos cuantos minutos en llegar al corazón de la ciudad, ahí donde imponente se alzaba el mejor hotel cinco estrellas de Glass City, pero antes de ir por nuestro equipaje, desvié mi camino hacia los solitarios callejones en busca de algún mal aventurado que pudiera servir de cena para mí en aquel atardecer. Sin suerte, tuve que volver al hotel, por última vez recorrí el hall, los pasillos alfombrados y elegantemente iluminados, a paso lento, y con todos mis sentidos atentos, quise encontrar algún rastro de Demian, el vampiro que había conocido hacía algunas noches en aquel lugar. No tenía otra intención más que anunciarle mi partida, sin embargo, fue imposible localizarlo cuando el sol aún no terminaba de esconderse. Comencé a empacar las cosas de Ash junto a las mias, no eran demasiadas, solo dos maletas de tamaño promedio que contenían nuestros más preciados bienes. Irónico para alguien que ha vivido tanto como nosotros.

El sonido de la puerta me interrumpió en último momento. Era una de las mucamas del hotel a la que, en cuanto vi mi oportunidad, invité a pasar, con la excusa de ayudarme, pues había llegado la hora de partir. Ella, confiando en mí, avanzó al interior hablando de que era una lástima ya no tenernos por ahí, preguntando por mi compañero y hacia donde partiríamos, pero solo fue cuestión de segundos para tenerla desmayada entre mis brazos, con un ataque por la espalda del que seguro ni se percató. Con un poco de mi misma sangre sobre las heridas en su cuello regeneré el tejido, disimulando las marcas de mis colmillos, la tendí en la cama y una vez estuve en la recepción, avisé que la mujer se había desmayado sin motivo aparente, mas se encontraba estable. Todo el montaje me quitó algo de tiempo, pero cuando comprobaron que estaba bien, anuncié el fin de mi estadía. Pagué la cuenta de aquella semana alojándonos en el lugar y pedí dejar un mensaje para mi estimado Demian.

“He logrado encontrar mi lugar en esta ciudad. Para cuando esté todo en orden, me gustaría que nos vinieras a visitar. Aún tenemos algo pendiente, no lo he olvidado, amigo mío. Estaremos en contacto. Yuli.”

Tras haber terminado con los detalles en el hotel, me dispuse a volver, esta vez en taxi, hasta la mansión. En total debí haber tardado alrededor de una hora y media, por lo que ya era de noche cuando llegué de regreso con algunas provisiones para Ash además de nuestras pertenencias.

“-¿Ash?-“ Lo llamé una vez entré a nuestro nuevo hogar, quitándome de encima el abrigo, dejando las maletas junto a la entrada una vez cerré la puerta principal. “-Regresé.-“

Parecía una estatua al estar esperando a Yuli pero tenía que hacerlo, había acabado las misiones que le dio más pronto de lo que creyó y es que no era una persona muy paciente, muchas veces hacía las cosas sin calma y sin meditar las cosas pero estaba seguro que la elección de la habitación había sido la mas apropiada. Se imaginaba, para pasar el tiempo en parte, que su vampiro estaría muy contento con la recámara que eligio y le daría pequeños cariños mientras le decia que era un buen chico. Mientras se imaginaba toda esa escena tenía las mejillas un poco sonrojadas y le escurría la baba, literal pero no quería estar muy adentro de sus fantasias pues tal vez no se diera cuenta cuando Yuli apareciera… Suspiro, pasaron los minutos y todo estaba en un absoluto silencio y él estaba en el mismo lugar, por ningún motivo se había movido, de vez en cuando su cola se movía y sus ojos; cerrándolos, mirando hacia abajo y en estos momentos estaban viendo como se estaba dando paso la noche, cómo es que los tonos amarillos se desvanecían empezando a predominar los colores oscuros. Volvió a dar otro suspiro.

No hacer nada comenzaban a afectarlo, sus ojos se mantenían cerrados por mas tiempo y daba bostezos a cada rato. Por no decir que esos últimos días había estado durmiendo a sus deshorar y menos que antes pero era comprensible, antes había estado solo, volvió a ser una criatura diurna y ahora las cosas iban a cambiar, volvería a tener los hábitos de antes vaya para adentrarse al mundo del vampiro. No supo cuando es que se quedó dormido, sentado, aún esperándolo pero no fue tan profundo pues escuchó como se abría la puerta, antes de que pudiera abrir los ojos sus orejas se habían movido, capturando perfectamente el sonido y la voz de la persona que había llegado, tardo unos momentos en despertarse completamente pero cuando lo hizo comenzó a correr en dirección de la puerta, muy feliz, sus pasos hacían mucho ruido.

Llegando donde estaba Yuli lo recibió de la manera más afectuosa que pudo, dando un salto centímetros antes de estar cara a cara con él, abrazándo al vampiro, su cola se movía de manera eufórica- ¡Yuli! ¡Bienvenido!- Después de decirle comenzó a darle rapidos besos en la boca, bajando por el cuello y volviendo a la boca, el ultimo beso procuró que durara más y que fuera más profundo. La euphoria había bajado, las manos del hombre lobo estaban en el rostro de Yuli al cual, por necesidad y no por que quisiera, tuvo que separarse para que sus miradas se cruzaran y notara lo feliz que estaba- Te estaba esperando..- susurro con una voz grave, como si acariciara las palabras, lo miraba de manera intensa pero después desvió la mirada a las cosas que había traído-Oh vaya las cosas que faltaban, ya la llevó al cuarto que elegí…Ven quiero mostrártela te va a encantar aunque tiene un pequeño defecto pero eso puedo arreglarlo-Cargó las maletas muy fácil, como si no llevaran nada, se dio la vuelta y comenzo a subir las escaleras, deteniendose en el primer escalón esperando a que Yuli lo alcanzara.

Recibí los besos eufóricos como quién recibe las lamidas de bienvenida de su mascota al llegar a casa, era una rutina de la que ciertamente no me aburría, y me causaba algo de ternura notal el anhelo con el que Ash siempre me esperaba.

-"Acabo de cenar..."- Le advertí entre los besos pero eso no lo detuvo de darme uno más duradero y profundo. Bien, no es que Ash rechazara de todo el sabor de la sangre, al fin y al cabo, él mismo muchas veces había comido carne fresca.

-"¿Ya elegiste? De acuerdo, te sigo."- Dije un poco más sereno que él, avanzando por las escaleras con tranquilidad hasta alcanzarlo. Seguí sus pasos pensando en que seguramente Ash aún no comía nada, y quizás tendriamos que comprar algunas cosas para que él pudiera entretenerse en la cocina.

Así, y sin prestar mucha atención al entorno solo avancé, chocando incluso con la espalda del lobo cuando este hubo llegado a su destino. Solo entonces alcé la mirada para ver qué habitación había elegido y cual era el desperfecto del que Ash hablaba.

Cuando llegaron a la habitación se detuvo sin avisar, pensó que Yuli estaba atento a sus movimientos pero sintió como chocaba con su espalda, se tambaleó un poco debido al peso de las maletas pero logró reincoporárse enseguida, volteó para ver a Yuli sonriendo un poco- Es extraño que hayas chocado conmigo ¿En que estás pensando?- Dijo de manera tranquila, incluso divertida alzando un poco la ceja, se adentró totalmente a la habitación para dar paso a Yuli para que también entrara. El chico lobo bajó las maletas, lo más cuidadoso posible, para después estirarse volteando a ver a Yuli, para encontrar una reacción en él, si también le había gustado la habitación o volvía a buscar una otra de acuerdo a las necesidades del vampiro- El pequeño defecto es la gran ventana, pero conseguiré cortinas pesadas para que la luz del sol no te afecte- Le comentó señalando con la mirada la gran ventana.

-Pero ahora que no hay peligro puedes acercarte a la ventana y ver el paisaje que muestra, por eso es que la escogí- Trató de explicar la razón del por que había escogido ese lugar, aparte de que era el que más espacio tenía, junto con la cama más grande. Era perfecto, pues no se sentiría tan encerrado. Estaba impaciente por lo que iba a decir Yuli, esto se notaba en el movimiento de su cola, que no dejaba de moverse, como esperando la aprobación de su amo al hacer algo bie echo.

Se movió por la habitación volviendo a ver todas los puebles que tenía pero tiempo después se sentó en la orilla de la cama, con una pequeña sonrisa la cual mostraba sus dos colmillos caninos que poseía, ladeo la cabeza haciendo que solo un ojos fuera visible, el otro se encontraba tapado por el cabello verduzco-¿Y bien? ¿Comienzo a sacar las cosas de las maletas o busco otra habitación?

-“En ti.”- Dije primeramente a secas, solo por el placer de ver la expresión en su rostro tras oír mis palabras, luego expliqué. -“En que a diferencia mia, quizás tú todavía no has cenado. ¿No tienes hambre?”- Pregunté siendo sincero al respecto y es que no consideraba que preocuparme de la cena de mi cachorro fuera algo que tuviera que ocultar.

Lo sabía, de alguna manera lo había sabido desde el comienzo, desde que tuvimos el placer de recorrer la casona. Ash, sin duda alguna elegiría aquella habitación. Ni siquiera necesitaba la explicación de su parte para saber por qué la había escogido, lo conocía bien.

-“Lo sé, lo sé.”- Dije con una sonrisa suave sobre mis labios mientras me acercaba y me ponía en la punta de mis zapatos para alcanzar la cabeza del lobo y así acariciar su cabello, palmeando su cabeza. –“Buen chico.”- Recorrí de nuevo la habitación, parándome frente al ventanal. Sin dudas era un riesgo. Al amanecer y sin cortinas lo más probable es que me convertiría en una antorcha “humana”, pero un cortinaje grueso y especializado contra los rayos UV, no tendría problemas.

Pero en mis horas de sueño, mi vida dependería de Ash.

Si alguna vez el lobo se enfurecía conmigo, una manera efectiva de hacerme daño era esa. Pero eso era imposible. Lo sabía. Ni siquiera las memorias de nuestro violento pasado me harían dudar. Porque a decir verdad el morir a manos suyas, nunca me pareció una mala idea.

-“Tendremos que ir por las cortinas, así que desempaca rápido nuestras cosas.”-