Supuesta cita [Katherine]

Durante el viaje en el taxi comencé a hubicarla un poco en la ciudad, decirle mas o menos en qué dirección estaban los barrios bajos, el alto, el centro y las principales zonas de comercio y que claro, si tenía ganas de ir a algún lugar en especial durante el día, solo tenía que decirlo, de paso me serviría a mi también para conocer la otra mitad de la ciudad.

“Llegamos.” Dije al divisar la construcción principalmente de vidrio que se asomaba, el acuario.

“Espero que no haya sido una mala elección.” Comenté antes de bajar del taxi, pagándole luego al conductor. Una vez en tierra estiré el cuerpo y miré a la mujer a mi lado. Realmente, era un poco chistoso pues podrían creer que yo era su rebelde hermano menor o algo así.

“Vamos?” Señalé la puerta, la entrada al lugar no era cara, pero ya que estaba jugando a ser un caballero, obviamente pagué ambos tickets. El aire dentro del lugar era fresco, agradable y para mi sorpresa no había ningún olor a mar, como esperaba que fuese.

Sí, también era mi primera vez ahí.

Katherine tenía la mirada puesta en donde indicaba y describía Dante intentando memorizar todo pero más importante, tomaba fotos de lo que le llegaba a parecer interesante.

Apenas en taxi se detuvo, ella salió y contempló la entrada maravillada pero también expectante de las posibles criaturas que vería en el acuario.

- recuérdame invitarte algo por pagarme el taxi - por muy diva que fuera Katherine, ella tenía preferencia en el trato igualitario sobre lo que se paga en una cita, ya solo necesitaba una excusa - déjame que yo pague los tickets de la entrada ¿de acuerdo? - pero sus palabras se fueron el viento pues apenas le siguió a la entrada y el joven terminó pagándola - cuando menos lo esperes, me adelantaré a ti y pagaré algo - le dijo retadora.

Ya dentro del lugar, la cantante permaneció a su lado admirando los primeros estanques, todos habían recreado su ambiente conforme a las criaturas, en los cuales había algunos peces tropicales de hermosos colores. Le tomó unas cuantas fotos sin flash a los peces que no se movían tanto.

- ¿a ti te gusta la comida marina? - preguntó curiosa, aunque tal vez sacar ese tema en ese momento no era de las mejores ideas que pudiera haber tenido.

La inglesa observó a Dante, un nombre bastante épico e igual al del autor de la divina comedia. El chico era totalmente diferente de con la clase de personas con las que salía y sobraba decir que con hombres también. Eran gentes que estaban acostumbrados a la fina vida o se habían acostumbrado, perpetuamente en traje, con cierto lenguaje e intereses que probablemente contrastaban con el chico, en especial la edad. Él era el hombre más joven con el que había salido, generalmente lo hacia con gentes con las que rondaban de la misma edad.

Mostró una sonrisa divertida, esperó que Dante fuera un chico interesante el cual valdría la pena conocer.

Reí ante su aparente molestia por haber pagado ambas cosas. No lo hacía con la intención de figurar, pero por ahora me parecía necesario acorde al papel que había asumido pagar estas pequeñas cosas.

“Si quieres pagar algo, que sean unos tragos en la noche my dear~ “
Indiqué con una sonrisa juguetona mientras la acompañaba, avanzando a su ritmo por la estancia. Yo también me dedicaba a mirar el lugar, las criaturas, la construcción, todo ahí me pareció por un momento interesante, y lo mejor era que la atmosfera entre nosotros no era otra cosa más que una natural y ligera.

“¿Comida marina? Mhh.. puedo comerla, pero no me llena. Prefiero la carne roja.”

Sentencié con sinceridad, ignorante de que mi gusto no solo era una cuestión de apetito, sino de algo que iba más allá de mi subconsciente, era mi naturaleza y mi instinto el que influía en mi apetito voraz y en mi agrado por la carne jugosa, de hecho, nadie se explicaría como comiendo tanto mi cuerpo no es un barril, en estos tiempo no era algo que me cuestionaba y no lo haría a futuro a menos que alguien me lo hiciera ver.

“¿A ti te gusta?¿Cual es tu comida favorita, mh?” Pregunté curioso. Después de todo debíamos comer algo de aquí a la noche.

“Anda, cuéntame más de ti, aunque sean cosas triviales, estas son conversaciones que no obtengo todos los días…” Confesé con las manos en los bolsillos y una expresión un poco más intensa. Quizás me refugiaba en el sexo y las cosas triviales, pero de vez en cuando, un poco de compañía durante el día, no venía mal… Incluso por las noches, que era cuando siempre conseguía alguna aventura, no se daba la instancia para simplemente charlar de lo primero que se te venga a la cabeza. Ya sabes, simplemente Touch and Go.

Se rió ante la pequeña indirecta de que ella pagaría los tragos. No había problema, probablemente eso sería lo más caro de toda la cita y ella pagándolo probablemente balancearía los gastos de la salida.

Cuando el joven también se quedaba viendo a los peces, ella tomaba una oportunidad de tomarle una foto sin que se diera cuenta.

- Si, me encanta... los pescados, la langosta pero mi favorito son los camarones - sus ojos brillaron de recordar el sabor de ellos en todas las presentaciones que había probado - My God, they are so delicious~ - exclamó extasiada. - Aún así mi favorita es la tipo italiana, las pastas son mi debilidad.

Admitió en lo avanzaban por el lugar y pensado que cosas más "triviales" le contaría al joven Dante. No quería hablarle de su trabajo, probablemente eso le aburriría... Tal vez si fuera una estrella de rock la haría más interesante.

- humm, a ver ¿que no te he contado? - paseo la mirada por uno de los tanques, siguiendo la travesía de un pez ángel - pues, me he tomado un descanso de mi trabajo, pero no quería quedarme sin que hacer... Por eso vine a la escuela a volverme maestra... Ahora te toca a ti, cuéntame algo - le dijo en lo que le codeaba y le sacaba la lengua.

De a ratos sentía que ponía una cara idiota al ver los peces, en especial aquellos con formas raras que parecían cualquier cosa, menos peces. Por unos momentos no le puse atención a Kat, pero retomé el hilo de nuestra conversación con rapidez.

"Ya veo~ Las pastas? Ahahaha son geniales! Eso si que es comida! “

Dije pues pese a tener como primera preferencia la carne roja, la siguiente eran las masas pues esas sí que me llenaban la panza.

“A ver si de cena encontramos algún buen lugar para comer. Creo que tengo una idea al respecto…”

Le dejé saber y es que a mi mente había venido el barrio chino, ahí donde trabajé durante un tiempo. Caminé en silencio mientras escuchaba lo que me decía y me pareció interesante, aunque no pude no bromear al respecto.

“Pff… con una maestra como tu, encantado probaría lo que es la escuela~” Bromeé, llevando las manos a mi cabeza a modo de respaldo, mis pasos iban al ritmo de los suyos, pero eso se perdió al momento en que me codeó y me tocó hablar.

“Hahaha, bah, que va, no tengo mucho que contar, lo lamento. Puede que mi apariencia sea… curiosa? Pero no soy más que un sujeto sin mucho talento con trabajos de medio tiempo. Vivo en los barrios bajos de la ciudad y llegue hace mas o menos medio año a este lugar. Me dedico a disfrutar mi juventud y ya. Tengo que admitir que por ahora no tengo intenciones de irme de aquí. Mhh... he conocido a mucha gente en este sitio pero ya sabes, a final de cuentas uno siempre está solo al despertar~.”

Me encogí de hombros, no era como que de verdad eso me importara, pero era simplemente la realidad. Ahora me sentía un poco mal por no ser nada demasiado interesante, por no tener una mejor historia que contar. Aunque claro, bien sabía que no era tanto así, pero si soltaba el hecho de que era un fugitivo de la ley de una ciudad bien lejana a esta, estaba seguro que perdería mi follada del día.

- y los postres, son maravillos - dijo ya antojandose, pero sabía que no podía comer bastante pues eso implicaría que ganaría peso y es lo que menos quiere intentar y ni por accidente - ¿Una cena? I would love it dear - dijo en voz dulce y cantarina.

Se rió alagada de que solo por ser ella la maestra él saliera interesado de ir a la escuela de música, aunque quien sabe si ese chico tendría potencial para estar dentro.
Escuchó su historia en lo cual tenía razón, pues decía que no había hecho nada sobresaliente mas que llegar a la ciudad. Al menos él no era tan nuevo como ella, aunque no sospechó que pudiese vivir en los barrios bajos, no supo si el sentimiento que tenía era de lástima o no.

- ¿Eres de otra ciudad? Interesting! - ¿Preguntar o no preguntar? Bueno, era un chico joven por lo que probablemente sus años de niño no serían tan resaltantes, ni siquiera los suyos lo serían, pues lo interesante de su vida empezó cuando entró al Convent Garden - Antes de ser cantante mi vida tampoco era emocionante, ya tenemos algo en común - dijo feliz.

Siguió tomando fotos de los peces en otro tanque en lo que pensaba que podría decir ella ahora.

- Otra cosa trivial sería mi edad - dijo sin ofenderse, ella aun no era de esas mujeres que se ofendía si les preguntaba, de hecho le encantaba para ver las reacciones de la gente - Tengo 35.

Entonces lo de la cena era un hecho, bien por nosotros pues tendríamos un tour toda la tarde y eso lo hacía interesante, como he dicho, solo esperaba que mi presa no se aburriera a mitad de camino o me sentiría como un fracasado.

“Eh sí, pero bueno, hahaha creo que debería comenzar a considerar seriamente el hecho de aprender a tocar algo más que un cuerpo, parece que la vida se hace mas interesante con la música en esta ciudad.”

Confesé abiertamente, sin importarme las miradas de los que a nuestro lado pasaban. Allá ellos que ponen oreja a una conversación que no les incumbe en lo más mínimo. Seguimos caminando y llegamos a una parte abierta donde habían piscinas y graderías, era una zona de espectáculo al parecer, mas no me detuve por eso, sino por lo que recién había escuchado de los labios de esta mujer.

“35!?”

Repetí casi incrédulo por la confesión de aquella mujer, si poco le faltaba para ponerme a cantar con el cabello peinado hacia atrás la conocida canción de “señora de las 4 decadas”, pero que va, la verdad no era que me espantaba, solo me sorprendía como una mujer ya MUJER, no aparentaba la edad a mis ojos, o acaso era yo el inexperto con el tema? En fin, no pude evitar sonreír, era como tener un premio entre mis dedos o algo asi.

“Wow~ Creeme que no los aparentas, hahaha, siento que esto es delito! Yo tengo 19, supongo que no soy mucho mas que un crio para ti, nh?”

Siguieron caminando y ella seguía atenta los comentarios del otro, que ahora se mostraba interesado en tocar algún instrumento y no a una persona.

- Espero que ese pensamiento no haga que te olvides de nuestra promesa de esta noche, sería algo muy lamentable - le dijo en lo que guiñaba y se le adelantaba al joven caminando a un paso provocativo.

Al final le alcanzó y continuaron sus pasos por el acuario hasta que llegaron a donde estaba un espectáculo ya con animales marinos grandes. Les tomó unas fotos desde donde se encontraba pero la última le salió movida pues le aturdió un poco el hecho de que el chico se mostrara sorprendido, bueno, tal vez más un poco mas sorprendido de lo que ella esperaba.
Algo en su mente le dijo que ya no tendría actividad nocturna con él. ¿Ahora sonreía? Se encontró confundida.

- Creo que por un pequeño margen de error atiné tu edad, ¿No debería ser al revés, yo la criminal? - luego se quedó pensando un poco antes de decirle algo más - Si, eres un "crío" pero un crío interesante, aunque yo tal vez ya te aterre mi edad ¿Aun así quieres que sigamos el paseo, la cena y lo de esta noche?. - preguntó ya un poco insegura, pero si era así, no tendría inconveniente de separar sus caminos.

Ella podría ser su madre, un poco joven pero podría serlo. Le había dicho antes que era provocativa, ¿Una MILF? Tal vez sería una buena señal.

"Oh sí, lo decía por ti~"

Dije aclarando el tema del crimen aunque claro, yo no tenía intenciones de poner ninguna querella en contra de esta mujer, mientras me mantuviera feliz~ no?

"Anda, si fueras hombre ya te abría cerrado la boca con un mordico my lady~ No seas agua fiesta, no es como que fueras una anciana a demás ya te dije, tienes un cuerpazo de donde poder agarrar~ Me ves acaso cara de arrepentido?"

Alcé una ceja, hablando bien enserio pese a que mi jerga no parecía acompañarme en ello. Pero qué va, no me importan esa clase de cosas mientras la persona me parezca interesante y me caliente, asi de simple.
En lenguas vulgares soy la clase de chico que le daría a todo lo que se mueve, y a lo que no también, mientras sea de mi gusto.

"Ni un golpe en la cabeza me haría olvidar nuestro acuerdo dear~ ¿Necesitas pruebas?"

Y entonces le di una mirada desafiante, si era necesario raptarmela 5 minutos a algún lugar recóndito en el acuario y dejarle un adelanto de lo que sería nuestra prometedora noche, aunque fuese un beso, estaría más que agradado de cumplir sus deseos cual mayordomo de baratillo.

¿Un hombre? Eso le confundió bastante, no sospechaba que el chico se podía fotocopiar por delante y por detrás, aguantó la sorpresa solo por que ella también de repente le encantaba ver a las mujeres, aunque en eso estaba segura que jamas iría con niñas. El chico era otra historia, su actitud diferente a los de cualquier hombre que conociera.

- N-no creo... aunque me alegro que aun te parezca atractiva - dijo un poco feliz de que aquella promesa aun seguía en pie. El tiempo ha sido bueno conmigo.

No de dejó intimidar aun cuando el chico era un poco más alto que ella, Katherine seguía mayor y estaban en un lugar pública. De hecho, se relamió los labios de solo imaginar la situación.

- Me gustaría tener pruebas de tu valía como hombre - siseó desafiante y divertida, esperando a ver cómo reaccionaría Dante ante su respuesta con emoción.

Caminó un poco apartandose de la entrada al espectáculo, seguramente harían otro en unos minutos más adelante, pero primero era su curiosidad de averiguar los métodos de "convencimiento" que tendría el chico.

“Así veo~ Quizás y hasta tengas un pacto con el diablo.”

Dije con cierto misticismo que no solía verse en mi normalmente, pero la idea, pese a que no era más que una simple broma, por alguna razón me parecía atractiva.

“Oh~” Fijí sorpresa ante su desafío. “De acuerdo~ Aunque desde ya te digo que como hombre no valgo mucho.”

Volví a bromear aunque la metáfora no estaba tan lejos de la realidad, exceptuando los términos meramente sexuales.

“Entonces… hagamos un secuestro express.”

Dicho eso la alcancé y la tomé por los hombros, pasenadome de nuevo todas las miradas curiosas que en nosotros caían y que se acabaron al momento de salir de la vía de tránsito de la gente. Caminamos un buen rato y es que yo tampoco conocía bien el lugar pero luego de algunas vueltas logré encontrar el lugar adecuado, me metí a lo que parecía un salón adornado con algunas palmeras artificiales y un gran estanque al centro. Lo rodeé hasta llegar al otro lado de la entrada, para mi suerte, no había nadie aún en aquel lugar ya que todos se detenían en el show que estaba recién comenzando afuera. De todos modos busqué un lugar más cerrado dentro del mismo salón, junto a una de las paredes más alejadas.

La ambientación de la sala también ayudaba, estaba iluminada con tenues luces dándole un aspecto nocturno y a mi juicio hasta sensual, tal como las luces de los bares.

Lo admito, no fui demasiado delicado al arrinconarla, y es que me gustaba un poco el juego de presa y depredador, como si parte de un animal realmente estuviera en mí. Sonreí y la miré por algunos segundos, volviendo a repasar las facciones de su rostro delineándolo con una de mis manos hasta tomar su mentón e “impedirle” cualquier clase de arrepentimiento de última hora.

Mi otra mano descansaba contra el muro, sosteniendo mi peso para no aplastarla a ella. Lo bueno era que nuestras estaturas no variaban casi nada, por lo que la posición era bastante cómoda. Acerqué mi rostro al suyo y mi lengua impaciente delineó sus labios aún sin ejercer el contacto de lo que yo llamaría un beso.

“Vamos, abre la boca.”

Dije en un susurro para después, finalmente unir mis labios con los suyos, dejando que mi lengua se aventurara en su boca, explorando la cavidad, jugando con la lengua ajena en una especie de fingida batalla en la que de a ratos me daba el placer de succionarla o morderla, claro, sin excederme.

Estaba seguro que la mujer pensaría que estaba afiebrado o algo así, pues mi temperatura corporal solía ser ligeramente más alta que la de una persona normal. Algo que a simple tacto no se nota, pero en besos y en el sexo, créanme que si.

Pensaba que le diría algunas cosas que terminarían convenciendola, nunca pensó que la situación podría escalar a limites insospechados.

- ¿Secuestro express?... ¡e-espera! ¡era una broma! - intentó avisar pero fue tomada por los pasillos del acuario esquivando gente. Katherine solo avanzaba pues sabía que si se detenía, ambos darían contra el suelo.

No sabía cuanto habían caminado, aunque ella estaba segura que bastante pues sus pies le empezaban a cansar y eso que la mujer de Liverpool tenía un increíble aguante con sus tacones.
Al entrar en una sala del acuario un poco oscura, incluso sus luces lo eran por mas curioso que sonara eso. No hubo tiempo de contemplar más cosas pues la llevó a un lugar aun más escondido donde fue acorralada por el joven de aspecto rebelde.

- ¿En serio vas a hacerlo aquí? - le dijo seria. Si algo tenía ella era decencia, su lugar para el sexo siempre sería un cuarto. Nunca lo había hecho en un sitio público donde podría ser descubierta. Dejó que la observara y ella puso su cara más seria e incluso se cruzó de brazos.

De lo que estaba segura es que la situación era bastante peligrosa si es que alguien entraba ahí mientras hacían algo. Se iba a imponer ante el chiquillo, pues la aun inocente creía que por tener más edad que el otro le podría dar ordenes.

- No haremos nada de lo que tu piensas - espetó después de que él delineara sus labios con la lengua. Ella repasó sus labios un poco antojada de lo podría pasar aunque una parte en su conciencia le decía que no se le ocurriera hacer una locura ahí pero su instinto gritaba por que siguiera el juego.

Dejó que la besara e incluso abrió su boca para poderse saborear, incluso ella cerró sus ojos para poder concentrarse en las sensaciones de aquel beso tan excitante y acalorado. No podía creer que Dante estuviera tan "emocionado" por algo que solo apenas había pensado.

"Solo será el beso Kathy, solo eso, recuerdalo" - intentó mantener ese pensamiento en la mente.

Hice caso omiso a todo el palabrerío que la mujer había dicho durante nuestra escapada.

Realmente, en algún momento, me sentí como un acosador en pleno secuestro de su víctima, pero aquello era interesante, la verdad es que no me esperaba todo ese arrepentimiento y resistencia por parte de la mujer, pero si lo pensaba, a diferencia de mi ella tenía bastante que perder con su reputación, y es por eso, y solo por eso por lo que luego de sentirme satisfecho con el beso, la dejé ir, alejándome risueño de encima de ella para que la pose entre nosotros no fuera tan comprometedora.

Me crucé de brazos, imitando la pose que ella misma hasta hace un rato tenía, con una mirada juguetona en el rostro, sí, me creía el cuento pese a que no era más que un cachorro con testosterona a full.

“¿Y bien, que tal?~” Consulté mirándola divertido por lo urgida que parecía.

“hey, hey, no creas que soy un pervertido, my lady, porque no he pensado en hacer nada más que este beso~ ¿Tu si?” Pregunté queriendo molestarla un poco y es que parece que a alguien se le habían ido el carro respecto a mi “prueba”.

“El resto está fijado para la noche, o no?” Y me saboreé los labios para luego soltar mis brazos, después de todo, yo no estaba a la defensiva, solo me divertía haciendo lo que quería.

“¿y bien? ¿Paso la prueba~?” Alcé una ceja mientras esperaba su respuesta, poco a poco la gente comenzaba a entrar al lugar, pero nosotros no éramos más que dos individuos entablando una sana conversación.

Katherine tomó una bocanada de aire cuando por fin Dante se separó de ella. Era increible la fogosidad expresada en tan solo un beso de aquel chico de solo 19 años. La tentación fue terrible, quería que él la siguiera devorando y que incluso llegara a límites insospechados para complacerla con su tacto.
Pero no, en ese lugar no debía ser. Puso las yemas de sus dedos en lo que esquivaba la mirada de Dante, no quería verlo mofandose de que fue capaz de casi hacer que perdiera el control a una treintañera.

"Ese chico es más hábil de lo que pensé" - fue lo que pasó por su mente mientras intentaba volver a tener cierta compostura, como toda dama inglesa.

Intentó hacer relucir sus dotes de actuación pues ante todo ella tenía un poco de orgullo.

- Estuvo bien, debo de admitir... Aunque si ya te calientas así en pocos segundos, me haces pensar que vas a durar menos en la cama - respondió tajante y un poco burlona - Por tus actitudes me hiciste pensar que si, creí que tenías poco control sobre tus hormonas.

Asintió cuando dijo que los planes de esta noche seguirían en pie y de que había pasado la prueba, aun cruzada de los brazos y esperando a ver que es lo que harían ahora. ¿Dante le respondería y daría un contra-ataque similar al beso o se lo tomaría en broma y continuarían el tour por el acuario?

- Espero que me dures o al menos me asombres lo suficiente esta noche, soy una mujer con bastante experiencia y aguante - se mofó, orgullosa.

“Mhh~ Tacaña.”

Respondí ante su respuesta no muy efusiva, después de todo, me había esforzado por dar una buena primera impresión y no recibí nada más que una burla? No jodas.

“Qué va, yo siempre estoy caliente.”

Dije de forma sincera, con una media sonrisa en mi rostro y es que era en parte verdad, en parte metáfora. No, mentira, era pura verdad, raramente pienso en otra cosa que no sea comida, alcohol o sexo, pero no es que ande con una erección por la vida~ No señor~

“Ahahaha, veamos si a la noche dices lo mismo.”

Fue mi humilde contrargumento, y es que resistencia era algo que sin dudas tenía así como poco autocontrol, en este caso, si continuábamos con este jueguito de aquí a la noche, estaba seguro que la mujer se terminaría arrepintiendo y yo también. No quería llevar mi líbido al límite, aunque dudaba hacerlo con una mujer. Por lo general tiendo a no excederme con ellas.

“Ah, y por cierto. Lo de mi temperatura corporal no tiene nada que ver con la excitación.”

Expliqué en un susurro y aprovechándome que mi espalda daba al entrante y desinteresado público. Tomé una de sus manos y la acerqué a mis labios, solos para lamer uno de sus dedos con la punta de mi lengua, sin llegar a ser grotesco, simplemente dejándole sentir que mi lengua, e incluso mi aliento era notoriamente un par de grados más caliente que la de cualquier persona. Luego lancé una mirada a mi entrepierna, invitándola a cerciorarse también. No había bulto.

“Ves?”

Reí y dejé su mano en paz, mirando hacia el lugar, dedicándome a curiosear las criaturas que ahí tenían. Sí, sería un antojado y mantendría jugueteos a lo largo del día, pero en los momentos donde ella menos se lo esperaría.