(Katherine) La noche es joven (+18)

Con emoción vio aquel brassier irse, y pudiendo contemplar la hermosura de senos que contemplaba. Era curioso ver como la piel oscura de su mano contrastaba con la piel del seno de Andrea, tan clara pero tan emocionante de tocar.
Recibió su beso excitada pero se volvió jadeante ahora que ella aplicaba su mismo juego sobre su cuerpo. Se dejó morder y tocar a gusto, elevando la temperatura de su cuerpo lleno de emoción y de energías sexuales.

Al separarse contempló el cuerpo ya casi desnudo de la escandinava y llenó su boca se saliva pues casi quería devorarla.
Katherine se separó mas de ella, contemplando como la sidra se deslizaba por el cuerpo de su amante, serpenteando desde su boca hasta su entrepierna. Para evitar que se desperdiciara, la inglesa se arrodillo frente a ella, que aun estaba en la mesa y a la que le retiró su panty, y puso su boca en su intimidad lamiendo los jugos de su cuerpo y el alcohol que estaba llegando. Era la mejor combinación del mundo y se veía por la manera energética que lamía, la cual se detuvo cuando ya se acabó la botella.

- Es imposible detenerse... eres tan deliciosa, solo tengo más y más hambre - suspiró entre jadeos, siendo su aliento que chocaba contra su entrepierna.

Con lentitud su lengua siguió el camino que había dejado la cidra, chupando y lamiendo su cuerpo con pausas eróticas. Hizo su parada en la boca de la chica y la besó profusamente, para que probara su propio sabor y el del alcohol.

La observaba mucho, bastante. Ver sus gestos, oír su voz era un gran estimulante que mojaba su entrepierna, era débil ante el placer ajeno y lo admitía. Tal vez por eso ella un poco del tipo dominante

- Se libre, no necesitas controlarte - besó sus ingles y piernas, esperando sacar mas movimientos involuntarios y gemidos, eso solo la haría ver adorablemente hermosa. - You are a bloody hell of a girl... - le declaró al terminar su beso.

Los brazos morenos rodearon el cuello en lo que daba el beso. Cuando su lengua se atrevia a entrar, ella la mordía, le encantaba también hacerle eso a sus labios y lamerlos. Era una experiencia hermosa que se vio distorsionada de su propio placer cuando le masaje, haciendo que sus besos fueran interrumpidos por sus gemidos que intentaba contener.
No tuvo tiempo de descanso cuando fue trasladada hasta la pared y se dejó poseer esta vez.
Miraba hacia el techo mientras los labios estaban en su cuello haciendo lo mejor que sabían hacer, sin ser esa su única parada hasta que llegó a su entrepierna ya desnuda. Sus piernas temblaron de la emoción al ser lamida incontables veces, agitando su corazón.
La mujer se atrevió a colocar sus manos sobre el cabello rubio y lo agarró sin ser brusca, solo parecía reafirmar el agarre cuando ella hacía el movimiento adecuado sobre ella.

Sus mejillas estaban rojas de todo este estimulo que recibía, su respiración era ajetreada. A veces se le olvidaba lo vulnerable que era con las mujeres, pues ellas sabían mejor que nadie cuales eran los puntos débiles de sus iguales.

- Aaahh~... A-andrea~ - musitaba en voz baja en lo que se aferraba a los rubios cabellos, cumpliendo la petición de la escandinava. pero al tener su lengua en su punto débil la hizo gemir con más sonoridad.

Esa excitante tortura no parecía tener fin, y no era que quisiera que terminara. Se abrazó a ella cuando se paró, dejando que le lamiera aún más.
La miró algo confundida sin comprender su frase, aunque su mirar le daba pista a que pensara pervertidamente, lo cual la hizo sonreír emocionada. Dejó que ella se pusiera a gusto así como Kath tomó una silla para sentarse frente a ella, esperando poder devolverle el favor.

La tomó de las pantorrillas y acercó la cara a la intimidad, aunque divirtiéndose primero con unos besos suaves y dulces en los muslos, exhalando para que sintiera el cambio de temperatura. Siguió esquivando el área en cuestión y siguió con los besos en las ingles, ahi siendo mas traviesa y repartiendo unas mordidas en la piel, aunque nada que pudiera dejar una marca.
Y por fin se decidió por pasar al plato fuerte, para el cual exhaló profundamente antes de pasear su lengua alrededor de su clítoris, del cual luego chupaba, en esos momentos es cuando miraba a Andrea, buscando que gestos hacía su hermosa cara. Su lengua siguió el trabajo en la labia, a la cual tentaba a entrar de poco a poco a su húmedo interior pero sus dedos de la derecha se encargaron de acariciar y jugar con el clítoris.
Estaba muy decidida a devolver el favor que le habían hecho, además de que era una cuestión de orgullo por su lado dominante.

Se apartaba en cada tanto de Andrea, limitandose a un juego de roce de parte de sus dedos y estimulando sus sentido del tacto mediante exhalaciones sobre su piel y su entrepierna. La inglesa se encontraba en extasis debido a las reacciones de su amante, un cuerpo tembloroso y con convulsiones, mientras recibía sus manos en el cabello, reclamando control en ella.

- Yes, my lady~ - replicó a su orden.

La boca volvió a la entrepierna, la cual ya estaba muy húmeda por los jugos de la finlandesa como por la saliva propia. Dejando de juegos, Kath optó por una táctica más agresiva.
Después de lamer un poco la entrada, en lo que saboreaba de ella, su lengua entró lo más que pudo e hizo movimientos circulares rápidos o lentos, para torturar a la rubia. Pero eso no le bastaba, no se iba a parar de esa silla si no la oían gemir hasta sus vecinos.

Sus dedos volvieron a jugar con el clítoris, masajeandolo en contacto directo como por su cubierta, con movimientos suaves y ritmicos. Y la lengua empezó a jugar, haciendo penetraciones rápidas. Kathy rara vez apartaba de su vista la cara de la jovencita, en si era el espectáculo suficiente que necesitaba para mantenerse entretenida en lo que ejercía sus técnicas sobre ella.