Supuesta cita [Katherine]

Le mostró su sonrisa con aires de superioridad, claro que no iba a subirle el ego a aquel chico sin haber hecho mucho, ella necesitaría pruebas y la única forma de que sean decentes y de que no atenten contra su persona era esperando hasta la noche.
Le habían dado unas ganas terribles de seguir en su asunto, hacerlo ahí mismo y que no le importara si los llegaban atrapar en el acto. Era una chispa que no quería apagar.

Dejó que el siguiera moviendose mientras el intentaba comprobar su estado "caliente", dejó que el jugara con el dedo de la cantante con su lengua. Volteó a ver hacia su entrepierna sorprendida de que tuviera esa temperatura corporal y no pareciera enferma. No era algo natural.

- Por que no callas mis palabras ahora ¿O acaso no te crees capaz? - Probablemente Dante pensaría de ella como una bipolar pues Katherine ahora pedía que le hiciera algo. Tal vez ya había caído en la tentación y quería que al menos hiciera algo que la calmara antes de la noche. - Me gustaría saber que tan ágil eres con las manos, al cabo, a una persona se le puede excitar y hacer sentir placer sin mucho problema - luego ella se volteó y lo abrazó y le susurró en la oreja con un todo atrevido - ¿serás tan cruel con esta dama, dear? Anda, no te hagas el cruel niño.

Esperaba que si tuviera piedad de ella, que no jugara. Además, la situación de que había una pequeña posibilidad de ser atrapados en el acto hacía interesante las cosas. A pesar de ser muy correcta, ella quería divertirse, experimentar algo nuevo.

Por algo había accedido a dejarle que la acompañara ¿No?.

“De verdad crees que podría conformarme con algo tan simple como un jueguito de manos?”

Dije un poco sorprendido de aquel cambio de actitud de su parte, mas áun cuando de pronto me abrazó y susurró en mi oído, logrando sacarme un sonrojo por la mera sorpresa, pero enseguida fruncí el ceño, tsk, era justamente esta una de las razones por las que de a ratos prefiero meterme con hombres. Las mujeres siempre piensan a su conveniencia.

“Cruel? No crees que la única cruel aquí, con todo esto, eres tú?”

Miré a la mujer de reojo, con una sonrisa desafiante, y es que podía ser un “niño”, pero detestaba esa imposición, en definitiva, ser el hombre al servicio no es lo mio.

“Si tu te conformas con una mano, allá tu. A mi eso no me basta para quedar satisfecho, y creeme, my lady, es mejor no dejarme con las ganas.”

Advertí en un modo difícil de diferenciar si se trataba de una broma o si hablaba enserio. Quizás quedaría como el aguafiestas, pero si la cosa pasaba a más no tenía ganas de pasar un mal rato por un mero descontrol hormonal, después de todo solo yo sabía cuanto me jodía el puto tatuaje en mi rostro cuando mi apetito sexual no era complacido. Ah, a demás del detalle de que si nos encontraban, el único en problemas sería yo. No era difícil que la escena pareciera mas bien un asalto con violación a creer que la mujer de buenas a primeras realmente había querido joder con un punk. Y no, no tenía ganas de que la poli me atrapara y correr el más minimo riesgo de que se descubriera mi fuga.

“Lo siento dear, tendras que elegir si tomas todo o nada”
Hablé esta vez serio, y es que más me valía una follada menos que arriesgar mi puta libertad. Lo admito, esto no es algo que hubiese tenido en cuenta de no ser por ese pequeño detalle porque claro, esto no tenía nada que ver con el pudor o con hacerme de rogar, pero no estaba seguro si Katherine entendería eso. Seguramente no, después de todo poco y nada sabemos el uno del otro.

“Decepcionada?”

Pregunté con mi aire juguetón normal, pero era mi manera de preguntar si es que la cita terminaría ahí.

Spoiler:

- pues yo tampoco, pero no podemos hacer nada más - confesó sincera, tal vez era momento de dejar el orgullo atrás y admitirle al chico que él con poco que había hecho le había encendido. - Los dos somos crueles, tu me hiciste que me dieran ganas y yo por intentar hacerme la resistente y al final ofrecerme; tal vez para ti es peor por haberte ofrecido tan poco... ¡Pero tu me dejaste con las ganas primero!.

Declaró cruzandose de brazos y haciendo un puchero, eso simplemente era el nivel 1 de su dramatismo, podría ser mucho peor.

Luego le puso una condicionante ¿Todo o nada? Eso era difícil, estaba contemplando todas las posibilidades, ella tenia miedo de que le atraparan en el acto, pero no por su imagen publica, a final de cuentas ella no pertenecía a un genero conocido como para que si alguien entrara a esa sala del acuario la pudiera identificar. Pero justamente esa era la razón por la que quería intentarlo, el riesgo hacía sus ganas fueran en aumento.

- Estoy decepciona, pero es lo que me merezco... - alzó los hombros no muy alegre del asunto - Nos tentamos entre nosotros debemos tener cuidado con nuestras ganas... Será mejor que sigamos paseando y esperar hasta en la noche - dio unos pasos hasta quedar en las puertas de la sala - Vámonos, si me quedo mas tiempo aquí encerrada y contigo me arrepentiré y no me podré calmar.

Alguien tenía que actuar con responsabilidad y madurez en esa situación, el chico parecía no importarle pero ella si. Abrió la puerta para que Dante saliera primero, algo la hacia pensar que si el era último en salir sería capaz de tentarla lo suficiente como para hacer una locura.

Ok, ok, hay cosas agradables y que te digan que realmente le encendiste la mechita a alguien~ y encima que te lo reconozca, aún más, una mujer hecha y derecha. Me sentí halagado.

“Vamos dear, no seas dramática, prometo tomar responsabilidad cuando llegue el tiempo~”

Respondí comprendiendo sus palabras, encogiéndome de hombros para demostrarle que al fin y al cabo no había de otra. Avancé con el mismo paso relajado hasta las puertas de la sala, pero antes de salir le pasé una mano por los hombros y le susurré al oído.

“Si quieres cosas indecentes las podremos hacer sin reparos una vez entremos en mi horario favorito. Luego decides si quieres follar en mi cama o en un callejón~ De todas formas te devoraré~”

Sí, bueno, me paseaba su advertencia sobre tener cuidado con las ganas~, mi naturaleza era la de seducir y tentar, posiblemente, no la dejaría pensar en otra cosa durante el día. Y sí, eso estaba bien para mi, y aunque ella hiciera el berrinche de una cria, estaba seguro de que también le gustaría el jueguito. Después de todo, no es común tener a un sujeto aludiendo al sexo las 24 hrs del día, no? Hahaha.

Solté a la mujer y avancé por la puerta, una vez la crucé esperé por ella y comenzamos a caminar para recorrer el resto del parque, pero mi estómago, poco a poco, parecía ya comenzar a pedir comida. Miré a un pececito con hambre pero de inmediato se alejó del vidrio.

¿Tan feo soy?

Me reí solo, a final de cuentas aquel paseo superficial no había resultado tan aburrido como pensé. Supongo que por fin podría comenzar a disfrutar de una vida normal en esta nueva ciudad. Poco a poco dejaba de sentirme como el extranjero. Ahora estas eran mis tierras.

Contuvo el aliento cuando este le susurró aquellas palabras. Se mordió el labio y estaba insegura de que si había visto su rostro, ni ella estaba segura de que gesto habría hecho. ¿Era de uno complacido o de uno avergonzado?

"Quisiera que devorara mi alma también" - fue el pensamiento fugaz que tuvo. Ese chico hacía que pensara en una sarta de barbaridades increíbles.

Mantener la calma se volvería difícil. Pero miren al pequeño rebelde, se veía tan tranquilo, como si nada hubiese pasado.

Al salir Dante ella también dio unos pasos dirigiendo su vista a los vidrios donde se encontraban encapsulados aquellos peces y demás criaturas acuáticas. Estaba a punto de tomar una foto a un pez de colores vibrantes hasta que pasó por su mente aquel beso.
Respiró un par de veces y con calma intentando mantener su compostura. Si no fuera un espacio publico ya lo habría forzado a hacerle algo.

- Oye, Dante - le habló sin despegar su vista de los peces - ¿Tienes hambre?... Dices que no es de tus favoritos la comida marina, así que tu elegirías el lugar, aun no conozco lo suficiente de la ciudad. - luego se empezó a reír un poco - Tal vez ya podría invitarte algo ya pro primera vez.

"Mhhh... pues sí, ya tengo hambre. Me gusta la comida en el barrio chino, hay varios restaurantes y resulta simpático el sitio para pasear, ya sabes, hay cada cosa por ahí."

Comenté girando el cuerpo de medio lado, la verdad es que nos quedaban algunas cosas por ver, pero estaba seguro que no sería la primera vez que ella visitaría ese lugar.

"Entonces, ¿vamos?"

Miré la hora en mi celular y noté que ya eran pasadas las 2 de la tarde, llegar al barrio chino nos tomaría al menos unos 15 o 20 minutos desde donde estabamos.

Avancé por supuesto con ella, con tranquilidad hacia la salida. Ahí tomariamos un taxi de nuevo y llegariamos a ese pedazo de la china instalado en pleno Glass City.