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{P} La cita que ni prevista estaba.
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{P} La cita que ni prevista estaba.
Supongo que tengo que empezar con las típicas descripciones de un día perfecto, ¿Verdad? Bueno, entonces iré directo al grano: Cielo de un azul eléctrico lleno de esponjosas nubes, el sol oculto por los algodones blancos del cielo, una brisita fresca que caracterizaba el invierno, un frío que me calaba los huesos… Qué bonito, que bello. Que bello, qué bonito. Todo chachi piruli, como dicen.
Había podido pagar un hotel que tenía una cafetería que decían que estaba bastante genial, y pensé “¿Por qué no? Tengo mucho tiempo libre antes de que me dé cuenta de que se me acabe el dinero y tenga que salir corriendo a buscar trabajo”, así que dejando mis cosas en el hotel, me cambié de ropa para bajar por las escaleras (mi habitación estaba en el piso siete y no servía el elevador… qué maravilla) y así finalmente ir calle abajo en dirección a la cafetería. Me perdí como chorrocientas de veces, como lo era usual cuando jamás habías visitado el sitio y prácticamente te lanzas a la primera, menos mal que la gente con la que me cruzaba hablaba mi mismo idioma (creánme, me asusta la idea de encontrarme con alguno al que no sepa hablarle… Domino un par de idiomas, pero existen situaciones ridículas) para llegar al local.
Pequeño, pero acogedor. Fueron las primeras palabras que surgieron en mi cabeza cuando lo vi desde afuera. Había un par de arbustos de flores y un decorado sencillo y pintoresco, con un pequeño cartel que decía el nombre del local y varios vidrios que mostraban cómo era la cafetería por dentro y lo lleno que estaba. No pensé en ello cuando había entrado, a fin de cuentas, ya me había enfrentado a varias hordas de personas y una más no me hacía daño. La cola se redujo más rápido de lo que creí, haciendo mi pedido de un café y algo dulce para acompañar para después ir a buscar mi mesa. No esperaba que dijeran que me lo traerían conforme estuviera listo, habían varios en una vidriera que se veían deliciosos, pero asumí que sólo eran como de demostración. Me encogí de hombros, que para gustos, colores.
Tomé provecho de seguir echándole un ojo al local y ver si podía escuchar alguna conversación ajena (por muy cotilla que sonase) a ver si oía algo respecto a la prensa. Aquí es cuando agudizaba mis sentidos haciéndome el ciego y el mudo, esperando a que mi oído captase algo interesante por lo cual valga la pena andar de chismoso, pero como no parecía tener suerte, decidí que quizás buscando otra mesa podría pillar a un grupo de gente con cosas más interesantes que escuchar además de la boda de su tía y los aretes que iba a comprarle de regalo a la hermana menor que cumplía la semana que viene.
Justamente y por obras del destino, cuando me fui a parar había tropezado con alguien que venía desde mis espaldas, sintiendo el horrible corrientazo gélido de mi espalda al caerme un vaso de té helado que me caló hasta los huesos, haciéndome sentir en el mismísimo muro de Invernalia. Aguanté las ganas de gritar una grosería, abrazándome a mí mismo para voltear lentamente hacia mi agresor, mirándole con los ojos pelados.
Había podido pagar un hotel que tenía una cafetería que decían que estaba bastante genial, y pensé “¿Por qué no? Tengo mucho tiempo libre antes de que me dé cuenta de que se me acabe el dinero y tenga que salir corriendo a buscar trabajo”, así que dejando mis cosas en el hotel, me cambié de ropa para bajar por las escaleras (mi habitación estaba en el piso siete y no servía el elevador… qué maravilla) y así finalmente ir calle abajo en dirección a la cafetería. Me perdí como chorrocientas de veces, como lo era usual cuando jamás habías visitado el sitio y prácticamente te lanzas a la primera, menos mal que la gente con la que me cruzaba hablaba mi mismo idioma (creánme, me asusta la idea de encontrarme con alguno al que no sepa hablarle… Domino un par de idiomas, pero existen situaciones ridículas) para llegar al local.
Pequeño, pero acogedor. Fueron las primeras palabras que surgieron en mi cabeza cuando lo vi desde afuera. Había un par de arbustos de flores y un decorado sencillo y pintoresco, con un pequeño cartel que decía el nombre del local y varios vidrios que mostraban cómo era la cafetería por dentro y lo lleno que estaba. No pensé en ello cuando había entrado, a fin de cuentas, ya me había enfrentado a varias hordas de personas y una más no me hacía daño. La cola se redujo más rápido de lo que creí, haciendo mi pedido de un café y algo dulce para acompañar para después ir a buscar mi mesa. No esperaba que dijeran que me lo traerían conforme estuviera listo, habían varios en una vidriera que se veían deliciosos, pero asumí que sólo eran como de demostración. Me encogí de hombros, que para gustos, colores.
Tomé provecho de seguir echándole un ojo al local y ver si podía escuchar alguna conversación ajena (por muy cotilla que sonase) a ver si oía algo respecto a la prensa. Aquí es cuando agudizaba mis sentidos haciéndome el ciego y el mudo, esperando a que mi oído captase algo interesante por lo cual valga la pena andar de chismoso, pero como no parecía tener suerte, decidí que quizás buscando otra mesa podría pillar a un grupo de gente con cosas más interesantes que escuchar además de la boda de su tía y los aretes que iba a comprarle de regalo a la hermana menor que cumplía la semana que viene.
Justamente y por obras del destino, cuando me fui a parar había tropezado con alguien que venía desde mis espaldas, sintiendo el horrible corrientazo gélido de mi espalda al caerme un vaso de té helado que me caló hasta los huesos, haciéndome sentir en el mismísimo muro de Invernalia. Aguanté las ganas de gritar una grosería, abrazándome a mí mismo para voltear lentamente hacia mi agresor, mirándole con los ojos pelados.
Invitado- Invitado
Re: {P} La cita que ni prevista estaba.
Este era un día prometedor, el cielo estaba despejado y parecía ser que se quedaría así por lo tanto decidí salir un poco a la ciudad. Ya no podía darme los lujos de antes, es decir, ir a consumir a las cafeterias de la “zona rica” debido a los aún problemas familiares que tenía presente pero quería en verdad una taza de té o ir a un lugar lindo. No sabía que lugar era bueno por lo que me guié por una recomendación de una compañera de trabajo. Me habló de un Maid café que estaba comenzando a ser famoso por su servicio y su comida.
No quería ir a la hora en que el lugar estuviera lleno por lo que traté de ir lo mas pronto posible. Aunque era relativamente temprano ya estaba lleno el Maid Café. Di un pequeño suspiro para después sonreír tratando de tener una actitud positiva. No era propio de una dama mostrarse enojada o disgustada, siempre tiene que verse feliz o al menos mostrar cierta calma. Los lugares dentro del local estaban totalmente llenos, no era tanto problema, me gustaba siempre pedir la terraza para ver el paisaje de esta hermosa ciudad.
Pedí un té helado, debido al calor de este día-Gracias señorita- Le dije a la señorita de la caja que me estaba atendiendo, tomé mi pedido comenzando a caminar hacia la terraza, con sumo cuidado de no tirarlo o tropezarme con las personas, no quería un accidente. Justo cuando iba a salir sucedió lo que realmente no quería. Me tope con alguien tirándole la mitad de mi té helado a su espalda-L-Lo siento mucho, soy una torpe total-Dije enseguida, muy apenada caminando de manera rápida hacia enfrente para ver al menos el rostro de la persona a la que le tiré mi bebida. Mi rostro está completamente rojo y me percaté que él era muy alto, demasiado, incluso para mí y eso me sorprendía pues mi estatura si era un poco más alta que la del promedio. Tomé con delicadeza su brazo- Venga conmigo por favor, permítame secarlo, es lo menos que puedo hacer por mi falta de atención-
Quería llevarlo al lavabo lo mas pronto posible, no quería que enfermase por el cambio de temperatura o sentirse pegajoso, pero como era la primera vez que estaba en el lugar no tenía idea de en donde estaban los lavabos por lo que tuve que pedirle indicaciones a una de las meseras. Mi rostro no paraba de estar roja, ni siquiera podía ver a los ojos a aquel hombre.
No quería ir a la hora en que el lugar estuviera lleno por lo que traté de ir lo mas pronto posible. Aunque era relativamente temprano ya estaba lleno el Maid Café. Di un pequeño suspiro para después sonreír tratando de tener una actitud positiva. No era propio de una dama mostrarse enojada o disgustada, siempre tiene que verse feliz o al menos mostrar cierta calma. Los lugares dentro del local estaban totalmente llenos, no era tanto problema, me gustaba siempre pedir la terraza para ver el paisaje de esta hermosa ciudad.
Pedí un té helado, debido al calor de este día-Gracias señorita- Le dije a la señorita de la caja que me estaba atendiendo, tomé mi pedido comenzando a caminar hacia la terraza, con sumo cuidado de no tirarlo o tropezarme con las personas, no quería un accidente. Justo cuando iba a salir sucedió lo que realmente no quería. Me tope con alguien tirándole la mitad de mi té helado a su espalda-L-Lo siento mucho, soy una torpe total-Dije enseguida, muy apenada caminando de manera rápida hacia enfrente para ver al menos el rostro de la persona a la que le tiré mi bebida. Mi rostro está completamente rojo y me percaté que él era muy alto, demasiado, incluso para mí y eso me sorprendía pues mi estatura si era un poco más alta que la del promedio. Tomé con delicadeza su brazo- Venga conmigo por favor, permítame secarlo, es lo menos que puedo hacer por mi falta de atención-
Quería llevarlo al lavabo lo mas pronto posible, no quería que enfermase por el cambio de temperatura o sentirse pegajoso, pero como era la primera vez que estaba en el lugar no tenía idea de en donde estaban los lavabos por lo que tuve que pedirle indicaciones a una de las meseras. Mi rostro no paraba de estar roja, ni siquiera podía ver a los ojos a aquel hombre.
Zinnia Millaray- Ocupación : Bailarín
Mensajes : 235
Fecha de inscripción : 09/06/2012
Re: {P} La cita que ni prevista estaba.
Bien. Por un lado, me molestaba de sobremanera que me echaran a perder la lavandería y el detergente aquí es bastante caro, pero por el otro lado, ver que había sido una muchacha quien me arrojó su té helado había reducido en parte mi enojo… sólo una parte, porque el hielo corrió por mi espalda dándome un escalofrío que aumentaba mi mal humor.
Sólo porque se trataba de una señorita no dije nada, dejándome guiar por ella hasta los lavabos (me pareció una monada que no supiera dónde estaba, haciéndonos corretear de un lado a otro hasta encontrar el sitio en cuestión), donde me separé un poco de ella apartando suavemente su brazo y tratando de calmarla tomándole de los hombros y sonriéndole con simpatía:
- Oye, no te preocupes por esto. Ha sido un acciden… – abrí los ojos, sintiendo que por poco se me caía la mandíbula. ¡Pero… que… hermosura es la que tengo en frente!
Fue bastante indiscreto de mi parte el mirarla de arriba-abajo, pero se me había hecho casi imposible al darme cuenta de esa chica tan guapa que tenía en mis brazos (metafóricamente hablando, claro está. Sólo le sujetaba de los hombros para que me viera a la cara) con ese color pastel en su cara que le hacían ver bastante graciosa. Su cabello era largo y brillante, por demás con un hermoso tono pastel que parecían jugar con sus ojos oscuros. En esos momentos es cuando me acuerdo de que existe mi consciencia, ¿Y saben lo que me dicen acerca de esta chica?
Grr.
- No te preocupes, dulzura. No ha sido tu intención – dije con un poco más de ánimo, apartándome de ella para retirarme la chaqueta. Maldición, había llegado a mojar la camisa también… Me suena a que me cobrarán monedas extra – , a menos que lo hayas querido hacer adrede sólo para preguntarme la hora – guiñé un ojo, riendo suavemente. Era hora de una movida Myers.
Sólo porque se trataba de una señorita no dije nada, dejándome guiar por ella hasta los lavabos (me pareció una monada que no supiera dónde estaba, haciéndonos corretear de un lado a otro hasta encontrar el sitio en cuestión), donde me separé un poco de ella apartando suavemente su brazo y tratando de calmarla tomándole de los hombros y sonriéndole con simpatía:
- Oye, no te preocupes por esto. Ha sido un acciden… – abrí los ojos, sintiendo que por poco se me caía la mandíbula. ¡Pero… que… hermosura es la que tengo en frente!
Fue bastante indiscreto de mi parte el mirarla de arriba-abajo, pero se me había hecho casi imposible al darme cuenta de esa chica tan guapa que tenía en mis brazos (metafóricamente hablando, claro está. Sólo le sujetaba de los hombros para que me viera a la cara) con ese color pastel en su cara que le hacían ver bastante graciosa. Su cabello era largo y brillante, por demás con un hermoso tono pastel que parecían jugar con sus ojos oscuros. En esos momentos es cuando me acuerdo de que existe mi consciencia, ¿Y saben lo que me dicen acerca de esta chica?
Grr.
- No te preocupes, dulzura. No ha sido tu intención – dije con un poco más de ánimo, apartándome de ella para retirarme la chaqueta. Maldición, había llegado a mojar la camisa también… Me suena a que me cobrarán monedas extra – , a menos que lo hayas querido hacer adrede sólo para preguntarme la hora – guiñé un ojo, riendo suavemente. Era hora de una movida Myers.
Invitado- Invitado
Re: {P} La cita que ni prevista estaba.
En estos momentos mi mente solo pensaba en una cosa, tratar de arreglar el problema que cause, por eso había estado tan desesperada por encontrar los lavabos y una vez que pudimos localizarlos e ir hacia ellos en ningún momento pude quedarme quieta. Si el señor con el que había chocado tenía deseos de reprenderme no lo detendría, él tenía todo el derecho de hacerlo.
Me estaba dando la tarea de buscar algo on qué secarlo, en mi mente pasó la idea de buscar el lugar donde ponían las toallas, pero enseguida recordé que aquí no existía algo como tal, aquella costumbre aún no podía quitarmela, tendría que buscar otra solución…
Fue en ese instante que siento cómo posa sus manos en mis hombros, al parecer había llegado la hora de la reprimenda así que me quedé quieta y, por primera vez, nos vimos cara a cara. Ahí pude darme cuenta de cuan joven era. Nos quedamos viendo por un rato. Tenía una apariencia peculiar, muy agradable. Entonces noto cómo sus ojos me observan de arriba hacia abajo ¿Por qué me estará examinando? Pero lo importante es que no me habló para reprenderme, sus palabras mostraban todo menos hostilidad, incluso mis hombros dejaron de esar tensos, una sonrisa de alivio apareció en mi rostro-Claro que no ha sido mi intension señor- Dije en un tono más amable y dulce-No suelto utilizar métodos tan drásticos para pedir la hora- Sé que el ambiente se volvió menos tenso pero eso no haría que su ropa se secara.
-Pero ahora lo primordial es que su ropa se seque, creo que hay una toalla para que pueda hacerlo o utilice el secador de manos-Vi su chaqueta, estaba muy mojada. De manera instintiva estiré mi mano para recorrer su espalda haciendo una ligera presión. Como había sospechado también se encontraba mojada. Si seguía en ese estado probablemente enfermaría. La preocupación volvió. Tomé su chaqueta, lo pude en el secador de manos. Funcionaría por el momento, ya luego le daría dinero para que mandara a limpiar sus prendas, es lo mínimo que podía hacer por él.
La prenda logró secarse pero estaba totalmente arrugada, no podía hacer mucho- Su chaqueta ya está totalmente seca, debería usted secar su camisa. Le daré privacidad para que se despoje de su prenda y la seque. Vuelvo en unos momentos-Terminando de decirlo salí del lugar.
Volví a encontrarme con la señorita que me indicó dónde se ubicaban los sanitarios, nuevamente le pedí ayuda para que el joven no fuera interrumpido mientras secaba su camisa y que le llevara una toalla por si la necesitaba, claro como en 5 0 10 minutos después. Pude notar que al principio la mesera parecía no estar dispuesta a hacer más favores, sobre todo por que aún había mucha gente en el local y su trabajo se estaba acumulando, pero su expresión cambió, incluso se le dibujó una gran sonrisa cuando le dije lo de la toalla respondiendome con un “Claro que le dare más toallas” Enseguida hizo una leve reverencia para irse, no supe bien a donde fue por que yo también di media vuelta volviendo a la caja. Para que se pasara el tiempo decidí en comprarle algo caliente, como forma de disculpa y para que interiormente se calentara. Esta vez me aseguraría de ser 200% más cuidadosa ara que no volviera a ocurrir otro accidente.
Me estaba dando la tarea de buscar algo on qué secarlo, en mi mente pasó la idea de buscar el lugar donde ponían las toallas, pero enseguida recordé que aquí no existía algo como tal, aquella costumbre aún no podía quitarmela, tendría que buscar otra solución…
Fue en ese instante que siento cómo posa sus manos en mis hombros, al parecer había llegado la hora de la reprimenda así que me quedé quieta y, por primera vez, nos vimos cara a cara. Ahí pude darme cuenta de cuan joven era. Nos quedamos viendo por un rato. Tenía una apariencia peculiar, muy agradable. Entonces noto cómo sus ojos me observan de arriba hacia abajo ¿Por qué me estará examinando? Pero lo importante es que no me habló para reprenderme, sus palabras mostraban todo menos hostilidad, incluso mis hombros dejaron de esar tensos, una sonrisa de alivio apareció en mi rostro-Claro que no ha sido mi intension señor- Dije en un tono más amable y dulce-No suelto utilizar métodos tan drásticos para pedir la hora- Sé que el ambiente se volvió menos tenso pero eso no haría que su ropa se secara.
-Pero ahora lo primordial es que su ropa se seque, creo que hay una toalla para que pueda hacerlo o utilice el secador de manos-Vi su chaqueta, estaba muy mojada. De manera instintiva estiré mi mano para recorrer su espalda haciendo una ligera presión. Como había sospechado también se encontraba mojada. Si seguía en ese estado probablemente enfermaría. La preocupación volvió. Tomé su chaqueta, lo pude en el secador de manos. Funcionaría por el momento, ya luego le daría dinero para que mandara a limpiar sus prendas, es lo mínimo que podía hacer por él.
La prenda logró secarse pero estaba totalmente arrugada, no podía hacer mucho- Su chaqueta ya está totalmente seca, debería usted secar su camisa. Le daré privacidad para que se despoje de su prenda y la seque. Vuelvo en unos momentos-Terminando de decirlo salí del lugar.
Volví a encontrarme con la señorita que me indicó dónde se ubicaban los sanitarios, nuevamente le pedí ayuda para que el joven no fuera interrumpido mientras secaba su camisa y que le llevara una toalla por si la necesitaba, claro como en 5 0 10 minutos después. Pude notar que al principio la mesera parecía no estar dispuesta a hacer más favores, sobre todo por que aún había mucha gente en el local y su trabajo se estaba acumulando, pero su expresión cambió, incluso se le dibujó una gran sonrisa cuando le dije lo de la toalla respondiendome con un “Claro que le dare más toallas” Enseguida hizo una leve reverencia para irse, no supe bien a donde fue por que yo también di media vuelta volviendo a la caja. Para que se pasara el tiempo decidí en comprarle algo caliente, como forma de disculpa y para que interiormente se calentara. Esta vez me aseguraría de ser 200% más cuidadosa ara que no volviera a ocurrir otro accidente.
Zinnia Millaray- Ocupación : Bailarín
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Fecha de inscripción : 09/06/2012
Re: {P} La cita que ni prevista estaba.
Dios santo. Si me hubieran dicho que habían chicas tan guapas en Glass City, hace años habría luchado por así sea aprender a tocar la flauta dulce y estar aquí. A estas alturas de la vida seguramente tendría una chica tan guapa como ella, un Ferrari, una enorme y lujosa casa… Para hijos sigo joven, pero creo que entienden a lo que me refiero. Tal vez no hubiera conocido a la monada que tengo al frente, pero una parecida tampoco es que me queje mucho. En fin.
Me saqué la chaqueta apenas me lo había pedido, soltándome también el moño azul de mi cuello porque sabía que mi espalda no estaba a salvo del té helado al ver que la chica pasó una mano a mi espalda. Sentí un escalofrío por eso, y no era precisamente por el tacto, sino por el puñetero frío que tenía luego de un baño de ácido cítrico y jugo de limón que definitivamente no quería. No pude evitar sonreír al ver que salía de los lavabos. Y yo que esperaba que me ayudara a secarme también. Suspiré: Supongo que no todo es cómo quieres en esta vida. Es una cruel realidad. Me despojé de mi camisa al desabrochar los botones y la dejé tendida a un lado, aprovechando el sitio donde estaba a ver si remojando las zonas con té se podría decolorar el color marrón que tendría en la espalda.
Mientras lo hacía, escuché el sonido de la puerta, propio de que alguien entre o salga de la habitación. Miré de reojo de quién se trataba: Era una mesera que llevaba algunas toallas en mano, supuse que venían de parte de la chica con la que tropecé. No parecía percatarse de mi presencia hasta escuchar el sonido del agua corriendo y ver que estaba semidesnudo frente a ella. La mesera se detuvo mirándome con los ojos totalmente abiertos sin decir nada. Yo, por otro lado, me sentía bastante entretenido con su cara de sorpresa y la situación incómoda en donde estábamos, así que luego de lavar la camisa y ponerla en el secador de manos, hice como si me percatara de que ella estaba allí y la saludé con una sonrisa de punta a punta:
- ¡Oh, pero qué amable es! – dije, conteniendo las ganas de reírme – Puede dejar las toallas allí mismo. Estaré listo en poco tiempo.
La muchacha se limitó a asentir y dejarme las toallas a un lado. Giró sobre sus talones y salió rápidamente del lugar con la cara hecha un tomate. ¿Qué? ¿Es que acaso había visto un fantasma? Reí, ocupándome de lo mío hasta que la camisa se encontrara seca y empezar a secarme la espalda.
Salí de los lavabos al menos diez minutos después con la chaqueta y el moño puesto, abrochándome los últimos cuatro botones antes de cerrar la puerta y ver nuevamente a la mesera. Le devolví las toallas para que no tuviera que volver a perder su tiempo conmigo volviéndole a sonreír de oreja a oreja, ella simplemente se me quedó mirando con la misma fijeza antes de desaparecer al mirar por encima de mi hombro y ver que todavía tenía un montón de trabajo por hacer. Busqué en los alrededores a la chica con la que tropecé antes, y al haberla localizado, terminé con mi camisa y caminé hacia su dirección, ubicándome justo a su lado con una sonrisa amigable:
- Muchas gracias por tu ayuda. No hay rencores sobre el accidente – dije a la pelipúrpura, guiñándole un ojo – ¿Qué te parece si te pido otro y nos aseguramos de que esta vez no me lo eches encima buscando una mesa cercana? – la persona que atendía en la caja parecía haber entendido mi sutil indirecta y fue a pedir un té de inmediato mientras que me quedaba con la chica, sin dejar de sonreírle.
» ¿Cuál es tu nombre, si no es molestia el saberlo?
Me saqué la chaqueta apenas me lo había pedido, soltándome también el moño azul de mi cuello porque sabía que mi espalda no estaba a salvo del té helado al ver que la chica pasó una mano a mi espalda. Sentí un escalofrío por eso, y no era precisamente por el tacto, sino por el puñetero frío que tenía luego de un baño de ácido cítrico y jugo de limón que definitivamente no quería. No pude evitar sonreír al ver que salía de los lavabos. Y yo que esperaba que me ayudara a secarme también. Suspiré: Supongo que no todo es cómo quieres en esta vida. Es una cruel realidad. Me despojé de mi camisa al desabrochar los botones y la dejé tendida a un lado, aprovechando el sitio donde estaba a ver si remojando las zonas con té se podría decolorar el color marrón que tendría en la espalda.
Mientras lo hacía, escuché el sonido de la puerta, propio de que alguien entre o salga de la habitación. Miré de reojo de quién se trataba: Era una mesera que llevaba algunas toallas en mano, supuse que venían de parte de la chica con la que tropecé. No parecía percatarse de mi presencia hasta escuchar el sonido del agua corriendo y ver que estaba semidesnudo frente a ella. La mesera se detuvo mirándome con los ojos totalmente abiertos sin decir nada. Yo, por otro lado, me sentía bastante entretenido con su cara de sorpresa y la situación incómoda en donde estábamos, así que luego de lavar la camisa y ponerla en el secador de manos, hice como si me percatara de que ella estaba allí y la saludé con una sonrisa de punta a punta:
- ¡Oh, pero qué amable es! – dije, conteniendo las ganas de reírme – Puede dejar las toallas allí mismo. Estaré listo en poco tiempo.
La muchacha se limitó a asentir y dejarme las toallas a un lado. Giró sobre sus talones y salió rápidamente del lugar con la cara hecha un tomate. ¿Qué? ¿Es que acaso había visto un fantasma? Reí, ocupándome de lo mío hasta que la camisa se encontrara seca y empezar a secarme la espalda.
Salí de los lavabos al menos diez minutos después con la chaqueta y el moño puesto, abrochándome los últimos cuatro botones antes de cerrar la puerta y ver nuevamente a la mesera. Le devolví las toallas para que no tuviera que volver a perder su tiempo conmigo volviéndole a sonreír de oreja a oreja, ella simplemente se me quedó mirando con la misma fijeza antes de desaparecer al mirar por encima de mi hombro y ver que todavía tenía un montón de trabajo por hacer. Busqué en los alrededores a la chica con la que tropecé antes, y al haberla localizado, terminé con mi camisa y caminé hacia su dirección, ubicándome justo a su lado con una sonrisa amigable:
- Muchas gracias por tu ayuda. No hay rencores sobre el accidente – dije a la pelipúrpura, guiñándole un ojo – ¿Qué te parece si te pido otro y nos aseguramos de que esta vez no me lo eches encima buscando una mesa cercana? – la persona que atendía en la caja parecía haber entendido mi sutil indirecta y fue a pedir un té de inmediato mientras que me quedaba con la chica, sin dejar de sonreírle.
» ¿Cuál es tu nombre, si no es molestia el saberlo?
Invitado- Invitado
Re: {P} La cita que ni prevista estaba.
Aún me encontraba esperando al chico cerca de la caja, le había pedido un cappuccino, esperando que sea de su agrado y que lo aceptara como un presente a modo de disculpa. Estaba entretenida viendo la manera en que preparaban dicha bebida cuando la voz del joven hizo que volteara, al verlo ya seco y sin aquella mancha pude sonreír de manera tranquila- Muchas gracias por la invitación de otra bebida señor- Le dije de manera amable, volteando a ver por unos momentos a la cajera antes de que ella se fuera para pedir la bebida que pidió el chico- ¿Podría también llevar la bebida que pedí? Muchas gracias- Volví a prestarle atención a mi compañero sin dejar de esbozar la pequeña sonrisa- Espero que no le moleste, pero le he pedido un cappuccino, para que entrara en calor después de que le haya tirado encima el te helado-
Ahora en mi mente llegan ciertas cuestiones ¿Le gustará el café? Hay personas que son sensibles al café, ¿Que tal si él era una de esas personas? Podría hacerle daño y por la suerte que he tenido últimamente esa idea no estaba descartada, ya le había tirado el té helado, y aunque había dicho que no tenía ningún rencor tal vez pensaría que tengo algo en contra suya si le volvería a hacer daño. Con estos pensamientos comenzé a encogerme de hombros, una señal de que ya no estaba segura de lo que estaba haciendo. En todo este tiempo mi mirada había estado fijada en el suelo y mis expresiones comenzaban a mostrar mi incertidumbre. Poco a poco volví a levantar la mirada hasta los ojos del joven, entonces recordé que él me había preguntado mi nombre…Necesitaba volver a la realidad-Es cierto, mi nombre…Mi nombre es Millaray Zinnia, un gusto señor y le ofrezco una disculpa me encuentro divagando mucho por mis pensamientos, no volverá a pasar- No quería ser grosera con él, y al estar mas concentrada en mis pensamientos le estoy faltando al respeto.
-Creo que ya han desocupado aquella mesa, vamos, en estos casos es mejor que una mesera calificada nos lleve las bebidas correspondientes, para evitar otro accidente…-Me acerqué un poco a él, con cautela- Espero que le agrade el cappuccino, creo que debí de preguntarle si es de su agrado la bebida, pero quería obsequiarselo, a modo de disculpa por lo de hace unos momentos- Creo que era más mi nervio no tanto por que estaba enfrente de una persona a la cual se le podría catalogar como atractivo, si no por que la primera impresión que le he dado es de una chica torpe…Claro que eso no estaba más lejos de la verdad.
Una vez que nos incorporamos a la mesa y que la limpiaran podríamos tener una charla más animada mientras nos traían lo que pedíamos, después de sentarnos fui la primera en volver a abrir el tema de conversación- Ahora que le he dicho mi nombre me interesaría conocer el suyo ¿Frecuenta mucho estos lugares? Debo confesarle que es la primera vez que visito este tipo de lugares son muy…Alegres y juveniles
Ahora en mi mente llegan ciertas cuestiones ¿Le gustará el café? Hay personas que son sensibles al café, ¿Que tal si él era una de esas personas? Podría hacerle daño y por la suerte que he tenido últimamente esa idea no estaba descartada, ya le había tirado el té helado, y aunque había dicho que no tenía ningún rencor tal vez pensaría que tengo algo en contra suya si le volvería a hacer daño. Con estos pensamientos comenzé a encogerme de hombros, una señal de que ya no estaba segura de lo que estaba haciendo. En todo este tiempo mi mirada había estado fijada en el suelo y mis expresiones comenzaban a mostrar mi incertidumbre. Poco a poco volví a levantar la mirada hasta los ojos del joven, entonces recordé que él me había preguntado mi nombre…Necesitaba volver a la realidad-Es cierto, mi nombre…Mi nombre es Millaray Zinnia, un gusto señor y le ofrezco una disculpa me encuentro divagando mucho por mis pensamientos, no volverá a pasar- No quería ser grosera con él, y al estar mas concentrada en mis pensamientos le estoy faltando al respeto.
-Creo que ya han desocupado aquella mesa, vamos, en estos casos es mejor que una mesera calificada nos lleve las bebidas correspondientes, para evitar otro accidente…-Me acerqué un poco a él, con cautela- Espero que le agrade el cappuccino, creo que debí de preguntarle si es de su agrado la bebida, pero quería obsequiarselo, a modo de disculpa por lo de hace unos momentos- Creo que era más mi nervio no tanto por que estaba enfrente de una persona a la cual se le podría catalogar como atractivo, si no por que la primera impresión que le he dado es de una chica torpe…Claro que eso no estaba más lejos de la verdad.
Una vez que nos incorporamos a la mesa y que la limpiaran podríamos tener una charla más animada mientras nos traían lo que pedíamos, después de sentarnos fui la primera en volver a abrir el tema de conversación- Ahora que le he dicho mi nombre me interesaría conocer el suyo ¿Frecuenta mucho estos lugares? Debo confesarle que es la primera vez que visito este tipo de lugares son muy…Alegres y juveniles
Zinnia Millaray- Ocupación : Bailarín
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