Un premio incómodo (Privado)

- Eso es normal - le sonreí cuando me confesó lo de las modelos - Lo se ¡Yo tampoco! Vaya que esa Marceline estaba loca, pero me la pasé bien con ella... Pero esta bien, hay gente que le gusta estar de intensa en el mundo y otras que prefieren tomarse la vida tranquila, yo estoy en ese punto medio - escuché la historia de mi alumna con interés - Imagino que no es la misma chica del acuario ¿verdad?

Pero es que ver a esa chica tan linda con ese traje me llenaba de emoción, ya quisiera ponerle la mano encima, pero por desgracia era mi alumna y además ya tenía un interés romántico. Ni modo, ni con el pétalo de una rosa.

- Oh god~- puse ambas manos en mi cara cuando vi como se recogió el pelo - Esto ya desborda de adorable, tu novia va a morirse de emoción... Y yo de tristeza - realmente ese atuendo le beneficiaba tanto, pero la copa, la maldita copa era la que siempre destrozaba mis sueños de ser una mujer provocativa y sexy para mis amantes. - Espero que después de esto tu me ayudes a buscar algo para mi. Necesito llenar este vacío existencial con lencería. - me expresé dramáticamente, como de costumbre.

–¿Marceline?...¿La chica del acuario?– Había estado preguntándose eso los últimos segundos, pero la opinión que le pidió a Lillith había sido primero.

–He, gracias– Soltó su cabello en lo que el rubor volvía a las mejillas. –Espero que a ella también le guste. ¿He, tristeza?– Se notó confundida hasta que Lillith especificó a lo que quería llegar. –De acuerdo, usted me ayudó con esto, espero poder servirle de ayuda, es lo justo. Además tal vez sea divertido– Yuki a lo mucho se imaginaba que le ayudaría a seleccionar algunas cosas, pero no sabía cómo son los métodos de Lillith.

–Por cierto...– Volvía a una duda anterior. –Esa Marceline a que e refiere ¿no es de como un metro setenta, tez pálida, potentes ojos rojos y un largo cabello negro, o sí?– Un silencio un tanto incómodo reinó por unos segundos, hasta que ambas concluyeron que sí estaban hablando de la misma. Para variar, el rostro de Yuki se había puesto muy rojo, y su expresión era de vergüenza.  Mirando para abajo pronunciando entre balbuceos. –He sí, ella es mi novia...Bueno, hace poco que lo es.

- Gracias, siempre necesito una mano extra para encontrar lencería de mi talla, no tengo el cuerpo como el tuyo - soy mujer de muchas curvas, no necesariamente delgada y luego tenía una delantera grande, la industria de la moda estaba en mi contra.

Escuché la pregunta y me dejó bastante desconcertada. ¿La chica de la fiesta era su novia? Oh boy, que incómodo. Pero bueno, lo que me había pasado fue antes de que fueran novias, eso no tenía nada de malo. Pero creo que era mejor no entrar en detalles, aunque no fueran pareja en ese momento, no era necesario provocar incordias. y por lo que describí, Marceline solo fue mi compañera de fiesta, no mi ligue de una noche.

- S-si... es la misma... Aunque esa fiesta fue hace tiempo. Sorry - pero luego me di cuenta de que había pasado, rayos, la conversación. - Cuando me referí a la del acuario, yo imaginaba si era esa misma chica que te dijeron que te le confesaras... Pero dices que hace poco te volviste novia de ella... ¿Creo que no son las mismas chicas verdad?

Mi mirada empezó a desviarse un poco para evitar ponerla en una situación incomoda. Una de las chicas de la tienda se aproximó preguntando si el traje que se ganó Yuki le había quedado bien. Yo asentí, pero si se lo iba a quedar no era mi decisión.

–Jeje Bueno, tampoco es que a mí se me facilite encontrar allá, siempre he tenido talla más grande que mis amigas y compañeras y...Aquí todavía parece que se manejan por un sistema diferente.

Tratando de resolver el "mal entendido", Yuki asintió recobrando poco a poco su color, pero todavía sin dejar el tono rosado de lado. –No...No hay problema. No me sorprende de Marcy.
Sé que ella es de las que les gusta salir a fiesta y...hacer locuras– Inconscientemente se llevó una mano a su cuello, justo a la parte donde todavía quedaba levemente la marca que le dejó Marceline la otra ocasión, que por suerte estaba cubierta por el cascabel. –No, lo del acuario fue con Marcy. Me tocó pasar con la foca, y después de unos trucos Marcy fue a confrontarla por "aburrida"– Hizo una pausa –La chica que preguntas se trataba de mi...exnovia, Michiko. Terminé con ella unas semanas antes de venir a esta ciudad– Todavía le pesaba recordarla, y era debido a cómo había acabado su relación, pero tampoco era para que Yuki callara lo más relevante.

–Sí conservaré el atuendo, gracias– Avisó a la dependienta desde adentro. Se volvió a girar mirando al espejo, y le indico a Lillith. –Me volveré a cambiar– Se quito su atuendo para guardarlo, pero decidió conservar las medias. Se colocó su falda, blusa y la chaqueta que llevaba. –Lista.

Era un buen punto, las japonesas tenían fama de planas y bueno, se notaba que Yuki estaba un poco mas favorecida, aunque no tanto como yo.

- Bueno, por lo que me contaste, creo que hacer locuras es su normalidad - me reí un poco al recordar el evento y mas cuando me contó lo de la foca.

Seguí escuchando como me contaba de su previa relación romántica y de la que se había embarcado a ese momento. Imaginaba que fue difícil para ella el tener que decidir entre quedarse o irse pero sacrificar la relación. ¿Por que siempre el futuro parecía distanciar a los amantes?. Pero imaginaba que fuera menos agresivo el adios comparado conmigo.

- Debió ser duro... Espero que ella pudiera seguir adelante así como tu. - lo mencionaba con eso de que Marceline era ahora su pareja sentimental - Bueno, dudo que tu novia fuera psicótica como mi ex. - suspiré con pesadez de recordarlo - O al menos eso quiero pensar, realmente a nadie le deseo mi ex. - Mi piel se erizó de recordarlo.

Seguí haciéndome tonta en el celular en lo que Yuki terminaba de arreglarse. Mientras hable con la dependienta para que me ayudara a conseguir algún juego de lencería, se mostró alegre ante tal pedido pero apenas dije mi talla y se notó que esto iba a ser una búsqueda implacable.

- Soy como un 30... 32 D, bueno E en algunos casos, ya ve con eso de que las marcas se sacan las medidas como locos - Y luego cuando me llegó mi segunda pubertad mi cuerpo y senos crecieron mas. Morí un poco por dentro. - Yuki, la dependienta me dijo que si existen de mi talla peeeero... no son muchos por todas las marcas que tienen. Incluso habra que hacer intercambios entre distintas prendas para mantener el conjunto o juego... La prioridad será primero buscar la talla y después decidir que me gusta mas.

Me daba lata regresar a mi cuerpo adulto, el tamaño de copa se volvía una pesadilla pero muy a pesar de las inconveniencias de mi 36 H, siempre callé a los medios britanicos cuando insinuaban que mis senos eran falsos.

–Sí, lo fue...– Aunque los pleitos por la partida de Yuki no fueron lo peor de la relación. –Estoy segura que ella está bien. Seguramente con la noviecita que se consiguió y la tenga pegada a ella seguro no se quejará– Comentó con un dejo de amargura, como si de repente la tierna chica de hace unos momentos no estuviera presente. Exhaló volviendo a su estado sereno.

–Jaja Marcy solamente es loca, solamente que no encuentre a alguien coqueteando conmigo– Yuki ya había visto lo celosa que Marceline se puede poner. –¿Tan malo era su ex?– No sabía si era prudente preguntar, pero asumió que Lillith podría darle una idea.

Escuchó los primeros comentarios de Lilllith. –A veces no sólo las marcas, resulta que también por países se manejan diferentes, no tan extremista como los zapatos, pero igual a veces he escuchado extranjeras quejarse de como se manejan las tallas– Se acercó hacia Lillith. –Se oye complicado...– Aquí fue donde sus sentidos la traicionaron e hicieron que depositara su mirada en el pecho de Lillith, dándole paso a imágenes mentales que podrían elevarse de tono. Giró su rostro a otro lado en lo que sujetaba la bolsa de cartón con ambas manos. –Claro, puedo ayudarle a buscar eso.

Uhhh... eso sonaba a que la relación sentimental que tuvo con su ex no fue de lo mas hermosa al final. Quería preguntar pero era mejor callar un poco, su cara denotaba lo molesta que se puso. Pero también la susodicha ex al parecer tenía sus propias mañas fastidiosas.

- Jeh, me dan ganas de fastidiarla, ya sabes, para devolverle el favor de la fiesta. - No nos teníamos mala sangre, pero hasta cierto punto éramos parecidas en naturaleza, imaginé la situación y no pude evitar reírme - Bueno, dejando en fuera lo manipulador, desconfiado y fastidioso que era... su peor pecado fue prohibirme seguir mi vocación, entonces lo mandé al infierno - sonreí con sadismo, a pesar de lo dramático que fue nuestra ultima reunión, el castigo físico que ejercí en él me satisfago.

Eso es cierto, marcas de ropa diseñan un promedio según de que región sean, así que la venta internacional no se traduce bien entre poblaciones de diferentes etnias. Asentí a su comentario tan atinado.
Pero no pude evitar hacer una mueca pervertida al ver como mi alumna empezó a observar mi delantera y decidí jugar un poco con ella.

- Tranquila, dudo que siquiera estas sean las más grandes que has visto - me puse ambas manos en mi pecho, que casi nada escondía con el escote que tenía mi blusa - Aaaww, eres tan linda.... Pero bueno, ¡vamos a buscar lencería!

Empecé visitando cada mostrador y aparador de la tierra, no poniendo atención al detalle de la lencería, desde panties, calcetas, redes hasta los brassieres y fajas. No solo desde las más decentes sino hasta las mas "juguetonas" variedades de lencería, mientras la dependienta también buscaba por su lado.

–Puedo fastidiarla de su parte. Al cabo ya me la debe– Agregó risueña. –¿En serio hizo eso? ¡Es es horrible!

–Yo no...bueno, sí, pero no...en realidad...– Divagaba sorprendida, era como estar de vuelta con Erika, sólo que con una mujer de mayores proporciones.

Cerca de Lillith se puso a hojear los estantes para encontrar algo de la talla de su acompañante, siendo un poco más lenta para elegir algo. –¿Quién diría que estoy aquí, buscando ropa interior para una mujer que recién conocí...No sé si deba de contarle esto a Erika.

Con algunas prendas en manos se dirigió a donde Lillith. –Encontré esto...espero, le pueda quedar bien– Giró los ojos para que su vista y mente no la traicionen de nuevo. –Si no es molestia o incómoda la pregunta...¿A qué se dedica? Para que su expareja se haya negado a que siguiera su sueño.

- Hazlo, eso te serviría para entrenar a tu chica mala interior. - le guiñe el ojo con complicidad.

Y Yuki tenía razón, era una persona horrible, e incluso me sorprende haberlo aguantado por un año. Pero mi atención ahora estaba en Yuki, tan linda e inocente un me daban ganas de darle un buen beso, pero ella estaba fuera de mi liga y tenía que contenerme.

Pero el rato pasó rápido, y agarre múltiples prendas en un brazo mientras seguía inspeccionando la tienda por posibles prendas de mi talla. Mi estudiante volvió a aproximarse a mi con algunas prendas para probarme.

- Gracias - las tomé mientras me dirigía al probador con ella. Pero mi amplia sonrisa se puso nerviosa cuando Yuki me hizo esa pregunta. Rayos, no lo había pensado lo suficiente que podía surgir esa pregunta. Más actúe rápido y con naturalidad - Estudié actuación, se cantar un poco pero mi vocación siempre fue hacer dramas - No una total mentira, primero me desempeñé en la ópera y después en los musicales, era una actriz después de todo - Tal vez busque oportunidades en otro lado.... la ciudad está tan concentrada en la música pero yo quiero actuar en las grandes ligas.

Me metí en el vestidor y empecé amquitarme la parte superior de la ropa para ver si los brassieres me quedaban, rápidamente empecé a descartar los que me quedarían o no. Pero había uno del que no estaba segura.

- Yuki, ¿te puedo pedir un favor? - alcé la voz para que se asomara al vestidor - no alcanzó a enganchar el brassier. ¿Me ayudas un poco?

Por suerte Yuki no se percató que Lillith titubeaba al hacerle la pregunta. –Ya veo...Actriz, ¿como para obras de teatro comunes y musicales como serían de Broadway o Teatro Takarazuka?– Preguntó algo curiosa –Espero y pueda encontrar algo. Sí parece ser un ámbito no tan común en esta ciudad– Puntualizó dando una suave sonrisa al recordar algo.

–Desde pequeña me hice fanática del Teatro Takarazuka, quedé tan fascinada que ahí fue donde me empezó a interesar la música– Incluso tenía una cantante favorita.

Asomó su cabeza para ver qué era lo que le iba a pedir Lillith. –Claro...– Se volvió a poner colorada al ver lo que le pedía, y es que ver la espalda prácticamente desnuda de Lillith era tentador para cualquiera. –Eh, sí, no hay problema– Falló al tratar de no tartamudear. Acercó sus manos a los ganchos del brassier. –Solamente es abrocharlo, y no quitarlo...– Murmuró ante lo irónico del asunto. –¡Listo! Ya quedó Eh, ¿no le queda apretado, verdad?

Me quedé pensando en cómo explicarle mis falsas aspiraciones, había escuchado un poco del teatro Takarazuka pero estaba demasiado lejos de mi contexto y pasado, jamás emprendí en Japón a pesar de que actúe en Madama Butterfly.

- Creo que teatro normal y cine, cantar no es mi gran ambición y tampoco mi carta triunfante. - no pude evitar sonreír cuando me contó su pequeño recuerdo de la infancia - Mis padres me llevaron a obras de teatro de Shakespeare, las historias eran algo extraordinarias, pero tal vez por eso mismo me gustaron. Tal vez me hubiera quedado dormida si me metían a un teatro de ópera.

Levanté mis brazos para evitar complicar el favor que me hacía Yuki, y casi por instinto quise levantarme el cabello, pero en ese momento era sumamente corto. Las costumbres eran difíciles de quitar.
Cuando por fin se enganchó empecé a moverme, tocando los tirantes y las copas.

- Me quedan los senos, pero no las cintas, pero eso es fácil de corregir con extensiones.... ¿Ahora me puedes ayudar a quitármelo? - pregunté tranquila pues, si no pude abrocharlo, menos retirarlo.

Una de las dependientas llegó con un conjunto bastante particular, un juego de cintas que me describió que eran para adornar el cuerpo junto con la lencería.

- Ahorita las pruebo, esperé un poco. - dije quedándome quieta para que Yuki de nuevo me ayudara.

–Bueno, espero poder verla actuar algún día– Podríamos decir que irónicamente estaba presenciando un "acto" de Lillith. –Sí, la que más conozco es la de Romeo y Julieta, aunque no soy muy fanática de las tragedias. En Japón ya hay demasiados cuentos, leyendas y demás historias trágicas que prefiero ver cosas más agradables. Lo que me gusta de la ópera es las voz de los cantantes, tienen un asombroso poder.

Miró a Lillith moverse antes de dar su veredicto sobre el sostén: tendrá que hacerle unos ajustes. –¿Extensiones?

–EH, sí. No hay problema– Volvió a comentar un poco apenada, pero bueno, estaba con una mujer de gran cuerpo. –Creo que tardaría si se lo hubiera intentado quitar sola...Ya está– Apartó sus manos para que Lillith pudiera quitárselo mientras giraba el rostro para no caer en tentación, cosa que no pudo lograr ya que sus ojos se postraron en el espejo que yacía frente a ellas. –Me alegra que ella no le incomoden este tipo de cosas

Sacó una de sus manos para tomar las cintas que la dependienta trajo.

- Te daré unos boletos cuando sea popular - le guiñé divertida - Yo mientras me mantenga entretenida no me quejo, pero debo de admitir que los dramones románticos son mi debilidad - verlos, leerlos, siempre terminaba enganchada y me quejo a la oportunidad que vea que usan algún cliché. - Innegable, los cantantes de ópera tienen una voz potente sin el uso de micrófonos pero también pueden actuar. ¿No hay en esa escuela de música una maestra que es de ópera o algo así?

Hice esa pregunta inocentemente, quería ver que tanto podía pescar y obtener información de mis estudiantes fingiendo ignorancia con respecto al tema.
Aunque me distraje cuando Yuki hizo esa pregunta, le mostré un paquete de entre las cosas que me dio la dependienta,  tenía algo parecido a la banda de la parte de atrás del brassier, que servía para aumentar el tamaño de la talla del mismo.

- Muy convenientes, debo decir. - comenté cuando me safó del brassier que intenté.

Cuando la dependienta llegó, di unos saltos de emoción, estas eran ajustables y servían para remarcar la figura femenina, cosa que pudiera parecer inútil con las curvas naturales de mi cuerpo.

- Yuki... ¿Te vas a quedar aquí adentro a ayudarme a ponérmelas o podré yo sola? - pregunté picaronamente cuando atrapé la mirada de mi alumna en el espejo.

–¿Una profesora? Sí, la señorita Howell. Solamente la he escuchado cantar una u otra vez, y de esas ocasiones que lo hace por pocos segundos, pero tiene una hermosa voz. Sé que da dos clases: historia de la música y puesta en escena, la cual sólo llevo la de historia con ella, pero creo que tendré que tomar la otra por...cierto proyectito que tengo en la escuela– Suspiró pesado recordando que era de las "afortunadas" para el grupo de idols de la escuela. –Realmente todavía debo quitarme el pánico escénico.

Como era de esperarse, fue pescada en el acto. Sin saber que hacer Yuki terminó por comportarse de manera torpe. –¡Eh! No era mi intención, yo...– Se hizo para atrás, pero su pie se trabó con una de las prendas que estaban en el suelo y la cortina, haciendo que la japones cayera al suelo, quedando acostada entre vestidor y pasillo. –Hoy es uno de esos días raros...– Comentó resignada aceptando el "karma" de la situación.–En aguas termales he visto más, y no es como si me invitara a hacer algo "indebido"– Se regañó en su interior.

Rápidamente levantó su torso para acomodar su falda que la había dejado comprometida del otro lado.

Escuché como se refería a mi persona y sobre sus planes a futuro los cuales me dieron algo de curiosidad, pero tampoco quería meterme tanto en su vida, no quería quedar como entrometida al ser esta la primera vez que nos conocemos como Lilith.

- Oh, no sabia que eras de esa escuela, ¡felicidades! - comenté feliz por ella - Eso solo se quita poniendo un pie en el escenario, el primer paso siempre es el mas difícil. ¿Recuerdas esa cosa del orgullo que te dije? Igual lo vas a necesitar para superar ese miedo.

Ante mi pequeña sugerencia, la pobre reaccionó con tanto pánico que cayó y no pude evitar reírme. Las piernas quedaron aun dentro del vestidor, y pude ver su ropa interior.
Mi naturaleza traviesa me pedía a gritos que hiciera algo, pero ahora no, esto era en un contexto demasiado amistoso y Yuki era tal vez demasiado buena como el pan para mi propio bien. Requirió un auto-control titánico para comportarme como una muchacha decente.

- ¿Estas bien? - me asomé por la cortina preocupada por su caida. Le habría ayudado a levantarse, pero ropa encima de mi era escasa y nada decente - Creo que será mejor que tomes asiento, al cabo y esta será la ultima prenda que me probaré.

Esperé a que Yuki se parara para que yo pudiera cambiarme tranquilamente.