Reunión 9 AM (Katherine y Reino)

Tuve que contener la risa, mostrando mi hermosa sonrisa de siempre. Actuaba muy bien mi jefe ocultando ante su mejor amigo mis intenciones suicidas de hace semanas. Pero estaba consciente que lo último que quería que sucediera conmigo es que mi nombre y el de la escuela aparecieran en un periódico barato de chismes.
Volteé a ver a Reino con un poco de lastima cuando comentó de lo importante que era mi voz y mis pensamientos en esta discusión. Me hizo preguntarme si realmente estaba preocupado por mi. ¿Lo hacía realmente por el valor de mi persona o solo por ser decente en la conversación?

- Cualquier personal que tenga formación musical y experiencia presentandose en escenarios será bueno... la única razón por la que yo estaba a cargo es por mi experiencia en musicales - comenté con serenidad - yo puedo seguir evaluando su habilidad de memorizar el guión y emitir recomendaciones, pero hasta ahí. Tengo dos clases que volver a dar.

Fui con cuidado con mis muletas cuando vi que ya no tenía nada que añadir al tópico del trabajo. Pero antes de querer abandonar ese cuarto me acerqué a Reino con la misma sonrisa altanera con la que me enfrenté a Regan.

- Espero que así de hablador que estas puedas comunicarte con tu amigo mas tarde, por que su jueguito de malos entendidos y pocas palabras me tiene algo cansada, su "amigo" también estaba advertido. - le di unas palmadas a su mejilla. Parecía que le quería declarar la guerra a los tiburones. - Jefe, después organizaremos la rueda de prensa, hay una víbora a la cual cortar su cabeza.

Caminé hasta la puerta, a pesar de que no parecía ni elegante ni triunfal, yo al menos tenía mi conciencia tranquila y puse a trabajar los engranes que necesitaba. Quería dejarlos incómodos, confusos, pensativos, pero sobre todo que se sintieran amenazados por mi. En esos momentos era una mujer débil e inválida, pero con mi boca yo podía complacer los oídos del mas ávido público o escupir veneno para lastimar los corazones.

- Caballeros, espero que tengan un hermoso día y que recuerden mis palabras. Espero que si... Por que mi paciencia tiene un limite y hay cosas que yo deseo y nada me detiene ¿Verdad Reed? - esta vez usé mi voz mas erótica para ese último punto, una faceta desconocida solo para uno de los hombres en este cuarto. Quería que recordara yo era en mi juventud, y que esa pervertida seguía activa, cazando. Y quien tenía en la mira era a Zinnia.

No me quedé a esperar sus comentarios, no quería conocerlos. Tuve suficiente por una mañana.

"Bien, probablemente Camus sea quien nos ayude con el asunto de la rueda de prensa. Me contactaré contigo para coordinar los detalles." Respondió a la profesora de forma tranquila sabiendo que respecto a aquel tema quien mejor podía ayudarlo era, sin dudas, aquel hombre que desde el inicio de aquel año había actuado como su mano izquierda, pues su mano derecha seguía siendo Reino.

Una vez Katherine hubo abandonado la oficina, Regan no pudo contener un largo suspiro y deshacer un poco su correcta postura. Si solo era Reino quién estaba presente, podía relajarse un poco.

La verdad era que el productor no notó aquel último gesto de la mujer y tampoco pareció preocuparse por sus palabras, quizás por no entenderlas del todo y también por el hecho de que realmente no tenía la energía para continuar aquella "guerra".

"Creo que este año sí necesito unas vacaciones..." Murmuró mientras masajeaba suavemente el tabique de su nariz, ahí donde normalmente descansaban sus lentes oscuros.

"Respecto a lo que me decías Reino..." Hizo una pausa, volviendo a los temas del trabajo, mostrándose un tanto pensativo por unos instantes para luego, de inmediato, dejar ver aquella sonrisa particular que muy de vez en cuando mostraba, un poco infantil y traviesa. "Coincido con lo que dices, sin dudas necesitamos a un profesor que pueda mantenerse al tanto de los alumnos y de la obra y creo tener en mente a alguien perfecto para eso." Sus ojos azules brillaron un momento y luego su dedo índice apuntó directamente al hombre frente a él.

"Bienvenido al cuerpo de docentes de la academia Musette, Reino." Su sonrisa se amplió un poco más, mostrando el lado de su personalidad que a veces muchos dudaban que existía y es que aquello no se trataba de una broma, una sugerencia o una propuesta, sino algo que Regan ya había decidido desde un primer momento donde aquel gesto pensativo de hace un rato no había sido más que una actuación fingiendo inocencia. "No hay nadie mejor que tú." Su voz sonó algo más seria pero su expresión facial seguía siendo la cálida de siempre.

"Fuera de eso ¿Cómo has estado?" Aunque parecía una pregunta de cortesía, sin dudas distaba mucho de ser simplemente una. La pregunta iba en serio y no esperaba una respuesta por mero defecto.

Automáticamente desvió la mirada hacia Katherine cuando ella fue a buscar sus muletas para marcharse. Había muchas cosas que sentía que debían hablar pero no estaba seguro de si hacerlo sería lo más prudente o lo más recomendado. El percance de año nuevo. Su accidente. Lo sucedido hace dieciséis años... Sí, definitivamente ambos sabían mucho del otro aún cuando la conversación más sincera que habían sostenido sucedió hace mucho tiempo atrás. Ahora todo era diferente.

— ¿Eh? — Reino mostró gran desconcierto con el comentario de la mujer, expresión que solo se acentuó más cuando ella le dio unas palmaditas en la mejilla.

No supo qué responder.

La profesora caminó hacia la salida con dificultad, dejando a su paso silencio e intriga. No acababa de entender sus palabras ni la molestia que estas parecían disfrazar. ¿De qué estarían hablando ella y Regan antes de su llegada? ¿Acaso ahí se escondía el verdadero motivo de sus comentarios? Porque dudaba que el proyecto de la obra escolar le tuviera tan esquiva, después de todo, tenía cosas mucho más importantes de las que preocuparse, como su salud. Reino tragó saliva al escucharle decir su nombre. Lo estaba haciendo desde año nuevo, desde que descubrió su verdadera identidad, pero absolutamente nadie más que ellos dos conocía la verdadera implicancia de esto.

El comentario de Revo le ayudó a salir de sus pensamientos.

— Ajá. Unas reponedoras vacaciones. — Coincidió. Su amigo entonces retomó el tema anterior con gran serenidad, pero ni siquiera él vio venir lo que estaba por decir: — ¡¿EH?! ¡Dame un respiro! ¿Qué te has fumado? ¡Yo no puedo ser un profesor! — Saltó muy sorprendido y con la acentuada informalidad que le caracterizaba al encontrarse solos los dos. Revo quizá sabía que Reino admiraba profundamente la labor de los docentes, sin embargo, él mismo no tenía el autoestima ni el coraje suficiente para admitir que alguna vez le hubiera gustado ejercer de ese modo. Su pasado le hacía sentir como todo, menos como un ejemplo a seguir. — ¿Que cómo estoy? ¡Aturdido! Katherine se va de la oficina como si hubieras matado a alguien ante sus ojos y ahora esto, ¿qué está sucediendo? — Era una pregunta abierta, más para sí mismo que para Regan, pero bien le vendría una actualización de los hechos o una explicación de por qué, de un momento a otro, todo parecía estar de cabeza.

"Oh vamos, claro que puedes." Sus labios se mantuvieron curvados en la sonrisa traviesa que indicaba que no pretendía ceder por más que su amigo reclamara. A diferencia de él, Revo se mantuvo en calma como si simplemente estuvieran comentando sobre el paisaje o el clima de hoy.

"Eres dedicado y sé que tienes un corazón lo suficientemente cálido como para poder cuidar de esos chicos, pero también tienes una disciplina estricta. Eres perfecto para el puesto. Pudiste ver en Skyle aquello que no todos pueden y has podido lidiar muy bien con todos los preparativos de la obra. Esa es una gran prueba de tu capacidad. Solo necesitas más tiempo para poder dedicarte de lleno a eso y te lo concederé. Te necesito ahí." Sus ojos azules se clavaron en los del contrario y solo los apartó cuando Reino hubo contestado su pregunta. Su sonrisa lentamente se volvió una mueca un poco más solemne, un poco amarga.

"Bueno... fue una mañana particularmente densa." Admitió cerrando los ojos unos momentos, intentando encontrar las palabras correctas para hablar. "Sabes que me incomoda mezclar los temas personales con el trabajo, asunto que Brauss sabe ocupar a la perfección en mi contra, pero ahora se sumó Katherine. Básicamente me dijo que aclarara de una vez las cosas con Zinnia y contigo... " Esta vez desvió la mirada.

No sabía bien como explicar todo lo que acababa de ocurrir con la profesora porque realmente no había terminado de procesarlo. Estaba cansado y tenía que lidiar con muchísimas cosas antes de poder dedicarle tiempo a su vida personal, pero aún así alguien que no era un directo relacionado, se había parado en su oficina a restregarle en la cara lo que precisamente no podía hacer.

"Reino... " Dejó caer su cabeza contra el respaldo del sillón, mirando al techo un momento, todavía evadiendo sus ojos. "Creo que lo sabes, pero no estoy molesto por lo de aquella noche..." Murmuró esta vez con un volumen más bajo y un ritmo más lento al hablar que daba a entender su agotamiento mental.

— Oh, vamos... — Masculló tras escuchar las impresiones de Revo, quien parecía querer convencerle a toda costa de realizar esa labor. No obstante, cuando las miradas de ambos se encontraron Reino supo que estaba hablando en serio, lo cual le hizo sentir profundamente feliz... Y profundamente avergonzado también. — Vale, vale, lo haré. No hay mucho que pueda hacer de todos modos. Tú eres el jefe. — Aceptó al fin, testarudo. Mientras hablaba rehuyó a la mirada de su amigo y acarició el tabique de su nariz con su dedo índice, gesto que hacía cada vez que dejaba relucir ese lado tímido suyo. Una parte de él que solo Regan conocía.

"¿De verdad podré hacerlo bien?"

Al pensar en esto, Revo le comentó brevemente sobre su mañana y sobre lo ocurrido con Katherine. El manager se sorprendió de golpe al escuchar de qué iba el asunto. Siendo ese el contexto, hacía sentido que los comentarios de la mujer fueran tan encriptados. Guardó silencio y reprodujo en su mente sus palabras:

"Espero que así de hablador que estás puedas comunicarte con tu amigo más tarde, porque su jueguito de malos entendidos y pocas palabras me tiene algo cansada."

Creía entenderla ahora, pero ¿de qué iba su comentario final? "Cosas que ella desea... Su deseo..." A diferencia de cómo Katherine pensaba, Reino estaba lejos de verla como una bestia hambrienta de sexo y necesidad. Conocía esta faceta suya, sí, pero nunca se había visto realmente amenazado por eso, no lo veía como algo negativo ni mucho menos perjudicial para él o los demás implicados en lo sucedido en año nuevo. Lo único que sintió por la profesora tras su reencuentro era inquietud al no saber si presentarse como Reed o no, mas no recelo ni temor. ¿Por qué ella actuaba tan diferente ahora? Aquello le intrigaba.

Tras todo ese silencio, Regan rompió el hielo con un murmullo. Dijo algo que Reino no quería escuchar, por lo que le frenó de inmediato:

— ¡Para ahí! Lo sé. Ni siquiera pienses en darme una explicación. — Espetó, ahora mirándolo a los ojos de manera firme y directa. — Todo está bien. En serio. — No sabía si especificar, si disculparse o si darle toda la explicación que venía preparando desde la fiesta, pero creía que Revo le entendería a la perfección. Reino hizo amago de querer decir algo más para luego mantenerse en silencio y bajar la mirada. Estuvo así por unos largos segundos. — No sabía... No, mejor dicho, aún no sé nada. No pensé que tendrías un secreto así. — "No pensé que me ocultarías una cosa así." — Me sorprendió. — Sentenció al fin, dedicándole una sonrisa cansina.

Él no era una víctima. Pero, ciertamente, no se sentía con el derecho de decirle todo lo que hubiese querido. No a menos que fuera Regan mismo quien pidiera respuestas.

Regan se sorprendió al ser frenado por su amigo haciendo que volviera a bajar su cabeza y sus ojos se volvieran a encontrar, pero Revo no pudo sostenerle la mirada, sus ojos azules se desviaron a la derecha, en un punto indefinido de aquella oficina ¿Siempre había sido tan difícil mirar a Reino a los ojos?

"No es un secreto... No era algo que intentara ocultar." Dijo y al sonar su voz un poco temblorosa tuvo que aclarar la garganta. Esta vez bajó la cabeza, apoyando su frente en su puño cerrado y su brazo sobre una de sus piernas.

"Para cuando tú y yo volvimos a cruzar nuestros caminos, yo ya me había resignado a mi término con ella y había volcado toda mi atención y mi fuerza en mis sueños de músico." Estaba hablando tan espontáneamente que no sabía si estaba siendo claro, tampoco sabía exactamente qué era lo que quería decir, pero esperaba que Reino pudiese entenderlo o al menos seguirle el hilo de alguna forma.

"Nunca pensé en contarle a nadie sobre aquel tiempo donde el ingenuo chico que era patéticamente intentó conquistar a una chica de una renombrada familia, una que por supuesto no vio con buenos ojos nuestra relación. La historia no tuvo un final feliz y realmente creí que había volcado todos esos sentimientos en mi música, sin embargo, bastó que su nombre se volviera a aparecer en mi camino, ahora en un escenario distinto donde "Regan Vosuet" dejó de ser un don nadie, para hacer uso de todos los medios que tenía a la mano y volverla a ver. Traje a Zinnia Millaray a Glass City por interés personal." Admitió tensando levemente el cuerpo, sin moverse de su lugar.

"Después de todo este tiempo quise volver a verla, hablar con ella, aclarar cosas del pasado y ver si realmente mis sentimientos habían desaparecido. Me di cuenta que probablemente siguen estando dentro de mí... Pero ha pasado mucho tiempo, por lo que sencillamente le propuse volver a conocernos y ver qué ocurría. Nada más." De alguna manera el Regan que ahora estaba hablando frente a Reino se parecía más al muchacho de hace varios años que al dueño y cabeza de Merveilles Records.

"Tal vez no lo hice bien... o tal vez simplemente las cosas han cambiado. De cualquier manera, lo que intento decir es que no estoy molesto. No sé qué es lo que ha pasado entre ustedes y si no quieres decírmelo, está bien. No me debes ninguna explicación y tampoco ella porque ahora mismo nosotros no somos nada..." Hizo una pausa larga, un silencio sostenido y es que quizás había más por decir pero había llegado un punto donde no sabía cómo continuar.

Inesperadamente, Revo comenzó a relatar su pasado con Zinnia. El manager le escuchó en silencio sin perder palabra de lo que su amigo le contaba. Podía ver a través de sus expresiones: Zinnia era (o había sido, al menos) un amor muy importante en su vida. Quizás el más importante hasta ahora, de otra manera no hubiera empleado esfuerzos en traerla a Glass City. ¿Qué podía hacer él con eso?

Cuando acabó, Reino suspiró pesadamente.

Después de escuchar la historia entendió por qué no estaba al tanto de la relación entre ellos. Hasta el momento no sabía nada, todo habían sido especulaciones basadas en las palabras de Zinnia y lo sucedido en la fiesta. No había conseguido confirmar la verdad hasta este momento. Se mantuvo escéptico a las palabras de Sadie Brauss pues no iba a creer en ellas hasta no escuchar a Revo. Sin embargo, al confirmar que los rumores divulgados eran ciertos se sintió extrañamente triste. Todo aquello era la confirmación de lo mucho que la había regado, aún cuando esa nunca fue su intención.

— Sí que la has pasado mal, ¿eh? — Soltó tras una prolongada pausa, manteniéndose cabizbajo. Tardó un momento en levantar la cabeza y mirar a Revo. — Entre Zinnia y yo no pasó nada. Intentaron asaltarla y la ayudé. Como soy un imán de problemas ella acabó con una fractura y le asistí con eso. Fin de la historia. — Dijo con sinceridad mientras sonreía. No creía necesario especificar qué pasó en la habitación de la muchacha. Si bien fue un encuentro que derivó en incomodidades y malos entendidos todo fue en disposición de ayudarla y nada más. — No voy a mentirte. Me sentí atraído. Ella es muy inocente... Del tipo que coquetea sin percatarse de ello. No le costó nada colarse en mi mente. Pero como tú sabes, a mí no se me dan bien estas cosas por lo que preferí repelerla con mi mala actitud. Todo un galán, ¿no crees? Al fin de cuentas solo me estaba protegiendo a mí mismo de involucrarme emocionalmente con ella. — Reino se encogió de hombros, resignado. — Cuando nos encontramos en la fiesta entré en pánico. No solo porque ella estaba ahí sino porque me bastó mirarte para entender que algo había entre ustedes. Nunca te había visto mirar a alguien de esa forma... Además de mí, claro. Todos en Glass City saben que me amas. — Bromeó. Quería que su amigo se relajara con el tema. No soportaba verlo complicado por un asunto que no iba a perjudicar en lo absoluto su relación.

En ese momento, el manager se acercó a Revo y lo rodeó bruscamente con el brazo, como solía hacer cuando eran unos jovenzuelos. Quería que espabilara.

— Decidas lo que decidas, yo estaré de tu lado. Lo sabes, ¿verdad? — Le dijo convencido, mirándolo directamente a los ojos otra vez. — Y si todo funciona entre ustedes, esfuérzate y no la pierdas. Es una buena chica. — Agregó con una sonrisa sincera.

Las primeras palabras de Reino le dejaron sin respuesta, quizás porque nunca se había percatado de que efectivamente, aquel tiempo había sido un tanto duro para él. Por absurdo que sonara, su pasión por la música siempre mantuvo su mente lo suficientemente ocupada como para siquiera percatarse de que en efecto, la había pasado mal, pero tampoco consideraba que fuese algo significativo, por lo que escucharlo de la boca de quien era su mejor amigo lo descolocó un poco.

"Ah, no..." No alcanzó a frenar a Reino quien le dio una explicación firme y concisa respecto a lo ocurrido, mas aún, el moreno fue completamente honesto con él, cosa que le sacó una pequeña sonrisa.

"Ella es así. Muchas veces no se da cuenta de lo que provoca y aquello es algo que hasta ahora genera conflicto en mí. Al contrario tuyo, intento protegerla demasiado y estoy protegiéndome también. Tu y yo somos los dos extremos. Tu no muestras tu lado cálido y lo disfrazas con mala actitud, yo hago lo contrario temiendo que mi oscuridad sea vista, me conozco lo suficiente para saber que disto mucho del príncipe que muchos creen que soy. Tú lo sabes." Respondió cubriendo su nariz y su boca con ambas manos, sabiendo que sus mejillas sin dudas se sonrojarían un poco luego de que Reino mencionara la forma en que la miraba y bromeara con respecto a él.

"Jajaja" Rió nervioso y no vio venir el abrazo sobre sus hombros, por lo que su postura se desarmó completamente ante el peso de su amigo. Solo entonces Regan levantó la cabeza y fijó sus orbes azules sobre las de su amigo nuevamente.

Las palabras de Reino, no, Reino en sí era mucho más cálido de lo que él mismo creía o al menos eso pensaba el productor.

"Solo hay una persona en el mundo contra quien no me importaría perder ¿Sabes?" Una sonrisa suave, radiante y con cierta inocencia como la de un niño, se dibujó en sus labios.

"Ella es la que decide, no yo."

Reino sonrió con amargura al escuchar a su amigo. "Sí, lo sé."

¿Cómo podía aceptar que Zinnia le amara desde esa faceta de príncipe que mostraba a todo el mundo? ¿Cómo, cuando los aspectos más fascinantes de Regan Vosuet se escondían en el interior de esa oscuridad desplegada en obras y canciones? Acababa de decir que le apoyaría sin importar qué decisión tomara, pero sintió un poco de aprehensión de "entregar" a Revo a una persona que no conocía aquella sórdida sensibilidad que permeaba su universo.

— La decisión es de ambos. — Le corrigió en un murmullo mientras retiraba el brazo del hombro de su jefe. Hizo una pausa antes de mirarlo directamente, serio otra vez: — Zinnia es una chica excepcional... Sé que en otro contexto, quizá, pude haber llegado a amarla. Pero las relaciones se construyen entre dos personas. Ella no es un trofeo que debe esperar a ser ganado y también tiene que luchar si quiere quedarse contigo.

"¿Por qué te sigues menospreciando? ¿No ves todo lo que has logrado ya? ¿No ves todo lo que podrías lograr gracias a esa oscuridad que tanto te esfuerzas en ocultar?"

No comentó más al respecto. Desvió la mirada hacia el ventanal que mostraba a Glass City en todo su esplendor, intentando disimular su dura expresión. Aunque Revo insistiera en la idea de que la bailarina podía elegir a uno de los dos, Reino no estaba dispuesto a "derrotar" a su amigo aunque ella lo escogiera. Prefería retirarse de la competencia. Después de todo, era lo que pensaba hacer antes de su arrebato de honestidad en la fiesta de año nuevo. Sin embargo, prefirió no informar a Regan de esto. Así era mejor.

"Tienes razón, sin embargo... Creo que todavía no sé cómo encarar esta situación con ella." Admitió bajando de nuevo la mirada cuando Reino se apartó, luego dejó escapar un suspiro pesado y se volvió a recostar en el respaldo del sillón.

"Mi mente sigue divagando entre cosas del pasado, en los "que pasaría si..." sabiendo perfectamente que eso no sirve de nada y no me llevará a ningún lado, me llené de trabajo en estos últimos meses queriéndo evadirme, evadirlos a ustedes también, de no haber sido por el mal entendido con Katherine probablemente no hubiesemos llegado a tener esta conversación." Reflexionó y luego miró de reojo a Reino quien miraba hacia el ventanal. Guardó silencio un momento antes de volver a abrir la boca y soltar unas palabras simples, pero significativas.

"Gracias Reino..." Le dio un golpecito en el brazo, como un puñetazo sin fuerza, solo un golpe sutil de compañerismo. Quizás siete letras no eran suficientes para expresar cuán agradecido estaba de todo, de la situación, del haber hablado, de las palabras, del apoyo incondicional y de la severidad casi paternal de su amigo.

"A veces me pregunto por qué no fuiste mujer." Admitió con un toque de humor, intentando ya dejar atrás el ambiente denso y los cuestionamientos de ambos, sabía que aún quedaba mucho por solucionar, pero le alegraba ver que al fin podía volver a contar con Reino sin que ninguno de los dos se sintiera incómodo.

Spoiler:

Regan tenía razón. De no ser por el altercado con Katherine difícilmente hubieran llegado a tener esa conversación. En el fondo, ambos eran bastante introvertidos cuando se trataba de compartir sus sentimientos. Preferían enfrascarse en el trabajo antes de tener ese tipo de charlas, no por considerarlas inútiles o innecesarias, sino porque habían aprendido a confiar que ninguna mala pasada los apartaría de lo realmente importante: sus sueños.

"Ahora que lo pienso, ¿alguna vez habíamos discutido así antes? Si es que esto puede llamarse una discusión..." pensó de pronto, intentando hacer memoria entre los recuerdos de su juventud. Claro que habían discutido pero por auténticas trivialidades, como el usar o no una segunda guitarra en cierta canción o sobre qué banda emergente es mejor. Esto no era una discusión. Era un conflicto que afortunadamente parecía estar resuelto. Claro, siempre y cuando ni Zinnia ni Katherine volvieran a enredar las cosas... "¿Debería hablar con ellas? ¿Será necesario?"¨ Pensó, indeciso.

A pesar de que su mente seguía divagando, no se perdió ninguna palabra de parte de su amigo. Mantuvo el silencio hasta que este le agradeció.

— ¡...! — Reino se volvió hacia él. Sus expresiones se mantuvieron neutras pero sus pupilas se contrajeron ligeramente, delatando su sorpresa. Ni siquiera reaccionó al golpecito que Regan acababa de darle el brazo. — Pfff, idiota. — Fue lo único que dijo en respuesta mientras desviaba la vista otra vez y se llevaba una mano al rostro. Tal vez (solo tal vez) estaba ocultando el pequeño rubor que empezaba a aparecer tímidamente en su piel morena.

"No hay nada que agradecer. Gracias a ti."

Cuando Regan volvió a hablar toda tensión desapareció:

— Vamos... Sería una mujer horrenda... — Comentó asqueado. El solo imaginar una versión femenina de sí mismo le provocaba arcadas. — Eeeeen fin~ ¿Hay algo más que me quieras decir? No es que dar clases en Musette sin tener ninguna experiencia y ser padrino de un chico difícil sea poca cosa, pero ya sabes, dicen que todas las buenas noticias vienen de golpe.

"Eso lo dices porque llevas la imagen de un tipo rudo. Si fuera una versión femenina de ti como cuando recién te conocí no estaría nada de mal." Agregó exagerando su expresión cómica, divertido ante lo fácil que era para su mente imaginar algo como eso y como a Reino parecía perturbarle de alguna manera.

Spoiler:

Ante la siguiente pregunta de su amigo el switch en él volvió a cambiar, pero más que volver a proyectarse serio, lo que se dibujó en su rostro fue tan solo la confirmación de las palabras del moreno. Efectivamente todavía quedaban más noticias.

Spoiler:

" La verdad es que he estado trabajando en un proyecto desde el comienzo del año y aunque todavía no está del todo terminado en cuanto a los arreglos y la parte de producción visual, el esqueleto del proyecto está armado." Se puso de pie rápidamente para acercarse a uno de los estantes de su oficina que contenía un sin fin de libros, carpetas, incluso archivadores, lejos de ser el papeleo de oficina o de la empresa, todo aquello eran libros de música y partituras, muchas de ellas escritas por el propio Regan Vosuet. De ese montón de cosas sacó una carpeta de un azul marino muy oscuro, volvió con ella hacia donde Reino estaba y se lo entregó en sus manos. Ahí dentro estaban todas las ideas bases, hojas completas rayadas con palabras, conceptos que se unian para formar una historia, historia que luego era dividida en títulos, títulos que se volvían partituras y así, un desglose completo de lo que era el nuevo proyecto de Revo.

"Si todo sale como lo estoy pensando, quizás presente un adelanto de esto para la fecha de Halloween. Todavía no estoy seguro de cómo voy a hacerlo, pero tengo ganas de volver al escenario." Se mantuvo de pie frente a él con una expresión de completa seguridad en el rostro. Ahora que las cosas estaban tranquilas entre ellos, Regan por fin estaba seguro de poder sacar su pequeña locura adelante.

Spoiler:

"Y por supuesto, te quiero a ti como mi guitarra principal."

Dejó escapar un pequeño gruñido al escuchar comentar lo de su versión femenina. Llevaba años sin llevar el cabello castaño, ya no podía verse a sí mismo de esa manera: el mohicano y las gafas eran parte de su look y le identificaban, por lo que las imaginaciones de su amigo estaban lejos de volverse realidad. "¡Ni en una realidad paralela! ¡Jamás!" Aseguraba en su fuero interno, borrando de su mente la imagen de sí mismo como una mujer medianamente atractiva que pudiera servir como prospecto para Regan.

Cuando el jefe de Merveilles cambió su expresión, Reino supo inmediatamente que no había acabado con las noticias, que lo mejor estaba por venir:

— ¿Un proyecto? — Repitió perplejo mientras recibía la carpeta azul marino que acababa de tenderle. Empezó a hojearla como si de un documento sagrado se tratara, pues Reino era perfectamente consciente de lo valiosas que eran las obras de Regan Vosuet. Él era un privilegiado, a menudo podía verlo trabajar desde los cimientos de su arte y estaba seguro de que algo brillante saldría de todo esto. Sonrió al leer los títulos de sus historias y la enreversada manera en la que conseguía relacionarlas. "Muy propio de Revo."

Al cabo de un rato, y sin que su amigo diera mayores detalles, Reino captó que en las partituras había una fuerte guitarra principal con solos imposibles para cualquier músico con capacidades meramente humanas. De pronto, a Reino ya no le estaba gustando tanto la noticia y la maravilla en bruto que se exhibía en esos papeles más bien le parecía otra clase de infierno.

— N-no me digas que todo este percance te "inspiró"... — Comentó con una sonrisa torcida, alternando la mirada entre su amigo y la carpeta. Ya no sabía si quería seguir averiguando al respecto.

Y bueno, justo entonces Revo dio la gran revelación: volvería a los escenarios. Y quería que él también lo hiciera.

— Detente ahí. Me hace feliz que vuelvas a hacer música, es más... Estoy fascinado con la idea y te apoyaré en lo que haga falta. Pero yo ya no soy músico y lo sabes. Llevo más de cinco años retirado desde... — No era necesario decirlo, ¿verdad? Reino bajó la mirada, haciendo como si aún estuviera revisando el contenido de la carpeta. — Como sea, me halaga tu ofrecimiento y sabes de sobra que en otros tiempos te hubiera acompañado. Pero este ya no es mi trabajo. No quiero que mis torpes notas arruinen tu obra. Sé lo mucho que significa para ti. — Sentenció con seriedad.

Una sonrisa amplia y honesta fue la respuesta a la pregunta de Reino y es que sí, probablemente todo aquel "percance", como él lo llamaba, había sido el detonante de todo ese caos ahora puesto en pentagramas musicales. Quizás más que eso. Si fuese completamente honesto entonces admitiría que dentro de aquel proyecto estaba lo peor de sí mismo, sus lados más oscuros y egoístas. No era solo una inspiración, era la manera en que Regan Vosuet siempre se había logrado expresar.

Y la expresión en su rostro no cambió al continuar hablando el mánager, pero sí lo hizo su tono de voz al responderle, el que ahora duro y tajante, pero todavía paternal, se alzó por sobre las excusas del moreno.

"¿Te pareció un ofrecimiento?" No había ironía en sus palabras, de verdad estaba preguntando si la forma en la que él se había expresado daba pie a malos entendidos, pues de ser ese el caso, estaba más que dipuesto a aclarar las cosas.

"Es precisamente por lo que significa para mí que quiero... no, que necesito que estés conmigo en esto." Se inclinó hacia él, clavando sus ojos nuevamente en los de su amigo y colocando una mano sobre su hombro.

"¿No lo entiendes?" El ceño del productor se arrugó ligeramente y su voz su volvió un susurro. "Escribí esto pensando en tí. Eso quiere decir que sí puedes tocarlo. Quiere decir que nadie más que tú puede hacerlo, Reino." La mano sobre su hombro ejerció cierta presión que tan solo reflejaba lo real y sentidas que eran sus palabras.

El rostro de Reino se crispó al escuchar la pregunta de Revo. La sonrisa dibujada en sus labios era exactamente la misma de hace algunos segundos pero el manager podía ver a través de ella. Sus intenciones. Su implicancia . No aceptaría un "no" por respuesta.

Sin embargo, era imposible para él responder otra cosa. ¿Qué podía hacer? Los escenarios estaban lejos de su alcance. La culpa no le permitiría volver a subirse a uno.

— Paso. — Respondió tajante, desviando la mirada para evitar a Revo, quien acababa de colocar una mano en su hombro con la idea de que nadie más podía tocar para él. — Hay caprichos que no puedo cumplirte, Regan. Hay miles de guitarristas mejores que yo en esta ciudad, puedes perfectamente hallarme un reemplazo. Yo no puedo hacer esto... Y no solo me refiero a la dificultad de esta partitura. No merezco volver a tocar música en el mismo escenario que tú.

Mantuvo la vista gacha, consciente de los fuertes latidos de su corazón que le pedían tomar la oportunidad. No podía. Cinco años habían pasado desde la última vez que tocó para un público. La música que tanto amaba le había arrebatado todo, ¿cómo podía reconciliarse con ella? "Mi tiempo ya pasó. Puedo vivir con ello." Solía decirse para no odiarla, para disfrutarla cuando venía de otros. Regan y Merveilles le habían ayudado a lo largo de esos años. Sus conclusiones le tenían en paz:

La música es maravillosa.

Tu música es maravillosa.

La mía es el preludio de la muerte.

Es una ambición que no puedo permitirme.

Reino sabía lo que significaba este proyecto para él, claro que lo sabía. Paseó la vista por las partituras otra vez. Aquellas caóticas notas habían sido escritas solo para él, para su guitarra. Pero no podía aceptarlas. No tenía derecho a hacerlo.