Reunión 9 AM (Katherine y Reino)

" No es un reemplazo lo que quiero." Lo interrumpió sin miramientos mientras hablaba, igual de firme que al comienzo, igual que Reino. Era evidente que ninguno de los dos estaba dispuesto a dar el brazo a torcer.

Al oír lo último dicho por el moreno la expresión de Regan cambió a una completamente indignada. Había pasado muchísimo tiempo desde la última vez que tuvo que contener las ganas de pegarle a su mejor amigo.

"¡¿Que no lo mereces?!" Estaba comenzando a perder la paciencia. "Escucha. No necesito al mejor guitarrista. Te necesito a ti. Sé que lo que te estoy pidiendo es más de lo que normalmente haría, pero necesito que estés conmigo." Lejos de soltar su hombro el productor lo que hizo fue tomarlo de ambos brazos e incluso lo sacudió un poco.

"Para mí también es complejo volver al escenario, son muchos los sentimientos y más aún los miedos. Sé que para ti lo es todavía más, pero es precisamente eso lo que necesito, quiero tu conflicto, quiero que expreses todo eso con tu guitarra junto a mí. Aunque sea como compensación por todo este tiempo, por todo este asunto. Aunque sea solo por una vez." Si era necesario ocuparía todo lo que pudiera con tal de lograr que Reino accediera, incluso su culpa y remordimiento. Él sabía mejor que nadie las razones de Reino para dejar la música, y la entendía, pero ya era hora de dejar salir todo eso, Reino tenía el mismo derecho.

Ahora menos que nunca temía jugar el papel del líder calculador, dictador o manipulador. Sabía lo que estaba haciendo y no había nadie que pudiera ser un "reemplazo" de Reino.

"Quiero que te pares conmigo en el escenario cuando me atreva a mostrar lo peor de mí." Sus ojos vibraban, fijos en el rostro de su amigo, sus manos no aflojaban el agarre en su chaqueta y solo se evidenciaba un pequeño temblor en sus manos por el temor a que, pese a todo eso, Reino mantuviera su negativa.

"No me respondas ahora. Dale una vuelta al proyecto y a lo que te he dicho. Si incluso después de eso mantienes tu postura entonces respetaré lo que decidas y veré qué otra cosa puedo hacer." Finalmente relajó sus manos y estas soltaron las ropas de su amigo.

"Pero no quiero volver a oírte decir algo como que "no mereces compartir escenario conmigo" o no volveré a dirigirte la palabra ¿Escuchaste?"

Ni siquiera la indignación plasmada en la voz de su amigo le instó a mirarle a los ojos. Sabía que algo así sucedería. Desde que Regan llegó a la cima gracias al proyecto de Merveilles no estaba acostumbrado a recibir negativas, incluso él intentaba darle el gusto en todo lo que pudiera. Pero habían asuntos que resultaban intransables para ambos y difícilmente cambiarían su postura al respecto. "Sé que lo sabes. No me lo hagas más difícil." Le decía en pensamientos mientras dejaba la carpeta azul en el escritorio, con todos los papeles de su interior ordenados tal y como se los entregó.

Sin embargo, no previó que su amigo y jefe sostendría sus hombros con tanta fuerza que lo sacaría de sus pensamientos, ni lo que diría después de ello ni la forma en que lo haría. Solo entonces Reino se vio obligado a encontrar miradas con él. A enfrentarlo.

Quizás estaba siendo más ambicioso de lo que pretendía, pero... Regan le estaba... ¿Rogando? ¿Era la palabra correcta para definir su acción?

Reino permaneció en silencio, estupefacto.

No. El rey de Glass City estaba usando todas sus herramientas para hacerlo acceder. Incluso si llegaba a recurrir al uso de la culpa y de las cuentas pendientes, que vamos, Reino las conocía de sobra. Pero no fueron esos detalles los que le hicieron darle vueltas al asunto: "Mi conflicto." Repitió esas simples palabras en su fuero interno, como si la sola idea de revivir esos recuerdos mediante la música le aterrara y, a su vez, le hiciera vibrar de emoción.

No respondió. Al menos, no de inmediato. Solo pudo ver fijamente los brillantes y apasionados ojos de Regan Vosuet fulminándole. Este acababa de soltar sus ropas bajo la promesa de una respuesta y una amenaza implacable.

"A veces te detesto. Detesto que tengas tanto poder sobre los demás." Aquél pensamiento iba más allá del trabajo o del lazo amistoso que les unía, Regan era capaz de cegar con su luz a cualquier ser sumido en las penumbras. Era la particularidad de ese resplandor suyo que acababa valiéndole a tantos aliados que lo seguirían hasta el fin del mundo.

— De acuerdo. — Susurró con voz rasposa, aunque no aclaró exactamente a qué se refería. ¿Aceptaba tocar para él? ¿Aceptaba pensarlo? ¿O se refería a la amenaza que Regan acababa de hacerle? Como si la respuesta pudiera darse por medio de las acciones, Reino se volvió hasta la carpeta azulada y sacó todas las partituras de la inacabada Märchen. — ¿Puedo llevarme esto? — Preguntó muy serio. — Te lo devolveré apenas pueda.

Cuando el moreno accedió y preguntó por la carpeta Revo soltó un pequeño suspiro de alivio. Al menos lo consideraría y eso era suficiente, al menos por el momento.  El resto dependería de si sus partituras lograban convencerlo o más bien, de si lograba hacer que Reino notara las intenciones tras aquella historia oscura, llena de rencores y promesas de venganza. De maldiciones, desesperación y muerte. De nostalgia, luz y una singular esperanza.

"Por supuesto. No tengas prisa. No es la única copia que tengo, pero es la original, así que cuidala." Obviamente había un sin fin de cosas que posiblemente iban a sufrir modificaciones, era lo normal en el proceso creativo, pero el esqueleto de todo estaba hecho, incluso de aquello que no mostraría en este primer desafío.

"Gracias Reino..." Murmuró tan humilde que parecía desconcertante la manera en que antes le había hasta amenazado.

Se puso de pie y le dio un par de palmadas en la espalda, luego se colocó las gafas oscuras y caminó por la oficina hasta la puerta.

"Creo que necesito un poco de aire y una visita a la cafetería después de esta mañana tan ajetreada." Comentó a modo de broma o a medias, volviendo a tomar ese timbre paternal y ligero en su voz. Esperando a su amigo en la puerta en una invitación silenciosa a ir por un café y quizás algo dulce, dejando el trabajo y los problemas de lado por un instante.

Asintió, consciente del valor de los papeles que tenía en su mano. Los amontonó cuidadosamente y en orden, para luego guardarlos en una carpeta marrón que él mismo llevaba consigo.

Claro que cuidaría los borradores de su amigo, ya se sentía lo suficientemente privilegiado por tenerlos bajo su poder. No pretendía enseñárselos a otra persona o comentar que los tenía. Aún así guardó silencio, consciente de que Regan sabía de su prudencia y lealtad. No se los hubiera encomendado si no fuera de otra manera.

El agradecimiento de su jefe suavizó un poco la intensidad con la que Reino le llevaba mirando desde hace un buen rato. Las palmaditas, sin embargo, provocaron que emitiera un suave bufido. Le fastidiaba ver cómo Regan siempre acababa saliéndose con la suya.

— Eso me vendría bien. — Aceptó su invitación de todos modos, y llevándose una mano al bolsillo de su chaqueta se dirigió a paso obstinado a la salida, siguiendo a su mejor amigo donde fuera que le llevara. Como siempre.