¿Vienes conmigo? [Privado]

Apenas entró al local, Momoka sintió como su corazón se apretaba y las imágenes amargas volvían a su mente recordando esa dolorosa noche. No se percató cuando una mesera se acercó a ella a preguntarle si eran solo ellos 2 o si eran mas personas las que esperaban.

- eh...- dijo algo distraída para mover su cabeza de un lado a otro - si, somos 2 - dijo asintiendo en seguida mientras seguía a la mesera junto con Maeno hacia su mesa. Caminó y se sentó en unas de la sillas, la mesera se retiró y en seguida el chico de las ordenes se dirigió a ellos. Ella demoró nuevamente en responder a su pregunta. El mesero agarró de forma torpe la carta, la cual casi se le resbala de sus dedos. A los pocos minutos ya habían elegido junto con Maeno lo que iban a cenar. Momoka agarró los palillos y comenzó a jugar con ellos de manera distraída, ''otra vez...'' pensó ella mirando al chico pero viendo hacia un vacío ''deja...de recordarlo...estás con Maeno...'' se repetía en su mente una y otra vez.

En eso apareció el mesero con su pedido. Llevaba 2 bandejas y las sirvió en la mesa, había camarones tempurizados y gyosas y mas 5 rolls con distinto contenido y envoltorios, junto con su aderezo de salsa unagi y soya.

- Uhhhh se ve delicioso ~- dijo ella con una sonrisa conteniendo las ganas de babear ahí mismo. El mesero dejó a un lado su refresco, ella tomó por un segundo ya que tenía un poco de sed, ''ugh...esto está amargo'' pensó ella cuando las palabras de Maeno-kun la pusieron más nerviosa - eh...que dices... - dijo ella con una risita nerviosa - nada...estoy perfectamente - le dijo moviendo su mano libre de un lado a otro - jajajajaja...tengo demasiada sed... esa caminata fue mas agotadora de lo que esperaba - rió mientras se tragaba todo su refresco en menos de un segundo - estoy excelente, no tienes de que preocuparte, hoy venimos a celebrar Navidad, las preocupaciones no existen yupi!!- dijo algo eufórica mientras sus mejillas empezaban a ruborizarse de manera notoria.

Spoiler:

En ese momento apareció el mesero con cara algo pálida - lo siento...creo que me equivoque en su refresco... ese era con alcohol - dijo él disculpándose - era de la otra mesa...el suyo está aquí, no se preocupen del precio, esto va por cuenta de la casa por mi error - dijo él con la bandeja en mano.

Como era de esperarse, Senpai eludió mi pregunta. Ni siquiera la llegada de la comida le hizo aflojar.

Me llevo una bocanada de sushi a la boca sin dejar de observarla. No tengo ningún derecho a irritarme por algo como esto, después de todo es su privacidad y no somos íntimos ni nada parecido. Pero vamos, llevo desde hace un buen rato con una sola imagen en la cabeza... la imagen de su cuerpo siendo completamente ensuciado por mí. Me daré el lujo de ser insistente esta vez o todo podría acabar muy mal para ambos.

— ¿Por qué finges? — Le pregunto empleando mayor seriedad en mis palabras. No quiero lucir impaciente, pero lo estoy. — No es mi intención forzarte... — «Mentira.» — Pero creo que te sentirás mucho mejor si me dices lo que te pasa. Tal vez pueda ayudarte... — al decir esto intento sonar condescendiente y comprensivo.

Ella está muy sonrojada y feliz. Más de lo normal.

— ¿Senpai? ¿Me estás escuchando? — Le pregunto mientras ella corea lo bien que se encuentra. Esto es bastante extraño, pero justo en el momento en el que decido inspeccionar su refresco el mesero que nos atendió da el aviso de que se equivocó en el pedido. — ¡¿Le diste una bebida con alcohol?! — Exclamo con indignación en lo que el hombre se disculpa. — Será mejor que nos compenses por esto, ¡ella es menor de edad!

El mesero promete darnos alguna regalía por este desafortunado incidente, pero no es hasta que él se retira que yo me vuelvo a dirigir a Momoka, quien se encuentra completamente ebria. Intentando reprimir la incomodidad de mi pantalón, acerco mi silla para quedar junto a ella. Por fortuna nuestra mesa está bastante arrinconada y el baño no está muy lejos, por lo que tengo la esperanza de poder contenerla bien en caso de cualquier incidente.

— ¿Cómo te sientes? ¿Necesitas algo? — Le pregunto con preocupación.

-jajaja...jaj..ajja- rio ella divertida, mientras movía sus manos de manera torpe y con lentitud - te oigo fuerte y claro Maeno!! - dijo ella alzando su voz pero con una sonrisa en su rostro - hip! no me sucede...nada...a que viene este interrogatorio? que acaso eres un policía? - dijo ella comiendo un roll para luego mirarlo fijamente. Sus mejillas estaban ruborizadas y sus ojos vidriosos, parecía que en cualquier momento se pondría a llorar.

- por que...me preguntas?- dijo de forma alarmada para cambiar el tema - dime Maeno, por qué todo el mundo quiere tocar...mi cola? que acaso yo voy tocando sus traseros? - dijo confundida para luego mirar hacia ambos lados - será que tienen envidia? hip! jajaja - volvió a reír para entonces abrazarse a si misma - tienen envidia... eso es la respuesta... ademas, por que me preguntas si necesito algo? No necesito nada...solo divertirme - dijo para luego tomar el vaso que aun le quedaba un sorbo de ese extraño refresco.

- por que... por que... por que - se preguntó en un tono deprimente bebiendo el último sorbo de bebida alcohólica  - dime Maeno... por qué los hombres hacen sufrir a las mujeres? - dijo ella mirándolo a los ojos - por qué...no se dan cuenta... de sus sentimientos...- dijo estando a punto de romper en llanto para luego pasar a la ira levantándose de su silla  - deberían darles un buen golpe a ver si sus neuronas hacen sinapsis y asi pueden percatarse de lo que sentimos!!! - dijo ella alzando su voz para luego volver a caer sentada en la silla y mirar fijamente a Maeno - por qué...por qué...- dijo ella alzando su mano para tocar la mejilla de Raito, viendo su visión como era cambiada y era reemplazado Maeno por Ayato - por qué... no te das cuenta... por que no me miras...y te das cuenta que estoy enamorada por ti...baka Ayato... - dijo, sus ojos se llenaban de lágrimas mientras acariciaba con delicadeza su rostro, para luego darle una suave palmada.

- te la pasas burlándote de mi... siempre... hubiera sido mejor si fuera un hombre, asi me tomarias en cuenta y te golpearía... por qué no te apareces frente a mi, baka-Ayato, por qué no me enfrentas como un hombre!!- dijo nuevamente mientras agarraba la camisa de Maeno y lo jalaba para quedar a solo unos centímetros de su rostro. Definitivamente estaba pasando por bipolaridades muy extremas debido al alcohol.

Me alivia estar en un sitio apartado del local, de lo contrario, llamaríamos la atención de todos los presentes. Senpai se ríe y dice cosas sin sentido. Está evidentemente ebria y yo no sé qué hacer. Somos menores de edad, no es legal que estemos bebiendo, por lo que volver a Musette en estas condiciones no es opción...

«Pero, si no podemos ir a nuestra propia escuela, ¿dónde?»

De pronto, ella cambia el tema hacia su cola. Yo no termino de comprender a qué se refiere.

—Supongo que quieren tocarla para saber de qué está hecha. El cosplay está muy de moda en estos días —digo con aparente tranquilidad, sintiéndome un tanto ignorante en el asunto de las colas sintéticas. Luego, me doy cuenta de lo que está haciendo y lo hago notar en un comentario más agudo—: Qué lista eres, Senpai. Aun estando ebria, evitas mis preguntas hábilmente.

Intento detenerla de beberse lo que queda del vaso, pero no lo logro; ella es más rápida. Su humor cambia abruptamente después de eso, al punto de dejarme sin habla. Se está quejando, pero no es cualquier tipo de queja. Es una queja amorosa. ¿Va a llorar? ¿Por qué? «No me digas que...»

Permanezco paralizado mientras la escucho, hasta que acerca una mano hacia mí. Estoy entrando en pánico por todo: por las yemas de sus dedos recorriendo suavemente mi mejilla, por su actitud tan inexplicable y cambiante, por la excitación que crece en la zona baja de mi cuerpo y que amenaza con llevármela lejos de aquí.

Hasta que algo —o mejor dicho, alguien— destruye toda mi ilusión.

—¿Ayato? —repito ese nombre después de ella, comprendiendo en el acto que su mente no está conmigo. Sus palabras hacen eco en mi interior, creando una onda de sonido peligrosa que nubla mi razón—. ¿Quién es... Ayato?

Sin poder asimilar que la chica que me gusta está enamorada de alguien más, ella me toma del cuello de la camisa y me acerca a su rostro. Al parecer, me está confundiendo con el tal Ayato.

No pienso nada, no quiero pensar en nada; solo me aprovecho de la cercanía y de su ebriedad. La sostengo de los hombros y la beso en los labios, dejándome llevar por estos celos que no he procesado, pero que me exigen tomarla a la fuerza y hacerla solo mía.