Intruso [Priv.]

El taxi no demoró demasiado en hacer el recorrido, por suerte conocía el camino Aria no tuvo por hacer el gran esfuerzo de indicarle. Allan se limitó a mirar a través de la ventana, apoyándose sobre su mano, sintiendo algo de nostalgia, después de todo alguna vez caminó por las mismas aceras cuando asistía a la escuela que jamás terminó. Ya no estaba en edad tampoco de hacerlo, por esa razón principalmente es que se presentaría como vocalista directamente en el Sello, o ese era el plan.

Al llegar entregó un billete rápidamente antes de que la rubia quisiera siquiera pensar en pagar el vehículo, se bajó y caminó hasta la puerta contraria a la suya, donde se encontraba la inestable muchacha. Realizó una pequeña reverencia antes de estirar su mano para coger la ajena.-Por favor señorita...-enseguida recordó algo importante; el toque de queda. ¿Qué hora era?--Ah...-Sin siquiera darle la oportunidad alejó su diestra hasta su bolsillo, donde mantenía el celular, al abrirlo se enteró de algo sumamente problemantico.-¡Oh, mierda! ¿Es joda, no?-lo cerró y guardó rápidamente, tomando sin demasiada delicadeza a la joven para que saliera del auto.-Bueno princesa, no tenemos tiempo para esto. Son poco más de las 9, es decir, toque de queda...tendremos que entrar por la mala si no quieres ser suspendida o algo...-continuó con un tono obviamente molesto.

Si su memoria no le fallaba, unos pasos más al norte debería estar la zona enrejada de Musette, aquella en la que había un pequeño agujero por el cual él mismo ingresaba al recinto cuando se le hacía tarde.-Seguramente no estás acostumbrada...Pero...¡bingo!-Se interrumpió a si mismo al encontrar el dicho agujero.-Te presento la entrada poco elegante de Musette...Adelante, princesa...-hizo un pequeño gesto con la mano, estirando un poco las rejas para hacerle el paso más fácil a Aria.

Agradeció enormemente la voluntad del taxista de tener cuidado con los baches y curvas en el camino, aunque quizás se adormiló más de lo necesario, pues el trayecto se le hizo más corto de lo normal, cosa que realmente no le molestó demasiado dado el estado en el que se encontraba. Apenas pudo reaccionar cuando vio un billete pasar junto a su rostro, por lo que se abstuvo de protestarle a Allan y porque estaba segura que al abrir la boca no saldría nada que pudiera ser agradable, lo último que quería era ensuciar el taxi y verse obligada a pagarlo.

Bajó ayudada por Allan, sólo resignándose a estirar la mano hacia él y asentir con la cabeza débilmente, deseando moverse lo menos posible, pues desde que había subido al taxi comenzó a sentir un atronador dolor de cabeza que acrecentaba su mareo y sus náuseas, haciéndole suponer que la molestia de su estómago se debía a alguna reacción a lo que fuera que estuviera en la errónea bebida de antes.

–Oh, no... –murmuró al alzar la vista hacia el edificio principal de la academia donde se encontraba un gigantesco reloj que marcaba ya el inicio del toque de queda, haciéndole bajar su cabeza en actitud de derrota– No importa... podemos... tocar y... ya asumiré lo que ocurrió... si hablo con el director... comprenderá que... ugh... –le vino un repentino ataque de náuseas, haciéndole cubrir su boca en actitud de asco. Siempre hablaban de que, como estudiantes de Musette, debían mantener una actitud acorde, ¿qué clase de ejemplo estaría dando al llegar tarde y en un estado que muchos interpretarían como de ebriedad? Agradecía no estar vistiendo el uniforme, pero en su mente se sentía como si lo llevara puesto en aquellos instantes.

–¿Q-qué? ¿Por las malas...? ¿Acaso estás loco? –un lado suyo se escandalizaba por entrar de semejante forma a la escuela, probablemente agravando su falta, pero el otro sólo se regocijaba de tener una forma de evadir el inminente castigo que probablemente le esperaba de otra manera. Una punzada en su cabeza le hizo optar por la salida más fácil y se resignó a seguir a Allan hasta el agujero que había en el enrejado, del cual jamás había oído en lo que llevaba de su estancia. Bueno, no es como si tuviera demasiado contacto con la gente que frecuentaría aquel atajo.

Tras atravesar dicho agujero, no muchos pasos más adelante, sintió algo que chocaba contra ella y que de no ser por Allan la habría lanzado hacia el suelo. Una arcada se abrió paso por su garganta, siendo contenida a tiempo.

–¡Ugh...! ¡Ten cuidado! ¿Qué te has...? ¿Eh...? –detuvo su queja al aguzar su visión en medio de la oscuridad del patio para encontrarse con un ya conocido joven castaño– ¿Tú...? –preguntó al reconocer al joven de primer año que no hacía mucho se había colado en su habitación en busca de su ropa interior– ¿Qué haces aquí... uh... Rory...? –hablaba con dificultad y sin alzar mucho la voz, ya fuera para no suscitar más ataques de náuseas ni para llamar la atención de cualquier guardia que pudiera estar patrullando los alrededores.

Y Allan que pensaba que venía siendo la única mala influencia para la princesa de Musette, acababa de enterarse que no era así. ¿Acaso le había vendido toda esa fachada de alumna estrella? Si no era así, ¿por qué conocía a un chico que acaba de entrar por el mismo agujero? Seguro venía algo entonado, como Aria. El pelimorado no podía negar que ver a la supuesta "niña modelo" en ese estado le causaba gracia, gracia y algo de lástima, por ello no se había hechado a reír y seguia ayudándola, por que claro, de cualquiera habría esperado alguna clase de "agradecimiento" de esos que a él le gustaban, pero la rubia parecía un palo duro de roer, lo que le intrigaba en sobremanera y parecía algo así como un reto. Si todo sale bien...de aquí a fin de año me la tiro..., divagaba en su cabeza, pues no le prestó demasiada atención a la conversación entre ambos, hasta que el castaño se dirigió a él.

-¿Ah? Pues de la chochi de mi madre.-contestó con una bobada, arreglándose algún mechón de cabello. Anda...vete, que me arruinas el ambiente, crío..., intentó comunicarse con el castaño por la mirada, pero difícilmente le entendería.-¿A poco eres el novio de Ari?-dijo alzando una ceja y cruzándose de brazos, con clara expresión de desapruebo...le estaba arruinando la noche.

-Bueno, tampoco me importa demasiado. Sólo la estoy ayudando como el hombre de bien que soy. ¿No ves cómo está? La pobre se tomó hasta el agua de las flores...-negó con la cabeza, reprochando la supuesta actitud de Aria.-¿Nos ayudas? Debemos llegar hasta los dormitorios...No es que tengas muchas opciones, si nos echas al agua diré que vengo contigo, y el castigo te lo llevas tú.-propuso luego de refleccionar que; en realidad poco y nada recordaba las direcciones exactas de los dormitorios, y seguramente, si Aria se desmayaba, sería más sencillo llevarla de a dos.

-¡Oh! Perdone usted, señorito, mi mal educada forma de expresarme...Que marica...-contestó cruzándose de brazos, diciendo esto último entre dientes. Alzó una ceja, pues vaya que tenía la confianza alta este muchachito, no pudo evitarlo y dejó escapar varias risillas.

Estaba taaan interesado en lo que Rory debía decir que comenzó a mirar las uñas de sus manos, limpiándolas por la tierra que pudiesen tener al pasar por el agujero, arrastrándose-¿Eeeh? ¿Cómo que no soy tan de bien? Si hasta me he tomado la molestia de venir a dejarte, Ari. No seas mal educada, dear. Mira que sino, el señorito te reprenderá~-Dijo mientras el otro no tardaba en adelantársele sosteniendo a la muchacha por la cintura. ¡Pero claro! Estaba tan ocupado riñendo con él que había olvidado lo políticamente importante de la situación, Aria.-...-se apresuró al lado contrario donde se encontraba Rory, sosteniéndola de la misma forma que el castaño, sujetándola un poco más cerca de él mientras.-A lo que los dos van medios doblados, seguro se caen. Yo cuidaré de tí Ari <3~-.

Tardaron unos cuantos minutos en llegar a la bendita enfermería, pero para su suerte no había nadie.-Pues...en mis tiempos los enfermeros de Musette eran tiempo completo...¿Pero que mierda?-cometó al aire, guiando a la chica a la cama de la enfermería.-Será mejor que reposes allí un rato...Quizás alguien llega mientras...Y tú, shu shu...que ya no ayudas-se volvió hacia Rory, meneando la mano como echando a un perrito.

Genial, lo que le faltaba en ese momento. Choque de egos y testosterona.

Se pasó la mano por el rostro y deteniéndola en sus labios en un afán de calmarse y de resistir las náuseas que le seguían aquejando con el pasar de los minutos. Rodó sus ojos ante el intento de Rory de parecer genial, por lo que terminó de ignorarlo, lanzando una mirada de advertencia a Allan para que cortara con su parte del rollo en el asunto– Chicos... ¿podrían dejar de inflar el pecho y de pelear un momento...? –habló algo apresurada, temiendo que el hacerlo por mucho tiempo pudiera desencadenar otro ataque de náuseas– Y tú no presumas, Rory... creo que Allan no quiere saber por qué conoces dónde está mi habitación –se frotó una de sus sienes– Lo que importa es que no se maten entre ustedes o nos vamos castigados los tres, ¿entendido...? –para colmo ahora sonaba como la hermana mayor de esos dos, intentando detenerlos de cometer alguna estupidez.

De todos modos terminó por lanzar un suspiro de alivio, pero a la vez cargado de cansancio por toda la situación. El sentirse finalmente cerca de su habitación o de cualquier lugar donde pudiera descansar, en fin, en casa, le hizo relajarse bastante, por lo que el cansancio de la noche se le estaba viniendo inevitablemente encima. Fue entonces cuando sintió el brazo de Rory en su cintura y que el suyo propio terminaba en el hombro del menor, sorprendiéndola un poco, después de todo y que ella recordara, hacía años que no tenía un contacto así de cercano con algún chico... qué patético sonaba eso– Sí, creo que la enfermería es lo mejor... al menos así evitamos cualquier riña... espero... –repentinamente le sorprendió el agarre de Allan por el otro lado, siendo obvio que buscaba sujetarle más fuerte de lo que lo hacía en aquel momento Rory.

—La verdad, Allan, es que al paso que vamos nos caeremos los tres si quieres hacer una carrera de tres pies o algo... –en aquel momento ya poco le iba importando lo ridícula que habría de verse en esa posición, sólo quería recostarse de una maldita vez por todas. Se dejó guiar por el par de chicos y cerró sus ojos, abriéndolos un poco de vez en cuando si se sentía insegura del terreno que estaba pisando.

Finalmente puso pie en la enfermería, que de momento se encontraba vacía– No sé si esto es bueno o malo, pero... al menos hay una cama... Uff... –se sintió mucho más aliviada de sólo estar sentada en la cama, un poco más calmada de sus náuseas mientras no hiciera movimientos demasiado bruscos o controlara su habla– Gracias a los dos... y no lo trates así, Allan, él también ayudó, no te pongas envidioso o algo... -gruñó mientras se acomodaba boca arriba en la cama bajo las mantas después de quitarse muy lentamente sus botas, cerrando de inmediato sus ojos– Creo que es mejor que se vayan los dos, con esto me basta en lo que llega el encargado, estaré bien, ya no tienen que meterse en problemas ninguno de los dos... –de haber sido otra la situación sería que probablemente los habría echado pronto, pero tenía que admitir que de no ser por Allan y Rory, ya habría estado en detención... en el caso que hubiera llegado en una pieza a Musette.

off:

Quizás era por la sola coincidencia, pero justamente ese día había extendido su horario en la escuela, más que nada porque antes que su propio hogar, la enfermería resultaba un excelente lugar para estudiar. Porque no importaba si ya estaba egresado y titulado, una persona envuelta en el área de la salud nunca puede darse el lujo de dejar de estudiar y estar constantemente exigiéndose estar al día en todos los avances, noticias y terapias que fueran surgiendo para las diversas enfermedades, Casper particularmente ponía enfasis en los papers de Neurología, por mucho que le costaran, Psicología y en los de procedimientos médicos que en sí, era su área.

Estaba en ello cuando el hambre atacó abruptamente, y sin dudarlo el enfermero confiado en la tranquilidad de la temprana noche, salió de la sala rumbo a las máquinas expendedoras que estaban en el patio, lejos de preocuparse por la oscuridad del recinto, Casper disfrutaba de la tranquilidad de la penumbra, era probable que a los ojos de alguien un poco más supersticioso, el mismo enfermero pareciera una figura fantasmagórica, no solo por la capa blanca y su piel nívea, también por sus ojeras y por esa postura propia de las caricaturizaciones de fantasmas.

Bien, un café con vainilla y un brownie serían el snack de la noche y con ambos en mano fue que el Polaco regresó a la enfermería, sin realmente ninguna prisa. Es por ello que su semblante calmado y aburrido cotidiano de él, cambió cómica y drásticamente al momento de encontrar gente dentro de la sala.

-Buenas.. noches... -Saludó algo estoico antes de caer en cuenta de que eran alumnos y era muy extraño que llegarán de la nada a aquellas horas a la enfermería.- ¿Qué ocurre?-Su mirada recorrió a los presentes hasta dar con la chica quién aparentemente era la afectada y la razón por la cual ahora su café se enfriaría, aunque claro, para Casper eso no tenía ninguna relevancia.

Entre el mal humor del castaño, los retos de Aria, y si debía agregar, la ridícula cara de Rory al oir los halagos de la rubia hacia él, comenzaban a hacer que la cabeza de Allan doliera. Después de todo el pelimorado era básicamente un niño caprichoso, el que Aria se quedara en ese estado neutral le enfermaba, y tampoco era como si tuviera que ponerse de su parte, no lo conocía, solo le había jodido la existencia la aparición del otro.- Ahá...-murmuró tras la supuesta amenaza, rodando los ojos y alejandose de la parejita, mientras indagaba los estantes de la enfermería, los títulos de los textos y esos llamativos frascos con muestras de quien-sabe-que que siempre están en los laboratorios.-Ya, chico. Muéstrame tus cojones y bésala, se nota que mueres por eso...-comentó medio cabreado de la situación. Mira que el tipo parecía principe de telenovela, atento y preocupado, con esa sonrisa de idiota que traía desde hace un rato. ¿Quién se creía?

A los pocos minutos llegó el enfermero o el espectro de él, parecía medio muerto este tipo, con ese andar lúgubre y aspecto de zombie, más la bata blanca lo delataba, debía ser el enfermero. El castaño terminó por adelantársele y por sobre todo, acusarle. ¡Qué cabrón!- ¡Eh! Para tu carro. Que no te den bola no significa que debes agarrarla conmigo, marica.-dijo reintegrándose mejor al grupo en la enfermería.-Según dice ha bebido algo extraño, y ha terminado por afectarle demás. Creí que mejoraría esperando un poco, pero al final solo ha empeorado. Cargaré con la responsabilidad, pero de momento revísela y haga que se sienta mejor.-continuó tomando una postura mucho más seria, omitiendo completamente el hecho de que Aria había estado fuera de la escuela luego del toque de queda, quien sabía si el enfermero terminaría por irse de tarro aunque no fuera esa su función. De igual forma, si era el caso, inventaría una historia menos perjudicial para la rubia.

Se hizo a un lado, alejando también a Rory, sin tocarlo, simplemente con una señal de mano.-Dejemos que la revise, mantendré la boca cerrada si tu lo haces también.-terminó, dandole espacio al enfermero, de seguro y con lo señorita que era el castaño querría estar sobre la cama para ver a Aria de cerca. *Omitiendo completamente el hecho del miedo que sentía Rory*

¿Que acaso no iba a poder descansar tranquila? Ahora volvía el instante en el que odiaba a Rory y Allan por igual por perturbar su momento de paz. Se incorporó un poco y a medias, no sin dificultad justo cuando el castaño parecía estarle dando órdenes al otro.

—Por favor cálmense ya, ¿quieren? Estoy segura de que el enfermero o lo que sea llegará pronto... se supone... –intentó respirar con calma y despacio para no alterarse demasiado– Gracias Rory, pero en serio que ya está bien... –y poco fue lo que duró su calma– ¿¡Qué...?! –por unos segundos se le subió el rubor al rostro por el comentario del pelioscuro, todavía más al aparecer inevitablemente en su cabeza la imagen de Rory besándola, ¡pero si era menor que ella!– ¡Qué rudo, no digas tonterías! ¡Compórtate un poco aunque sea...! –le espetó un poco ofuscada por lo repentino e inesperado de su comentario.

Entonces se abrió finalmente la puerta para dejar pasar a una figura que en otra situación podría haber sido tétrica, algo más muerto que vivo. El encargado entró en silencio, pero el susto de verlo tan de repente sin escucharle le hizo lanzar un chillido un tanto ahogado. "Es un zombie... en serio, estos tipos no parecen en absoluto vivos, ¿qué comen,  los cerebros de los alumnos? No me extrañaría..." –pensó al fijarse en la extrema palidez, ojeras y voz de ultratumba del hombre, cual muerto salido del más allá para espantar a los vivos.

Antes que pudiera responder cualquier cosa, Rory intervino para explicar la situación, aunque no de la mejor manera posible. ¡Espera, eso no fue lo que pasó...! –un segundo, ¿acaso estaba defendiéndolo? Era cierto que había dudado de Allan al inicio, pero nadie que la hubiera ayudado así podría haberle dado algo en su bebida, y además ni siquiera había sido su propia bebida la que había causado el problema en primer lugar.

Y una vez más se desataba la guerra. Entre las náuseas y todo, el dolor de cabeza que la acechaba ya era inminente. ¿Cómo que dar bola? Eso no tiene que ver, ¡por favor maduren los dos! –tras eso se llevó una mano a la boca para contener una arcada, un tanto mareada.

Spoiler:

La mirada del enfermero hacia la paciente fue interrumpida cambiando de inmediato hacia el muchacho castaño quien tal y como el niño que era, había expresado de manera abrupta lo ocurrido. Casper escuchó tanto sus palabras como las del otro chico presente, y sus ojos iban y venían entre uno y otro, pero finalmente volvió a recaer en la chica quién intentó frenar la discusión y e inmediato se notó que era la que menos debía esforzarse en aquel salón.

“Bueno, creo que me hago una idea… ¿Cual es tu nombre?” El mayor se movió hasta el escritorio para dejar sobre él tanto el café como el bocadillo que había comprado. Ya habría tiempo para eso más tarde. A cambio tomó en sus manos una linterna focal, el termómetro y un fonendoscopio, acercó la silla a la camilla y se sentó junto a la chica.

“Necesito que me digas específicamente qué sientes, qué malestar tienes.” Murmuró mientras llevaba ambas manos al rostro de la muchacha y las posaba sobre sus mejillas, acercando su rostro a la vez que revisaba el interior de sus parpados para corroborar su correcta coloración. Luego alumbrando sus pupilas con la linterna, comprobando que su contracción pupilar estuviera activa. “¿Qué fue lo que bebiste y dónde?” Preguntó mientras pasaba a inspeccionar los ganglios linfáticos de la muchacha, y así, llevando a cabo un examen clínico bastante rápido pero que apuntaba a comprobar su estado de conciencia y si es que pudiese haber signos de intoxicación. "¿Te había ocurrido algo así antes?"

Recordó entonces un pequeño detalle, miró a su alrededor y decidió darles algo que hacer a aquellos dos muchachitos. "Ah, chicos, ayúdenme un poco, así la atendemos más rápido. Ahí sobre el estante hay una ficha, necesito que mientras la examino vayan completando los datos de la alumna por favor." En dicho documento, que era netamente una formalidad inomitible a la escuela, se solicitaban los datos de todo estudiante atendido en la enfermería. "Yo rellenaré las últimas dos partes después."