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Solo una vez (Privado)
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Re: Solo una vez (Privado)
Sonrió con cierta resignación, no le molestaba tener que acostumbrarse al pedante carácter del pelirrojo, además no era tan dificil de llevar o demasiado hiriente. Ya terminaría por sentir esas palabras como algo natural, sin mencionar que no tenía pelos en la lengua, al igual que su representante...representante...¿Hablar con Madison? ¿Él y Ayato...? Su expresión cambió a una que demostraba cierto pánico, llevó una mano sobre su boca. De solo pensar como sus personalidades podrían chocar la hizo sudar frío... Tal vez si jugaba bien sus cartas y aprendía a domar a Madison antes de tener que hablar con él, podrían salir los tres vivos y nadie tras las rejas.
Salió de sus pensamientos por la respuesta de su propia pregunta. ¡Así que el muchacho también tocaba la guitarra! Una de las cosas que no podía fingir era la emoción que sentía cuando conocía a alguien más que tocara aquel instrumento. -Tal vez...podría ayudarle-dijo con una sonrisa de oreja a oreja, acortando su distancia velozmente. En seguida recordó con quien estaba tratando, volviendo a retomar su posición.-A-ah...Pero...quizás...estará bien por su cuenta hehe...- esta vez su mano se trasladó hasta su nuca, riendo en forma nerviosa. Podía asumir que dificilmente Ayato aceptaría algo como aprender de la castaña.
Descendió la vista hasta el suelo, y se trasladó hasta el lado contrario del pelirrojo. Se había emocionado demasiado sin medirse...comenzaba a sentirse algo avergonzada por ello y sus mejillas se tornaban levemente rosadas.
Salió de sus pensamientos por la respuesta de su propia pregunta. ¡Así que el muchacho también tocaba la guitarra! Una de las cosas que no podía fingir era la emoción que sentía cuando conocía a alguien más que tocara aquel instrumento. -Tal vez...podría ayudarle-dijo con una sonrisa de oreja a oreja, acortando su distancia velozmente. En seguida recordó con quien estaba tratando, volviendo a retomar su posición.-A-ah...Pero...quizás...estará bien por su cuenta hehe...- esta vez su mano se trasladó hasta su nuca, riendo en forma nerviosa. Podía asumir que dificilmente Ayato aceptaría algo como aprender de la castaña.
Descendió la vista hasta el suelo, y se trasladó hasta el lado contrario del pelirrojo. Se había emocionado demasiado sin medirse...comenzaba a sentirse algo avergonzada por ello y sus mejillas se tornaban levemente rosadas.
Invitado- Invitado
Re: Solo una vez (Privado)
La emoción de Ren no pasó desapercibida, Ayato incluso llegó a sorprenderse ante su repentino acercamiento pero se limitó a arquear ambas cejas, manteniéndose en su cómoda postura.
Estaba a punto de ponerla en su lugar cuando ella misma se apartó, incluso mostró una faceta bastante tímida...no era que le hubiese molestado su gesto inicial pero realmente era una muchacha muy ambiciosa al pretender enseñarle. Su capacidad auditiva era infinitas veces superior a la suya, si aún no aprendía a tocar el instrumento era única y exclusivamente porque no le había echado las suficientes ganas.
- Hmp, así es, un genio como yo puede arreglárselas solo - coincidió con lo segundo que dijo la humana, realzando su mentón con la arrogancia habitual.
Solo un elemento desvió esas convicciones de su mente...un olor que bailó muy cerca de sí apenas Ren se apartó, un olor extremadamente dulce y embaucador. Ayato se volvió a observarla de una forma bastante intensa, cuestionándose en su fuero interno si sería correcto intervenir en esa relación tan 'amistosa' que aparentemente tenían.
- Hmm...no te muevas... - arrastró las palabras con su voz ronca justo en el momento que se incorporó de la mesa, dirigiéndose a la humana y envolviendo su cintura con un solo brazo. Solo pasear el filo de su nariz por el cabello de Ren, sin llegar a tocar su cabeza, le hizo confirmar que aquél aroma provenía de ella. - No tienes novio ¿verdad? Hueles endemoniadamente bien...podría comerte - le dedicó una media sonrisa y una sugerente mirada antes de soltarla y dirigirse rumbo a la salida.
Podía controlarlo...pero ya era tarde y no quería correr riesgos.
- Es hora de volver a casa, pecho plano~ - agregó burlón desde la puerta.
Estaba a punto de ponerla en su lugar cuando ella misma se apartó, incluso mostró una faceta bastante tímida...no era que le hubiese molestado su gesto inicial pero realmente era una muchacha muy ambiciosa al pretender enseñarle. Su capacidad auditiva era infinitas veces superior a la suya, si aún no aprendía a tocar el instrumento era única y exclusivamente porque no le había echado las suficientes ganas.
- Hmp, así es, un genio como yo puede arreglárselas solo - coincidió con lo segundo que dijo la humana, realzando su mentón con la arrogancia habitual.
Solo un elemento desvió esas convicciones de su mente...un olor que bailó muy cerca de sí apenas Ren se apartó, un olor extremadamente dulce y embaucador. Ayato se volvió a observarla de una forma bastante intensa, cuestionándose en su fuero interno si sería correcto intervenir en esa relación tan 'amistosa' que aparentemente tenían.
- Hmm...no te muevas... - arrastró las palabras con su voz ronca justo en el momento que se incorporó de la mesa, dirigiéndose a la humana y envolviendo su cintura con un solo brazo. Solo pasear el filo de su nariz por el cabello de Ren, sin llegar a tocar su cabeza, le hizo confirmar que aquél aroma provenía de ella. - No tienes novio ¿verdad? Hueles endemoniadamente bien...podría comerte - le dedicó una media sonrisa y una sugerente mirada antes de soltarla y dirigirse rumbo a la salida.
Podía controlarlo...pero ya era tarde y no quería correr riesgos.
- Es hora de volver a casa, pecho plano~ - agregó burlón desde la puerta.
Re: Solo una vez (Privado)
Dio un pequeño sobresalto hacia atrás a causa del cambio en la forma de mirarla, a una mucho más intensa y penetrante. No mantuvo demasiado el contacto visual, desviando la vista hacia un lugar más seguro y menos intimidante; la esquina inferior de la sala.-...A-ah...¿tengo algo en...?-no pudo finalizar la frase, el pelirrojo estaba demasiado cerca de ella, mucho más de lo que realmente le gustaría. Su cuerpo se tensó completamente al sentir como el brazo ajeno la rodeaba, aprisionandola de un escape. El leve contacto entre las hebras de su cabello y el rostro de Ayato le generaron más de un pequeño escalofrío. Aun así su cuerpo no reaccionó hasta que el chico se alejó, después de todo no esperaba un contacto físico entre ellos, menos una directa.
Frunció levemente el ceño, apretando los labios antes de responderle.-...No es algo que necesite saber...-dijo, intentando mostrarse bastante molesta por lo ocurrido, y claro, por lo dicho. El tema con respecto a su anterior pareja aun se encontraba demasiado fresco y dolía. Aun así su cuerpo le jugó en contra realzando los colores que con anterioridad habían atacado sus mejillas. Un rojo intenso era el que ahora las cubría, al igual que en la punta de sus orejas.
-¡¿Q-qué?!-levantó la mirada, junto a todo el mar de colores que se le subieron al rostro, ahora si su mirada se mostraba molesta.-¿Qué les pasa a ustedes con el tamaño de mi pecho? ¡No es pequeño!- alzó levementa la voz a su tono normal, uno suave y pausado. No entendía cual era el problema de los chicos con los que se había topado las dos noches anteriores en el sello. ¿Tenían un fetiche con pechos irrealmente grandes? Es decir, ella tenía una talla normal, ni demasiado grandes, ni pequeños, pero estos dos sujetos le habían dicho pecho plano.
Unos segundos después de ese fugaz berrinche, el rojo de sus mejillas no se fue, ahora por vergüenza, había actuado como una niña pequeña quejandose con el chico frente a ella.-L-lo siento...Ayato-sama...Nh...-murmuró bajando la mirada alcanzandolo a la puerta de la sala. Claramente el nombrarlo nuevamente de aquella forma era para que no terminara echandole una gran bronca por alzarle la voz...pero...¿Qué pasaba con ella últimamente? Se enojaba demasiado fácil.
Frunció levemente el ceño, apretando los labios antes de responderle.-...No es algo que necesite saber...-dijo, intentando mostrarse bastante molesta por lo ocurrido, y claro, por lo dicho. El tema con respecto a su anterior pareja aun se encontraba demasiado fresco y dolía. Aun así su cuerpo le jugó en contra realzando los colores que con anterioridad habían atacado sus mejillas. Un rojo intenso era el que ahora las cubría, al igual que en la punta de sus orejas.
-¡¿Q-qué?!-levantó la mirada, junto a todo el mar de colores que se le subieron al rostro, ahora si su mirada se mostraba molesta.-¿Qué les pasa a ustedes con el tamaño de mi pecho? ¡No es pequeño!- alzó levementa la voz a su tono normal, uno suave y pausado. No entendía cual era el problema de los chicos con los que se había topado las dos noches anteriores en el sello. ¿Tenían un fetiche con pechos irrealmente grandes? Es decir, ella tenía una talla normal, ni demasiado grandes, ni pequeños, pero estos dos sujetos le habían dicho pecho plano.
Unos segundos después de ese fugaz berrinche, el rojo de sus mejillas no se fue, ahora por vergüenza, había actuado como una niña pequeña quejandose con el chico frente a ella.-L-lo siento...Ayato-sama...Nh...-murmuró bajando la mirada alcanzandolo a la puerta de la sala. Claramente el nombrarlo nuevamente de aquella forma era para que no terminara echandole una gran bronca por alzarle la voz...pero...¿Qué pasaba con ella últimamente? Se enojaba demasiado fácil.
Invitado- Invitado
Re: Solo una vez (Privado)
Desde el marco de la puerta observó a la muchacha con el ceño ligeramente fruncido, desconcertado ante la respuesta que le había dado...pero esto no fue nada en comparación a su repentino exabrupto. ¿Y ahora qué bicho le picaba? Ah, por el asunto de sus senos. Si el dhampiro fue capaz de esbozar una sardónica sonrisa aún después de su insolencia fue únicamente porque le escuchó disculparse y llamarlo 'Ayato-sama', lo cual era realmente efectivo.
- Así está mejor, debes conocer cuál es tu lugar - comentó al percibir su postura más sumisa y algo arrepentida. Se acercó unos pasos, abandonando la salida que hace unos momentos estaba bloqueando, dio pasos grandes e irregulares hacia ella...sin apartarle la mirada de encima. Le observaba con desdén, manteniendo el mentón en alza y realzando la diferencia de porte entre ambos. - ¿Hmm? ¿Con que si? Déjame ver - esto fue en respuesta a una de sus afirmaciones anteriores, 'no es pequeño' había dicho Ren.
Veamos si mentías...
Sin preguntar, sin pedir permiso, con su habitual e indiferente actitud, Ayato tomó uno de los senos de Ren con su diestra, apretándolo con brusquedad.
- ¡Vaya, tenías razón! No está totalmente plano, jajaja~ - dijo mientras dibujaba una media sonrisa en su rostro, - deberías usar ropa que los realzara más...ah, y no vuelvas a gritarme - le dijo a modo de recomendación, empleando un tono más grave y rasposo al hablar. Dicho esto Ayato apartó su mano de la humana y volvió sus pasos hacia la salida, dispuesto a abandonarla sin siquiera una despedida.
- Así está mejor, debes conocer cuál es tu lugar - comentó al percibir su postura más sumisa y algo arrepentida. Se acercó unos pasos, abandonando la salida que hace unos momentos estaba bloqueando, dio pasos grandes e irregulares hacia ella...sin apartarle la mirada de encima. Le observaba con desdén, manteniendo el mentón en alza y realzando la diferencia de porte entre ambos. - ¿Hmm? ¿Con que si? Déjame ver - esto fue en respuesta a una de sus afirmaciones anteriores, 'no es pequeño' había dicho Ren.
Veamos si mentías...
Sin preguntar, sin pedir permiso, con su habitual e indiferente actitud, Ayato tomó uno de los senos de Ren con su diestra, apretándolo con brusquedad.
- ¡Vaya, tenías razón! No está totalmente plano, jajaja~ - dijo mientras dibujaba una media sonrisa en su rostro, - deberías usar ropa que los realzara más...ah, y no vuelvas a gritarme - le dijo a modo de recomendación, empleando un tono más grave y rasposo al hablar. Dicho esto Ayato apartó su mano de la humana y volvió sus pasos hacia la salida, dispuesto a abandonarla sin siquiera una despedida.
Re: Solo una vez (Privado)
La muchacha se quedó de una pieza, completamente tensa, conteniendo la respiración por unos segundos desde el contacto entre ellos, con el cabello erizado y los ojos bien abiertos. Sus cejas comenzaron a arquearse severamente a medida que iba cayendo en cuenta de lo que había sucedido. Estaba hecha una furia, con el rostro rojo, no solo por la vergüenza, sino también por la ira que ahora mismo sentía hacia el pelirrojo que comenzaba a alejarse solo dejando una advertencia.
Pensó, y sin decir palabra se acercó a paso rápido. Pero enseguida cayó en cuenta...hasta hace poco habían hecho un trato de trabajo, la chica no era tonta como para abandonar su única oportunidad de tener un sonidista con el cual poder trabajar. Por mucho que su actual actitud fuese de lo peor y lo único que quisiera era estrellar su cara de niño bonito contra la pared. Ese mismo pensamiento fue la que frenó su ascelerado caminar, y en vez de lanzarse sobre el pelirrojo sujetó con su mano derecha la manga de Ayato, deteniéndolo.
-A-ayato-sama...-dijo, intentando poner el tono más amable que ahora ella misma se permitía. Inspiró antes de continuar- ...De aquí en adelante...trabajaremos juntos, por favor no vuelva a hacer algo como eso...-prosiguió esbozando una sonrisa bastante fingida.-...V-vamos a llevarnos bien, ¿si?.-Seguro que el otro podría notar lo actuado en el rostro de la castaña, pero en verdad estaba intentando no arruinar esta pequeña oportunidad.
Por primera vez agradecía que Madison fue su representante, al menos si él estaba cerca, estas cosas no volverían a pasar, porque vamos, el tipo parecía un verdadero matón, un ganster de mala muerte o algo así.
Lo mato...
Pensó, y sin decir palabra se acercó a paso rápido. Pero enseguida cayó en cuenta...hasta hace poco habían hecho un trato de trabajo, la chica no era tonta como para abandonar su única oportunidad de tener un sonidista con el cual poder trabajar. Por mucho que su actual actitud fuese de lo peor y lo único que quisiera era estrellar su cara de niño bonito contra la pared. Ese mismo pensamiento fue la que frenó su ascelerado caminar, y en vez de lanzarse sobre el pelirrojo sujetó con su mano derecha la manga de Ayato, deteniéndolo.
-A-ayato-sama...-dijo, intentando poner el tono más amable que ahora ella misma se permitía. Inspiró antes de continuar- ...De aquí en adelante...trabajaremos juntos, por favor no vuelva a hacer algo como eso...-prosiguió esbozando una sonrisa bastante fingida.-...V-vamos a llevarnos bien, ¿si?.-Seguro que el otro podría notar lo actuado en el rostro de la castaña, pero en verdad estaba intentando no arruinar esta pequeña oportunidad.
Por primera vez agradecía que Madison fue su representante, al menos si él estaba cerca, estas cosas no volverían a pasar, porque vamos, el tipo parecía un verdadero matón, un ganster de mala muerte o algo así.
Invitado- Invitado
Re: Solo una vez (Privado)
Detuvo su andar al percatarse del agarre de la joven, volvió la vista sin muchas ganas hasta su muñeca sujeta. ¿Le golpearía? Era un comportamiento predecible, aún si eso le costaría la ayuda de Ayato...pero en lugar de ello Ren reprimió su evidente ira y optó por amainar la conversación. Pero tratándose de él no era algo fácil de hacer, se volvió a ella con ambas manos hundidas en sus bolsillos, con la paciencia nuevamente colmada.
- Hago lo que quiero y toco lo que se me da la gana...¿has entendido? El éxito no es pura fama y diversión, también implica aceptar jerarquías - le respondió serio, buscando abrumarla. Ayato asió la muñuca de Ren y, con brutalidad, le forzó a soltarle y a aproximarse. - Para empezar no debiste haberme discutido el asunto de tu planicie, si lo analizas bien tú misma me instaste a comprobar si mentías con respecto al tamaño de tu pecho... - agregó con malicia, sin apartar la penetrante mirada de sus ojos azules.
En contra de lo previsto el brazo del muchacho volvió a rodear su cintura, impidiendo cualquier intento de escape curvó en su rostro una sonrisa cargada de intenciones.
- Y me declaro en derrota, tienes un buen par~ - comentó con descaro, buscando con sus lascivos labios los ajenos.
Su aroma empezaba a embriagarle pero debía contener esos evidentes deseos de morderla, de beberle el aliento. Aquél ademán provocativo halló su freno en el instante que el dhampiro oyó a un tercero observando la escena desde el marco de la puerta...
- Hago lo que quiero y toco lo que se me da la gana...¿has entendido? El éxito no es pura fama y diversión, también implica aceptar jerarquías - le respondió serio, buscando abrumarla. Ayato asió la muñuca de Ren y, con brutalidad, le forzó a soltarle y a aproximarse. - Para empezar no debiste haberme discutido el asunto de tu planicie, si lo analizas bien tú misma me instaste a comprobar si mentías con respecto al tamaño de tu pecho... - agregó con malicia, sin apartar la penetrante mirada de sus ojos azules.
En contra de lo previsto el brazo del muchacho volvió a rodear su cintura, impidiendo cualquier intento de escape curvó en su rostro una sonrisa cargada de intenciones.
- Y me declaro en derrota, tienes un buen par~ - comentó con descaro, buscando con sus lascivos labios los ajenos.
Su aroma empezaba a embriagarle pero debía contener esos evidentes deseos de morderla, de beberle el aliento. Aquél ademán provocativo halló su freno en el instante que el dhampiro oyó a un tercero observando la escena desde el marco de la puerta...
Última edición por Ayato el Mar Mar 04, 2014 10:43 pm, editado 1 vez
Re: Solo una vez (Privado)
Una jaqueca que llevaba toda la tarde acompañandole había sido también la causa de su evidente retraso en el trabajo. Debería haber salido del sello al menos 2 horas antes, cerca de la hora en que Matthew se había ido, pero él aún seguía ahí, llevando equipos y cables de vuelta a donde pertenecían, a cada una de las salas.
Por lo menos el ajetreo principal ya había terminado y ahora solo quedaba ordenar su lugar de trabajo, la sala de grabaciones. Eran más de 3 años trabajando ahí y podía decir que tenía ganada la confianza de los guardias, es por eso que deambular solo por los pasillos con equipos de alto costo no era nada de otro mundo, pero sí era raro estar tan de noche ahí. Nostálgico.
Avanzó cargando un par de amplificadores. Al menos las pastillas que le habían recetado no le aturdían tanto como para no poder lidiar con sus deberes, pero por lo mismo era que, al momento de divisar la puerta de la sala abierta, y las luces prendidas, casi le dio un ataque de pánico. Peor aún, no habían guardias cerca.
¿Sería que alguien se había quedado hasta tarde? ¿O podía ser un panorama más desolador? Entonces recordó fugazmente el día en que se quedó a solas con Ión en aquel lugar, en lo que era casi su guarida personal dentro de tan monstruoso e imponente edificio. Instintivamente se llevó la mano a un costado, donde alguna vez, con burla y maldad, ese insano sujeto le había marcado la piel.
Sacudió la cabeza. Su médico había dicho que no debía darle vueltas al pasado, no debía forzar las memorias de los eventos "traumantes", pero decirlo, por supuesto, era mucho más fácil que hacerlo.
Retomó el paso de nuevo, y estaba seguro, esta vez había oído voces. ¿Una discusión? El buen oído del pelirojo había alcanzado a percibir la interacción de dos voces. ¿Una pareja?. Pero claro, como el humano que era, no pudo escuchar bien sino hasta estar en el marco de la puerta.
"Para empezar no debiste haberme discutido el asunto de tu planicie, si lo analizas bien tú misma me instaste a comprobar si mentías con respecto al tamaño de tu pecho..."
Hace un tiempo Kei hubiese interrumpido aquello de forma casual, alegre como siempre, y tal vez por un instante, hacer tal esfuerzo había sido su intención, pero su mueca se desmoronó en el instante que sus ojos divisaron a la figura que le era conocida de los dos.
Ren Hikari. Su no-... ex-novia.
-Ah...- Kei intentó articular algo, pero parecía no poder salir de la impresión del momento. Como si la escena de por si fuese muy perturbante. ¿Qué hacer? Se preguntó, sin darse cuenta que los amplificadores estaban a punto de resbalarle de las manos. ¿Hecharse a correr? ¿Armar un escándalo? No... ¡Ni siquiera entendía lo que estaba pasando! Solo era conciente de que obviamente, había interrumpido algo.
-L...lamento interrumpir... Enseguida... m-me marcho...-No pudo enfrentarlos, desvió la mirada intentando localizar un lugar donde dejar los equipos y poder salir de ahí. Apelaba a un milagro, a que de alguna forma el sujeto le encubriera y Ren no lo viera. No quería que viera que en su expresión había no solo sorpresa, sino molestia, angustia y terror. ¿Porqué alguien tocaba a una chica como ella con tal confianza? No... ¡¿Por qué ella lo permitía...?!
¡No debía pensar! Debía ignorarlo, ignorarlo, y salir de ahí antes de que los medicamentos no pudieran enmascarar más el límite en el que de pronto había topado. Un mes sin verla, ¿y justamente debía toparsela siendo abrazada de la cintura por... otro pelirojo? Parecía un cruel chiste.
Por lo menos el ajetreo principal ya había terminado y ahora solo quedaba ordenar su lugar de trabajo, la sala de grabaciones. Eran más de 3 años trabajando ahí y podía decir que tenía ganada la confianza de los guardias, es por eso que deambular solo por los pasillos con equipos de alto costo no era nada de otro mundo, pero sí era raro estar tan de noche ahí. Nostálgico.
Avanzó cargando un par de amplificadores. Al menos las pastillas que le habían recetado no le aturdían tanto como para no poder lidiar con sus deberes, pero por lo mismo era que, al momento de divisar la puerta de la sala abierta, y las luces prendidas, casi le dio un ataque de pánico. Peor aún, no habían guardias cerca.
¿Sería que alguien se había quedado hasta tarde? ¿O podía ser un panorama más desolador? Entonces recordó fugazmente el día en que se quedó a solas con Ión en aquel lugar, en lo que era casi su guarida personal dentro de tan monstruoso e imponente edificio. Instintivamente se llevó la mano a un costado, donde alguna vez, con burla y maldad, ese insano sujeto le había marcado la piel.
Sacudió la cabeza. Su médico había dicho que no debía darle vueltas al pasado, no debía forzar las memorias de los eventos "traumantes", pero decirlo, por supuesto, era mucho más fácil que hacerlo.
Retomó el paso de nuevo, y estaba seguro, esta vez había oído voces. ¿Una discusión? El buen oído del pelirojo había alcanzado a percibir la interacción de dos voces. ¿Una pareja?. Pero claro, como el humano que era, no pudo escuchar bien sino hasta estar en el marco de la puerta.
"Para empezar no debiste haberme discutido el asunto de tu planicie, si lo analizas bien tú misma me instaste a comprobar si mentías con respecto al tamaño de tu pecho..."
Hace un tiempo Kei hubiese interrumpido aquello de forma casual, alegre como siempre, y tal vez por un instante, hacer tal esfuerzo había sido su intención, pero su mueca se desmoronó en el instante que sus ojos divisaron a la figura que le era conocida de los dos.
Ren Hikari. Su no-... ex-novia.
-Ah...- Kei intentó articular algo, pero parecía no poder salir de la impresión del momento. Como si la escena de por si fuese muy perturbante. ¿Qué hacer? Se preguntó, sin darse cuenta que los amplificadores estaban a punto de resbalarle de las manos. ¿Hecharse a correr? ¿Armar un escándalo? No... ¡Ni siquiera entendía lo que estaba pasando! Solo era conciente de que obviamente, había interrumpido algo.
-L...lamento interrumpir... Enseguida... m-me marcho...-No pudo enfrentarlos, desvió la mirada intentando localizar un lugar donde dejar los equipos y poder salir de ahí. Apelaba a un milagro, a que de alguna forma el sujeto le encubriera y Ren no lo viera. No quería que viera que en su expresión había no solo sorpresa, sino molestia, angustia y terror. ¿Porqué alguien tocaba a una chica como ella con tal confianza? No... ¡¿Por qué ella lo permitía...?!
¡No debía pensar! Debía ignorarlo, ignorarlo, y salir de ahí antes de que los medicamentos no pudieran enmascarar más el límite en el que de pronto había topado. Un mes sin verla, ¿y justamente debía toparsela siendo abrazada de la cintura por... otro pelirojo? Parecía un cruel chiste.
Invitado- Invitado
Re: Solo una vez (Privado)
Aquella actitud altanera de Ayato comenzaba a colmar su paciencia, su gran paciencia. Y si bien necesitaba la ayuda de un sonidista para el comienzo de su carrera, no pretendía ser pisoteada por él. Lo único que le detenía era el real hecho que no podía contar con nadie más para apoyo técnico. Frunció el ceño, más antes de decir algo fue forzada a acortar cercanía con el pelirrojo teníendolo frente a ella sin saber que hacer o decir.-...N-no pretendía...q-que hiciera algo así...-musitó un tanto nerviosa, intentando no despegar la mirada de los penetrantes ojos color esmeralda, el mostrarse asustada e indefensa no ayudaría para nada con alguien como él. Sus brazos quisieron alejarle, más poco y nada consiguió siendo aprisionada por aquella mano que rodeaba su cintura.
Comenzaba a temer, no había nadie en el Sello, se había dando cuenta que no tenía la fuerza necesaria para safarse de ello, solo pudo desviar brúscamente la mirada hacia el lado, evitando el rostro ajeno.-...S-suélteme...-dijo desde su posición, aun presionando con sus manos para alejarlo, sin grandes resultados. Los ojos que no miraban al pelirrojo empezaban a llenarse de desesperación, quería salir de allí o que alguien apareciera por la puerta...
...Sintió pasos, y casi como si fuera un milagro volvió a alzar la vista hacia el marco de la puerta, aprovechó que el mismo sonido distrajera a Ayato para safarse, más sus pasos acabaron solo al dar el primero.
¿Era una broma verdad? ¿Por qué de todas las personas existentes justamente debía ser él? Quería salir corriendo hacia quien apareciera, pero no podía. Su pecho se apretó, y un fuerte dolor comenzó a punzarle...¿Interrumpir? ¿Tan fácil podía malinterpretarlo todo? ¿No la ayudaría? -...¿Por qué...?-susurró, su voz temblaba...¿Por qué podía dudar tan rápido de ella? Sabía que no podía ser el heroe que la rescataría del temor que comenzaba a sentir...pero...¿era capaz de marcharse de nuevo y dejarla allí sola? Vamos...él la conocía mas que nadie en aquel edificio.
Estaba aterrada, tanto por Ayato como por Kei.
Comenzaba a temer, no había nadie en el Sello, se había dando cuenta que no tenía la fuerza necesaria para safarse de ello, solo pudo desviar brúscamente la mirada hacia el lado, evitando el rostro ajeno.-...S-suélteme...-dijo desde su posición, aun presionando con sus manos para alejarlo, sin grandes resultados. Los ojos que no miraban al pelirrojo empezaban a llenarse de desesperación, quería salir de allí o que alguien apareciera por la puerta...
...Sintió pasos, y casi como si fuera un milagro volvió a alzar la vista hacia el marco de la puerta, aprovechó que el mismo sonido distrajera a Ayato para safarse, más sus pasos acabaron solo al dar el primero.
...¿Eh?...
¿Era una broma verdad? ¿Por qué de todas las personas existentes justamente debía ser él? Quería salir corriendo hacia quien apareciera, pero no podía. Su pecho se apretó, y un fuerte dolor comenzó a punzarle...¿Interrumpir? ¿Tan fácil podía malinterpretarlo todo? ¿No la ayudaría? -...¿Por qué...?-susurró, su voz temblaba...¿Por qué podía dudar tan rápido de ella? Sabía que no podía ser el heroe que la rescataría del temor que comenzaba a sentir...pero...¿era capaz de marcharse de nuevo y dejarla allí sola? Vamos...él la conocía mas que nadie en aquel edificio.
Estaba aterrada, tanto por Ayato como por Kei.
Invitado- Invitado
Re: Solo una vez (Privado)
Antes de poder deslizar sus gélidos labios sobre la rosada piel de Ren se vio en la molesta obligación de volver la vista hacia la salida, con la irritación claramente grabada en su pétreo rostro.
La turbada expresión del recién llegado no pasó desapercibida ante los ojos de Ayato pero su limitado razonamiento, sumamente egocéntrico, creyó que la verdadera razón de su sorpresa había sido el ver a alguien de la división de sonido ligando en la sala de grabaciones. No era un comportamiento profesional ni mucho menos aceptable...eso incluso podía significarle un problema mayor.
Mierda...
Arqueó ambas cejas al comprender la situación, notando recién que había sido descubierto por un trabajador del sello. Ayato tardó en apartarse de la muchacha, cuando lo hizo el desconocido ya se había retirado con el malentendido grabado en la frente. ¿Qué hacía si el imbécil era un bocazas que iba a contarle todo al mandamás de ese lugar? ¿Y si se quedaba sin curro por culpa de un desliz? Solo estaba haciendo lo que acostumbraba: lo que sus deseos le dictaban, a ciegas de cualquier consecuencia.
El sutil aroma del sudor bañando los poros de Ren, a razón de un misterioso nerviosismo, provocó que él se volviese a mirarla con turbación. ¿De dónde nacían esas emociones suyas? ¿Había necesidad de volverlas tan físicas? Tengo que salir de aquí...
- Puedes estar tranquila, no serás ni la primera ni tampoco la última artista en protagonizar los cotilleos de la semana. Ya verás como en un tiempo a todos se les olvidará lo que sea que ese tipo cuente de nosotros... - le habló con fastidio, llevándose ambas manos a la cintura otra vez en lo que retomaba su camino hacia la salida. - Tsk... - masculló antes de detenerse, cayendo en cuenta de que esos posibles 'rumores' también se cernirían sobre él: - Consideraré no volver a repetir mi comportamiento si tú juras mantener este pequeño asunto en secreto. Tengo una reputación que cuidar.
Dicho lo anterior Ayato volvió su cuerpo hacia ella, manteniéndose bajo el umbral de la puerta y haciendo un rápido gesto con la diestra para que le siguiera. Las llaves las tenía él y no podía dejar a nadie dentro, ya habría tiempo de ordenar el desastre dejado y los utensilios traídos por el tipo de hace unos momentos.
La turbada expresión del recién llegado no pasó desapercibida ante los ojos de Ayato pero su limitado razonamiento, sumamente egocéntrico, creyó que la verdadera razón de su sorpresa había sido el ver a alguien de la división de sonido ligando en la sala de grabaciones. No era un comportamiento profesional ni mucho menos aceptable...eso incluso podía significarle un problema mayor.
Mierda...
Arqueó ambas cejas al comprender la situación, notando recién que había sido descubierto por un trabajador del sello. Ayato tardó en apartarse de la muchacha, cuando lo hizo el desconocido ya se había retirado con el malentendido grabado en la frente. ¿Qué hacía si el imbécil era un bocazas que iba a contarle todo al mandamás de ese lugar? ¿Y si se quedaba sin curro por culpa de un desliz? Solo estaba haciendo lo que acostumbraba: lo que sus deseos le dictaban, a ciegas de cualquier consecuencia.
El sutil aroma del sudor bañando los poros de Ren, a razón de un misterioso nerviosismo, provocó que él se volviese a mirarla con turbación. ¿De dónde nacían esas emociones suyas? ¿Había necesidad de volverlas tan físicas? Tengo que salir de aquí...
- Puedes estar tranquila, no serás ni la primera ni tampoco la última artista en protagonizar los cotilleos de la semana. Ya verás como en un tiempo a todos se les olvidará lo que sea que ese tipo cuente de nosotros... - le habló con fastidio, llevándose ambas manos a la cintura otra vez en lo que retomaba su camino hacia la salida. - Tsk... - masculló antes de detenerse, cayendo en cuenta de que esos posibles 'rumores' también se cernirían sobre él: - Consideraré no volver a repetir mi comportamiento si tú juras mantener este pequeño asunto en secreto. Tengo una reputación que cuidar.
Dicho lo anterior Ayato volvió su cuerpo hacia ella, manteniéndose bajo el umbral de la puerta y haciendo un rápido gesto con la diestra para que le siguiera. Las llaves las tenía él y no podía dejar a nadie dentro, ya habría tiempo de ordenar el desastre dejado y los utensilios traídos por el tipo de hace unos momentos.
Re: Solo una vez (Privado)
Por más que el miedo o ese manojo de emociones le hiciera sentir las terribles ganas de salir corriendo de ahí, bastó tan solo que su mirada se encontrara con la de ella para que Kei pudiera entender el mensaje: Ella no había permitido nada. ¿Porque no era culpa, verdad?
En parte eso lo alivió, pero estaba claro que tampoco podría hacerse el héroe y asumir cosas por su cuenta, mucho menos enfrentarse a un colega por algo que podía ser perfectamente un malentendido, o al menos, Kei guardaba sus esperanzas en aquella posibilidad.
En efecto, el de ojos violaceos salió de la sala, pero aún quedaban algunas cosas por guardar. ¡Pero qué pensaba! Todo eso no era más que algo de segundo plano. Entonces de nuevo vinieron los recuerdos de aquella misma sala, años atrás, Ion, el hermano de Ren, le había dado una buena lección de una forma bastante inmoral.
Escuchó las palabras dichas por ayato y eso le hizo sentirse algo más seguro de sus conclusiones y de la mirada asustada de la chica. Quizás por primera vez en la vida, Kei descubrió como sacar provecho del temor ajeno, del hecho de poder sino manipular, al menos amenazar al sujeto con la situación, pero por supuesto, Kei no podía dejar de ser él de un momento a otro, no se caracterizaba por ser de esa clase de personas, pero apelaría a su añeja y olvidada faceta de buen actor e intentaría al menos presionarlo.
Tocó el marco de la puerta con los nudillos, dando unos pequeños golpes para llamar la atención de ambos y se vistió con falsa seguridad para hablar.
-Disculpen, pero aunque no quiera, debo guardar más cosas aquí. ¿Es posible que se retiren si es que no están trabajando?- Apeló a algo de su ira para hablar así.- De paso, ¿Puedes decirme tu nombre? -Aludió a ayato con la mirada. No era una amenaza directa.- Bueno, dudo que quieras decirlo. Entonces, ¿puedes pasarme las llaves de la sala? Aún tengo trabajo que hacer y creo que ustedes ya terminaron aquí. - Luego de Ayato, miró a Ren, con algo de la misma severidad. Dolía y una parte de él quería correr y largarse a llorar por las infinitas posibilidades que le rondaban la cabeza, pero no se perdonaría nunca si por cobarde, llegara a pasarle algo a la muchacha. Incluso si ya no eran novios, incluso si no se hablaban ni veian hace más de un mes, él había prometido estar ahí cuando lo necesitara.
-Porque las llaves no las tienes tú, ¿verdad, Ren?- Intencionalmente la llamó por su nombre, aunque su voz quiso flaquear en el momento, quería hacer explicito el hecho de que la conocía.
En parte eso lo alivió, pero estaba claro que tampoco podría hacerse el héroe y asumir cosas por su cuenta, mucho menos enfrentarse a un colega por algo que podía ser perfectamente un malentendido, o al menos, Kei guardaba sus esperanzas en aquella posibilidad.
En efecto, el de ojos violaceos salió de la sala, pero aún quedaban algunas cosas por guardar. ¡Pero qué pensaba! Todo eso no era más que algo de segundo plano. Entonces de nuevo vinieron los recuerdos de aquella misma sala, años atrás, Ion, el hermano de Ren, le había dado una buena lección de una forma bastante inmoral.
Escuchó las palabras dichas por ayato y eso le hizo sentirse algo más seguro de sus conclusiones y de la mirada asustada de la chica. Quizás por primera vez en la vida, Kei descubrió como sacar provecho del temor ajeno, del hecho de poder sino manipular, al menos amenazar al sujeto con la situación, pero por supuesto, Kei no podía dejar de ser él de un momento a otro, no se caracterizaba por ser de esa clase de personas, pero apelaría a su añeja y olvidada faceta de buen actor e intentaría al menos presionarlo.
Tocó el marco de la puerta con los nudillos, dando unos pequeños golpes para llamar la atención de ambos y se vistió con falsa seguridad para hablar.
-Disculpen, pero aunque no quiera, debo guardar más cosas aquí. ¿Es posible que se retiren si es que no están trabajando?- Apeló a algo de su ira para hablar así.- De paso, ¿Puedes decirme tu nombre? -Aludió a ayato con la mirada. No era una amenaza directa.- Bueno, dudo que quieras decirlo. Entonces, ¿puedes pasarme las llaves de la sala? Aún tengo trabajo que hacer y creo que ustedes ya terminaron aquí. - Luego de Ayato, miró a Ren, con algo de la misma severidad. Dolía y una parte de él quería correr y largarse a llorar por las infinitas posibilidades que le rondaban la cabeza, pero no se perdonaría nunca si por cobarde, llegara a pasarle algo a la muchacha. Incluso si ya no eran novios, incluso si no se hablaban ni veian hace más de un mes, él había prometido estar ahí cuando lo necesitara.
-Porque las llaves no las tienes tú, ¿verdad, Ren?- Intencionalmente la llamó por su nombre, aunque su voz quiso flaquear en el momento, quería hacer explicito el hecho de que la conocía.
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Re: Solo una vez (Privado)
Kei salió de la sala y sus ojos siguieron el caminar de sus pies, sentía su estómago apretado y solo quería largarse a llorar por esta decepción. La estaba abandonando con el peor de los malentendidos sin siquiera darle la oportunidad de explicarle, sus manos se trasladaron hasta la falda que usaba, aprentandolas fuerte sobre ella. Entrecerró los ojos, presionando sus labios para no permitirse soltar lágrima alguna frente a Ayato. Y sus palabras, en ellas simplemente no encontraba consuelo, ¿reputación? a quien diablos le importaba eso.
Alzó la mirada, algo perdida y cristalina, hasta el sonidista que aun permanecía en la habítación.-...Al diablo con eso...-dijo dejándose llevar solo por sus sentimientos. Rumores, cuentos, el que hablaran a sus espaldas...poco le importaba si la razón de todo eso era que Kei hablase, aun cuando sabía que seguramente algo como eso no ocurriría...él no era de esos. Comenzó a caminar, agachando nuevamente la cabeza en dirección a la entrada de la sala. Solo el sonido del golpeteo en el marco le hizo levantar la mirada, encontrándose nuevamente con el de ojos violeta, una pizca de felicidad le llenó el pecho en un segundo, soltándo suavemente la tela de su ropa.
Se sintió algo confundida por el tono en su voz y la forma en que le observaba, en realidad no sabía bien que pensar ¿estaba molesto...? ¿O es qué en realidad había vuelto solo para terminar su trabajo? Pero el Kei que conocía no podría simplemente dejar pasar la obvia oleada de sentimientos que había visto en sus ojos minutos atrás. Entonces, ¿qué era?
-¿Eh?-musitó en apenas un bajo sonido, abriéndo levemente más los ojos. Era aproposito. Enseguida pudo entender más o menos lo que quería hacer. Sus labios se arquearon en una pequeña y sutil sonrisa, negando con la cabeza a su pregunta inicial. Podía hacerse la idea de lo difícil que era montar esta escena para Kei. No malinterpretaría nada, pero no se podía evitar el sentir cierta tranquilidad por ello.
Alzó la mirada, algo perdida y cristalina, hasta el sonidista que aun permanecía en la habítación.-...Al diablo con eso...-dijo dejándose llevar solo por sus sentimientos. Rumores, cuentos, el que hablaran a sus espaldas...poco le importaba si la razón de todo eso era que Kei hablase, aun cuando sabía que seguramente algo como eso no ocurriría...él no era de esos. Comenzó a caminar, agachando nuevamente la cabeza en dirección a la entrada de la sala. Solo el sonido del golpeteo en el marco le hizo levantar la mirada, encontrándose nuevamente con el de ojos violeta, una pizca de felicidad le llenó el pecho en un segundo, soltándo suavemente la tela de su ropa.
Se sintió algo confundida por el tono en su voz y la forma en que le observaba, en realidad no sabía bien que pensar ¿estaba molesto...? ¿O es qué en realidad había vuelto solo para terminar su trabajo? Pero el Kei que conocía no podría simplemente dejar pasar la obvia oleada de sentimientos que había visto en sus ojos minutos atrás. Entonces, ¿qué era?
-¿Eh?-musitó en apenas un bajo sonido, abriéndo levemente más los ojos. Era aproposito. Enseguida pudo entender más o menos lo que quería hacer. Sus labios se arquearon en una pequeña y sutil sonrisa, negando con la cabeza a su pregunta inicial. Podía hacerse la idea de lo difícil que era montar esta escena para Kei. No malinterpretaría nada, pero no se podía evitar el sentir cierta tranquilidad por ello.
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Re: Solo una vez (Privado)
Permaneció en la misma postura, esperando que Ren comenzara a avanzar. Escrutó su rostro sin una pizca de consideración ni empatía, no hizo más que dejar escapar un cruel bufido ante su gesto abrumado. Estaba claro que algo le había descompensado en toda esa situación pero no podría interesarle menos el qué. En comparación a otras ella la había sacado bastante barata, con suerte le tocó un poco.
¿Que no le importaban los rumores? Quiso discutírselo, enfrentar su insolencia con gritos, forcejeos y golpes si hubiese sido necesario. Pero no podía, no con ese sonidista rondando tan cerca. Percibía su aroma, de un momento a otro el sujeto había decidido regresar. Tuvo la obligación de calmar sus humos, en ese mismo momento Ayato no tenía nada más importante que su empleo (después de su orgullo, claro estaba, pero todo relacionado al mismo ordenamiento de prioridades) y debía cuidarlo sin importar qué.
Mientras éste le mantuviera en una posición que le permitiera abusar de los demás estaría bien. Era su retorcido modo de ajustarse a la sociedad.
Ayato se encontraba observando la salida incluso antes de que el muchacho apareciera ante él con esa expresión severa de cockblocker. Les habló de un modo tan claro y directo que consiguió, con la sola primera frase, crispar su siempre alterado humor. Apretó con ganas su mandíbula, conteniendo los deseos de asestarle un buen puñetazo en su careto de niño bien.
Pero ya compartían un secreto común, algo que no debía saberse. Pese a la indignación que comenzaba a movilizar sus nervios el dhampiro entendía que si comenzaba una riña allí y en ese momento podía irse despidiendo ya de su afamada 'reputación', y quizás de su preciado empleo. No conocía al tipo pero podía deducir que si tenía permiso para deambular durante la noche por ese sector era compañero suyo, y uno que quizás tenía ganada la confianza de los altos mandos.
No podía arriesgarse, aunque la idea de obedecerlo le molestaba de sobremanera no podía hacer otra cosa. Se limitó a guardar una mano en su bolsillo y esbozar una sonrisa socarrona antes de acercarse unos pasos a él, luciendo ligeramente amenazador.
- Ve a buscarlas, colega - dijo segundos antes de sacar las llaves y lanzarlas ciegamente hacia el interior del salón. Un comportamiento sumamente infantil, digno de él, quien de alguna u otra forma debía expresar su inconformismo. - Tsk...
Terminado el espectáculo volvió a hundir la diestra en el interior del pantalón, eludiendo al sonidista para poder desaparecer de allí a paso veloz y desfogar su irascible personalidad en algún otro. Alguien débil que no tuviese ningún tipo de poder sobre él, alguien a quien entregar su más sincera frustración.
¿Que no le importaban los rumores? Quiso discutírselo, enfrentar su insolencia con gritos, forcejeos y golpes si hubiese sido necesario. Pero no podía, no con ese sonidista rondando tan cerca. Percibía su aroma, de un momento a otro el sujeto había decidido regresar. Tuvo la obligación de calmar sus humos, en ese mismo momento Ayato no tenía nada más importante que su empleo (después de su orgullo, claro estaba, pero todo relacionado al mismo ordenamiento de prioridades) y debía cuidarlo sin importar qué.
Mientras éste le mantuviera en una posición que le permitiera abusar de los demás estaría bien. Era su retorcido modo de ajustarse a la sociedad.
Ayato se encontraba observando la salida incluso antes de que el muchacho apareciera ante él con esa expresión severa de cockblocker. Les habló de un modo tan claro y directo que consiguió, con la sola primera frase, crispar su siempre alterado humor. Apretó con ganas su mandíbula, conteniendo los deseos de asestarle un buen puñetazo en su careto de niño bien.
Pero ya compartían un secreto común, algo que no debía saberse. Pese a la indignación que comenzaba a movilizar sus nervios el dhampiro entendía que si comenzaba una riña allí y en ese momento podía irse despidiendo ya de su afamada 'reputación', y quizás de su preciado empleo. No conocía al tipo pero podía deducir que si tenía permiso para deambular durante la noche por ese sector era compañero suyo, y uno que quizás tenía ganada la confianza de los altos mandos.
No podía arriesgarse, aunque la idea de obedecerlo le molestaba de sobremanera no podía hacer otra cosa. Se limitó a guardar una mano en su bolsillo y esbozar una sonrisa socarrona antes de acercarse unos pasos a él, luciendo ligeramente amenazador.
- Ve a buscarlas, colega - dijo segundos antes de sacar las llaves y lanzarlas ciegamente hacia el interior del salón. Un comportamiento sumamente infantil, digno de él, quien de alguna u otra forma debía expresar su inconformismo. - Tsk...
Terminado el espectáculo volvió a hundir la diestra en el interior del pantalón, eludiendo al sonidista para poder desaparecer de allí a paso veloz y desfogar su irascible personalidad en algún otro. Alguien débil que no tuviese ningún tipo de poder sobre él, alguien a quien entregar su más sincera frustración.
Re: Solo una vez (Privado)
Tal y como esperaba, la amabilidad no fue precisamente la respuesta que obtuvo de parte de aquel sujeto, aunque claramente no iba a pecar de ingenuo y esperar tal cosa. En casos como estos la intuición de Kei solía estar de su lado.
Dio un suspiro pesado luego del gesto al lanzar las llaves, cerró los ojos como si contuviera con ello su ira, aunque todo lo que hacía era evitar el contacto visual con él y más que nada con ren. Si algo podían delatar su mentira, eran sus ojos. Después de todo mucho tiempo le había tomado deshacerse de todas sus máscaras, era natural que pretender mentir tan bien de nuevo no resultara todo un exito, pero agradeció al menos la inteligencia por parte del otro muchacho, el que rápidamente abandonó la sala.
Kei volvió a abrir los ojos y en silencio avanzó hasta donde habían ido a parar las llaves, inclinándose a recogerlas.
-¿Estás bien...?- Preguntó sin voltearse a ella, no quería sonar engreído, pues tenía claro que nunca había sido del tipo principe azul, pero le preocupaba lo que había visto. - No planeo pedir ninguna explicación, ninguno tiene derecho a algo así, solo me interesa saber si ese sujeto te está causando problemas.... -Explicó mirando las llaves, guardándolas en su bolsillo, solo entonces se volteó a ella y le intentó esbozar una sonrisa suave, pero sí, aún costaba.
La rabia, el miedo y la confusión no habían sido fáciles de controlar. Sus manos temblaban ligeramente, pero no lo dejó notar.
-No deberías estar hasta tan tarde... Aunque sea el sello, es peligroso...- Era solo un consejo, de su lado más sobreprotector. Y claro que razones tenía para decir algo así. La imagen de Ion seguía rondando en su cabeza.
Dio un suspiro pesado luego del gesto al lanzar las llaves, cerró los ojos como si contuviera con ello su ira, aunque todo lo que hacía era evitar el contacto visual con él y más que nada con ren. Si algo podían delatar su mentira, eran sus ojos. Después de todo mucho tiempo le había tomado deshacerse de todas sus máscaras, era natural que pretender mentir tan bien de nuevo no resultara todo un exito, pero agradeció al menos la inteligencia por parte del otro muchacho, el que rápidamente abandonó la sala.
Kei volvió a abrir los ojos y en silencio avanzó hasta donde habían ido a parar las llaves, inclinándose a recogerlas.
-¿Estás bien...?- Preguntó sin voltearse a ella, no quería sonar engreído, pues tenía claro que nunca había sido del tipo principe azul, pero le preocupaba lo que había visto. - No planeo pedir ninguna explicación, ninguno tiene derecho a algo así, solo me interesa saber si ese sujeto te está causando problemas.... -Explicó mirando las llaves, guardándolas en su bolsillo, solo entonces se volteó a ella y le intentó esbozar una sonrisa suave, pero sí, aún costaba.
La rabia, el miedo y la confusión no habían sido fáciles de controlar. Sus manos temblaban ligeramente, pero no lo dejó notar.
-No deberías estar hasta tan tarde... Aunque sea el sello, es peligroso...- Era solo un consejo, de su lado más sobreprotector. Y claro que razones tenía para decir algo así. La imagen de Ion seguía rondando en su cabeza.
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Re: Solo una vez (Privado)
Su mirada se mantuvo todo el tiempo situada en el pelirrojo, no exactamente en su rostro, después de todo aun no era capaz de ello, por lo que no pudo ver la expresión de Ayato pero podía imaginar lo enfadado que estaba. Más cuando volvió a escuchar el eco de su voz en la habitación, y el sonido de las llaves más allá de donde se encontraba ella, era como el berrinche de un niño malcriado. Lo último que oyó de él fue el sonido de sus zapatos contra el suelo, alejándose con rapidez del la sala. Ni siquiera pensó en seguirlo o llamarle, ahora mismo lo único que ocupaba su mente era Kei, y una mezcla de emociones en su interior.
Sus ojos le siguieron el paso hasta donde se encontraban las llaves, girando levemente su cuerpo hacia la dirección en la que se encontraba. Alzó la vista hasta el rostro que le daba la espalda, parpadeando una vez para mentener la mirada fija, sintió un pequeño cosquilleo en el estómago. Se giró hacia el lado contrario al escuchar lo siguiente, las palabras que indicaban la distancia entre ellos no paraban de doler al ser oídas. "Ninguno tiene derecho a algo así"...¿Si, verdad? Ya no tenían esa facultad...ahora eran solo simple conocidos, colegas, quizás. Desvió la vista hacia un punto cualquiera en la parte más alta de la habitación, negando la salida a las molestas lágrimas que planeaban intentar fluir, habíendo visto la triste sonrisa del pelirrojo solo por un segundo.
Inhaló antes de responde, asegurándose así de que su voz no se quebrara.-No te preocupes, estoy bien...Dudo encontrarme con él de nuevo después de esto-su rostro se volvió hacia él con los ojos cerrados y una sonrisa forzaba en él. Aun así seguramente sería cierto, luego del berrinche del otro sonidista seguro y no querría ver a la castaña otra vez, pero...era mejor así. -...Hm.-Musitó asintiendo a lo último. La verdadera razón de ello era para no encontrarse con el muchacho, ahora frente a ella, nunca hubiera imaginado que esa sería la causa de verlo otra vez, parecía casi gracioso, como obra del destino en el cual no creía.
Agachó la cabeza, y apretó los labios antes de abrirlos nuevamente.-...K-kei...-susurró levantando lo brazos hasta su cuello, deslizándolo con lentitud y llevándose con este movimiento algunos cabellos hacia adelante.-...Uhm...¿P...Podría...quitarte...un poco de tu tiempo?-consultó con sumo y obvio nerviosismo...aun así no sabría cuando sería la próxima vez que podrían verse, después de todo ella no se había atrevido por no sentirse lista, pero el mundo había jugado sus cartas de tal manera que le presentaba una oportunidad.
Sus ojos le siguieron el paso hasta donde se encontraban las llaves, girando levemente su cuerpo hacia la dirección en la que se encontraba. Alzó la vista hasta el rostro que le daba la espalda, parpadeando una vez para mentener la mirada fija, sintió un pequeño cosquilleo en el estómago. Se giró hacia el lado contrario al escuchar lo siguiente, las palabras que indicaban la distancia entre ellos no paraban de doler al ser oídas. "Ninguno tiene derecho a algo así"...¿Si, verdad? Ya no tenían esa facultad...ahora eran solo simple conocidos, colegas, quizás. Desvió la vista hacia un punto cualquiera en la parte más alta de la habitación, negando la salida a las molestas lágrimas que planeaban intentar fluir, habíendo visto la triste sonrisa del pelirrojo solo por un segundo.
Inhaló antes de responde, asegurándose así de que su voz no se quebrara.-No te preocupes, estoy bien...Dudo encontrarme con él de nuevo después de esto-su rostro se volvió hacia él con los ojos cerrados y una sonrisa forzaba en él. Aun así seguramente sería cierto, luego del berrinche del otro sonidista seguro y no querría ver a la castaña otra vez, pero...era mejor así. -...Hm.-Musitó asintiendo a lo último. La verdadera razón de ello era para no encontrarse con el muchacho, ahora frente a ella, nunca hubiera imaginado que esa sería la causa de verlo otra vez, parecía casi gracioso, como obra del destino en el cual no creía.
Agachó la cabeza, y apretó los labios antes de abrirlos nuevamente.-...K-kei...-susurró levantando lo brazos hasta su cuello, deslizándolo con lentitud y llevándose con este movimiento algunos cabellos hacia adelante.-...Uhm...¿P...Podría...quitarte...un poco de tu tiempo?-consultó con sumo y obvio nerviosismo...aun así no sabría cuando sería la próxima vez que podrían verse, después de todo ella no se había atrevido por no sentirse lista, pero el mundo había jugado sus cartas de tal manera que le presentaba una oportunidad.
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Re: Solo una vez (Privado)
Suspiró suavemente antes de responderle, tenía una mala sensación al respecto, pero le era dificil tratar de no insistir para no incomodarla a ella.
-De todos modos... Se supone que él trabaja aquí, no? Sabes en qué área?- Kei no lo ubicaba, pero manejar su nombre al menos podía darle una herramienta en el futuro, definitivamente ese chico no le daba buena espina.
Kei alzó la mirada a ella cuando le escuchó llamarle. Sí, estaba preocupado, eso no podía negarlo.
-uh? - Pestañeó extrañado un momento, tal vez no se esperaba una petición como esa por lo que el nerviosismo se le contagió.- C-claro... tengo que guardar algunas cosas todavía, pero d-dime... -Se inquietó, sin saber si lo más prudente era hablar ahí, cerrar la puerta o mantenerla abierta. Tal vez era mejor terminar de guardar todo y luego hablar?
-Si puedes esperarme unos minutos, terminaré lo que debo. No es bueno si nos quedamos tan tarde aquí. Te puedo acompañar parte del camino a casa... si quieres... - Le era todo un dolor de cabeza intentar hablar de una forma que no significara presión para ninguno de los dos, se sentía más nervioso por el hecho de decir algo que pudiera herirla, confundirla o hacerla enojar que por el mismo hecho de hablar.
-De todos modos... Se supone que él trabaja aquí, no? Sabes en qué área?- Kei no lo ubicaba, pero manejar su nombre al menos podía darle una herramienta en el futuro, definitivamente ese chico no le daba buena espina.
Kei alzó la mirada a ella cuando le escuchó llamarle. Sí, estaba preocupado, eso no podía negarlo.
-uh? - Pestañeó extrañado un momento, tal vez no se esperaba una petición como esa por lo que el nerviosismo se le contagió.- C-claro... tengo que guardar algunas cosas todavía, pero d-dime... -Se inquietó, sin saber si lo más prudente era hablar ahí, cerrar la puerta o mantenerla abierta. Tal vez era mejor terminar de guardar todo y luego hablar?
-Si puedes esperarme unos minutos, terminaré lo que debo. No es bueno si nos quedamos tan tarde aquí. Te puedo acompañar parte del camino a casa... si quieres... - Le era todo un dolor de cabeza intentar hablar de una forma que no significara presión para ninguno de los dos, se sentía más nervioso por el hecho de decir algo que pudiera herirla, confundirla o hacerla enojar que por el mismo hecho de hablar.
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