Un paseo entre los muertos (Dominik)

De vez en cuando venía a visitar este cementerio sin que nadie supiera, ya que socialmente hablando sería un pasa tiempo algo extraño. Iba a pasear más que nada por culpa, la culpa de ser el único sobreviviente en mi familia, no poder recordarles del todo y sin contar el hecho que no siquiera pudieron tener un entierro.
Llevaba ya un tiempo sin venir ya que estaba algo difícil mantener ese tipo de conductas viviendo con alguien más, pero cuando podía hacerlo lo hacía.
Esta vez encontré algo fuera del común, cuando estaba por entrar a este, ví un bulto a lo lejos, viendo unas viejas lápidas, al fuera del común contexto en el que se encontraba ya no sabia si realmente entrar o no. ¿Y si era alguien peligroso? Un maniático o lo que sea, quizás hoy no era el día que debía lamentarme por mis muertos. Aún así la intriga me estaba ganando, ¿Quien es es esa perosona? ¿Y que es lo que hace aquí?  Mordí mi labio inferior, estaba luchando internamente con mis decisiones.
Quizás solo debería esperar a que está persona hiciera algo más, algún otro movimiento que le confirmara que no estuviera tan en peligro, tampoco es como si fuera alguien indefenso, de cualquier modo podía defenderme. Entré con cuidado al recinto, sin hacer ruido me escondí detrás de un gran mausoleo, me quedé mirando a la dirección en donde estaba la persona, esperando algún movimiento y hasta quizas esperando que notara su presencia para acabar con la ansiedad que le generaba la situación actual.

Después de entrecerrar los ojos en un intento por descifrar la inscripción, recorrió con sus dedos el grabado para leer en voz baja, siguiendo la hendidura, el nombre de la persona fallecida.

—"Josefino Alberto…" —murmuró al leer, encontrando el nombre peculiar y notablemente diferente al de su lugar de origen. Había fallecido hace más de medio siglo en un accidente industrial, según pudo entender. Se enderezó, listo para continuar su paseo, cuando de repente percibió la presencia de alguien. No estaba seguro de si era producto de su imaginación, de la somnolencia o si sus sentidos finalmente volvían a la normalidad. Iluminó a su alrededor con la linterna hasta que distinguió una forma adicional entre las sombras del mausoleo. Inclinó la cabeza con desgana y entreabrió los labios, llevando la punta de la lengua a su colmillo, sumido en sus pensamientos por unos instantes.

—¿Te dedicas a espiar a la gente como hobby? ¿O acaso tengo un admirador? —preguntó con cierto sarcasmo. Dudaba mucho de lo último, no se consideraba una persona lo suficientemente encantadora como para atraer de esa manera a alguien. Aunque, claro está, no pondría las manos en el fuego por ello, consciente de que siempre hay alguien para cada cual— No creo representar una amenaza, pero bien haces en esconderte —se llevó la mano a la nuca mientras estiraba suavemente el cuello—. Es preferible temer a los vivos que a los muertos, ¿hm?

Ante cualquier problema, decidí usar mi habilidad de cambiar de forma, tendría que usar mi apariencia original, me generaba miedo usarla, tenía planeado no mostrarme en esta ciudad, pero era mejor eso que lamentarme, mi idea sobre ocultar mi apariencia era para empezar una vida de cero, en ese caso no era inteligente mostrarme ante alguien extraño con mi apariencia de persona "común" así que mientras vigilaba en silencio al individuo, fui adecuando mi imagen a mi natural.

Spoiler:

Al verle levantarse, pude divisar de mejor forma su apariencia, era un chico, más alto que mí y de cabello rojizo, este subió su linterna la cuál no me había percatado y fue iluminando el terreno hasta llegar así a mi dirección. Mierda.

— "¿Te dedicas a espiar a la gente como hobby? ¿O acaso tengo un admirador? "

Tuve que haber Sido más cuidadoso, ya el chico sabia de mi presencia en el lugar, así que no ganaba mucho escondiéndome, me asomé un poco para poder hablar sin tener que elevar tanto mi voz.

- ¿No es un poco engreído creer que soy tu admirador? ¿Y que hay de ti? ¿Tú te dedicas a vigilar a los muertos? Dudo que se vayan algún lado.

No quería sentirme intimidado por el pelirrojo, así que mantuve mi postura y solo le seguí la corriente, hablando en la misma entonación que él.

— "No creo representar una amenaza, pero bien haces en esconderte."

Cualquiera es una amenaza al fin y al cabo, este chico era de lo más raro que había conocido hasta el momento. No puedo negar que mi curiosidad se aumentaba cada vez que esté chico abría la boca para hablar, no dije nada, realmente aún estaba indeciso en que responder ante esas palabras.

- "Es preferible temer a los vivos que a los muertos, ¿hm?"

Cada vez era más claro que si fuera una persona común y corriente no estaría aquí, este chico, no tenía ningún sentimiento de inseguridad o miedo aparente, estaba totalmente tranquilo.

- Eso es muy evidente, cualquier persona lo suficientemente inteligente lo sabría.

Claramente me contradecía, ya que el idiota que está aquí con un desconocido antes de decidir irse por su propio bien y seguridad era yo.

- ¿Qué se supone que haces en este lugar realmente?

Dije saliendo por completo de mi escondite. Si la curiosidad mató al gato, efectivamente sería el gato en estos momentos, hasta mi me sorprendía las acciones que ejecutaba, no era propio de mi meterme en estas situaciones.

Estiró suavemente una comisura, esbozando una sonrisa de medio lado durante unos instantes. Él parecería un engreído pero ese chico tenía algo de descaro al responderle así.

—Entonces, ambos nos debemos de dedicar a vigilar a los muertos; no soy el único que está aquí —respondió con un toque de sorna. Cansado de sostener la linterna para iluminar al muchacho, se acercó con tranquilidad a una de las tumbas y la posó sobre la piedra, permitiéndoles hablar más relajadamente y mirarse cara a cara.  Creía notar algo de nervio en el ajeno, tampoco estaba muy seguro ya que su falta de sueño  le jugaba en contra. De todos modos, quería aclarar las cosas—. Puedes relajarte, no estoy aquí para hacer nada malo, sólo estoy disfrutando de un paseo —agregó—, y supongo que no debes de ser un saqueador de tumbas tampoco… no es que me fuera a molestar de ser así, no son mis asuntos lo que hagas con los muertos —Se cruzó de brazos ladeando ligeramente la cabeza—. Incluso podría asumir que eres un necrófilo, no me sorprendería encontrarme a alguien con semejante trastorno por aquí... —dijo, escudriñando al desconocido como si lo estuviera analizando de arriba a abajo. Aunque no creía que fuera ese tipo de perturbado, nunca pondría la mano en el fuego por nadie.

Sea como fuere su paseo había sido interrumpido con la presencia de aquel desconocido, no solía compartir sus momentos de calma con nadie. Sin embargo, tampoco huía de las personas, siempre y cuando no insistieran en sostener miradas con él.

—Dejando la broma de lado, el cementerio es un lugar tranquilo. Es relajante pasearse por aquí e interesante conocer algunos detalles sobre los que descansan bajo tierra —explicó—. Supongo que si estás aquí también, es por razones similares a las mías —añadió, llevando la mano a su barbilla en un gesto pensativo—. O tal vez has venido a realizar algún ritual religioso de esos... sí, podrías tener un aspecto un tanto satánico —bromeó con el muchacho, solo por el placer de molestarle un poco.

- " Entonces, ambos nos debemos de dedicar a vigilar a los muertos; no soy el único que está aquí"

Pues mentira no era, al final de todo, somos dos los que estamos parados en este lugar.

- " Puedes relajarte, no estoy aquí para hacer nada malo, sólo estoy disfrutando de un paseo...  y supongo que no debes de ser un saqueador de tumbas tampoco… no es que me fuera a molestar de ser así, no son mis asuntos lo que hagas con los muertos"

No podía prejuiciar alguien el cual no tenia a menor idea de nada, eso no quitaba la sensación de todo lo que salía de esa boca solo eran palabras para jugar con el, estaba simplemente viendo hasta donde podía sacarme cierta información, o al menos esa es las intenciones que me da a entender por como hablaba, suspire ante esto y decidí mejor no decir algo por el momento.

-" Incluso podría asumir que eres un necrófilo, no me sorprendería encontrarme a alguien con semejante trastorno por aquí..."

Mi paciencia estaba llegando a su limite, odiaba que hablaran mal de mi, sabia que solo era un tipo de juego o la forma de como analizar y sacar información por parte del contrario... Pero no podía soportar más el tipo de comentarios que de esa boca salían, sin comentar sobre las expresiones y la forma de que hablaran, si que era molesto.

Estaba rígido, incluso mi mandíbula comenzó a doler tras la tensión que sentía en  esta, tenia que relajarme si no quiero lamentarme más tarde.

— "Dejando la broma de lado, el cementerio es un lugar tranquilo. Es relajante pasearse por aquí e interesante conocer algunos detalles sobre los que descansan bajo tierra..."

Finalmente unas palabras tranquilas y no amenazantes salían de ese pelirrojo, tome una bocanada de aire y suspire profundamente, estaba decidido a poder decir algunas palabras.

- "Supongo que si estás aquí también, es por razones similares a las mías o O tal vez has venido a realizar algún ritual religioso de esos... sí, podrías tener un aspecto un tanto satánico."

Volví a suspirar profundamente antes las ultimas palabras.

- Debe ser divertido jugar con la mente ajena, llevándola al limite, esperando hasta donde puede llegar la paciencia ajena, ¿No? - Ya menos tenso ante la situación, puso sus brazos en los bolsillos de su chaqueta.-
Por que no mejor hablemos de ti, tu eres el anfitrión de esta fiesta de muertos, ¿O no? - Fue acortando la distancia entre ellos, caminando lentamente hacia el pelirrojo.-  Así que por que no empezamos... ¿Cuál es tu nombre?

—Quizá podría ser entretenido, sí… —respondió Iska, su voz cargada de un sutil cinismo. No parecía realmente involucrado en lo que decía—. Solo estaba considerando las posibilidades del extraño frente a mí.

Con un leve encogimiento de hombros, restó importancia a la situación. No entendía qué había molestado tanto al joven, para él, las palabras casi no tenían peso real. Eran simples sonidos, sin la capacidad de tocarle.

Cuando el otro se aproximó, acortando la distancia entre ambos, Iska no hizo el más mínimo movimiento para alejarse. De pie, inmóvil, sus ojos recorrieron con una calma estudiada la figura del muchacho. A simple vista, parecía más joven que él, tal vez lo era en años humanos. Lo que más captó su atención, fugazmente, fue la energía latente bajo esa apariencia, como si tras esa fachada juvenil se ocultara algo más complejo.

Tenía razón en que las formalidades eran un punto de partida, aunque para Iska no fuesen más que un trámite insignificante. Por ahora, no es que sintiera la necesidad de saber su nombre o historia, pero si iban a hablar, supuso que sería lo adecuado comenzar con lo básico. Al menos, así evitaría desviar la conversación hacia terrenos más... volátiles.

—Iska —dijo simplemente, su tono ni cálido ni frío—. Ahora es tu turno.

Había algo en la mirada esquiva de Iska que sugería un poder subyacente, un peligro que yacía dormido, aunque siempre presente. Las voces en su mente murmuraban incesantemente, pero él, acostumbrado al caos que lo habitaba, las mantenía a raya, como quien sujeta con delicadeza una cuerda que puede deshilacharse en cualquier momento.

Spoiler:

Dominik observó a Iska por unos instantes, con cautela. El nombre del pelirrojo resonaba en su mente, pero la frialdad y el desinterés en la voz de Iska le provocaban una mezcla extraña de curiosidad y desconfianza. Se humedeció los labios, todavía algo tenso, aunque su postura ya no era tan rígida como antes.

- Iska... Un nombre interesante.

Repitió, en un murmullo bajo, como si estuviera probando la sonoridad de ese nombre. No le resultaba especialmente intimidante, pero sí notaba algo peculiar detrás de la indiferencia.

Los pasos de Dominik, aún que cautelosos, lo acercaron un poco más al contrario, pero sin invadir completamente su espacio personal. Mantener esa distancia le daba la seguridad que necesitaba. A pesar de la calma que trataba de proyectar, su mente estaba alerta. No se fiaba del otro, y no tenía razones para hacerlo, al menos hasta el momento.

- Supongo que es mi turno entonces... Soy  Dominik.

Murmuró, con un ligero encogimiento de hombros. Nada más que eso, solo el nombre. No quería revelar demasiado. Ya de por sí, estar allí compartiendo ese tipo de espacio con el pelirojo lo ponía en una situación incómoda. Pero tampoco quería que el silencio entre ambos se volviera insoportable.

El dragón fijó la mirada en los ojos de Iska por un momento, sintiendo algo extraño en su mirada. Era como si detrás de esa calma impasible se escondía algo.

- No me equivoco al decir que disfrutas jugando con la mente ajena, ¿verdad?

Su tono era algo más suave, pero manteniendo cierta precaución. No estaba seguro si lo que decía molestaría al chico o si, por el contrario, despertaría en él más interés.

A pesar de que el comentario de Iska sobre rituales satánicos lo había irritado antes, ahora, en retrospectiva, no podía evitar preguntarse si realmente todo era parte de una estrategia para empujarle, para ver hasta dónde llegaría su paciencia. Y aunque le seguía molestando, no podía dejar de notar el poder que emanaba del otro, como una advertencia silenciosa que lo mantenía en tensión.

- Yo no vine aquí por diversión ni para realizar ningún ritual. Me gusta la tranquilidad... y hoy no esperaba compañía. Pero al parecer el destino ha querido otra cosa.

Su voz era más firme, pero sin sonar desafiante. Sonrió apenas, mientras seguía midiendo cuidadosamente las reacciones de Iska.

Había algo en la actitud de aquel joven que le intrigaba más de lo que le disgustaba. Esa calma distante, esa indiferencia casi provocadora... le recordaba vagamente a alguien que había conocido en el pasado, pero no lograba situar a quién. El pelinegro exhaló lentamente, sin perder de vista esos ojos verdes. Aunque cedía un poco en la conversación, seguía alerta, consciente de que cualquier movimiento en falso podría cambiar el curso de las cosas en un instante.

- De todas formas, parece que ambos disfrutamos del silencio de este lugar. Aún así... tengo la sensación de que tu silencio es diferente al mío.

Susurró, dejando entrever su desconfianza mientras se cruzaba de brazos, sin dejar de estudiarle. La tensión en su cuerpo había disminuido, pero de igual forma la sensación de peligro seguía latente.

- Así que, Iska... ¿Qué es lo que realmente te trae a este lugar? Porque no creo que sea solo un paseo casual por el cementerio...

Spoiler:

Iska, siempre en su estado de distracción perpetua, apenas reaccionó al escuchar su nombre, como si lo hubieran interrumpido en medio de un trámite insignificante. Sin embargo, detrás de su fachada de indiferencia, su mente divagaba, atrapada en un análisis obsesivo del significado detrás de aquel nombre, su origen… aunque se obligó a detenerse. No podía permitirse perderse en esos pensamientos ahora, no cuando no estaba solo en aquel cementerio.

Su calma habitual se mantuvo… hasta que sintió cómo los ojos del joven frente a él intentaban atrapar los suyos. Con un movimiento discreto, desvió la mirada, enfocándola en cualquier otro rincón, cualquier lugar que no fuera esos ojos que podían provocar un desastre.

Apenas por un instante, una tenue sonrisa torcida se formó en sus labios.

—No te equivocas —admitió sin rodeos. Mentir sería una pérdida de tiempo—. Supongo que tengo esa maldita curiosidad. —Cerró los ojos un segundo, apretando el puente de su nariz entre los dedos en un intento de silenciar las voces que revoloteaban en su mente. No era el momento para perder el control—. El destino tiene formas curiosas de divertirse, ¿hm? —Murmuró, abriendo los ojos, pero sin arriesgarse a encontrarse con la mirada del otro—. No esperaba cruzarme con un ratoncito en el cementerio  —Aunque algo le decía que no era precisamente un adorable «ratoncito» lo que tenía frente a él.

Podía notar la desconfianza del joven, quizá cruzándose de brazos en un gesto defensivo. No lo culpaba. Encontrarse con alguien en un cementerio a esas horas despertaría las alarmas de cualquiera. Cuando el chico formuló su pregunta, Iska pestañeó lentamente, casi como si estuviera recordando las sesiones en su consulta, esas donde escarbaba en las mentes ajenas, buscando lo oculto. Sentía que el joven estaba haciendo lo mismo.

—El insomnio —respondió con total sinceridad—. Estas ojeras no están aquí de adorno. Prefiero salir a darme pequeñas caminatas nocturnas a pasar la noche mirando el techo. Aquí rara vez hay alguien. —Se encogió de hombros y dibujó una floritura en el aire con la mano—.  Excepto, claro, por las posibilidades que mencioné antes. Hubiera sido interesante, ¿no crees? —Su tono denotó una pizca de humor negro, mientras inclinaba ligeramente la cabeza, apoyando un dedo en la sien—. Aunque… tal vez intentas distraerme y en realidad tenías otros planes —añadió con un poco de sorna, completamente adrede para meterse con él.

Miró hacia la linterna, esperando que no se agotara la batería y los dejara a merced de la tenue luz de la luna. No es que la oscuridad le incomodase, pero le gustaba ver las expresiones de su interlocutor. Además, el cementerio tenía ese aire de decadencia que lo hacía todo más interesante.

—Ah, también… —dijo de repente, como si acabara de recordar algo irrelevante— vine por el valor histórico del lugar. —Hizo un vago gesto hacia la lápida cercana, como si fuera obvio a qué se refería. Lo miró de reojo, evitando siempre que sus miradas se cruzaran más de lo necesario.— ¿Satisfecho? —susurró, mirando de soslayo la linterna al notar que titiló por unos momentos—. Supongo que no soy el único que no puede dormir.

En el silencio que siguió, Iska parecía ponderar algo. O tal vez solo intentaba lidiar con el caos que siempre lo acompañaba en su mente. Se agachó lentamente, apoyando los brazos sobre sus muslos en una postura relajada.

—No tengo nada mejor que hacer, así que si quieres desahogarte, adelante. Te ampara el secreto profesional —No esperaba que el joven considerase su profesionalidad, le daba igual, él no era la clase de persona que iba por ahí hablando de los problemas ajenos. Además, un profesional de su índole no dejaba de ser, a fin de cuentas, un desconocido a quien hablar de los problemas personales.

Claro que también ignoraba que un cementerio, a medianoche, igual no era un escenario inspirador para hablar de cualquier inquietud.

Dominik se mantuvo en silencio, observando a Iska con más detenimiento de lo que probablemente debería. Había algo en el aire tranquilo del cementerio que permitía que los pensamientos fluyeran de manera más lenta, más calculada. No podía ignorar el hecho de que, a pesar de la frialdad en su comportamiento, el pelirrrojo era un hombre apuesto. La luz tenue apenas resaltaba los contornos de su rostro, pero había algo en sus facciones que lo hacía difícil de ignorar. Aún así, Dominik no estaba dispuesto a dejarse llevar tan fácilmente por las apariencias. Por más intrigante que fuera.

El dragón observó con más atención cómo Iska cerraba los ojos un momento, masajeando el puente de su nariz, claramente tratando de mantenerse en control. Aquello lo hizo sentir una leve empatía, aún que no la suficiente como para relajarse completamente. "Algo lo agobia...", pensó, pero no hizo preguntas al respecto. No quería parecer demasiado interesado, ni mucho menos ofrecer vulnerabilidad.

El comentario del “ratoncito” hizo que el pelinegro elevara una ceja. Ciertamente, no se veía como un indefenso ratón, pero sabía que a veces su apariencia juvenil y despreocupada podía confundir a quienes no lo conocían. "Supongo que no soy lo que parezco, igual que tú." Pensó y simplemente se cruzó de brazos de manera más relajada, sin dejar de analizar cada palabra que salía de la boca de Iska. Cuando mencionó el insomnio, Dominik no pudo evitar sentirse identificado.

- Oh... Entonces somos dos...

Dijo en un tono bajo,  sin mucho entusiasmo. Era cierto que, como el pelirrojo, también había vagado por la noche muchas veces. La broma sobre distracción lo tomó por sorpresa, y aunque normalmente ese tipo de comentarios le habrían irritado, esta vez decidió no tomárselo demasiado en serio. En lugar de reaccionar bruscamente, optó por continuar la conversación con calma.

- No tenía planes, al menos no de los que estás insinuando.

respondió, casi divertido ante la insinuación. El cementerio siempre le había parecido un lugar tranquilo, pero en compañía de Iska, la atmósfera parecía más densa, más cargada de energía, como si hubiera algo más en juego. Cuando la linterna titiló, Dominik observó cómo las sombras se movían por el lugar, y no pudo evitar preguntarse si el destino realmente tenía algo más en mente al cruzar sus caminos esa noche.

- El valor histórico...  Supongo que es una excusa válida para estar aquí.

Murmuró, siguiendo el gesto vago de Iska hacia la lápida cercana. Aunque no estaba del todo convencido de que esa fuera la razón principal por la que había terminado en ese cementerio. Algo en él le decía que había mucho más tras esas palabras indiferentes. Cuando mencionó lo del secreto profesional, Dominik se tensó ligeramente, pero mantuvo su expresión neutral. No estaba dispuesto a abrirse tan fácilmente, y menos con alguien que claramente jugaba con la mente de los demás por mera curiosidad. Sin embargo, la oferta hizo que bajara la guardia solo un poco, reconociendo que, por muy insensible que pudiera parecer, Iska no estaba intentando hacerle daño o al menos por el momento.

- Desahogarme no es mi estilo, menos con alguien que acabo de conocer. Quizás otra noche, si nos encontramos nuevamente.

Añadió, dejando la posibilidad abierta, aunque sin comprometerse del todo. El silencio entre ambos se hizo más palpable, pero Dominik no lo encontró incómodo. En lugar de eso, permitió que las sombras y la tenue luz de la linterna crearan una especie de tregua entre ellos. Era como si, en ese espacio de tiempo, ambos hubieran aceptado que, aún si no confiaran el uno en el otro, podían coexistir en ese lugar sin más confrontaciones.

- Así que... ¿Solo insomnio o también buscas algo más en estos paseos nocturnos?

Preguntó finalmente, con cierta curiosidad. No esperaba una respuesta directa, pero quería seguir explorando las capas detrás de la fachada de indiferencia del chico. Manteniendo su postura relajada pero aún alerta, el pelinegro estaba dispuesto a seguir la conversación, siempre con la guardia levantada, pero también curioso de ver hasta dónde los llevaría esa extraña interacción.

Estiró la comisura ante la contestación de Dominik, también sobre la posibilidad de que quizá se desahogue si se encuentran de nuevo. Se preguntaba en qué circunstancias sucedería; quizá por casualidad en la calle o, con algo de ironía, nuevamente en ese cementerio.

—Dejo la oferta abierta para cuando lo necesites —Se había ofrecido y no iría a retirarlo. Cobrando o no, gustaba de escuchar sobre los demás, quizá era por su curiosidad, o lo mismo para indagar en esas cabecitas, pero al menos podría decirse que disfrutaba de su profesión. Además de psiquiatría, había estudiado también psicología, licenciándose en ambas disciplinas, pero podía abordar casos más complejos e interesantes con su primera especialización.

La insistencia de Dominik sobre su presencia en el cementerio le arrancó un sonido leve, casi imperceptible, un «je» que dejó escapar al sentir que el joven trataba de diseccionarlo de la misma forma que él lo haría.

—Veo que eres un ratoncito curioso —comentó estirando una de sus comisuras—. A menos que seas otro tipo de bestia… —añadió. Seguidamente se encogió de hombros— Supongo que tampoco me gusta estar a solas con mis propios pensamientos. Quizá también intente encontrar inspiración.

Se puso de pie y se enderezó, dejando escapar un leve gruñido de satisfacción cuando su espalda crujió con el movimiento, soltando un suspiro aliviado. Eso sí que daba gusto.

—Podemos dar un paseo en otro lugar, si te apetece. Somos los únicos vivos aquí —dijo con una ligera inclinación de cabeza, señalando con la linterna hacia la salida. No solía compartir demasiadas palabras fuera de sus consultas, pero la situación lo permitía—. Soy psiquiatra, escudriñar en las mentes de los demás es mi oficio... y un placer personal.

Esperó que el muchacho decidiese si quería acompañarle. No tenía intenciones de llevarle por callejuelas oscuras, eso quizá pondría en más alerta al joven. Anduvo hacia las puertas del cementerio a paso lento pero firme, guiando con la linterna hasta salir. La entrada por lo menos estaba más iluminada por las farolas.

ALERTA (?):

Dominik observó cómo Iska se ponía de pie, observandole detenidamente sus movimientos pausados y el leve crujido de su espalda. Era una figura imponente, con una tranquilidad en su actitud que resultaba casi irritante, pero al mismo tiempo, fascinante. El tipo de persona que parecía estar siempre en control, incluso en un entorno tan lúgubre como un cementerio a medianoche.

-  Un paseo, eh…

Murmuró, considerando la propuesta. Estaba tentado de negarse por simple precaución, pero algo en la forma en que Iska lo miraba, o mejor dicho, evitaba mirarlo directamente a los ojos, despertaba aún más su curiosidad. Además, había algo atractivo en la idea de seguir interactuando con un hombre como él, un hombre que parecía tan frío pero al mismo tiempo cargado de capas que aquel dragón quería desentrañar.

- Supongo que un paseo no estaría mal. Aunque no soy el mejor con las conversaciones, pero supongo que podemos caminar por ahí sin necesidad de decir mucho ¿O tienes algo más en el interrogatorio?

Dijo finalmente, cediendo ante la invitación mientras deshacía el cruce de sus brazos. Finalizó con algo de sacarsmo la frase y una sonrisa se dibujo en el serio rostro del pelinegro.

Dominik se mantuvo firme en su lugar por un momento, observando cómo Iska caminaba hacia la salida, dejó escapar un suspiro,  había algo en la presencia del hombre pelirrojo, algo que lo invitaba a bajar la guardia, aún que sea solo fuera por un momento y eso no le gustaba del todo.

A medida que comenzaba a moverse, mantuvo la distancia justa, lo suficientemente cerca para seguir al chico pero sin dejar de estar alerta. Sabía que no podía confiar completamente en alguien que parecía tan indiferente a todo, pero eso no significaba que no pudiera aprovechar la oportunidad para seguir conociendo aquel chico un poco más. El dragón no estaba aún seguro de sus acciones y había algo que no lograba comprender del todo sobre que le empujaba seguirle. "¿Porqué me genera tanta curiosidad este chico?"

Iska esbozó una leve sonrisa, apenas una sombra en sus labios, satisfecho con la respuesta afirmativa de su acompañante.

—Si surgen más preguntas, será algo que descubriremos en el camino —comentó.

No podía asegurar que guardaría silencio durante todo el paseo; había algo peculiar en ese joven que lo inquietaba, aunque no podría precisar qué. Su intuición le decía que no estaba ante un humano, pero eso no lo perturbaba. Estaba acostumbrado a tratar con seres de toda clase en su consulta; lo insólito ya no le causaba sorpresa, para empezar, él mismo era lo que consideraría una «aberración» dado a su origen. No obstante, si se le ocurriera preguntar directamente sobre su naturaleza al joven, no esperaba una respuesta clara. Quizá el muchacho le respondería, o tal vez intentaría esquivar el tema; Iska estaba dispuesto a descubrirlo, sin ninguna prisa.

Se puso en marcha, respetando las distancias, sin forzar su proximidad. Caminaba con calma, guiando el camino hacia las zonas más iluminadas de la ciudad, siguiendo su plan inicial de no adentrarse en la oscuridad. De vez en cuando, lanzaba una mirada fugaz a su acompañante, dejando que el momento fluyera sin presiones ni expectativas.

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