El caer de las hojas [Privado]

Ya habían pasado un par de días desde que había llegado a la ciudad. Aún no había terminado de desempacar todo en mi nuevo departamento, y la verdad es que estaba demasiado cansada para seguir. Busqué la caja donde estaban mis cosas de patinaje y saqué mi disfraz. Me puse una camisa sin mangas y  una sudadera varias tallas más grande para que mi frágil figura no se notara tanto. En mis piernas unos shorts bien cortos, unos lentes de sol y una mascarilla para que no se viese mi cara, una gorra con visera para tapar mejor mi cabello y sobre esta, la capucha de la sudadera. Era perfecto. Tome mi patineta, una botella con agua, mi bolso y me encaminé rápidamente a la plaza.

Me fui arriba de la patineta, con cuidado por la calle para que no me atropellaran. Rápidamente pude divisar un montón de árboles, el parque por suerte se veía vacío, solo un par de personas yacían leyendo o descansando, pero nadie que fuera a interesarse por mí. Al llegar, me acerqué al centro de la plaza para ver donde podía practicar sin molestar a nadie. Un poco más allá  había una pileta, no tenía agua, perfecta para poder hacer trucos, y nadie se encontraba cerca. Me deslicé lentamente a mi destino, y, dejando mis cosas en el piso, me puse a practicar. La pileta era perfecta para patinar, podía deslizarme por los bordes e intentar piruetas para saltarlos. A pesar de que ya no era verano, me acaloré rápidamente y comencé a sudar . Me detuve después de una media hora para tomar un pequeño descanso y beber un poco de agua mientras admiraba la belleza de la naturaleza que moría lentamente con la llegada del otoño.

Habían pasado unos dos minutos cuando escucho unos pasos apresurados acercándose hacia mí. Por alguna razón me puse muy ansiosa, no conocía a nadie, no podrían reconocerme, pero no podía evitar sentirme paranoica. Rápidamente me puse los lentes de sol que estaban en mi bolso, en un intento de ocultar mi identidad, y miré de reojo quién se acercaba. Sorprendida gire mi cabeza al ver como la persona que se acercaba estaba envuelta en llamas. La chica corría hacia mí, no sabía qué hacer, debía ayudarla, pero el miedo me paralizo, jamás había vivido algo así. Agarré mi botella y con todas las fuerzas del mundo me paré con la intensión de tirarle agua encima, en un intento de apagar el fuego que consumía el cuerpo de aquella estudiante, pero al momento de dar un paso a delante, la chica se dejó caer de rodillas al suelo y comenzó a extinguirse. No entendía nada. ¿Cómo era posible que estuviera bien?

Me quedé mirándola unos segundos. ¿Comenzaría a incendiarse nuevamente? ¿Debería acercarme? ¿Seguía viva? Sentía mi corazón latir rápidamente por el miedo. Agarré fuertemente mi botella y me decidí a acercarme a ella. Lentamente acorté distancias, tratando de que mis pasos no se escucharan para así no asustar a la chica. Ya frente a ella me agache y le acerqué mi botella de agua a sus manos.

-¿Estás bien?... Toma un poco de agua… - No pude evitar ver su cuerpo, que a pesar de haber estado en llamas hace unos segundos no parecía tener grandes heridas, solo sus ropas habían sido calcinadas por las llamas. Dejé la botella en el suelo cerca de ella y me saque la sudadera, haciendo que se cayera mi gorro. Lo tomé rápidamente para tapar torpemente mi cabello con él y le acerqué mi prenda de ropa. Estaba muy nerviosa, no me gustaba interactuar con la gente que no conocía, pero sentía que era lo correcto – P-para que te cubras…

En silencio miré a la chica. No aceptaba lo que le daba, tampoco sabía qué hacer. Sus palabras tenues apenas se escuchaban con el ruido de la ciudad, pero aun así logré entender que quizás no quería mi ayuda. Seguidas sus palabras, trató de incorporarse, pero inmediatamente su cuerpo comenzó a arder nuevamente en llamas. ¿Qué demonios estaba pasando? ¿Cómo podía ser que una persona se incendiara de la nada? Me alejé hacia atrás sorprendida, pero en el instante en que ella volvió a caer al suelo, se extinguió. Empecé a sentir un poco de pánico, no quería dejarla tirada así, pero tampoco quería quedarme, tenía miedo, jamás había estado tan confundida en mi vida. Sacudí fuertemente mi cabeza, tratando de apaciguar el instinto de huir del lugar, tenía que ayudarla. Abrí mi mochila y busqué una camisa que siempre llevaba en caso de emergencia, estaba un poco desgastada, pero era ligera y suave. Tome la botella de agua y vertí un poco del contenido en la parte trasera, para que el estampado no interfiriera.

- Voy… voy a tocarte, ¿sí? No suelo hacer esto, pero es lo único que se me ocurre para intentar ayudarte… - Suavemente pasé la prenda húmeda por la piel de la chica, en un intento de eliminar aquello que generaba combustión, y de paso aliviar un poco las quemaduras  - Por favor, intenta tomar un poco de agua…. – Lentamente fui sacando los pedazos de ropa que ya no estaban aferrados a ella, ya que estos podrían tener algo impregnado que alimentara el fuego. Luego de sacar todos los que pude, comencé a pasar nuevamente la camisa húmeda por las partes ahora expuestas –No entiendo como una persona puede prenderse en llamas…. ¿quieres que llame a una ambulancia? … quizás debería sacarte del sol….

Le puse la camisa en la espalda en un intento de cubrir la mayor cantidad de espacio con agua y me puse delante de ella en cuclillas, mirando en dirección opuesta a la chica, para que se subiera a mi espalda y pudiera moverla con más facilidad.  – Sé que puede ser un poco incómodo subirte a la espalda de una desconocida, pero ya vimos que no te puedes levantar, y creo que sería mejor sentarte en una banca a la sombra… por favor, súbete… soy más fuerte de lo que parezco… - Entrecerré los ojos, estaba un poco nerviosa, no sabía muy bien cómo iba a reaccionar, sentía que quizás estaba siendo un poco mandona con alguien que estaba pasando por algo no muy agradable, pero no podía permitir que siguiera como estaba.

Sentí como la chica se apoyaba en mi espalda. Mientras ella intentaba aferrarse a mis ropas, la tome suavemente de las piernas y me levanté con cuidado. La acomodé con un leve saltito para asegurarme de que no fuera a caer y suspiré antes de caminar a la banca más cercana.

-No es que quiera quemarme, la verdad es que tengo mucho miedo, pero no puedo dejarte sola, no podría dormir a la noche si te dejo tirada y no sé si estás bien….

Sin darme cuenta, comencé a apurar un poco el paso, las palabras de la chica me pusieron algo nerviosa y me dio temor que se envolviera en llamas nuevamente mientras la cargaba.

-Y no sé nada de fenómenos, para mí solo eres una chica que necesita ayuda, no me importa lo que eres, me importa saber que te puedo ayudar de alguna forma.

Todavía no estaba muy segura del por qué la estaba ayudando en una situación tan peligrosa, pero ya estaba en eso y quería terminarlo, además aún no conocía a nadie del pueblo, así que tampoco podía pedirle ayuda a alguien más. Quizás era el destino que la trajo a mí, quizás solo fue una coincidencia, pero si era capaz de ayudarla aunque fuera solo un poco, lo haría. Me acerqué a la banca donde estaban mis cosas, pero decidí que no era un buen lugar donde quedarnos, así que como pude y con cuidado, agarré mis pertenencias, y continué caminando a través del parque. Llegué a una banca que estaba un poco más alejada del resto, para que así, en caso de otro “incendio”, no afectara a nadie más. La deje con delicadeza, como si se fuera a romper y me aleje un poco de ella. La observé disimuladamente, seguía sin poder encontrar lesiones físicas, era impresionante. Le ofrecí una sonrisa tímida y me senté a su lado.

-¿Ya te sientes mejor? Podemos conversar un rato si tú quieres, para ver como evolucionas… me gustaría… -titubeé un poco antes de poder continuar- me gustaría poder acompañarte hasta saber que estas bien… si es que no te molesta.