[ROL PRIVADO] Recuerdos amargos - Andrea Laakkonen

Continuación de: No son mascotas, pero merecen cuidado

Sora se quedó esperando por su chica, en lo que se sentía algo avergonzada por tener que molestar a su ángel para ir a ayudarla. La enfermera le había vendado los ojos para asegurarse de que no los abriera en algún descuido, en lo que le dio instrucciones sobre el suero a ponerse en los ojos; prácticamente dos veces al día hasta que el blanco volviera a sus ojos.
La enfermera le aconsejó no ir al día siguiente a trabajar, más que nada porque el rojo no se iría y podría asustar y preocupar a su alumnado, y siendo como es la morena, no le hacía mucha gracia preocupar a la gente. De por sí ya suficiente nerviosa se estaba poniendo con sólo imaginarse a Andrea corriendo por ella por esa urgencia por un despiste suyo.

Suspira de manera pesada y tanto ella como la enfermera dan un sobresalto al escuchar el fuerte portazo de la puerta al abrirse de golpe. Por inercia mira a esa dirección a pesar de no ver nada por las vendas.

Sora recibe el beso en la sien con una sonrisa en lo que se pone de pie y recibe un pellizco en la mejilla por parte de la enfermera, riñéndola una vez más, recordándole que al menos mañana no fuera a trabajar.

-Vale, vale, no iba a venir –Comenta acariciándose la mejilla con una sonrisa torpe para así salir de la sala con su chica, quien al tomarla de la mano la iba guiando hasta el parking del centro- Esto… ¿Me estás llevando al parking? –Pregunta señalando sus ojos vendados, indicándole que ella no podía conducir y no sabe que su chica sabe manejar la moto- Oh, hoy me tocaba regar el invernadero con una alumna, y una rosa me roció algo. Puede que me fijase mal y fuera algún tipo de flor que haga eso –Le explica acariciándose la nuca- Aunque era una rosa rara, tenía un rojo demasiado oscuro… Puede que la iluminación no ayudase mucho

Se sorprende al escuchar que la llevaría en la moto, y a pesar de que no se le ven los ojos su expresión sigue siendo gracioso.

-Espera… ¿Sabes llevar una moto? Vaya, estás llena de sorpresas –Comenta en lo que se rasca ligeramente su mejilla con su dedo índice- Lo sé… Pero parecía una, tal vez fuera uno de esos juguetes de bromas pesadas –Comenta recibiendo el beso en su mejilla que la hace sonreír y luego reír suavemente cuando su chica le da esas instrucciones.

Menos mal que Andrea suele usar tacones, en realidad, sólo recuerda que no llevara unos cuando la conoció; los demás días ha solido llevarlos. Le hace caso y van bajando los pisos, y es una pena que los ascensores los inhabiliten a esas horas ya que sería más cómodo para ambas para poder bajar al párking sin tardar tanto.

El párking era bastante grande por la cantidad de profesores y alumnos que tenían algún medio de transporte propio, y a esas horas sólo estaba su moto y un par de coches de empleados que no se iban aún. Así que es fácil reconocer su auto.

Caminan hasta su moto y se sube a esta, sintiéndose un poco rara el no manejar ella la moto, pero le gusta la idea de poder rodear cuidadosamente la cintura de su chica y que esta la llevara a su ritmo.

-Oh, si… Ahm… –Acaricia su mejilla con el dedo índice, con esa expresión tan torpe por su parte- Siento que te hayan llamado, no me gustaba la idea porque no quería que tomaras molestias por venir a ayudarme –Comenta sintiéndose un poco culpable de que su chica cediera su tiempo por ella- N-No lo malinterpretes, agradezco que hayas venido

-¿Segura…? –Pregunta con algo de timidez, pero recibe un suave castigo en cuanto su chica pellizca su mejilla sin hacerle daño.

Suspira recibiendo el beso contenta, pero enseguida una expresión llena de inocencia se queda en su rostro cuando su chica le deja caer esa indirecta que ella claramente no caza. Y no, no lo cazará porque la muchacha no es alguien que cace las indirectas a la primera, su inocencia puede con ella. Le hace caso y rodea su cintura para dejarse llevar y cuidar pos su chica.

Al llegar al bloque de pisos de su chica, Sora baja de la moto más por instinto y costumbre que por otra cosa, en lo que deja que su chica le quite el casco.

-Bueno, al menos no me escuecen tanto como antes. Mañana podré quitarme ya las vendas –Comenta recordando lo que le dijo la enfermera, en lo que una vez más, se deja guiar por su chica hasta su respectivo piso.

-Está bien, prefiero usar gafas de sol… Me siento rara con estas vendas –Comenta en lo que se deja guiar por su chica, riendo suavemente- Es difícil acostumbrarse… Aunque he de confesar que, sin poder verte, me hace pensar que hubiera pasado si te hubiera conocido siendo yo ciega… –Aprovechando que estaban en el ascensor, la acerca con suavidad a ella para así acunarla entre sus brazos- Me hubiera enamorado de todas formas de ti… Sigues siendo mi ángel –Le susurra en el oído, depositándole un tierno beso en su sien. Al llegar, toda obediente se sienta en el sofá y se piensa su pregunta- Mmm… Bueno, no me dio tiempo de cenar, pero no quiero que te molestes por mí –Rodea su cintura cuidadosamente y la atrae hasta ella, sentándola encima suyo y así besar su barbilla- Hueles bien… No recuerdo habértelo dicho nunca

Sonríe y besa con ternura su mejilla para posteriormente aceptar su beso, sintiendo un agradable escalofrío recorrer su espalda cuando su chica enreda sus dedos entre sus cabellos.

-Perdona, pero es que me encanta tenerte así conmigo –Besa su mano libre tras tomarla con delicadeza- Pero también me gusta que mi princesa me mime y cuida –Susurra besando una vez más su mano para volver a abrazarla y apoyarse en su hombro, soltar una suave y corta risa para deshacer un poco el abrazo- Mejor te libero… Que nos conocemos cuando estamos en esta posición –Comenta acariciando su mejilla y robarle un tierno beso, uno corto.

Sonríe de medio lado y la abraza con fuerza, no pudiendo evitar mordisquear un poco su barbilla y su labio inferior para robarle un beso largo. En ese beso largo, dentro de la mente de la morena aparece la imagen de ella acorralando a Andrea para devorarla con hambre y prácticamente arrancarle la ropa. En el momento en que sus labios se separan un poco y se mantienen rozando, es cuando la morena se queda pensativa y bastante preocupada.

-¿Pero qué me pasa ahora…? –Piensa, alucinando con esa imagen que le ha venido en la mente.

Es decir, adoraba besarla y mimarla, ¡pero no de esa manera! No de esa manera tan violenta y dominante. Le gustaba besarla, pero para cuidarla y mimarla, no para llevarla a la cama. Se preocupa por esa imagen, pero a ojos de su chica le quita importancia con una sonrisa y besando con tranquilidad su barbilla. La broma de la ángel ayuda a mitigar esa preocupación, haciendo que Sora se tarde un poco en pillar la broma y sonrojarse como un termómetro en lo que deja que Andrea se libere del cautiverio de sus brazos y sentarse a su lado. Se sorprende de que la tumbe en su regazo, pero termina sonriendo.

-Sí, mejor –Susurra poniéndose bocarriba y acariciar su mejilla tras tantear por su cuerpo hasta encontrar esta.

-¿Algo indebido? –Pregunta con inocencia, y una vez más, cuando la información procesa correctamente en su cabeza, el rojo estalla en su rostro- -I-Iba con cuidado de no tocar nada… –Comenta muy avergonzada, casi de manera infantil.

Siente su mano acariciar su cabello, tranquilizándola poco a poco. Si no tuviera las vendas, la hubiera mirando con curiosidad e inocencia tan suya.

-Nada en concreto… Solo que me gusta estar así contigo –Comenta con calma y con una sonrisa suave- Puedes cenar si quieres… O ir a descansar en la cama –Se ruboriza levemente- ¡N-No haremos nada! De verdad, solo no quiero que te quedes despierta por mí, también debes descansar