No son mascotas, pero merecen cuidado (Sora)

En cuanto suena el timbre para la finalización de la última clase, sus alumnos recogen para irse a hacer sus cosas; como ya se sabe, algunas y algunos alumnos les gusta quedarse un poco más para charlar con los profesores, y la situación de Sora no es una excepción. Pasan alrededor de quince minutos hasta que otra profesora acude al rescate de Sora, más o menos; pues el cuidado del invernadero está a manos tanto de estudiantes como de los profesores, ¿por qué no contratar a algunos jardineros? Supuestamente para enseñarle responsabilidad a los alumnos y con los profesores para tenerlos vigilados para que no se escaqueen. En éste caso le tocaba Sora cuidar de la alumna que le tocaba: Yuki Nakayama. Recuerda a la chica, la tiene como alumna en la parte de música y recuerda su gran talento sobre su música, pero algo tímida y no muy charlatana.

Se despide de las alumnas y de la profesora con una sonrisa y va al invernadero para seguir con su labor de responsable. Al llegar y abrir la puerta, ve a la chica regando las plantas. Al verla le sonríe con muchísima amabilidad.

-Hola Yuki, me toca a mí estar contigo para el cuidado del invernadero –Le dice acercándose a ella con gran calma, así coger el otro jarrón de agua y empezar a regar las del lado diestro- ¿Cómo van las clases en general? Al menos conmigo vas muy bien –Le pregunta para mantener una conversación con su alumna.

Sora sigue regando las plantas en lo que escucha a la chica, sonriéndole cuando le dice que en esas dos asignaturas va aprobando.

-Es lo importante, que vayas aprobando poco a poco –Le dice ruborizándose suavemente por su comentario- Oh, ¿tanto lo parece? –Ríe suavemente- ¿De Japón? Entonces venimos del mismo país, bueno, yo soy de Tokyo en concreto –Se va a llenar su regadera y a seguir en otra sección- ¿Cuánto hace qué llegaste a éste país? –Pregunta curiosa, regando.

Le sonríe con amabilidad, riendo suavemente.

-Tómatelo con calma, si trabajas día a día, los profesores siempre te ayudarán con la nota –Le dice acordándose de sus años en el instituto.

En su caso no necesitó de mucha ayuda, pero sí recuerda a algunos compañeros ir apurados y que los profesores les subieran un punto por esfuerzo y dedicación. Pero sus recuerdos de su juventud en el instituto se esfuman en cuanto escucha a la chica, no pudiendo evitar ruborizarse levemente, además de acordarse de esa bella ángel que nunca se va de su mente.
Respira hondo y vaya que se alegra del cambio de tema, ella es demasiado tímida como para hablar de su romance con su Andrea. Ríe suavemente y ella también empieza a hablar en su dialecto madre.

-Sí, nací en Francia pero me trasladé a Japón con cinco años –Le explica para que supiera el porque vino de Japón a pesar de que su apellido no fuera de tal país. Deja un momento sus quehaceres y se gira para escuchar a la chica con gran atención- Me acuerdo de Hirakata, es hermoso, aunque bueno, creo que toda Japón lo es –Comenta con cierta torpeza- Oh, así que llevas poco tiempo… más o menos –Le sonríe- Pero te estás integrando bien, eso es bueno

-Es muy bonito, bueno, creo que todo país tiene su hermosura y una buena historia que aprender –Comenta mientras va a llenar su jarra de agua- Es cierto, no recuerdo que hubiera algún jardín… Pero al menos aquí hay uno muy grande y espectacular –Recuerda con cariño el jardín japonés de esa ciudad porque fue donde conoció a Andrea- Que bueno que tengas amigos, es algo importante al llegar nueva en un país nuevo –Se gira para verla y hacer algo de memoria.

Busca las palabras correctas para poder ayudarla a su integración en ése lugar y, además, de no decir algo como “Japón fue mi nueva vida”. Termina viéndola de nuevo con una sonrisa dulce.

-Al principio me sentía como muy torpe, la educación en Japón es impecable y me acuerdo que en Francia no era tan así… El sistema de estudios, los compañeros, el entorno… Pero con el tiempo me fui haciendo a las costumbres de Japón, y bueno, era muy pequeña cuando fui ahí, así que supongo que eso ayudó bastante –Acaricia su mejilla con el dedo índice- Teniendo tu edad y la mía es distinto, pero creo que sólo hay que irse adaptando poco a poco y no pensar en el típico “en mí país eso no se hace, no me gusta” –Comenta acordándose de que ha tenido algún alumno con esa mentalidad y ha llegado a volverse a su país natal.

-Oh, sí, hay uno y además de las típicas tiendas que hay en las montañas de Japón –Le dice sonriendo con dulzura, recordando con gran cariño ése hermoso lugar y ése hermoso día en el que conoció y se enamoró de Andrea, la ángel más hermosa bajo su punto de vista.

Mientras regaba el agua le iba hablando de su experiencia en cuanto el cambio de país cuando era pequeña, y de alguna situación que ha visto entre sus alumnos. Sin duda alguna la integración en cualquier lugar ha de venir de mano de uno mismo, no se puede esperar de brazos cruzados a que alguien vaya a “rescatarte” de la soledad.

Se detiene un momento de regar para ver correr a su alumna a parar el agua, pues casi se desbordaba su jarra. Ríe con suavidad y sigue regando.

-Está bien, lo bueno del agua es que no deja manchas como si se te hubiera caído algún batido o algo –Comenta para quitarle importancia al asunto. Se pone pensativa en su pregunta- Seguiré ejerciendo de profesora, es decir, para ello me formé en ello. Lo único que puede cambiar es el lugar del centro, todo dependerá de si trasladan a mi chica a otro lugar por su profesión –Comenta, no percatándose mucho de que ya se imaginaba una vida a su lado y que no le importaría ir moviéndose entre Universidades por tal de estar con la chica a la que ama- ¿Y qué me dices de ti? ¿Te quieres dedicar de lleno a la música o a algo en concreto, como el profesorado o producción? –Pregunta curiosa, pues la música puede dar bastantes profesiones si sabes buscar.

Ríe suavemente y asiente con la cabeza.

-Eso es cierto, quitar el lodo tiene su trabajo –Se gira para mirarla con gran calma y respeto al escuchar como lo dice con cierta vergüenza- Está bien, nunca lo digas con vergüenza, no tiene nada de malo tener un sueño así y querer cumplirlo –Se gira para seguir regando- Es decir, sólo mira a los grandes grupos que les ha costado lo suyo llegar lejos; sólo no te rindas –La anima con ternura- Son buenos instrumentos, puedes ir viendo información de ellos dos para saber cuál te atrae más –Comenta.

La mira con amabilidad y se ruboriza un poco por su pregunta. Vaya que amaba a esa rubita que no podía evitar nombrarla en algún momento de alguna conversación. Ríe suavemente y niega con la cabeza, mirándola con gran calma.

-No hay nada de qué avergonzarse, nunca he tenido temor a amar a alguien del mismo sexo. Siempre he creído que ir escondiéndose es lo que le permite a la homofobia seguir existiendo, pero si se trata como algo normal, que es lo que es, la gente lo verá sin escándalo ni nada –La mira- Sólo se sorprenderán de verte con pareja y listo, que es en el caso de esos comentarios que escuchaste de mí –Ríe ligeramente- Es decir, siempre ha sorprendido ver a un profesor con vida detrás de su empleo –Sonríe enamorada- Andrea Laakonen –Dice su nombre con amor. La mira- ¿Y qué me dices de ti? ¿Encontraste a alguien especial? –Sigue regando- Si no es así, no te metas prisa, aún eres joven

Sigue trabajando en lo que sigue escuchando y prestando atención a su alumna. Le va sonriendo a modo de respuesta a lo que dice, hasta que la mira con curiosidad.

-Ahora es algo tarde y cuando terminemos es bueno que fueras a descansar, pero si quieres, una tarde puedo abrirte el salón de música y ahí vas probando los instrumentos –Se encoge de hombros- Tengo nociones de casi todos los instrumentos existentes, aunque no sé tocarlos a la perfección todo, sólo unos pocos –Le propone, pues probando con instrumentos ella podría saber que instrumento le gustaría aprender más a fondo.

Ambas siguen regando y hablando, sonriendo de esa manera al hablar de sus parejas. Sora llega a ruborizarse muy levemente por la vergüenza de que su alumna viera el claro amor hacia su rubia, pero no le molesta ya que le gusta que se vea claro lo que siente por Andrea.

-Lo importante es que eres feliz con ella, y lo digo porque sonríes igual que lo hago yo con solo pensar en ella –Le comenta sin problema alguno en lo que mira a su alrededor- Bien, creo que solo nos queda esa parte y habremos terminado