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Las estrellas serán el único testigo de lo que suceda [Priv. Skyle]
Music is War :: Glass City :: Centro de la Ciudad :: Calles
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Las estrellas serán el único testigo de lo que suceda [Priv. Skyle]
Todo el día había estado en las instalaciones del Sello mirando ciertos puntos importantes de las cosas que haríamos para los proyectos que traíamos en mente mí adorada manager y yo, tantas ideas, tantos puntos a tocar, vaya que realmente me había agotado mentalmente aquella platica tan extensa, pero aun así me encontraba feliz, aunque esa misma mañana no había sido del todo muy grata al principio, al final había resultado con un golpe de suerte, ¿qué más podía pedir?, realmente no mucho, pero por aquel lapso tan grande de tiempo había terminado llegando tarde a mi trabajo de medio tiempo.
Por haber llegado tarde al trabajo había recibido un gran regaño por parte de mi jefe el cual parecía en insistir más en que me decidiera de una vez por todas a dejar de lado aquello de ser cantante para dedicarme más de fijo y lleno a mi trabajo en el restaurante, aquello no me gustaba realmente, claro, hablo del regaño, me gustaba trabajar en el restaurante ya que en sí hacía múltiples cosas ahí, pero claro que también amaba el cantar y eso, y justo hoy que había logrado un pequeño gran avance más en mi carrera no iba a dejarlo por el trabajo de medio tiempo que hasta el momento era el que me daba para que pudiera pagar puntual la renta del departamento y vivir.
Pero bueno, luego de unas cuantas lagrimas por tantos gritos seguidos, el ruido, en este caso los gritos que claramente son fuertes, me daban miedo, cualquier ruido fuerte me causaba miedo y este no era la excepción, así que luego de unas cuantas lágrimas, de paso disculpas por el regaño descomunal del jefe que solamente había tenido un mal día y tras terminar la jornada de trabajo en la cual había que terminado por hacer unas cuantas horas extra para compensar el tiempo perdido.
El lugar ya estaba oscuro, eran alrededor de calcularía las diez u once de la noche, realmente no estoy del todo segura, no suelo revisar la hora en el trabajo, por lo general me avisan cuando terminaba mi tiempo así que no estoy del todo segura de que tan tarde sería, pero si podía darme cuenta de que ya había poca gente por las calles, era algo desolado la verdad, repito, si había gente, pero tampoco era como que realmente fuera mucha la que se encontraba y había algunas calles que realmente estaban vacías, eso me daba un cierto escalofrío y miedo.
-Esta más oscuro de lo normal…creo que hoy nos tomará algo más de tiempo llegar a casa…- No mentía, calles que normalmente solía tomar con aún algo de luz solar en ellas ahora se encontraban en penumbras y no me inspiraban mucha confianza como para volver por ellas, mismo motivo era por el cual iba a aventurar a ir por un camino distinto, aunque eso no quitaba el cierto miedo que tenía, aunque sabía que no estaba sola pues mí siempre confiable amigo que se hacía pasar por adorno para el cabello iba conmigo, eso no me quitaba el miedo a encontrarme a alguien que intentara robarme o algo por el estilo mientras volvía a casa.
Por haber llegado tarde al trabajo había recibido un gran regaño por parte de mi jefe el cual parecía en insistir más en que me decidiera de una vez por todas a dejar de lado aquello de ser cantante para dedicarme más de fijo y lleno a mi trabajo en el restaurante, aquello no me gustaba realmente, claro, hablo del regaño, me gustaba trabajar en el restaurante ya que en sí hacía múltiples cosas ahí, pero claro que también amaba el cantar y eso, y justo hoy que había logrado un pequeño gran avance más en mi carrera no iba a dejarlo por el trabajo de medio tiempo que hasta el momento era el que me daba para que pudiera pagar puntual la renta del departamento y vivir.
Pero bueno, luego de unas cuantas lagrimas por tantos gritos seguidos, el ruido, en este caso los gritos que claramente son fuertes, me daban miedo, cualquier ruido fuerte me causaba miedo y este no era la excepción, así que luego de unas cuantas lágrimas, de paso disculpas por el regaño descomunal del jefe que solamente había tenido un mal día y tras terminar la jornada de trabajo en la cual había que terminado por hacer unas cuantas horas extra para compensar el tiempo perdido.
El lugar ya estaba oscuro, eran alrededor de calcularía las diez u once de la noche, realmente no estoy del todo segura, no suelo revisar la hora en el trabajo, por lo general me avisan cuando terminaba mi tiempo así que no estoy del todo segura de que tan tarde sería, pero si podía darme cuenta de que ya había poca gente por las calles, era algo desolado la verdad, repito, si había gente, pero tampoco era como que realmente fuera mucha la que se encontraba y había algunas calles que realmente estaban vacías, eso me daba un cierto escalofrío y miedo.
-Esta más oscuro de lo normal…creo que hoy nos tomará algo más de tiempo llegar a casa…- No mentía, calles que normalmente solía tomar con aún algo de luz solar en ellas ahora se encontraban en penumbras y no me inspiraban mucha confianza como para volver por ellas, mismo motivo era por el cual iba a aventurar a ir por un camino distinto, aunque eso no quitaba el cierto miedo que tenía, aunque sabía que no estaba sola pues mí siempre confiable amigo que se hacía pasar por adorno para el cabello iba conmigo, eso no me quitaba el miedo a encontrarme a alguien que intentara robarme o algo por el estilo mientras volvía a casa.
Invitado- Invitado
Re: Las estrellas serán el único testigo de lo que suceda [Priv. Skyle]
Las historias se repetían una y otra vez. Un error que no se repite dos veces, sino más bien tres, cuatro y hasta cinco. Esa era la tónica habitual de la lógica de Skyle cuando se trataba, más bien, de Zebra. El estrés actual que cargaba el joven castaño, producto de la obra escolar y su papel protagónico que no sabía llevar, no era sino el punto de partida para una serie de sucesos y problemas que en verdad, terminaban por superarle. Cada día al acabar la escuela, se sentía en extremo somnoliento, razón por la cual había dejado de tomar sus medicamentos recetados por su psiquiatra sin la autorización del mismo. Como consecuencia, la actividad nocturna que tenía su cuerpo, a manos de Zebra, era cada vez más frecuente y prolongada. En aquella semana, había estado saliendo cada una de las tardes a la ciudad, sin volver hasta ya entrada la noche, por supuesto, ese día no fue la excepción.
Se las ingenió para dejar la escuela casi sin dejar rastro. Vistiendo como siempre su polerón de animal print y un delineado algo excesivo para un chico, sin embargo, la capucha de su polerón le ayudaba a ocultar su mirada, pues aunque “él” era todo cuanto Skyle no, sí tenía un sentido de la prudencia, cuando se trataba de cuidarse la espalda al menos. No podía ir con el rostro al descubierto, saliendo cada día en contra de las reglas de Musette.
Apresuró el paso una vez pasó de la plaza principal, aventurándose por las calles contiguas del distrito comercial. ¿Su meta? Alcanzar un lugar agradable para descargar su frustración. Un antro, un bar, un local con música a todo volumen, o una riña sencilla donde pudiera simplemente dar unos golpes, un lugar solitario o una víctima con la cual ensañarse hasta decir basta. Todo le venía bien siempre y cuando, se sintiera satisfecho y relajado, de ese modo, Skyle despertaría al día siguiente y repetirían el ciclo cuantas veces fuera necesario, hasta agotar su cuerpo, su mente.
Finalmente alcanzó la zona de los restaurantes y locales varios, recién ahí decidió salir a las calles principales, saliendo de un callejón bruscamente, chocando inesperadamente con una persona que no vio venir. Un hombre de negocios que tal vez, llevaba tanta prisa como él, sin embargo, su respuesta fue de inmediato agresiva, recriminándole al joven el cielo y la tierra por simplemente, tener la imprudencia de topar con él. Zebra, todavía de bruces en el piso, pensó en asestarle una patada en las canillas, pero antes miró a su alrededor para evitar tener testigos de eso, más de inmediato, encontró una mirada sorprendida, a no más de un metro de ambos. Una chica con ojos radiantes, casi deslumbrantes e irreales. Logró desviar su atención, mientras el hombre seguía con los sermones de adultos frente a tan mal educada juventud.
Esos ojos… Eran demasiado puros. Horrendos.
Se las ingenió para dejar la escuela casi sin dejar rastro. Vistiendo como siempre su polerón de animal print y un delineado algo excesivo para un chico, sin embargo, la capucha de su polerón le ayudaba a ocultar su mirada, pues aunque “él” era todo cuanto Skyle no, sí tenía un sentido de la prudencia, cuando se trataba de cuidarse la espalda al menos. No podía ir con el rostro al descubierto, saliendo cada día en contra de las reglas de Musette.
Apresuró el paso una vez pasó de la plaza principal, aventurándose por las calles contiguas del distrito comercial. ¿Su meta? Alcanzar un lugar agradable para descargar su frustración. Un antro, un bar, un local con música a todo volumen, o una riña sencilla donde pudiera simplemente dar unos golpes, un lugar solitario o una víctima con la cual ensañarse hasta decir basta. Todo le venía bien siempre y cuando, se sintiera satisfecho y relajado, de ese modo, Skyle despertaría al día siguiente y repetirían el ciclo cuantas veces fuera necesario, hasta agotar su cuerpo, su mente.
Finalmente alcanzó la zona de los restaurantes y locales varios, recién ahí decidió salir a las calles principales, saliendo de un callejón bruscamente, chocando inesperadamente con una persona que no vio venir. Un hombre de negocios que tal vez, llevaba tanta prisa como él, sin embargo, su respuesta fue de inmediato agresiva, recriminándole al joven el cielo y la tierra por simplemente, tener la imprudencia de topar con él. Zebra, todavía de bruces en el piso, pensó en asestarle una patada en las canillas, pero antes miró a su alrededor para evitar tener testigos de eso, más de inmediato, encontró una mirada sorprendida, a no más de un metro de ambos. Una chica con ojos radiantes, casi deslumbrantes e irreales. Logró desviar su atención, mientras el hombre seguía con los sermones de adultos frente a tan mal educada juventud.
Esos ojos… Eran demasiado puros. Horrendos.
Skyle- Ocupación : Estudiante de 3°
Mensajes : 346
Fecha de inscripción : 09/07/2012
Re: Las estrellas serán el único testigo de lo que suceda [Priv. Skyle]
Por ratos solo podía escuchar dos cosas al caminar, una era mi respiración y la otra el sonido de mis pisadas al caminar, de momentos podía escuchar pisadas ajenas las cuales me crispaban los nervios, tal vez estaba siendo algo paranoica con eso, pero el tener que pasar por calles algunas en completa oscuridad aunque las evita, me aterraba, aparte por algunos puntos, las luces de las calles falseaban y eso solamente aumentaba el miedo que podía llegar a sentir más en mi mente me repetía que nada malo pasaría, solo dios sabrá si lo que me repetía a mí misma podría ser cierto o no, pero al menos por mi parte quería creer eso, que nada malo pasaría y podría llegar a mi tan anhelado destino.
Pero vaya, vueltas para un lado, vueltas para el otro, perder el sentido de orientación intentando buscar las calles más iluminadas, bueno, estaba casi prácticamente perdida, de día no pasaría aquello y era lo más probable, pero la noche era engañosa, solo luces falseando y algunas funcionando como deberían ser, solo eso alumbraba mi camino por la oscuridad pues la luz impuesta por las estrellas de aquella noche no era suficiente, tal vez si la luna hubiera estado presente me hubiera aluminado más pero no era así, era un día sin luda y solo las estrellas veían por mí desde lo alto.
En una vuelta dada mientras intentaba reproducir alguna canción en mi mente, terminé viendo un suceso algo peculiar, aquello solamente hizo que pegará un pequeño brinco por el susto al escuchar las palabras de aquel señor, solo me hacían recordar el regaño que ya me había llevado en el día de hoy, pero al mismo tiempo, podía notar como un chico con ropas un tanto fuera de serie, ropa que normalmente no suelo ver puesta en alguien, ese chico estaba ahí en el suelo recibiendo regaño del señor, realmente no entendía que tanto le decía pues intentaba no prestarle atención a aquello, pero de lo que podía oír solamente se quejaba por la falta de cuidado del chico y le regañaba de la hora y esas cosas.
Al final, aquel sujeto se cansó de tanto gritar, se quejó una vez más por su dolor de la garganta causado gracias al castaño del piso al cual me acerqué corriendo tan pronto el sujeto de traje se alejó un poco, la verdad no era que no hubiera intentado ayudarle, solo que los gritos fuertes me habían dejado algo paralizada. -¿Te encuentras bien?- Le miraba de un modo tan inocente y con cierta preocupación mientras miraba al chico y le intentaba ayudar a levantar, podía notar su maquilla y eso de algún modo me sorprendía, realmente no estaba del todo acostumbraba a ver chicos maquillados, mejor dicho, el hecho era que me sorprendía que inclusive chicos se maquillaran más que yo, aunque en si yo nunca me maquillaba, no era tanto como que no me gustara, solo que muchas veces no veía sentido y aparte no sabía bien como hacer eso.
Pero vaya, vueltas para un lado, vueltas para el otro, perder el sentido de orientación intentando buscar las calles más iluminadas, bueno, estaba casi prácticamente perdida, de día no pasaría aquello y era lo más probable, pero la noche era engañosa, solo luces falseando y algunas funcionando como deberían ser, solo eso alumbraba mi camino por la oscuridad pues la luz impuesta por las estrellas de aquella noche no era suficiente, tal vez si la luna hubiera estado presente me hubiera aluminado más pero no era así, era un día sin luda y solo las estrellas veían por mí desde lo alto.
En una vuelta dada mientras intentaba reproducir alguna canción en mi mente, terminé viendo un suceso algo peculiar, aquello solamente hizo que pegará un pequeño brinco por el susto al escuchar las palabras de aquel señor, solo me hacían recordar el regaño que ya me había llevado en el día de hoy, pero al mismo tiempo, podía notar como un chico con ropas un tanto fuera de serie, ropa que normalmente no suelo ver puesta en alguien, ese chico estaba ahí en el suelo recibiendo regaño del señor, realmente no entendía que tanto le decía pues intentaba no prestarle atención a aquello, pero de lo que podía oír solamente se quejaba por la falta de cuidado del chico y le regañaba de la hora y esas cosas.
Al final, aquel sujeto se cansó de tanto gritar, se quejó una vez más por su dolor de la garganta causado gracias al castaño del piso al cual me acerqué corriendo tan pronto el sujeto de traje se alejó un poco, la verdad no era que no hubiera intentado ayudarle, solo que los gritos fuertes me habían dejado algo paralizada. -¿Te encuentras bien?- Le miraba de un modo tan inocente y con cierta preocupación mientras miraba al chico y le intentaba ayudar a levantar, podía notar su maquilla y eso de algún modo me sorprendía, realmente no estaba del todo acostumbraba a ver chicos maquillados, mejor dicho, el hecho era que me sorprendía que inclusive chicos se maquillaran más que yo, aunque en si yo nunca me maquillaba, no era tanto como que no me gustara, solo que muchas veces no veía sentido y aparte no sabía bien como hacer eso.
Invitado- Invitado
Re: Las estrellas serán el único testigo de lo que suceda [Priv. Skyle]
Las cejas del chico castaño se curvaron en una interrogante arrogante mientras observaba cuán empática y confiada seguía resultando alguna gente, en especial, las mujeres. Ah, pero claro, no olvidaba las excepciones. Cómo olvidar cierto suceso con una dama que le dejó con varias fracturas que solo y tan solo por la suerte de lo sobrenatural, no le valió una pasantía por el hospital. Las chicas tenían doble cara, ahora lo tenía claro y en parte puede que su expresión de disgusto estuviera más relacionada al recuerdo que al momento actual.
-Lo estoy.- Aseguró intentando no solo responder, sino también convencer al cuerpo que compartía, el que ahora mismo se levantaba con pereza del suelo, pues aunque no lo quisiera, era cierto que la actividad exhaustiva y la falta de sueño en sí le comenzaba a afectar tanto a Skyle como a él.
Sacudió sus ropas, principalmente sus pantalones luego de ver como el hombre de negocios se iba bramando a los cielos por la juventud, su vida y desdicha.
Evidioso.
Pensó el muchacho, guardando sus manos dentro de los bolsillos de su polerón de cebra, girando el rostro al lado contrario para ahora mirar a la muchacha, a la que sin ser consciente, le había estado evitando la mirada. Parecía mayor que él, pero no demasiado. Su inocencia y buena actitud era casi vomitiva para él, aunque aquello no era sino la rebelde forma de ver el mundo desde su lado y nada más. Ni él, ni ninguno de los tres en él tenían fundamentos reales para odiar ni tampoco para amar nada. Como quién corre dentro de una burbuja de plástico, admirando o detestando todo a su paso, sin poder tocar absolutamente nada.
El único instante en el que zebra comenzó a cambiar su expresión, fue ante la sorpresa de la muchacha al verle a los ojos. Reconocía esa mirada, esa mirada que nunca nadie le dedicaba a Skyle, sí, porque el pobre muchacho era aburridamente común.
-Acompáñame. – Propuso sin esperar respuesta, plantando su mano sobre el antebrazo de la chica, comenzando a caminar hacia un próximo destino indefinido, pero predecible. Algún lugar más oscuro donde algo pudieran hacer para distraerse de la aburrida juventud, de la vida y su desdicha.
-Lo estoy.- Aseguró intentando no solo responder, sino también convencer al cuerpo que compartía, el que ahora mismo se levantaba con pereza del suelo, pues aunque no lo quisiera, era cierto que la actividad exhaustiva y la falta de sueño en sí le comenzaba a afectar tanto a Skyle como a él.
Sacudió sus ropas, principalmente sus pantalones luego de ver como el hombre de negocios se iba bramando a los cielos por la juventud, su vida y desdicha.
Evidioso.
Pensó el muchacho, guardando sus manos dentro de los bolsillos de su polerón de cebra, girando el rostro al lado contrario para ahora mirar a la muchacha, a la que sin ser consciente, le había estado evitando la mirada. Parecía mayor que él, pero no demasiado. Su inocencia y buena actitud era casi vomitiva para él, aunque aquello no era sino la rebelde forma de ver el mundo desde su lado y nada más. Ni él, ni ninguno de los tres en él tenían fundamentos reales para odiar ni tampoco para amar nada. Como quién corre dentro de una burbuja de plástico, admirando o detestando todo a su paso, sin poder tocar absolutamente nada.
El único instante en el que zebra comenzó a cambiar su expresión, fue ante la sorpresa de la muchacha al verle a los ojos. Reconocía esa mirada, esa mirada que nunca nadie le dedicaba a Skyle, sí, porque el pobre muchacho era aburridamente común.
-Acompáñame. – Propuso sin esperar respuesta, plantando su mano sobre el antebrazo de la chica, comenzando a caminar hacia un próximo destino indefinido, pero predecible. Algún lugar más oscuro donde algo pudieran hacer para distraerse de la aburrida juventud, de la vida y su desdicha.
Skyle- Ocupación : Estudiante de 3°
Mensajes : 346
Fecha de inscripción : 09/07/2012
Re: Las estrellas serán el único testigo de lo que suceda [Priv. Skyle]
Saliendo de la sorpresa de que él chico usaba más maquillaje del que yo podría llegar a usar algún día, me alegraba el escuchar cómo era que estaba bien, aunque el ver cómo era que se levantaba me hacía pensar que se encontraba muy cansado, tal vez por la hora o tal vez porque tuvo un día lleno de trabajo, podría ser una opción, igual de algún modo me preocupaba que estuviera aunque afirmase estar bien, supongo que en este punto es algo raro, digo, soy una completa desconocida para él así como el castaño lo es para mí, pero aun así me preocupaba la salud del ajeno.
Ahora no sabía qué hacer, no quería parecer molesta insistiendo con que si realmente estaba bien por lo cansado que parecía, pero realmente quería saber ese detalle, tal vez, aparte de preocupación lo que sentía era curiosidad, posiblemente, en fin, en el último de los casos no tuve ni mucho tiempo que digamos de poder pensar bien en algo para hacer o decir, solo sentía como me agarraba del antebrazo tras decir que le acompañara, ante esto estaba realmente confundida sin embargo curiosamente solamente le podía seguir tal vez de lo atónita que había quedado de momento por reacción de mi cuerpo.
-Eh…etto…ne…a…¿a dónde vamos?…- Luego de ya haber dado varios pasos digamos que mi mente y habla empezaban a reaccionar, pero aunque reaccionaba de algún modo, eso no me quitaba lo confundida que estaba, ¿A dónde me pensaba llevar? ¿A dónde le tenía que acompañar?, ya es tarde y no más no comprendía a donde podíamos ir, sin mencionar que tenía que llegar a mi casa para buscar unas cosas que debía mostrarle luego a mi manager, sí, solo en eso podía pensar, aunque ahora estaba confundía por el chico.
-Po…por cierto…¿enserio estas bien?- Entre mi ingenuidad, de mi boca salieron aquellas palabras suaves y un poco susurrantes mostrando al final la preocupación inicial por el chico, si lo pensaba ahora, tal vez podría estar lo suficientemente cansado como para que en algún momento se le pudiese complicar el llegar a su destino y necesitaba de alguien que le ayudase a llegar luego, tal vez por eso me pedía que le acompañase, o bueno, tal vez solo es una conclusión sacada de mi inocentemente sin pizca de malicia.
Por otro lado, en mi cabello, el “adorno” hacía unos extraños movimientos de los cuales aún no me daba cuenta pues estaba concentrada en el chico, tal vez la presencia del contrario inquietaba en gran medida a mi pequeño y siempre confiable compañero, aquel conejo que siempre se ocultaba en mi cabello y se la vivía fingiendo ser un mero adorno para esté, él siempre había tenía digamos que su sexto sentido, su instinto animal que le alertaba del posible peligro hacía mí, sin mencionar que el pequeñín tenía un modo curioso de ver a las personas, si no le agrava les ignoraba o golpeaba con sus orejas tan largas aunque no es como que causara mucho daño esto, pero incluso si realmente le desagradaba en una gran medida la otra persona y tenía la oportunidad le mordía, sino, solamente se dejaba acariciar, era curioso su comportamiento para con los demás si me fijo ahora.
Ahora no sabía qué hacer, no quería parecer molesta insistiendo con que si realmente estaba bien por lo cansado que parecía, pero realmente quería saber ese detalle, tal vez, aparte de preocupación lo que sentía era curiosidad, posiblemente, en fin, en el último de los casos no tuve ni mucho tiempo que digamos de poder pensar bien en algo para hacer o decir, solo sentía como me agarraba del antebrazo tras decir que le acompañara, ante esto estaba realmente confundida sin embargo curiosamente solamente le podía seguir tal vez de lo atónita que había quedado de momento por reacción de mi cuerpo.
-Eh…etto…ne…a…¿a dónde vamos?…- Luego de ya haber dado varios pasos digamos que mi mente y habla empezaban a reaccionar, pero aunque reaccionaba de algún modo, eso no me quitaba lo confundida que estaba, ¿A dónde me pensaba llevar? ¿A dónde le tenía que acompañar?, ya es tarde y no más no comprendía a donde podíamos ir, sin mencionar que tenía que llegar a mi casa para buscar unas cosas que debía mostrarle luego a mi manager, sí, solo en eso podía pensar, aunque ahora estaba confundía por el chico.
-Po…por cierto…¿enserio estas bien?- Entre mi ingenuidad, de mi boca salieron aquellas palabras suaves y un poco susurrantes mostrando al final la preocupación inicial por el chico, si lo pensaba ahora, tal vez podría estar lo suficientemente cansado como para que en algún momento se le pudiese complicar el llegar a su destino y necesitaba de alguien que le ayudase a llegar luego, tal vez por eso me pedía que le acompañase, o bueno, tal vez solo es una conclusión sacada de mi inocentemente sin pizca de malicia.
Por otro lado, en mi cabello, el “adorno” hacía unos extraños movimientos de los cuales aún no me daba cuenta pues estaba concentrada en el chico, tal vez la presencia del contrario inquietaba en gran medida a mi pequeño y siempre confiable compañero, aquel conejo que siempre se ocultaba en mi cabello y se la vivía fingiendo ser un mero adorno para esté, él siempre había tenía digamos que su sexto sentido, su instinto animal que le alertaba del posible peligro hacía mí, sin mencionar que el pequeñín tenía un modo curioso de ver a las personas, si no le agrava les ignoraba o golpeaba con sus orejas tan largas aunque no es como que causara mucho daño esto, pero incluso si realmente le desagradaba en una gran medida la otra persona y tenía la oportunidad le mordía, sino, solamente se dejaba acariciar, era curioso su comportamiento para con los demás si me fijo ahora.
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Re: Las estrellas serán el único testigo de lo que suceda [Priv. Skyle]
- Da igual donde, solo quiero divertirme. Te doy 15 segundos. - Declaró tan altanero que cualquiera estaría en el derecho de ofenderse y pensar en simplemente dar media vuelta y marcharse lejos de aquel, por decirlo poco, extraño e impertinente sujeto. Pero aquello no era realmente una opción. La firmeza con la que la mano del castaño se aferraba al antebrazo de la chica era abrumadora, como si desde lo más recóndito de sí, Skyle estuviese clamando por la compañia de alguien más.
-Vuelve a preguntarlo y te aseguro que entonces sí estaré mal. Ahora, responde lo que te pregunté. - Zebra le dedicó una mirada impetuosa a modo de advertencia, pero en el mismo momento en que su cabeza giró en su dirección para realizar dicha amenaza, su mirada se clavó en aquel peculiar adorno para el cabello que evidentemente parecía extraño.
Por tan solo un breve instante la mirada del muchacho pudo haber sido compartida y tan genuina como la del otro en su interior, reflejando auténtico asombro u curiosidad infantil que le llevó a, sin siquiera reflexionar un segundo al respecto, frenar sus pasos, girar el cuerpo y con la mano que no estaba sujetándo a la chica, intentar alcanzar aquello que ahora se había convertido en su punto de atención. Su mano lo rodeó y tiró sin ninguna delicadeza, quería sacarlo de ahí y examinarlo, pues no entendía como era que un simple adorno podía moverse como si tuviera vida propia.
¡Imposible!
¡Todavía ni siquiera había ingerido drogas!
-Vuelve a preguntarlo y te aseguro que entonces sí estaré mal. Ahora, responde lo que te pregunté. - Zebra le dedicó una mirada impetuosa a modo de advertencia, pero en el mismo momento en que su cabeza giró en su dirección para realizar dicha amenaza, su mirada se clavó en aquel peculiar adorno para el cabello que evidentemente parecía extraño.
Por tan solo un breve instante la mirada del muchacho pudo haber sido compartida y tan genuina como la del otro en su interior, reflejando auténtico asombro u curiosidad infantil que le llevó a, sin siquiera reflexionar un segundo al respecto, frenar sus pasos, girar el cuerpo y con la mano que no estaba sujetándo a la chica, intentar alcanzar aquello que ahora se había convertido en su punto de atención. Su mano lo rodeó y tiró sin ninguna delicadeza, quería sacarlo de ahí y examinarlo, pues no entendía como era que un simple adorno podía moverse como si tuviera vida propia.
¡Imposible!
¡Todavía ni siquiera había ingerido drogas!
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