Twinkle, twinkle, Little Star (Priv Skyle)

La verdad es que a Arthur nunca se había interesado por tocar algún instrumento musical. Sin embargo, desde su llegada a Musette había comenzado a practicar el violín. Había tomado un par de clases para principiantes y le habían facilitado uno para practicar fuera del horario de clases.
Lamentablemente el Ángel de la Música no le había sonreído al rubio y no contaba con ningún talento innato para el instrumento. Al principio, el violín se escuchaba como un gato llorando y Arthur había roto las cuerdas en diversas ocasiones, ya fuese por apretarlas demasiado o utilizar mal el arco. De todas formas, cuando se trataba de la música, el rubio no bajaba los brazos.
Aprovechando que tenía un bloque libre de clases, Arthur había decidido practicar un poco en la sala de Música o en la de ensayos, mas al ver que todas estaban repletas terminó vagando por toda la Escuela hasta dar con la azotea. Al ver que en el sitio no había nadie y que además no estaba lloviendo, se apresuró en sacar el violín del estuche para ensayar.
"Al menos ya no se escucha como un gato maullando" Pensó para sí mismo luego de interpretar 'Twinkle, twinkle, Little Star' por primera vez sin ningún error. "Ni siquiera Lindsey Stirling podría tocar esta canción como yo."
Y sonrió para sí mismo con su mala broma.

Era cerca del tercer periodo cuando su usual escape era realizado con toda cautela, era la hora de la clase de canto y no era que tuviera algo en particular contra el profesor, pero simplemente Skyle no lograba sentirse cómodo ahí cantando con el resto. Entonces cedía voluntariamente su cuerpo a él, aquel que ansioso esperaba la oportunidad para tener algo de libertad, aunque bien conocía los límites: Si no era de noche, era imposible abandonar el edificio de la escuela, por lo tanto no le quedaba más que escabullirse por la escuela y la azotea era precisamente una de sus primeras y más comunes opciones.

Iba subiendo con rapidez la escalera, cualquiera que lo viera se extrañaría al notar a "Skyle" moviéndose tanto. Pero la verdad era que de alguna manera zebra siempre había demostrado ser más atletico y ágil que el dueño de aquel cuerpo. Cuando ya desde el piso anterior escuchaba el terrible sonido de un violín. El castaño hizo una mueca de desagrado. No porque él supiera cómo tocar dicho instrumento, ni siquiera le llamaba la atención, ¡pero esta era una escuela de música!

Oh~ Lo siento.
...

La idea de que hubiese alguien en la azotea, no le hacía demasiada gracia, por el contrario, le había puesto de un evidente malhumor. Lidiar con el estrés de Skyle era una cosa, pero que además tuviera que soportar a cada idiota de la escuela, terminaba por arruinar por completo su concepto de escape. Por supuesto la azotea era un plan que pudo haber abortado, debería haber algún otro lugar donde pasar las horas de clase en tranquilidad, pero no, Zebra era testarudo y no se rendía fácil hacia lo que quería, aunque fuera un mero capricho.

Abrió la puerta con un puntapié y rápidamente buscó con la mirada al sacrílego del violín que resultó ser un muchacho que no conocía. Un alumno, claro estaba por su uniforme, pero no recordaba haberlo visto antes, ni en sus ojos ni en los de Skyle. ¿Sería un alumno de algún curso inferior?

Habían personas capaces de abstraerse completamente de la realidad al tocar instrumentos musicales. Sin embargo Arthur no era de aquel tipo y al escuchar como la puerta de la azotea se abría de un fuerte golpe saltó como un animal asustado. Alcanzó a sostener el violín antes de que se le cayese de las manos y respiró aliviado.
Se dio media vuelta, sintiendo como los músculos de su cuello se iban tensando a medida que sicológicamente se preparaba para tener contacto con otro ser humano. Hasta el momento no había tenido ninguna mala experiencia en Musette, pero era mejor ser precavido. Al fijar sus ojos en los del contrario sintió la desaprobación de este ¿Que clase de cosas habría pensado aquel chico al escucharlo? Ni siquiera quería preguntárselo. El rubio se sentía como un criminal que acababa de ser atrapado luego de matar a alguien; se mordió nervioso el labio inferior y comenzó a guardar el violín en el estuche. Todo en el más absoluto silencio, intentando borrar su presencia.
"Y esto nunca pasó."

Su mirada repasó casi con cuidado la silueta del muchacho, parecía ser debilucho, tenía unos ojos claros que le daban un aire de extrangero, y evidentemente, una personalidad más bien sumisa, pues ni siquiera había querido tener contacto con su mirada y ya estaba guardando sus cosas, dispuesto a irse. Pero no, eso no sucedería pues Zebra acababa de decidir que aquel era el pobre cordero que debía asumir el lugar de sacrificio para calmar no solo su mal humor, sino también el peso que sobre los hombros de Skyle caía desde hace un mes.

¿Quién no estaría irritado y agobiado sin ser capaz de dormir más de dos o tres horas diarias en la última semana? ¿Quién no querría liberar un poco de estrés de la forma más conveniente? ¡Pobre alma con mala suerte! Aunque ahora skyle era ligeramente cauteloso. Todavía recordaba a la especímen que se le había ocurrido atacar en la playa y le había dejado con varios huesos rotos, para después hacer como si nada, la muy infeliz.

Antes de que el muchacho terminara de guardar el instrumento, el castaño giró el pestillo de la puerta a la azotea y como si nisiquiera midiera las consecuencias de sus actos, la cerró. Las probabilidades de ser interrumpidos se acercaron a cero y aunque el otro quisiera alcanzar la puerta para escapar, zebra se aseguraría de impedírselo.

-Oye, oye, ¿porqué tanta prisa si hasta hace nada estabas torturando ese instrumento?- Se burló sin ninguna consideración. - ¿De qué año eres? - Preguntó mientras en su cabeza un muy pasivo Skyle intentaba no prestar atención a lo que ocurría.

"Oh mierda."
Estaba en problemas. Lo supo en el momento en que había escuchado la puerta cerrarse y de inmediato maldijo el no haberse quedado en la sala de música. La mejor opción era ignorarlo, mantener la distancia y rogar para que el sujeto se aburriera de tratar con una planta.
Terminó de guardar sus cosas y al mirar al contrario, le negó con la cabeza. Levantó su dedo índice y el medio, intentando decir que era de Segundo año. Ladeó la cabeza y sintió como le estaban sudando las manos ante el nerviosismo, pero al menos no estaba temblando como una gelatina. Intentando evitar cualquier problema, optó por sacar un libro y sentarse a leer en el piso. Si era un buscapleitos, no le conveía sacar ningún artefacto electrónico que pudiese romperse.
"En algún momento se aburrirá o le darán ganas de ir al baño, supongo."

¿Sin respuesta? ¿Solo un gesto? ¿Así tanto pretendía evitarlo? Pues era en vano. El pobre cordero ya estaba condenado. Aunque debía reconocer que al menos había obtenido, aunque de una forma inesperada, la información que había solicitado: Alumno de segundo año.

Perfecto. Eso significaba que poco y nada tenía que ver con Skyle, aunque en verdad, fuera del curso que fuera, el resultado del encuentro sería más o menos el mismo.

-¿Te estás burlando? - Preguntó mientras sus pasos iban en su dirección, procurando mantener la mirada fija sobre su objetivo y presa, deteniendose solo cuando estuvo frente a él, dandole un puntapié al estuche del instrumento, procurando alejarlo de él. De esa forma si intentaba escapar suponía que se preocuparía primero de llevarse el instrumento y no de alcanzar la puerta, lo que le daría tiempo a él para aguar su huída. Si llegaba a hacer lo contrario, también le jugaría a favor, aunque a un más largo plazo.

-¿O es que acaso te ha comido la lengua un ratón? -En cuclillas frente al muchacho tomó su rostro con brusquedad, apretando sus mejillas para obligarle a abrir la boca, siendo bastante grosero en sus modales, sin molestarse en presentaciones ni por menores. -¡Pero si ahí está!- Concluyó con hiriente sarcásmo, mientras metía dos de sus dedos en su boca para apretar la lengua que había encontrado.

Para muchos tal vez las acciones de zebra eran muchas veces desmedidas. Humillar, acosar o golpear a otros niños había sido motivo de varias represalias cuando su padre lo intentó mantener en una escuela normal, y aunque los cabecillas de la escuela tenían clara la condición de Skyle, no dejaba de ser un tanto problemático, pues el chico no hacía nada estrictamente ilegal.

Además papi siempre pone el dinero para el perdón de nuestros pecados.
No son míos.
Oh, cierto.

En Musette los incidentes habían sido siempre menores, no contaba con un gran historial porque de alguna manera, tanto zebra como Skyle habían logrado manejar un poco más las cosas. Pero últimamente se estaba volviendo complicado. Por más que Skyle no lo asumiera, ya era un adolescente que no solo debía lidiar con los problemas propios de su edad, sino que además estaba intentando encajar de forma forzada en ese mundillo del espectáculo que no tenía ningún futuro que ofrecerle a una persona como él.

¿¡Qué importa eso?! ¡Vamos a quitarle el futuro a los demás también!

No podía permitir que algo le pasara al violín, de hecho si lo pensaba seriamente no podía ni siquiera correr considerando su estado físico. Lo mejor que podía hacer era esperar.
"¿¡Cual es su maldito problema!?" Gritó dentro de su cabeza mientras intentaba esquivar el ataque, pero había sido demasiado lento. En un acto reflejo que ni él mismo había pensado en hacer, el rubio mordió los dedos que habían invadido su boca con fuerza. Se movió hacia un lado, intentando buscar nuevamente su espacio personal y escupió al suelo, asqueado por el contacto físico.
Se limpió la boca con la manga de su chaqueta y se quedó mirando al castaño. No era la primera vez que lo humillaban, de hecho siempre que veía a otra persona sabía que no podía esperar nada bueno de ella. Por eso siempre evitaba a los demas.
"Ignóralo" Volvió a decirse a sí mismo, dejó a un lado el libro que había intentado leer. "No puede humillarte más de lo que ya lo han hecho antes"

-¡Mierda!- Maldijo de inmediato al sentir el apretó sobre sus dedos y al retirarlos notó las marcas que había dejado, quedando las superiores levemente sangrantes. La mirada del castaño fue fiera, no del modo en que un animal lo sería, sino únicamente con el resentimiento y la ira desmedida propia de un ser humano. Ahora sí el otro había firmado su condena.

-¡Pero mira que tienes que ser idiota!-Al mismo tiempo tomó la camisa del otro con la mano ilesa y ejerció fuerza contra él hasta obligarlo a caer de lado al suelo. - ¿¡Estamos en una escuela de música y lo primero que se te ocurre es herirle las manos a un alumno?! ¡Tienes que estar enfermo! ¡Tendrás problemas cuando tenga que explicar porqué no puedo tocar el piano correctamente!- En sus palabras se percibía la indignación, pero la verdad es que no era más que una mentira que él mismo estaba disfrutando. Toda una hipocresía.

¿No había sido él mismo quién había cerrado la tapa del piano sobre ambas manos de su compañero de clases, Lucien? ¡Y el muy imbécil seguía pendiente de Skyle como un buen samaritano! Demás estaba decir que ni él ni ninguno de los tres en ese cuerpo sabía siquiera como tocar un teclado, todo había sido una gran hipocresía ante la cual no pudo contener la risa. Esa risa insana que hace rato no resonaba en sus oídos y estremecía al que huía dentro de sí.

-Bueno, bueno, para que veas que no guardo rencores... - Todavía conteniéndolo de lado contra el suelo, giró el brazo del menor que no estaba aprisionado contra el suelo para trabarlo en una especie de llave mal ejecutada y lo alzó hasta llevarlo a sus labios, mordiéndole la base del pulgar hasta hacerlo sangrar mientras su mano estrujaba el resto de sus dedos para evitar que le arañara la cara.- Estamos a mano. - Finalmente lo soltó, pero solo para recargar su peso en el cuerpo ajeno y acercar sus labios a su oreja.-Solo bromeo~... ¡Queremos oírte gritar! -

"No le creo." Se dijo a sí mismo intentando hacer que cualquier tipo de culpa se desvaneciera de su mente. No, un pianista nunca se hubiese atrevido a hacer algo como ello, el mismo Arthur tocaba el teclado para ayudarse a componer canciones.
Sentía como el corazón le latía con fuerza y parecía que en cualquier segundo se le iba a salir por la boca. Se mordió los labios intentando no hacer ningún sonido cuando el contrario le había hecho sangrar el dedo. Se revolvió una y otra vez, como un pez fuera del agua. Sentía miedo de aquella criatura que había comenzado a reírse de la nada, disfrutando del sufrimiento ajeno ¿En serio existían alumnos así de peligrosos en Musette?
"No es como si pudiese gritar, vómito de perro." Pensó con amargura mientras forcejeaba nuevamente con el contrario. Tanta era la adrenalina que incluso el dolor de su dedo había pasado a un segundo plano. Aquí era cuando detestaba el ser un maldito vago y no haber pisado un gimnasio en su vida.
"¡Piensa en algo, lo que sea!" Se gritó a sí mismo y recordó a uno de sus personajes favoritos de videojuegos. Juntó toda la saliva que había podido en su boca y con una puntería, digna de un shooter game, escupió en la cara del castaño. Recordando repentinamente que su brazo había sido liberado, lo enroscó y golpeó con el codo en la mejilla del chico intentando levantarse del piso.
"¿Y si yo te hago gritar a ti mejor?"

Quizás el orgullo y confianza de Zebra era tal que justamente eso le impidió preever siquiera los movimientos de su compañero. Incluído el golpe con el codo que le dio de lleno en el pómulo izquierdo de su rostro. Sin poder evitarlo, el movimiento lo llevó hacia un lado, restando peso sobre el cuerpo del de ojos claros y brindándole a éste una posibilidad de escape. La indignación del castaño se hizo evidente mientras se incorporaba del piso, limpiandose el rostro con asco exagerado e intentando ignorar el dolor del golpe porque ese, a final de cuentas, no sería su problema.

Maldito crío, malditas todas las ratas de esa escuela, le frustraba de sobremanera no poder simplemente desquitarse con ellos sin medir las consecuencias como lo haría fuera del establecimiento con cualquiera, pero ellos no tenían ninguna consideración en darle sin más uno o dos golpes. ¿Quizás estaba recibiendo lo que se merecía? Pues así no lo veía él, porque aunque hubiese sido zebra el que había tenido un acercamiento violento, el que había dado el primer golpe certero había sido el otro. ¿No es cierto?

No era que intentara excusarse, o quizás lo hacía por costumbre hacia aquel que comenzaba a alarmarse en su cabeza, pero no le permiría retomar el control aunque gritara y pataleara.

Está bien, está bien~ Calma.
¡No! ¡Tú tienes que calmarte...!
Vamos Skyle, tú nos conoces. Sabes que es imposible.

Sin dejar pasar mucho tiempo, volvió a intentar reducir las distancias con su objetivo. Un paso, dos pasos, pero había algo que no terminaba de hacerle sentido y era ese testarudo silencio que guardaba el menor.

-Oye, di algo.- Ordenó porque ya le estaba cabreando no encontrar la lógica en su actuar. ¿No debería al menos ya haber recibido un insulto de su parte? -Aunque quizás es más conveniente para mi si decides mantener tu voto de silencio.- Sonrió amenazante intentándolo persuadir un instante antes de probar lanzarle una patada al muchacho a la altura de su estómago, más enérgica que el puntapié que había dado en la puerta al llegar.

Lejos de haber calmado su mal humor, ahora se sentía terriblemente irritado, al punto que las voces de los otros dos poco a poco quedaban completamente opacadas en su cabeza.

Queremos destruír algo, romperlo en pedazos...

Pero aquella patada no había logrado darle en el estómago gracias a los reflejos casi felinos del rubio. En un abrir y cerrar de ojos, el chico propició una pulcra llave tomando el tobillo del contrario y luego haciéndolo caer al suelo.
Era lindo soñar.
Arthur estaba paralizado en una mezcla extraña de miedo y ansiedad mirando como el otro se acercaba. Uno, dos... Ni siquiera había visto venir la patada en su contra y solo había podido apretar los dientes cuando sintió como se doblaba sobre sí mismo ante el espantoso dolor en su estómago. Retrocedió unos pasos e intentando mantenerse de pie volvió a respirar ¿Desde cuando era tan difícil tomar aire?
Silencio.
¿Si pudiera hablar, que le diría a aquel sujeto? Ni siquiera valía la pena en pensar en ello y en las miles de palabras que se le ocurrían para insultarlo. Volvió a enderezarse sintiendo el dolor y miró al chico, podían seguir peleando. El rubio se alzó de hombros y negó con la cabeza, como si se tratara de un caso perdido y chasqueó la lengua.
"Siempre puedo decir que fue en defensa propia. Y solo por lástima me creerían, aunque suene estúpido"

Su expresión fue de sorpresa, por lo general no era de los chicos que se enfrentaran directamente con otros de aquella manera, solía más bien crear las instancias perfectas para llevar la ventaja y que las cosas fueran a su favor sin mucho esfuerzo, pero esta vez su humor había sido el responsable de su desmedida violencia. Tal vez era la primera vez que lograba dar una buena patada como esa y por ello había sido su franca sorpresa.

-Bueno, es mejor asi. - Su cuerpo temblaba, ¿emoción de zebra o miedo de skyle? Era dificil responder. No importana si era Skyle o cualquiera de los tres, de todos modos seguían siendo no más que un adolescente que no encajaba en su entorno.-Vamos... si gritas o lloras ahora, no tendré que romperte algo para obligarte a sacar la voz. - Se encogió de hombros para inmediatamente después volver a ponerse en guardia. Si lo volvía a tirar al suelo esta vez no iba a perder la oportunidad de hacer algo más que una amenaza.