Un pequeño percance. -Michael Russo-

Luego de que Argi le ayudara a llegar hasta el baño de hombres, tras su desvanecimiento en la cafetería, Eiji ingresó con urgencia, sin importarle mucho quién estuviera dentro. Simplemente avanzó como si el mundo aún le diera vueltas, con la espalda un poco encorvada y su mano derecha sobre sus labios en un signo evidente de nauseas.

Casi a tropezones abrió al puerta de uno de los baños y en el mismo momento que abrió la tapa del retrete sintió como inevitablemente su cuerpo devolvía todo el café que recién había ingerido. Detestaba eso, pero al parecer esta vez no solo la anemia había sido su enemiga, seguramente algo más había en su estómago, pues aquella condición no era común.

Lo que agradecía enormemente era la limpieza de los baños de aquel recinto. Todo estaba limpio hasta el punto que casi parecía un hotel. De lo contrario, haber dejado de vomitar, tal vez hubiese sido el doble de dificil.

-Qué asco...- refiriéndose a su propia condición en un murmullo. Se limpió un poco la boca antes de tirar la cadena y luego se puso de pie, viendo si es que se encontraba solo o no.

No tenía mucho tiempo de que se había instalado en esta ciudad y seleccionó esta ciudad por lo que había escuchado de ella, una ciudad donde la música lo era todo y donde estaban músicos con mucho talento y estudiantes aspirantes a eso no siendole tan dificil entrar al sello como manager aunque aún no tuviera a quien representar.

Llegó al edificio puntual como siempre, en espera de que se le asignara un cantante o grupo, o que él encontrara a alguien. Todo parecía estar tranquilo, él a pesar de no haber dormido mucho se levantó muy temprano. Una vez dentro del edifcio y por el gran gentío que había comenzó a sentirse mal, con dolor de cabeza y mareado optando por ir al baño para refrescarse.  En el momento en que entró se escucho un sonido muy peculiar, uno que conocía muy bien todas las noches en el bar, se dirigió a los lavabos mirando hacia aquel sanitario donde se escuchaba el sonido de alguien vomitando preguntándose si era prudente preguntarle a la persona si necesitaba ayuda.

Decidió que si iba a ayudar primero él necesitaba estar derpierto al %100 así que ignoró por un momento a la persona para refrescarse echándose agua en el rostro y el cabello, estando tan tranquilo, como si él fuera la única persona en el lugar y es que necesitaba pensar primero en él, aunque sea por unos breves minutos.

Aún se sostenía de donde podía con una de sus manos, sin llegar a exagerar el hecho, pero si siendo necesario para no tambalearse. Daba igual si quedaba como un raro, más de lo que comunmente ocurría, pero no era la idea quedar como un tonto.

Al salir del baño hacia los lavamanos notó que efectivamente, no estaba solo. Una mezcla de vergüenza y el doble de asco por si mismo apareció en él, haciendole encoger un poco el único ojo a la vista.

-Lamento aquello...- Fue su más expresiva disculpa, y aún algo pálido, se acercó al lavamanos para enjuagar su boca. El sabor amargo del café con la mezcla de las sustancias naturales de su estómago no eran nada agradables.

Luego de terminar de lavarse, casi obscesivamente la boca, y ante la incapacidad de hacer algo sencillo como mirar de reojo, optó por mirar directamente a la persona a través del espejo que frente a ellos había y con ello un escalofrío, que para Eiji resultó, como menos, agradable, le recorrió el cuerpo. Aquel tipo intimidaba.

Comenzaba a sentirse un poco mejor después de refrescarse, miraba por el espejo los baños, en espera de que saliera la otra persona para ver si aquello fue solo por algo que comió y no le sentó bien o era otra cosa que necesitaba de mucha más atención. Al ver salir al chico se sorprendió un poco por su apariencia tan ¿Extravagante? Si era la palabra que en estos momentos podía descubrir al chico y sin darse cuenta no apartaaba la mirada de él y de los movimiento que hacía. Parecía que no parpadeaba cuando el chico se acercó donde estaba hasta que escucho su disculpa.

-Estoy acostumbrado a ello- Fue lo único que comenó y era cierto, algunas veces el olor era muy fuerte de los baños pero se acostumbró. No miraba aún con aquella expresion dura como si estuviera examinándolo pero no lo hacía, solo que ese era su expresión el día de hoy y aquella voz seria no le ayudaba en lo absoluto- ¿Ya estas mejor o necesitas pasar más tiempo en el baño? Si tienes pena puedo salir para que lo hagas en privado- Dijo voletando a verlo, ya no quería verlo a través del espejo pues de este modo no creía que hacía contacto directo.

- Deberías de ir a la enfermería para que te revisen-Lo dijo más que como recomendación una orden y es que no era tanto por que se preocupara de su salud, más bien para que aquel chico, fuese la ocupación que se ejerciera, lo hicera ya sin contratiempos o que descansara por un día y así rendir toda la semana.

-...- La mirada única del tuerto no se movió de esa figura en el espejo, sus oídos escucharon su voz evaluando con naturalidad si esta tenía relación con aquella primera impresión que le había dejado. Lo siguiente fue la actitud. ¿Era eso preocupación o una simple deligencia? No era como si en verdad Eiji pudiera distinguir entre las dos.

-Pfff... Hahaha.- No contuvo la risa fugaz, ni siquiera hizo el intento de ello, simplemente le dejó ir con la misma naturalidad que de él había salido el café. -"Si tienes pena puedo salir para que lo hagas en privado" Suena como si necesitara hacer algo más que vomitar...- Entonces irgió el cuerpo, girándose hacia el sujeto con el aire malicioso, pero a la vez débil, rodeándole. - ¿No crees?- De nuevo oía la misma sugerencia acerca de la enfermería, práctica, sí, pero aburrida a fin de cuentas. Si Eiji tomara en cuenta todas las veces en las que le dicen algo similar, probablemente, estaría internado la mayoría del tiempo y eso, en definitiva, es una ridiculés. Pero como explicar aquello a un sujeto que más que sugerir algo, parecía estarlo ordenando, en una mezcla extraña de prepotencia y algo más... algo que en definitiva, en ese minuto, el más bajo no supo definir.

-Lamentablemente es la primera vez que estoy en este lugar. Solo vine a audicionar y supongo que, a final de cuentas, os nervios me traicionaron.- No era del todo una mentira, pero en definitiva no era la verdad.- Por lo que no tengo idea dónde está esa enfermería. Además, solo se trata de una estupidez... - Por la expresión de su rostro no parecía realmente ser una, pero era curioso esto de estar conociendo personas en cada rincón de esa construcción.

Si todos los días iban a resultar así de divertidos, ¿qué importaba un detalle como ir a la enfermería?

La otra persona estaba claramente riéndose por su comentario de salirse pero él estaba tranquilo, ni siquiera se movio solo se le quedó viendo al otro chico aunque al ver que cambio su expresión alzó levemente una ceja, su instinto le indicaba que debía de tener cierto cuidado con la persona enfrente y no bajar la guardia como lo estaba haciendo al verlo muy pálido y enfermo- No nos conocemos por lo que no tendría idea de lo que harías si me fuera, lo sugerí debido a que algunas personas tienen mucha pena de hacerlo enfrente de alguien más- Comentó calmado, midiendo muy bien sus palabras y escuchando con atención las razones de él.

Una expresión dura apareció en su rostro al escuchar lo último. Para él la salud era una cosa importante y eso lo descubrió después de malas experiencias en el pasado, cuando ignoraba estar enfermo y aún así practicaba e iba a los conciertos, en más de una ocasión en pleno ensayo o escenario se desvanecía vencido por la enfermedad.

-Si en un principio de tu carrera no le tienes importancia a tu salud entonces vete despidiendo por que no dudarás mucho tiempo- Se le quedó mirando por unos momentos de manera más dura, después hizo un movimiento, caminando para tomar papel y secarse las manos, en ese instante pareció que le perdí interés al chico pues ni siquiera le miraba y al ver que el chico no tomaba enserio su salud fácilmente podría irse sin decirle nada más pero se prometió no ser ya TAN estricto y ser un poco tolerante.

-Se donde está la enfermería podría llevarte, si en verdad no te interesa entonces chico fue un placer el conocerte, aunque ha sido una situación bastante peculiar- Finalizó esperando la respuesta de la otra persona mientras se cruzaba de brazos, todo lo había dicho muy enserio.

¿Lo estaba regañando? ¿Enserio? Bien, no es como si en verdad a Eiji le importara esa clase de "amenaza", pues tampoco era que aspirase a permanecer mucho tiempo en aquel lugar. No por una cuestion de autoestima o confianza, sino porque se sabía muy disonante contra aquel mundo y un claro ejemplo de ello era lo que aquel sujeto, le hacía notar.

- Si fuera por eso creo que optaría por aceptar el encaminarme a casa, pero incluso eso, no es necesario. Ah, de pronto me siento atrapado en un dilema al que no estoy acostumbrado. - Acto seguido a sus palabras, suspiró y avanzó dos pasos hacia él, ladeando ligeramente la cabeza, mirando hacia arriba, hacia la mirada ajena que por momentos, había comenzado a ignorarle.

-¿Podrias llevarme, solo para que me den algo para el estómago y luego dejarme en la salida de este lugar, buen samaritano? -Sí, en sus palabras de nuevo iba esa burla intrínseca y totalmente inecesaria.

Sus pasos algo tambaleantes se adelantaron a la puerta del baño por la cual, en todo ese tiempo, nadie había entrado. Solo eran ellos dos desde hace un rato. Eiji puso la mano sobre la puerta, a la espera de la respuesta ajena. Por alguna razón sentía la necesidad de bromear con aquel sujeto, de hacerle perder la paciencia, pero de igual manera, tal vez su mero instinto, le decía que no era bueno dejarse llevar. Aún había algo en su presencia que le advertía no excederse en sus juegos.

- ¿Podrías? -

Aquel extraño parecía comenzar a captar la atención de Michael, por aquel comportamiento tan inusual que estaba presentando, mirándole solo con curiosidad, era como si el chico deseara que él no le tomara tanta importancia a lo que le estaba sucediendo. Incluso  esta teoría la reforzó por aquella escena digna de una obra de teatro, él solo alzó levemente una ceja dejando de estar cruzado de brazos, obviamente el chico no estaba muy bien.

-De acuerdo, no está muy lejos la enfermería- comentó casi enseguida que el otro chico se acercara a la puerta. No tardo en llegar a la puerta, solo le costaron unos pocos pasos gracias a sus piernas largas que poseía. Abrió la puerta del baño esperando a que el chico fuer ael primero en salir. No iba a tardar mucho en ayudar al chico que lo nombraba con adjetivos que no le causaban gracia, solo curiosidad. Podría enojarse por las bromas pero suponía que así era la personalidad del chico.

-Mi nombre es Michael- Comentó una vez que salieron de baño poniendose a un lado del otro chico, mirándolo fijamente- Dime así de ahora en adelante, no creo que buen samaritano me quede, no me describe- Pensaba  que cualquiera que lo hubiera visto en el baño en ese estado haría lo mismo que él, ayudarlo para que fuera a la enfermería o abandonarlo pero si él le pedía llevarlo a la enfermería no tenía nada que perder- ¿Y como tengo que llamarte a ti? No se me da muy bien designar apodos a las demás personas, prefiero decirte por tu nombre.

-Michael…- Repitió con una sonrisa maliciosa en los labios como si al pronunciar su nombre, lo saboreara en su boca. Luego de ese pequeño pero descarado gesto fue que sus piernas dieron el conjunto de pasos necesarios para salir del baño, siendo seguido por la espalda, por aquel sujeto.

-Ah... Mitsuo Eiji. - Se presentó, de la forma en la que estaba acostumbrado por su tierra natal. Primero el apellido de tu familia, luego el nombre personal. Y no sería raro que la mayoría del tiempo, y la mayoría de las personas le conocieran como "Mitsuo-kun", Eiji era un nombre que solo en esa ciudad parecía comenzar a resonar más, por esa costumbre ajena de priorizar la individualidad de las personas, más allá de su familia. A él no le molestaba mucho, la verdad era que cosas como su familia, no era un factor del que sintiera orgullo.

-¿Cual es tu edad?- Lanzó la pregunta de la misma manera casual, en lo posible, intentaría obtener la mayor información posible de aquel sujeto.

A pesar de la extraña apariencia del chico y de su actitud no parecía ser tan malo, por su manera de presentarse pudo ver Michael que tuvo el esfuerzo de presentarse con su nombre completo, una formalidad que en Michael no se daba cuando no se trataba de trabajo, dejaba de lado la formalidad. Como era un hombre de pocas palabras y no era entrometido en la vida de las personas se mantuvo en silencio, sintiendo que en todo el trayecto el ambiente estuviera callado, salvo por el ruido del exterior, de las demás personas y su esfuerzo por ganarse el dinero de cada día y no le molestaba ese silencio, había aprendido a disfrutar de los silencios.

Volteó a mirarlo en el momento en que escuchó la pregunta, eran cosas que uno no preguntaba a las personas, al menos no cuando enseguida se acababan de conocer, a menos que estuvieras interesado en esa persona, sentía que era el caso de Eiji pero no debía de estar tan seguro de la suposición, podrían ser solo alucinaciones suyas debido a su estado físico, esperando a que conforme se adentrara en el trabajo, después de llevar al chico, se olvidara de los malestares- 34 años- Dijo su respuesta clara, se veía que no iba a responder más cosas pero volvió a abrir la boca para comenzar a hablar- Mi nombre completo es Michael Russo, soy originario de esta ciudad, soltero y actualmente trabajo en Merveilles Records como manager, aunque en estos momentos no tengo a quien representar, me gusta fumar y creo que es lo único que deberías de saber de mí- No lo dijo a la defensiva, ni en tono molesto pero si serio para dar a entender que preferiría aclarar las cosas que debía de saber de él de manera general y que no indagara más, no le gustaba hablar de él y menos de su vida privada.

Regresó su mirada al frente, su expresión aún era muy rígida- Ahora podrías hablarme un poco de ti, te conocería un poco mejor- No solo por que el chico despertaba cierto interés en él, creía que era justo que él hablará un poco de su persona pues Michael ya lo había hecho.

Treinta y cuatro años eran bastante edad ante los ojos de Eiji y es que aún con 20 años encima él no era de la clase de persona que se proyectaba a 10 años o más en el futuro, es por lo mismo que sin importar qué, las diferencias de edades siempre le llamaban la atención. ¿Qué es lo que piensa alguien que ha vivido más tiempo en este monótono mundo?, pero un comentario como ese no sería sino innecesario a su juicio.

- Mmm...- Luego de escucharle a hablar, y a medida que avanzaban, una sonrisa con evidente sorna y diversión se había formado en sus labios y es que la reacción que el otro había tenido, a su criterio, parecía muy defensiva, de esa tan común en aquellos que algo esconden tras el silencio y un muro que siempre parece imponerse ante la gente, más su peso es tal, que siempre tienen una grieta por donde echar un vistazo.

-¿A qué viene eso? Realmente no tenía interés en el resto de tus datos, solo en tu edad.- Eiji enarcó una ceja, levantando los hombros para hacerse el desentendido, totalmente desligado de alguna responsabilidad. - Pero ya que amablemente los has soltado, procuraré recordarlos.- Esa parte suya, era lo que hacia odiosa su personalidad.

-Ah, no tengo ninguna razón para decirte nada de mí. después de todo, yo no te obligué a hablar.- Si en aquel momento él hubiese asomado la lengua, hubiese sido solo un agregado a su tono burlesco, pero no era solo eso, había algo más en su única mirada, como si sus intenciones se mezclaran con el silencio y volvieran el ambiente uno ligeramente más denso.- Pero seré bueno, tengo 20 años ¿sabes? Y espero quedar seleccionado como vocalista de éste lugar. Se ve un sitio divertido para comenzar una vida. Quién sabe si es que nos volvemos a encontrar en unos días, pero dime una cosa, ¿qué es lo que hace un manager cuando no tiene a quién representar? ¿No es casi como estar cesante? Sinceramente, no lo entiendo, parece un mal chiste.- Y con ello una corta carcajada escapó de sus labios.

No le creyó mucho cuando escuchó que no había tenido interés en sus demás datos pero de todos modos él era muy precavido en ese aspecto y de cierta manera las reacciones del otro chico le hacían tener cierta curiosiad, no lo enojaban y cuando el otro chico comenzó a dar sus datos comprendió mejor su comportamiento que, de cierta manera, era inmadura.

Al escuchar su pregunta dio un pequeño suspiro, mostrando en aquel instante un signo de desagrado pues todo lo que decía era cierto, para él parecía ser un mal chiste pues siendo una persona que desde su adolescencia era muy activo ahora, el no hacer casi nada le traía frustración y estrés, dos cosas que tenía desde hace tiempo y el tener el trabajo de manager pensó que se le quitarían pero a sucedido todo lo contrario- Es solo papeleo, arreglar cosas sencillas y salgo temprano….-

La plática que tenía con él fue interrumpida debido a que Michael sintió cómo alguien chocaba con su brazo, se detuvo volteando a ver que la persona que chocó con él había sido una mujer, se veía muy tensa, estaba incada en el suelo recogiendo los papeles que se le cayeron gracias al pequeño accidente. Se le quedó viendo un poco para después caminar hacia ella y ayudarle con los papeles que le faltaba por recoger. La mujer se le quedaba viendo, asombrada y se atrevería a decir nerviosa. Después de ayudarle le dio las gracias con un hilo de voz, él solo le hizo una señal con la mano para que le restara importancia pues sabía que a lo mejor chocó con él al estar distraída viéndolo con ropas de delincuente o viendo al otro chico con vendas pensando por qué estarían ahí, ya era normal en él que las personas reaccionaran así.

-Lo siento, sigamos adelante- Volvió a caminar, el signo de desagrado había desaparecido, volvió a estar neutral- No tengo mucho tiempo de estar como manager y casi comenzando intenté tener a quien representar pero todos fracasaron, algunos renunciaron a que los representara otros yo los rechaze- Dio una pequeña sonrisa- Soy muy exigente en mi trabajo, quiero la perfección y que las personas den, no un 100% sino un 200% , pero muchas personas no pueden soportar eso- Lo miró de reojo al decir lo ultimo, en sus ojos se mostraba una intensidad, que se mostraba solo cuando se hablaba acerca del trabajo.

Eiji se rió en su cara. ¿Papeleo? ¿Cosas sencillas? ¡Que no le hicieran reír! ¿Esa clase de mediocres trabajaban en tan prestigioso lugar? Pero hiciera las suposiciones y juicios que hiciera, no sacaba nada, tampoco sacaba nada la otra persona tratando de defenderse. Quizás era más sencillo hacerle tragar las palabras al pelimorado en el mismo instante que la situación cambiase.

La siguiente escena, en la cual una mujer torpemente terminó en el suelo ordenando las cosas que había dejado caer, le pareció a Eiji una pérdida de tiempo, un real fastidio, una interrupción inecesaria en su momento de curiosidad, y el muchacho no hizo el menor esfuerzo por esconder su molestia. Su mirada no era sana y de seguro la insegura mujer lo había notado.

-¿No crees que es fácil exigir 200% cuando no eres tu el que canta?- Cuestionó adelantándose algunos pasos, ahora quería encontrar el lugar rápido, comenzaba a aburrirse. Perfección era una palabra que detestaba, una estúpida utopía, ¡si lo divertido del ser humano era justamente lo defectuosos que eran! No solo como personas, sino en todo cuanto intentaban hacer, y eso, por supuesto, también le incluía. Quizás ahora entendía por qué el sujeto estaba sin trabajo. Pobre iluso.

Michael notó enseguida que el chico con vendas estaba no de tanbuen hurmor, en su interior esbozó una sonrisa pero por fuera manetenía la misma expresión . A pesar de que el otro chico aceleró sus pasos el siguió manteniendo el ritmo calmado aunque no le fue muy difícil alcanzarlo debido a sus largas piernas, por momentos se le quedaba mirando-¿Piensas ser solista?- Fue lo que respondió después de aquel comentario que para otros podría haber sido ofensivo- Lo que tengo en mente es representar una banda, a todos los miembros les pediria el 200%- Le dedico una pequeña sonrisa serena.

-Por supuesto que sería idiota si exigiera eso y yo no hiciera nada. También daría el 200% para hacer que esa banda, o cantante, saque todo su potencial. No descansaría hasta que brille en este mundo del espectaculo-Lo dijo muy confiado e incluso ilusionado, el poder volver a trabajar, ç era su forma de vivir, trabajar. Era un hombre activo y no muchos entendían aquello, pero no tenía por que decirlo, una vez que encontraba un empleo se daban las personas cuenta que estaba muy adentrado.

Ya faltaban pocos metros para que llegaran a la enfermera, eso le calmaba a Michael, pues de ese modo podrían revisar a Eiji, saber que es lo que tenía y, si tenía suerte, darle algo para calmar su dolor- El mundo del espectáculo es muy interesante, te brinda muchas cosas. Espero, señor Eiji que logres tus metas y sueños.

La última frase, y solo esta, fue lo que provocó que el menor dejara escapar, no una risa, sino una clara carcajada en la que incluso, su cuerpo se encorvó hacia delante, sujetando su estómago pues no podía evitar que, debido al esfuerzo reciente del vómito, una ligera puntada le atacara, pero incluso eso, no detuvo su risa.

-¿Señor Eiji? ¿Lograr metas y sueños? - Repitió sus palabras con una burla descarada, como si aquellas silabas no fuesen más que un disparate. -Yo solo vengo a divertirme. Y sí, planeo ser solista. Dudo que un grupo de personas pueda soportarme, aún no hay uno en esta ciudad que sepa tratarme, es utópico pensar que más de 3 llegarían a querer trabajar conmigo, y no, yo tampoco deseo trabajar con ellos. Es más cómodo escalar solo que cargar con el peso de otros. ¿O acaso es mentira? Como sea, se nota que tu tienes un modo muy noble de ver esto, puedo apostar que te gusta tu trabajo, pero no puedes pretender que todo el mundo piense igual. ¿Te parece mal si solo busco divertirme? Ah, pero no quiere decir que no vaya a poner todo de mi, después de todo, el paisaje del acantilado es más encantador mientras más arriba estés.- Era como si hubiesen abierto una llave en Eiji, de pronto se encontraba hablando mucho, cuestionando, respondiendo, devolviéndose en sus pasos y rodeando a aquel sujeto, pues la enfermería y cualquier molestia habían dejado de llamar su interés.

Eiji se esperaba lo usual, un reproche o un argumento que lo dejara como el inmaduro que no sabía nada del mundo, el caprichoso, el niño que no sabía donde se había ido a meter. Pero sí, eso era justamente lo que era. ¿Y qué?