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Encuentro... ¿familiar? {Priv. Michael}
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Encuentro... ¿familiar? {Priv. Michael}
Dio un profundo y sonoro suspiro para luego carraspear un poco y aclarar su voz…
–Hallo… Mi nombre es Marion Van Swieten, tengo catorce años y un cuarto, soy holandesa de Holanda y soy tu tía… E-Este, no… Digo: Sobrina… ¡Sí, eso! –Dijo con una voz firme, frunciendo levemente el ceño para intentar dar una mirada seria mientras su mano derecha se mantenía dispuesta para ser estrechada. – Por favor, cuida de mí… –Respingó la nariz y se quedó con la mano extendida por unos segundos, mirando fijamente el respaldo del asiento de adelante. El resto de los pasajeros había caído en los brazos de Morfeo hacia ya varias horas, la única luz que permanecía encendida era la de Marion.– Hmmp… Tal vez todavía mi saludo es muy informal...
No podía dormir, su mente no dejaba de pensar en lo que sucedería cuando el vuelo aterrizara… Su abuelo le había comentado maravillas de la ciudad: “Glass City, es una ciudad vibrante donde puedes respirar la música en cada rincón...” Marion contaba las horas para poder pisar aquel lugar que parecía ser su tierra prometida, iría a una escuela con otros genios musicales, podría visitar el reconocido sello Merveilles e ir a todos los conciertos que se le antojaran.– Uuuh… ¿No estás emocionado, Pan? Ya me imagino, apuesto a que todos deben ser personas maravillosas, muy gentiles y amables... Tengo curiosidad, ¿cómo será mi tío? ¿Será apuesto como el tío Hans? ¿O será pelirrojo como la abuela Gertrudis? –Le murmuraba a la pequeña jaula que se encontraba en el asiento junto a ella de la cual solo salían los chirridos de la rueda para hamsters.– Hmmp… El abuelo dijo que no se parecía mucho al resto de la familia… Pero la sangre tira… De seguro se parece a la tía abuela Berta… Todos nos parecemos a la tía abuela Berta… –Decía con una ligera sonrisa en los labios.
– Ya cállate, niñita… – Escuchó del pasajero que se sentaba enfrente.– Apaga esa luz, y duérmete de una maldita vez…
– Oh, sí… Disculpe señor, yo solo estaba hablándole a mi hámster porque cuando aterricemos conoceré a mi tío… Y la verdad siquiera sé como luce, entonces no sé como voy a reconocerlo, pero no importa porque todo buen Van Swieten se parece a la tía abuela Ber-
– ¡Shhhhh!
– E-Está bien… Ya me callo, lo siento mucho señ… –No alcanzó a terminar de hablar cuando ya otro “Shhhh” la había interrumpido. Aquel tipo de escenas eran algo cotidiano en su día a día, y si bien comprendía que podía ser molesto para algunas personas, no podía evitar pensar en voz alta. Apenada, la joven de ojos azules no atinó a nada más que cerrar la boca e intentar contar ovejas para conciliar el sueño.
Fueron esas palabras pronunciadas por el piloto las que lograron despertarla… Había logrado dormir unas pocas horas después de contar hasta la oveja 5.913; se sentía extraña, aquella mezcla de nervios y ansias la carcomía por dentro, tanto así que la azafata la había regañado un par de veces para que dejara de moverse y patear el asiento delantero como un acto casi reflejo. Estaba muy inquieta y no dejó de mover las piernas hasta que el avión ya hubiese aterrizado completamente, lo único que quería era tomar la jaula de Pan, su abrigo y su bolso para salir corriendo a lo que sería su nueva vida. Pero las cosas no sucederían tan rápido como ella esperaba, tenía que lidiar con todo lo que significaba aduanas y la devolución de su equipaje, aunque por suerte su familia había pagado servicios extras para que la ayudaran con todo ese tipo de trámites.
Tardó poco más de una hora para que Marion estuviera completamente libre, ahora solo faltaba encontrar a su tío entre el montón de gente. La chica avanzaba lentamente por el aeropuerto llevando su carro lleno de maletas y bolsos, mientras iba mirando a todos quienes estaban con carteles esperando a sus seres queridos o aguardando por turistas.– No veo ningún cartel con mi nombre, Pan... ¿Será que es demasiado temprano y todavía no llega? ¿O se habrá ido hacia otro lado a esperar? –Le habló a la jaula que ahora estaba cubierta para que Pan no se alterara con tanta gente. Se estiró un poco y luego dio un leve suspiro.– De todos modos, hay que buscar entre la gente... Alguien rubio o pelirrojo... Ya lo encontraremos, Pan~
–Hallo… Mi nombre es Marion Van Swieten, tengo catorce años y un cuarto, soy holandesa de Holanda y soy tu tía… E-Este, no… Digo: Sobrina… ¡Sí, eso! –Dijo con una voz firme, frunciendo levemente el ceño para intentar dar una mirada seria mientras su mano derecha se mantenía dispuesta para ser estrechada. – Por favor, cuida de mí… –Respingó la nariz y se quedó con la mano extendida por unos segundos, mirando fijamente el respaldo del asiento de adelante. El resto de los pasajeros había caído en los brazos de Morfeo hacia ya varias horas, la única luz que permanecía encendida era la de Marion.– Hmmp… Tal vez todavía mi saludo es muy informal...
No podía dormir, su mente no dejaba de pensar en lo que sucedería cuando el vuelo aterrizara… Su abuelo le había comentado maravillas de la ciudad: “Glass City, es una ciudad vibrante donde puedes respirar la música en cada rincón...” Marion contaba las horas para poder pisar aquel lugar que parecía ser su tierra prometida, iría a una escuela con otros genios musicales, podría visitar el reconocido sello Merveilles e ir a todos los conciertos que se le antojaran.– Uuuh… ¿No estás emocionado, Pan? Ya me imagino, apuesto a que todos deben ser personas maravillosas, muy gentiles y amables... Tengo curiosidad, ¿cómo será mi tío? ¿Será apuesto como el tío Hans? ¿O será pelirrojo como la abuela Gertrudis? –Le murmuraba a la pequeña jaula que se encontraba en el asiento junto a ella de la cual solo salían los chirridos de la rueda para hamsters.– Hmmp… El abuelo dijo que no se parecía mucho al resto de la familia… Pero la sangre tira… De seguro se parece a la tía abuela Berta… Todos nos parecemos a la tía abuela Berta… –Decía con una ligera sonrisa en los labios.
– Ya cállate, niñita… – Escuchó del pasajero que se sentaba enfrente.– Apaga esa luz, y duérmete de una maldita vez…
– Oh, sí… Disculpe señor, yo solo estaba hablándole a mi hámster porque cuando aterricemos conoceré a mi tío… Y la verdad siquiera sé como luce, entonces no sé como voy a reconocerlo, pero no importa porque todo buen Van Swieten se parece a la tía abuela Ber-
– ¡Shhhhh!
– E-Está bien… Ya me callo, lo siento mucho señ… –No alcanzó a terminar de hablar cuando ya otro “Shhhh” la había interrumpido. Aquel tipo de escenas eran algo cotidiano en su día a día, y si bien comprendía que podía ser molesto para algunas personas, no podía evitar pensar en voz alta. Apenada, la joven de ojos azules no atinó a nada más que cerrar la boca e intentar contar ovejas para conciliar el sueño.
“A todos los pasajeros, se les comunica que estamos prontos a iniciar el descenso al Aeropuerto Four Seasons de Glass City. Se les ruega abran las ventanillas y mantengan abrochados sus cinturones de seguridad”
Fueron esas palabras pronunciadas por el piloto las que lograron despertarla… Había logrado dormir unas pocas horas después de contar hasta la oveja 5.913; se sentía extraña, aquella mezcla de nervios y ansias la carcomía por dentro, tanto así que la azafata la había regañado un par de veces para que dejara de moverse y patear el asiento delantero como un acto casi reflejo. Estaba muy inquieta y no dejó de mover las piernas hasta que el avión ya hubiese aterrizado completamente, lo único que quería era tomar la jaula de Pan, su abrigo y su bolso para salir corriendo a lo que sería su nueva vida. Pero las cosas no sucederían tan rápido como ella esperaba, tenía que lidiar con todo lo que significaba aduanas y la devolución de su equipaje, aunque por suerte su familia había pagado servicios extras para que la ayudaran con todo ese tipo de trámites.
Tardó poco más de una hora para que Marion estuviera completamente libre, ahora solo faltaba encontrar a su tío entre el montón de gente. La chica avanzaba lentamente por el aeropuerto llevando su carro lleno de maletas y bolsos, mientras iba mirando a todos quienes estaban con carteles esperando a sus seres queridos o aguardando por turistas.– No veo ningún cartel con mi nombre, Pan... ¿Será que es demasiado temprano y todavía no llega? ¿O se habrá ido hacia otro lado a esperar? –Le habló a la jaula que ahora estaba cubierta para que Pan no se alterara con tanta gente. Se estiró un poco y luego dio un leve suspiro.– De todos modos, hay que buscar entre la gente... Alguien rubio o pelirrojo... Ya lo encontraremos, Pan~
Invitado- Invitado
Re: Encuentro... ¿familiar? {Priv. Michael}
¿Cómo tomarse aquello? Su vida iba a volver a cambiar, dando un giro de 180 grados…Otra vez y no le agradaba para nada, sobre todo por que esta vez no se lo buscó.
Estaba en el tráfico, la circulación se encontraba totalmente detenida desde hace varios minutos, lo más probable es que fue debido a un accidente pero no importaba, esto le ayudaría a estar solo con sus pensamientros y tratar de digerir la situación, Michael miraba hacia andelante, esperando a que avencen solo unos centímetros para hacerlo también con una mano en el volante y la otra afuera de la ventana teniendo entre los dedos un cigarro. La música de la radio ambientaba el lugar pero no le prestaba atención. Sus ojos se movieron, solo unos centímeros hacia el tablero, a un papel doblado sin ningun cuidado. Ese pedazo de papel provocó que desde hace una semana estuviera con un mal humor, por no decir que estresado y con dificultades para dormir, así que las ojeras exaltaban su rostro hostil.
La carta fue escrita por una persona que ni siquiera la conoce en persona. Era su “tío” quien le pedia que cuidara de su nieta la cual iba a Glass City muy emocionada pues iba a estudiar en la Escuela Musette. En la carta le explicaba un poco de ella: de su personalidad, su pasión, su edad y para el físico le envió una fotografía pues la imagen vale más que mil palabras. Le sorprendió la edad que tenía la chica, por lo que le fue imposible negarse pero no sabía que tan bien iba a cuidarla.No iba a negar que hace años había cuidado a alguien que tenía su misma edad pero era diferente, tenían personalidad muy opuesta. A pesar de tener la misma sangre, técnicamente, habia una diferencia abismal, ella siendo una niña de clase alta y él, bueno, él era un hombre que se crió en los barrios bajos.
No había pensado en su familia desde hace muchos años.
Hasta ahora…
La única familia que conoció los primeros años fue su madre. De vez en cuando iba un señor trajeado, pero no tardaba en irse, sólo le dedicaba unas palabras a la mujer que le dio luz y un sobre que parecía tener algo grueso, años más tarde iba a saber que era dinero. Cuando creció y tuvo la suficiente madurez de comprender las cosas en general le contó que el hombre era su padre. Ya en las últimas semanas agonizantes de su madre por la droga le dio el nombre completo de su padre y dónde localizarlo. Tal vez con una pequeña esperanza de que el lo buscara para poder vivir con él y tener un medio de vida mucho más decente de lo que le pudo dar pero Michael lo único que hizo con esa información fue utilizarla para avisar que habia fallecido. Ella tuvo un funeral sencillo y privado. En esa ocasión los únicos participantes fueron Michael con los integrantes de su banda y el padre. Ninguno de los dos lloró, pero no hacía falta.
Después del funeral Michael le dejó muy en claro al hombre que ya no era necesario que enviara dinero pues él desde have mucho que podía mantenerse solo y además nunca lo necesito, la única que lo necesitaba era su madre, también que ya no tuvieran comunicación alguna. Y así sucedió. A día de hoy ni siquiera sabe si esta vivo o muerto. Pero tal vez estaba vivo o le había contado a alguien más de su existencia, cualquiera de las dos podía ser posible sino ¿Cómo supieron en donde vivía? El saber que esa familia aún lo tenían bajo la mira le molestaba.
Con estos pensamientos en mente cuando menos lo esperó había llegado al aeropuerto. Miró la hora. Había tardado mucho más de lo que se había imaginado. Debía de estar media hora antes de la llegada del vuelo pero llegó cuarenta minutos después de la llegada. Aparcó el coche entrando al aeropuerto con la foto en la mano. Toda su vestimenta era totalmente negra, lo cual le hacía resaltar de todos, junto con la altura y su expresión del rostro de pocos amigos. Caminaba atento a todo hasta que unos metros enfrente de él por fin encontró a la chica, guardó la foto en el bolso de su gabardina. Su andar ahora era más rapido, dando grandes zancadas por lo que no le fue difícil llegar hasta ella. En ningún momento apartó la vista de ella, por si se movía, seguirla.
-Marion Van Swieten- Dijo para que le prestara atención, su mirada era seria, al igual que su expresión- Soy Michael Russo. Me envió una carta tu abuelo para que viniera por ti, soy…-Hizo una pausa incómoda, pues le era difícil decir esa palabra- Soy tu tío. Perdón por hacerte esperar, hubo un accidente y el tránsito era muy lento-Se inclinó para tomar las maletas, viendo la jaula tapada que tenía entre sus manos. Entrecerró sus ojos. Además de convivir con una adolescente ¿Lo haría con un animal también?
Estaba en el tráfico, la circulación se encontraba totalmente detenida desde hace varios minutos, lo más probable es que fue debido a un accidente pero no importaba, esto le ayudaría a estar solo con sus pensamientros y tratar de digerir la situación, Michael miraba hacia andelante, esperando a que avencen solo unos centímetros para hacerlo también con una mano en el volante y la otra afuera de la ventana teniendo entre los dedos un cigarro. La música de la radio ambientaba el lugar pero no le prestaba atención. Sus ojos se movieron, solo unos centímeros hacia el tablero, a un papel doblado sin ningun cuidado. Ese pedazo de papel provocó que desde hace una semana estuviera con un mal humor, por no decir que estresado y con dificultades para dormir, así que las ojeras exaltaban su rostro hostil.
La carta fue escrita por una persona que ni siquiera la conoce en persona. Era su “tío” quien le pedia que cuidara de su nieta la cual iba a Glass City muy emocionada pues iba a estudiar en la Escuela Musette. En la carta le explicaba un poco de ella: de su personalidad, su pasión, su edad y para el físico le envió una fotografía pues la imagen vale más que mil palabras. Le sorprendió la edad que tenía la chica, por lo que le fue imposible negarse pero no sabía que tan bien iba a cuidarla.No iba a negar que hace años había cuidado a alguien que tenía su misma edad pero era diferente, tenían personalidad muy opuesta. A pesar de tener la misma sangre, técnicamente, habia una diferencia abismal, ella siendo una niña de clase alta y él, bueno, él era un hombre que se crió en los barrios bajos.
No había pensado en su familia desde hace muchos años.
Hasta ahora…
La única familia que conoció los primeros años fue su madre. De vez en cuando iba un señor trajeado, pero no tardaba en irse, sólo le dedicaba unas palabras a la mujer que le dio luz y un sobre que parecía tener algo grueso, años más tarde iba a saber que era dinero. Cuando creció y tuvo la suficiente madurez de comprender las cosas en general le contó que el hombre era su padre. Ya en las últimas semanas agonizantes de su madre por la droga le dio el nombre completo de su padre y dónde localizarlo. Tal vez con una pequeña esperanza de que el lo buscara para poder vivir con él y tener un medio de vida mucho más decente de lo que le pudo dar pero Michael lo único que hizo con esa información fue utilizarla para avisar que habia fallecido. Ella tuvo un funeral sencillo y privado. En esa ocasión los únicos participantes fueron Michael con los integrantes de su banda y el padre. Ninguno de los dos lloró, pero no hacía falta.
Después del funeral Michael le dejó muy en claro al hombre que ya no era necesario que enviara dinero pues él desde have mucho que podía mantenerse solo y además nunca lo necesito, la única que lo necesitaba era su madre, también que ya no tuvieran comunicación alguna. Y así sucedió. A día de hoy ni siquiera sabe si esta vivo o muerto. Pero tal vez estaba vivo o le había contado a alguien más de su existencia, cualquiera de las dos podía ser posible sino ¿Cómo supieron en donde vivía? El saber que esa familia aún lo tenían bajo la mira le molestaba.
Con estos pensamientos en mente cuando menos lo esperó había llegado al aeropuerto. Miró la hora. Había tardado mucho más de lo que se había imaginado. Debía de estar media hora antes de la llegada del vuelo pero llegó cuarenta minutos después de la llegada. Aparcó el coche entrando al aeropuerto con la foto en la mano. Toda su vestimenta era totalmente negra, lo cual le hacía resaltar de todos, junto con la altura y su expresión del rostro de pocos amigos. Caminaba atento a todo hasta que unos metros enfrente de él por fin encontró a la chica, guardó la foto en el bolso de su gabardina. Su andar ahora era más rapido, dando grandes zancadas por lo que no le fue difícil llegar hasta ella. En ningún momento apartó la vista de ella, por si se movía, seguirla.
-Marion Van Swieten- Dijo para que le prestara atención, su mirada era seria, al igual que su expresión- Soy Michael Russo. Me envió una carta tu abuelo para que viniera por ti, soy…-Hizo una pausa incómoda, pues le era difícil decir esa palabra- Soy tu tío. Perdón por hacerte esperar, hubo un accidente y el tránsito era muy lento-Se inclinó para tomar las maletas, viendo la jaula tapada que tenía entre sus manos. Entrecerró sus ojos. Además de convivir con una adolescente ¿Lo haría con un animal también?
Michael Russo- Ocupación : Manager
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Fecha de inscripción : 01/11/2013
Re: Encuentro... ¿familiar? {Priv. Michael}
Continuaba caminando por los alrededores de la zona de recepción, lo cual acaparaba varias de las miradas de los trabajadores y algunas personas que pasaban por el lugar. Lo poco usual de su vestimenta: una negra falda acampanada, una blusa color crema con un listón negro en el cuello, un abrigo verde y sus pequeños tacos de charol; la hacían lucir como una chica sumamente elegante y refinada. Sin embargo, su imagen contrastaba completamente con la actitud que demostraba a cada paso que daba… En un momento se le veía brincando, andando a pasos cautelosos tras alguien, al rato giraba lentamente hasta que su espalda tocaba un poste para luego sentarse en el suelo mientras bufaba aburrida, después parecía hablarle en un tono algo preocupado a una jaula cubierta y finalmente se levantaba para volver a brincar por la zona con una sonrisa de desenfado total… Todo este ciclo, era una escena que llamaba la atención de varios quienes se hallaban en el lugar, unos cuantos murmuraban a su alrededor mientras que otros solo la miraban divertidos por su actitud tan extravagante.
– Pan, ya he seguido a casi todas las personas que se parecían en algo a la tía abuela Berta… ¿Será que se habrá olvidado de que llegaba hoy? –Dijo algo entristecida por la idea mientras levantaba un poco la manta de la jaula para hablarle a su hámster que dormitaba. – No lo creo… Supongo que debe ser otra cosa... Tal vez… Amm… No sé, solo sé que de seguro no se ha olvidado de mi… –Nuevamente se levantó y comenzó a caminar a pasos largos pero lentos, casi caricaturescos, poniéndose de puntillas para seguir buscando a quién pudiera ser su tío, algún cartel que dijera su nombre o alguna voz que la llamara, pero seguía sin encontrar nada de lo anterior. Por unos momentos llegó a sentirse algo triste por ello, aunque no tardaba en darse a sí misma explicaciones poco racionales por las cuales todavía no encontraba a su tío, pero luego de unos cuantos minutos terminó por volver a sentarse junto a Pan y su equipaje.
– ¿Marianne…? ¿Se encuentra aquí, Marianne?
– ¿Marianne? –Escuchó la joven a la distancia lo cual la alertó de inmediato.– ¡Marianne, tal vez solo se ha equivocado de nombre, después de todo suenan parecido! –Exclamó emocionada a la jaula tapada. – ¡Ese debe ser mi tío!
Se cargó en ambos hombros dos de sus bolsos, tomó su gran maleta y agarró como pudo la jaula de Pan para salir caminando rápidamente en dirección a donde había escuchado la “confundida” voz. Cuando volvió a escuchar la voz logró ver al individuo que supuestamente la llamaba, se trataba de alguien no muy alto y algo subido de peso, se detuvo a unos cuantos metros de aquel hombre y miró fijamente su espalda, dejó su maleta y con cuidado fue dejando los bolsos que llevaba en los hombros en el suelo, sentía que las manos le sudaban un poco, ahora sí que estaba algo nerviosa. – B-Bueno… Tal vez no se parece mucho a la tía abuela, pero por lo menos es tenor segundo como casi todos en casa… Debe haberse tardado en su desayuno, se nota que le gusta comer… –Susurró para sí misma, inhaló profundamente y movió un poco los hombros para relajarse. – Bien, aquí vamos… –Estiró su mano para tocar su espalda y llamar su atención, cuando escuchó a una mujer correr hacia él y presentarse como la tal Marianne, al parecer solo se trataba de un agente en busca de un turista perdido.
La joven parpadeó un par de veces y tragó en seco, ahora sí que se sentía sola… Un sentimiento que no había afrontado durante todo el largo viaje, pareció invadirla de repente: Soledad…
Las palabras se agolparon en su mente, pero esta vez no salieron al aire como siempre.
Había viajado durante tantas horas, había insistido tanto para venir, había dejado a sus seres queridos, todo para venir a una ciudad donde quizás no hallaría nada de lo que estaba buscando y para agobiar a un tío que jamás había escuchado sobre ella en toda su vida y viceversa. – P-Pan… Tal vez… Fue un error venir aquí… –Su voz sonaba algo entrecortada y sus ojos algo acuosos, sentía que en cualquier momento se quebraría en llanto, cuando de repente escuchó su nombre…
“Marion Van Swieten”
Su nombre, fuerte y claro.
Volteó a ver de quién se trataba y a pesar de que no fuera la imagen de un tío 100% acogedor como los de las series de televisión –sino que todo lo contrario– le bastó a la joven para borrar cada pensamiento anterior. Dejó la jaula de Pan con cuidado en el suelo. – Tío… –Murmuró alzando la mirada para verle fijamente y ya no escuchó nada de lo que el hombre dijo después sobre el por qué no había llegado a tiempo. – ¡Mi tío! –Sonrió ampliamente y se lanzó a abrazarle fuertemente antes de que alcanzara a coger las maletas. Estaba emocionada, el hecho de saber que algo de sangre compartía con aquel sujeto completamente desconocido hacía que ya no se sintiera tan sola como hace unos minutos atrás.
Tras unos cuantos segundos lo soltó y rápidamente dio un paso hacia atrás levemente sonrojada, su madre había sido muy clara en decirle que debía evitar eso de ser tan efusiva a la hora de expresarse, esas cosas no eran de una dama.– ¡Mis modales! Lo siento… –Hizo una leve inclinación y luego retomó la postura. – Es increíble que estando ensayando toda la noche se me olvidara como presentarme ante usted… –Aclaró un poco la voz y extendió la diestra en forma de saludo.– Hola, mi nombre es Marion Van Swieten… Me dicen Marion, la verdad es que no tengo ningún apodo… Tengo 14 años un cuarto… Y… Y… Bueno, solo eso… ¡Ah! Y él es Pan… Mi hámster, está con una mantita porque durante el día son muy vagos y duermen, despertará en la noche… Lo sabrás porque hará ruiditos cuando juegue con su rueda… Si quieres puedes llevar tú la jaula, así lo puedes ver mientras duerme… ¡Es una bolita de pelos adorable! –Hablaba rápidamente mientras le entregaba con cuidado la jaula, para luego retomar sus bolsos sobre sus hombros y se disponía a coger la maleta.
– Pan, ya he seguido a casi todas las personas que se parecían en algo a la tía abuela Berta… ¿Será que se habrá olvidado de que llegaba hoy? –Dijo algo entristecida por la idea mientras levantaba un poco la manta de la jaula para hablarle a su hámster que dormitaba. – No lo creo… Supongo que debe ser otra cosa... Tal vez… Amm… No sé, solo sé que de seguro no se ha olvidado de mi… –Nuevamente se levantó y comenzó a caminar a pasos largos pero lentos, casi caricaturescos, poniéndose de puntillas para seguir buscando a quién pudiera ser su tío, algún cartel que dijera su nombre o alguna voz que la llamara, pero seguía sin encontrar nada de lo anterior. Por unos momentos llegó a sentirse algo triste por ello, aunque no tardaba en darse a sí misma explicaciones poco racionales por las cuales todavía no encontraba a su tío, pero luego de unos cuantos minutos terminó por volver a sentarse junto a Pan y su equipaje.
– ¿Marianne…? ¿Se encuentra aquí, Marianne?
– ¿Marianne? –Escuchó la joven a la distancia lo cual la alertó de inmediato.– ¡Marianne, tal vez solo se ha equivocado de nombre, después de todo suenan parecido! –Exclamó emocionada a la jaula tapada. – ¡Ese debe ser mi tío!
Se cargó en ambos hombros dos de sus bolsos, tomó su gran maleta y agarró como pudo la jaula de Pan para salir caminando rápidamente en dirección a donde había escuchado la “confundida” voz. Cuando volvió a escuchar la voz logró ver al individuo que supuestamente la llamaba, se trataba de alguien no muy alto y algo subido de peso, se detuvo a unos cuantos metros de aquel hombre y miró fijamente su espalda, dejó su maleta y con cuidado fue dejando los bolsos que llevaba en los hombros en el suelo, sentía que las manos le sudaban un poco, ahora sí que estaba algo nerviosa. – B-Bueno… Tal vez no se parece mucho a la tía abuela, pero por lo menos es tenor segundo como casi todos en casa… Debe haberse tardado en su desayuno, se nota que le gusta comer… –Susurró para sí misma, inhaló profundamente y movió un poco los hombros para relajarse. – Bien, aquí vamos… –Estiró su mano para tocar su espalda y llamar su atención, cuando escuchó a una mujer correr hacia él y presentarse como la tal Marianne, al parecer solo se trataba de un agente en busca de un turista perdido.
La joven parpadeó un par de veces y tragó en seco, ahora sí que se sentía sola… Un sentimiento que no había afrontado durante todo el largo viaje, pareció invadirla de repente: Soledad…
Las palabras se agolparon en su mente, pero esta vez no salieron al aire como siempre.
Había viajado durante tantas horas, había insistido tanto para venir, había dejado a sus seres queridos, todo para venir a una ciudad donde quizás no hallaría nada de lo que estaba buscando y para agobiar a un tío que jamás había escuchado sobre ella en toda su vida y viceversa. – P-Pan… Tal vez… Fue un error venir aquí… –Su voz sonaba algo entrecortada y sus ojos algo acuosos, sentía que en cualquier momento se quebraría en llanto, cuando de repente escuchó su nombre…
“Marion Van Swieten”
Su nombre, fuerte y claro.
Volteó a ver de quién se trataba y a pesar de que no fuera la imagen de un tío 100% acogedor como los de las series de televisión –sino que todo lo contrario– le bastó a la joven para borrar cada pensamiento anterior. Dejó la jaula de Pan con cuidado en el suelo. – Tío… –Murmuró alzando la mirada para verle fijamente y ya no escuchó nada de lo que el hombre dijo después sobre el por qué no había llegado a tiempo. – ¡Mi tío! –Sonrió ampliamente y se lanzó a abrazarle fuertemente antes de que alcanzara a coger las maletas. Estaba emocionada, el hecho de saber que algo de sangre compartía con aquel sujeto completamente desconocido hacía que ya no se sintiera tan sola como hace unos minutos atrás.
Tras unos cuantos segundos lo soltó y rápidamente dio un paso hacia atrás levemente sonrojada, su madre había sido muy clara en decirle que debía evitar eso de ser tan efusiva a la hora de expresarse, esas cosas no eran de una dama.– ¡Mis modales! Lo siento… –Hizo una leve inclinación y luego retomó la postura. – Es increíble que estando ensayando toda la noche se me olvidara como presentarme ante usted… –Aclaró un poco la voz y extendió la diestra en forma de saludo.– Hola, mi nombre es Marion Van Swieten… Me dicen Marion, la verdad es que no tengo ningún apodo… Tengo 14 años un cuarto… Y… Y… Bueno, solo eso… ¡Ah! Y él es Pan… Mi hámster, está con una mantita porque durante el día son muy vagos y duermen, despertará en la noche… Lo sabrás porque hará ruiditos cuando juegue con su rueda… Si quieres puedes llevar tú la jaula, así lo puedes ver mientras duerme… ¡Es una bolita de pelos adorable! –Hablaba rápidamente mientras le entregaba con cuidado la jaula, para luego retomar sus bolsos sobre sus hombros y se disponía a coger la maleta.
Invitado- Invitado
Re: Encuentro... ¿familiar? {Priv. Michael}
Aún estaba inclinado para tomar las maletas cuando le dieron aquel abrazo efusivo el cual le tomó por sorpresa. Sin saber qué hacer al principio se quedó quieto, congelado, y es que él no estaba acostumbrado a tener ese grado de contacto físico con las personas, mucho menos si eran personas desconocidas. Vale que ella era su sobrina pero era la primera vez que se conocían. La carta decía sobre su personalidad especial, pero no pensaba que fuera tan impredecible. Si no fuera por su autocontrol y el gran respeto que le tenia al sexo femenino la hubiera empujado. Casi al final del abrazo fue que le correspondió. Su rostro no pudo esconder la sorpesa de ser abrazado de esa manera tan efusiva e íntima.
No tuvo oportunidad de tomar las maletas pues su sobrina dio un paso para atras, el se incorporó tratando de volver a su rostro neutral, lo cual no le fue díficil pero levantó la ceja curioso por la presenación de ella, tal vez el también tuvo que peparar una presentación, ella había tenido la molestia de ensayar y preparar esa presentación- No era necesario ser tan formal- Le comentó cuando tomó la jaula de Pan pero se apresuró a tomar una maleta también, no quería que ella cargara mucho- Hace una semana tu abuelo me mandó una carta, me habló un poco de ti para que me diera una idea de en que situación nos encontramos- Comenzó a caminar, pero no hacia la salida, necesitaba comprar un café, muy cargado por cierto, para estar más despierto.
-Antes de salir hacia el carro haremos una parada- Comenzó a explicar sin dejar de mirar haca enfrente, y de reojo a ella para estar seguro de que aún seguía a su lado. Su apariencia era totalmente diferente: el color de cabello, de ojos, sus facciones… Nada de ello podría decir que son parientes. Lo único en común era aquella estatura tan alta y tal vez era lo único en su sangre de esa familia- Creo que será mi turno de decir sobre mi…-Hizo una pausa para pensar que cosas decirle. Realmente no tenía mucho que informar, no es que no tuviera que decir es que casi todo era muy privado -Mi nombre ya lo sabes, trabajo en el Sello de Merveilles como manager, tengo 34 años…y creo que es todo. Vivo en departamento no en casa- No eran muchas palabras, además ya habian llegado a un local de café. No había muchas personas por lo que no tuvo que esperar a que le tomaran el pedido.
Por como veía a la persona que le iba a tomar la orden hizo que este se pusiera nervioso, Michael solo lo miraba de manera seria- Un expreso doble- Dijo para después voltear a ver a su sobrina- ¿Quieres algo? ¿Un té, café? ¿Algún postre? Pide lo que quieras-
No tuvo oportunidad de tomar las maletas pues su sobrina dio un paso para atras, el se incorporó tratando de volver a su rostro neutral, lo cual no le fue díficil pero levantó la ceja curioso por la presenación de ella, tal vez el también tuvo que peparar una presentación, ella había tenido la molestia de ensayar y preparar esa presentación- No era necesario ser tan formal- Le comentó cuando tomó la jaula de Pan pero se apresuró a tomar una maleta también, no quería que ella cargara mucho- Hace una semana tu abuelo me mandó una carta, me habló un poco de ti para que me diera una idea de en que situación nos encontramos- Comenzó a caminar, pero no hacia la salida, necesitaba comprar un café, muy cargado por cierto, para estar más despierto.
-Antes de salir hacia el carro haremos una parada- Comenzó a explicar sin dejar de mirar haca enfrente, y de reojo a ella para estar seguro de que aún seguía a su lado. Su apariencia era totalmente diferente: el color de cabello, de ojos, sus facciones… Nada de ello podría decir que son parientes. Lo único en común era aquella estatura tan alta y tal vez era lo único en su sangre de esa familia- Creo que será mi turno de decir sobre mi…-Hizo una pausa para pensar que cosas decirle. Realmente no tenía mucho que informar, no es que no tuviera que decir es que casi todo era muy privado -Mi nombre ya lo sabes, trabajo en el Sello de Merveilles como manager, tengo 34 años…y creo que es todo. Vivo en departamento no en casa- No eran muchas palabras, además ya habian llegado a un local de café. No había muchas personas por lo que no tuvo que esperar a que le tomaran el pedido.
Por como veía a la persona que le iba a tomar la orden hizo que este se pusiera nervioso, Michael solo lo miraba de manera seria- Un expreso doble- Dijo para después voltear a ver a su sobrina- ¿Quieres algo? ¿Un té, café? ¿Algún postre? Pide lo que quieras-
Michael Russo- Ocupación : Manager
Mensajes : 87
Fecha de inscripción : 01/11/2013
Re: Encuentro... ¿familiar? {Priv. Michael}
Luego de tomar parte de su equipaje volteó para ver a su tío con una dulce sonrisa que probablemente no se le quitaría en gran parte del día. Ladeó levemente el rostro al ver su expresión algo descolocada.— ¿Uh? ¿Está bien tío Michael? —Preguntó algo preocupada, aunque claramente no comprendía lo incómodo que podía haber sido aquel sorpresivo abrazo para él.— Oh, dankjewel...—Se echó hacia un lado dejando que su tío la ayudara tomando una de sus maletas, en realidad llevaba mucho equipaje e incluso faltaban algunos objetos que le enviarían desde Holanda en unas cuantas semanas, más que nada algunos instrumentos.
Rió con suavidad cuando le dijo que no era necesaria tanta formalidad, para ser honesta Marion siempre terminaba olvidando las formalidades de una u otra forma, era tan distraída que a veces podía tratar hasta a un sacerdote de "Tú".— Lo siento, es que mamá me dijo que tenía que ser lo más formal posible para dar una buena impresión... —Se encogió de hombros.— Pero supongo que tiene razón, a fin de cuentas ahora viviremos juntos~ —Sonrió ampliamente al decirlo, la idea se le hacía divertida.
A penas Michael comenzó a caminar, la joven se encargó de seguirle el paso de cerca, no quería perderse y mucho menos volver a quedarse sola en el aeropuerto, por lo que fue a solo unos cuantos pasos detrás para no perderle de vista mientras escuchaba lo que él decía hasta que dijo que se presentaría.— ¡En serio trabajas en el Merveilles Records! ¡Eso es genial! —Sonaba algo entusiasmada con el hecho de que su tío trabajara en uno de los sellos que más admiraba por lo que se adelantó un poco a sus pasos y se puso enfrente sin dejar de caminar... De espaldas, claro.—¿Cómo manager tienes derecho a conciertos y cosas así? ¿¡Me presentarás a algunos de los artistas del sello, verdad!? —Seguía hablando y caminando en reversa cuándo ya habían llegado al café, milagrosamente no había tropezado con ningún átomo, por lo que siguió hablando de lo genial que debía ser su trabajo como manager dentro del sello.— Verdaderamente tendré que ir a visitarte en tu trabajo algún día... —De pronto abrió mucho los ojos, como recordando algo de lo que había dicho.— Espera, ¿vives en departamento? N-No es en un piso muy alto, ni vecinos muy ruidosos... ¿o sí? —Murmuró jugando un poco con sus dedos para no ponerse nerviosa hasta que llegaron a tomarles el pedido olvidando el hilo anterior por el rostro casi atemorizado del mesero. Ladeó levemente el rostro para verle mejor.— Uh... Disculpe... ¿Se encuentra bien, señor? —Preguntó en una mezcla de empatía y preocupación. A pesar de ser bastante distraída y torpe, siempre se andaba preocupando por los demás, no sabía porqué, pero le costaba pasar de las caras largas de los demás aunque se tratara de un desconocido.
El mesero solo sonrió con algo de timidez y luego de unas cuantas palabras sin mayor importancia se dispuso a tomar el pedido de la chica.— ¿En serio puedo pedir lo que quiera, tío? —Sonrió y se puso a revisar la parte de cosas dulces del menú.— Hmmp... Voy a querer... Un té y un pie de limón... —Dijo mientras el mesero no dejaba de mirarlos algo impactado por el parentesco, verdaderamente, se veían muy diferentes.— ¿Escuchó señor? Un pie de limón y un té...~ —Repitió para que le pusiera atención, tomara la orden y luego se retirara.
Volvió la mirada hacia su tío y esta vez se dedicó a mirarlo en silencio, solo lo observaba en busca de ese gen Van Swieten.— ...Creo que eres el primero de la familia que no se parece a la tía abuela Berta... Y el primero en tener el cabello tan oscuro... —Soltó de la nada sin dejar de mirarlo fijamente.— ¡Qué original! Tal vez algún día me tiña el pelo como tú~ —Dijo asumiendo que el cabello de Michael no era natural.
Rió con suavidad cuando le dijo que no era necesaria tanta formalidad, para ser honesta Marion siempre terminaba olvidando las formalidades de una u otra forma, era tan distraída que a veces podía tratar hasta a un sacerdote de "Tú".— Lo siento, es que mamá me dijo que tenía que ser lo más formal posible para dar una buena impresión... —Se encogió de hombros.— Pero supongo que tiene razón, a fin de cuentas ahora viviremos juntos~ —Sonrió ampliamente al decirlo, la idea se le hacía divertida.
A penas Michael comenzó a caminar, la joven se encargó de seguirle el paso de cerca, no quería perderse y mucho menos volver a quedarse sola en el aeropuerto, por lo que fue a solo unos cuantos pasos detrás para no perderle de vista mientras escuchaba lo que él decía hasta que dijo que se presentaría.— ¡En serio trabajas en el Merveilles Records! ¡Eso es genial! —Sonaba algo entusiasmada con el hecho de que su tío trabajara en uno de los sellos que más admiraba por lo que se adelantó un poco a sus pasos y se puso enfrente sin dejar de caminar... De espaldas, claro.—¿Cómo manager tienes derecho a conciertos y cosas así? ¿¡Me presentarás a algunos de los artistas del sello, verdad!? —Seguía hablando y caminando en reversa cuándo ya habían llegado al café, milagrosamente no había tropezado con ningún átomo, por lo que siguió hablando de lo genial que debía ser su trabajo como manager dentro del sello.— Verdaderamente tendré que ir a visitarte en tu trabajo algún día... —De pronto abrió mucho los ojos, como recordando algo de lo que había dicho.— Espera, ¿vives en departamento? N-No es en un piso muy alto, ni vecinos muy ruidosos... ¿o sí? —Murmuró jugando un poco con sus dedos para no ponerse nerviosa hasta que llegaron a tomarles el pedido olvidando el hilo anterior por el rostro casi atemorizado del mesero. Ladeó levemente el rostro para verle mejor.— Uh... Disculpe... ¿Se encuentra bien, señor? —Preguntó en una mezcla de empatía y preocupación. A pesar de ser bastante distraída y torpe, siempre se andaba preocupando por los demás, no sabía porqué, pero le costaba pasar de las caras largas de los demás aunque se tratara de un desconocido.
El mesero solo sonrió con algo de timidez y luego de unas cuantas palabras sin mayor importancia se dispuso a tomar el pedido de la chica.— ¿En serio puedo pedir lo que quiera, tío? —Sonrió y se puso a revisar la parte de cosas dulces del menú.— Hmmp... Voy a querer... Un té y un pie de limón... —Dijo mientras el mesero no dejaba de mirarlos algo impactado por el parentesco, verdaderamente, se veían muy diferentes.— ¿Escuchó señor? Un pie de limón y un té...~ —Repitió para que le pusiera atención, tomara la orden y luego se retirara.
Volvió la mirada hacia su tío y esta vez se dedicó a mirarlo en silencio, solo lo observaba en busca de ese gen Van Swieten.— ...Creo que eres el primero de la familia que no se parece a la tía abuela Berta... Y el primero en tener el cabello tan oscuro... —Soltó de la nada sin dejar de mirarlo fijamente.— ¡Qué original! Tal vez algún día me tiña el pelo como tú~ —Dijo asumiendo que el cabello de Michael no era natural.
Última edición por Marion Van Swieten el Sáb Mar 28, 2015 7:10 pm, editado 1 vez
Invitado- Invitado
Re: Encuentro... ¿familiar? {Priv. Michael}
Durante el proceso en que su sobrina pidio de comer pagó en efectivo, sin decir nada más al cajero quien seguía viendole con cierta desconfianza, Michael por su parte lo veía sin tomarle tanta importancia pero siempre como si estuviera alerta, de cualquier cosa que pudiera pasar. Ahora solo faltaba esperar la comida, devió la mirada para ver si encontraba un lugar disponible para que estuvieran dispuestos a sentarse. Como llevaba muchas cosas lo más sensato era que ahí mismo se tomaran dichas bebidas, si se les llegara a caer, aparte de llevarse una quemada podría caer a las pertenencias de la chica y él no sabía que objetos tenía, si tenían gran valor tanto económico como emocional pero prefirió no descubrirlo. Alzó una ceja al escuchar lo de una tal tía Berta-“¿Quién es esa tal tía?”- Pensó mirando de reojo a su sobrina indicándole con un movimiento de la cabza que lo siguiera a una pequeña mesa que pudo encontrar vacía, cerca de la caja para que él estuviera atento para cuando lo llamaran para tomar las cosas. Una vez que se sentaron dejó las maletas a un lado, cruzó sus piernas largas por fuera de la mesa pues setía muy apretado el lugar; apoyó los brazos en la pequeña mesa mientras esbozaba una pequeña sonrisala cual no duró mucho al escuchar lo de su cabello- Mi cabello es natural- Confesó mientras se alzaba el cuero cabelludo para que pudiera ver su raíz, era del mismo color.
Por unos momentos desvió la mirada, solo para saber si estaba la orden.Aún faltaba pero no debían de tardarse más, su pedido habia sido el único en estos pocos minutos que se encontraban en el local.
-Los genes dominantes en mí son los de mi madre, ella tenía el cabello negro- Eso lo agradecía por que era una ventaja para él. No parecerse a ninguno de los miembros de su familia paterna podria facilmente negar su parentesco y nadie lo discutiria –por eso no es bueno que te lo pintes de este color, eres muy joven y el cabello podría maltratarse- En ese momento lo llamaron para que fuera por su orden ya lista. Tuvo que dar dos vueltas,primero fue por su café, después por la orden de ella. Antes de volver con la conversación que estaba teniendo le dio un gran sorbo a su café sintiendo como el liquid caliento primero tocaba su lengua y luego bajaba, eso de cierta manera lo despertó un poco más- Siento extraño que me digas tío, solo dime Michael-
En ese momento recordó que Marion preguntó sobre la ubicación del departamento en el edificio y acerca de los vecinos –El departamento está en el último piso, no hay muchos pisos así que no está tan alto y hay elevador .Los vecinos no son tan ruidosos, A veces los fines de semana hacen fiestas y ponen música-Pero eso no le molestaba y hasta ahora no había tenido ningún problema con los vecinas, es más ni siquiera él sabía con que clase de personas convivía pues lo que menos hacía era estar en casa y los fines de semana o quedaba muy tarde en el trabajo o la gran parte de la noche estaba en bares por lo que cuando llegaba todo estaba a en total silencio.Claro que esto iba a cambiar de ahora en adelante, no volvería a ir a los bares pues ahora iba a cuidar de Marion, ahora que lo meditaba con más calma no le dio tiempo de tirar las botellas de cerveza que guardaba en el refrigerador, llegando tendría que hacerlo- ¿Hay algún problema con las alturas o el ruido- Recordó que en la carta subrayaba que ella tenía cierto problema de nacimiento pero no especificaba mucho por lo que no sabía si era uno de esos dos problemas y, culpa suya también, no se puso a investigar bien.
Bajó la mirada hacia su taza, mirando el café, pensando en que volvería a cuidar de una “niña”, ahora dudaba si la iba a cuidar bien, ya tenía experiencia, eso no lo negaba pero eran circusntancias totalmente diferentes; en aquella ocasión contaba con el apoyo de sus amigos, a quienes consideraba ya de la su familia. Ellos eran los que aplacaban su caracter cuando llegaba a cierto límite, ahora él tendría que controlarse. Vivía una vida solitaria, ek cuidado personal no lo llevaba tan bien, trabajaba horas extra siempre que podía, bebía demasiado, tuvo suerte de arreglar un poco el departamento pero no a profundidad.
Por unos momentos desvió la mirada, solo para saber si estaba la orden.Aún faltaba pero no debían de tardarse más, su pedido habia sido el único en estos pocos minutos que se encontraban en el local.
-Los genes dominantes en mí son los de mi madre, ella tenía el cabello negro- Eso lo agradecía por que era una ventaja para él. No parecerse a ninguno de los miembros de su familia paterna podria facilmente negar su parentesco y nadie lo discutiria –por eso no es bueno que te lo pintes de este color, eres muy joven y el cabello podría maltratarse- En ese momento lo llamaron para que fuera por su orden ya lista. Tuvo que dar dos vueltas,primero fue por su café, después por la orden de ella. Antes de volver con la conversación que estaba teniendo le dio un gran sorbo a su café sintiendo como el liquid caliento primero tocaba su lengua y luego bajaba, eso de cierta manera lo despertó un poco más- Siento extraño que me digas tío, solo dime Michael-
En ese momento recordó que Marion preguntó sobre la ubicación del departamento en el edificio y acerca de los vecinos –El departamento está en el último piso, no hay muchos pisos así que no está tan alto y hay elevador .Los vecinos no son tan ruidosos, A veces los fines de semana hacen fiestas y ponen música-Pero eso no le molestaba y hasta ahora no había tenido ningún problema con los vecinas, es más ni siquiera él sabía con que clase de personas convivía pues lo que menos hacía era estar en casa y los fines de semana o quedaba muy tarde en el trabajo o la gran parte de la noche estaba en bares por lo que cuando llegaba todo estaba a en total silencio.Claro que esto iba a cambiar de ahora en adelante, no volvería a ir a los bares pues ahora iba a cuidar de Marion, ahora que lo meditaba con más calma no le dio tiempo de tirar las botellas de cerveza que guardaba en el refrigerador, llegando tendría que hacerlo- ¿Hay algún problema con las alturas o el ruido- Recordó que en la carta subrayaba que ella tenía cierto problema de nacimiento pero no especificaba mucho por lo que no sabía si era uno de esos dos problemas y, culpa suya también, no se puso a investigar bien.
Bajó la mirada hacia su taza, mirando el café, pensando en que volvería a cuidar de una “niña”, ahora dudaba si la iba a cuidar bien, ya tenía experiencia, eso no lo negaba pero eran circusntancias totalmente diferentes; en aquella ocasión contaba con el apoyo de sus amigos, a quienes consideraba ya de la su familia. Ellos eran los que aplacaban su caracter cuando llegaba a cierto límite, ahora él tendría que controlarse. Vivía una vida solitaria, ek cuidado personal no lo llevaba tan bien, trabajaba horas extra siempre que podía, bebía demasiado, tuvo suerte de arreglar un poco el departamento pero no a profundidad.
Michael Russo- Ocupación : Manager
Mensajes : 87
Fecha de inscripción : 01/11/2013
Re: Encuentro... ¿familiar? {Priv. Michael}
Tardó un poco en captar la señal que le había hecho su tío para que fueran a coger una mesa, por lo que recién cayó en cuenta cuando ya se estaba moviendo en dirección a esta. Se apresuró a seguirlo y luego esperó unos cuantos segundos a que le moviera la silla, sin embargo en cuanto vio que él ya estaba sentado no tardó en tomar asiento. ¿Qué estaba esperando? No era como si siguiera siendo la chica que tenía un mayordomo que se encargara de esas cosas, ahora tenía que acostumbrarse a lo que sería una vida más normal y dejar de lado esas pequeños detalles de niña rica. Intentando no hacerlo tan notorio se inclinó un poco hacia la jaula de su hamster para ver si seguía durmiendo.— Oww... Pan, tú sí que eres un flojo...~ —Se reincorporó, espalda recta, manos sobre la falda y la sonrisa de siempre "Aquí no pasó nada...~" Pensó.
Todo iba bien hasta su comentario sobre la verosimilitud de su cabello, la sonrisa de antes se esfumó en un instante y en sus mejillas apareció un fuerte rubor, más aún cuando le mostró las raíces oscuras."¡Genial, Marion, ya lo has arruinado! No me extrañaría que me enviaran de vuelta en el próximo vuelo a Holanda...!" No sabía si estaba tocando algún tema sensible... Aunque honestamente estaba pensando en que tal vez su tío era un amante de su cabello y tal vez estaba realmente ofendido por insinuar que su color se debía a tinturas, nunca se le habría pasado por la cabeza algo más serio ni nada por el estilo.— E-Este... Yo... Lo siento... —Miró hacia abajo y se rascó la mejilla algo nerviosa.— No quise molestar u ofenderte... —Alzó la mirada y esbozó una sonrisa sutil.— De todos modos... Tienes un cabello natural muy bonito...—Dijo en voz baja, pero de todos modos audible y luego lo siguió con la mirada mientras iba a buscar los pedidos que habían ordenado hace unos cuantos minutos. Soltó un pesado suspiro mientras venía con la primera orden y después comenzó a hablarle a la jaula de Pan en tanto traía lo que ella había pedido.— ¿Uh? Está bien tío Michael... Digo, tío... ¡Este no! Michael... Sí, eso... Michael...—Asintió unas dos veces, intentando convencerse de que ahora debería dejar de lado tanta formalidad, más que nada para no seguir incomodándo a su tío.— Gracias~ —Miró el trozo de pie de limón y prácticamente se le hizo agua la boca, no había alcanzado a desayunar arriba del avión porque había sido casi imposible despertarla, así que no tardó en darle una probada. Quedó con el tenedor en la boca cuando su tío comenzó a responder lo que le había preguntado con anterioridad sobre su apartamento, pestañeó un par de veces y luego se quitó el tenedor.— Este... ¿Problemas? —Se quedó algo pensativa... ¿Acaso no lo sabía? Quizás su abuelo no le había especificado en la carta, tal vez estaban esperando que ella pudiese cuidarse sola con respecto a su enfermedad.— No, nada... Solo pasa que me dan algo de miedo las alturas... —Dijo en un tono más serio, era mejor que no la tuvieran como bicho raro, prefería la idea de una vida completamente normal y sin tanta sobreprotección como seguramente tendría si le diera muchas especificaciones.— Y bueno, lo del ruido es porque... Ya sabes, es molesto... Tengo el sueño ligero... Los ruidos me molestan un poco... —No, no era un poco... El bullicio en general le molestaban bastante y probablemente tendría que dormir con audífonos para no escuchar los ruidos de los vecinos, pero estaba decidida: sería lo más normal que pudiese ser.
— Hmm... Tí-- Este, Michael... —Sonrió amablemente y le acercó un poco el plato con pie de limón.— Esto está muy bueno... ¿No quieres probar un poco?
Todo iba bien hasta su comentario sobre la verosimilitud de su cabello, la sonrisa de antes se esfumó en un instante y en sus mejillas apareció un fuerte rubor, más aún cuando le mostró las raíces oscuras."¡Genial, Marion, ya lo has arruinado! No me extrañaría que me enviaran de vuelta en el próximo vuelo a Holanda...!" No sabía si estaba tocando algún tema sensible... Aunque honestamente estaba pensando en que tal vez su tío era un amante de su cabello y tal vez estaba realmente ofendido por insinuar que su color se debía a tinturas, nunca se le habría pasado por la cabeza algo más serio ni nada por el estilo.— E-Este... Yo... Lo siento... —Miró hacia abajo y se rascó la mejilla algo nerviosa.— No quise molestar u ofenderte... —Alzó la mirada y esbozó una sonrisa sutil.— De todos modos... Tienes un cabello natural muy bonito...—Dijo en voz baja, pero de todos modos audible y luego lo siguió con la mirada mientras iba a buscar los pedidos que habían ordenado hace unos cuantos minutos. Soltó un pesado suspiro mientras venía con la primera orden y después comenzó a hablarle a la jaula de Pan en tanto traía lo que ella había pedido.— ¿Uh? Está bien tío Michael... Digo, tío... ¡Este no! Michael... Sí, eso... Michael...—Asintió unas dos veces, intentando convencerse de que ahora debería dejar de lado tanta formalidad, más que nada para no seguir incomodándo a su tío.— Gracias~ —Miró el trozo de pie de limón y prácticamente se le hizo agua la boca, no había alcanzado a desayunar arriba del avión porque había sido casi imposible despertarla, así que no tardó en darle una probada. Quedó con el tenedor en la boca cuando su tío comenzó a responder lo que le había preguntado con anterioridad sobre su apartamento, pestañeó un par de veces y luego se quitó el tenedor.— Este... ¿Problemas? —Se quedó algo pensativa... ¿Acaso no lo sabía? Quizás su abuelo no le había especificado en la carta, tal vez estaban esperando que ella pudiese cuidarse sola con respecto a su enfermedad.— No, nada... Solo pasa que me dan algo de miedo las alturas... —Dijo en un tono más serio, era mejor que no la tuvieran como bicho raro, prefería la idea de una vida completamente normal y sin tanta sobreprotección como seguramente tendría si le diera muchas especificaciones.— Y bueno, lo del ruido es porque... Ya sabes, es molesto... Tengo el sueño ligero... Los ruidos me molestan un poco... —No, no era un poco... El bullicio en general le molestaban bastante y probablemente tendría que dormir con audífonos para no escuchar los ruidos de los vecinos, pero estaba decidida: sería lo más normal que pudiese ser.
— Hmm... Tí-- Este, Michael... —Sonrió amablemente y le acercó un poco el plato con pie de limón.— Esto está muy bueno... ¿No quieres probar un poco?
Invitado- Invitado
Re: Encuentro... ¿familiar? {Priv. Michael}
Sólo se le quedaba viendo con expresión neutral al escuchar sobre los “pequeños problemas” que ella tenía en cuanto a la altura y el ruido se referían. Parecía todo realmente normal, a todos les molestaba el ruido y le tenían un poco de miedo a las altura pero Michael levanto la ceja. No creía mucho eso pues aunque no dijera la carta qué clase de enfermedad tenía si necesitaba tener cierto cuidado especial. Por un momento se quedó hundido en sus pensamientos, haciendo planes sobre buscar otro departamento, uno en el cual pudiera rentar en uno de los primeros pisos y tal vez un poco más grande, pues ahora iban a ser dos personas y las adolescentes necesitaban su espacio y no iban a tener mucho privacidad ambos en el lugar donde residía actualmente. Mudarse era una buena opción pero iba a ver si se acomodava su sobrina durante unos días.
Levantó la mirada al escuchar que le ofrecía un poco de su postre, sus labios se estiraron en lo que parecía ser una pequeña sonrisa, al parecer le costaba mucho a ella decirle solo por su nombre, era lógico, le daba un poc ode gracia. Ella tenía educación y estaría acostumbrada a las formalidades, cosa contraria que él. Asintió y se inclinó para probar un poco de ese pie de limón. No le gustaba el dulce pero hoy podía hacer una excepción. Comenzó a comerlo ya sin tener aquello que parecía ser una sonrisa- Si, está bueno, no está tan dulce- O era el postre o tenía que ver un poco el café que había pedido, su expresión se suavizó, necesitaba ya dejar de estar tenso y mostrarlo para que comenzaran con una buena convivencia, y aunque sabía que ella no tenía nada que ver con los problemas que le ocasionó la familia no podía evitar estar un tanto a la defensiva- Veo que se te dificulta el decirme solo Michael, puedes decirme tío si se te hace más fácil, no quiero forzarte a que me digas tío si te hace sentir incómoda- Terminando de decirlo volvió a darle un gran trago a su café. Miradas furtivas de los clientes que iban y venían se dirigían a ellos dos, más que nada por Michael, como era normal, con aquellas vestimentas negras y si expresión seria no parecía ser alguien de confianza y menos si a su lado estaba una chica de buena familia.
-Cuando llegues al departamento puedes dormir un poco, los viajes son cansados y más los tuyos. Después podemos seguir hablando un poco más de cómo nos vamos a acomodar a esta situación…Y podrías contarme un poco más de tí, tu abuelo solo me dio una descripción general de ti y que querías estudiar en la Escuela Musette- Y claro, él aprovecharía para dormir un poco también, el expresso le había despertado pero no creía que funcionara para todo el día.
Levantó la mirada al escuchar que le ofrecía un poco de su postre, sus labios se estiraron en lo que parecía ser una pequeña sonrisa, al parecer le costaba mucho a ella decirle solo por su nombre, era lógico, le daba un poc ode gracia. Ella tenía educación y estaría acostumbrada a las formalidades, cosa contraria que él. Asintió y se inclinó para probar un poco de ese pie de limón. No le gustaba el dulce pero hoy podía hacer una excepción. Comenzó a comerlo ya sin tener aquello que parecía ser una sonrisa- Si, está bueno, no está tan dulce- O era el postre o tenía que ver un poco el café que había pedido, su expresión se suavizó, necesitaba ya dejar de estar tenso y mostrarlo para que comenzaran con una buena convivencia, y aunque sabía que ella no tenía nada que ver con los problemas que le ocasionó la familia no podía evitar estar un tanto a la defensiva- Veo que se te dificulta el decirme solo Michael, puedes decirme tío si se te hace más fácil, no quiero forzarte a que me digas tío si te hace sentir incómoda- Terminando de decirlo volvió a darle un gran trago a su café. Miradas furtivas de los clientes que iban y venían se dirigían a ellos dos, más que nada por Michael, como era normal, con aquellas vestimentas negras y si expresión seria no parecía ser alguien de confianza y menos si a su lado estaba una chica de buena familia.
-Cuando llegues al departamento puedes dormir un poco, los viajes son cansados y más los tuyos. Después podemos seguir hablando un poco más de cómo nos vamos a acomodar a esta situación…Y podrías contarme un poco más de tí, tu abuelo solo me dio una descripción general de ti y que querías estudiar en la Escuela Musette- Y claro, él aprovecharía para dormir un poco también, el expresso le había despertado pero no creía que funcionara para todo el día.
- Perdón >///<:
- Enserio una gran disculpa por desaparecer de esta manera ;.;...Fue mas que nada por cosas personales y la inspiración para escribir se me fue totalmente ;.;
Michael Russo- Ocupación : Manager
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