Re: Un caballo negro como la Noche [Mine]

por **Mine Sagan** Sáb Jun 14, 2014 2:34 am

Sus músculos se retraían con el frío y ni un sueño alentador podía darle cobijo. Estaba inconsciente, perdida en una oscuridad tan física como la muerte, pero lo suficientemente viva para mantener a su corazón latiendo. No supo qué pasó a lo largo de ese lapso en el que Siegfried le salvó, ningún recuerdo iba a poder recuperarse de ese evento... Sólo atinó a reaccionar al cabo de unas bocanadas de aire, ayuda proporcionada por el contrario.

– ¡Cough, cough...! – Mine volvió su rostro hacia el costado, expulsando estrepitosamente el agua de su interior, percibiendo una desagradable irritación en su garganta. Tardó un instante antes de ceñir sus párpados y abrirlos con lentitud, desorientada. – Ah... Ah... Estoy... ¿Viva? – Musitó para sí con la respiración agitada, no podía ver con claridad y la cabeza le daba vueltas.

Pero al cabo de un instante lo consiguió, su vista fue esclareciendo la escena. El rostro de Siegfried se encontraba muy próximo al suyo, el frío contacto de sus labios aún le humedecía la boca y el sonido de la lluvia llenaba ese silencio que de pronto se había creado entre ambos. Creyó escuchar la voz del muchacho pero no alcanzó a captar lo que sus palabras decían. La realidad le atizó con violencia, creando un breve lapsus que le hizo recordar cuán miserable era por seguir con vida.

– Tú... Hahaha... Haha... – Los jadeos fueron convirtiéndose paulatinamente en carcajadas sutiles y poco sonoras, una risa sencilla, como la de una niña que acababa de hacer una travesura. Tenía miedo, aún no podía creer que seguía con vida, pero por más que sus pensamientos le agradecieran a gritos ante todo prevalecía la ambivalencia. Mine era incapaz de decírselo en voz alta: Gracias pero... ¿Por qué me salvaste? – Haha... Disculpa, todo fue tan repentino... ¿Te encuentras bien? – Preguntó la muchacha, haciendo un débil esfuerzo por levantarse de su posición y mantener la mirada fija en él, descuidando detalles como su falta de vestimenta y su ubicación.

Se sentía frágil y al borde del colapso, pero creía que una vez recuperado el aliento la situación volvería a estabilizarse.

por **Siegfried Kindelan** Sáb Jun 14, 2014 4:56 am

*poco a poco pudo notar como iba recobrando el conocimiento y se enderezó un poco dándole espació, por un segundo no supo como reaccionar ante aquella sutil carcajada por parte de Mine pero de nuevo solo se sentía bien de saber que ella se encontraba a salvo gracias a el. Una pregunta sencilla por parte de ella le llamo la atención, no pudo evitar sonreírle con calma mientras se tallaba la cabeza*

¿que si me encuentro yo bien? jeh..claro...y mas al ver que despiertas riendo... pero dime ¿tu te encuentras bien? me preocupaste bastante... *al notar que intentaba enderezarse inmediatamente paso su brazo por su espalda tomándole por la cintura y ayudándole a enderezarse acercándola a su pecho y rostro de manera inconsciente* ...con cuidado...* miro sus ojos por un momento y a la ves el sonido fuerte de la lluvia comenzaba a apaciguar creando un ambiente tranquilo y relajante.*

Te dije que te protegería... ¿no es así? *dijo sin darse cuenta que respondienda a aquella pregunta que Mine nunca menciono, pero esa era la verdad, su instinto de kelpie de llevarla hasta el fondo nunca paso por su cabeza en el momento que trataba de alcanzarla en las profundidades solo quería que ella se encontrara bien, protegerla como le había dicho y en ese momento no quería mas que mantenerla cerca de el; llevo su mano libre al rostro de ella para decir unas palabras sin pensarlas antes* habría sido una pena que preciosa muñeca tan única como tu se perdiera en el fondo del mar

*Esas palabras eran la verdad de lo que el había visto durante todo el rato tratando con la joven, para el era como una muñeca la muñeca mas fina, delicada y bella de todas, sus rizos, su piel, su mirada y su voz le hacían única y especial para el, sobre todo la confianza que le entrego sin pensarlo dos veces.

Todo aquello por lo que había ido esa noche a la playa se le había olvidado pero al final había logrado su objetivo, estaba ahí tratando de olvidar su rechazo al sello y tomar valor para internar audicionar de nuevo pero en ese momento solo podía pensar en ella en que le tenía a una muy corta distancia, vio como una pequeña gota de agua escurrió de su cabello cayendo sobre sus labios y eso fue lo que sin preguntarle o sin fijarse en su reacción le llevo a robarle un beso a la joven de los rizos de princesa.

Ahora si podía sentir sus labios con cuidado, ya no era tratando de hacer que sus pulmones sacasen el agua, ahora los sentía a detalle y con delicadeza cuidando que sus afilados colmillos no le lastimasen, le recostó lentamente en la arena quedando sobre ella mientras acariciaba su espalda con la mano que le sostenía, a la ves que recorría su mejilla con la palma de la mano haciéndole una delicada caricia; en ese momento se podía escuchar la respiración de los dos, las gotas de lluvia acariciando el muelle de madera y las olas del mar golpeando los postes que sostenían a este*

por **Mine Sagan** Vie Jul 18, 2014 11:55 am

Ante su amago intento de enderezarse Siegfried le ayudó, utilizando su brazo de manera que pudiera tomar asiento. Mine permaneció con los orbes entrecerrados y el cuerpo quieto, manteniendo la cabeza apoyada en su pecho desnudo, intentando canalizar la idea de haber sobrevivido a semejante incidente. La lluvia arreciaba incesante y las palabras del kelpie marino conseguían tranquilizarle, llevaba tiempo sin sentirse tan resguardada por el calor de otro.

Muñeca...

Volvía a decirla, esa palabra que tanto detestaba... Se concentró de tal modo en el significado de esa oración que no prestó atención a la mano que ahora sostenía su fino semblante. Mine levantó la mirada hacia él, con toda la extensión de su largo cabello naranja bañándole los hombros, sintiéndose débil otra vez. Pero antes de poder formular palabra sus labios fueron sellados por el contacto del contrario, gesto que consiguió empequeñecer sus pupilas.

Su reacción fue tardía, lo suficiente como para que el pelirrojo consiguiera recargar su peso sobre ella y acorralarla contra la arena. Una corriente de electricidad y nerviosismo hizo estremecer su espina dorsal, al tiempo que saboreaba involuntariamente la aspereza de la boca ajena. Agradable y apasionado, no había mejor forma de describir al kelpie que ahora hacía estragos en su mente. La imagen de Lucien hizo presencia en sus recuerdos, la promesa que ambos sostenían desde aquél día en la habitación blanca, siendo lo suficientemente fuerte como para hacerle reaccionar.

Mine hincó sus garras en los hombros de Siegfried, en un desesperado intento por frenarle, apartó el rostro con violencia e hizo evidente su indignación:

– ¡Ya, basta! – Bramó con las mejillas encendidas, sin poder creer que su salvador se estuviese aprovechando de un momento como ese. Le dio un fuerte empujón, haciendo manifiesto su rechazo. Apenas recuperó el aire faltante Mine le observó con odio contenido, llevándose el dorso de la mano a los labios.

Un incómodo silencio se coló entre ambos antes de que pudieran escuchar una vieja voz conocida luchar contra el ruido de la tormenta.

– ¡¡Señorita!! – Se trataba de Charles, el leal mayordomo de la familia Sagan, quien se encontraba buscando a la joven heredera a pocos metros del muelle. Debido a su ubicación era difícil ser vistos, pero la voz del hombre era lo suficientemente audible como para alcanzarlos.

por **Siegfried Kindelan** Dom Jul 20, 2014 6:49 am

Una noche nada mas:

*Siegfried por un segundo pudo sentir calma en el beso entre el y la joven pero esa calma fue arrebatada por una reacción en ella sintió como las uñas de Mine se encajaban en sus hombros como afilados cuchillos para separarle, se había dejado llevar el por el momento, por el gusto de saber que ella se encontraba bien, ella no tardo en gritar que era suficiente aquella actitud por su parte y el silencio incomodo no tardo en hacerse presente lo único que sonaba era la lluvia que disminuía y el agua acariciando la arena, el mismo mar se había calmado ante aquella escena.

Siegfried no se disculpo ni lo haría no era su forma de ser, pero algo en la mirada de la joven, una fuerte llama en sus ojos le hizo hacerse para atrás sorprendido, eso...¿era odio? como podía serlo después de lo que pasaron esa noche...¿acaso un simple beso era tan malo? esas y una serie de preguntas mas pasaron por la mente de el.

No paso mucho tiempo para que Siegfried fuera sacado de sus pensamientos por la voz de un hombre, se escuchaba como un señor preguntando por una "Señorita" seguramente por ella, entonces lo entendió su forma de hablar, su forma de moverse, su aspecto, ella sin duda alguna era alguien de la alta sociedad a la cual el no pertenecía, una "princesa", ahora entendía el por que le quito de esa manera y por que había tanta rabia y odio en su mirada, el había sido completamente rudo y grosero ante los ojos de aquella muñeca de porcelana, a fin de cuentas Siegfried era un simple plebeyo, abusando de una princesa*

parece que te busca Mine...

*no dijo mas espero a que ella volteara a buscar la imagen de aquel señor que seguro sería algún sirviente en busca de su joven ama, en el momento en el que la mirada de Mine se alejo de la de el este tomo su verdadero aspecto, ese semental negro de ojos rojos, pero algo hacía que siguiera enfrente de la joven no podía apartar su mirada de ella, cuando esta regreso la mirada a el fue su señal para partir, no era correcto que una joven de la alta sociedad se viera junto a una criatura del mar como lo era el.

Por la altura de Muelle Siegfried pudo levantar las patas delanteras relinchando con fuerza para dejarlas caer de lado y comenzar un agitado galope por la orilla del mar, la lluvia aun caía, pero ya no con fuerza era mas una delicada brisa que acariciaba el mar poco a poco al igual que la piel del equino mientras sus cascos levantaban arena poco a poco*

"que semana tan mala... tuve..." *pensó eso y luego se giro para mirar el muelle alejarse durante su galope* "bueno...no del todo mala..." *aquel majestuoso corcel se alejo con una sonrisa comenzando a galopar dentro del mar pisando el agua como si fuese una especie de espejo que lo reflejaba a el y se perdía en la oscuridad del océano*

por **Mine Sagan** Dom Jul 20, 2014 3:55 pm

El silencio le permitió preguntarse, una y otra vez, qué significaba ese beso... A pesar de su aparente inocencia Mine no era una niña, comprendía perfectamente los códigos de intimidad adulta, pero ¿acaso los kelpies y los humanos compartían las mismas formas de comunicarse? Unas cuantas gotas descendieron del cabello de Siegfried, chocando contra su tez blanquecina. No sabía qué decirle, después de todo él era su salvador y le debía la vida.

Aquél encuentro de miradas fue interrumpido por la voz del viejo mayordomo, quien intentaba eludir la fuerte tormenta con una capucha de hule y una sombrilla. Mine volvió su atención hacia él, momento en el que Siegfried aprovechó de recuperar su forma original. Por su parte, ella se incorporó con torpeza, sintiendo el frío del ambiente calarle los huesos. Envolvió sus hombros en un abrazo, cubriendo sus senos tímidamente traslucidos tras la tela húmeda de su vestido.

Entonces le observó, de un modo mucho más suave que antes, como si quisiera decirle algo. Gracias por salvarme decían sus ojos, pero la impresión le impedía verbalizar tal mensaje. El imponente equino negro se retiró antes de poder esbozar cualquier tipo de disculpa o regaño, perdiéndose en una tormenta que parecía pertenecerle.

Ya sola, el cuerpo de Mine adquirió un intenso color amatista, producto de la vergüenza que le significaba todo ese encuentro casual. No tenía idea cómo le explicaría a Lucien lo ocurrido esa noche, ¡si es que tenía el valor de hacerlo! Antes de poder ahondar en esas ideas la muchacha se precipitó hacia la cuesta de arena, enfrentándose a la lluvia para que Charles pudiese verle.

– ¡Señorita! ¡Llevo horas buscándola! ¡¿Qué hace en semejante estado?! – Fue lo primero que dijo el preocupado sirviente al verle llegar, cubriéndole inmediatamente con la sombrilla y un abrigo que traía bajo el brazo.
– Estoy bien, lo siento – se disculpó, estirando una afable sonrisa antes de retirarse de la playa a su lado. Quería escapar del mar, del rumor del agua cediendo contra la tierra... De ese recuerdo incomprensible.

Es como si todo hubiera sido un sueño... Se dijo al abordar el lujoso Benz que le protegería del mal clima. Apenas Charles hizo partir el motor la joven heredera se llevó deliberadamente el dedo índice y medial a los labios, sin despegar sus ojos del océano.

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