Un pez nocturno (Mine)

Me encontraba dando un paseo de día domingo por aquellos sitios de la ciudad que aún no conocía, entre mis opciones se balanceaban la playa, el paque de diversiones y el acuario. Al ser un día soleado en el que los humanos tienden a salir con sus amigos o familia decidí descartar las primeras dos opciones. En especial la primera ya que el calor se intensificaba en esa zona y la arena caliente pegada en mi piel era una sensación que podía describir como... desagradable.

En cambio el acuario es un recinto fresco, casi helado, bien resguardado del sol donde ni siquiera era necesario pasear con mi sombrilla en alto, esta solo la mantenía en mi mano para la hora de salir.

Si fuera por mi ropa oscura creoq ue hubiese pasado desapercibido, mas mi cabello y mis pequeñas alas llamaban bastante la atención. Siendo causales de risas y bromas que pretendía no escuchar, y es que ya me he vuelto insensible a ellas. Pero de todas las miradas las de los peces me parecian más interesantes. Son seres divertidos, por definirlos de alguna manera, aunque no desearía ser uno de ellos. Enserrados y limitados en un gran estanque....

"Tal vez me parezca más a ustedes que a los humanos...." - Susurré inconcientemente.

Los peces huyeron de un momento a otro, tal vez porque más y más gente comenzaba a llegar al lugar.
Me sentí un poco decepcionado, no por culpa de ellos, sino porque me hubiese gustado mirarlos más.

Apoyé un dedo en el grueso cristal como si los estuviera llamando. Moví mis alas inconcientemente porque me sentía un poco ansioso. Tal vez y solo tal vez ellos podrían oír mis pensamientos como podían hacerlo mis "iguales".

Tal vez....

Pero sería mucha maravilla que algo así realmente pudiera ocurrir. Di un suspiro y me resigné a mirar a aquel pez pequeño con tonalidades azul fuerte que se encontraba más cerca y que, como un niño curioso, se acercó a mi.

Eso fue todo.
Sin emabrgo me hizo sonreír.

Mantuve mis pasos en un silencio natural para mi a estas alturas. Decidiendo tomar asiento en las bancas centrales de aquel pasillo junto a una joven mujer. Fue entonces cuando me di cuenta de que alguien más en el sitio hacía algo más que solo pasar y divisar esas criaturas.

Ella dibujaba. Interesante, es un don que yo nunca obtuve, aun así no me gusta mostrarme demasiado sorprendido de las cualidades humanas (aunque no distan mucho de las propias mias). Por supuesto no iba a admitir mi admiración, pero la observé por el reflejo que me entregaba el estanque a la distancia.

Me tomó por sorpresa su acción al deshacerse de aquello que dibujaba y que yo a penas había alcanzado a divisar. Por un momento breve pensé que tal vez mi mirada la había incomodado, pero al segundo siguiente recordé que era difícil que algún humano notara mi mirada cuando quiero provocar ese vacío y falta de presencia respecto a mi propia existencia.

Unos minutos mas tardes ella abrió su boca y dirigió sus palabras con cordialidad hacia mi, quien continuaba divagando por los grandes cristales como un pez perdido. Su voz resonó suave dentro del acuario, mas no estaba seguro de poder definirla como una tonalidad dulce. De nuevo de manera inconsciente mis alas se movieron al sentirme aludido por su pedido, sin estar del todo seguro sobre qué debía responder.

“E-eh?” – Tartamudié suavemente y sentí como ese inusual rubor subía a mis mejillas obligándome a desviar la mirada por la falta de control de la situación. No quería admitirlo pero difícilmente alguien entabla una conversación conmigo durante mis paseos, no parezco ser del tipo comunicativo, mucho menos caería en el rango de “normalidad” en que los humanos aman clasificar a sus pares. Entonces hice un poco de memoria.

¿Cuándo había sido la ultima vez que me habían retratado?
Hacía unos 200 años y algo más.


“¿Aquí mismo? ¿Ahora? ¿E-estas segura?”- Quise sonar seguro más mi voz distaba de ser realmente varonil, tan solo soy un adolescente con algunos siglos demás.

Pestañee un par de veces y luego me atreví a mirarla a los ojos.- “Si es lo que deseas no voy a negarme” – Respondí saboreando a la perfección mi falta de honestidad, a fin de cuentas podría ser que estuviera solo y tan solo un poco, muy poco… feliz.

Sagan... Su nombre quedó resonando en mi cabeza por algún lapsus de tiempo que no supe distinguir. Creía conocer algo de aquel apellido pero su sonrisa me distrajo en conjunto con esa dulce promesa.

"-Oh... No es necesario una recompensa-" Hice un gesto suave con la mano izquierda para darle a entender que no tenía interés en esa clase de cosas. "-Después de todo la única recompenza útil que me podría dar, podría poner en riesgo su vida.-" Murmuré en realidad más como un pensamiento personal en voz alta que algo que quisiera que ella escuchara, es más, creo que no lo hizo.

Al oír su petición no respondí con palabras, tan solo asentí con la cabeza y obedecí buscando un lado para posicionarme junto al acuario. Esta vez los peces que ahí estaban parecieron no distinguir mi presencia, o quizás sintieron curiosidad de ella. El punto es que no escaparon y se quedaron a mis espaldas. Por mi parte creo que opté por tomar una pose mas bien natural y serena, algo que me sería facil mantener por todo el tiempo que la muchacha lo requiriese.

Supongo que de algún modo mis ojos reflejarían la nostalgia.

"- Si desea una pose en especial solo dígame, no tengo problemas en quedarme quieto. - " Y no era por presumir, era un vago intento de mostrar algo de condescendencia hacia ella que me había dado una pequela alegría dentro de mis monótonos días

"-Por favor no me trate de Señor.-" Solicité tajante, después de cumplir un siglo he de confesar que esa palabra comienza a sonar ofensiva de manera inconciente. Es como si fuera un complejo.

"-Mi nombre es Yuli.-" Una vez más desvié la mirada. ¿Avergonzado? N-no. Simplemente sentía que a demás de mi voz fina y atenorada, mi nombre tampoco era característicamente masculino, pero aún así... me gustaba.

Una vez más asentí suavemente con al cabeza y dirigí mi vista hacia ella, aquella que distaba mucho de tener un reflejo normal. El carmín no era una tonalidad que los humanos miraran de forma familiar. De cualquier manera no dejé que aquello me intimidara pese a mi poca costumbre de mantener la mirada con alguna persona.

La vi un poco frustrada y por unos fragmentos de instantes sentí que quizás era mi culpa que pudiera sentirse fracasada en su intento por retratarme. Sin embargo al oírla aludir a mi "belleza" me sorprendió de sobremanera. La gente no suele catalogarme de "bello" sino más bien de "raro".
Y en cambio ella no tenía reparos en decirlo, y parecía querer esforzarse de sobremanera por hacerlo bien.

Una suave sonrisa se deslizó por mis labios, me había sentido no solo grato, sino también aliviado en cierta medida, era fácil contagiarse con un poco de vida de una persona tan apasionada como ella.

Para no interrumpir su trabajo traté de volver a la misma expresión anterior de mi rostro, pero siento que a pesar de mi esfuerzo mi mirada ahora tenía un poco más de luz.

"-¿Es usted artista o es simplemente un pasatiempo?-" Me a treví a preguntar con la voz suave, moviendo muy poco los músculos de mi rostro pero siendo una frase perfectamente articulada. Como el truco de un ventrílocuo.

Me sorprendió saber que en verdad era pianista aunque claramente percibí que aquello no le llenaba tanto como lo hacía esto. Para mí más artístico sería aquello que realmente le apasionara, pero consideré que no era necesario decirlo, menos cuando parecía concentrada. Después de todo no era mi intención generar discordia.

"-Dudo que me vayas a decepcionar. Tus trazos son armónicos y admito que el hecho de... que alguien me retrate después de tanto tiempo... me hace feliz de por sí. Las fotografías no tienen el mismo valor sentimental para mí.-" No se si dije demasiado o si mi comentario había pasado desapercibido de forma natural, pero sentí la necesidad de expresarme y no logré contenerme.

Guardé silencio otra vez y disfruté de algunos minutos en los que el silencio reinaba y solo se podía escuchar ese ruido natural del agua tras los cristales.

Creo que me perdí un momento entre mis propios pensamientos. Preguntándome como estarían mis compañeros, preguntándome también si esta joven sabía algo del sello de música. Por supuesto, yo quería continuar la carrera que había comenzado en mi pueblo natal, pero aún sentía que me faltaba algo, tal vez la compañía o tal vez el coraje para enfrentarme a un mundo completamente diferente. Donde yo no sería las estrella sino una extraña aparición.

"- Disculpe pero...¿Sabe usted algo sobre la compañía musical de esta ciudad?-"

Mis labios contornearon una pequeña sonrisa tras oír como ella bromeaba al respecto, de alguna manera sentí que tal vez el ambiente se había vuelto un poco más cálido. Es inevitable tener esa sensación cada vez que comparto de forma extendida con los humanos. Es muy similar al calor que sentía en Ash, pese a que él... no es del todo un hombre común y corriente, pero tiene ese carisma, esa dulzura natural o más bien potencial en cada persona cuando se sabe llegar correctamente a ella.

Al rato ella respondió mi pregunta y su descripción, a demás de sonar interesante, artística y brillante, me reveló en gran parte lo que aquella compañía era. No habían mentido entonces cuando mis oídos escucharon hablar respecto a Merveilles Records, mis ansias aún permanecían, yo quería cantar, quería un escenario, no quería esconderme en viejas lápidas y sonidos de ultratumba. ¿Porque debía?

"-Parece ser entonces un perfecto lugar. Muchas gracias, necesitaba oír eso de alguien de esta ciudad.-" Creo que mis ojos mostraron un poco de frustración, pero cuando me percaté intenté relajarme otra vez para el exito del retrato aquel.

Cerré mis ojos de manera inconciente cuando ella los nombró porque de alguna manera estaba seguro de que si había algo que me podía delatar con facilidad, tanto mi naturaleza como mis verdaderos sentimientos, eran mis ojos carmines.

Cuando ella volvió a hablar los abrí nuevamente y asentí muy suave con la cabeza. Una sonrisa un poco cómplice se fomuló en mis labios antes de responder.

"-Sí, a decir verdad lo estoy, sin embargo no es tiempo aún de pisar aquel lugar. No puedo ir solo...-" Hice una pausa para convencerme de continuar con mi pequeña explicación.

"-En mi ciudad natal fui vocalista de un grupo, un trio más bien, sin embargo me intrigó la fama de este lugar, pero mis compañeros no pensaban igual. Incluso ahora aún conservo mis dudas, pues esta ciudad, y en verdad cualquiera, es muy diferente a la nuestra.....-" Como no iba a serlo si aquí abundaban los humanos y en cambio en casa ser un ser sobrenatural no era nada extraño. Criaturas erradicadas formaron una civilización en algún rincón del planeta, pero yo no quería quedarme atrapado en una jaula toda mi vida de inmortal.

Suspiré suave y volví a sonreír.

"-Lo lamento, creo que estoy hablando demasiado, creo que no soy un buen modelo.-" Reí algo nervioso, supongo que buscaba un poco de empatía mas no era conciente de mis propios deseos y temía no solo el desinterés de la chica, por supuesto lo comprendería pues dudo que mis razones le fuesen a parecer interesantes, pero esto lo digo por mi poca interacción con los humanos. ante todo, temía al rechazo y esa era la razón principal por la que no me atrevía a pisar Merveilles por mi cuenta. Solo.