Un café (Libre)

"Si es que logras llegar" Fue el pensamiento de Eiji, a su juicio trabajar en ese sitio no tenía nada de hermoso, quizás si podría volverse divertido, pero aún era muy temprano para juzgar eso sin el riesgo de equivocarse.

Su lengua hizo un chasquido disconforme, sin darse cuenta, el mismo se había contagiado con un poco de ansiedad. Esperaba tener los resultados pronto, y así tendría el derecho de vagar por el lugar, indagar ahí donde ni la prensa tenía acceso.

- Mitsuo. Eiji Mitsuo. Japonés. -Contestó estoico, acompañando su presentación con una muy leve y breve inclinación de cabeza. Aunque él de por si no parecía tener modales o al menos formalidades, hay algunas cosas con las que se nace en los genes y esas reverencias automáticas de su país natal, era una de ellas.

Al no quedar ya tema fue que el pelinegro/morado se levantó de la mesa, apoyando ambas manos en esta antes de hablar. - Ya veremos si volvemos a encontrarnos o no.- El estaba dando por terminada la charla y el encuentro, no tenía motivos para quedarse con su taza ya vacía.

Apartó las manos de la mesa y en el mismo instante en que iba a tomar la taza y dar un paso, su cuerpo se fue a tierra sorpresivamente.

Se había desvanecido.

-Japones?...  interesante- responde,  la curiosidad de cocer a personas de otras culturas le parecía algo realmente excitante.

Al ver al joven levantarse justo cuando su mente se llenaba de interrogantes sobre su país de origen fue realmente decepcionante y algo triste en realidad, ya que a pesar de la escueta conversación el japones le pareció realmente interesante fuera de su nacionalidad.

Pensando que en ya era momento de ir a buscar donde pasar la noche  se dispuso a levantarse algo decepcionada aun.

-ten cuidado- dijo en voz alta, para arrepentirse justo despues de terminar la frase, claro por que estando ya en el piso la advertencia era completamente innecesaria.

Analizo la situación un segundo y concluyo que sus múltiples heridas no eran solamente un juego ni tan leves como parecían por la comodidad que demostraba  eiji.

Se acerco a el para despertarlo, pero la verdad le daba algo de miedo acercarse mucho así que sus acciones no tuvieron respuesta alguna.

Miro la cafetería y se asombro al notar que realmente nadie estaba interesado por el hombre recostado en el piso- están tan ocupados- pensó mientras aun intentaba despertarlo dándole suaves golpes en las mejillas.

-debo llevarlo a la enfermería- concluyo

Spoiler:

Spoiler:

Fue un instante a otro en el que el mundo le dio vueltas y terminó inconciente, pero no era nada realmente alarmante, no era como si se hubiese desmayado con todas las de la ley, simplemente la anemia le había jugado una mala pasada.

En cosa de segundos recuperó los sentidos, primero la audición, luego el tacto, la sensacion de los suaves golpes en sus mejillas. Abrió su ojo pesadamente, mirando a su alrededor un poco desorientado. Por solo ese lapsus de segundos la expresión de Eiji no era tan altanera ni tan intimidante como normalmente era.

No era de extrañarse que nadie al rededor se hubiese alarmado, no era la primera vez que algo así ocurría, de hecho, la situación le causó gracia y la reflejó en una sonrisa un poco misteriosa que le dedicó a la mujer con quién solo hace unos segundos entablaba conversación.

-Ah... -Se tomó la cabeza, mientras iba incorporándose en el suelo, primero sentándose, luego de a poco levantándose del piso hasta volver a tomar asiento en su silla.

-¿Puedes ayudarme a encontrar el baño..?- Susurró apoyándo gran parte de su torso y brazos sobre la mesa.- Tengo ganas de vomitar...- fue su más sincera confesión.

Su corazón de acelero la idea de pedir a ayuda a otro desconocido para llevar al joven a la enfermería le complicaba demasiado.

-ah- suspiro de alivio al ver como poco a poco volvía en si.

Por alguna razón disfrutaba mucho de lo acontecido, se entiende que la idea de cargar con alguien enfermo definitivamente no era lo mas divertido del mundo pero lo que conllevaría le parecía muy divertido. Aparte quien no disfrutaría de contar una historia como esta *conocí a este chico en la cafetería y estaba todo vendado... luego se desmayo*

pero fuera de todas sus fantasías ahora tenia una situación, por muy despierto que estuviese no se sentía nada bien y no podía abandonarlo.

se golpeo las mejillas con ambas manos -claro- respondió aun desconcertada

le ofreció su mano - vamos - un poco nerviosa lo miro con una leve sonrisa.

Su rostro estaba un poco más pálido que de costumbre, pero de su rostro no se borraba esa sonricilla misteriosa, divertida. Sentirse así de débil no era algo que acostumbrase y cada vez que llegaba a ocurrir, le gustaba tomarlo como la novedad. Los temblores en su cuerpo y las nauseas le emocionaban un poco, pero claro, la idea de vomitar no era ciertamente atractiva.

Se puso de pie apoyando parte de su peso en la ayuda que la mujer le ofrecía. Solo un par de miradas se posaron sobre ellos para luego, cada una, volver a lo que les ocupaba.

-Dudo que puedas entrar conmigo al baño, pero con que me dejes en la puerta estará bien. Luego puedes irte.- Y aunque estaba pidiendo ayuda, tampoco le gustaba pegarse tanto a alguien. Con los pasos que restaban para salir de la cafetería y llegar al baño él daba por terminado ese encuentro.

Se puso completa mente roja al oír lo ultimo, ella entendía que por ética y reglas básicas de cualquier establecimiento publico no podría entrar al baño de hombres era evidente, pero como se le ocurría a este hombre pensar en que realmente estaba interesada en entrar o ¿es que dijo algo que había llevado a Eiji a aquella conclusión?.

-claro que no entrare- dijo nerviosa.

lo acompaño hasta el baño sirviendo de apoyo para el joven quien claramente no estaba bien.

A pesar de seguir sonriendo el no parecía estar bien -¿tan acostumbrado estaba a sentirse así?-

-creo que es este- dijo fuere de una puerta que parecía ser la del baño de hombres.

a pesar de lo ultimo dicho por el hombre decidió quedarse fuera del baño- quizás le incomode - pensó al tomar esta decisión pero la verdad no sentiría bien si lo dejaba solo en ese estado.

La reacción nerviosa de su acompañante le hizo gracia, a veces hay algunas personas que por naturaleza, otros tienden a molestar, y en este caso esa expresión de vergüenza le hicieron querer continuar, lamentablemente, ahora mismo no se encontraba en la condición.

Una vez llegaron al baño Eiji soltó a la chica, sentía sus piernas algo temblorosas pero seguro y podría llegar al retrete a vomitar.

Un estoico y no muy sentido "gracias" fue la forma del chico para despedirse de aquel encuentro breve. Tal vez y en algún momento se volverían a encontrar, dependiendo de los resultados que cada uno obtuviera en sus audiciones.

Spoiler: