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Un café muy dulce [Priv. Mine Sagan]
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Re: Un café muy dulce [Priv. Mine Sagan]
Mine levantó la vista de su té, sin dejar de prestarle atención al muchacho que le contaba abiertamente de sí. Arqueó ambas cejas, sorprendida de escuchar todas las cosas que había hecho y sabía, incluso sintió un poco de envidia por toda la libertad que Cyril se permitía, era una persona muy misteriosa pese a parecer tan sencillo y gentil. Ella contaba con el suficiente dinero para viajar pero jamás había salido de Glass City, sus obligaciones pertenecían a esa ciudad después de todo.
Su declaración con respecto a lo de tocar juntos ciertamente la incomodó, la muchacha se vio en la obligación de desviar la mirada de él y bajarla hacia los bocadillos que no tardaría en picotear con el tenedor. No era su culpa, Cyril le agradaba y no tenía problemas en intentar hacer algo de música a su lado pero... ¿Sería eso lo correcto? Él no sabía su verdad, no conseguiría descubrir cuánto odiaba el piano a menos que le escuchara tocar. Mine aborrecía secretamente su trabajo y las obligaciones que debía cumplir, ¿estaría bien ensuciar la música de un tipo tan sincero con su sarta de mentiras?
– N-no hay problema... Estaría encantada de tocar junto a tu violín – mintió en un balbuceo, pues no le agradaba para nada la idea de envenenar al vocalista con su oscuridad. Tras un largo trago que acabó con su té y una breve deliberación, Mine contestó con la misma seriedad al asunto de la vivienda. – Verás, yo... Sin entrar en detalles tediosos, vivo en un recinto privado... Con una gran mansión... Las casas que rodean el lugar son igual de costosas... – le explicó con aires de complicidad. – Son casonas excesivamente espaciosas para una sola persona pero podemos buscar algo en la ciudad...
Cyril era posiblemente el único amigo que había hecho desde su ingreso al sello y lo que menos quería era que su familia rondara cerca de él.
– Hoy quedé con mi mánager... ¿Qué te parece mañana? Puedo conseguirme un chofer – Le ofreció, guardándose la angustia que le provocaba la sola idea de que su padre se enterara de que estaba "tonteando" por ahí con un colega en lugar de hacer su trabajo.
Su declaración con respecto a lo de tocar juntos ciertamente la incomodó, la muchacha se vio en la obligación de desviar la mirada de él y bajarla hacia los bocadillos que no tardaría en picotear con el tenedor. No era su culpa, Cyril le agradaba y no tenía problemas en intentar hacer algo de música a su lado pero... ¿Sería eso lo correcto? Él no sabía su verdad, no conseguiría descubrir cuánto odiaba el piano a menos que le escuchara tocar. Mine aborrecía secretamente su trabajo y las obligaciones que debía cumplir, ¿estaría bien ensuciar la música de un tipo tan sincero con su sarta de mentiras?
– N-no hay problema... Estaría encantada de tocar junto a tu violín – mintió en un balbuceo, pues no le agradaba para nada la idea de envenenar al vocalista con su oscuridad. Tras un largo trago que acabó con su té y una breve deliberación, Mine contestó con la misma seriedad al asunto de la vivienda. – Verás, yo... Sin entrar en detalles tediosos, vivo en un recinto privado... Con una gran mansión... Las casas que rodean el lugar son igual de costosas... – le explicó con aires de complicidad. – Son casonas excesivamente espaciosas para una sola persona pero podemos buscar algo en la ciudad...
Cyril era posiblemente el único amigo que había hecho desde su ingreso al sello y lo que menos quería era que su familia rondara cerca de él.
– Hoy quedé con mi mánager... ¿Qué te parece mañana? Puedo conseguirme un chofer – Le ofreció, guardándose la angustia que le provocaba la sola idea de que su padre se enterara de que estaba "tonteando" por ahí con un colega en lugar de hacer su trabajo.
Mine Sagan- Ocupación : Músico
Mensajes : 1143
Fecha de inscripción : 30/04/2012
Re: Un café muy dulce [Priv. Mine Sagan]
El castaño disfrutaba cada segundo junto a ella en la amena conversación, estaba muy desinhibido hablando con la chica, su holgura le había hecho comentar varias cosas que tal vez fueron innecesarias o incomodas para ella, pero él estaba muy animado haciéndolo, primera vez que se sentía tan en confianza con alguien y quería retribuir al máximo el momento.
La idea de Cyril era no acabar con el momento, por él que durase muchísimo más y las palabras de la chica le habían caído tremendamente bien, la idea de verse al día siguiente era propicia para él pues así podría verla otra vez. Por fin estaba haciendo amigos y eso de verdad era nuevo en su vida, la oscuridad de toda su vida, y el dolor de huir por el mundo en ese interminable túnel sin fin de una vez por todas veía luz al final, esa pequeña luz era sin duda los lazos que podía establecer en aquella ciudad, y si bien había conocido más personas, él sabía que comenzaba a entablar relaciones más serias con personas más serias, entendía perfectamente que no era lo mismo conocer a alguien en un bar, sin desmerecer, a conocer alguien en la cafetería del sello.
Bueno, eso de que vivas en una gran mansión y un complejo privado tan grande no me sorprende -Rió un poco mientras le daba un pequeño trago a su café- Más que mal, tienes todo la estampa de una princesa -volvió a sonreírse y probó un poco de los bocadillos que quedaban.
Estaba un poco sorprendido con las proposiciones de la chica y su cara se iluminaba de una sonrisa nerviosa, estaba en un escenario en el cual no podría utilizar sus talentos como músico, la vida real y el mundo fuera de los escenarios era más complicado que sólo expresar sentimientos a través de la música, él sólo sabía dar y dar, no acostumbraba a la reciprocidad ni la empatía.
Me encantaría poder salir contigo... -Se mordió la punta de la lengua y se sonrojó un poco al decir lo anterior-... a buscar casa y esas cosas, ya sabes -Rió nervioso mientras acomodaba una de sus manos en la nuca.
¿Chofer? ¿Para qué? -Ladeó el rostro sin entender bien, asumía que ella debía estar acostumbrada a esas atenciones, pero sinceramente él lo consideraba innecesario- He recorrido casi toda la ciudad caminando, no es tanto, osea nos cansaremos... -Apoyó ambos codos en la mesa y reposó su mentón en las manos-... pero no crees que sería más entretenido ir de aquí para allá juntos y pasar el día viendo todo lo que la ciudad tiene para ofrecernos -Sinceramente él planeaba usar más el tiempo que sólo buscar dónde vivir- Arriba de un vehículo se nos irá el día y no aprovecharemos nada, osea, si tu quieres por mi no hay problema en realidad. -Le sonrió amablemente mientras entrecerraba los ojos.
Dicho lo último miró que ya casi todo lo que tenían para ellos en la mesa se acababa y sacó su billetera- ¿Pedimos algo más?, yo invito -Su voz había sonado desinteresado-
La idea de Cyril era no acabar con el momento, por él que durase muchísimo más y las palabras de la chica le habían caído tremendamente bien, la idea de verse al día siguiente era propicia para él pues así podría verla otra vez. Por fin estaba haciendo amigos y eso de verdad era nuevo en su vida, la oscuridad de toda su vida, y el dolor de huir por el mundo en ese interminable túnel sin fin de una vez por todas veía luz al final, esa pequeña luz era sin duda los lazos que podía establecer en aquella ciudad, y si bien había conocido más personas, él sabía que comenzaba a entablar relaciones más serias con personas más serias, entendía perfectamente que no era lo mismo conocer a alguien en un bar, sin desmerecer, a conocer alguien en la cafetería del sello.
Bueno, eso de que vivas en una gran mansión y un complejo privado tan grande no me sorprende -Rió un poco mientras le daba un pequeño trago a su café- Más que mal, tienes todo la estampa de una princesa -volvió a sonreírse y probó un poco de los bocadillos que quedaban.
Estaba un poco sorprendido con las proposiciones de la chica y su cara se iluminaba de una sonrisa nerviosa, estaba en un escenario en el cual no podría utilizar sus talentos como músico, la vida real y el mundo fuera de los escenarios era más complicado que sólo expresar sentimientos a través de la música, él sólo sabía dar y dar, no acostumbraba a la reciprocidad ni la empatía.
Me encantaría poder salir contigo... -Se mordió la punta de la lengua y se sonrojó un poco al decir lo anterior-... a buscar casa y esas cosas, ya sabes -Rió nervioso mientras acomodaba una de sus manos en la nuca.
¿Chofer? ¿Para qué? -Ladeó el rostro sin entender bien, asumía que ella debía estar acostumbrada a esas atenciones, pero sinceramente él lo consideraba innecesario- He recorrido casi toda la ciudad caminando, no es tanto, osea nos cansaremos... -Apoyó ambos codos en la mesa y reposó su mentón en las manos-... pero no crees que sería más entretenido ir de aquí para allá juntos y pasar el día viendo todo lo que la ciudad tiene para ofrecernos -Sinceramente él planeaba usar más el tiempo que sólo buscar dónde vivir- Arriba de un vehículo se nos irá el día y no aprovecharemos nada, osea, si tu quieres por mi no hay problema en realidad. -Le sonrió amablemente mientras entrecerraba los ojos.
Dicho lo último miró que ya casi todo lo que tenían para ellos en la mesa se acababa y sacó su billetera- ¿Pedimos algo más?, yo invito -Su voz había sonado desinteresado-
Cyril Dankworth- Ocupación : Vocalista
Mensajes : 67
Fecha de inscripción : 10/04/2013
Re: Un café muy dulce [Priv. Mine Sagan]
Apoyó ambos codos en la superficie de la mesa, un tanto divertida por la apreciación de su colega. ¡Todos le ponían apodos extraños! "Princesa", "muñeca", esas comparaciones sumamente halagadoras solían referirse a ella. No le molestaban, nimiedades como esa solo provocaban que emitiese una leve risilla, delicada e imperceptible. Mantuvo su rostro en ambas manos, escrutando el semblante avergonzado de Cyril.
Es un buen chico... Se dijo, guardando un misterioso silencio, escuchándole atenta mientras la mesera retiraba los platos y las tazas ahora desocupadas.
Pasar tiempo con él sería un lujo prohibido que estaba dispuesta a permitirse netamente porque quería cambiar, había vivido un largo tiempo rehuyendo del contacto social, valiéndose de relaciones cínicas y artificiales. Ahora que Lucien estaba con ella quería ser alguien que valiese la pena. Amistarse con mujeres aún le parecía algo difícil pero un chico como Cyril era bastante llevable, además que le permitía actuar con naturalidad. Esperaba que con ello pudiese cumplir algún tipo de expectativa, pero ni siquiera una persona tan honesta como Mine podía reconocer la curiosidad que sentía hacia este enigmático joven.
– Si... Si es lo que te parece mejor pues no tengo problema... – balbuceó ante su propuesta de andar por la ciudad a pie. Quería parecer tranquila pero la verdad es que ni siquiera estaba segura de si tenía zapatos adecuados para largas caminatas. Pero ese no era el mayor problema, ¿cómo le haría para rehuir a los cuidados familiares? Levantó la vista ante la invitación del muchacho y, con una sonrisa apenada, respondió: – Estoy bien así, gracias. De todos modos no me queda mucho tiempo para seguir platicando... – aunque estaba dispuesta a permanecer un tiempo más allí si Cyril quería seguir con su merienda matutina.
Aún debía tramitar unos asuntos esa misma tarde, sin mencionar que tampoco tenía agendado el almorzar en Merveilles. Fuera como fuera, habían otros asuntos de los que preocuparse.
– ¿Cuál será el mejor lugar para encontrarnos mañana? – Preguntó de pronto, adquiriendo un semblante ligeramente más serio. – Debe ser un sitio en el que la servidumbre no pueda seguirme el rastro... O tendré problemas... – musitó más para sí misma que para el muchacho.
Es un buen chico... Se dijo, guardando un misterioso silencio, escuchándole atenta mientras la mesera retiraba los platos y las tazas ahora desocupadas.
Pasar tiempo con él sería un lujo prohibido que estaba dispuesta a permitirse netamente porque quería cambiar, había vivido un largo tiempo rehuyendo del contacto social, valiéndose de relaciones cínicas y artificiales. Ahora que Lucien estaba con ella quería ser alguien que valiese la pena. Amistarse con mujeres aún le parecía algo difícil pero un chico como Cyril era bastante llevable, además que le permitía actuar con naturalidad. Esperaba que con ello pudiese cumplir algún tipo de expectativa, pero ni siquiera una persona tan honesta como Mine podía reconocer la curiosidad que sentía hacia este enigmático joven.
– Si... Si es lo que te parece mejor pues no tengo problema... – balbuceó ante su propuesta de andar por la ciudad a pie. Quería parecer tranquila pero la verdad es que ni siquiera estaba segura de si tenía zapatos adecuados para largas caminatas. Pero ese no era el mayor problema, ¿cómo le haría para rehuir a los cuidados familiares? Levantó la vista ante la invitación del muchacho y, con una sonrisa apenada, respondió: – Estoy bien así, gracias. De todos modos no me queda mucho tiempo para seguir platicando... – aunque estaba dispuesta a permanecer un tiempo más allí si Cyril quería seguir con su merienda matutina.
Aún debía tramitar unos asuntos esa misma tarde, sin mencionar que tampoco tenía agendado el almorzar en Merveilles. Fuera como fuera, habían otros asuntos de los que preocuparse.
– ¿Cuál será el mejor lugar para encontrarnos mañana? – Preguntó de pronto, adquiriendo un semblante ligeramente más serio. – Debe ser un sitio en el que la servidumbre no pueda seguirme el rastro... O tendré problemas... – musitó más para sí misma que para el muchacho.
Mine Sagan- Ocupación : Músico
Mensajes : 1143
Fecha de inscripción : 30/04/2012
Re: Un café muy dulce [Priv. Mine Sagan]
El joven seguía embelesado con su conversación, las sensaciones de agrado seguían en ascenso y su reticencia sobre la joven era acallada cada vez más con cada mirada y risita que ambos soltaban a ratos. Él sabía que podía mantener un poco más a la joven en el lugar, pero ya sería demasiado y no quería importunarla, además la mesera ya había hecho su trabajo y la mesa yacía vacía, a lo que Mine apresuró la decisión de Cyril diciendo que debía irse ya.
Luego de pensar algunos segundos la miró afable- Bueno, la verdad yo soy un tanto nuevo en la ciudad y no sabría realmente cuál es un lugar indicado para ti, no quiero importunarte -El castaño retrajo algo su mirada y la sumergió en los ojos de ella- Dime tu, yo acato lo que a ti te sea más cómodo y simple de verdad no quiero causar problemas -Insistió.
Se llevó el índice a los labios y miró el techo pensativo, luego miró a Mine- Si confías los suficiente en aquel chofer entonces vayamos con él -Dijo con tono de solución- No quieres que la servidumbre se entere de lo que haces, pero aún así quieres llevar chofer, yo no sé conducir, lo haría yo... pero siendo consecuente con tu petición entonces él es de confianza y podemos trasladarnos en vehículo rehuyendo de las miradas de los demás -La miró a ver si lo que él decía no incomodaba.
¿Crees que sea buena idea? Porque si es así me puedes pasar a buscar a un lugar alejado de tu hogar y así no levantamos sospechas -río un poco mientras de su bolsillo sacaba una pluma y de la mesa cogía una servilleta- Mira... puede ser que nos veamos acá -Cyril escribió una dirección cerca de ahí, pero más abajo escribió:
Luego dejó la servilleta con la pluma sobre la mesa y la acercó hasta Mine, se estiró hacia atrás en la silla y retomó las palabras- La verdad ese es el único lugar que conozco... -Al decir lo último hizo una mirada entre los ojos de la chica y la servilleta, luego sólo esperó que ella hiciera algo.
Luego de pensar algunos segundos la miró afable- Bueno, la verdad yo soy un tanto nuevo en la ciudad y no sabría realmente cuál es un lugar indicado para ti, no quiero importunarte -El castaño retrajo algo su mirada y la sumergió en los ojos de ella- Dime tu, yo acato lo que a ti te sea más cómodo y simple de verdad no quiero causar problemas -Insistió.
Se llevó el índice a los labios y miró el techo pensativo, luego miró a Mine- Si confías los suficiente en aquel chofer entonces vayamos con él -Dijo con tono de solución- No quieres que la servidumbre se entere de lo que haces, pero aún así quieres llevar chofer, yo no sé conducir, lo haría yo... pero siendo consecuente con tu petición entonces él es de confianza y podemos trasladarnos en vehículo rehuyendo de las miradas de los demás -La miró a ver si lo que él decía no incomodaba.
¿Crees que sea buena idea? Porque si es así me puedes pasar a buscar a un lugar alejado de tu hogar y así no levantamos sospechas -río un poco mientras de su bolsillo sacaba una pluma y de la mesa cogía una servilleta- Mira... puede ser que nos veamos acá -Cyril escribió una dirección cerca de ahí, pero más abajo escribió:
Puedes escribir acá un lugar, si tanto te hace problema el dónde vernos y cómo hacerlo y no quieres que nadie se entere.
Luego dejó la servilleta con la pluma sobre la mesa y la acercó hasta Mine, se estiró hacia atrás en la silla y retomó las palabras- La verdad ese es el único lugar que conozco... -Al decir lo último hizo una mirada entre los ojos de la chica y la servilleta, luego sólo esperó que ella hiciera algo.
Cyril Dankworth- Ocupación : Vocalista
Mensajes : 67
Fecha de inscripción : 10/04/2013
Re: Un café muy dulce [Priv. Mine Sagan]
Mine sonrió, afable. Aquella dulce sensación no desaparecía, veía en Cyril la posibilidad de abrirse a nuevos mundos, una promesa de cambio. Sabía que detrás de esos orbes purpurinos se escondían muchos secretos, vivencias que ella ignoraba en su totalidad, técnicamente se trataba de un desconocido... ¡Pero qué más daba! Le conocería, como a cualquier persona. Eso es lo que todos hacían.
Ya no sería la chiquilla mimada, enclaustrada en sus propios límites y en su mundo de cristal. Ella también podía sonreír con normalidad, reír con normalidad, vivir con normalidad.
Motivada por estas ideas, escuchó con atención las propuestas, estudiando en su mente la posibilidad de llevarlas a cabo.
– Es una idea estupenda. Charles es muy prudente, podemos contar con él – le aseguró Mine, refiriéndose a su confiable chofer, aquél que le acarreaba a todas partes sin queja alguna. Tomó entre sus manos la servilleta que el muchacho le entregaba, leyendo su contenido con una sonrisa agraciada. – Conozco el lugar, me parece perfecto – musitó con voz suave, considerando que aquella precaución sería suficiente para ambos, aunque agradecía de sobremanera que Cyril estuviera velando por su seguridad y por la discreción del encuentro.
Las posibilidades de que su padre les descubriera se veían reducidas si Charles les acompañaba. El viejo mayordomo no solamente cubría las escapadas de la joven heredera sino que también muchas de sus fechorías, tales como el seguimiento a Lucien y las prohibidas interacciones con su hermano menor. Era un buen hombre, que además quería mucho a los hermanos Sagan.
– Te pasaremos a buscar a este sitio a las tres, por favor no tardes – decidió Mine antes de arrugar la servilleta en su puño ceñido, a fin de ocultar evidencias. Le hubiera gustado dejar algún teléfono pero en aquél entonces ella no contaba con un número personal, por lo que lo consideraba más un riesgo que un beneficio. Si pasamos por las tiendas procuraré comprarme un celular, es insólito que siga dependiendo del fijo aún cuando soy una profesional. – Ah... También debería decirle a Charles que investigue algunos sitios de mudanza, así sabremos dónde empezar, hehe~ – agregó como si acabase de recordar ese pequeño detalle, divertida.
Reiteró las instrucciones y una vez acordados los detalles menores de su siguiente reunión, la joven se puso de pie sin despegar la mirada de su colega.
– Muchas gracias por tu compañía, Cyril. Ha sido un placer conocerte, nos vemos – se despidió Mine, llevando consigo la boina que les había permitido encontrarse antes de desaparecer por la salida principal de la cafetería. Se encontraba poseída por una actitud renovada e inusual, llena de optimismo.
Ya no sería la chiquilla mimada, enclaustrada en sus propios límites y en su mundo de cristal. Ella también podía sonreír con normalidad, reír con normalidad, vivir con normalidad.
Motivada por estas ideas, escuchó con atención las propuestas, estudiando en su mente la posibilidad de llevarlas a cabo.
– Es una idea estupenda. Charles es muy prudente, podemos contar con él – le aseguró Mine, refiriéndose a su confiable chofer, aquél que le acarreaba a todas partes sin queja alguna. Tomó entre sus manos la servilleta que el muchacho le entregaba, leyendo su contenido con una sonrisa agraciada. – Conozco el lugar, me parece perfecto – musitó con voz suave, considerando que aquella precaución sería suficiente para ambos, aunque agradecía de sobremanera que Cyril estuviera velando por su seguridad y por la discreción del encuentro.
Las posibilidades de que su padre les descubriera se veían reducidas si Charles les acompañaba. El viejo mayordomo no solamente cubría las escapadas de la joven heredera sino que también muchas de sus fechorías, tales como el seguimiento a Lucien y las prohibidas interacciones con su hermano menor. Era un buen hombre, que además quería mucho a los hermanos Sagan.
– Te pasaremos a buscar a este sitio a las tres, por favor no tardes – decidió Mine antes de arrugar la servilleta en su puño ceñido, a fin de ocultar evidencias. Le hubiera gustado dejar algún teléfono pero en aquél entonces ella no contaba con un número personal, por lo que lo consideraba más un riesgo que un beneficio. Si pasamos por las tiendas procuraré comprarme un celular, es insólito que siga dependiendo del fijo aún cuando soy una profesional. – Ah... También debería decirle a Charles que investigue algunos sitios de mudanza, así sabremos dónde empezar, hehe~ – agregó como si acabase de recordar ese pequeño detalle, divertida.
Reiteró las instrucciones y una vez acordados los detalles menores de su siguiente reunión, la joven se puso de pie sin despegar la mirada de su colega.
– Muchas gracias por tu compañía, Cyril. Ha sido un placer conocerte, nos vemos – se despidió Mine, llevando consigo la boina que les había permitido encontrarse antes de desaparecer por la salida principal de la cafetería. Se encontraba poseída por una actitud renovada e inusual, llena de optimismo.
Mine Sagan- Ocupación : Músico
Mensajes : 1143
Fecha de inscripción : 30/04/2012
Re: Un café muy dulce [Priv. Mine Sagan]
Aún el más gallardo de los galanes o el más despistado de los hombres sabía que era momento de acabar con aquel tan inusual encuentro, aunque la libertad con la que le había tratado su corta existencia no le hacía percibir empáticamente la preocupación y angustia de la joven sobre ser descubiertos, aun él podía ver en los ojos de Mine el cuidado que ella tenía sobre el tema, por ello aceptó abiertamente con sonrisas, asintiendo con la cabeza a los detalles que la muchacha le impartía pertinentemente.
Aunque Cyril prestaba atención a lo que ella decía, no podía dejar de sentir algo extraño en sus entrañas, el nerviosismo se mezclaba con un hondo vacío que sólo se llenaba cuando Mine hacía alusión a su próxima junta. ¿Qué era esta amorfa sensación? ¿Acaso él podía permitirse un cierto interés por su acompañante? Cyril realmente no sabía qué era, sólo actuaba como sentía que debía hacerlo, a veces muy seguro y confiado, otras sólo nervioso.
Él dejó que ella terminara cada frase, no quería retenerla más, pues no era intención del pelinaranjo aproblemar la vida de Mine, quien había compartido con él tan amistosamente. Al ver Cyril marchar a su compañera terminó con un suave. - Hasta pronto. -Coloreando un poco las pálidas mejillas del castaño y extendiendo suavemente su mano hacia ella, como queriendo detenerla. Una sonrisa le adornó cálidamente la cara y su mano se meneó de un lado a otro en señal de adiós.
Aunque Cyril prestaba atención a lo que ella decía, no podía dejar de sentir algo extraño en sus entrañas, el nerviosismo se mezclaba con un hondo vacío que sólo se llenaba cuando Mine hacía alusión a su próxima junta. ¿Qué era esta amorfa sensación? ¿Acaso él podía permitirse un cierto interés por su acompañante? Cyril realmente no sabía qué era, sólo actuaba como sentía que debía hacerlo, a veces muy seguro y confiado, otras sólo nervioso.
Él dejó que ella terminara cada frase, no quería retenerla más, pues no era intención del pelinaranjo aproblemar la vida de Mine, quien había compartido con él tan amistosamente. Al ver Cyril marchar a su compañera terminó con un suave. - Hasta pronto. -Coloreando un poco las pálidas mejillas del castaño y extendiendo suavemente su mano hacia ella, como queriendo detenerla. Una sonrisa le adornó cálidamente la cara y su mano se meneó de un lado a otro en señal de adiós.
Última edición por Cyril Dankworth el Jue Jul 31, 2014 10:20 am, editado 1 vez (Razón : Anoche me equivoqué al escribir algunas cosas y quise terminar bien la idea.)
Cyril Dankworth- Ocupación : Vocalista
Mensajes : 67
Fecha de inscripción : 10/04/2013
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