Un almuerzo poco común [Privado]

La hora del almuerzo: Tras un par de pesadas y aburridas clases, aquel momento era uno que podía servirle como relajo, o bien podía estresarla a niveles casi estratosféricos... Y para su desgracia, aquel era uno de los días estresantes. Por alguna extraña razón que desconocía, una gigantesca cola (más de lo normal) se había formado en la zona designada para recibir y escoger la comida disponible para ese día, tanto que parecía una fila para algún concierto o firma de autógrafos de alguien importante.

-En serio, ¿por qué a mí? -se lamentó la joven con un pesado suspiro, igual de molesta que su estómago, que a gritos le pedía servirse algo de la comía que olía como si la tuviera al frente, lo cual por desgracia no era así- Esto no es justo... -volvió a quejarse entre gruñidos mientras esperaba a que la fila avanzara, dando casi medio paso cada 5 minutos de lo lento que iba, casi en modo automático. A lo lejos podía divisar la comida del día, comenzando a planear lo que cogería de las tantas opciones que tenía a su disposición, todo con tal de hacer el trámite lo más rápido posible para abalanzarse sobre su plato de comida, de pie si fuera necesario.

Tras recibir de una vez por todas su bandeja, sin siquiera darse cuenta de cuánto tiempo pasó (agradeciendo que no tenía clases hasta un par de horas más), se encaminó hacia el centro del lugar, recorriéndolo en busca de alguna mesa vacía, descartando aquellas donde algunos tenían asientos reservados para amigos o en las que más de algún integrante la miraba con recelo. Suerte para ella una chica le hacía seña con las manos, algo muy poco usual, pero realmente estaba desesperada y no iba a desperdiciar una oportunidad como aquella.

-Gracias, me salvaste... -dijo en una profunda exhalación de cansancio, prácticamente desplomándose sobre la silla, bandeja incluida, la cual de milagro no se volcó sobre la mesa- ¿Tienes alguna idea de por qué está tan lleno hoy? Que yo recuerde no suele ser tan ajetreado a estas horas... no tanto, al menos...

-Ya  veo... quizás simplemente hoy es un día más ajetreado porque sí... -comentó casi más para sí mientras comía de una forma algo más voraz de lo normal, realmente tenía más hambre de la que creía- O bien puede ser eso que dices, aunque en mi opinión... creo que los precios estaban como de costumbre... o eso creo...

Normalmente no era tan descortés y callada, es que el hambre... El hambre le hacía abstraerse y comer hasta saciar aquella hambre y no prestar atención a nada más a su alrededor, por lo cual no pronunció más palabra hasta que la joven de cabello color miel volvió a dirigirle la palabra- ¿Ah? Ah, no te preocupes, yo tampoco ando muy habladora hoy... -hizo un gesto con la mano para quitarle importancia al asunto- yo tengo mucha hambre, por eso ando algo callada, perdona... ¿así que dices que eres de segundo? Yo soy de tercero... -dijo con medio bocado de ensalada en la boca, pareciendo hasta rumiarlo- Yo soy Aria Ainsley, mucho gusto -agregó con una suave sonrisa, dándole un sorbo a su jugo.

Levantó su mirada al notar un alboroto no muy lejos de ellas, puntualmente en la caja de la cafetería, en una fila bastante desordenada. Parecía ser una chica petulante que estaba causando líos, líos que muchos parecían ignorar o quizás preferían mantenerse apartados para evitar problemas... era como si aquello se tratara de algo usual... Fuera como fuese, la actitud de la chica le caía como una patada en su hígado, creyéndose la reina del lugar, como si aquel comedor fuese su territorio de dominio.... El caso suyo era que nunca solía prestar atención a asuntos como aquellos, pero no recordaba haber presenciado algo así antes, por lo que cuando escuchó una voz altanera a sus espaldas, no pudo reaccionar como aquellos estudiantes que se habían apartado como sumisas ovejas, doblegadas por la pelirroja que acababa de aparecer. ¿Disculpa? -preguntó al voltearse hacia la joven, su brazo apoyado en el respaldo de su propia silla- ¿Por qué habría de hacer eso? Nosotras llegamos primero y estamos comiendo, espera tu turno como los demás y busca algún lugar vacío, princesita... -agregó con tono indiferente, acompañado de su mirada gélida.

-¿Aria...senpai? -había preguntado algo confusa- ¿Quieres decir como un superior? Bueno, si es así... no creo que haya problema... -se había rascado algo incómoda la cabeza- Es algo raro que me llamen así, pero...

Sin embargo aquel no era tema, volviendo a la actual discrepancia entre alumnas, Momoka también se había negado rotundamente a la petición tan pedante de la recién llegada, cuyo comentario le hizo arquear una ceja- "Realmente espero que eso de la cita haya sido un comentario irónico... ¿le gustan las chicas o qué?" -se preguntó, pensando que quien tenía frente suyo podría ser una chica homosexual o algo por el estilo, ¿le estaba coqueteando indirectamente?

Intentó contener su sorpresa sin demasiado éxito al ver cómo literalmente la mesa salía volando hacia otro lado, y por impulso empujó a Momoka para que se apartara por los cubiertos y demases que fueron despedidos de la mesa- ¡...Mierda! -masculló, volteando casi iracunda hacia la chica, serenándose a último minuto tras bufar, sacudiendo lo que había conseguido salpicar parte de su uniforme para acercarse a la otra chica con sus ojos entrecerrados, quedando a no más de dos palmos de ella.

-¿En serio? ¿Te vas tan pronto? -preguntó, arrastrando un tanto las palabras al hablar- ¡Si ahora tenemos espacio para alguien más! -dijo sonriendo de lado, algo divertida- Además ahora podemos tener esa cita que tanto quisieras, chica -torció un tanto su mueca, pero intentando parecer hipócritamente acogedora- Anda... acompáñanos a comer -su voz sonaba melosa pero la tensión entre ambas podía sentirse perfectamente- "...you floozy"

Estaba tan concentrada en la situación, que poca atención le prestó a lo que decía Momoka para lamentarse- “¿Brosklor? ¿Qué es eso..?” –se preguntó algo extrañada por tal vocabulario, pero desechó el pensamiento, dado que seguro podría ser algo que sólo un fan de alguna serie o algo extraño podía saber- Uhmm... sí, Momoka, es verdad... –coincidió un tanto distraída, aún algo ofuscada por la actitud de esa tal chiquilla pelirroja con problemas de actitud.

Frunció los labios en el instante en que esa tipa comenzaba a fregarle la comida en plena boca, debió haberlo visto venir, mujeres como esas no pueden actuar de otra forma si no es acuchillando por la espalda y aprovechándose de la situación. Pero no iba a perder, no iba a dejarse humillar por una idiota con su trasero por los aires y los humos por el trasero.

Y lo único que hizo Aria tras limpiarse la boca fue reírse. Sí, reírse, de forma divertida pero elegante, delatando de inmediato su origen- ¡Muchas gracias! Debo agradecerte el favor que me has hecho hoy, niña, me mostraste algo muy importante hoy –dijo aplaudiendo suavemente.

-Debe ser muy triste tu vida como para desquitarte y querer molestarnos así de esa forma, ¿sabes? –dijo con una sonrisa burlona en el rostro, sin responder agresivamente ni de forma física a su provocación en ningún momento- ¿Estas dos siempre te siguen a todos lados? –preguntó, refiriéndose a las chicas que estaban con ella- Siento un poco de pena por el suelo por tener que recoger esa autoestima que te traes, y pena por esas dos que siempre tienen que andar recogiéndola por ti.

off:

Por un segundo se sintió algo tensa al ver la actitud ultra confiada de Momoka, quiso detenerla pero ya la joven se había acercado peligrosamente a Ichigo y tenía miedo que la última pudiera desquitarse por sus dichos tan atrevidos, después de todo lo que había dicho fue con el afán de “calmar a la bestia” para hacer que agachara su cabeza y se marchara abatida, pero por lo visto aquello aún no sucedía, por lo pronto la de cabellos más rojizos agachó su cabeza pero en actitud amenazante, por lo que en sus adentros se puso alerta, a la defensiva en caso que pudiera tomar represalias sobre lo ocurrido. “Y así acaba tu primera semana, bien hecho Ainsley” se reprendió en su mente, y es que al parecer nunca podía mantenerse alejada de los problemas, problemas que usualmente no eran su culpa o no los iniciaba ella, pero tarde o temprano se veía involucrada en ellos. “¿Por qué a mí?”

Abrió sus ojos, horrorizada por la conducta violenta de Ichigo en el momento en que se decidía a apalear a Momoka con su bandeja, siendo tal su sorpresa que no conseguía salir de su asombro para poder ir en auxilio de su compañera, simplemente se encontraba helada y sus pies pegados al suelo- ¡M-Mo... Momoka! –exclamó de forma algo forzosa y ahogada al ir a su lado, con la idea de ayudarla o llevarla a la enfermería, por lo que se agachó a su lado. Realmente no tenía sentido preguntarle si se encontraba bien, aquel había sido un golpe bastante fuerte, no le habría sorprendido si se encontraba a la menor con un montón de sangre brotando de su cabeza y en estado de inconsciencia total. “Es casi como si no fuera humana... bueno, hay personas que en medio de la rabia o intensidad de emociones ganan mucha fuerza”, pero aquello simplemente era ridículo, conocía los casos de elefantes con sobredosis de testosterona que arrasaban con todo a su paso, quizás aquello era un ejemplo muy adecuado... aunque aquel no era el momento para pensar en animales (aunque la loca en frente suyo realmente pareciera uno), lo importante en aquel momento era ayudar a Momoka. Aun estando arrodillada a su lado, la examinó en busca de algún daño grave, pero no parecía ver mucho más allá de un sangrado un tanto profuso y el aturdimiento más que normal. “Sonará cruel pero... sí que es cabeza dura” pensó para sí al notar que la herida podría haber sido mil veces peor, pero de alguna forma u otra, Momoka lo había resistido bastante bien- Ven, vamos a la enfermería, ¿cómo te sientes...? –le dijo al ayudarle a pasar un brazo por detrás de su cuello mientras se ponía lentamente de pie, sin importarle cómo podría estar reaccionando Ichigo frente suyo, más allá de mantenerse alerta en caso de ser necesario una vez más. Por lo visto parecía ser alguien de armas tomar y de hacer lo necesario, no cometería nuevamente el error de volver a subestimarla como una chica vana en busca de atención.

Justo cuando se estaba poniendo de pie para poder salir de allí, observó cómo un bol de lo que parecía ser ensalada le daba de lleno a Ichigo en la cabeza, la cual sólo había reaccionado con un temblor de furia y un grito, sin más que ello. “En serio, ¿de qué están hechos los alumnos de esta academia?” se preguntó al no ver mayores heridas en Ichigo. “Dudo que eso sea sólo por una subida de adrenalina, imposible, ¿verdad? ¿Acaso todos traen un casco de metal bajo el cabello o algo por el estilo? Dios, ¿a dónde me vine a meter?” se lamentaba para sí, volteando al igual que todo el mundo en busca de quien había sido el culpable de tan certero lanzamiento.

-¿P-Profesor Hikigaya? –abrió sus ojos en sorpresa y parpadeó varias veces, perpleja al reconocer al profesor que había conocido en su ida al sello de Merveilles no hacía mucho. Y su sorpresa radicaba no en verlo allí, era normal que un profesor asistiera a la cafetería en busca de algo para comer, realmente era ver que haría algo como lanzarle una fuente con ensalada a una alumna. Sí, tenía un carácter algo despreocupado e infantil pero, ¿llegar a ese extremo?