Noche de fuga (Libre)

Luego de una tarde de audiciones en la escuela en la cual había perdido el control de la voluntad de su cuerpo, era ahora Zebra quién caminaba por la ciudad sin un rumbo fijo, fugado del colegio que para él actuaba como internado. Ya no vestía el uniforme, sino unos pantalones marrones y una sudadera con estampado de zebra, no había usado el extravagante maquillaje que a veces solía ponerse, solo para marcar ese cuerpo como propiedad arrendada por algunas largas horas. Esta vez solo había desordenado el cabello y había huído con rapidez, no deseaba toparse con nadie más de la escuela, pues los comentarios a raíz de la audición no dejaban de escucharse por los pasillos.

¿Tanto les molesta?

Se reía para si mismo, diciéndole a él que debería sentirse orgulloso una vez le devolviera el control, después de todo, podría ser que hasta apareciera en portada del periódico escolar.

Pfffff.

Sus pasos le llevaron sin realmente buscarlo hasta el muelle de la ciudad. ¿Cuándo había andado para llegar hasta ahí? Aunque no le preocupaba realmente la hora. El cielo ya estaba oscuro y el, por supuesto no tenía ninguna intención de volver a la escuela esa noche. Buscaría alguien con quién jugar.
La imagen de Reino volvía recurrentemente a su pensamiento, y le irritaba. Un hombre astuto, o menos imbécil que el resto, pero había algo en él que a zebra no terminaba de gustarle, y a la vez, lo encontraba absurdamente atrayente, desafiante. Quería golpearlo y sacarlo de sus cabales, quería recibir un golpe de su parte, y sí, por qué no un sensual forcejeo mientras él intentaba descubrir su misterio y zebra, por su parte, disfrutaba ocultando lo que de por si era evidente.

-Tch – Murmuró por lo bajó y decidió bajar hasta la playa, comenzando a caminar por la arena en dirección al mar. Seguro de que difícilmente ahí podría encontrar a alguien que le conociera, mas bien, que conociera a Skyle.

Momoka se encontraba en la playa, llevaba un vestido blanco que delineaba muy bien su figura delgada. No tenia tanto busto como su madre pero tenia una buena figura o eso creia ella, llevaba un libro en su mano derecha que decia ''todo lo que quiera saber sobre la playa'' y en la otra mano llevaba sus sandalias.

Al parecer no habia nadie ahi a esas horas, camino por la arena con su pies descalzos, la sensación que le producia en sus pies era muy extraña pero no desagradable, esto era lo que se sentía pisar arena... una sensacion peculiar, la arena se deslizaban por sus pies quedando pequeños rastro de ella. Mientras iba caminando se iba dando cuenta que la arena comenzaba a sentirse mas helada, la observo un poco más y noto que estaba muy oscura por que sera? se inco un poco para observar, luego vio como el mar mojaba la arena que se encontraba seca y adquiría el mismo color
-ahh eso era - dijo impresionada mientras seguía observando la arena - los humanos deben ser muy felices de tener esto - dijo ella con una sonrisa, acerco su mano a la arena mojada la tomo en sus manos y noto que esta no se resbalaba como la arena seca, si no que se quedaba en su mano tomando la impresión de la presión que había ejercido - OOOH - dijo asombrada.

Luego acerco el libro para leer lo que decía, vio una foto de un castillo de arena, esta imagen le llamo mucha la atención por lo que cerro el libro de par en par - Hare un Castillo de ARENA!!!!!! - grito emocionada mientras agarraba un poco de arena y comenzaba a formar un monticulo.

Un grito llegó a sus oídos, una voz casi infantil, tanto en timbre como por contenido. Una mujer, era claro y hacía ella avanzaron sus pasos, no muy deprisa, no muy sosegado, simplemente al ritmo que su cuerpo, bueno, no suyo, le pedía.

La arena se acompasaba bien a sus pasos, y aunque un poco de esta, molesta, se colaba a sus converse, siguió andando en busca de lo primero que encontrase que despejara su mente y le hiciera simplemente divertirse un rato, aunque fuese a costa de alguien más. Quería hacer y deshacer a su manera, en una oscura playa a la merced de la luz de la luna y el ruido estruendoso del mar opacando cualquier cosa que alguien más debiera escuchar.

¿Quién es la desdichada? ¿Quién es la chica con la que el cuerpo de Skyle se va a desquitar?

Comenzó a tararear una melodía por lo bajo, una melodía sin forma ni fondo que iba in crescendo hasta su clímax, hasta llegar frente a la figura femenina, vestida con un traje que parecía más apto para el verano que para la estación actual.

-Oye, ¿No sabes que andar sola a estas horas aquí es peligroso?- susurró en cuclillas, buscando con su mirada distorsionada y hambrienta de malicia, el rostro de la mujer que parecía viciada con algo tan ordinario como la arena.

Mientras estaba jugando con la arena muy emocionada, de repente escucho a alguien que tarareaba una canción, se volteo para ver quien andaba en ese lugar y se encontró con un chico.

- En serio?~ -dijo, tomo su libro para ver si era verdad lo que decía este chico y lo hojeo un poco -  ah es verdad - dijo cuando encontro lo que estaba buscando. Leyo el articulo del libro que decía que cuando la gente se reunia mas para disfrutar de la playa era en la mañana, creo que se olvido de ese pequeño detalle. Leyó esto, cerro su libro y lo dejo en suelo  - jeje creo que todavia no estoy familiarizada con los horarios de aca - dijo mientras emitia una pequeña sonrisa en su rostro, su cola se movia de un lado a otro, - pero aun asi vine porque quería conocer este lugar  - dijo mientras tomaba otro pedazo de arena y comenzaba moldearlo, dandole alguna forma.

- Peligroso ? - dijo ante su comentario - yo no me preocuparia por eso... - dijo ella, feliz - creo que las personas que estarían en peligro son las que intentarían hacer algo estupido - dijo mientras seguia jugando con la arena, algo distraida.

- Ah disculpa no me he presentado - dijo levantandose y sacudiendo la arena que tenía en su ropa. -  Soy Momoka Rito, mucho gusto - dijo tomando su vestido y haciendo una reverencia.

Con desconcierto fue que su mirada se posó en las acciones de la mujer. Era como ver a una niña pequeña, descuidada, libre, y sin preocupaciones o conocimiento del caótico mundo que bajo sus pies se movía, segundo a segundo.

¿Sería una extranjera? Eso lo hacía mejor, de cierta manera.

Ignoró toda la parlería en respuesta que le dió la mujer, siendo lo suficientemente maleducado e indiferente como para ni siquiera mantener su vista sobre ella a medida que comenzaba a hablar. Su mirada se había fijado en las olas bulliciosas de la orilla y solo cuando la mujer hizo la mención del mar, sus ojos bordearon el limite de sus parpados y de reojo la observaron mientras una sonrisa malintencionada se trazaba en sus juveniles labios.

-¿Un gusto? ¿Cómo puedes decir eso sin si quiera conocerme?. No necesito saber tu nombre, mucho menos tú el mío.- Sus piernas se estiraron para ponerse de pie y comenzar a caminar al rededor de la chica, observándola de pies a cabeza, observando también todo el entorno de la playa. Nadie. No había nadie más que ellos dos.

El movimiento pendulante de algo atrajo su mirada. ¿Qué era eso? ¿Un adorno? ¿Un cable? Fuera lo que fuera su mano rodeó la estructura de un momento a otro y la jaló con fuerza. Quería saber qué era sin, claro, tener que preguntar.

Miro al chico con cara de pocos amigos, ella solo estaba tratando de ser amable y era lo mas normal presentarse ante alguien, sobre todo si no tienes idea de quien es esa persona, su actitud petulante le molesto un poco... pero decidio hacer caso omiso a su falta de educación.
- Solo lo decia por cortesia y porque a mi me enseñaron que cuando conoces a alguien debes presentarte - dijo mientras seguia jugando con la arena.

Obsevo como este chico desconocido comenzaba a caminar haciendo circulos alrededor de ella, su actitud le estaba comenzando a caer como una patada en el estómago, pero como ella no era conflictiva solo lo ignoró, no era una persona que emitia un aura de amenaza o algo si... su cola estaba tranquila y solo se meneaba por detras suyo.
De repente sintio como alguien tiraba de su cola, una extraña sensación invadio su cuerpo, era parecida a lo que habia ocurrido cuando estaba con Ayato, pero era distinto... se sintio un poco debil.
- Mi... co...la- dijo gimiendo pero tratando de contenerse - por ...que...la...tiras - dijo con dificultad. Esa sensación de nuevo... pero no era del todo, sentía que aun tenia suficiente fuerza para partirle la cara a este tipo sin nombre, esta fue la gota que rebalso la paciencia de Momoka.

Hizo un movimiento rápido, le dio una fuerte patada hacia atrás lanzando al chico lo suficientemente lejos de ella,  por lo menos a 5 metros. Momoka al sentir que ese chico ya no sostenía su cola, ella misma se la vio para ver si no tenía algún daño, por suerte estaba bien pero esa sensación que había tenido se la iba a hacer pagar. Decidio levantar su vestido y enredar su cola a su cintura, luego de haber hecho esto... ella se acerco lo más rápido, dejando casi nada de tiempo para que se pudiera levantar ese chico, fue y golpeo en los puntos donde hay nervios, dejandole sin movimiento. Se levanto y lo miro desde el suelo mientras pasaba una mano por su cabello y lo sacudía, se podia ver un aura de enojo.

- Primero que todo - dijo con una mirada de desprecio - deberias tener modales - dijo - segundo, quien te crees para jalar mi cola?! Quien te dio ese derecho?!- dijo mientras lo miraba con unos ojos lleno de desprecio - creo que eres la primera persona que podria categorizar como una basura - dijo esto último - te lo dire una vez y nada más, no te aconsejo meterte conmigo o provocarme a una pelea... ya que el unico que saldrá mal serás tu ~

Al ser oída aquella inusual palabra para cuando se trataba de personas, “cola”, fue inevitable que la sorpresa invadiera incluso a un ser como Zebra. ¿De verdad que aquello que su mano jaló era una cola, como la definición de tal? Incluso, más allá de eso era casi insólito notar que su acción, más que dolor, parecía haber causado alguna clase de estímulo sexual imprevisto.

El muchacho no alcanzó a simular una sonrisa en sus labios, gustoso por haber oído aquello, cuando de un solo movimiento, una patada, le golpeó el pecho haciéndolo, casi literalmente, volar varios metros hacia atrás. Fueron varios segundos en los que el chico, abrumado por la ilógica magnitud de la fuerza de la muchacha, el dolor y por toda la situación en sí, estuvo en shock, sin mover un solo músculo de su cuerpo, sino hasta que ya fue tarde. La vio sobre su cuerpo y sintió el dolor, y es que aunque el cuerpo no era otro sino el de Skyle, cuando su conciencia predominaba, también le tocaba a él sentir cada terminal nervioso de aquel cuerpo, ahora entumecido.

Por unos momentos el único ruido presente, luego de la voz de la chica, fue el sonido de las olas desplazándose por la orilla, reventando antes de subir por la fría arena, donde ahora su espalda se apoyaba. Una risa adolorida pero sarcástica se escuchó opacando ese sonido, opacando la magnitud de la amenaza dada por ella, después de todo, el único que saldría mal aquí no era él, sino Skyle. ¿Qué importaba?

-Tú si que tienes una boca grande y descarada. – Ladeó el rostro con la mirada encendida en una extraña motivación.

- ¿Cómo puedes ser tan ridícula como para hablar de modales luego de golpear a alguien de esta forma tan absurdamente descomunal?- Escupió hacia un costado, aún incapaz de levantarse, se sentía acalambrado.

-Aquí nadie me da derechos, solo hago lo que se me da la gana y ya. Es tú culpa por tener algo tan deforme como una cola. Di lo que quieras, seré tal vez una basura ante tus ojos, pero tu eres un engendro ante los míos.- Poco a poco comenzó a incorporarse, sentándose en la arena tan despreocupadamente como si en verdad el dolor en el cuerpo fuera cosa de su imaginación.

-¿Crees que me importan tus amenazas? Vine justamente a distraerme a éste lugar. De hecho, pensaba violarte hace unos 2,5 minutos atrás, no, espera, tal vez aún quiera intentarlo. – Esta vez pareció ser la amenaza en respuesta a la de ella- No estaría mal aunque implique algunos huesos rotos. Después de todo, no seré yo quién tenga que lidiar con ello más tarde.- Sus ojos eran evidentemente insanos, no era estúpido como para no reconocer la fuerza de la mujer, pero había algo más en él que lo movía. Algo mucho más fuerte que la lógica y cordura de cualquiera.

-Ahora dime, ¿qué se supone que eres? Esa fuerza no es normal. –Dijo alzando la mano hasta el rostro ajeno, acariciándolo y pasando las yemas de sus dedos tras su oreja, tocando un poco de su cabello mientras la sonrisa se volvía más amplia y su mirada un poco más siniestra.

Cada palabra que mencionaba le caia aun más, su ceño se fruncio un poco - perdón - dijo ante sus comentarios - lo que hiciste seria considerado en mi planeta una falta respecto gravisima, solo el esposo de una deviluke tiene ese derecho - dijo empuñando su mano - asi que me es suficiente razón para golpearte - grito casi molesta.

-AHH?? - dijo molesta - como te atreves a decir que es algo deforme, maldito - dijo ella, dio un suspiro - pues tienes razón, ustedes - dijo remarcando esta palabra - lo consideran extraño o deforme, pero de donde vengo es nuestra caracteristica... - dijo - al parecer tu tienes la caracteristica de ser un enorme patán, con el cerebro lleno de aire - hubo un momento de silencio- prefiero ser una engreida! - alzo su mano y la movio a su lado bruscamente - que un enorme imbecil que anda pisoteando a los demás solo por gusto - su labio inferior lo comenzo a apretar - ese es el tipo de persona que odio más en este mundo - dijo muy molesta. - Solo eres un canalla !! UN POCO HOMBRE! - dijo mientras la rabia que la invadia la hacia temblar - deberia darte verguenza. 

Este chico se acerco y le tomo su mentón, ella lo miro con una mirada desafiante.
-pues como quieras llamarme...- dijo, mientras sentia su tacto sobre su piel, la cual le producia un enorme desagrado - pero creo que la mejor definición que pondrian ponerme seria la de un demonio - dijo con una mirada llena de frialdad, la enorme calidez que emitia desaparecio como si nunca hubiera existido.

Spoiler:

 
Un viento helado cruzo por ambos, luego de eso pasaron unos segundos cuando Momoka ya le habia propinado un golpe directo hacia a su estamago, lanzandolo por lo menos unos 3 metros lejos de ella. Movio su muñeca un poco, mientras avanzaba con pasos lentos.

- no te preocupes -  dijo con una mirada fria - me he preocupado de no romper ninguna viscera dentro de tu cuerpo... pero no te aseguro nada de tus huesos... - dijo - creo que sera mejor que te resignes... - hubo un silencio, se podia escuchar las olas rompiendo en la playa en ese momento.

Ella miro un punto fijo del suelo a unos pasos de este tipo, se acerco a gran velocidad y dio un enorme golpe en el suelo, provocando que mucho arena se levantara, haciendo un agujero de por lo menos unos 2 metros de profundidad, luego dirigio su vista hacia el chico - yo no quiero lastimarte, no me agrada lastimar a la gente debil - dijo mientras miraba al vacio - pero - levanto su mirada llena de odio y con una enorme aura de amenaza- si es un canalla no me quedara más opción que romperte y esta vez  no dudare

Tanta palabrería y supuestas ofensas que no hacían más que evidenciar la molesta de la chica comenzaron a marearle. ¿Qué importaba todo cuanto decía? ¿Qué relevancia tenía para él que a sus ojos el fuera todo aquello que decía, si en verdad quizás era mucho peor? Pobre Skyle, su pobre y dulce rostro quedaría de ahora en adelante en el recuerdo de aquella chica como el más asqueroso de los cerdos, y eso, poco le importaba a él.

Su interés solo se vio encendido de nuevo una vez el aura percibida del cuerpo ajeno cambió, era frialdad, era no solo la rabia colérica de hace un rato, sino también algún grado de crueldad e incontinencia de los instintos propios. Sí, aquello parecía ser un poco más interesante ahora, porque todos guardaban algo de esa sombra en sus subconscientes.

- Así que eres un supuesto demonio. Pero ya que me dejas el derecho de llamarte como se me antoje, te diré engendro.- A penas sus labios modularon esa oración el golpe en su estómago fue recibido con tal potencia que el muchacho quedó sin aire por unos segundos, tosiendo forzadamente luego, retorciéndose de dolor en el piso.

El cuerpo del chico no se movía y zebra maldecía entre dientes por aquel cuerpo tan débil, ansioso de poder resistir aquello un poco más, pero era imposible para la pobre condición corporal de Skyle.

Ah, solo eres un inútil.

Curiosamente podía notar la conciencia de Skyle despierta, pero por primera vez en el tiempo que compartían aquella habitación, llamada cuerpo, era que el chico parecía no tener la voluntad de recuperar su cuerpo incluso cuando le estaba dejando mal.

¿Tienes miedo del dolor?

-Pareces una persona ciega. Hoy conocí a un sujeto unas mil veces más interesante que tú. – Su voz apenas parecía audible, incluso un poco de sangre se acumuló en su cavidad oral, obligándolo a escupir la secreción sanguinolenta mezclada con su saliva sobre la arena.

-Me pregunto qué haces golpeando a un mero civil sin razón alguna.- La expresión formulada por sus cejas era mezcla entre la victimización y una extraña burla. – Él es estudiante de la escuela, ¿sabes? –con movimientos muy lentos y adoloridos se sentó y buscó entre sus ropas el celular de Skyle, activó la pantalla como si el aparato le perteneciera y entonces apuntó a la chica con la cámara y sacó una foto sin permiso, volviendo a guardar el aparato en el bolsillo de su trasero.

-¿Vas a seguir golpeándonos? No tienes prueba de que yo te he provocado, pero a diferencia de ti, yo si tengo pruebas de tu agresión en éste cuerpo. La policía puede buscarte, seas un demonio o un engendro no podrás andar jugando tan libremente por la playa de nuevo.- Qué intento tan patético y humano de defenderse, pero él no era un demonio, un angel o un dios, era simplemente la condena y apatía de un alma insignificante en este planeta.

-¿O vas a matarnos?- Ladeó su cabeza, sin moverse de la arena, pues la verdad es que suponía que ese cuerpo llevaba al menos una costilla rota y el dolor se evidenciaba en la disnea marcada en su pecho.

Momoka observo que el chico estaba escupiendo sangre, esto no la emociono como hubiera esperado de cualquier deviluke, ella era un pacifista que odiaba la pelea pero si tenia que defenderse su instinto saldría a flote, escucho lo que decía este tipo el cual todavía no sabía su nombre. 
- asi...- dijo en tono apagado - que bueno - dijo en el mismo tono.
Ladeo su rostro ante las cosas que decía el chico ahora, se estaba refiriendo a él como si fuera otra persona ''que demonios le pasa este, tendra demencia senil o que?'' dijo en sus pensamientos, ante su comentario solo pudo esbozar una sonrisa de sarcasmo mientras levantaba ambas manos en forma burla - perdón mero civil - dijo - no me hagas reir, conozco muy bien sus leyes... y lo que tu dijiste hace un momento es claramente una infracción de ellas... y como establece la ley, tengo todo mi derecho en utilizar la defensa personal, asi que por favor... y que tiene que sea estudiante esa persona que tu dices o la otra, tenía intenciones de violarme... no es eso lo que dijiste hace unos minutos atrás - ante su otro comentario y vio como le tomaba una foto ella solo dio un suspiro, dio unos pasos luego desaparecio ante la vista del tipo extraño luego ella se encontraba a unos metros detrás de él - te refieres a esto - dijo mientras de su mano derecha tenía el celular del tipo - este tipo de cosas - dijo observandolo mientras sacaba de su bolsillo un extraño aparato parecido un celular pero superior, apreto un par de botones... ya había hackeado el sistema de ese celular - no me preocupan ...ni me asusta... para tu mala suerte, soy un genio y se es muy facil hackear estas cosas... - dijo con voz apagada. Luego de eso apreto unos botones de su aparato y de él aparecio una pantalla en el cielo, hizo aparecer un botiquin de primeros auxilios y una extraña botella de no mas de 50 ml con un liquido de color amarillo brillante, luego cerro fuertemente su aparato y lo volvio a guardar en el bolsillo de su vestido.

Avanzo un poco y le dio una pequeña patada por detrás al tipo haciendo que se cayera hacia el suelo, luego de eso saco de la caja unas vendas las cuales las puso alrededor  de las muñecas y las movio hacia atrás para que no pudiera moverse, luego se puso delante de él de nuevo, se agacho para estar a su altura. Con su mano levanto la polera del tipo mientras con la otra se colocaba un fonoendoscopio para escuchar cuanto daño había hecho, noto que le había roto una costilla - lo siento pero yo no soy esa clase de engendro que mata a gente... no me agrada para nada - dijo ella mientras después seguía examinando al chico, saco la pequeña maleta con unos parches de colores, los cuales coloco en la zona vental de su dorso -  te dire lo que soy por que dudo que tu intelecto lo comprenda...- dijo mientras los colocaba de forma un poco bruta y no siendo nada delicada - estos ayudan a reparar los tejidos y los organos de quien este herido- dijo mientras le colocaba otro más - para tu caso... un hueso de la costilla, lo cual debe estar produciendo una pequeña hemorragia interna, he visto cuando has escupido sangre a la arena, si no se atiende rápido... sera peor para ti o ustedes... y segundo...- dijo mientras colocaba su mano en el mentón del chico y lo presionaba lo suficiente como para que abriera su boca - este remedio sanara cualquier hemorragia que tengas en cuestión de unas horas - dijo mientras metía la botella a la boca del tipo y se la hacía tragar entera, puso la suficiente fuerza para hacer que se tragara el remedio, luego de eso ella coloco el celular de donde lo había tomado - y te devuelvo esto - y luego se levanto.

Después de un pesado día en la escuela, Reino decidió desviarse del camino habitual y se dirigió rumbo a la playa. Era viernes por la noche y ningún panorama parecía dibujársele por delante; no tenía ganas de salir a beber ni de recurrir a sus viejas amistades, su madre se encontraba visitando a su hermana por lo que tenía tiempo para desperdiciar en sí mismo. Aún si disfrutaba recorrer a pie las atestadas calles de Glass City, decidió tomar el metro y bajarse en la estación más cercana. ¿Razón? Solo quería echarse en la arena un rato, oír el romper de las olas y luego volver a casa, no estaba en condiciones de hacer mucho más y dudaba que sus piernas pudieran resistir una larga caminata. No, la verdad es que si podían, solo no tenía ánimos para eso, las audiciones absorbían mucho tiempo y energía.

Se bajó en la estación de metro y descendió cuesta abajo, en busca de tranquilidad.

Se desplazó unos cuantos pasos, recorriendo el vasto manto de arena sin percibir alma alguna, para luego trepar por sobre un grupo de rocas humedecidas por el contacto con el agua. Se incorporó sobre la más alta, complacido por encontrarse con aquél panorama: la luna desbocando sobre el agua marina, dándole un aspecto envuelto en misterio. Le agradaba encontrar semejante paz en una simple imagen, le brindaba la suficiente tranquilidad como para continuar su jornada la siguiente semana, lo revitalizaba con el simple hecho de existir a solo un par de estaciones de su casa.

Sin embargo, un par de vocecillas distantes desviaron su atención del mar, parecían provenir del otro lado de las rocas. Normalmente hubiese ignorado la presencia de cualquiera, pero la voz masculina en particular le resultaba inconfundible, solo por eso decidió acercarse a confirmar sus conjeturas. Sin mucha dificultad, Reino se desplazó de roca en roca para luego aparecer tras una de ellas. No hizo esfuerzo alguno en ocultarse pero al encontrarse a cierta altura difícilmente podía ser visto por la pareja, aunque tampoco a esa distancia podía distinguir de qué iba su conversación.

Solo había conseguido confirmar que uno de los implicados era Skyle, el estudiante revoltoso de las audiciones a Teobaldo. No lucía el uniforme pero ese timbre de voz ronco y desafiante era suficiente para reconocerle; la jovencita que lo acompañaba también le resultaba familiar, aún si tampoco llevaba el uniforme. Pasaba tantos días en el instituto que le era casi imposible no notar a la chica de la cola, como algunos profesores se referían, incluso él, que nunca había cruzado ni media palabra con ella.

Skyle observaba a la estudiante, airoso y seductor, pero su desconcierto fue enorme cuando ella le propinó una patada con una fuerza desproporcionalmente grande en relación a su apariencia. Contemplando el espectáculo, Reino se quedó oculto entre las rocas, ahora si intencionadamente, pues quería reordenar sus ideas y entender bien de qué se trataba esa disputa. El estudiante persistía en querer levantarse pero ella le golpeó de nuevo... ¿Por defensa? Captar la imagen de Skyle intentando fotografiar a su agresora con el celular le hizo reconsiderar esta posibilidad.

El mánager ya no estaba seguro de nada pero como docente auxiliar de la Escuela Musette sentía que debía hacer algo y rápido.

Salido de su ensimismamiento, Reino descendió a toda velocidad por las rocas hasta encontrarse nuevamente en tierra. Los estudiantes pudieron apreciar cómo la figura de un hombre de gran altura y apariencia extravagante se dirigía hacia ellos de forma casi invasiva. Tomó la muñeca de la muchacha y la alzó con el fin de apartarle, mas aferrándose con fuerza con el único fin de retenerla, de darle a entender que no podría escapar.

– Deja eso. – Ordenó severo, inclinándose hacia Skyle y apartando la botella de sus labios, para entonces lanzarla lejos, hacia un punto indefinido del océano. El aspecto del recipiente era tan extraño que no le sorprendería que se tratara de alguna especie de droga o algo peor. Echó una ojeada rápida al torso desnudo del muchacho: tenía moretones en toda la superficie, incluso parecía haber sufrido algunas fracturas aunque no entendía la razón de esos extraños parches adheridos a su piel.

Reino se incorporó, volviéndose hacia la niña y acercándola a sí con más violencia de la que estaba acostumbrado a emplear.

– ¿Es divertido apalear a una persona evidentemente más débil que tú? Debería darle vergüenza, señorita – espetó al cabo de un silencio, viéndose bastante amenazador.

Notando esta falta de tacto de su parte, cerró los ojos y concentró su atención en el apacible sonido del océano, contando internamente hasta diez. Le enfurecían las situaciones injustas y las personas abusivas pero tampoco podía replicar ese patrón, mucho menos en una dama, por más que se viera abrumadoramente fuerte. Acabó por liberar su brazo mientras le observaba con intensidad.

– El castigo que usted le dio a este estudiante solo por jalar parte de su disfraz fue descomunalmente desproporcionado. Puedo entender que se comporte como un patán pero aún así no justifica todo lo que acabo de ver – se dirigió a ella sin siquiera presentarse, con un tono firme pero manso. – Me temo que tendré que hablar con el director – sentenció sin grandes rodeos, casi sintiendo lástima por ella.

El rostro del muchacho se traducía a que no estaba entendiendo absolutamente nada de lo que pasaba en aquellos momentos. ¿Qué se supone que había sido todo lo hecho por la chica? ¿Un espejismo? ¿Una clase de ilusión óptica? ¿Drogas…? No, ese cuerpo ya había probado algunas sustancias alucinógenas y esta vez su cabeza no parecía flotar. Pese a los golpes que había recibido estaba seguro que no se había golpeado la cabeza. ¿Entonces qué rayos era?

Enarcó una ceja con la intriga carcomiéndole el pensamiento, incapaz de dar una respuesta lógica a la situación. Menos aún a la actitud cambiante de la chica que luego de agredirle impulsiva y descaradamente, ahora le curaba como el ejemplo más claro de un trastorno de bipolaridad. ¿O era simplemente el estado sínico para no quedar como una “mala persona”? Fuera la razón que fuera esto sacó de quicio al castaño, peor aún porque ni siquiera tuvo tiempo o  un cómo para rehusarse o lograr evadir las, a su juicio, estúpidas acciones de aquella chica. No tenía las manos libres para apartarla y una patada parecía inútil por la posición que ella había adoptado sobre su cuerpo.

Su orgullo estaba, de cierta forma, lastimado.

Peor fue el hecho de ver llegar a un tercero, a uno que recordaba por haber aludido hace apenas unos momentos atrás. “El sujeto más interesante que aquella chica” Era él, Reino. Esta vez a su expresión de confusión y rabia se le había sumado un ligero toque de rebelde vergüenza. Por supuesto, no encaró al hombre de cabellos punk, pero sonrió en sus adentros a penas su mente procesó las palabras dichas por el mayor. ¿Así que esa chica también pertenecía a la escuela? ¿Cómo era que aún no la conocían?

Oh, Skyle, debes sociabilizar más.

Su sonrisa se amplió debido al hecho que el reproche se lo estaba llevando Momoka. Aunque ella insistiera en que él la había amenazado de violación, no había prueba alguna de que eso fuera cierto, pero sí las había de la agresión.

No te asustes, yo me encargaré, al final de cuentas soy yo quien siempre te salva. No voy a hacer que salgas perjudicado por esta fémina enferma.

Le susurró a la otra conciencia que temblaba de pánico en el espacio muerto de su mente. Aprovechó el mismo instante en que Reino le quitó de encima a la chica para girar el cuerpo e intentar levantarse, aún con las manos atadas como cual prisionero en fuga, intentando escapar de la escena del crimen. Su intento fue en vano, ya que en su condición inestable apenas logró dar unos cuantos pasos en la arena antes de perder el equilibrio y caer de frente al suelo, adolorido y cabreado.

-¡No tengo nada que ver con ella!- Gritó evidentemente irritado, la cólera en sus mirada era casi enfermiza. Se incorporó sudando frío por el dolor en su abdomen e incluso con lo dicho por la mujer, en un acto de absurda rebeldía e irracionalidad, incapaz de aceptar la “ayuda” brindada por la muchacha, arrancó de su piel aquellos extraños parches, lanzándolos a la arena, siendo su siguiente acción el burdo intento de provocar el reflejo del vómito con sus dedos en su cavidad oral, pero a final de cuentas solo logró hacer unas arcadas, quedando apoyado en sus cuatro miembros sobre la fría arena.

De la nada sintio como algo jalaba de su mano fuertemente, al alzar la vista se encontro con otro hombre, vio como le quito la botella de la boca - oye que haces? - dijo algo molesta por la reacción ''quien demonios es este tipo!!''... luego escucho como el otro le regañaba 
-ahh - dijo aun mas molesta - aqui hay un serio mal entendido... y al parecer estoy quedando como la mala, cuando el unico que quería cometer actos impropios es ese rubio teñido de ahi!!- dijo señalando con su dedo indice - que verguenza...??-dijo repitiendo con sarcasmo lo que decia este chico- yo solo utilice la defensa propia por su acto - dijo - Y en primer lugar esto no es un disfraz - grito molesta - esto es algo... -hubo un silencio - no puedo decirlo - luego de haber dicho eso se zafo del agarre que le tenía ese extraño sujeto, separándose de él unos metros - segundo, porque es tan bruto cuando lo único que estaba haciendo es ayudar a este patán - dijo mirando de nuevo al rubio - si asi te dire por ahora, ya que  no se tu nombre y ni me interesa!! - dijo mientras inflaba sus cachetes en forma de molestia.

Escucho lo que dijo el rubio, ella molesta dijo - LO MISMO DIGO YO, NO ME RELACIONE CON UN.... CON ESTE !!- dijo, luego observo lo que estaba haciendo este rubio. 
- NO HAGAS ESO IDIOTA!! - dijo viendo que se estaba quitando los parches curativos que le puso, eso era lo unico que podía mantener su estado estable y que no anduviera ahí agonizando de dolor  o probablemente que se vaya desangrando mientras sube una hemorragia interna ...esta idea la asusto asi que corrió de nuevo y se coloco detrás del rubio, paso su brazo por su cuello sosteniéndole fuertemente.

Spoiler:

-ESCUCHA IDIOTA - dijo gritandole en la oreja - SI NO TE QUEDAS QUIETO LO MAS PROBABLE ES QUE TE DESANGRES AQUI MISMO POR ESA COSTILLA QUE TE ROMPI, ESPERA QUE HAGA EFECTO EL REMEDIO QUE TE DI, LO UNICO QUE OBTENDRÁS ES LASTIMARTE A TI Y A ESA OTRA PERSONA QUE TANTO MENCIONABAS  - dijo mientras presionaba aun más el cuello del rubio - SI HAY  OTRA PERSONA EN ESE CUERPO PUES CONSIDERA LA SALUD DE ESA OTRA PERSONA, GRANDISIMO IDIOTA, Y SI INTENTAS VOMITAR LO QUE TE DI... - luego de haber dicho eso volvió a sacar su celular apretó unos botones con sus manos libre y de la nada apareció una camilla detrás del rubio. Momoka se fue adelante lo más rapido y lo empujo para que cayera en la camilla lo amarro con los enormes cinturones a la camilla para que se quedara quieto, luego miro al extraño chico.

- si intentas detenerme... me veré utilizada la fuerza bruta - luego de eso miro al sujeto con los ojos llorosos, por que se sentía mas que ofendida con todo lo que había dicho - Por favor, solo deje que pasen 15 minutos y el estará mejor - dijo en suplica al hombre - solo 15 minutos, le prometo que el estara bien, nunca tendria intenciones malas o dañinas hacia un ser humano, y segundo lo unico que quería era curar a este idiota, si lo dejaba como estaba en este lugar lo mas probable es que pasaría algo malo - dijo con ojos de suma resignación y de tristeza, luego de eso volvio a mirar al rubio - Te dejare libre cuando hayan pasado 15 minutos, me escuchaste!!

Volvió a dirigirse al extraño, aun no conocía el nombre de este extraño tipo - Primero que todo, Revo sabe que soy - dijo - no hay necesidad de mencionarlo a alguien quien ni siquiera se quien es- dijo para luego mirar con ojos bajos hacia el horizonte mientras sentía como las olas reventaban - pero creo que si me merezca un buen reto... - dijo mientras cerraba sus ojos con pesadez para luego abrirlos fuertemente - Pero lo que el hizo tambien debe llevar un castigo!!
A todo esto soy Momoka Rito, alumna de segundo año, Señor... - luego ella lo miro con ojos desafiantes - que le quede claro, yo no voy atacando gente debil como usted dijo... yo solo ataco a los canallas o a los patanes, nada más.

Siguió con la mirada a Skyle, quien intentó escapar de la situación a paso torpe, dificultado por las heridas en su cuerpo. Cuando consiguió quitar los parches de su torso se indujo el vómito con el fin de expulsar de sí el contenido de la extraña botella que la jovencita había vertido en su interior. Pero, para su total desconcierto, la estudiante se aproximó a él, tan veloz que Reino solo pudo extender un brazo para intentar detenerle pero sin conseguirlo; ella no dudó en hacerle una llave al chico pese a lo débil que se encontraba. Esta serie de hechos solo hicieron que Reino acrecentara sus sospechas con respecto a ella y a su accionar.

Tras un tecleo breve a un extraño celular que la joven poseía una camilla hizo presencia en medio de la playa, como salida del completo vacío, lo cual no dejó de sorprenderle. Tardó al menos un minuto en reaccionar pues reconocía que esa tecnología no era algo que se poseía en la actualidad, pero tampoco desvió su atención de las palabras de Momoka, quien no solo había atado a Skyle a la camilla sino que le había amenazado con usar la fuerza si intentaba interponerse en su tarea.

A medida que hubo estudiado minuciosamente sus argumentos, el mánager acortó las distancias entre él y la camilla en la que Skyle yacía tendido, dirigiéndose a paso lento y con una expresión seria oculta bajo la oscuridad de sus gafas de sol. Hundió la diestra en el interior de su abrigo, sacando de éste una navaja que no tardó en desenvainar con un simple movimiento y, haciendo caso omiso a la muchacha, liberó al estudiante del agarre de las cuerdas con un par de cortes. Sin más rodeos, se volvió a Momoka con un dejo de frialdad.

– Al parecer usted no está entendiendo la situación. – Reino ocultó el filo de la navaja y la dejó caer en el interior de su bolsillo, queriendo darle a entender que no era un mal tipo pese a estarle hablando con suma severidad. – Mi nombre es Reino, soy un simple mánager que busca regular a los estudiantes de mi viejo colega. Me encuentro temporalmente a cargo de la organización del festival escolar, debido a cierta falta de tiempo y personal en la academia. Por lo mismo, he pasado mucho tiempo en su escuela y tengo el deber de velar por el alumnado – se presentó finalmente con la mirada fija en la jovencita, quien parecía empeñada en armar un auténtico revuelo si las cosas no se hacían a su parecer. Pero eso no corría en su presencia, no cuando las acciones de la implicada le resultaban del todo incomprensibles y sospechosas.

Convencido de que tendría que explicarle minuciosamente la situación en la que se encontraba, el mánager dejó escapar un pesado suspiro y apoyó una mano en el borde de la camilla, inclinándose hacia ella, siempre serio pero manteniendo un timbre de voz pausado, buscando armonizar los ánimos de todos.

– Solo creo en las cosas que veo, y lo que vi hace un rato fue una muy dura paliza, ¿cree que puedo fiarme de su palabra? Piénselo, señorita, es como si el propio Skyle hubiese estado abusando de usted y ante mi presencia se justificara con tonterías como "ella me insultó" o "ella me provocó". No tiene sentido, ¿verdad? De la misma forma, yo no puedo fiarme tan fácilmente de sus palabras – le explicó. – Aún si Revo conoce su origen no es el tipo de persona que juzgaría estos comportamientos de forma positiva, ¿no lo cree? – Preguntó ante su comentario anterior, esbozando una media sonrisa.

¿Desde cuándo tenía la necesidad de explicar lo obvio? Cierto, era primera vez que se encontraba en semejante circunstancia y no acostumbraba a tratar con adolescentes. En los barrios donde él solía vivir una buena paliza bastaba para dar a entender las cosas.

– Puede estar tranquila, no tengo intención de utilizar la fuerza ni tampoco favoreceré innecesariamente a este chiquillo. Soy consciente de lo problemático que puede llegar a ser y una vez me ocupe apropiadamente de sus heridas, escucharé su versión de la historia – agregó de forma más amable. Sin embargo, de pronto acercó su rostro hacia la estudiante, deslizando cuidadosamente sus gafas de sol bajo el tabique, permitiéndole apreciar por un breve instante su intensa mirada azulina. – Pero que le quede claro, señorita Momoka, aún si vi la descomunal fuerza que usted posee, no le tengo miedo. Y ante lo que acabo de ver necesariamente tendré que asignarle un castigo – sentenció con severidad mas sin dejar de sonreír con cierto dejo de picardía, escondiendo el estricto mensaje que escondía bajo sus firmes palabras. Al cabo de una prolongada pausa, volvió a incorporarse ante ella, colocando las gafas ante su mirada. – Le ruego que no me lo ponga más difícil.

Diciendo esto último, volvió su cuerpo hacia Skyle, quien yacía sin sus ataduras, tendido sobre la extraña camilla cuyo origen preguntaría más tarde.

– Y tú... Será mejor que te quedes quieto o me veré con la obligación de ser yo quien te amarre... – agregó Reino dirigiéndose al estudiante, empleando aquél timbre de voz ronco y severo, sin sonrisas y lleno de autoridad. No le conocía lo suficiente pero esa misma tarde había tenido la oportunidad de verlo audicionar a un personaje de la obra, sabía que podía ser un sujeto atrevido e incluso algo inestable. Puede que mereciera la paliza que le habían propinado, pero así como estaban las cosas consideraba prudente el analizar ambas argumentaciones, incluyendo su propio criterio como testigo, pues no podía simplemente tildar las palabras de Momoka como más verídicas.

Ley pareja no es dura.

Sintió dolor en los oídos cuando la mujer gritó sin compasión al lado de ellos. ¿Por qué lo que decía hacía parecer que era su responsabilidad el hecho de que Skyle, no, que aquel cuerpo que compartían, podría terminar muerto? En efecto y a su juicio, la única culpable era la que había hecho la agresión. ¿No es eso lo que bien llaman hipocresía?

Incluso ahora, la gente no deja de ser detestable. ¿Sabes?

Y aunque ella estaba dejando escapar el gran secreto de Skyle a los cuatro vientos, el cuerpo no le daba como para oponer resistencia, no estaba ni siquiera en una posición adecuada para poder cerrarle la boca, aunque fuera necesario, de una mordida. De un momento a otro su cuerpo sufrió las consecuencias de un empuje desconsiderado de su parte y de la incomodidad de aquellas amarras, robándole un quejido agudo y audible de dolor. ¿Intentar detenerla? ¿Usar fuerza bruta? ¿Qué no había ya hecho todo eso? No era el momento para tal advertencia.

Zebra debía admitir que se encontraba sobrepasado por la situación. ¿Qué era toda esa tecnología de cosas que aparecían y desaparecían? ¿Qué era esa mujer? Su mente ya no podía reaccionar adecuadamente, pero no quería dejar ir el cuerpo de Skyle, el chico no la pasaría bien y aunque no lo demostraba, si había una razón de su existencia, era justamente el evitarle ese concepto al castaño. Sentía náuseas que hace tal vez meses no había experimentado y el típico malestar general, su presión sanguínea bajó a niveles peligrosos y su cuerpo comenzó a sudar frío, la respiración se volvió dificultosa, pero en su rostro mantenía una mueca de desconformidad e incredulidad hacia la mujer. Podría morirse con esa expresión de mofa en su cara.

La charla entre Reino y la mujer se hizo difícil de seguir para él, pero pudo captar algunas cosas, al menos las que consideraba importantes.

Reino… Mánager… Rito… Segundo año…

Los pasos densos en la arena por parte del hombre se escucharon acercar y solo con ello y el sonido de sus ropas al moverse, Zebra tuvo el impulso para mover el rostro hacia el lado donde se asomó el sujeto para liberarlo. ¿Cuán patético se vería ante sus ojos aquel que hace horas había puesto un pie de la manera más altanera e irreverente contra su butaca? Sonrió débilmente, ladino como siempre, sumando el agotamiento a su expresión. ¿Tal vez como un “gracias”? ¿Tan desesperado estaba?

Se mantenía atento, no estaba agonizando, eso era claro, pero el dolor si influía en su estado de conciencia en esos momentos. Mientras ellos hablaban giró su cuerpo hacia el lado contrario de donde sentía el dolor más agudo en su costado, de esta forma podía respirar un poco mejor. Cuando Reino volvió a dirigirle la palabra él solo lo miró de reojo. Lamentablemente ese repugnante carácter suyo no le permitía sentirse intimidado por aquel sujeto aunque el mismo Skyle estaba temblando de miedo por la sanción que luego se llevaría.

-Suena interesante…-Contestó con una sonrisa ladina, similar a las que le había mostrado con anterioridad, tal vez un poco más provocativa, pero no desafiante, seduciendo con descaro encubierto.

¿Podría ser aquella una buena representación de Teobaldo, del que él creó, muriendo al no querer “perder” incluso bajo esas condiciones? No, probablemente no lo era, pero tenía gracia para su mente retorcida pensarlo así.