Segunda audición para la banda.

La segunda semana de audiciones era muchísimo más relajada que la anterior: ahora llegaban los alumnos indecisos, los que no tenían tanto afán por competir y asegurarse un cupo en tal o cual papel. Esto era un elemento tan ventajoso como perjudicial, para la actuación se necesitaba una buena dosis de seguridad en uno mismo, pero a Reino siempre le resultaba más agradable una persona humilde y esforzada que una arrogante y competitiva.

– Bien, ¡mi parte favorita del día! – Exclamó para sí mismo mientras veía desde su butaca cómo los profesores volvían al auditorio con un café entre manos.

Según el horario era tiempo de empezar las audiciones para la banda sonora, por lo que Reino preparó por su propia cuenta una gran cantidad de instrumentos en el escenario para que los estudiantes se tomaran la libertad de elegir. Aunque suponía que la mayoría traería su propio instrumento, nunca estaba de más ser un poco considerado.

Al cabo de una hora de audiciones, Reino volvió a llamar el nombre de un estudiante que parecía estaba atrasado. Esta sería su último llamado.

– Siguiente, Logan Stratsborg. ¿Ya llegó el chico ese? – Preguntó el mánager inclinándose hacia el pequeño micrófono que tenía la mesa del jurado, sin apartar la vista de la lista que apuntaba el nombre de los postulantes.

Estaba pronta la hora de participar de una de las actividades dentro de la academia a las que se había inscrito, inicialmente dudoso de formar parte de la obra, decidió tomar esta oportunidad para probarse a si mismo en cuánto a sus habilidades.

Antes de disponerse a tocar, debía asegurarse de que todo en cuanto a interpretación fuese perfecto, no sólo en la selección de cantidad de cuerdas del instrumento, sino que también en la pieza a interpretar. No dudó un instante al ver su bajo de 4 cuerdas Peavey Cirrus 4 BXP, el cual le había acompañado durante mucho tiempo; y en cuanto a su interpretación, ya que había decidido probarse a si mismo, ¿por qué no ir e interpretar directamente algo de su creación? Después de todo, si pretendía formar parte de la obra, debía ser capaz de crear algo que fuese acorde a la misma junto a sus pares. Para su mala suerte, su usual afinador electrónico no funcionaba, por lo que antes de llegar al auditorio se desvió hacia la sala de música para utilizar el piano que se encontraba allí y afinar su instrumento.

Una vez terminado su cometido, pudo notar que ya estaba retrasado para la audición, apresuró el paso, nada se interpondría en su camino pues ya se había decidido.

Escuchó su nombre, apenas logrando subir al escenario a tiempo.
-Si, aquí estoy. Logan Stratsborg presente.- Casi logrando recuperar del todo el aliento, procedió a conectar su instrumento a uno de los amplificadores puestos para la utilización de los postulantes.
Esperaba recibir instrucciones, deseoso de interpretar su creación.

Finalmente el estudiante en cuestión había aparecido sobre la tarima, lo que le dio mucho gusto. Por su semblante, Reino pudo deducir que llegar tarde no fue su intención.

– Bien, es tu turno muchacho. – Anunció alejándose de la mesa de jueces y dibujando una enorme sonrisa en su rostro. – La primera prueba consiste en que me demuestres tu destreza con el instrumento, también será bueno aclarar tus especialidades y que las pongas en juego ahora. Como sabrás, esta audición es para ver si estás calificado o no para ser miembro de la orquesta. Puedes escoger cualquier melodía que conozcas y se te dé bien.

Explicó las instrucciones con más relajo del habitual pues esa era oficialmente la última audición que recibirían; al fin dejaría de decir la misma burrada una y otra vez y podrían pasar a asuntos más serios (y divertidos). Echó un vistazo a la pauta casi con nostalgia mientras los profesores le susurraban que volviese a su asiento pues les cabreaba que tomase las pruebas de pie. En ocasiones Reino podía ser excesivamente histriónico.

Antes de que Logan empezara a tocar, el mánager se volvió hacia él y agregó:

– Existe un pequeño grupo de miembros que trabajarán hombro a hombro conmigo para la adaptación de canciones que calcen con el perfil de la obra. Si logras tener un buen desempeño podrás pasar a la segunda prueba, la cual es completamente opcional y consiste en interpretar una de tus propias composiciones. Pero claro, solo si te animas. – Decidió mencionarlo para permitirle organizarse con su decisión.

Escuchó las instrucciones con especial atención, pues no quería perderse de nada y estaba sumamente ansioso. También, le llamó bastante la atención la emoción con la que contaba uno de sus evaluadores, un tanto inusual, pero nada que pudiese ver más allá.

-Oh, si. De hecho, la segunda prueba fue lo que más captó mi interés en participar.-Dijo abiertamente. No quería andar con rodeos. - Además, lo tomé como una buena forma de probarme a mi mismo. Ahora, simplemente dejaré que mi bajo hable por mi. -Terminó de agregar.

Preparó su postura dejando el instrumento en equilibrio con su cuerpo, calmó su respiración y posicionó su mano derecha en el punto de equilibrio del artefacto que tan cuidadosamente sostenía. Comenzó a tocar una pieza a primera instancia fácil de reconocer y que evocaba una agridulce memoria a medida que deslizaba delicadamente sus manos por el mástil dejándose llevar, y entrando a una especie de trance.
Luego, siguiendo la misma intensidad de la pieza inicial y procurando la presión necesaria en las cuerdas, siguió su interpretación con extractos de temas de Stu Hamm, con la primera tonalidad de este compositor serenó los ánimos a modo de transición; continuando con una tonada más intensa en cuanto a musicalidad y cambio de acordes, con movimientos cada vez más cortos entre sí, tomando más velocidad y continuándolo rápidamente a un modo de tocar con la técnica del tapping, dejándose llevar por el ritmo. 
Estaba completamente absorto tocando, disfrutando cada instante, cada cambio en los acordes en aquel instrumento incomprendido por muchos y amado por pocos.

Spoiler:

Una vez terminada su interpretación, salió de su trance y miró con especial detenimiento su bajo, apreciandolo un instante que pareció breve, para luego dirigir su mirada a los examinadores esperando sus reacciones y opiniones.

Decidido a formar parte de ese espectáculo que el estudiante les ofrecía, Reino obedeció a la encarecida petición de sus colegas y tomó asiento junto a ellos.

La interpretación de Logan tuvo un inicio lento pero bien ejecutado, con el ritmo preciso; el mánager cerró los ojos por un momento, dejándose envolver por esta melodía. Sin embargo hubo un acelero, un cambio de tonada que le hizo volverse hacia él. Expectante, contempló cómo los dedos de Logan manejaban con gran destreza el instrumento, tocando un solo difícil, digno de un profesional.

En sus tiempos de juventud Reino tuvo la obligación de tocar guitarra y en un futuro más libre se vio con la oportunidad de aprender bajo. Nunca le fue muy bien con eso pero podía reconocer que el muchacho tenía talento para manejarlo, además de que lo sostenía como si se tratara de una extensión de su cuerpo. Eso le agradaba bastante.

Una vez acabada la presentación el mánager palmeó sus manos con una amplia sonrisa, coreado por los profesores, quienes parecían bastante sorprendidos por la performance.

– Espléndido, tú y tu bajo transmiten una conexión profunda, despojas una pasión admirable sobre él. Fue una excelente ejecución, se nota que no llegaste a tercer año por que si, jajaja – dijo con soltura, dedicándole al estudiante una sonrisa llena de complicidad. – Bueno, pasemos a eso que te interesa más... – comentó Reino, inclinándose hacia delante en la butaca. – Para pertenecer al grupo de composición solo debes interpretar un tema propio, puede ser pura melodía o puedes acompañarte con tu voz, como prefieras – le indicó, interesado.

Un hormigueo recorría su cuerpo, ante la emoción de la positiva respuesta que le entregaban sus evaluadores, sintiendo que logró demostrar sus capacidades, después de todo, era uno de los tantos pasos que debía dar dentro de la industria tan competitiva de la que ya era parte por sólo estar dentro de la Escuela Musette.

—Oh, si. Una vez descubrí mi pasión por este instrumento hace mucho, me es imposible contenerme.— Mientras esbozaba una ligera sonrisa, y la mención al año al que cursaba le recordó el tiempo que llevaba en este lugar, ciertamente se estaba esforzando, y tampoco perdía el tiempo, pero no sólo con la práctica del bajo se refiere. Pero no comentaría al respecto. —Bien, comenzaré.

Inspiró aire y exhaló lentamente, mientras se preparaba mentalmente para ejecutar la pieza que tenía en mente desde un principio, manteniendo una pose erguida y sosteniendo el bajo casi a un modo en que le invitase a bailar .
Al momento de comenzar la música, se oía un progreso gradual, mientras poco a poco la música comenzaba a cobrar vida con cada vibración de las cuerdas, y hundiéndose cada vez en el trance al que comenzaba a adentrase el mismo instante en que tocó el primer acorde.
Con cada movimiento de sus dedos dibujaba, no sólo la silueta de su tan querido instrumento, sino que también iba narrando el sonido que salía del mismo.
Expresaba sentimientos de alegría, así como de anhelo a distintas emociones ya vividas, en el hoy y en el mañana, haciendo cada instante un disfrute del momento.

Spoiler:

Una vez terminó su interpretación, alzó la vista lentamente, al momento que esbozaba una sonrisa. Se sentía satisfecho de su interpretación, pues se puedo expresar aquel fragmento de su vida dibujado.

El mánager le escuchaba con los dedos entrecruzados, el cuerpo ligeramente inclinado hacia adelante, con la boca apoyada sobre sus manos y la expresión seria.

La tonada comenzaba algo insegura pero veloz, manteniendo el ritmo repetitivo que caracteriza al instrumento por una serie de segundos en los que la melodía se fue intensificando. Reino mantuvo la mirada fija en los dedos del estudiante, contemplando con cuánta destreza se manejaba. Le alegraba que no le tuviese miedo al bajo, considerando que era el instrumento guía de cualquier canción que lo incluyera; muy por el contrario, Logan conseguía domarlo, cada vez más seguro de sus propias habilidades. Incluso al final se le vio más tranquilo que al comienzo.

Los profesores de ejecución musical intercambiaron un par de palabras y dirigieron miradas llenas de aprobación hacia el pelirrojo; era fácil descubrir que les había agradado su presentación.

– Me produce gran curiosidad saber cómo compondrás música romántica, ya sabes, un vals o una balada digna de la obra de Shakespeare, pues veo que tienes dotes para ello. – Reino comentó al cabo de una pausa en la que el estudiante daba por finalizada su obra, dirigiendo el micrófono a sus labios, amplificando el sonido de su voz por todos los rincones del auditorio. – He tenido la oportunidad de ver grandes talentos en esta academia pero cuentas con un encanto singular... ¿Cómo explicarlo? Ah~ Cada vez me resulta más difícil... Los años no han caído sobre mí en vano, chiquillo – agregó con una sonrisa un tanto divertida. Las palabras simplemente sobraban en momentos como esos.

Al juzgar por la actitud del jurado en general, Logan sería electo de seguro, pero su estilo era bastante disímil de Lucien, el otro miembro encargado de la composición. Ambos eran chicos talentosos, consideraba un buen reto para ambos el crear música en consonancia con el otro, y claro, tendrían que hacerlo bajo su supervisión y consejo. Los tres tendrían que trabajar en conjunto en todas las canciones de la obra, sería una ardua tarea pero no imposible.

– Supongo que al agradarle a estos de aquí ya tienes el lugar asegurado, pero aún así te pido que estés atento al panel de anuncios que se colgará en un par de semanas – indicó Reino, refiriéndose a los profesores, alzando el pulgar en dirección a ellos. No necesitaba escuchar nada más, de seguro Logan no le decepcionaría. – Puedes retirarte, Stratsborg. – Y diciendo esto, el pelirrojo descendió de la tarima y dio por finalizadas las audiciones del día.