Buscando el color (Zephaniah y Dante) (+18)

De todo lo ocurrido solo una expresión salió de mi hocico. Un claro pero bajo, algo confundido e inseguro "Ah?". ¿Qué putas? no rlly, primero que nada, que si yo era amigo de ese imbécil!? YEAH! sure! Casi y le salgo con alguna respuesta sarcástica a la chica, cuando de inmediato noté el estado mental en el que se encontraba. Ok... algo estaba pasando aquí y parece que yo no me había aparecido en el mejor de los momentos. De inmediato y sin esperar a nada es sujeto este me tomó de la ropa y practicamente me arrastró con él.

Debí haberle lanzado un manotazo para que me soltara, pero mi cabeza no va tan rápido, al menos no por hoy, por lo que simplemente me dejé llevar, dandome ese rato para analizar un poco el ambiente. La cara de pasmados del personal del hospital, estos dos manchados en sangre, con pintas dudosas... bien, no había que ser un genio para entender que aquí estaba quedando una cagada de proporciones.

"Errr.. Wait."

Tomé con fuerza su muñeca una vez estuvimos al aire libre, y lo miré con fiereza, mas no amenazante como la noche en que estabamos ebrios.

"Por quién diablos crees que tengo que andar acá ah?!" Le saqué en cara como esposa indignada. "Para que sepas que tu hermosa persona me dejó con la necesidad de un par de puntos. Y me vienes con que tienes cuentas que saldar??? No me jodas! que te veo la mar de bien! fuera de la pinta de manchas de menstruación. ¿A ustedes dos qué puta les pasó? Ah, y ten claro algo. No tengo intenciones de pelear hoy."

Alcé una ceja, expectante de que iba a decir, y es que en verdad, si me buscaba la bronca, lo más probable era que terminaramos en combos de nuevo, pero por ahora había algo más importante, y era la sensación que me daba la chica junto a él. Quería saber qué les había pasado. Eso, a mi nariz, le era más intrigante que seguir con la riña de ebrios, ahora que estamos sobrios.

De un momento a otro parecía ser que el escenario en el que se encontraba se había movido hacia fuera, y por la expresión de ambos parecía ser que aquellos amigos habían quedado en una pequeña discución o al menos eso es lo que en su mente llegó, aún no pasaba por su cabeza que pudieran ser enemigos pero al no querer estar sola y querer evitar a toda costa que pelearan pues odiaba las peleas corrió atrás de ellos esquivando a todas las personas que por curiosidad los seguían o los que apenas se acercaban por curiosidad.

Una vez que los tres estuvieron afuera trató de analizar la situación olvidandose por completo que solo vestía con uan chamarra, su expresión no podía disimular su preocupación la cual intentaba fallidamente ocultar con una pequeña sonrisa, quería escuchar primero de que se trataba masomenos la pelea, el chico pelinegro parecía no querer pelea y saber que pasó con ellos, eso es lo que hacían los amigos, pero en la mirada de Ayato veía que él tenía otro pensamiento diferente, cerro los ojos por un instante y corrió para ponerse entre ellos mirando primero hacia Ayato-Me prometiste que no lastimarías a nadie si me portaba bien y me e estado portando bien- Le comento un poco enojada pero luego hablando un poco más su expresión, no era de las personas que se pusieran serias o enojadas de verdad-Y además él está herido y escuché que le pegaste, como buenos amigos que son deberías de darle disculpas

Una vez que le dijo lo que quería decirle a ayato se volteó hacia Dante mientras se rascaba la mejilla para explicarle un poco sobre lo que les estaba pasando- Bueno aunque no lo creas, él también estaba herido así que le ayudé por eso estamos sucios de sangre- Comentó tratando de cubrir las heridas que tenía en el cuello en sus pechos cerrando con una mano la chamarra, en estos momento sentía mas confianza con el pelinegro- Me alegra que no quieras pelear, si ustedes están enojado con algo es mejor que lo platiquen- Con la mano que tenía libre la llevó al hombro de Dante- Estoy segura que pronto sus problemas se solucionarán bien.

Escuchó con indignación el alegato de Dante pero sabía que no era el momento para ponerse a responder, si conseguía salir de esa situación tan engorrosa sería gracias a él así que se quedó callado. Estaba dispuesto a explicarle la situación pero Zephaniah se interpuso entre ambos y le dio una especie de regaño, lo que le fastidió bastante.

- ¡¡Que no somos amigos, estúpida!! - Le acriminó furioso al escuchar todo lo que tenía que decir.

Ayato volvió la vista sobre su hombro y notó que el personal del hospital aún no le quitaba el ojo de encima, doctores y enfermeras parecían estar dispuestos a hacerlos regresar...era comprensible, después de toda esa parafernalia perfectamente podían vincular su estado y su presencia con lo ocurrido con el enfermo terminal de unos pisos más arriba. Debía ser bastante polémico en un sitio donde nunca pasa nada que de pronto uno de los pacientes aparezca herido de gravedad por una supuesta aparición.

- Escucha...necesito que me ayudes a fingir que nos fuimos a pelear lejos de aquí...solo fingir, te repondré el dinero que gastaste en esos puntos y en la revisión, ¿qué me dices? - Se acercó unos pasos a Dante y le dijo esto con tono cómplice, a sabiendas que el dinero siempre movía montañas en los barrios bajos. - Si me atrapan me jodo y de paso meteré en problemas a esta niñata que nada malo ha hecho - le explicó en un tono medianamente conciliador, refiriéndose a Zephaniah.

Su actitud aún era amenazadora pero estaba claro que Ayato tampoco quería pelear sino más bien buscaba llegar rápido a un trato. De cuando en cuando veía hacia atrás de un modo paranoico, sin tardar en percartarse que el mismo médico de hace unos momentos se dirigía a paso firme hacia donde ellos se encontraban. Debían actuar y rápido.

Escuché la represalia y luego las palabras de la chica frente a mi. ¿Que aunque no le crea? ¡Que va! Si está la mar de claro que algo raro pasó aquí. Platicar? Nah, eso es para las viejas cahuineras, esto se solucionaba con cerveza o con un par de golpes, de hecho, eso iba a decirle cuando noté que en verdad, fuera de todo, el estado de la chica, en especial, era casi deplorable.

"Vale, vale, tranquila."

Le sonreí no sin antes darle una miradita descarada a su figura y es que eso de andar a penas vestida le hacía parecer recién honeada para revista porno.

Al instante siguiente el sujeto de pelo rojo pareció tener un taldo de sinceridad, explicandome más o menos la situación y casi pidiendome ayuda a lo cómplice.

"¿Dinero? No me has reír." Dije con una sonrisa burlona en el rostro, y es que eso no era algo imprecindible para mí.

"¿Qué tal una buena mamada, eh?" Propuse simplemente porque quería fastidiar su orgullo y claro, porque el sexo me era más imprecindible que el dinero. Aun así, era obvio que el sujeto primero se colgaría de los testiculos antes de aceptar mi oferta.

"Oh, oh~ Mejor te apuras en decidir y si estás dispuesto a pasar un buen rato, te saco de aquí en un instante." Le sonreí ladino y me acerqué a la chica. Tenía más o menos una idea para sacarlos del lugar.

El que le sonriera significaba que el chico pelinegro era una buena persona y aunque ambos negaran su amistad ella estaba muy segura de que eran amigos. Le devolvió la sonrisa escuchando las cosas que ellos estaban negociando y no sabía muy bien eso de negociar ni  entendía ciertos términos que se utilizaba en la plática pero si eso los ayudaría a  librarse de la situación que se hacía más complicada, si los ayudaría a encontrar una solución lo aceptaría, más por el vampiro, que era el que le preocupaba.

Al ver que se acercaba Dante le tomó de la mano mirándolo con ojos brillosos, de manera esperanzada, para ella él era el salvador de los dos- Si que eres buena persona, incluso quieres que se olvide de esta situación haciendole pasar un buen rato- Para ella no tenía un significado malo, pensaba que eso lo haría llevándolo a comer o a un lugar que ambos disfrutaran jugando o conversando, se acercó más a él, a su oído para que él fuera el único que lo escuchara.

-Si tienes un plan para sacarnos de aquí Zephaniah quiere ayudar, aunque me siento un poco débil trataré de hacer un esfuerzo- habló un poco apresurado pues al ver que se acercaba el doctor significaba que la escapatoria no sería pacífica, lo que indicaba que gente podría salir lastimada, ella no quería que nadie fuera lastimado y si viera una pelea trataría de detenerla inmediatamente- Y amm…No sé que significa eso de mamada pero si a ti te gusta y él no quiere yo trataré de que juege contigo ese juego que no lo había escuchado, seguro es uno extraño- comentó mirando de reojo a Ayato, sonriéndole para darle a entender que el otro chico le ayudarían.

-Eres muy amable al ayudar a tu amigo, entonces Zephaniah esperará tus órdenes- Se volvió a separar de Dante, al hacer ese movimiento se tambaleó un poco pero pudo encontrar apoyo tomándole con un poco más de fuerza la mano que aún sostenía del pelinegro.

La 'broma' de Dante le sentó como una patada en las bolas, su única respuesta fue un leve gruñido que se acompañaba de esas arrugas bien marcadas en su ceño. Pero incluso un tipo tan irritable como él supo que se trataba de una jugarreta previa a lo importante...Ayato le observó con seriedad un instante, no mucho claro, pues el doctor y las enfermeras estaban a punto de llegar donde ellos.

Si el trato se refería a cogerse entre ellos tenían un problema BASTANTE grande, un problema que quizás acabaría llevándolos a todos al hospital...de nuevo. La sola idea de prestarse para cualquier juego guarro con ese tipo le asqueaba pero contaba con una ventaja: la muchacha. En lo que ella le hablaba y le susurraba cosas al contrario Ayato supo que venderla por su libertad era lo más factible. Era una lástima que le simpatizara tanto pero ya no tenía más opciones, tampoco estaba dispuesto a convertirse en el puto de nadie.

Tomó a Dante del cuello de su ropa y lo acercó a sí, comportándose de un modo un tanto violento en caso de que siguieran con el plan de largarse 'peleando', esperaría indicaciones antes de echarse pirando o lo que fuera.

- Vale marica, ella te lo chupará en mi lugar... - susurró ansioso al atraerlo lo suficiente a su rostro, sin dejar de observarlo con una mezcla de irritación y complicidad, como si estuviera al borde de plantarle un puñetazo en la cara. No permitió que Zephaniah escuchara, y solo le soltó la ropa al agregar: - es más...hazle lo que quieras, te ayudaré, solo sácame de aquí...

Asentí a la disposición de la chica, pero no mentiré, me causaba una risa enorme que alguien con esas tetas no supiera lo que es una mamada. Oh, pero bueno, uno siempre puede ayudar a la cultura general. ¿no? En cambio el sujeto se notaba que sí sabía de lo que hablaba y claro, me esperaba una negación de ese tipo, pero no que practicamente vendiera a la chica a cambio de salvarse el culo. ¿Quién era el maricón?

Cuando me sostuvo del cuello solo sonreí con picardía, como siempre, si hasta le hubiese lamido el borde de los labios si la ditancia hubiese sido aún menor, ah, pero que conste, solo sería para fastidiarlo aún más. ¿Un vampiro homofóbico? Loco, anne rice lloraría.

En fin, cuando me soltó y solo cuando me soltó me di cuenta de algo, en ese lapsus de conversación se me había ido la idea inicial que tenía para sacarlos de ahí.... ¿Como era? ¡Argh! Se supone que el alcohol te caga el hígado, no las neuronas.

Dandome cuenta que ya no teníamos tiempo y la gente del hospital no estaba más que a unos cuantos pasos, fue que me giré hacia la muchacha y la tomé como un saco de harina sobre los hombros.

"Tu solo agarrate bien!" Le dije con la risa escapandose de mis labios y es que si, la situación se me hacía graciosa.

"¡Procura correr rápido! ¡Si no me sigues el ritmo tendrás que prestar el culo!" No lo dije tan alto, solo para que ayato escuchara y sin esperar un segundo más me largué a correr con la chica al hombro, con toda mi concentración puesta en escapar, mi velocidad de arranque era ciertamente superior a la de cualquier humano, según yo, mero entrenamiento callejero contra la poli, pero no, ahora mismo podía entender un poco más. Era culpa de mi naturaleza, aunque para este tipo de circunstancias, era bastante conveniente.

Arranqué a un callejón, me metí por una escalera de fierro oxidado, salté un muro que cortaba una calle y la dejaba sin salida y seguí corriendo de forma desenfrenada con un solo destino: Mi departamento.

No me detuve sino hasta estar en la puerta del mismo.