¿Recogido, Reubicado o Adoptado? (Priv. Balam)

Apenas habían transcurrido un par de días desde que había vuelto de sus merecidas y reconfortantes vacaciones. Todavía no había puesto un pie en Merveilles Records y es que había destinado esos días para manejar el Jet-lag y, por supuesto, hacerse cargo de su más reciente descubrimiento: Balam.

Aquel muchacho que en un principio parecía solo un disperso excéntrico pronto demostró ser toda una sorpresa, aunque claro, todo aquello implicaba un gran compromiso y sobre todo, una nueva responsabilidad sobre los hombros de Regan Vosuet.

Por suerte ya se habían adelantado bastante los papeles de tutoría, no por nada Regan contaba con excelente contactos, trabajadores sociales y abogados que le permitieron regularizar la situación de Balam en un tiempo absurdamente reducido. Ahora solo quedaba ir a firmar algunos papeles y el muchacho pasaría a adoptar oficialmente su apellido. Irónico de cierta manera ya que Regan jamás hasta el momento se había siquiera cuestionado el ser padre, aunque más que padre la palabra "Tutor" le agradaba más para el caso de Balam.

El castaño de lentes esperaba encontrarse en 5 minutos más con el "adolescente", quien tenía autorización para pasear por la ciudad por su cuenta siempre y cuando cumpliera los pequeños acuerdos que tenían: Principalmente los horarios y ciertas zonas clave como la escuela o el sello que aún no estaban permitidos para el muchacho, al menos, hasta que se regularizaran sus papeles.

Regan esperaba estacionado en su vehículo a un par de cuadras de la oficina de notaría a la que debían asistir. Mientras pasaba el tiempo aprovechó de enviar un mensaje a su secretaria y también a Reino, anunciando su regreso inminente al sello para solo dos días más.

Había pasado un tiempo desde las vacaciones de Revo, quiero decir el señor Regan... no importa realmente como le deba decir ¿O si?... Me sorprendí bastante cuando me acepto en su vida, sabia que eso podría ser lo mejor que me pasaría en en mi vida. Nunca nadie se había interesado en mi, normalmente yo soy alguien el que no deja en paz a las personas, hasta que estas se aburren y me dejan de lado, al contrario de Regan, este generó un interés en mi al conocer mis habilidades.

Mi cerebro iba a mil por hora con preguntas y escenarios a los cuales imagino llegar al momento de integrarme más a la ciudad y las personas, también la escuela, estaba muy feliz y ansioso ante mi nueva vida. No tenia ni la menor idea de lo que el mayor se encontraba haciendo durante estos días, escuchó algo de unos papeles los cuales no tenia la mayor idea de que hablaba, pero no importa, ya que entenderá todo a su ritmo.

El mayor había hablado algo de una "notaría" el problema que no presencio antes de salir e integrarse con su alrededor, era que no tenia la minima idea de donde se encontraba una notaría, o bueno esa notaría, solo contaba con un reloj en su muñeca izquierda, faltaban 5 minutos a la hora acordada, como no sabía dónde estaba exactamente, solamente se dispuso a observar el lugar, era una ciudad bastante limpia a compracion a la cual vivía anteriormente, miraba el comportamiento de las personas del alrededor, eran bastante calmadas para el estereotipo "persona de ciudad", eso me llamaba mucho la atención.

- Me pregunto si debería pedir ayuda alguna persona... —Hable en voz baja tomando mi mentón.—

- Na, na, voy a seguir intentándolo, dudo que ya este en el lugar, es un señor ocupado. —Dije entre risas.—

Si, hablaba en voz alta de vez en cuando, una mala costumbre de pasar el tiempo solo. Era yo y las ratas que vivían conmigo, así que no tenía mucha interacción con personas a no ser que yo me acercara.

Ya habían pasado alrededor de unos 15 minutos de la hora acordada y seguía sin encontrar el lugar, así que la ansiedad comenzó aparecer.

- Definitivamente creo que ya debería de preguntar...

Miré a una pareja y me dirigí a ellos, la pareja fueron bastantes amables, me indicaron el lugar sin ningún problema, les agradecí muy feliz tomando las manos ajenas y dando reverencias, Regan me dijo algo del respeto, humildad, entre otros. Según lo que entendi lo hice muy bien.

Me dirigía hacia el lugar que se me había indicado, al ir llegando divisé un chico con lentes y lindo cabello, definitivamente era su tutor, al ver la figura conocida fui corriendo con una sonrisa y agitando mi mano en forma de saludo

- ¡Regaaan ya lleguee!~

Al estar más cerca de él, salté al más alto y le di un fuerte abrazo, olvidando completamente el título del mayor y si realmente tenía permitido ese tipo de contacto.

A la hora acordada bajó de su vehículo vistiendo ropas mucho más sencillas de las que acostumbraba, solo una camisa blanca, una chaquetilla y una corbata negra, aunque los indiscutidos lentes oscuros se mantenían como parte esencial de su apariencia de siempre.

Spoiler:

Pensaba haber sido claro con la hora y el lugar donde debían encontrarse, sin embargo transcurridos diez minutos de la hora acordada Regan empezó a sentir una emoción que quizás hace mucho tiempo no le invadía el pecho: Ansiedad y preocupación. La última vez había sido cuando León, su mascota, se enfermó, pero eso es historia para otro momento.

Sabía que Balam no era tonto, claro que no, pero si tal vez demasiado ingenuo para la ciudad, mas no quería actuar como un padre sobreprotector, pero a la vez quería inculcar en el menor cierto sentido de la responsabilidad y una moral que idealmente pudiese ser compatible con la suya. Sí, a final de cuentas padre o tutor, lo que estaba haciendo era básicamente terminar de criar a un adolescente que poco y nada de interacción social había tenido.

A los quince minutos Regan estaba comenzando a sentir remordimiento. Probablemente después de la notaría deberían pasar por alguna tienda y comprar un teléfono móvil para el chico. Estaba meditando cómo poder localizarlo cuando de pronto su nombre fue gritado en pleno centro de la ciudad, a plena luz del día, llamando la atención de más de un transeúnte. Después de todo era Regan Vosuet.

"Pensé que tendría que ir a buscarte con los pasajes en la mano." Bromeó aceptando tranquilamente el abrazo, dándole palmaditas sobre la cabeza al de cabellos más claros. Regan no era alguien frívolo y tampoco solía enojarse fácilmente, pero le gustaba mantener al muchacho con ciertos límites y sin duda, el asunto de los boletos de avión había resultado ser una excelente estrategia de acondicionamiento.

"Vamos Bal, nos están esperando." Dijo ignorando a las personas que ya los habían grabado y tomado varias fotos. Se supone que no tardarían mucho con el papeleo, de esa forma al fin Balam tendría una identidad en Glass City. Una que Revo no pretendía ocultar, ya que sería prácticamente imposible, lo sabía.

Dándole un empujoncito a Balam en la espalda lo instó a entrar a la notaría e ignorar igual que él a su entorno. Una cosa que agradecía era que el chico instintivamente parecía entender, de una u otra forma, los gestos de Regan, además de sus ideas musicales.

"¿Tienes planes luego de esto? Me gustaría que fuéramos de compra." Le propuso antes de que personal de la notaría los guiara a una oficina privada para comenzar la tediosa tarea de los trámites.

— Por que con los pasajes otra vez. -Un notorio puchero apareció en su rostro.-

No era la primera vez que Regan juagaba con eso... o amenazaba, me he portado bien solo me perdí por unos minutos.

— ¿Sabes? me perdí por un rato, pero una amable pareja me socorrió, bueno más bien ellos a mi... ¿Así se dice? o es yo los ayude a ellos... Estoy algo ansioso, ¿Tengo que firmar algo? realmente no tengo una firma, ¿Cómo se supone que haga una?

Al sentir el le empujón se adentro en el establecimiento , nunca había estado en una notaria, tampoco esperaba mucho, ya que solo era un lugar serio, de igual forma al ser un lugar nuevo, se asombro con cada mínimo detalle de lugar.

— Oh oh, me gastaría ir por un café, supongo que acá el café debe de ser mucho más rico. -Iba a la par con el mayor, hablándole más bajo pero sin quitar su característica emoción.-

Al llegar a un gran mesón vi a Revo con un señor, estos comenzaron hablar, por mi parte habían muchas decoraciones en el edificio, así que me dispuse a observarlas, al pasar unos minutos, el castaño me hizo una seña para que me acerca, me dijo que tenía que firmar ciertos papeles junto a él. Como nunca había firmado en mi vida le pedí al encargado una hoja en blanco, quería practicar, no quería hacer cualquier cosa, los adultos solo me miraban y hablaban entre ellos, no entendía de que eran esas conversaciones, ya que cuando me concentro mucho en algo pierdo total conexión de las palabras y ciertos acontecimientos de mi alrededor.

—  ¡Y listo!   -Tomó los papeles pendientes y firmo cada uno.-

Estaba totalmente orgulloso de mi creación, no sabia muy bien como deberían ser exactamente las firmas, pero la mía de seguro era la más original y linda.

—  Regan, mira, mira, ¡Esta es mi firma!

La hoja por una cara tenia muchos rallones y por la otra cara estaba mi gran gran firma, con mi dedo índice apunte a esta con una gran sonrisa en mi rostro, con la hoja técnicamente en el rostro de mi tutor

Spoiler:

"Está bien, me alegro que solo te hayas perdido y te hayan ayudado correctamente." Dijo el mayor otorgándole su clásica y amena sonrisa cálida mientras se desplazaban por los pasillos.

"Bien, conozco un buen café al que podemos ir. Luego iremos de a comprar algunas cosas que creo que te serán útiles. Ah, por lo de la firma no te preocupes, puedes colocar solo tu nombre o puedes practicar alguna hasta que te guste." Una vez llegaron al mesón saludó a los presentes, el encargado de la notaria, el abogado y el asistente social, además de la persona encargada del registro civil de Glass City. Fue una conversación extendida donde dejó que Balam se distrajera y es que en verdad no era tan necesario que prestara atención a los detalles. Básicamente Balam sería algo así como el hijo de un pariente muy lejano del cual Regan se haría cargo ya que ahora se encontraba huérfano.

Una vez todo estuvo en orden en la parte legal, Revo le hizo una seña al menor quien entusiastamente firmó los documentos con lo que probablemente hasta el momento era la firma más linda y adorable que Regan había visto en su vida.

"¡Jaja! Estoy seguro que nadie podrá falsificar tu firma jamás. Estoy impresionado que puedas hacerla varias veces seguidas y de manera casi idéntica. ¿Será que también tienes dotes para el dibujo?" Preguntó curioso de ver otro posible talento en el muchacho, probablemente luego tendrían tiempo para averiguarlo.

Cuando los papeles estuvieron listos, les solicitaron esperar pacientemente la revisión y el timbre de notaría. Al acabar cada trabajador llevó su correspondiente copia de documentos y uno a uno estrecharon la mano de Revo con gran entusiasmo al despedirse.

"Gracias por su arduo trabajo" Agradeció el de lentes y con unas palmaditas en la cabeza incluyó a Balam. "Bienvenido a Glass Ciy." Le sonrió de la misma manera que lo había hecho apenas bajaron del avión hace solo un par de días. Ahora ya podían relajarse.

"Los papeles de la escuela estarán listos para el Lunes, así que podrás incorporarte la próxima semana sin problemas. Entonces ¿vamos por un café?" Ambos salieron rumbo al café pero en el camino Regan se detuvo en una tienda de teléfonos móviles. Era indispensable comprarle uno a Balam, sobre todo si su papel en la escuela era ser sus ojos y oídos.

"¿Tienes alguna preferencia?"

— ¡Siii! Vamos, vamos~

Le seguí el pasó al mayor con una amplia sonrisa y dando leves saltos al caminar, por alguna razón me sentía muy bien realizado, como si hubiera hecho el mayor logro de la existencia en esa notaría.

Revo paró en una tienda de teléfonos, me confundí un poco ya que se supone que iríamos a un café, hoce un leve puchero, creo que quizás cambio de planes a ultima hora.

—¿Ah? Este... ¿Mi preferencia de qué? ¿De un celular?

No podía ocultar la confusión que sentía en ese momento.
Me dirigí a una de las vitrinas de la tienda observando a cada uno de los dispositivos, no tenía mucha idea sobre celulares la verdad, pero si sabía de algo, uno de los que estaba allí lo podía arreglar si es que llegará pasarle algo.

— Mmm Regan, ¡Me sirve este!

Dije apuntando mientras se paraba firme posando con una mano a su cadera, el dispositivo, era uno plateado con teclas que estaba en una de las últimas vitrinas.

Entusiasmado esperaba a su tutor, para que esté diera alguna opinión sobre el dispositivo, alguna ayuda sobre el tema le vendría muy bien también.

Regan no había caído en cuenta de lo absorto en sus pensamientos que estaban hasta que el menor se mostró confundido por su pregunta. Debía dejar esa mala costumbre que había adquirido hace unos cuantos meses y de la que poco a poco se había vuelto consciente.

"Sí, me refería a un celular." confirmó, aunque se mostró un tanto sorprendido de la elección que había hecho el muchacho. Una decisión bastante humilde a su juicio para una pregunta tan abierta como la que había hecho, considerando que él no había puesto límites de presupuesto. Inevitablemente eso le sacó otra sonrisa incitada por algo similar a la ternura que se tendría al ver a un gato elegir jugar con su caja de cartón más que con su torre para afilar las garras.

"Mm, ya veo. Aunque algo así quizás no sea suficiente para las tareas que te daré, así que tendremos que ver..." Comentó llevándose una mano al mentón pensativo mientras se giraba para continuar su camino sin entrar a la tienda, pero sonriendo con cierta picardía. Ya más o menos tenía una idea, pero lo primero era ¡el desayuno!

"Luego tendremos una mañana ajetreada de compras, después de todo, ¡pronto será tu primer día de clases!" El mayor sonaba más entusiasmado que el mismo Balam, o al menos eso pensaba él. No sabía que tanto de una escuela como Musette lo podría motivar. Y aunque en verdad Revo no esperaba exigirle académicamente nada a Balam, pero sí esperaba que el entorno lo ayudara a relucir su talento, al menos más de lo que sus ratones y las cuatro paredes que eran su casa hacían allá en su País.

Tras caminar solo unas tres o cuatro cuadras encontró la cafetería que buscaba llamada "Belle Isle".
De inmediato, luego de darles la bienvenida, les ofrecieron una mesa para dos en una de las terrazas del lugar. No era un sitio muy famoso, pero Regan era cliente frecuente ya que, a su criterio, la atención y sobre todo los productos que ofrecían eran exquisitos en su simpleza. Una clara muestra de que no siempre más, es mejor.

"¿Además de café quieres comer algo? Puedes revisar la carta con calma y pedir lo que gustes." Le indicó Regan mientras el pedía para sí un café macchiato y un new york roll para comer.

Al oírle y ver como se iba yendo a otra dirección, sentí una gran confusión, no me sentí mal, solo bastante confundido por la acción, me dispuse a seguir el pasó del más alto.

— No entendí nada Regan... -Dije por lo bajo, haciendo un leve puchero, tras la confusión.-

Al procesar un poco la situación, se me alumbro el rostro, entonces pasare casi todo el día con mi tutor, amaba pasar tiempo con el mayor, era alguien tan divertido y excéntrico.

Al llegar a la cafetería, estaba muy entusiasmado, el lugar era pequeño pero bastante lindo y hogareño, no era como el típico café que salen en revistas o ese tipo de cosas. Al estar ya instalados en el lugar Regan le pregunto sobre que quería.

—  Oh , Oh, quiero un Cappuccino, quiero un muffin de Red Velvet, uno de chocolate y uno de arándanos, también quiero un latte y … como se llama... Ah unas donas con chispas de colores.

Mire con una amplia sonrisa al Regan, y luego al notar que había pedido, entre un poco en pánico.

—  Es que es para más tarde algunas cosas, por si no tengo que comer y me da hambre... perdón.

Estaba con un puchero mirándole, tras esos lentes y no diferenciaba alguna expresión, así que solo me digne a esperar alguna acción de su parte, mientras jugaba con mis manos.

Mientras Balam hablaba la mesera parecía un poco preocupada por la cantidad de azúcar que pretendía consumir el menor, pero por otro lado Regan sonreía casi con orgullo paternal, después de todo él también era un amante de los dulces.

Cuando el chico pareció entrar en pánico Revo solo le sonrió con picardía y alzó ambas manos a la altura de sus hombros, buscando restarle importancia. "No te preocupes, tú pide lo que quieras. Solo recuerda que tú eres quién tendrá que cargar las bolsas."

Spoiler:

Con ello le dio total libertad al muchacho para pedir sus antojos, y es que ¿Quién podría ser tan desalmado como para negarle algo así a un joven que probablemente había pasado hambre más de alguna vez y ahora actuaba con premeditación ante un futuro incierto.

La mesera se retiró y volvió con las cosas solo unos pocos minutos después. A penas Regan tuvo su café en frente comenzó a poner cubos de azúcar en él de manera poco saludable, pero su semblante parecía tranquilo, inalterable mientras hablaba.

"¿Crees que sea buena idea hacer una lista de lo que debemos comprar? Ah, también creo que al acabar debemos pasar por tus cosas al hotel. Hoy vendrás a mi casa, hay algunas cosas que quisiera discutir contigo antes de que ingreses a la escuela. Es respecto a un proyecto en el que estoy trabajando, me interesa tu opinión. Ah... perdí la cuenta." Susurró reprochándose el no haber prestado atención suficiente a los cubitos de azúcar. Sin más revolvió su café y comenzó a beberlo como si fuese alguna especie de elixir de vida.

"Come Bal, necesitas energía, ¡hoy será un largo día!" Mientras él actuaba casual la mesera los observaba con gran desconfianza, quizás no era gran adepta a la glucosa, pero luego una de sus compañeras le dijo que toda la escena era de lo más habitual si se trataba de Regan Vosuet. En menos de media hora ambos terminaron su desayuno. Regan pagó la cuenta y una vez trajeron los pedidos de Bal se dispusieron a comenzar las compras.

Primera parada: Sastrería, el uniforme para la academia Musette.

En la vitrina del lugar se lucían dos maniquíes, uno masculino y uno femenino que vestían el uniforme de la academia Musette. Por supuesto, el sastre que los atendería era uno de confianza para Regan, por algo le había otorgado la patente exclusiva para confeccionar los uniformes de su academia, después de todo, su trabajo era impecable.

Uniformes:

"Se que para todos no resulta cómoda la idea de un uniforme, pero es parte de las reglas, al menos la obligación es solo durante las horas de clases." Indicó con algo de preocupación a Balam, y es que entendía que muchas veces a los chicos la idea no les era del todo atractiva.

Luego de saludarse de buena gana, el hombre fue a buscar rápidamente su libreta y su cinta de medir y le solicitó al muchacho quitarse la chaqueta y lo más voluminoso de sus prendas para poder tomar sus medidas correctamente.

Regan tomó asiento con su sonrisa de siempre y esperó que hicieran las pruebas de vestuario correspondientes según las preferencias del mismo Balam.

Estaba muy ansioso y feliz "Hoy vendrás a mi casa" es lo que se repite en mi cabeza, conoceré la gran casa de Revo, era algo de que me venía planteando de hace mucho tiempo, el como sería. Sabía que el día sería largo, así que Estaba ya orgulloso de mis reservas.

Ya después de la cafetería me dirigí con Regan a una... ¿Santería?... Cómo fuese, no entendí mucho sobre el lugar hasta que pllegamos a este. Era muy raro, habían muchos maniquís, no me gustaban del todo, sentía como si me mirarán, se que no ven, de hecho, algunos no tenían cabezas pero de igual forma ya no me sentía muy bien. Saque uno dona de las que tenía guardadas para consolar mi malestar.

Regan saludo al encargado, colo siempre tan carismático y coordial, por mi parte no me gustaba la idea de un "uniforme". De pronto tenía un hombre tomando medidas, me sentía un poco ansioso pero no lo demostraba, miraba a mi tutor de reojo. Al tener las medidas me dirigí hacia él

— ¿Tú crees que sea cómodo? - Rasque algo incómodo mi nuca y reí nervioso.-

Antes de que hubiera un respuesta de él, llegó el encargado muy contento ante tener un uniforme muy cercano a mis medidas, se me entrego este y me llevo casi arrastrando a un vestidor.

Saliendo de este está completamente tieso, era una tela algo rigida y muy apretada para mí gusto, técnicamente estaba completamente quieto fuera del vestidor, me dispuse sonreir, bastante incómodo a para ser sincero.

— No... no creo que sea cómodo, Regan, esto es muy incómodo. -Dije mirando al mayor con una gran incomodidad.-

Temia de algún reto por el pelinegro, ya que dijo exactamente que no había de otra que usar el uniforme correspondiente, miré al suelo y mire el atuendo, era demasiado anticuado para mí. Me sentía completamente fuera de mi con este atuendo.

Regan no pudo contestarle, no por la pronta intromisión del sastre, sino porque sabía que el tema del uniforme podría demotivar un poco a Balam, y él precisamente no quería mentir con su respuesta, así que cuando el muchacho fue arrastrado a los probadores Revo simplemente soltó un suspiro de alivio esperando lo mejor.

Cuando el muchacho salió vistiendo el uniforme, el mayor se puso de pie. Si alguien pudiera ver a través de sus gafas oscuras hubiese notado el brillo que por un momento adornó sus ojos azules. Se sentía como un padre orgulloso o más bien, como el dueño de un gato al que le acaban de poner un disfraz. Y Balam parecía precisamente eso, un animal tieso al sentir algo incómodo sobre su cuerpo.

Regan soltó una suave risa mientras se acercaba y le acariciaba la cabeza al pequeño gato frente a él.

"Lo siento, sé que no es cómodo, pero son las reglas de la academia. Te prometo que te lo compensaré en donas todas las semanas si logras aguantar esta pequeña incomodidad." El compositor levantó un poco el mentón del muchacho y abrió el primer botón de su camisa, luego ajustó la corbata de forma tal que no se notara en absoluto lo que había hecho. También quitó su chaqueta, no sin antes felicitar al sastre por su impecable trabajo, como siempre. Arregló las mangas de Balam, doblándolas de tal manera que alivianara la sensación de incomodidad pero que se viera todavía pulcro, pero más casual.

Algo así:

"No es necesario que ocupes la chaqueta todo el tiempo, pero la camisa y la chaquetilla sí, a menos que ocupes un suéter sobre la camisa. Esto es lo máximo que puedo hacer por ti. ¿Crees poder soportarlo? Por supuesto, ya que estarás como residente en la escuela, tendrás más ropa para tus días libres que podrás elegir a tu gusto." Con eso esperaba poder convencerlo. De ser así entonces lo siguiente sería ir al centro comercial y continuar con aquel largo día de compras.

Tras el acto del mayor, sintió un vuelco en su corazón, se sentía muy cálido, nadie se acercaba tanto a él. Por un momento, sintió un nudo de en la garganta, no se solía sentirse así, bajo su mirada para apreciar el cambio que Regan había hecho para él.

"¿Crees poder soportarlo?"

- Si, esta mucho más cómodo de esta forma...

Al aceptar la edición especial para él, el sastre y Revo se quedaron hablando. Me llamaron para ayudar con, nos fuimos del lugar para adentrarnos más por la ciudad, nuestra siguiente misión era ropa, para ser sincero solo elegía cosas que me llamaran la atención, no sabia mucha de combinar o algo por el estilo pero Regan dijo que eso no seria un problema. Ya llevábamos una carga importante, creo que nunca había tenido más ropa de la que llevábamos en esas bolsas, mientras mi tutor iba hablando de más cosas de las cueles no tenia mucha idea, vi una tienda de electrónica, aún más grande que la primera, tenia muchas luces, tenia muchas mas cosas que la anterior, más variedad, solo eso logre apreciar por la gran vitrina en la cual estaba de pie mirando con gran asombro e ilusión.

Spoiler:

Sintió al mayor antes que llegará, se giro antes que este se acercara más y tenia un rostro apagado, ya que sus pensamientos sobre las cosas, tomó un sorbo de su ultimo café, le dio una suave sonrisa al mayor.

- ¿Cuándo nos vamos a tu casa? Creo que ya gastaste mucho dinero por hoy, así que creo que deberíamos ir...

Trato de no sonar tan apagado y mal como de repente se sintió, quería que todo siguiera igual de bien hasta como iba por el momento, así que tomó sus bolsas y se acerco al mayor con una sonrisa.

- De todas formas me emociona mucho el poder ir a tu hogar, me da la sensación que es un lugar fantástico.

Ambos estaban cargados con varios paquetes, por suerte el sastre había accedido a enviar el uniforme de Balam directo a la academia. Pero la comida y la ropa era algo que debían cargar y aún faltaba lo más importante.

"¡Jaja! Pronto, pronto. Primero haremos una parada aquí." Respondió ante la impaciencia del menor por ir a casa, intuyendo que en parte se debía a la pena que sentía por hacerlo gastar dinero. Bueno, claramente eso no era algo que significara un problema para Revo, quien particularmente no era catalogado como un derrochador, solía administrar bastante bien sus ingresos e inversiones, manteniendo sus cuentas personales bastante regulares exceptuando por los gastos de sus vacaciones y los elementos de su estudio de grabación en casa, fuera de eso, esta era una gran excepción que sin dudas ameritaba el gasto.

Regan se acercó a un vendedor de la tienda y lo primero que solicitó fue un teléfono móvil que cumpliera con todo lo necesario que Balam necesitara. El primero que le había señalado el muchacho le pareció demasiado humilde y poco útil considerando las expectativas que tenía sobre Bal.

"Espero que no te moleste el cambio de modelo de tu teléfono." Le dijo al chico castaño, pues no quería parecer soberbio o autoritario. "Puedes elegirle una funda protectora a tu gusto, los accesorios también. Ve con él." Le dijo dándole aun palmadita en la espalda.

"Mientras tanto iré a ver algunas cosas más." Dicho eso se desplazó hacia el área de computadoras, donde esta vez una vendedora lo atendió. Regan procuró comprar un computador estático de alta gama, lo suficiente como para poder componer, además de 3 pantallas y el servicio de instalación. Micrófonos, audífonos, sintetizador y un largo etc. Todo con envío a la academia, específicamente a la habitación que ya le habían asignado al joven Nahual.

Cuando el muchacho volvió a su lado Regan solo le compartió una sonrisa cómplice mientras pagaba, ligeramente maliciosa.

"Con esto ya podemos irnos a casa" Y así fue, ambos volvieron llenos de bolsas al auto de Revo quien manejó directo hasta su casa.

Spoiler:

 "Con esto ya podemos irnos a casa"

No podía creer la cantidad de cosas que había comprado, eran simplemente increíbles, un nivel de tecnologías que no conocía para nada, eso le emocionaba muchísimo, quería aprender sobre todos los nuevos aparatos los cuales Regan había comprado.

En el auto iba mirando cada calle y rincón de la ciudad que se lograba apreciar por las ventanas, no tenia una mala memoria, así que con la amplia visión del campo, me ayudaría mucho en el futuro. Al llegar al patio de la residencia estaba impactado con el tamaño del edificio, era increíblemente grande.

Quede boquiabierto mis ojos no podían creer el lugar que estaba, me baje del auto aparcado al frente de la entrada casi como un zombie de lo embobado que me encontraba.

- ¡Regaaan!, ¿¡Cual de todos esos edificios es tuyo!?

Dije apuntando al gran edificio que tenia en frente, claramente no entendía del todo si ese edificio era uno solo, un tipo de departamentos o como, no me cabía en la cabeza del todo la situación.

Una vez se hubo estacionado bajó tantos paquetes de compra como podía e iba a pedirle a Balam hacer lo mismo cuando notó lo impactado que parecía ante su hogar. Como siempre, las reacciones del muchacho le parecían bastante inocentes.

"Jaja, todo esto es mi casa Bal. Luego puedes recorrerla pero primero ayudame a bajar las cosas. Tenemos todavía mucho que hacer y probablemente el día se haga corto." Caminó entonces en dirección a la puerta y justo antes de abrir hizo una pausa prolongada y se giró hacia el muchacho.

"Nadie suele venir libremente a casa, es casi un misterio, pero sé que puedo confiar en ti. Me gustaría que todo lo que veas se mantenga como un secreto entre los dos." Dijo con una sonrisa llena de picardía, como si le estuviera dando la bienvenida más que a su casa, a su pequeño reinado.

entrada:

Después de pasar la entrada, se dirigió inmediatamente a la sala de estar, que era extremadamente amplia y donde parecía que algún animal había estado echado ahí hace no mucho, pues aún conservaba calor. Regan se sentó dejando los paquetes a su alrededor y dio un largo suspiro. Estaba agotado.

La mansión no era la única en el sector, tampoco era la más grande que había, pero era una inversión inevitable para un hombre como él. Pero la verdad eraa que para  Regan ni siquiera era tan necesario una casa tan grande, o así sería si viviera solo, ya que actualmente había muchos "entes" rondando en su casa, quienes no solo la cuidaban, sino también lo ayudaban a mantenerla. No estaba seguro de si Balam podría sentirlos o llegar a interactuar con ellos. No se trataba de fantasmas, sino de "seres de otros horizontes" como a él le gustaba llamarlos y el principal y más difícil de obviar era Leon, quien normalmente rondaba en el amplio patio. Leon era su principal guardian, regalado por la mísmisima Reina de Permafrost con quien mantenía una larga y consolidada amistad.

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