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Dos sujetos muy extraños (Privado - Eos)
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Dos sujetos muy extraños (Privado - Eos)
Hanan estaba muy emocionada, sí, había cumplido su sueño, ir a un lugar con temática asiática, en realidad no era temática asiática, pero sí una costumbre que tomaron los asiáticos del occidental y la adaptaron a sus extraños fetiches, DE TODOS MODOS, Hanan estaba emocionada, feliz, al pasar por fuera de la tienda se quedó mirando extasiada hacia dentro, podía ver a través de la vitrina a un montón de sirvientas con pomposos vestidos, estaba muriendo, sacó muchas fotos al exterior de la tienda y se atrevió al fin a adentrarse.
Al entrar, la recibió una sirvienta muy agradable, pidió una mesa para dos, se sentó al tiempo que solo pidió un vaso de agua, explicó que esperaba a alguien, la sirvienta siguió sus instrucciones y le liberó un espacio dentro de la cafetería, agradeció que no estaba muy cerca de los mesones, allí siempre solía hacer calor, aunque hubiese aire acondicionado, una cafetería era una cafetería, el aire siempre era algo denso.
La razón por la que se encontraba allí era simple, al menos, para Hanan lo era, su padre quería presentarle a uno de sus apadrinados, en sí, alguien que su padre patrocinaba, sabía que su padre acostumbraba de hacer eso, conoció a muchos, y siempre eran jóvenes prometedores que por muchos motivos no podían surgir por sus medios, su padre les tomaba mucho cariño y a veces hasta los invitaba a cenar a su casa, tenía la constancia de que lo había invitado a comer a su casa, pero cuando ella no estaba, así que nunca llegó a conocerlo, su padre le especificó que se lo presentó en un evento pero Hanan no recordaba nada de ello. Debía admitir que se sentía culpable por esto, esperaba que el otro no le recordarse y no se resintiera por esto, en esa época Hanan estaba algo deprimida por la situación de su anterior escuela así que no atendía mucho a su entorno.
¿Con qué fin su padre quería hacer algo así? Bueno, para que la cuiden, estaba segura, entendía a su padre y su preocupación, lejos de enojarla, se sentía agradecida por tener un padre que se preocupara tanto por ella y su bienestar, al punto de tomarse la molestia de pedirle a uno de sus apadrinados que velara por ella, sonrió con nostalgia para sí, tenía muchas ganas de darle un gran abrazo a sus padres, estaba en eso cuando algo la distrajo, por un momento vio a una sirviente inclinarse y estuvo segura que casi vislumbra algo por el rabillo del ojo, cuando miró hacia allá, la sirvienta se había ido, no pudo evitar seguir con los ojos el contoneo del vestido de la chica, pensando para sí si la ropa interior de esta combinará con el traje de sirvienta, o incluso, si usaba uno de esos conjuntos fetiches a rayas, típico blanco-verde menta que ves en las series japonesas... Se tapó el rostro con ambas manos, ¡¿qué estaba pensando?!, si la sirvienta la pillaba mirándola así, podrían creer que estaba acosándola o algo, se puso roja de la vergüenza, pero AaaAAah, la curiosidad...
Estaba llena de esos pensamientos pecaminosos, algo que nunca había sentido, y no podía evitar balancearse en su silla con ansiedad, ¿y si mejor le pedía una foto a la sirvienta?, ah, pero aún no había ordenado nada, podría hacerlo cuando ordenara y además pedirle que le hiciera un hechizo, allí Hanan comenzó a colapsar ante la sola idea, su corazón estaba llena de moe.
Al entrar, la recibió una sirvienta muy agradable, pidió una mesa para dos, se sentó al tiempo que solo pidió un vaso de agua, explicó que esperaba a alguien, la sirvienta siguió sus instrucciones y le liberó un espacio dentro de la cafetería, agradeció que no estaba muy cerca de los mesones, allí siempre solía hacer calor, aunque hubiese aire acondicionado, una cafetería era una cafetería, el aire siempre era algo denso.
La razón por la que se encontraba allí era simple, al menos, para Hanan lo era, su padre quería presentarle a uno de sus apadrinados, en sí, alguien que su padre patrocinaba, sabía que su padre acostumbraba de hacer eso, conoció a muchos, y siempre eran jóvenes prometedores que por muchos motivos no podían surgir por sus medios, su padre les tomaba mucho cariño y a veces hasta los invitaba a cenar a su casa, tenía la constancia de que lo había invitado a comer a su casa, pero cuando ella no estaba, así que nunca llegó a conocerlo, su padre le especificó que se lo presentó en un evento pero Hanan no recordaba nada de ello. Debía admitir que se sentía culpable por esto, esperaba que el otro no le recordarse y no se resintiera por esto, en esa época Hanan estaba algo deprimida por la situación de su anterior escuela así que no atendía mucho a su entorno.
¿Con qué fin su padre quería hacer algo así? Bueno, para que la cuiden, estaba segura, entendía a su padre y su preocupación, lejos de enojarla, se sentía agradecida por tener un padre que se preocupara tanto por ella y su bienestar, al punto de tomarse la molestia de pedirle a uno de sus apadrinados que velara por ella, sonrió con nostalgia para sí, tenía muchas ganas de darle un gran abrazo a sus padres, estaba en eso cuando algo la distrajo, por un momento vio a una sirviente inclinarse y estuvo segura que casi vislumbra algo por el rabillo del ojo, cuando miró hacia allá, la sirvienta se había ido, no pudo evitar seguir con los ojos el contoneo del vestido de la chica, pensando para sí si la ropa interior de esta combinará con el traje de sirvienta, o incluso, si usaba uno de esos conjuntos fetiches a rayas, típico blanco-verde menta que ves en las series japonesas... Se tapó el rostro con ambas manos, ¡¿qué estaba pensando?!, si la sirvienta la pillaba mirándola así, podrían creer que estaba acosándola o algo, se puso roja de la vergüenza, pero AaaAAah, la curiosidad...
Estaba llena de esos pensamientos pecaminosos, algo que nunca había sentido, y no podía evitar balancearse en su silla con ansiedad, ¿y si mejor le pedía una foto a la sirvienta?, ah, pero aún no había ordenado nada, podría hacerlo cuando ordenara y además pedirle que le hiciera un hechizo, allí Hanan comenzó a colapsar ante la sola idea, su corazón estaba llena de moe.
Invitado- Invitado
Re: Dos sujetos muy extraños (Privado - Eos)
El sonido taladrante de su alarma sonó varias veces antes de que Eos se decidiera a salir de su cama, quien al incorporarse y desperezar su cuerpo intentó ser persona sin éxito. Se sentía tan somnoliento que en cuanto apenas se puso en pie parecía que necesitara de las paredes para ser capaz de andar hacia el baño, donde haciendo alarde de su pereza, orinó con la cabeza apoyada en la pared del frente sin atinar para nada a su “diana”; sin duda daba la impresión que si cerraba los ojos de nuevo, terminaría paseando la frente pared abajo con su cara metida en la taza del váter... y él feliz entre los brazos de morfeo. Se puso lo primero que encontró, unos pantalones ajustados negros y una camiseta simple que le iba tan grande parecía que se la hubiera robado al matón del puticlub de al lado ¿para qué molestarse? no es que fuera un negado para la moda, pero en ocasiones sus supuestas neuronas no estaban por la labor de conjuntar nada decente. Era una reunión importante, eso estaba claro, pero Eos en ocasiones no atinaba a comprender que la ropa debe ir a juego con la situación, ¿porqué? No va desnudo, ¿verdad? Podría perfectamente pero sabía que eso le ocasionaría problemas innecesarios.
Apenas consiguió alistarse salió de su casa para dirigirse al lugar indicado. El señor Desrosiers era alguien muy importante para él, era de las pocas personas en su vida que le habían ayudado a mejorar, a tirar adelante y hacer que su vida tomara un mejor rumbo, le tenía tanto cariño y el aprecio era tan abismal, que cada vez que escuchaba de él o concertaban una reunión se le dilataba el ano, pero en su última visita éste se le quedó algo confuso y apretado, ¿cuidar de su hija? ¡¿él?! No estaba muy seguro, pero si creía que él era el indicado no iría a negar tal petición. Creía recordar a Hanan de haber visto en alguna ocasión, quizá aquella vez en que se la presentaron pero… siendo sincero, Eos estaba más centrado en los encantos del señor Desrosiers, demasiado aprecio y cariño como para contenerlo en su cuerpo. Llegó al fin al lugar, un maid café, sólo esperaba que respetaran su espacio personal. Al entrar paseó la mirada por el local ignorando a la señorita que le daba la bienvenida, la vió ahí, sentada y haciendo gestos extraños, ¿le estaría dando un infarto cerebral? Pues estaban empezando bien, menos mal que descartó rápido esa idea.
- Eres Hanan -no preguntó, afirmó, no recordaba su cara pero era la única que encajaba con la descripción. Se sentó ignorando de nuevo a la sirvienta que intentaba mostrar el menú, incluso sin mirarla la empujó para que se apartara y no le invadiera su espacio, tenía cosas más importantes ante sus narices- Soy tu puto niñero, buenos días
Apenas consiguió alistarse salió de su casa para dirigirse al lugar indicado. El señor Desrosiers era alguien muy importante para él, era de las pocas personas en su vida que le habían ayudado a mejorar, a tirar adelante y hacer que su vida tomara un mejor rumbo, le tenía tanto cariño y el aprecio era tan abismal, que cada vez que escuchaba de él o concertaban una reunión se le dilataba el ano, pero en su última visita éste se le quedó algo confuso y apretado, ¿cuidar de su hija? ¡¿él?! No estaba muy seguro, pero si creía que él era el indicado no iría a negar tal petición. Creía recordar a Hanan de haber visto en alguna ocasión, quizá aquella vez en que se la presentaron pero… siendo sincero, Eos estaba más centrado en los encantos del señor Desrosiers, demasiado aprecio y cariño como para contenerlo en su cuerpo. Llegó al fin al lugar, un maid café, sólo esperaba que respetaran su espacio personal. Al entrar paseó la mirada por el local ignorando a la señorita que le daba la bienvenida, la vió ahí, sentada y haciendo gestos extraños, ¿le estaría dando un infarto cerebral? Pues estaban empezando bien, menos mal que descartó rápido esa idea.
- Eres Hanan -no preguntó, afirmó, no recordaba su cara pero era la única que encajaba con la descripción. Se sentó ignorando de nuevo a la sirvienta que intentaba mostrar el menú, incluso sin mirarla la empujó para que se apartara y no le invadiera su espacio, tenía cosas más importantes ante sus narices- Soy tu puto niñero, buenos días
Eos Inkblot- Ocupación : Sonidista
Mensajes : 76
Fecha de inscripción : 13/11/2017
Re: Dos sujetos muy extraños (Privado - Eos)
Estaba absorta en la sirvienta, cuando sintió a alguien llegar en sus cercanías, espabiló un poco y miró a sus alrededores, para ver como un tipo llegaba y apartaba a SU AMADA SIRVIENTA con rudeza, Hanan lo miró consternada, con el ceño levemente fruncido ante este gesto, luego, de la nada le habló con frialdad y la dejó marcando ocupado un rato, salió de su consternación y sacudió la cabeza, tosió para aclararse la cabeza al tiempo que le dedicaba una rápida mirada al tipo, curiosamente, le costaba percibir un poco lo sentimientos del otro, porque eran más controlados, pero allí estaban, se notaba a leguas de todos modos que tenía sueño, bastaba ver su rostro y que apenas se había arreglado para venir, parecía que andaba en pijama, pero eso a Hanan no le importaba.
Observó con un poco de curiosidad al otro, le gustaba su pelo, pensó vagamente, se preguntaba si toda la gente del mundo de la música era así de apuesta.
— Hola, eh, buenos días, eres el señor Inkblot, ¿cierto?, un gusto... — Le saludó con cortesía, disimulando su desconcierto — Bueno, supongo que mi padre ya te habrá dicho — Sonrió con nerviosismo — Como aún soy menor de edad está preocupado por mí aunque viva en los dormitorios... Así que quiere los ojos de algún adulto sobre mí, lo siento por las molestias, trataré de portarme bien — Prometió, a su pesar, ya se veía cayéndose o teniendo algún accidente estúpido, o cogiendo algún bicho raro y enfermándose — Ehmmm... — Miró el correo que le mandó su padre con nerviosismo, allí decía toda la información importante sobre el otro — Esto, ¿cómo quiere que lo llame?, ¿señor Eos, señor Inkblot?, ¡oh! — Vio a una sirvienta pasar y la llamó con un gesto alegre, haciendo movimientos con la mano — Aquí, aquí, quiero probar el mousse de chocolate vegano, se ve rico, con un americano con extra shot, ¿se puede? — Pidió al tiempo que leía la carta, la sirvienta asintió al tiempo que miraba a Eos — ¿Qué piensa pedir señor? — Preguntó Hanan con educación, le daba miedo tutearlo y que se enfadara, se veía como alguien serio.
Trataba con todo su corazón no mirar a la sirvienta, sentía que se le desviaban los ojos, a pesar de esto, se descubrió mirando con cierta concentración el busto de la sirvienta, ¿llevará un brasier de esos con franjas color menta-blanco?, se preguntó, negó con la cabeza, tratando de sacarse esa idea de la cabeza, luego miró a Eos a los ojos, dándose cuenta que era probable que haya captado eso, se puso roja, pero sin dejar de mirarlo, tratando de hacerse la desentendida, estúpida curiosidad, estúpida ropa asiática bonita, estúpida cultura asiática y sus cosas brillantes.
Observó con un poco de curiosidad al otro, le gustaba su pelo, pensó vagamente, se preguntaba si toda la gente del mundo de la música era así de apuesta.
— Hola, eh, buenos días, eres el señor Inkblot, ¿cierto?, un gusto... — Le saludó con cortesía, disimulando su desconcierto — Bueno, supongo que mi padre ya te habrá dicho — Sonrió con nerviosismo — Como aún soy menor de edad está preocupado por mí aunque viva en los dormitorios... Así que quiere los ojos de algún adulto sobre mí, lo siento por las molestias, trataré de portarme bien — Prometió, a su pesar, ya se veía cayéndose o teniendo algún accidente estúpido, o cogiendo algún bicho raro y enfermándose — Ehmmm... — Miró el correo que le mandó su padre con nerviosismo, allí decía toda la información importante sobre el otro — Esto, ¿cómo quiere que lo llame?, ¿señor Eos, señor Inkblot?, ¡oh! — Vio a una sirvienta pasar y la llamó con un gesto alegre, haciendo movimientos con la mano — Aquí, aquí, quiero probar el mousse de chocolate vegano, se ve rico, con un americano con extra shot, ¿se puede? — Pidió al tiempo que leía la carta, la sirvienta asintió al tiempo que miraba a Eos — ¿Qué piensa pedir señor? — Preguntó Hanan con educación, le daba miedo tutearlo y que se enfadara, se veía como alguien serio.
Trataba con todo su corazón no mirar a la sirvienta, sentía que se le desviaban los ojos, a pesar de esto, se descubrió mirando con cierta concentración el busto de la sirvienta, ¿llevará un brasier de esos con franjas color menta-blanco?, se preguntó, negó con la cabeza, tratando de sacarse esa idea de la cabeza, luego miró a Eos a los ojos, dándose cuenta que era probable que haya captado eso, se puso roja, pero sin dejar de mirarlo, tratando de hacerse la desentendida, estúpida curiosidad, estúpida ropa asiática bonita, estúpida cultura asiática y sus cosas brillantes.
Invitado- Invitado
Re: Dos sujetos muy extraños (Privado - Eos)
Pudo sentir al poco cómo las sensaciones ajenas le estaba viniendo, más acentuado que todos los demás que le rodeaban. Estaba acostumbrado a sentir las energías ajenas, en especial las que desprenden los sentimientos, algunos eran más intensos que otros y sin duda aquella joven tenía un algo más intenso, ¡¿qué estaba pasando?! Prefería ignorarlo, era mejor así y con suerte se acostumbraría, eso esperaba a pesar de no molestarle demasiado. Se quedó mirando a la joven tan fijamente que parecería que intentara atravesarle el cráneo con la mente, le parecía formal así de primeras, digna de su adorado señor Desrosiers, ¡Ay joder! Escuchaba la voz de la joven de fondo mientras en su mente se dibujaba la figura de ese hombre, tirado en su cama y… “¡EOS CÉNTRATE, JODER!” pensó para sí, no fuera que terminara con el mastin en alto y ahí se liara el asunto por malos entendidos. Menos mal que exteriormente seguía atravesando a la joven con la mirada.
- Llámame como te salga del horto, yo te pienso llamar Nan -con todas las confianzas del mundo, ¿para qué pedir opinión?- ¿qué mierdas es eso de putas molestias? ¿Por qué irías a serlo? Te acabo de ver, no tengo nada mejor que hacer con mi vida -rodó un poco los ojos- Ehhhh… sí, sí lo tengo, pero no eres un puto grano en el culo -no sabía si se estaba haciendo entender, pero con que captara el mensaje le era suficiente. Desvió la mirada hacia el gesto de la joven, era más jovial y expresiva de lo que podía ver a simple vista, podrían entenderse- Yo quiero… -oteó de reojo la carta- un… -entrecerró los ojos concentrado, ¡Mierda! Todo estaba muy rico- ehhh… -apretó un poco los dientes, lo pediría todo- un…¡éste! -cerró los ojos señalando al azar- y de beber un chocolate -alzó la vista a la sirvienta y luego a Hanan- háblame de tú, en confianza, vamos a pasar tiempo juntos y como me hables siempre de usted me va a salir una almorrana en el puto ano -se fijó en el gesto de la joven, ¿qué estaba haciendo con sus ojos? ¿hacia dónde se dirigían? Dirigió los suyos hacia el mismo lugar, estaba algo confundido con las energías de la joven, ¿deseaba ver algo de ella? Estaba concentrado en sus pensamientos sin despegar la mirada del busto de aquella señorita, pero notó hostilidad por su parte. Desde luego que a ojos ajenos podía parecer un capullo, primero la ignora, la empuja y ahora le desgasta los senos con la mirada, a nadie extrañaría que recibiera un bofetón, para su suerte aquella sirvienta prefirió ignorarle e irse incómoda.
- ¿Pues no están mal? A sus tetas me refiero, ¿eh? -volteando la vista a Hanan- son antiestrés -alzó la mano y cerró y la abrió como magreando el aire- no esperaba empezar de buena mañana hablando de tetas antiestrés con la hija del señor Desrosiers -”SHHHH...aguanta Eos, no sueltes tu imaginación con el señor”, pensó.
- Llámame como te salga del horto, yo te pienso llamar Nan -con todas las confianzas del mundo, ¿para qué pedir opinión?- ¿qué mierdas es eso de putas molestias? ¿Por qué irías a serlo? Te acabo de ver, no tengo nada mejor que hacer con mi vida -rodó un poco los ojos- Ehhhh… sí, sí lo tengo, pero no eres un puto grano en el culo -no sabía si se estaba haciendo entender, pero con que captara el mensaje le era suficiente. Desvió la mirada hacia el gesto de la joven, era más jovial y expresiva de lo que podía ver a simple vista, podrían entenderse- Yo quiero… -oteó de reojo la carta- un… -entrecerró los ojos concentrado, ¡Mierda! Todo estaba muy rico- ehhh… -apretó un poco los dientes, lo pediría todo- un…¡éste! -cerró los ojos señalando al azar- y de beber un chocolate -alzó la vista a la sirvienta y luego a Hanan- háblame de tú, en confianza, vamos a pasar tiempo juntos y como me hables siempre de usted me va a salir una almorrana en el puto ano -se fijó en el gesto de la joven, ¿qué estaba haciendo con sus ojos? ¿hacia dónde se dirigían? Dirigió los suyos hacia el mismo lugar, estaba algo confundido con las energías de la joven, ¿deseaba ver algo de ella? Estaba concentrado en sus pensamientos sin despegar la mirada del busto de aquella señorita, pero notó hostilidad por su parte. Desde luego que a ojos ajenos podía parecer un capullo, primero la ignora, la empuja y ahora le desgasta los senos con la mirada, a nadie extrañaría que recibiera un bofetón, para su suerte aquella sirvienta prefirió ignorarle e irse incómoda.
- ¿Pues no están mal? A sus tetas me refiero, ¿eh? -volteando la vista a Hanan- son antiestrés -alzó la mano y cerró y la abrió como magreando el aire- no esperaba empezar de buena mañana hablando de tetas antiestrés con la hija del señor Desrosiers -”SHHHH...aguanta Eos, no sueltes tu imaginación con el señor”, pensó.
Eos Inkblot- Ocupación : Sonidista
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Fecha de inscripción : 13/11/2017
Re: Dos sujetos muy extraños (Privado - Eos)
Hanan a primeras sintió que todo le daba vueltas, sentía como cierta, ¿indiferencia?, por parte del pelinegro, es más, también sentía que en el fondo se divertía con ella y toda la situación, era tan extraño, cuando se concentraba en él, sentía que todo se intensificaba, le mareaban esas sensaciones, para peor, le había salido con un montón de cosas que Hanan no esperaba que salieran de su boca, así que se quedó boquiabierta mientras veía como su boca se movía y salían una sarta de insultos, palabrotas y demás.
— Espera, espera, ¿qué?, está bien, errr... Te llamaré Eos, supongo, tendremos que conocernos sí o sí — Habló más para sí que para el otro, carraspeó, al tiempo que trataba de centrarse en lo que sucedía en la mesa — S-supongo que molesta, está bien, te trataré de tú a tú... No me molesta que me digas Nan, aunque nunca nadie me había llamado así, p-pero debemos tener confianza, ¿no? — En ese momento, se le notaba el nerviosismo en el rostro, respiró hondo al tiempo que tomaba un largo sorbo de agua, todo era demasiado extraño.
Mientras el otro hacia su pedido, se dedicó a darse ánimos, tranquila Hanan, se dijo, todo está bien, solo es muy directo, no era nadie para juzgarlo, además, no sentía nada sospechoso de parte de él, pero de vez en cuando, sobre todo cuando la miraba, sentía algo que le costaba definir, probablemente algo que nunca había experimentado, pero se le venía a la mente un color, rojo, que extraño, pensó, algo ida, pero era algo que escapaba de sus experiencias así que ni con empatía podía interpretarlo. Estaba en eso cuando lo escuchó hablarle, volvió a verlo al tiempo que alejaba el vaso de sus labios.
— PFFFT — Se atoró y rápidamente tomó una servilleta, tapándose la boca — ¿Qué?, espera, ¿por qué? — Preguntó sumamente consternada — ¿Por qué alguien intentaría agarrar el pecho a otra persona? — Interrogó sorprendida, era una pregunta seria, nunca se le había ocurrido algo así, en su mente entendía vagamente que la gente se enojaba si les veías la ropa interior y que podría ser acoso, algo así, lo supo leyendo una revista tiempo atrás, que más tarde su padre le quitó al ver que la tenía entre sus manos — Espera, ¿tetas antiestrés? — Se tapó la boca al notar que la gente la miró al pronunciar con una voz algo subida la palabra tetas, no solía usar esas palabras, con suerte hablaba el idioma de allí y no tenía tiempo de aprender groserías siquiera — ¿La gente hace eso?, ¿por qué no usan esas pelotas apretables, como la gente normal? — Ahora estaba totalmente confundida, miró hacia otra sirvienta que iba pasando con una bandeja, miró sus pechos, preguntándose quién se le ocurriría hacer algo así, en su inocencia — Digo, si yo me aprieto un pecho, duele, lo sé porque a veces me los golpeo cuando choco con cosas y como no uso brasier... — Paró ante esta confesión — AH, no le digas a mi padre, me mata, siempre me decía que debía usar ropa interior porque sería mal visto — Le rogó al pelinegro, complicada con lo que acaba de decir — De todos modos, quería saber algo sobre conjuntos... — Habló en un murmullo, algo avergonzada de esto — Apenas te conozco y ya estoy siendo rara, lo siento — Suspiró al tiempo que enterraba su frente en la mesa, humillada.
— Espera, espera, ¿qué?, está bien, errr... Te llamaré Eos, supongo, tendremos que conocernos sí o sí — Habló más para sí que para el otro, carraspeó, al tiempo que trataba de centrarse en lo que sucedía en la mesa — S-supongo que molesta, está bien, te trataré de tú a tú... No me molesta que me digas Nan, aunque nunca nadie me había llamado así, p-pero debemos tener confianza, ¿no? — En ese momento, se le notaba el nerviosismo en el rostro, respiró hondo al tiempo que tomaba un largo sorbo de agua, todo era demasiado extraño.
Mientras el otro hacia su pedido, se dedicó a darse ánimos, tranquila Hanan, se dijo, todo está bien, solo es muy directo, no era nadie para juzgarlo, además, no sentía nada sospechoso de parte de él, pero de vez en cuando, sobre todo cuando la miraba, sentía algo que le costaba definir, probablemente algo que nunca había experimentado, pero se le venía a la mente un color, rojo, que extraño, pensó, algo ida, pero era algo que escapaba de sus experiencias así que ni con empatía podía interpretarlo. Estaba en eso cuando lo escuchó hablarle, volvió a verlo al tiempo que alejaba el vaso de sus labios.
— PFFFT — Se atoró y rápidamente tomó una servilleta, tapándose la boca — ¿Qué?, espera, ¿por qué? — Preguntó sumamente consternada — ¿Por qué alguien intentaría agarrar el pecho a otra persona? — Interrogó sorprendida, era una pregunta seria, nunca se le había ocurrido algo así, en su mente entendía vagamente que la gente se enojaba si les veías la ropa interior y que podría ser acoso, algo así, lo supo leyendo una revista tiempo atrás, que más tarde su padre le quitó al ver que la tenía entre sus manos — Espera, ¿tetas antiestrés? — Se tapó la boca al notar que la gente la miró al pronunciar con una voz algo subida la palabra tetas, no solía usar esas palabras, con suerte hablaba el idioma de allí y no tenía tiempo de aprender groserías siquiera — ¿La gente hace eso?, ¿por qué no usan esas pelotas apretables, como la gente normal? — Ahora estaba totalmente confundida, miró hacia otra sirvienta que iba pasando con una bandeja, miró sus pechos, preguntándose quién se le ocurriría hacer algo así, en su inocencia — Digo, si yo me aprieto un pecho, duele, lo sé porque a veces me los golpeo cuando choco con cosas y como no uso brasier... — Paró ante esta confesión — AH, no le digas a mi padre, me mata, siempre me decía que debía usar ropa interior porque sería mal visto — Le rogó al pelinegro, complicada con lo que acaba de decir — De todos modos, quería saber algo sobre conjuntos... — Habló en un murmullo, algo avergonzada de esto — Apenas te conozco y ya estoy siendo rara, lo siento — Suspiró al tiempo que enterraba su frente en la mesa, humillada.
Invitado- Invitado
Re: Dos sujetos muy extraños (Privado - Eos)
Podía notarla perfectamente nerviosa, ¿porqué? ¿había hecho algo que la incomodara? Ahora mismo era como uno de los grandes misterios del universo, podía sentirla perfectamente y al mismo tiempo era todo tan extraño y confuso… recordó que el señor Desrosiers (haciendo un esfuerzo dantesco por no dejar volar su imaginación cada vez que le recordaba) protegía mucho a su hija, era algo que le dejó saber en la reunión, su hija era alguien muy importante, un tesoro, y si era importante para él Eos la cuidaría.
- Toda la puta confianza del mundo -confirmando sus palabras con un golpe de cabeza al asentir- mira, ya no somos tan desconocidos, ¿no? -se acababan de presentar y su padre ya le conocía a él, ya era algo. Quería buscar el modo de relajarla, no obstante también comprendió que en ocasiones todo era cuestión de tiempo y uno lo único que podía hacer era dejar que las cosas siguieran su cauce. Estaba ya casi secretamente emocionado por probar lo que había pedido, pensando en lo rico que estaría, deseando haber podido pedir todo lo que había en el menú cuando escuchó a la joven; de nuevo clavaba la mirada fija en ella, un momento… ¿era tan inocente como para no saber nada de eso? ¿tan protegida la habían tenido? Pero saber de esas cosas no era algo malo, ¿verdad? Eran cosas de la vida, de la naturaleza, algo muy normal en la vida de un ser vivo- Nan -soltó casi de golpe- ¿te contaron alguna vez esa mierda de la anguila y la cueva? -tenía demasiada información por ofrecer, ¿por dónde empezaría? Quizá por lo más básico- de todos modos no tienes porqué preocuparte por esas mierdas, podemos hablar de todo lo que te venga en gana en el momento que te salga de los ovarios -estaba seguro que habrían muchísimas cosas de las que podrían hablar- pero te diré que la forma con que la gente agarra las jodidas tetas es distinta a intentar arrancar una de cuajo -y lo decía por experiencia, en sus pinitos como autómata gigoló tuvo sus problemillas en su fase de aprendizaje, hubieron muchos accidentes de los que mejor no sacar a la luz. Por cuestiones legales- mi boca está sellada, no diré ni una puta palabra al señor Des… -carraspeó un poco- tu padre -no quería que al nombrarle su imaginación volara hasta la estratosfera, tenía cosas importantes que hacer, lo dejaría para luego. En la intimidad. Pestañeó algo descolocado, ¿sobre conjuntos? ¿era por eso? ¡OH! Ahora todo encaja, o… o no… ¡Bah! Las inquietudes de Hanan no eran nada que le perturbaran ni le extrañaran en absoluto.
- No es nada extraño, puedes hablar de todas esas mierdas y cosas que te gusten -se inclinó un poco hacia adelante- ¿te gustaría que luego fuéramos a mirar ropas y conjuntos? En la jodida tienda donde vendan esas cosas -él por lo pronto estaba más perdido que nadie con todas esas cosas, si hasta cuando iba a comprar sus propios calzoncillos era incapaz de verle la diferencia a los gallumbos de los boxers, todos tapan lo mismo, la comodidad era la diferencia- no hay nada de lo de que avergonzarse, y si te dicen lo contrario, ¡Que les den por el ojal! -recibiendo miradas ajenas al alzar la voz con lo último, pero como que él ni enterado, iba a lo suyo, ignorante.
- Toda la puta confianza del mundo -confirmando sus palabras con un golpe de cabeza al asentir- mira, ya no somos tan desconocidos, ¿no? -se acababan de presentar y su padre ya le conocía a él, ya era algo. Quería buscar el modo de relajarla, no obstante también comprendió que en ocasiones todo era cuestión de tiempo y uno lo único que podía hacer era dejar que las cosas siguieran su cauce. Estaba ya casi secretamente emocionado por probar lo que había pedido, pensando en lo rico que estaría, deseando haber podido pedir todo lo que había en el menú cuando escuchó a la joven; de nuevo clavaba la mirada fija en ella, un momento… ¿era tan inocente como para no saber nada de eso? ¿tan protegida la habían tenido? Pero saber de esas cosas no era algo malo, ¿verdad? Eran cosas de la vida, de la naturaleza, algo muy normal en la vida de un ser vivo- Nan -soltó casi de golpe- ¿te contaron alguna vez esa mierda de la anguila y la cueva? -tenía demasiada información por ofrecer, ¿por dónde empezaría? Quizá por lo más básico- de todos modos no tienes porqué preocuparte por esas mierdas, podemos hablar de todo lo que te venga en gana en el momento que te salga de los ovarios -estaba seguro que habrían muchísimas cosas de las que podrían hablar- pero te diré que la forma con que la gente agarra las jodidas tetas es distinta a intentar arrancar una de cuajo -y lo decía por experiencia, en sus pinitos como autómata gigoló tuvo sus problemillas en su fase de aprendizaje, hubieron muchos accidentes de los que mejor no sacar a la luz. Por cuestiones legales- mi boca está sellada, no diré ni una puta palabra al señor Des… -carraspeó un poco- tu padre -no quería que al nombrarle su imaginación volara hasta la estratosfera, tenía cosas importantes que hacer, lo dejaría para luego. En la intimidad. Pestañeó algo descolocado, ¿sobre conjuntos? ¿era por eso? ¡OH! Ahora todo encaja, o… o no… ¡Bah! Las inquietudes de Hanan no eran nada que le perturbaran ni le extrañaran en absoluto.
- No es nada extraño, puedes hablar de todas esas mierdas y cosas que te gusten -se inclinó un poco hacia adelante- ¿te gustaría que luego fuéramos a mirar ropas y conjuntos? En la jodida tienda donde vendan esas cosas -él por lo pronto estaba más perdido que nadie con todas esas cosas, si hasta cuando iba a comprar sus propios calzoncillos era incapaz de verle la diferencia a los gallumbos de los boxers, todos tapan lo mismo, la comodidad era la diferencia- no hay nada de lo de que avergonzarse, y si te dicen lo contrario, ¡Que les den por el ojal! -recibiendo miradas ajenas al alzar la voz con lo último, pero como que él ni enterado, iba a lo suyo, ignorante.
Eos Inkblot- Ocupación : Sonidista
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