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Las coincidencias no existen (Privado)
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Las coincidencias no existen (Privado)
Era bueno volver a la rutina, o más bien, tratar de volver a una rutina en donde sólo me concentraba en trabajar. Por fin había podido conseguir un trabajo de “gran importancia” siendo una de las bailarinas para un concierto grande, apenas me lo habían notificado por lo que me encontraba feliz. Estar con mis compañeros, con personas normales y sin ningún tipo de cosa sobrenatural. La primera reunión duro más de lo que esperaba por lo que al terminarla enseguida me dirigí a la cafetería. Tenía mucha hambre, desde el día anterior no había probado bocado alguno.
Al llegar noté que estaba vacía, eso era un punto para mí, pues aún no deseaba estar mucho tiempo rodeado de personas. La depresión que me dió después de año nuevo todavía seguía vigente pero al menos ya había encontrado un pequeño lugar donde vivir, era muy pequeño pero por el momento eso era lo que me podía permitir, no depender de mi familia era muy difícil pero por suerte tenía apoyo de los trabajdores. A escondidas me ayudaban y cada vez que lo hacía me preocupaban mucho, si se enteraran que tenían contacto conmigo, lo más seguro es que los despedirían.
Enseguida me dirigí a la barra de alimentos, en donde una señorita esperaba qué es lo que pediría, todo se veía…Tan grasoso, no se me antojaba nada, incluso no pude evitar hacer una leve mueca de desagrado, la cual pudo notar la señorita, ella frunció el entrecejo, yo desvié la mirada mientras me sonrojaba levemente, carraspee un poco volviendo a verla con una pequeña sonrisa-¿Disculpe señorita, me podría dar la ensalada del día, junto con un sandwich y un poco de café?- Dije como si nunca hubiera existido aquella mueca de desagrado, mostré una leve sonrisa la cual no fue recíproca, sólo esperaba que mi orden fueran dada lo más pronto posible. Y me fue entregada la orden, le di las gracias tomando la bandeja para caminar hacia un lugar en donde sentarme.
Después de este pequeño almuerzo me dedicaría a practicar un poco más, aunque me sintiera un poco débil, supongo que se debe a que no he probado bocado alguno. Decidí sentarme en medio, de la cafeteria, comenzando a comer en silencio. No había otro ruido más que el que hacía al subir la taza de café. En ese momento un sentimiento de abandono apareció, pero lo único que podía hacer era guardar las apariencias y comer de manera recta, como cualquier dama de sociedad lo haría en cualquier lugar.
Al llegar noté que estaba vacía, eso era un punto para mí, pues aún no deseaba estar mucho tiempo rodeado de personas. La depresión que me dió después de año nuevo todavía seguía vigente pero al menos ya había encontrado un pequeño lugar donde vivir, era muy pequeño pero por el momento eso era lo que me podía permitir, no depender de mi familia era muy difícil pero por suerte tenía apoyo de los trabajdores. A escondidas me ayudaban y cada vez que lo hacía me preocupaban mucho, si se enteraran que tenían contacto conmigo, lo más seguro es que los despedirían.
Enseguida me dirigí a la barra de alimentos, en donde una señorita esperaba qué es lo que pediría, todo se veía…Tan grasoso, no se me antojaba nada, incluso no pude evitar hacer una leve mueca de desagrado, la cual pudo notar la señorita, ella frunció el entrecejo, yo desvié la mirada mientras me sonrojaba levemente, carraspee un poco volviendo a verla con una pequeña sonrisa-¿Disculpe señorita, me podría dar la ensalada del día, junto con un sandwich y un poco de café?- Dije como si nunca hubiera existido aquella mueca de desagrado, mostré una leve sonrisa la cual no fue recíproca, sólo esperaba que mi orden fueran dada lo más pronto posible. Y me fue entregada la orden, le di las gracias tomando la bandeja para caminar hacia un lugar en donde sentarme.
Después de este pequeño almuerzo me dedicaría a practicar un poco más, aunque me sintiera un poco débil, supongo que se debe a que no he probado bocado alguno. Decidí sentarme en medio, de la cafeteria, comenzando a comer en silencio. No había otro ruido más que el que hacía al subir la taza de café. En ese momento un sentimiento de abandono apareció, pero lo único que podía hacer era guardar las apariencias y comer de manera recta, como cualquier dama de sociedad lo haría en cualquier lugar.
Zinnia Millaray- Ocupación : Bailarín
Mensajes : 235
Fecha de inscripción : 09/06/2012
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