Chiisana Ashioto {Priv Kamui}

No había pasado más que una corta semana desde su llegada a Glass City y su relación con los habitantes de esta gran y ruidosa ciudad no había sido necesariamente la más fructífera del mundo. Asediado por sus escasas ganas que algunas veces le daban de interactuar con los demás no había adquirido a ningún amigo o cercano (aún cuando su nivel de carisma así se lo permitía cuando conversaba con otros, porque si de algo estaba seguro es que le resulta bien el ser sociable cuando así se lo proponía).

Obviando su pésimo estreno en la ciudad una buena alternativa era ver que se traía el bosque.  Si, no iba a mentir que había estado olfateando la ciudad para discernir bien en que escenario se encontraba, sería un real estúpido sumergirse en los suburbios y no tener conciencia de en lo que se había metido. ¿Sería ahora el bosque una buena opción para quedarse?...en realidad la opción de un templo no le interesaba en lo más mínimo pero allí, en la montaña o la vegetación extensa podría liberarse de sus ataduras humanas y descansar más a gusto sin que los perros domésticos lo quisieran seguir o dedicarle sus más animosos movimientos de rabo.

La ciudad apesta a tantos aromas de tantas criaturas-bostezo perezosamente mientras estiraba un poco sus músculos llevando los brazos atrás de su cuello, siguiendo su camino adentrándose al bosque- mmm~se siente bien esto~no fue tan mala idea venir aquí, supongo-sonrió despreocupadamente aspirando el aire fresco que entregaban los árboles. Realmente no le importaba mucho andar por allí sin su forma de youkai pero ¿no era mejor de esa manera? no era necesario mostrarse a cualquiera o a algún dueño de un territorio con su real forma así que las pisadas eran sonoras aun cuando procuraba no ser descuidado, además el mapa decía que por allí cerca había un pequeño poblado y era muy posible que al verlo en ese estado los rumores se expandieran. No, definitivamente no quería aún ser notado. Aún así no era mala idea ir a verlo, podía rentar quizás una pequeña casa para cuando no quisiera estar en la ciudad y aislarse del mundo.

Su idea era esa, obviar a cualquiera que se le presentara si era sobrenatural pero... lo sintió, el aroma de los frutos del bosque y la presencia de un ser sobrenatural, ¿nostálgica quizás?deberían ser sólo ideas de él...¿o no?-...-llevó las manos a su chaqueta de cuero y prosiguió su caminar como si de un humano común se tratara hasta el momento en que él ser que estaba allí pudiera verlo. Quería saber que haría cuando lo viera en sus territorios.

Lo puder oler. Lo sentí y supe lo que era probablemente de igual manera que él conmigo. Pretender pasar desapercibido con una criatura igual que tu o más poderosa es una estupidez, es creer ser demasiado y muchas veces la humildad y el respeto era lo básico para interactuar con cualquiera. El ego déjenlo a los cuervos.

Él no parecía estarse acercando de manera ofensiva por lo que le dejé entrar en mi territorio sin ninguna restricción aunque claro, me mantuve alerta de todos modos.

Preferí cambiar mi apariencia y ponernos en igualdad de condiciones. Jugar a ser humanos sabiendo a la perfección que no lo eramos tenía, según yo, su gracia.

Para cuando ambos pudimos divisar al otro yo me encontraba sentado en los escalones de mi humilde templo, estaba vestido con unos pantalones de jeans rotos y un polerón blanco con algunos detalles en azul y rojo, algo bien cómodo y de adolescente, lo que iba bien con mi apariencia humana.

Cuando nuestras miradas se cruzaron le sonreí traviesamente antes de saludar.

-¡Hola!-

Levanté la mano de forma animada, así como había visto que los chicos saludaban a sus amigos en la ciudad.

No tardamos en cruzar miradas, al menos en aquel aspecto el susodicho en cuestión no partió de mala manera. No hay algo que me desagrade más que la gente que no te mira a los ojos. Aunque eso en lenguaje animal podría significar algo completamente distinto al de los humanos.
Pero vamos, estaba de humano ahora¿no? y al estar en su territorio tampoco podía ponerme quisquilloso, no tenía idea que sucedería cuando nos íbamos a encontrar pero velo ahí, tenía un pequeño templo, ya con eso me daba la pista que era la deidad de allí, o en su defecto alguien que usaba ese lugar. Los humanos debía venerarlo,nada mal.

Levanté la mano derecha en señal de saludo. Fijé mi vista en el no más de dos segundos mientras asentía ligeramente con la cabeza, costumbre que a pesar de los años a los japoneses no se nos quita ni a palos. Aunque era la típica mirada de quién quiere reconocer al contrario cuando recién lo comienzas a conocer el lenguaje corporal puede decir mucho.

Hola-un tono casual en la voz, no había hostilidad- No esperé encontrarme con un templo aquí-sonreí de medio lado dejando que mi mano volviera a mi bolsillo. Miré los árboles y lo que nos rodeaba mientras hablaba- soy nuevo por estos lados y estos recorriendo el lugar. ¿Vives aquí?

La pregunta podía sonar muy natural para sociabilizar entre personas comunes, pero la obvia doble intensión era notoria, quería quitarme las dudas de si era el quién residía en ese templo, más que nada para ser más respetuoso, debía tener buenas relaciones con las criaturas de allí si deseaba residir en las montañas.

- ¿Es lindo verdad? Pequeñito pero acogedor - Dije mientras le sonreía bastante amplio. Es que el sujeto de buenas a primeras me había caído bastante bien, quiero decir, había sido buena onda en saludar, aunque tal vez fue un poco más tímido de lo que esperaba, pero igual eso no es importante, seguro en un rato se relaja.

- ¡Sip! Es mi templo. Ah, espera... - Me moví de mi lugar, entrando a la pequeña morada y volviendo con un platillo que tenía algunos dulces caseros. Ofrendas de los humanos que vivian apartados de todo el caos y parafernalia que la ciudad de glass city tenía para ofrecer.

Entiéndase que la ciudad está un tanto lejos de donde ahora mismo estabamos parados, pero era una distancia que ni a mi y de seguro tampoco a él nos costaba demasiado recorer.

- ¿Quieres? - Le ofrecí del plato, volviendo a tomar asiento en el borde de piedra que era la base del templo para después hacerle señas con la mano, invitándolo a acercarse.

Ya, es cierto que quizás estaba pareciendo demasiado despreocupado al respecto, pero ser receloso no es lo mío, eso no es de zorros, es de gatos. Además es distinto parecer despreocupado que SER despreocupado.

- ¿Cómo te llamas? Yo soy Keiji - Hice un signo de paz con la mano porque siempre veía ese gesto de la gente ¡y era super super cool!

Creo que el ánimo estaba bastante libre de cualquier mala intensión. El sujeto parecía muy agradable, no me esperaba tanta buena energía pero¿no es mejor así?. Sonreí más relajado, usualmente soy más cortes cuando conozco a alguien, de hecho antes trataba a todos de usted...ya no lo hago por la simple razón de que se siente raro hacerlo con lo viejo que soy. Uno nunca sabe que puede ofender al resto y bueno...cuando me tomo muchas atribuciones puedo ser bastante pesado. "Lo cortés no quita lo valiente" o algo así.

Ah! y lo más importante de todo esto, no me daba ese presentimiento de "no te acerques a este sujeto, es un asco" porque, demonios, cuando eso pasaba siempre, SIEMPRE lo eran. Su sonrisa era contagiosa, esa gente así me llama.

Se ve bien cuidado, me gusta- Muy pronto se retiró para ir dentro de su morada. esperé paciente, no se demoró demasiado- Mmh?- alcé las cejas ante la sorpresa de tan hospitalario recibimiento. reí por lo bajo- No debiste molestarte, gracias.- Tomé uno, hace ya algún tiempo no comía dulces.

"Esto me trae recuerdos" Se me antojo de esos pastelillos con azuki.

Iba a ser una falta de modales no aceptar y más allá de eso el sujeto era simpático. Hace mucho no socializaba con otro ser sobrenatural que no se sintiera amenazado o fuese literalmente un desgraciado conmigo. Y es que...estaba acostumbrado a si bien tratar con muchos tipos de "personas" solían decepcionar. 

Ah...era eso- me senté a su lado separando un poco las piernas, apoyé uno de mis codos sobre mis rodillas adoptando una postura más relajada, inclinándome ligeramente y mirándole a los ojos - Sentía cierta nostalgia cerca de ti, corrígeme si me equivoco ¿eres japones?prefiero preguntarlo, he visto mucha diversidad de cultura por acá- acerqué mi mano tendiéndosela- Soy Kamui, Amakura Kamui, un gusto.

- Ay, pero si no es molestia! - Respondí feliz al verlo aceptar los dulces y sentarse junto a mí. -Ah, em... - Desvié la mirada sintiéndome un poco atrapado entre la espada y la pared ¿Qué probabilidad había de que me creyera si lo negaba? Porque bueno, mi nombre ES japonés, pero hacía muchísimo tiempo que yo había abandonado ese lugar. Muchisimo, muchiiiiisimo tiempooo.

¿Cómo era que en un lugar tan lejano vine a encontrarme con una criatura oriunda de mis tierras? No era posible que me conociera ¿no es así? Él no era un Kitsune después de todo... Lo último que quería era volver a pasar por lo mismo de nuevo. Por lo tanto incluso si admitiera mi nacionalidad nunca, NUNCA JAMÁS, le dejaría saber los pormenores de mi apariencia.

Espera...

¿No me estoy tardando mucho en responder?

- Hummm... - Arrugué la frente antes de responder - Sep. - Dije sin poder disimular muy bien que hablar de ello no me sentaba para nada. - Pero como que no encajaba muy bien allá - Resumí de forma sencilla desviando la mirada porque tampoco quería malos entendidos.

-¡El gusto es mio Amakura-san! -Volví a mi sonrisa animada- ¿A tí que te trajo por acá? -No me aguanté preguntar porque bueno sí, estaba un poquitín curioso.

No tenía intensión que mi pregunta le ocasionara algún tipo de incomodidad, más bien, intentaba tratar de hacer relucir algo que nos conectara más allá de nuestras obvias naturalezas que aún no salían completamente a la luz pero que ambos sabíamos que existían.
Se demoró un poco en responder, pude notar que Keiji es del tipo de persona que cuando algo le molesta o incomoda su rostro le delata.

Ladee el rostro sutilmente mientras su corto relato duraba, sonreí suavemente- No es necesaria tanta formalidad, puedes decirme Kamui si así lo deseas- entrelace mis largos dedos y exhalé un poco de aire- Entiendo eso de no encajar, me pasó algo...¿parecido?- reí ligeramente al final, después de todo me habían venerado para luego odiarme y ahora andaba sin un rumbo fijo, de hecho...¿quién veneraría a un ookami que se come a su gente?

Aunque eso no a pasado hace mucho...me gustaría cazar un poco algo.

llevé el dulce que había tomado a mi boca para disipar ese pensamiento de mi cabeza, aquél tan vinculado a mi lado más animal y pues por lo mismo no demoró mucho en desaparecer-La música me trajo aquí, he viajado muchísimo pero opté por este sitio. La música es lo que más hago entre todo lo que he aprendido en estos años. Cosas muy básicas de otros instrumentos, no es como que sea un maestro en ello. También canto...o eso dicen~ pero me especializo en los instrumentos japoneses y en la batería. Mi idea es ser parte del sello, vivir de ello y establecerme cerca...más bien en las montañas. No suele quedarme mucho tiempo en el mismo lugar pero quizás esta ciudad y sus alrededores puedan ser la excepción- 

Miré de nuevo al pelirojo con curiosidad- ¿estás hace mucho aquí? como veo que tienes un pequeño templo de seguro ya hay gente que te venera...¿qué hay del resto de las montañas?

- Bien, entonces Kamui será!- Dije al recibir su permiso para llamarlo por su nombre como si realmente tuviéramos la confianza para hacerlo. No podía decir que me fiaba del todo de este sujeto pero me gustaba el hecho de que no se acercara a mí con la prepotencia habitual de las criaturas no humanas.

Escuché atento lo que decía mientras mi mano se escabullía en busca de un dulce como si fuera cosa de su propia voluntad, pues mis ojos no se despegaron de la figura del hombre que me acompañaba.

Escuchar que la culpable de todo era la música me hizo sonreír automáticamente, sin poder esconder el dejo de travesura que se delataba en mi mirada.

-AH! SUGOOOI! -Se me escapó en mi idioma natal y es que de un momento a otro me había entusiasmado lo suficiente como para incluso cambiar de postura, girando el cuerpo hacia kamui, manteniendo mi peso al apoyar una de mis rodillas donde antes estaba sentado, ayudándome con mi otra pierna flectada para mantener el equilibrio, tomando las manos ajenas alto entre las mías como si fuera alguna especie de proposición. - ¡Yo también quiero entrar al sello! ¡Se ve demasiado divertido! ¡Y los conciertos...! ¡Los conciertos son woaaah! Como eran los festivales de antaño ¿no?, ya sabes las luces y el sonido que retumba, la energía de las personas coreando a sus artistas favoritos. La música y toda la industria del espectáculo es una de las cosas más geniales que han hecho los humanos ¿¡no crees?! - Mis ojos brillaban y es que bueno, era diferente hablar de esas cosas con un ser que ha vivido otros tiempos a que con un humano.

- Ejem!- solté las manos del otro y aclaré la garganta de nuevo antes de ponerme de pie y llevar mis manos a mi cintura con cierto orgullo. - Llevo poco más de 8 meses aquí, pero gran parte de ese tiempo lo he pasado en este bosque. Hace mucho que no tenía contacto con humanos así que fue algo difícil volver a adaptarme a ellos, tan solo los últimos dos meses he comenzado a recorrer la ciudad. Y sí, así es. Cerca de aquí hay un pequeño pueblo irónicamente muy sencillo y mucho más tradicional de lo que es Glass City. Curioso ¿no? Es como si algunas personas simplemente no encajaran con la vida ruidosa, con las luces y toda esa parafernalia y  hubiesen optado por migrar por su cuenta haciendo pequeños asentamientos y pueblitos. Uno de ellos son los que me veneran, pero es porque han sido capaces de creer en mí. A cambio, ellos cuentan con mi protección. - Relajé la postura de smis brazos, llevándolos hacia el frente para cruzarlos en un gesto pensativo, incluso tomándome la barbilla.

- Respecto al resto del bosque, existen muchas criatura no humanas, tanto aquí como en la mismísima ciudad, pero la mayoría solo ocupa el bosque como un lugar de descanso o escondite pasajero. Hay algunos territorios que están marcados, pero no son demasiados y ya subiendo hacia las montañas la verdad es que nunca me he encontrado a nadie. Supongo que es porque son un poco más inhóspitas, especialmente ahora en invierno. - Lo miré un momento y luego sonreí ampliamente.- Si quieres puedo averiguar un poco más, incluso podría acompañarte en una pequeña excursión. Sería agradable tener un vecino simpático y apuesto como tu después de todo~ ¿Qué dices?- Mantuve la sonrisa en espera su respuesta.

Un ligero salto que no pude controlar fue mi primera reacción ante el entusiasmo de Keiji, no soy demasiado de piel y que de un momento a otro mis manos fueran tomadas de esa manera me generó una sorpresa que se notó en mi rostro.

Mi semblante fue suavizándose, sinceramente escucharlo hablar con tanta pasión y euforia de la música me hizo sonreír también animado y asentir ante ello. Keiji era bastante simple, me agrada los sujetos que dicen lo que piensan y sienten si es algo que realmente no es necesario ocultar.

Escuché con atención todo lo que decía, el tiempo era bastante aceptable para establecerte y el hecho de que mantuviera en control la situación con otros seres sobrenaturales al rededor hablaba bien de él como deidad.


Las personas del pueblo tienen mucha confianza en ti, eso me da cierta garantía de que cumples tus promesas y te preocupas por tu gente...bastante cool~- en un acto reflejo para que mi rostro pudiera verse más llevé mi mano hacia mi oreja derecha dejando que mis rizos descansaran detrás de ella, con ese detalle pudieron verse las perforaciones en ella- Quiero explorar, si me acompañas será un indicio de que no soy hostil para nadie, prefiero que sea de esa manera, por lo mismo estoy recorriendo como un humano porque no conozco las costumbres ni la sensitividad de los pueblerinos así que...opté por lo sano. Algunas “personas” cuando me divisan a primera vista tienden a pensar que vengo con demasiada presencia, perdón por no presentarme como es debido - rió por lo bajo y es que le había pasado en otras ocasiones que luego escuchaba “ es que la primera vez que te vi pensaba que eras tan serio y que estabas molesto”-

Ser llamado "bastante cool" por otro ser, que además era más alto y más guapo que yo me hizo sentir mariposas en la pancita y se me ruborizaron las mejillas.

-Ay noo, pero qué dices~! - Escondí mi cara entre las palmas de mis manos, pero justo vi que corría su cabello dejando ver uns brillitos particulares. - Woaaaah! ¿Esos son piercings? -Me olvidé de mi vergüenza y me acerqué curioso. - Cool! ¿Donde los conseguiste? ¿Duele mucho? ¿Puedes llevarme? Nee, nee, ¿cuantos tienes? ¿en al otra también llevas? Ah. - Frené en seco al darme cuenta que de nuevo me había emocionado de más.

-Gomen~ Tengo la lengua inquieta. - Dije rascandome la cabeza con algo de pena.

-Bueno, bueno. Volviendo al tema de nuestra excursion... Creo que tienes razón. Es mejor que exploremos así para pasar más desapercibidos.- Y por así me refería a nuestras apariencias actuales, humanas. Claro que mi recomendación no era realmente por ello sino porque no estaba dispuesto a mostrar mi verdadera apariencia a nadie, menos a este tipo, suficiente tenía con la diferencia de altura que ya teniamos.

Parecía que no estaba acostumbrado a los cumplidos como esos¿sería eso o habría otra razón? La verdad no veía en especifico para que el chico no los recibiera porque bueno, era guapo. Eso me hizo cuestionarme como lucía en su forma youkai...la belleza de ciertos individuos se expresa de muchas formas, eso siempre me ha cautivado, ahora quería verlo.

Mis ojos se abrieron cuando salí de mis pensamientos al notar que se emocionaba por los aretes en mi oreja. El "nee nee" sonó tan emocionado e infantil que hasta se me hizo algo tierno, aunque seguramente es porque tiendo a encontrar todo lo que es más bajo que yo enternecedor.- Jajajaja, no hay problema. Y no, no duele para nada, los tatuajes son más "dolorosos" si lo pones en umbral de dolores pero considerando lo que somos...este tipo de cosas no deberían serlo mucho¿no lo crees? . Y sobre lo de hablar, la verdad prefiero que sea así, soy bueno escuchando, nunca me aburro de ello, aunque es posible que sea demasiado bueno en ese aspecto-

Me levanté de mi sitio y olfatee un poco- No tengo problemas con eso, me gusta caminar y estamos cerca del poblado...sinceramente no sé que tan "modernas" sean sus costumbres, pero usualmente los lobos no somos una buena señal si nos acercamos a las villas, sobre todo si es un pueblo que se dedica a la ganadería- Me había recibido en su casa y alimentado creo que lo mínimo era al menos dar un poco de información de lo que era.- Pues bien, muéstrame el camino~

Qué tipo más simpático enserio.

-¡Entonces tendrás que llevarme a ese lugar. Quiero perforarme las orejas!- Puse mis manos en mi cintura, y es que claro, definitivamente esta no sería la última vez que planeaba interactuar con este tipo.

-¡Entonces seríamos una buena dupla! - Contesté confiado, con una sonrisa traviesa imborrable en los labios. Eramos el alto y el bajito, el de cabello largo y corto, el callado y el parlanchín. Hasta para dupla cómica ya estábamos listos.

Bajé de la base de madera y volví a tocar el suelo, dando un par de pasos antes de estirar el cuerpo mientras escuchaba su respuesta a mi propuesta. Casualmente dejó escapar una pista que más bien era una declaración abierta respecto a su naturaleza.

"Así que un Ōkami..." Pensé en silencio mientras escondía una sonrisa satisfecha. ¿No estaba confiando demasiado rápido en mí? Bueno, yo también lo había hecho de alguna manera, pero las razones para ser así de descuidado eran solo dos: O estaba muy confiado o era un idiota. En mi caso eran las dos.

-Nah, no te preocupes. No son tan "anticuados", solo son gente que no calza con el tipo de vida de la ciudad. Bien, vamos!- Sin más le hice una seña para que me siguiera.

Recorrimos el bosque durante toda esa tarde, incluso cuando ya el sol se había ocultado. Nos detuvimos en las montañas, las que de seguro, le hicieron sentir más confortable. Pude notarlo por la sonrisa particular que se asomó en su rostro luego de divisar el paisaje.

Definitivamente ese sería su hogar.