(Sora) ♪ Sleeping sun ♪

Sus besos son delicados y suaves, procurando no disgustarla y que disfrutara cada uno de sus besos, en lo que la abraza con firmeza y la acerca un poco más a ella. Sonríe de medio lado, terminando por reír un poco, encogiéndose de hombros y subiendo, así juntar sus frentes.

-En realidad no… Tan sólo me gusta besarte y escucharte… –Susurra robándole un tierno beso, largo y lento.

Atrapa sus labios entre los suyos, disfrutando del beso hasta que el aire es necesario; rompe el beso, mordiendo ligeramente su labio inferior y jalando un poco de este, y sin hacerle daño, así empezar a bajar por su cuello con pequeños y suaves besos. Se acerca más a ella en cuanto Andrea la abraza para acortar cada vez más la distancia entre ambas. La morena empieza a morder cuidadosamente su piel mientras sus manos suben por su espalda, acariciando esta y profundiza y apasiona sus besos en su piel.

Le gusta sentir suavemente sus uñas en la línea de su espalda, lo que en realidad hace que la empuje a saborear su cuello, prácticamente devorándolo con lentitud y calma, no pudiendo evitar llevar sus manos hasta su nuca y así enredar sus dedos entre su larga y hermosa cabellera. Deja que se separe para así ver cómo se acercan a ese árbol. Sonríe por su dicho y esta vez la toma entre sus brazos, haciendo que sus piernas rodeen su cadera en lo que la acorrala cuidadosamente en el árbol y va por sus labios, besándola como si hubieran estado años sin verse y besarse.

-¿Te hago daño en las alas? –Pregunta entre besos, pues al tenerla acorralada en el árbol, puede que la estuviera haciendo daño y ella no se estuviera dando cuenta.

Asiente con la cabeza y deja que se recolocara bien, hasta que ve esa reacción de cómo le dolía, así que la pasión queda de lado para dar paso a la preocupación de la morena.

-¿Estás bien? –Pregunta, sintiéndose un poco tonta por preguntar algo tan tonto, pero era algo típico que se decía sin pensar- Espera, te bajo –La baja con muchísima sutileza, y entonces ve como esa pluma brillaba, convirtiéndose así en una rosa.

Abre los ojos de par en par, sorprendida. No puede evitar arrodillarse ante la rosa y mirarla, tocando con sumo cuidado sus pétalos, como si quiera comprobar que fuera una rosa de verdad.

-Woah… Es increíble… –Halaga mirando a la chica- Creo que habrá que ir con cuidado con esas plumas… –Comenta en cuanto la idea de que alguien quisiera sus plumas por esa rosa pasa por su cabeza.

Pues era una rosa, sí, pero tenía algo especial que estaba segura de que cualquier desesperado traficaría con sus plumas para obtener dinero. Sinceramente, no exagera al imaginarse algo así. Se pone en pie y se acerca a ella, besando con ternura su frente.

-¿Te sigue doliendo? –Le pregunta acariciando su espalda.

-Conmigo tu secreto está a salvo –La abraza con fuerza y acaricia su espalda- Está bien, de todas formas, ¿dejamos ahí la rosa? –Pregunta mientras mira la rosa unos segundos, para olvidarse de esta y volver a mirarla con una sonrisa dulce- ¿Nos quedamos por aquí un rato más o quieres ir a casa a descansar? –Pregunta con ternura, abrazándola con firmeza mientras le deposita un suave beso en la punta de su nariz.